Partida Rol por web

La mujer de negocios te escucha mientras conduce, sin interrumpirte, mirándote ocasionalmente. Decides desbordar tus angustias y confiar en ella, para bien o para mal. Te arriesgas a que ella misma te tema o que no te considere finalmente buena elección como asistente y no te quiera en su vida. ¿Eres confiable?

-Todo el mundo tiene sus miedos, Alice. Uno de los peores es temerse a sí mismo. 

"¿Qué me ocurre"? -preguntas, de manera algo retórica.

-Te estás descubriendo. Y eso no es malo, pequeña. Al contrario. -sonríe para darte ánimos- Parecen chicos majos, no te lo van a tener en cuenta. Por ese lado no me preocuparía. 

En un semáforo te da un beso en la mejilla, te peina un poco. Crees leer en su mirada que hay sinceridad, verdad y cariño. Michelle juega el papel de amiga, jefa, hermana mayor, amante...incluso el papel de madre que te hace falta. Todo en uno. En este momento en el que te sientes tan frágil, de desgarramiento interno, te parece que la adoras. La obedecerías en todo. Eres cazadora, lo notas en tu interior, pero con ella quieres ser su presa sumisa.

Descubriéndote. ¿Es eso? ¿Y si lo que encuentras no te gusta? Recibes un mensaje, es Will, te pregunta dónde andas, si estás bien, que va a buscarte.

Siente su cálido beso en la mejilla y se le escapa un suspiro tembloroso. Estaba deseando sentir su contacto, deseaba sentir su apoyo, aunque en su fuero interno sentía que no lo merecía.

-Si...supongo que ellos me perdonarán. Pero no se si yo podré hacerlo...¿cómo puedo evitar que vuelva a pasar...? No quiero hacer daño a nadie...- ¿o tal vez si?- no quiero hacer...hacerte daño, Michelle.- confiesa girando la cara para ver la suya. Se muerde el labio inferior, nerviosa y compungida, la rubia intentaba animarla, quitarle hierro al asunto pero para Alice esto era un mundo. Tenía que evitarlo.

Baja la vista al móvil, ve el mensaje de Will...suspira, sorbe un poco y contesta pronto para no preocuparle.

No os preocupéis. Estoy bien, no estoy sola, todo bien, de verdad, tu cuida de Robby y a los demás diles que...nada, que he salido a tomar algo. Gracias por preocuparte. Un beso.

Después de esto decide apagar el teléfono. Esta noche no quiere nada...nada con nadie. Sólo quería estar con Michelle, dejarse cuidar y lamer sus heridas. 

-Se que no quieres -te da un beso suave en los labios, no responde nada más. Regresa a la conducción, las dos en silencio, con la música alrededor. Contestas al mensaje y te acurrucas en el asiento.

El apartamento de Michelle ya lo conoces. Está situado en un edificio de cierto nivel en la zona cara de la ciudad. En ese mismo bloque es propietaria de otros dos apartamentos alquilados. Su piso es de pocas estancias, todas ellas amplias y luminosas. Comedor salón con cocina office; un baño; su dormitorio. Una terraza. De mobiliario escaso pero de calidad, funcional, y un trío de pinturas que deben valer una pasta. Es un claro ejemplo del minimalismo.

Ella te prepara un baño y una infusión, tú reflexionas, sentada en el sofá o contemplando la callada ciudad en ese barrio bajo el manto de la noche. Te relajas en el espumeante baño, luego las manos de Michelle te miman con un masaje en cuello, hombros, espalda, en las sienes. Te quedas muy plof, sosegada, calmada, y cierras los ojos sin apenas darte cuenta.

Duermes como un lirón sin sueños ni pesadillas ni angustia. Cuando despiertas te saluda una ligera luminosidad a través de las cortinas. Estás sola en la cama y, algo desorientada compruebas el móvil. ¡La una de la tarde! ¡Con todo el trabajo que tienes por hacer! Hay montón de mensajes, de Will y Robby, de Brenda, de grupo de amigas o de Kate. También hay respuesta de Frisbee, de esa misma mañana temprano.

