Partida Rol por web

Podría ser adictivo. Te gusta la fusión dolor-placer. Y la postura y el cariño que le pone Will compensando tu reacción mecánica y salvaje. Y sentirte poseída de esa forma, atrapada entre sus musculosos brazos, entregada a él, arrastrada por el torbellino de los tirones en tu cabellera y las embestidas detrás. Nunca habrías pensado que lo podrías pasar tan bien. Te acoplas cada vez mejor a su cuerpo, mesas sus cabellos, tus jadeos mueren en su boca y sus gemidos en la tuya.

-Y tú tienes un culo muy acogedor que sabe menearse muy bien.

Will te muerde el cuello, sus culetazos se disparan feroces. Te corres entre estertores de placer y quedas desmadejada, satisfecha y alucinada. Pero él no ha terminado. Es su turno, sus sacudidas anuncian lo inevitable, le llega y te llena mientras estira con más fuerza de tus cabellos y se hunde en ti hasta el final. Sus gritos se entremezclan con los tuyos hasta que te suelta y te deja caer en la cama sin salirse todavía, sino que se agacha y te besa suavemente la espalda, el cuello.

-¿Todo bien, morena?

Tú recuperas el aliento poco a poco, preguntándote si vas a tener fuerzas para darles lo suyo a ambos. Quizá deberías haber empezado primero. Pero bueno, ahora tienes algo de experiencia de como hacerlo.  En ese momento notas que Robby ya se ha colado en la habitación, que no había puesto el pestilo.

-Mejor que nunca...-suspira Alice, escurriéndose en la cama como un gato satisfecho, se da la vuelta y sonrie, tomando ambos lados de la cara Will y planta un beso en sus labios. Entonces oye la puerta y ve que Robby ha llegado justo a tiempo.

-Viene la segunda round...id entrando en calor, que yo necesito un cigarro.- les dice con sinceridad pero su sonrisa aviesa promete que luego estará lista para más.

Te tumbas y tumbada te enciendes ese cigarrillo. Tu cuerpo todavía recuerda las sensaciones vividas, ¿Michelle habrá experimentado esto? ¿Sería capaz de recrearlo con sus masajes? No importa tanto si tienes a Will para darte semejante meneo. 

Fumas y te tomas un respiro. Con ojos felices, lujuriosos, y todavía vidriosos observas a Robby, ya se ha desprendido de su túnica corta de corte chino, de múltiples colores chillones -Qué zorras, si ya sabía que empezaríais sin mí. Par de cabrones -bromea, riéndose, aunque te parece notar cierto mosqueo en su voz.

Will lo conoce mejor, se levanta después de besarte y morderte el culete y se aproxima al chico- Vamos, guapo, no te enfades. Alice te lo va a compensar. -Se besan, y se dan el lote frente a ti. Robby se hace el ofendido, empuja a Will, este queda con su espalda apoyada en la pared, riéndose, mientras Robby sigue besándole, aquí, allá, devorándole la boca o el cuello. Ves como William acaricia el envarado sexo de Robby e inicia un lento masajito a su amigo.

La chica nota el ligero enojo de Robby y sonríe con picardía, aprovecha que ahora está ocupado para ser sigilosa, apaga el cigarro y se pone el strap-on despacio, sin importar si el chico moreno se percataba.

-No te quejes tanto amor...mira lo que tengo para ti. Tu pides y yo lo hago realidad ¿Qué te parece?- dice con una risotada, se echa las manos a la nuca y hace unas embestidas sexys al aire para demostrar su "práctica"- Espero que haya merecido la pena la espera.- añade, inocente y perversa.- Vamos, muéstrame ese culito...

Y sin esperar demasiado, Alice avanza hasta ponerse en la espalda del moreno, clava un poco su falo falso entre sus nalgas para hacerle sentir la presión al tiempo que sus manos arañaban y acariciaban su espalda, pasando luego hacia delante por sus costados.

-Hacemos un sándwich de Robby jeje...

