Partida Rol por web

Los besos se suceden. No hay tanta gente ni es el ambiente para darse un lote así. -¿Aquí? ¿Nos metemos en el baño y nos follamos como dos perras en celo? -sigue tu broma mientras te come a besos. Has visto otras veces muy cachonda a Michelle, pero siempre en su apartamento; fuera, en las pocas salidas, no. Claro que solo has comido con ella. Ninguna fiesta. Y tampoco esto lo es. Es un celebración a dos. Bueno, sí, un poco fiesta.

¿Cuánto habrá ganado tu jefa en todas esas transacciones casi cerradas? ¿Y tú? Aunque tienes la percepción de que no es el dinero lo que mueve a Michelle.

Cerrados los ojos, las bocas muy abiertas, el mundo desaparece. Hasta que una voz chillona de hombre os interrumpe.

-Mira la zorra con su putita. Eh, morena, te doy el doble si me la comes en el baño. Jajaja . -Un poco anestesiada, Michelle mira al chico, entrecerrando la mirada. Y tú te giras hacia él. Se trata de tres hombres de unos treinta y tantos, de expresiones guasonas y burlonas.  

Alice se lo piensa, está a punto de decir que si, aunque no es ella misma ya quien piensa. Nada importa, solo disfrutar...en el baño o sobre la barra, como perras o como gatas...

Carpe diem...

Entonces esa voz masculina, grosera y desagradable entra en sus oídos, rompiendo su burbuja y Alice habla demasiado rápido, tal vez le hubiera convenido pensar antes pero su capacidad de razonar estaba...bueno estaba en otros menesteres.

-Perdona chico, las putas son los dos maromos que tienes a los lados, no nosotras. Vete a paseo con ellos a ver si te la chupan.

Los tres tipos se echaron a reír. Michelle también, entusiasmada por tu arranque. Hubo gestos groseros del trío, palabras malsonantes. Se les notaba ebrios. Uno de ellos quiso parar a los otros dos. Tú alzaste la voz, sin callarte. Michelle observaba la escena un tanto al margen, pero cuando la cosa se puso más seria, se colocó delante de ti. Y tú delante de ella. La verdad es que resultaba absurdo y repugnante esa clase de machismo. y prejuicios. 

El barman intervino, algo tarde, sin embargo con decisión. O calmaban los ánimos o se largaban. Acabó por echarlos con la ayuda de otros habituales del local. Os pidió disculpas e invitó a las consumiciones. Abochornado por lo sucedido. El alboroto finalizó casi tan pronto como empezó.

-Qué susto. Pensaba que había retrocedido veinte años. Has estado maravillosa. -Se mordió los labios- Estoy toda mojada. -bromea- Y bebida. -Se cuelga de ti, de tu cuello. -Si no podemos follar, vamos a bailar.

Realmente estaba un pelín tocada. ¿había alguien bailando? No, no era sitio de baile, aunque sí que alguna que otra pareja estaba muy amorosa en la mesa o en la barra. ¿Bailas, Alice? Mucho foco de atención sobre vosotras dos. ¿llamamos a un taxi? 

La adrenalina del encuentro se le había subido a las sienes. Si, esto es una cosa que tampoco había hecho nunca, notaba su cara muy caliente, ardiendo, pero esta vez de ira. Por suerte la cosa no fue a más y todo quedó en un absurdo susto. Durante largos momentos su gesto se quedó congelado en una mueca airada, con las aletas de la nariz muy abiertas. 

No estaba segura de a donde iría ahora la energía provocada por ese torrente de hormonas por sus venas.

Las palabras de Michelle la trajeron de vuelta a la realidad y su gesto enojado de borró al tiempo que desaparecía la tensión de sus músculos. Una sonrisa divertida se dibuja en su cara y sigue la broma:

-¿Verdad que sí? No sabía que podía reaccionar así...me he puesto a mil yo sola...- se abraza a ella y la sostiene. Le da un corto beso en los labios- ¿Pido un taxi mejor, si? Vamos a casa.- otro beso y una sonrisa.