"No puedo hoy, Honey. El sábado noche quedamos. Te paso a recoger a eso de las diez, ¿estás en la pensión de Brenda? Voy en moto".

También te das cuenta de un email del local de la mazmorra, "La Luciérnaga". ¿Lees y miras mensajes, o primero te vas a saludar a Michelle...y al trabajo?

-Ag... Maldita sea...- ¿Cómo había podido dormir tanto? Ni siquiera era de noche cuando Michelle la había recogido. Que desastre, ¿qué imagen estaba dando? Que vergüenza...

Se despeja culpabilizándose y se viste entre rezongos. El móvil puede esperar, pero no podía ignorar a Michelle después de lo que había hecho por ella. Ya luego respondería todo. De todas formas deja el teléfono encendido para que la gente no se preocupe por dar "apagado o fuera de cobertura".

-Buenos días...perdona por dormir hasta tan tarde, no se qué ha pasado...¿En qué puedo ayudarte? ¿Que hay que hacer?- pregunta queriendo ponerse a trabajar y mostrarse activa. 

Tu anfitriona se encuentra en la terraza, al solecito-sombra. Trabajando, con las gafas puestas, documentos en la mesa, bolígrafos y lápices y el teléfono. Y un vaso de te de menta helado, casi vacío. Te saluda.

-Buenos d...tardes, Belladurmiente. Has dormido tanto a causa del masaje, de manera que no te preocupes hoy por tu trabajo. Me encargo yo. Siéntate aquí. 

Cuando lo haces, te mira a los ojos -Y no repliques. Sabes que no me gusta que me lleven la contraria. Tenemos cosas de las que hablar. ¿verdad? Pero mejor con el estómago lleno. Tendrás hambre. Preparo unos sandwiches, así en plan desayuno comida. ¿Un batido? 

Michelle tiene esa sonrisa luminosa como aquella vez en el tren. Sus ojos rodeados de algunas arrugas te miran, brillantes, amistosos. 

Alice iba a abrir la boca para, efectivamente, protestar, pero la cierra con un sonido de vacío algo cómico y se sienta, obediente. Lo cierto es que su promesa de "hablar cosas" la ha puesto alerta e interesada, parece que Michelle ahora va a responder las preguntas de ayer. Eso era bueno ¿no?

-Vale, no protestaré pero no me parece bien que hagas tu todo...- dice queriendo dejar constancia de su deseo de ayudar- Un batido está bien, cualquier cosa me sirve no hace falta que te esfuerces.

Te sientes contrariada porque no te deja ayudar, también esperanzada si vais a hablar de la noche anterior. Tiene experiencia, una mujer de edad. Confías en ella. Y además te gusta. La miras y a pesar de lo sucedido la serpiente en tu bajo vientre se remueve, atraída por ese aire tan seductor que desprende la mujer. Y sabes que tú le pareces igual de sexy y sensual. Pero hoy estáis a "otras cosas". 

-Soy tu jefa, recuerdas. Yo decido si me esfuerzo. Y oye, que no se me romperán las uñas en la cocina. Que yo se cocinar, eh! -su risa te la contagia, y tu propia risa resuena en la terraza. Después va a la cocina -venga, ayúdame entonces.

Entre las dos preparáis unos sabrosos bocadillos y deliciosos batidos. Michelle estás colocando los sandwiches en una bandeja, cuando te pregunta -Dime. Hum. Tu sorpresa de mañana ¿era ese...dildo? ¿Pretendías que lo usase contigo?

-¿Eh? No no...esto...no-y suena sincera, realmente la pregunta de Michelle la ha dejado descolocada y se ríe con algo de vergüenza- O sea, que si quieres pues bien pero no...no es para eso. Lo compre para Robby, él me dijo que le gustaría que yo...bueno que yo le follara y vi que esto existía y me pareció una buena idea.- explica mientras sigue con la colocación de la mesa.