Robby se estremece, tanto por las caricias de Will en su miembro erecto, como al sentir el tacto de dildo entre sus piernas, o tus uñas afiladas en la espalda. -Oh brujita, quieres ser malota. ¿Y ya vas a saber manejarlo? Will es buen profesor, jajajaja.

-Ahora veremos si Alice es alumna aventajada. -Apenas dice eso Will, que Robby, presa de una excitación creciente, le come la boca. Luego se gira y busca tu lengua. En su paladar sientes las ganas del chico. -Pilla esa crema- te señala un neceser de baño. Untas "tu" pene y, nerviosa, también el centro que divide sus nalgas, incluso sus testículos depilados. 

Robby se abre para ti. Es tu turno. Te palpitan las sienes. Estaba muy bien pensarlo, imaginarlo, pero ahora vas a hacerlo. La punta del miembro penetra...empujas un poco. Miras a los ojos de Will -suave...poco a poco...y embiste cuando menos se lo esperes. A Robby le gusta así. Fóllatelo, adelante, Morena. 

-Eso, va. Fóllame, Morena. Quiero sentirte bien adentro.

Estás inquieta. Te notas que regresa la excitación a tu cuerpo.

La morena esta algo nerviosa, si ¿cómo negarlo? pero también muy excitada. Nota como la carne cede ante su empuje, despacio, el lubricante hacía su trabajo mucho mejor de lo esperado y el dildo no encuentra resistencia. Continúa hasta que lo ha introducido del todo, muy despacio y muy suave hasta llegar a la base. Y luego tira un poco para atrás...despacio despacio...

Y entonces embiste, sin previo aviso, fuerte como un golpe seco con la cadera. Alice observa la reacción de Robby y se sonríe, esto parecía funcionar. Toma ritmo constante y seguido, acostumbrándose al juego de cadera, que por cierto resultaba bastante más difícil de realizar de lo que pensaba, notando pronto tirones en las ingles, pero afortunadamente estaba demasiado excitada y la situación le parecía excesivamente divertida y ¿para qué negarlo? empoderante...desde luego que iba a aguantar hasta que Robby se deshiciera ante sus ojos.

Sí, Robby se va deshaciendo igual que mantequilla al sol con tus meneos y los de Will. Encorva un poco más la espalda y te permite mejor acceso. Apoya la cara en el pecho de su amigo, jadea y gime y babea en su torso. Tú, no es que sientas un placer directo, pero sí la excitación creciente, y esa nota de poder inusitado. Los ojos de Will te dicen que vas bien, que sigas. Te gusta Will, sus ojos, su boca, su polla, la manera de follarte...

Robby pide más y tú se lo das. Arañas su espalda. Y el empoderamiento te conduce a visualizar la cara de amargado de Henry. Al principio cuando lo deseabas, cuando lo amaste, hasta el declive, el agotamiento y el aburrimiento. Hasta detestarlo. A él y a tu anterior vida y a todos los reproches y recriminaciones sufridas. Y no te das cuenta pensando así que la rabia te conduce a incrementar el ritmo. A sudar follándote a Robby. Quieres romperle el culo a Henry. Imaginas que lo haces. En tu cara se cuece una mueca de placer rabioso, de obscenidad contenida. De excitación salvaje.

Robby se come tu sorpresiva ira. Sin embargo sus quejidos reclaman más, más. ¿Se lo vas a dar, Alice? ¿Vas a ser creativa? ¿O te cortas un poco y te relajas?

Alice está disfrutando de lo lindo, perdida en sus propias fantasías...sentía que cada embestida sobre el culo de Robby era un tortazo que le daba a su vieja yo, un "amiga date cuenta", un paso más lejos del hogar...y le encantaba estar rompiendo con todo. Y rompiendo el trasero del moreno ya de paso.

Su mirada estaba encendida, llena de lujuria y desenfreno; desde luego que iba a darle más...iba a darle hasta que suplicara...pero ella también quería su premio. Mientras continúa sus acometidas, también de anima a palmear unas cuantas veces las nalgas de Robby, el sonido era delicioso, como el de un melón maduro, sentía un leve acaloramiento en la palma de la mano y un picor agradable.