Era lo mejor, ya luego vería como emplearían el tiempo en el apartamento.

-Eres un poco aburrida a veces, Alice. Pero tienes razón -responde la achispada Michelle. No está ebria, pero sí contentilla. Pides un taxi, recoges vuestras cosas, Michelle está por tomarse otra copa, que sí, que no, desiste, y sus morros se enfilan a los tuyos más que a la botella de champán.

En el taxi os comportáis. No pasáis de unos pocos besos. Con la ventanilla bajada, se va serenando. Ha sido un pequeño susto, sí, que ha quedado en anécdota. Aunque parece que el contexto de la situación hace que reflexione -¿tú crees que parecemos que seas una prostituta con la que la señora mayor se entretiene? Cabrones. Hijos de puta.

Se enfada. Se mosquea consigo misma por esa idea que se la ha filtrado en la cabeza. Mira el móvil -¿Y si llamamos a un amigo para que se una a nosotras? -Más que preguntártelo a ti, se lo hace a sí misma en voz alta.-No. Es fiesta de chicas, ¿verdad?

Se gira y te besa. Comprueba el teléfono de nuevo. -Cabrones. Deberíamo haberles dado un puñetazo. Buf. Quiero más champán. Quiero emborracharme, de alcohol y de ti. Quiero meterme en la cama contigo y no salir en todo el fin de semana. ¿Dónde estamos? -observa por la ventana -No falta mucho, pero es eterno este trayecto. Acelere un poco por favor, que parecemos que cabalgamos una tortuga.

Alice es consciente del aceleramiento que lleva Michelle, el enfado y el chispeo alcohólico que llevaba hacia una mezcla casi divertida con la personalidad de la mujer de negocios. Casi, porque por otro lado la preocupaba.

Le posa las manos en su mano para que la mire y centre su atención en ella.

-Eh...deja de pensar en eso. La gente es estúpida y no tenemos la culpa de lo que piensen, no es más que envidia...- se ríe un poco para quitar hierro al asunto y se recuesta sobre ella, toma su mejilla y le vuelve la cara un poco para darle un beso intenso y largo, apasionado pero lento y calmo.- tú y yo solas...noche de chicas ¿Recuerdas? Te quiero toda para mi, al menos hoy...ya otro día será otro día.

​​​​​​Se dibuja una sonrisa traviesa  y le acaricia el cabello y de paso el lateral de la cara.

-Además, debo reconocer que me excita la idea de jugar a que soy tu scort...¿Imaginas? Jaja.- bromea, relamiéndose con actitud pícara.

Te resulta curioso que en este momento seas tú la fuerte, la que está apoyando y animando a Michelle. La vida es así, hoy por ti, mañana por mí. Se acurruca tu lado, te besa, o se incorpora y me mete prisa al conductor. Al final este acelera, la velocidad aumenta y tu acompañante no parece tan ansiosa.

-¿Toda para ti? ¿Me lo prometes? Qué bien suena. Ta haré cositas. Jajaja -Está mimosa, más de lo que es habitual en ella, una característica que no conocías.

Pero tu propuesta enciende un brillo lujurioso en sus pupilas -Esos tipos eran unos bastardos malnacidos, unos capullos. Pero…si es un juego…juguemos…Mi scort…Y cómo se juega…qué tengo que hacer…nunca…nunca he pedido una scort, no he necesitado…Me tienes que mimar, mis caprichos… – te va preguntando, mientras degusta esos besos calmados y lentos que le regalas.

Alice la acoge entre sus brazos, cómoda en su nueva posición de "fuerte" en esta especie de "relación". La morena está relajada, siente deseo y excitación pero es sosegada, la adrenalina del encuentro con los tipos del bar la había hecho sentirse más responsable de la situación, volviéndolo todo más real, encendiendo unas luces que en ella no se habían encendido. No creía que con ello hubiera "terminado" sus problemas con la Alice que estaba descubriendo, pero ahora esa parte de ella se encontraba frenada y retenida, como si lo más importante ahora fuera tener el control.