-Yo me refería a la tatuaje... éste.- dice alzando un poco la camiseta para mostrarlo aunque suponía que lo habría visto durante la noche o en el baño.- Ahora me parece una tontería...

-Jajajaja- se ríe contigo- No, soy muy clásica. Nada de juguetes. Prefiero el contacto piel a piel -hasta parece sonrojarse un poquitín.

-Sí que te vi el tattoo. Puedes estar contenta, es un artista ese tatuador - recuerdas la rosa que adorna el pubis de Michelle; tu serpiente se enrosca una vez más.- No es una tontería. No quiero que hables así.

La terraza es el lugar ideal para la charla.

-Nunca me he sentido atraída por el BDSM. De joven tuve algún contacto, pero no me va. No he querido sumergirme en ese mundo. Claramente al contrario que tú.

Se sirve uno de los sandwiches, justo entonces suena su móvil y atiende a la llamada. Negocios. Quizá es momento de consultar y responder a los tuyos. O, simplemente, tomar el sol. La experiencia de anoche se va diluyendo y, en el apartamento de Michelle te sientes a salvo, protegida, querida. 

Casi agradece que Michelle haya respondido a la llamada, eso le da tiempo para tomar un largo trago de frío batido y trata de calmar la víbora que sentía retorcerse dentro. Podía sentirla y la asustaba sentirla tan pronto, para ella era como combatir a un monstruo...¿por cuánto tiempo podría hacerlo? El tema que Michelle había elegido para empezar podría hacerla retorcerse aún más, debía controlarla. 

Suspira. Toma aire...come y trata de pensar en otra cosa. Coge el móvil y empieza a repasar. Primero el mensaje de Frisbee:

Te digo algo el sábado, aún no sé si podre. Yo te aviso. 

Elige una respuesta un tanto evasiva, no quiere comprometerse porque no sabe cómo estará el sábado...o no sabe si será buena idea seguir alimentando a esa criatura peligrosa y hambrienta en que se estaba convirtiendo. 

Después de enviar ese mensaje, Alice repasa el resto, dejando el mail de La luciérnaga para el final, estaba deseando y temiendo a partes iguales leer su respuesta.

Vas respondiendo mensajes. Tranquilizas a Will y Robby. Ríes con Brenda. A Rose le dices que no sabes si regresarás hoy. Todo bien para Kate, que te va genial, si lo lees tal vez te convenzas de ello. Y el mensaje a Frisbee. Este te cuesta un poco enviarlo.

La conversación de Michelle se alarga. Algo relacionado con los restaurantes, te parece que tiene una posible compra venta. Con los labios te pide paciencia. Tú abres finalmente el correo.

Hola.

Somos Lindsey y Bern. Te agradecemos tu confianza y el envío del cuestionario. Solo por ello tienes dos consumiciones gratis en La Luciérnaga de aquí a un mes.

Vaya, simplemente para que piques, piensas. El email continua.

Hemos revisado con atención tus respuestas. Te recomendados que te pases un día por aquí y las tratemos en persona. Podemos orientarte acerca de tus inclinaciones y sugerirte la mejor forma de entrar en el mundo del BDSM. Ven un día por la mañana de la semana próxima, coge cita, conmigo o con Bern. Si tienes dudas puedes venir acompañada, o incluso quedamos en una cafetería, donde te sientas bien. 

Te esperamos.

Un saludo

Lindsey.

Michelle ha terminado. Desconecta el móvil. Observa tu expresión perpleja. -¿Me cuentas?

Alice lee con atención el mail de La luciérnaga...realmente su expresión ha debido ser de bastante alucine para que Michelle se dé cuenta.