-Vamos Will...¿vas a dejarte mirando todo el día?- se ríe la morena.

William no está solo mirando, tú estás tan obsesivamente fuera de ti, que no aprecias el dulce masaje que ejecuta a su amigo. Tu sexo ya reclama atenciones, tus pechos se erizan endurecidos, el gran miembro del rubio está de nuevo en forma, pero vas a tener que esperar. 

Este sexo duro te está poniendo a mil. Te sientes fuerte, poderosa, rabiosa. No te follas a Robby sino a tu pasado y a todos los que te criticaron y te encadenaron. Pierdes la conciencia del momento y a este ritmo vas a reventar el culo del moreno. Palmeas sus glúteos, lo agarras de los hombros y te hundes una y otra vez.

Desenfrenada. Desatada. Drogada. 

Robby se corre, aullando, gimiendo, jadeando. No te das cuenta. Un vale de Robby y otro de Will. Ya está. Ya está. Para.

No escuchas, no oyes. Es un aperitivo del sexo violento que buscas, que tu cuerpo necesita. Si pudieras verte al espejo, contemplarías la expresión demencial de una gorgona.

Alice…¡Alice! ¡ALICE!

Es la voz en tono urgente de Will. 

¿Logras detener al demonio furioso que te consume? ¿Sigues dándole, sorda y ciega?

El último grito de Will logra detenerla en seco. Gira la cabeza hacia el chico, su expresión ahora es de miedo... mira hacia abajo, sus uñas se han clavado en la espalda de Robby y le ha hecho algo de sangre. En sus oídos reverberan las voces de los chicos suplicándole que se detenga. ¿Qué había hecho?

El temblor acude a sus manos y se separa de ambos chicos, horrorizada.

-Yo...yo...no...- musita tragando saliva. Solo puede pensar en una cosa...huir.

Se empieza a sacar el strap y lo tira por allí, luego coge sus ropas, cualquier ropa y se la pone y, si ninguno de los chicos hace nada, Alice sale echando humo de allí llevándose sólo su teléfono.

Asustada. De pronto consciente de la situación, regresas de tu mundo a la habitación real, física. Deprisa, horrorizada, pillas la ropa, sin atender a lo hablan entre los dos chicos.

A medio vestir, Will te detiene cubriendo la puerta, te coge de las muñecas, con suavidad pero determinación.-Eh, no ha sucedido nada. Cálmate. Tranquila. De verdad, no pasa nada.

Escuchas la voz apesadumbrada de Robby, tumbado en la cama- Es cierto, Alice. Estoy bien. Estoy bien, brujita. Me tienes que dar muchos besos y mimos durante esta semana.

Le quita hierro al asunto. William te suelta una de las muñecas. 

-Todo bien. Se te ha ido. Y ya está. -te acaricia, titubeante, la mejilla húmeda y el cabello. -¿Vale? 

Alice se detiene por el cariñoso pero firme agarre de Will y se le queda mirando con los ojos húmedos por las lágrimas. Y entonces se derrumba, rompiendo a llorar sobre el pecho del chico.

-Lo...lo siento Robby...yo no...no se...lo siento yo no soy así...-dice sorbiendo por la nariz, intentaba serenarse al mismo tiempo que seguía llorando. Casi era cómico si no fuera porque la expresión de la morena aún lucía cierto pánico.- No se que ha pasado...lo siento lo siento tanto...

-Ya. Ya. Alice. Venga. -te susurra Will abrazándote. No dice nada más, te desahogas en su pecho, guarda silencio. 

Pero sí lo sabes. Sabes lo que ha sucedido. Y en esos momentos te gustaba mucho. Lo has saboreado. Tu respuesta a la última pregunta del cuestionaro era correcta. ¿Te sucederá de nuevo? ¿ Podrás controlarlo? Tal vez sea cuestión de encontrar a la persona o personas adecuadas. Que busquen lo mismo que tú.