Va pensando todo esto mientras acaricia la espalda de Michelle y su cabello, devuelve sus besos y comparte sus miradas lascivas.

-Suena muy bien...y las cositas también.- ríe al tiempo que lleva su mano a la barbilla de ella, la alza y la besa de nuevo, incapaz de renunciar a esa suave sensación.

-Yo tampoco pero...he visto películas...y si. Tengo que mimarte...tengo que darte lo quieras...tengo que satisfacer todos tus caprichos...¿Para eso me pagas, no?- se ríe con ganas- pero...por la mañana termina el juego, y volveré a ser tú asistente. Que consiste en lo mismo pero con raciones más normales de sexo.

-Raciones normales de sexo…-Michelle suleta una gran carcajada que hasta sorprende al chófer. Lo cierto es que el sexo con ella ha sido, eso, el “normal” entre chicas, si dejas al margen el asunto de los masajes. No te ha pedido nada “raro” ni tú a ella.  -Qué graciosa mi asist…mi escort. -Se ríe de nuevo. La ves mejor, más serena, pero el punto divertido le ha quedado. Apoya un dedo en su barbilla, con aire pensativo - MMMM…y qué te podría pedir…Ah, ya se, que me duches. Eso. Me duchas, me lavas el pelo, me pones crema, y me das un masaje, a ver si sabes. Un masaje con tu boca, de besos, muuuuchos besos…Por todo el cuerpo, por todo, que no se te pase ni una uña. Jajajaja.

Rueda un poco los ojos.- ¿Estoy haciendo mucho el ridículo? -se burla de sí misma.

Al llegar al, apartamento, Michelle va muy encendida, y ya en el ascensor te devora. Es cerrar la puerta del piso y quererte comer a besos. Es más, excitada como va, te quita la pieza inferior de ropa, se arrodilla frente a ti, te besa en el ombligo, en vientre, en el pubis. Prácticamente te arranca las bragas y hunde la cabeza entre tus firmes y sudorosos muslos.

Es algo que nunca antes ha hecho, Alice, siempre ha sido al revés.

-Ah...Michelle...vas a...tirarme al suelo...- dice, sorprendida y azorada, no esperaba ese despliegue por parte de Michelle, le cuesta ser la voz de la razón pero, entre risas, va caminando hacia atrás hacia el sofá y medio tropezando, medio dejándose caer, termina sentada en el mismo o más bien, se tumba, superada por los íntimos besos de la rubia en su cueva del placer... Era la primera vez...la primera vez que Michelle...no; la primera vez que una mujer le comía el coño...y era simplemente maravilloso...tanto que no sabe cómo reaccionar, se queda desmadejada, abierta para ella, lleva las manos al cabello de la mujer, acaricia sus ondas...sus jadeos escapan de entre sus labios...se va dejando llevar.

-Ah...joder...-musita con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, clava las uñas en el sofá y se tiene que sacar la parte superior de su ropa porque ha empezado a sudar demasiado...nota que está dejando de tener el control de la situación y le da igual. Le da igual.

Ella también se desprende de la parte superior de su ropa incluido el sujetador. Aprisa, encendidas las dos mujeres, ardiendo y sudando sus cuerpos por la necesidad mutua de besar y ser besada, de poseer y ser poseída. De mujer a mujer, Michelle te hace algo que nunca antes...Como solo una mujer sabe hacerlo, consciente de lo que siente la otra. 

Tú coño se derrite y tú deseas que ella no se detenga. Tu corazón da saltos, tu bajo vientre se agita, tus pezones queman. La boca de Michelle te devora, te abrasa su lengua dentro de ti, sus labios ronronean en melosas ondas de placer. Sus manos acarician, aprietan y sostienen tus caderas, te sientes en una montaña rusa, no sabes cómo lo hace, estás en la alto, a punto, a punto...para luego frenar y torturarte llevándote de nuevo al comienzo. Y así una vez y otra, en unos minutos que son el oleaje meciéndote y estrellándote contra los acantilados.