-Em si...no solo es...la respuesta al test de BDSM que hice ayer. -con total confianza, Alice le da la vuelta al teléfono y le muestra el contenido.- Quieren conocerme...- y deja la frase en el aire, ya que ella misma no está muy segura de si se atreve a seguir por ese camino. Su curiosidad no ha decrecido, pero el miedo es como un freno de mano que se clava en la tierra, arañando el suelo y haciendo una profunda herida sobre el terreno. Hendiéndose en su seguridad.

-No se si iré...-confiesa pensativa, eleva las piernas y se abraza a sus rodillas, en un gesto de cerramiento fruto de la inseguridad.

Te guiña un ojo- Ya tenemos resto. Y puede que dos. -lee el correo. La ves tranquila y quiere trasladarte esa serenidad. - Alice, ¿sabes lo que mueve al mundo, bajo mi punto de vista? El deseo. No es el amor, el poder, el dinero, el sexo...Si no el deseo de cada una de estas cosas. Te dije anoche que debes descubrirte. Si bloqueas tu deseo sexual continuarás perdida, encerrada en tu propia mentira acerca de quién eres. Alimentando tu frustración y tus dudas.

Le da un mordisco al sandwich y mientras mastica te observa. -La experiencia de anoche te abrió de mala manera esa puerta. De acuerdo. Se dieron unas circunstancias muy particulares. No te ha pasado hasta ahora. Yo, sería incapaz de abofetearte o de hacerte daño cuando hacemos el amor. Daño de verdad. Podría. Con los masajes.

Bebe un trago de batido.- Me sentiría incómoda, muy incómoda. Tal vez...Quizás lo haría para que pruebes tus límites en un entorno seguro. Pero a ti parece atraerte sufrirlo y causarlo. Mira tu última respuesta al test.

Se acerca y te da un suave beso en los labios- Somos un conjunto de grises. No blancos ni negros. Te portaste muy bien con Brenda. Eres buena persona, Alice. Tienes tus deseos y apetitos. No soy condescendiente, estás confusa, solo trato que enfoques de manera positiva esta situación.

-El deseo...- repite, asintiendo con la cabeza asimilándo la enseñanza. Tenía mucho sentido porque se relacionaba con las cosas que ella había estudiado en ética o en filosofía. Tenía que ver con todo aquello de que uno desea algo hasta que lo tiene...y entonces...¿a ella la estaba consumiendo el deseo? Tal vez.

Vuelve su atención a Michelle y se apresura a negar con la cabeza:

-No no...no quiero que hagas nada que te haga sentir incómoda. Creo que sé lo que quieres decir...tengo que descubrirme a mí misma...Supongo que tú puedes acompañarme hasta donde te resulte cómodo pero...pero tengo que hacer el camino yo sola. ¿Es así?- pregunta tras recibir su beso y corresponderle con suavidad y ternura. Cierra los ojos un momento y se dibuja una sonrisa en su cara. Una de verdad.

-...a tu lado es muy fácil ver lo positivo.- comenta aún con los ojos entrecerrados, alza un poco la mano y acaricia su mejilla con cuidado, casi con adoración.- Qué suerte tuve de que eligieras ese asiento en el tren...- y se ríe un poco.

-La vida no siempre es cómoda, Alice. La mayoría de las veces no lo es. Come. -te señala tu plato. - No, no es así. Es muy triste recorrer el camino en solitario. Se trata de hacerlo por ti misma, que nadie usurpe tu lugar, pero en compañía. Bueno, yo lo prefiero así. 

Suspira y respira el aire fresco primaveral.-  Tienes una sonrisa preciosa. Traviesa y desafiante.-llega el beso. Y tu confesión. Michelle ríe.

-Te cuento un chiste que es verdad. Me confundí de número de vagón. Si recuerdas, el vagón del lavabo estaba dos más allá. Cuando fui me encontré con el revisor. Entonces me di cuenta de mi error. -la mujer rueda los ojos, divertida. 