Igualmente da algo de miedo pensar o querer eso. Y a la vez...ha sido tan totalmente intenso…

-Me quedaría contigo esta noche, pero Robby me necesita. ¿Lo comprendes? -Sigues entre los viriles brazos del joven. Un tiempo indefinido. Los dos te acompañan un tiempo eterno.

-¿Quieres que le diga a Brenda de que duerma contigo? ¿O a Sarah? -te pregunta Will.

¿Qué decides? ¿Que te acompañen las chicas? ¿Pasar la noche sola, te serenas e intentar conciliar el sueño? ¿Llamas a Michelle, tu jefa y amiga crees que te daría el cobijo y aliento que te pide tu corazón? 

-No no...es decir...claro...ve-vete con él si...- se apresura a decir Alice, logrando serenarse aunque sólo fuera en parte. Carraspea y se separa de Will, con la mirada fija en el suelo- No no avises a nadie yo...solo necesito...nada. Leeré algo o...veré algo con el portátil...-está sumamente avergonzada...más aún, horrorizada...era incapaz de mirar a Robby- Lo-lo siento Robby...descansa y...nos vemos mañana...- se aparta un poco de la puerta y les deja marchar.

Cuando lo hacen, Alice cierra la puerta despacio...pasa el pestillo. Apoya la espalda en la puerta y se desliza hasta abajo. No...no se le ha pasado. Pero tenía que dejar tranquilos a los chicos. Bastante tenía Robby con el susto como para encima preocuparse por ella. 

La morena alcanza un pitillo y se lo enciende. Le tiembla el pulso y la respiración. Toma su teléfono, casi se le cae de la mano, pero lo sostiene en el último momento. No quería estar sola...pero Brenda no podía comprenderla y Sarah...Sarah no la conocía.

Sabía quien la entendería. Alguien ya la avisó de esto...ahora lo entendía. Abre la app de mensajería y mira el contacto.

"Michelle". Lo pulsa para abrir el whatsapp...¿hablarle? ¿no hablarle? ¿estaría cruzando alguna línea imaginaria si lo hacía? ¿y si no lo hacía? ¿podría ella sola gestionar eso? No...no podía...

Le escribiría. Da una larga calada...se arma de valor.

Hola... ¿Estás ocupada?

Enviar. 

Te quedas sola. Los dos chicos te insisten que cualquier cosa les avises. Están al lado. Que mo lo dudes. O a Rose. La madre de Robby es una sargento pero tiene corazón, afirma su hijo.

Decides contactar con Michelle. Tal vez duerme. Quizás es solo tu jefa y no se va a comer marrones. Solo hay una manera de saberlo. Le escribes.

Entretanto esperas, fumas, miras que Frisbee sigue desconectada sin haber visto tu mensaje. No quieres pensar. En nada. En nada. La mente en blanco. 

La respuesta llega cinco minutos después.

"Hola. Repaso unos contratos. Muy divertidos. Dime".

Tiembla de nuevo al leer el mensaje...¿seguro que ha sido buena idea? Tal vez sea precipitado...tal vez no debería meclarse con ella a ese nivel... Sin embargo sus palabras de advertencia resuenan en su cabeza..."También he dicho que tu fuego te abrasa. Y es peligroso si caes en la espiral del sexo." Recuerda las palabras exactas...no le dio importancia en ese momento, su mente estaba en otras cosas.

Termina el cigarro. Su corazón late a mil. Se enciende otro. Toma el móvil. Han pasado varios minutos mientras lo pensaba.

Ha...ha ocurrido...lo que tu dijiste. Me he abrasado...y he hecho daño a alguien. Necesito ayuda. 

Enviar. 

Al cabo de dos minutos te suena el móvil. Es ella.

-¿Dónde estás? -Su voz es como siempre, segura, serena, cálida. Se lo dices, en tu habitación, en la pensión. -Estoy ahí en media hora.- No te pregunta qué ha pasado. Tiempo habrá.

