Partida Rol por web

Avanzas por el pasillo, pasando por delante de un pequeño hueco plagado de cajas rotas, botellas vacias y cubos. Continuas hasta que ves una habitación. Esta, al igual que la zona que acabas de abandonar, se encuentra vacia.

Puedes ver pequeños trozos de cristales esparcidos por el suelo, el cual está completamente lleno de polvo. En el se dibujan marcas de huellas, algunas más grandes, de tus propias patas y otras, más numerosas y pequeñas.

Las paredes están dibujadas con sangre seca y adviertes los huesos rotos y pelados que alguna vez pertenecieron a algún humano.

El olor que desprende la habitación es una mezcla de suciedad, sangre y marcas de territorio. Marcas de animales que te advierten de que esta es su zona de caza.

Observo las huellas, grandes y pequeñas. Trato de identificarlas y saber cuantos seres las han dejado.

Marco la zona, la reclamo como mi territorio, y avanzo con cautela a la siguiente estancia.

Avanzas poco a poco a la siguiente habitación. Mientras vas acortando distancias tus agudos sentidos comienzan a oler y a escuchar la presencia de algo en la otra habitación.

Te acercas de manera sigilosa y ves a un perro delgado y con algunas leves mutaciones. Es bastante debil y está tratando de devorar la poca carne que tiene un hueso.

Se percata de tu presencia cuando estás bastante cerca. Sorprendido y en tensión el perro emite un gruñido que acaba pareciendo un ladrido -grrrrguau.

En cuanto oigo su gruñido me lanzo contra mi enemigo con las fauces abiertas. Con una mortal dentellada intento desgarrar su garganta antes de que tenga tiempo siquiera para reaccionar. Se que debo matarlo con rapidez, porque posiblemente no este solo.

Te lanzas a por tu enemigo, cerrando tu mandíbula alrededor de su cuello, arrancando varios trozos de carne y llenando tu boca de sangre. El animal enemigo gime, con un llanto parecido al de un un niño llorando y te ataca tratando de hacerte huir. Sin embargo el ataque es debil e impreciso y logras esquivarlo sin grandes esfuerzos.

La sangre brota del lomo del perro mientras mis dientes perforan la carne. Un movimiento en el ultimo momento ha hecho que mi dentellada falle por unos centimetros. pero el sabor de la sangre y un gemido ahogado del animal evidencian que la lucha esta decidida. Con un espasmodico movimiento trata de morderme, pero no tiene nada que hacer.

Arranco un trozo de carne antes de lanzar un segundo mordisco. No es un ataque, no hay animosidad, sencillamente evito alargar su sufrimiento. Cierro con fuerza mi mandíbula partiendo su garganta. La vida deja su cuerpo casi en el acto, y su cadáver queda en el suelo tirado frente a mi mientras me lamo la sangre del hocico.

Devoro el cadáver de mi presa para saciar mi apetito. Luego me lamo el hocico y me entretengo un rato con un hueso, haciendolo crujir hasta que lo rompo para injerir el propio hueso y el tuétano. Cuando termino me siento recuperado. La pelea a sido breve, y no me ha proporcionado apenas ningún ejercicio.

Siento la necesidad de salir a correr, pero antes marco la zona para que todo el que se acerque sepa que ese es mi territorio.

Me dirijo a la abertura del fondo, y dejo la habitacion por ella. Me siento seguro, pero se que el mundo es un lugar peligroso, y no se puede bajar la guardia, asi que mis orejas y mi nariz mantienen su constante vigilia.

Observas una gran habitación que ya has recorrido cientos de veces en tus antiguos viajes en busca de comida. Tu patas pasan por encima de numerosos trozos de huesos rotos y tus ojos se fijan en numerosos cráneos aplastados y con todo tipo de marcas.

Al fondo ves la escalera que te llevará a un piso superior, una escalera de cemento que aguanta el paso de los años.

A lo lejos tus aguzados sentidos escuchan aullidos, rugidos y un fuerte sonido que no habias escuchado con anterioridad.

Me encamino hacia la fuente del sonido, con una mezcla de curiosidad y preocupacion.

Me agacho inconscientemente para reducir las posibilidades de que un enemigo me vea, y subo las escaleras procurando evitar cualquier piedra o resto que pueda hacer algun ruido.

Subes con sigilo por la escalera y llegas a una habitación con otras escaleras que suben. A ambos lados se encuentran dos puertas de metal cerradas, en ellas se puede observar varias marcas de arañazos y varios agujeros del tamaño de un dedo humano.

La habitación está marcada por un grupo de ,al menos, diez individuos aunque los olores se juntan y se distorsionan.

Estas completamente solo en la habitación. En los pisos superiores sigues escuchando ruido de pelea.

¿Pelea?

Sigo subiendo en pos del ruido, tan rapido como puedo pero intentando no revelar mi presencia a lo que sea que este arriba. Diez perros juntos podrían ser un problema, y cualquier cosa que se enfrente a diez juntos quiza sea incluso mas peligroso.

Sigues subiendo escuchando cada vez más cerca los ruidos de la pelea.

Llegas a una habitación prácticamente igual que la anterior aunque en esta se pueden ver numerosos huesos de humanos y de cosas que alguna vez fueron humanos pero que se encuentran terriblemente deformadas.

Bajo la cabeza y olfateo a mi alrededor tratando de identificar al ser que ha matado a tantos humanos.

Y continuo subiendo. El sonido esta muy cerca, por lo que extremo la cautela, y trato de que lo que sea que haya arriba no me detecte al llegar.

Avanzas por el edificio en ruinas. Un tremendo olor a heces y orines te inunda el olfato, provocándote unas pequeñas arcadas.

Ves numerosos huesos mordisqueados y multitud de pelos animales.

Pasas por delante de una puerta de metal completamente cerrada y continuas hasta alcanzar otra habitación en la que ves unas escaleras que descienden. Allí te espera tu compañero que ha encendido una especie de antorcha con un hueso y unas telas empapadas en alcohol, sujetadas a este.

Ves que está agazapado encima del cuerpo de tu otro compañero. Este ha recibido numerosos mordiscos en distintas partes del cuerpo. Una de sus orejas ha sido arrancada, al igual que el pómulo. Su mano derecha ha perdido tres dedos, el torso tiene arañazos profundos y mordiscos graves. Todo su cuerpo está manchado con sangre.

Obviamente está muerto -te dice tu compañero -ha muerto desangrado mientras se lo comian -continua parando su mirada en sus numerosas heridas.

Se levanta y te señala una de las puertas de la habitación en la que descansan caidos tres cuerpos de perros -por lo menos se ha cargado a unos cuantos de esos chuchos.

Te percatas de que hay varios rastros de sangre que salen de la habitación, tanto por esa puerta como la de enfrente.

Ves que por cada una de las puertas se asoma uno de esos perros mutantes. Ambos os gruñen pero no se atreven a atacar.

Antes de que te puedas dar cuenta un perro salta desde lo alto de las escaleras hacia tu compañero. Este, gracias a sus reflejos, consigue propinarle una patada a la bestia y evitar su mordisco.

El animal vuelve a subir las escaleras y en ese momentos ves a, al menos, cinco perros que os observan desde lo alto de la escalera.

¡Morid, cabrones! -grita tu compañero mientras dispara su lanzamisiles hacia las figuras de los perros.