-Uno de los problemas de la gente es la desconfianza mutua. A mí me han engañado varias veces. Es inevitable. -se encoge de hombros. 

-Puede que tu necesidad de violencia en el sexo solo sea algo puntual, en determinados momentos. ¿Te imaginas con una fusta? ¿Retorciendo pezones? ¿O los tuyos? ¿Y si lo que te pone tan cachonda y en éxtasis es únicamente darle por detrás a un hombre? O una mujer también. 

Se termina su sándwich. -Si te acompaño solo hasta donde me resulte cómodo, nuestra amistad sería muy pobre. No la llamaría ni amistad. A veces hay que meterse en el lodo por una amiga, ¿no crees?

Alice se sonroja, lo cierto es que apenas había probado bocado. Así que se calla y obedece, no tiene hambre...hasta que da el primer mordisco. Está realmente delicioso. Da dos o tres mordiscos rápidos más y siente que es lo más sabroso que ha probado nunca...claro que podría ser porque hacía horas de su última comida y de hecho apenas había tomando nada en la hora del almuerzo de ayer, cuando se le olvidó la hora y Brenda le subió un trozo de tarta. Y eso fue todo. Normal que estuviera desfallecida.

Escucha las propuestas de Michelle y siente cómo, solo de mencionar esas ideas, las imágenes mentales se forman en su cabeza y humedecen su sexo. Traga saliva y se le escapa una sonrisa incómoda, algo nerviosa.

Asiente en cada una de las ideas.

-Lo cierto es que si...he visto...imagenes...y bueno me pregunto qué se siente. Pero creo que me gustaría...si, me gustaría...creo que me gusta...inflingir dolor pero sobre todo me gusta controlar...controlar lo que el otro ve y siente...A veces...y otra veces me gusta que sean otros quien me controlen. Y otras veces quiero disputar el poder.-intenta poner palabras a sus sensaciones, ponerles un nombre...eso lo hacía más real pero también le parecía que era bueno para poder abordar esos sentimientos. Suspira y toma más batido- Yo...me gustaría poder corresponder a tu amistad de igual manera. Pídeme lo que quieras, cuando quieras...en serio. Lo haré.

A Michelle no se le pasa tu apuro, como se dice, tu cara es todo un poema. Junta las manos a la altura de la boca, te mira con bastante interés, se rasca la barbilla con una uña.

-Entiendo. Hum. Eso es un paso hacia adelante. Pensar en ello, decirlo en voz alta. El siguiente paso es asumir que es así, que en el sexo eso te gusta. Te puede gustar. Un más a más. Conmigo no lo necesitas. Tampoco en esa ducha. Nuestra sexualidad es muy amplia y generosa. Tú quizás eres de esas personas que disfrutan del sexo “vainilla” y del sexo duro. O estás en ese proceso. Tal vez…podemos probar lo del dolor con un masaje. Para comprobar como te sientes. Cuando estés preparada -notabas que no estaba cómoda en ese asunto, pero sí dispuesta a ayudarte.

Se queda reflexionando mientras comes.

-La amistad es a cambio de nada. De amistad. -Sonríe, afectuosa. -Los consejos son delicados. No estás de verdad en la piel del otro. -Se termina su batido- Si yo fuese tú…a ver. Desde mi perspectiva, diferente a la tuya, que nos separan muchos años. Yo también quise experimentar de joven y quien no. Yo hablaría con esos dos chicos, con sinceridad. Aclararía las cosas. Quedaría con esa chica de los tattoos, porqué no. Y, fíjate que…que me gustaría que fueses solo para mí. Mi capricho. Pero tengo claro la clase de alma libre que eres. No me molesta que disfrutes de tu cuerpo. -te acarició la mejilla.

Conectó el móvil y le echó un vistazo.

- Y me miraría lo del BDSM. Tienes que descubrir si de verdad te va o es solo una curiosidad repentina. Te acompaño si no quieres ir sola. Por cierto, puedes quedarte esta noche también. A dormir. Solo dormir – se ríe, y pilla otro sándwich.

