Partida Rol por web

El ferrocarril llego chirriando a la estación. El maquinista se bajó, sudando, aunque no debido al ambiente. Había tenido que reducir la velocidad para evitar que la pobre maquina colapsase, ganándose la ira de los pocos pasajeros que hacían aquel trayecto. En tus oídos aún resuenan varios de los improperios que no habían parado de sonar en todo el viaje.

El camino de tierra muestra la indicación hacia Cuatro Caminos en poste de madera que debía ser viejo cuando tu padre era de tu edad. No es un detalle importante o mejor dicho, que te importe ahora. Eres consciente de que con tu sudor se podría crear una laguna y aún sobraría para un bonito estanque. La sombra de los árboles solo parece servir para confundir a tus ojos, con movimientos ondulantes.

Es entonces cuando ves su cola, sobresaliendo por debajo de la mochila azul. Un instante después la cinta del mismo color que hay en su brazo derecho y por último sus puntiagudas y largas orejas, que no dejan de temblar. Un Raichu. No hay muchos en Zira, pero lo reconoces de inmediato. Sin percatarse de tu presencia, el pequeño Pokémon avanza por el camino con paso tranquilo.

Usualmente, Lucina se sentiría reconfortada por la compañía de King, pero en un día así era sacarlo para sufrir...además, de que probablemente no querría moverse mucho tampoco. Por lo demás, avanzaba echándose de cuando en cuando algo de agua en la cabeza. Sabía que si seguía con eso iba a terminar enfermándose por mantener tanto la cabeza mojada, pero con este clima, su otra opción era tener el cuero cabelludo igual...pero con sudor y calor.

Un paso más cerca, cada paso es...un paso más cerca.

Su destino era Ola Sombría por el momento. Realmente no tenía ninguna pista sólida, pero era mejor que quedarse cruzada de brazos en casa.

Por lo demás...vivir acampando realmente era mucho más trabajoso de lo que uno fantaseaba. Realmente extrañaba lo blando de su cama, y el claro florido en el que estaba su casa. Quejándose mentalmente de esto, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando entró en contacto visual con el curioso pokemon. No sabía si estaba viendo mal o estaba con una mochila, pero tampoco era algo extremadamente inusual ver a alguno yendo de aquí para allá con cosas...aunque si era extraño el pokemon en si. Era bonito, aunque no sabía si el movimiento de las orejas se debía a que estaba alterado. En lo que se acercaban a cruzar caminos, trató de sacudir su fatiga mental (y física) para prestarle algo más de atención. Fuera de eso, probablemente solo continuaría su camino a no ser que algo llamara poderosamente su atención.

Cuando estás a un escaso metro, el pokémon gira la cabeza. El temblor de sus orejas se detiene y te lanza una sonrisa -o lo más parecido que los Pokémon pueden hacer- con un matiz cautivador.

—Saludos, mi nombre es Alan. ¿Estás bien? El sol a estas horas puede ser muy peligroso y tú estás sudando bastante.

Habla con voz suave, un poco apresurada, de un matiz mucho más humano de lo que cabría esperar. Si fuera normal esperar que un Pokémon hablara, claro. Sabes que hay muchos que pueden ser muy inteligentes (Psíquicos en su mayoría) y desde siempre ha habido algunos capaces de hablar, pero nunca te habías topado con uno que pudiera hacerlo. 

-Ah...estoy...

Usualmente la capacidad de hablar era prácticamente exclusiva de los pokemon psíquicos (y solo algunos entre los muchos que existían se interesaban o podían hacerlo), por lo cual se quedó atontada un momento. Esperaba que King al convertirse en Slowking pudiera hacerlo, por ejemplo, pero...definitivamente no un Raichu. Para ese entonces, había detenido su paso para entablar conversación, examinando su propio estado antes de contestar. La verdad se sentía un poco mareada, pero solo un poco.

-¡Estoy bien!...un poco exhausta, pero bien. Mi nombre es Lucina...mucho gusto. ¿Eres de por aquí, verdad?

Él responde con una pequeña reverencia.