No tienes idea de qué le ha pasado esta tarde a Michelle, el éxito en los negocios, la bebida, la excitación de tenerte dos noches a su lado sin tocarte, lo que sea. Qué importa, te está matando y tú quieres morir en su boca. 

Suspira, jadea, se le corta la respiración por momentos...luego gime dejando salir el poco aire que le quedaba...y luego volvía a tomarlo con fuerza y volvía a empezar. 

Los chorretones de sudor corrían por su piel y sus manos ya no encontraban donde agarrarse porque sentía que el abismo se abría bajo ella y que se iba a perder en un mar azul...azul como los ojos chispeantes y lujuriosos de Michelle. No podía más...tenía que correrse...esta tortura era insostenible...

Alice se deja llevar y sus manos recorren su propio cuerpo...necesitaba más...algo más...se lleva una mano a la raíz del cabello y hunde allí los dedos para aferrar la mayor cantidad de mechones que pudiera y estira hacia atrás con furia y rabia...necesitaba sentir más...no era suficiente. Su otra mano encuentra sus pezones...se los retuerce, los estira, los araña...se marca la piel con rojas líneas...

-Aaaaah...aaaah...por piedad Michelle...por favor...-​​​​​​-le súplica, sabiendo muy bien el juego de la rubia, era inaudito lo mucho que le gustaba y lo mucho que lo odiaba a la vez.

Tu mente se desconecta, tu cuerpo dice basta. Michelle estimula con su lengua el punto adecuado en el  interior de tu vulva esponjosa. Tu orgasmo es igual que el choque frontal de dos trenes. El apartamento estalla en tu ojos cerrados, tu sexo implosiona. Tu carne  y tu piel se desprende de los huesos que se quiebran en miríadas de placer.

Aún boqueando, la lujuriosa y desconocida rubia trepa hasta tu boca y te besa con furor dejándote el sabor del manantial de tu coño joven.

Después se va hacia la cocina, tambaleante, ebria de tu sexo y del alcohol consumido, para regresar sinuosa y desnuda por completo con una botella de champán y dos copas que llena hasta los bordes.

Su mirada es febril cuando la posa en ti.

-Bebe, que está rico. No tanto como tu coño, Alice -El champán se desparrama por tu cuello y tus senos, Michelle aprovecha para lamer esa zona, sedienta todavía de ti. Ella también bebe hasta el final de su copa. Se sube al sofa cabeza abajo, se queda en pompa y expuesta a ti, lamiéndote la carne interior de tus muslos, húmeda y palpitante.

-Eres  mi scort. Te toca. Te toca comerme entera, hasta que me borres el coño y el culo, jajaja. -Prueba de beber de nuevo, pero en esa posición se le derrama parte del champán en tus piernas, y asi aprovecha para beber y chupar de ellas.

Se recoloca tan rápido como puede para llegar a tomar algo de la copa de champán, aunque fuera por casualidad pues la mayor parte del contenido es vertido sobre su cuerpo. Se ríe y la maldice por lo frío del líquido sobre su cuerpo caliente, se estremece y la piel se le pone de gallina.

Entonces vuelve a tumbarse a tiempo para que Michelle se recolocase sobre ella, observa el sexo abierto y deseoso de su amante, reclamando atenciones, el aroma la embriaga y se deja llevar.

Alza las manos y toma sus caderas por el culo, aferrándose, clavando los dedos en la carne y comienza con su dulce deber...despacio al principio,devolviéndole el favor de hacerla esperar tanto antes...si con una pizca de maldad. La punta de su lengua recorre la línea de los carnosos labios, recogiendo las "gotas" de su esencia que ibaN resbalando de su interior. Se toma su tiempo en degustarla antes de empezar a devorarla haciendo un brusco cambio de ritmo...abre mucho la boca para abarcar la mientras su lengua se movía frenética y va atacando cada una de las zonas que llegaba, dejando el clítoris para el final.