-Contigo... contigo es diferente. Y al mismo tiempo no lo es. Es cierto que no quiero follar contigo como lo puedo hacer con otros. Y siento que los demás...una vez o dos es suficiente, quiero ir de una persona en otra...contigo no siento eso.- Alice se explicaba con cautela, eligiendo bien las palabras, no quería caer en ningún malentendido. Aunque el corazón se le había lanzando a latir fuertemente cuando la rubia dijo que "la quería tener para ella sola".

-Pero contigo no siento que sea...¿Cómo lo has llamado? Vainilla...no no es eso...porque siento deseo de complacerte y también...me gusta cuando - su sonrojo va en aumento- cuando me haces tus masajes y...y controlas o condicionas lo que siento. Ya se que no es magia pero...jeje es algo sobrenatural para mí y estoy enganchada eso.- confiesa mordiéndose el labio inferior. Por dios sólo de pensarlo estaba volviendo a humedecerse y no tardaría en notarsele en la cara.

Carraspea y sacude la cabeza tratando de disimular:

-Y...si...creo que te haré caso y trataré de hacer esas cosas...vida normal, seguir con mis planes. Pero aún no sé si lo que me pasó con Robby me puede volver a pasar. Y qué debo hacer si veo que pierdo el control.

Las imágenes, las escenas, que has visto en internet, los recuerdos de tus juegos sexuales, o confiarte así a Michelle, te nublan los sentidos. Tu cuerpo reacciona, se acalora, la excitación pronto la tienes ahí. Bebes algo de batido, prefieres no mirar al cuerpo de la mujer que tienes frente a ti. Que lo mismo te lanzas a por ella. Michelle se da cuenta. Está pensativa, comprende tu preocupación, el asunto es serio.

-No tengas miedo. No tengas miedo de ti misma. Date tiempo. -Te observa con atención- Lo cierto es que cuando te veo así, me pones a mí. Jajaja. Mira, vamos a ahcer una cosa, te he ofrecido que te quedes aquí esta noche, total, mañana pasamos la mañana juntas, y a la tarde ya teniamos cita. Si no te aburre tanto tiempo conmigo. Quédate también el fin de semana. Salimos, te apartas de otros estímulos. Experimentamos juntas. Es un poco secuestro, sí, jaja. ¿Qué te parece? Si te cansas o necesitras otra cosa me lo dices.

Recoge y ordena una pila de documentos. -Ahora vamos a trabajar y nos olvidamos de follar, vale? Ocupa tu mente en otra cosa. Empieza a llamar y concierta las citas que te pedí. Te quiero activa. Y si luego sigues con ganas me haces una visita a mi rosal. A trabajar.

Alice siente como se le corta la respiración durante unos milisegundos. ¿Quedarse...todo el fin de semana? ¿Había oído bien? Si...si había oído bien. Su corazón cabalga como si quisiera huir de su pecho. Suspira, sonríe, intentando que su sonrisa no se hagan tan grande como lo desea, no quiere que parezca lo que no es...¿No es? Es igual, no es el momento.

-Jaja bueno si es un secuestro no puedo decir que no ¿Cierto?- añade con una risilla, dejando escapar parte de la tensión que sentía.

Lo cierto es que, al margen de que todo el tiempo que pasara con Michelle le parecía bien, también se sentía aliviada de no tener que enfrentarse a ciertas cosas ahora mismo. Podría alejarse de Robby y Will unos días, volver con la cabeza más despejada. Y con Frisbee pues...ya ha ría tiempo y si la tatuadora no quería luego...bueno, ella se lo perdía.

-Vale si muy bien...voy a poner al día a la gente de la pensión para que no se preocupen, cancelo la cita con la chica del estudio y...y me pongo a trabajar ¿Vale? Tal vez sumergirme en papeles me ayude si.