—Encantado. Y no, no lo soy, pero conozco este sitio. Solía venir antes por... —duda unos instantes y termina sonriendo—, no importa. He venido para desafiar al Lider del Gimnasio de esta ciudad. Es el primero que hago —confiesa, visiblemente excitado—. ¿Y tú? ¿eres entrenadora, verdad?

Ves como sus ojos se mueven hacia la pokeball de King y su cola se agita en el aire, revelando su curiosidad.

-Si...estoy viajando por motivos de fuerza mayor ahora, pero no podría estar en el camino sin ejercer como entrenadora. Aunque comencé hace poco y solo tengo a King conmigo.

Aprovechó a posicionarse a la sombra de un árbol.

-Vas a los gimnasios...¿por tu cuenta? Es decir, lo estándar es que usualmente sea una dupla de entrenador y pokemon. Pero, imagino que debe ser difícil ir por tu cuenta.

Le miró con curiosidad. No sabía si era su propio equipo o si contaba con pokeballs...¿un pokemon entrenando a otros pokemon? Suponía que sería posible, pero era tan extraño de imaginar...

-¿Cómo lo haces?

A medida que hablas ves como sus pequeños ojitos se abren mucho y ladea su cabeza, resultando en una pose donde la mayoría de personas tendrían dificultades para no abrazar al pequeño Raichu.

—Combato mucho, con todos los Pokémon y entrenadores que encuentro. Casi todos se sorprenden y no muchos entienden porque hago esto. Es decir, para ellos no tiene mucho sentido que un Pokémon quiera ganar la Liga.

Se ríe y coloca las palmas de sus manos -o quizás patas delanteras sería más acertado- en paralelo. La electricidad corre entre ellas formando un arco y a pesar de estar separados por más de un metro puedes notar como tus pelos se ponen de punta. La corriente se extiende por todo su cuerpo y lo rodea, para inmediatamente volver a las manos y transformarse en una esfera. Puedes oír como algunos Pokémon de alrededor se marchan rápido, agitando la maleza donde antes se ocultaban.

—Me gustaría saber más de ti —dice con entusiasmo—. Tu historia suena muchísimo más excitante que la mía. ¿Vienes de lejos? ¿Qué Pokémon es King? ¿Sueles ganar tus combates? ¿Hay más entrenadores en tu familia?

-¿Hmm, acabas de espantar a los pokemon del área? Sobre lo que dices...es inusual...en general los pokemon que aprenden a hablar son pocos, pero franqueada esa brecha linguistica, puedes hacer realmente lo que quieras. Pero seguro debe ser un tanto duro. Es decir, ¿no han tratado de capturarte o algo?

Lucina tomó la pokebola de King.

-King es un Slowpoke. ¡Uno muy grande! En general creo que no mucha gente aprecia la especie por considerarlos bobos, pero la verdad es que no lo son. Solo son muy lentos y relajados...estoy manteniendo los ojos abiertos por estas rocas que están vinculadas con ellos. ¡Una roca para que pueda hacer honor a su nombre!

Dejó salir al pokemon fijándose de que se materializara en la sombra también. Tras esto, sacó un pañuelo y se secó el sudor de la frente.

-¡Hey King! Este es Alan. -volvió a fijar su atención en el Raichu- Venimos de pueblo Pisaverde...algunas cosas malas pasaron allí. Mi hermano está perdido y mi padre está buscándolo. Yo estoy buscando a ambos. En el camino tendría que ejercer como entrenadora para poder viajar, y además siempre quise hacerlo. Decidí hacer un equipo de pokemon enormes, como King! Aunque...probablemente pruebe ser difícil. Pero soy paciente. ¿Tú solo vas contigo mismo o también llevas compañeros en pokebolas?

Alan no duda en soltar una carcajada.

—¡Lo han intentado, eso seguro! Pero no pueden.

Coloca la mochila al frente y empieza a rebuscar; un minuto después te enseña una pokeball con un raspón en forma de X en la parte superior.

—Esta es mi pokeball. Una vez capturado no me puede capturar de nuevo. Siempre que mi pokeball funcione o esté cerca, claro. Y bueno, algunos no me han tratado muy bien, pero no importa. No me preocupan esos idiotas. 