Cuando llega hasta la joya carnosa, la encuentra engrandecida, roja como un fruto maduro, hunde su lengua y empieza a jugar con él con cierta delicadeza pero con insistencia.

Te das un banquete. Michelle recuesta su mejilla sobre el sofá, balbucea y gime palabras que te llegan lejanas en la marea, "más, así, Alice, que gusto…", que se confunden con sus jadeos. No tarda en correrse en cuanto tocas su puerta de entrada. Es un placer verla así, entregada a ti de esa forma. 

Ella se yergue un poco y prueba de beber de la botella. Se ríe con el líquido recorriendo su cuerpo, te pasa la botella. -Bebe. Y sigue bebiendo de mí. Amo tu lengua y tu boca.

Se contonea, su sexo encharcado se acerca a ti conforme inicia un vaivén su culo acompañando a tus lametones. A la vez se inclina, su lengua se desliza en tus rodillas, en tus piernas, recogiendo el champán derramado. 

La morena toma la botella un instante pero no por eso ceja en su empeño y sustituye sus labios por la mano izquierda en el interior de Michelle, dispuesta a no darle tregua, no desea que se enfríe ni que "se pierda el ritmo" por lo que bebe a morro por la boca de la botella y la espuma le produce un grato cosquilleo en la nariz, un poco inesperado ya que nunca se le había ocurrido beber champán de una botella directamente. Era muy divertido y eso también la hacía sentir salvaje y liberada, rompiendo con las normas establecidas, haciendo una travesura más...una más de tantas que se sucederían en la noche.

Posa la botella en el suelo y vuelve con su gustoso manjar, sostiene las caderas de Michelle y vuelve a empezar, acompasando su boca con las "peticiones" que la intimidad de Michelle de revelaba, dándole lo que pedía en cuanto a ritmo e intensidad....y luego subiendo, subiendo, subiendo...como un delirante in cresccendo que hacía que pronto le doliera el frenillo de la lengua pero no iba a parar...quería llevarla de nuevo a su climax, bañarse en ella, su cuerpo sudoroso y cubierto de champán se removía también bajo sus caricias, pero no se dejaba distraer. 

La noche se presentaba larga e increíble...

Tú sigues. Y Michelle culea. Y le llega el apotéosis. Y un grito de alivio y goce reverbera en las paredes del apartamento, nunca tampoco la has escuchado gemir así. Las dos os quedáis tumbadas, respirando fatigadas, contentas, satisfechas, muertas de placer. Ha sido la hostia, te dices a ti misma.

Después de un ratito, la mujer de negocias logra recuperar fuerzas, girarse y plantarse encima de de ti, mesándote los cabellos delicadamente, acariciando tus mejillas y besándote con besos jugosos, glotones, suaves. -Eres un vicio, Alice. Me tienes viciada de ti. -Sus ojos brillan, achispados, amables, emocionados.

Los besos se suceden. Estáis sudorosas. AL rato con renovadas fuerzas, la ayudas en la ducha, os bañáis juntas. Luego en la cama queréis comenzar de nuevo, pero estáis muy bien así, al menos Michelle tiene suficiente, pero tú quieres más, y eres tú quien esta vez se la folla dando rienda suelta a tu pasión. Lo gozáis, hasta que finalmente, derrotadas, una se duerme en brazos de la otra.

Al día siguiente, sábado, eres tú la que despierta antes, sobre las once. Michelle está frita todavía. Desnuda, madura, pero su cuerpo es bonito, o a ti te lo parece. ¿Qué haces, te quedas en la cama, no hay nada que hacer, preparas el desayuno? ¿buscas de nuevo a Michelle? ¿Tu serpiente está calmada? ¿Y si la sorprendes? ¿Qué planes hay para hoy? ¿amarse los dos días? ¿Descansar y reflexionar?

Alice se despierta con una suave modorra y una gran sonrisa dibujada en los labios...la cama estaba hecha un desastre, silencioso testimonio del caos lujurioso ante el cual ambas de habían rendido en múltiples ocasiones.