Consumes el cigarrillo, y dos más, te consumes tú también, culpabilizándote y luego excusándote, el círculo completo. Sentada apoyada en la puerta.

Cuarenta minutos después un mensaje. "Estoy en la puerta de la pensión".

Casi vas saltando escaleras abajo. Ya no te preguntas si has hecho bien o no. No tienes a nadie más aquí. Ella es tu balsa en el naufragio. Sales a la calle, a la noche. Michelle está apoyada en su coche. Y corres hacia ella para romper a llorar de nuevo entre sus acogedores brazos. 

-Vamos a mi casa. 

Minutos después estás sentada en el asiento del acompañante, tu jefa conduce en dirección a su apartamento.

Alice ya no tiene fuerzas para que su pecho haga espasmos de llanto, pero algunas silenciosas e incontenibles lágrimas de vergüenza brotan de sus ojos con cierta frecuencia. 

Sentada en el asiento del copiloto, parece que no va a ser capaz de hablar, tiene la vista fija en la ventanilla, mirando sin ver la ciudad moviéndose a su alrededor.

-Lo...lo siento...- empieza, dubitativa.-Y gracias...- apenas tiene un hilo de voz, como si una enorme losa taponara su garganta.

Michelle te mira fugaz un instante sin perder atención de la carretera. Te sonríe - Una jefa se preocupa por su asistente. ¿Te imaginas que me dejas colgada con el lío que tengo? -bromea. 

Te aprieta una mano- Somos amigas. 

Después conduce en silencio. Pone algo de música suave- Te prepararé un baño. Un masaje de relax y dormirás igual que una bebita.

Deja en tus manos que le expliques lo sucedido, sin agobiarte. ¿Se lo contarás todo? ¿Tus sensaciones y emociones? ¿Tu violencia y tu frustración? Está aquí, ha venido a ayudarte sin pensarlo. ¿Confías en ella, en hablarle de tus deseos, del BDSM, del rugir de tus demonios? 

Alice fuerza una sonrisa que intenta ser sincera, aunque no se siente nada feliz. Devuelve su apretón, su tacto la reconforta. Logra dejar de llorar y se limpia la cara con un pañuelo de papel que extrae de su bolso. Por suerte no se había maquillado hoy, si no su cara parecería la de un mapache.

Se queda en silencio unos instantes, acariciando una mano sobre otra, pensando...tal vez ordenando sus idea.

-No se qué me pasa, Michelle...tengo miedo.- empieza, tragando saliva y suspirando.

Luego le empieza a contar todo...empezando por lo del test, sus planes para ir una de estas noches al local...luego habla también de lo de Brenda. Le habla de ese deseo de conquista, voraz y desmedido; en aquel momento pudo acallarlo, no le dio importancia. Luego lo del tatuaje...curioso que con todos los nervios y el horror se le había olvidado su "Carpe diem". Qué estúpida se sentía ahora con eso; también lo dice.

Como un torrente, Alice descarga sus sentimientos, incluso los que no entendía...le habla de la chica de la tienda de tatuajes, cómo habría quedado con ella sin pensarlo. Tal vez no hubiera sido buena idea, casi mejor que no hubiera contestado.

Carraspea. Hace una pausa...ahora venía lo difícil de contar.

Le habla de Will y de Robby...del primer día, lo bien que fue todo. Describe su polvo de hoy con Will. Esa sensación de cazador cazado, de presa sometida...lo mucho que le gustaba. Y luego... luego cuando llegó Robby...el horror. 

-...no me podía controlar...no se si quería...hacerle daño. No conscientemente...pero era como si no me importase  nada... Fue como lo de Brenda pero peor. No era yo misma...sólo pensaba en lo que yo quería...en mi vida, mis frustraciones...me gritaron que parase. Y yo no lo hice...apenas pude parar al tercer grito.- se estremece solo de recordarlo.

Guarda silencio...intenta contener de nuevo las lágrimas de terror que aflorar en sus ojos.

-¿Qué me ocurre...?