La guarda de nuevo y espera a que King se materilice. Ambos se saludan y empiezan a hablar. O quizás más bien habla Alan, pues King parece más bien estar respondiendo preguntas. No hay manera exacta de saberlo, desconociendo el lenguaje Pokémon. Alan se ríe un par de veces y vuelve a mirarte. 

—Es un tipo divertido, sí. ¡Y muy grande! Ya me gustaría ser tan grande como él. ¡Seguro que es muy fuerte!

Su risa se detiene en un segundo cuando le cuentas sobre tu familia. Su cola se dobla sobre sí misma y sus orejas quedan apuntando hacia el suelo. Tras un par de titubeos, consigue soltar algunas palabras.

—Oh, esto... bueno... bueno, no sé que decir —te da unas palmaditas en el muslo a modo de consuelo. —Parece complicado. Me gustaría ayudar, si no te importa. Entiendo que es algo personal. 

Lucina miró la pokebola con aire sorprendido, y asintió.

-¡Eso es bastante ingenioso! No me sorprende, después de todo mucha gente valúa las capacidades especiales, y no aceptan no poder sacarles ventaja para sus fines personales. Mi hermano y yo compartimos una, que nos llevó a la situación en la que estamos ahora. -dijo, y luego negó con la cabeza al verle un tanto aproblemado por el resto de lo que le había contado- No es necesario que digas nada, es un tema complejo...

Le observó contenta.

-Si no tienes ningún rumbo fijo, no me desagradaría para nada que pudiéramos viajar junto como compañeros entrenadores. Además, seguridad en grupos, ¿no? Por ahora quería husmear alrededor de Ola Sombría, aunque falta trecho para eso aún...pero creo que mi hermano asomó por ahí.

Se estiró en sitio, algo más fresca tras el breve descanso en la sombra.

-¿Donde estabas yendo tú?

Está claro que no esperaba esa respuesta. La sorpresa hace que se quede mudo pero casi de inmediato se transforma en una enorme sonrisa.

—¡SÍ! Esto... quiero decir que me encantaría —se rasca la cabeza, avergonzado—. Siendo sincero, echaba de menos algo de compañía, pero no imaginaba que... —sacude la cabeza—. No importa. Compañeros de viaje pues.

Estira su mano, esperando estrechar la tuya para concretar el acuerdo. Si antes parecía alegre, ahora parece que cada pelo de su cuerpo se agita con vida propia. 

—Yo iba a probar suerte en el gimnasio de esta ciudad. Después de eso querría visitar más gimnasios, o entrenar por otros lugares, si es que me derrotan. Nunca he visto Ola Sombría, pero dicen que allí hay Pokémon Fntasma bastante fuertes. Sería un buen reto. 

-Entonces, ¡está decidido! Ahora...

Miró a King insistentemente, como esperando algo...y luego suspiró.

-Si tan solo alguien pudiera bostezar hasta atraer nubes para hacer este día un poco más ameno...¡ejem! Pues en marcha a la ciudad entonces. No me negaría a un baño fuera del bosque...y extraño tanto un colchón...

Negó con la cabeza.

-Quizá lo sabías, pero...los bostezos de Slowpoke atraen la lluvia. Tengo familia en un pueblo donde hay un sitio llamado Pozo Slowpoke. Es una suerte de caverna profunda y un tanto laberíntica con mucha agua, y aparentemente a los Slowpoke les gusta allí. Quizá solo sea un buen sitio o haya otra razón. La cosa es que mi tía me contó lo del bostezo y algunas otras cosas en particular. Aunque el que más me ha contado de leyendas fue mi abuelo, aunque hace mucho que no lo veo...sin embargo, guardo de forma especial algunas de las leyendas cortas que me contó. ¿Quieres oír algunas?

—Me encantaría.

El descanso os ha hecho bien y volvéis al camino con más fuerzas. El entusiasmo de Alan es contagioso y ayuda a que la  caminata se haga más amena. Nunca deja de escuchar y no para de pedir detalles de todo lo que le cuentas. Ya sea una anécdota, un detalle sobre tu familia o simplemente un comentario gracioso, lo atesora de una forma casi compulsiva.

Los edificios de la ciudad se ven ya sin dificultad, aunque aún os separa una pequeña distancia. No es muy grande, pero aparenta tener bastante bullicio.