La morena se gira y sus ojos se quedan prendidos de Michelle por largos momentos, en silencio, reflexiva...feliz. Ojalá este fin de semana no terminase nunca...

Su sonrisa se suaviza un poco, no llegando a desaparecer pero realmente más serena. ¿De verdad quería esto para el resto de su vida? ¿A esto aspiraba? ¿Era Michelle todo lo que quería? 

Sacude la cabeza sacándose esos pensamientos de la cabeza...ahora no. Carpe diem.

Se levanta despacio de la cama para no hacer temblar el colchón y se escurre para salir de la cama. Se alegraba de haberse despertado primero al menos por una vez. Tocaba preparar el desayuno y no cualquier desayuno.

Muy animada y vestida sólo con unas braguitas, Alice va a la cocina y se pone en marcha. Café, zumo recién exprimido, tortitas, tostadas con mantequilla, fruta...todo con nata y siropes al gusto.

La morena lo prepara todo en una bandeja y vuelve a la habitación, con una gran sonrisa.

Una gran sonrisa. Una gran bandeja. Un gran desayuno. Michelle se está despertando con la cabeza bajo la almohada. La terminas de despertar a base de besitos y cosquillas.

-Es tan apetitoso el desayuno como la cocinera. Primero el alimento, luego tú. -se relame, observando tu cuerpecito desnudo, tus caderas, tus pechos erguidos -Buenos días, preciosa. Estoy muerta hoy. No llega a resaca, siempre las lleve bien, pero mi cabeza gira un poco. O es mi dormitorio. -Te besa, se sienta en la cama junto contigo, dispuesta a zamparse el magnífico desayuno que has preparado -Y si te contrato también como asistenta de hogar y cocinera. Jajajaja. 

Echa un vistazo a su móvil. Va leyendo, y conforme lo hace, sonríe, o tuerce la boca, o maldice en francés. O vuelve a sonreír. Tú vas sirviendo el café, untando las tostadas, casi dándole de comer. Te hace gracia cuidarla como a una niña pequeña. Y a ella que la mimes así. Tal vez su recompensa por lo que hizo la otra noche, aunque ella no te ha pedido nada. Pero tú contenta.

El desayuno se alarga entre charla, responder mensajes, besos. Tú también tienes un buen puñado de mensajes. No son urgentes. Brenda siempre ahí. Y Robby, saludándote con risas. Te comenta que Will lo siente y que quites el bloqueo. 

-No pienso salir hoy. Ni de la cama. Solo para hacer pis. Te quiero en la cama conmigo. No es necesario sexo. Solo a tu lado.

¿Qué haces, Alice? ¿Aceptas o prefieres un poco de sol en la terraza? ¿O salir. pasear un poco? ¿O quieres darle más guerra a tu jefa? Qué le apetece a tu cuerpo y a tu mente?

Alice se divierte de lo lindo preparando las tostadas para Michelle, intentando competir por su atención con su trabajo pero con risitas y bromas. Pero ella también aprovecha para revisar su móvil y responde con calma a todo el mundo, con buen ánimo y termina por quitarle el bloqueo a Will, esperaba que hubiera aprendido la lección.

-Oh no te valdría cómo asistenta del hogar, la limpieza y el orden no es lo mínimo, pero te he dejado la cocina recogida eh- responde con un carcajada entre sorbo y sorbo de café- ​​​​​​es lo mínimo que podía hacer después de tanto que me has mimado estos días. Ahora me toca a mí mimarte y confieso que me encanta...

Continua comiendo y pensando, la verdad es que ella también estaba perra y perezosa al menos por ahora. Aunque si había cosas que quería hacer...o al menos hablar de ello.

-Umm oye Michelle...¿Te puedo preguntar una cosa? - empieza, dubitativa- dijiste que de joven experimentaste con el bdsm aunque no fue lo tuyo...¿Podrías hablarme de lo que sabes o lo recuerdes?