—Cerca de aquí está el Pequeño Nido. Nunca he ido, pero oí de otros entrenadores que es barato y la comida está rica. ¿Quieres ir?

Lucina se pinchó la mejilla con el índice, tratando de recordar las palabras precisas. Eran historias cortas, pero que en general bien contadas no necesitaban ser alargadas de más. Después de todo, los mitos no tenían que ser muy largos...para desgracia de quien quisiera detalles, ella incluída.

-¡Hay dos historias muy cortas en las que estaba pensando ahora! Y ambas están relacionadas. La primera decía...érase una vez un Pokémon en un bosque. En ese bosque, el Pokémon se despojaba de su piel para dormir como un humano. Despierto, el humano vestía la piel del Pokémon para vagar por los poblados.

Hizo una breve pausa.

-Por otro lado...Érase una vez un Pokémon muy cercano a los humanos. Éranse una vez humanos y Pokémon que comían en la misma mesa. Érase una vez un tiempo en el que no había diferencias entre los dos.

Mantuvo una sonrisa serena y aire reflexivo tras recitar ambas leyendas, y añadió.

-Te dejan pensando, ¿no? Donde empiezan y terminan las líneas entre nosotros. Que estemos ahora mismo caminando juntos prueba que las cosas son bastante borrosas en cuanto a límites.

—Eso lo sabe cualquier Pokémon —dice, orgulloso de poder aportar algo a la conversación—. En los tiempos antiguos Pokémon y humanos no estaban separados por ciudades o pueblos. Todos vivíamos en la creación de Arceus, como uno solo. Aunque —razona—, era muy difícil para los humanos. Salvo para los Marcados, claro.

-Bueno, muchas cosas de tiempos antiguos están perdidas. Estas cosas que te mencionaba antes son parte de un libro de fragmentos del pasado. Páginas o versos sueltos. Pero, ¡es la primera vez que escucho del término Marcados!

Tras un instante de duda, Alan empieza a explicar:

—Los Marcados son humanos elegidos por Arceus, bendecidos con poderes. Seguro que has oído hablar de psíquicos, ¿verdad? Son los más comunes, pero no los únicos. Hielo, Acero, Tierra o cualquier otro Tipo que Arceus considere adecuado. Es curioso —hace notar— que en doscientos años apenas haya habido Marcados. Antes eran raros, pero no tan escasos. 

Su cola se agita con alegría, fruto de la animada conversación.

—¿Te gustaría saber más?

-Oh...entonces tiene un nombre. Recogí varios datos así buscando lo que realmente me aficionaba, sobre gente como describes.  Aunque yo investigaba de pokemon anormalmente grandes, pero las cosas extrañas tienden a apilarse en secciones cercanas las unas a las otras en las librerías y bibliotecas.

Se sintió un tanto confundida en ese punto, pero era natural que un pokemon supiera más al respecto que humanos, después de todo en general tenían un entendimiento mayor del mundo mientras que los otro seguían investigando al respecto.

-Las anteriores leyendas no me dan la impresión de solo referirse a que vivieran juntos. ¿Que tal si no había división en primer lugar? La información está desperdigada en el mundo, pero escuché una historia de un niño psíquico con grandes poderes que se volvió un pokemon una mañana. Y hay pokemon que pueden cambiar sus formas o parecer humanos incluso. Aunque...¿por qué, en tal, caso terminamos siendo dos especies tan distintas? En general hay mucho que no sabemos. Pero, fuera de eso...

Suspiró, contenta.

-En general esta está siendo una charla de lo más interesante, te lo agradezco. Hoy en día quizá sea lo mejor que no sea tan normal, porque...otros humanos pueden lastimar lo que encuentran diferente, sea para explotarlo o por simple falta de aceptación. No soy una psíquica, pero tengo algo de eso...pero decidí tratar de mantenerlo a bajo perfil siempre que me sea posible. Tampoco es que sea tanto, comparado con lo que puede hacer un verdadero psíquico es poco, pero es un truco útil.

Inclinó la cabeza levemente a un lado, buscando las palabras adecuadas.

-Puedo...moverme. Lejos, sin esfuerzo físico y tiendo a tener buena intuición en cuanto a cosas peligrosas.