Partida Rol por web

Aún dándole vueltas a qué pudo fallar con la cerradura magnética, la atención de Mathus es llamada por el susodicho Pash. Es increíble cómo pueden quedarle ganas de beber en un momento como este. Asiente con la cabeza y trata de imitar los gestos y posturas del contrabandista y, aunque cree conseguirlo, sólo puede pensar que desde fuera debió verse algo ridículo.

Respiró profundo agarrado a su bláster: era hora de calmar los nervios y seguir pensando en escapar aunque para eso tuviera que formar parte de un tiroteo. Si salgo vivo de esto, creo que también voy a necesitar un trago. ¡Y brindaré por 41-VEX!

Pash mira raro a la muchacha. Esta, sin prestarle más atención que a las cataglypsis que corretean por el suelo, pone unas botellas vacías delante de ella, y entre se amasijo deja espacio para poder poner su arma y cubrir la entrada. Se hizo espacio con los hombros, para poder tener la propia barra de plataforma de tiro y esta así ayudarle ha ganar puntería.

En cuanto empezase a desbordar la marabunta de cerdos, su capacidad de combate, usaría su pequeño truquito.

Sasha se parapeta detrás de la barra y apunta con su rifle hacia la entrada, buscando un buen ángulo de tiro.

La puerta se abre con un fuerte golpe y cuatro gamorreanos, seres de rostros porcinos armados con pesados garrotes con filos de hacha, entran en la cantina. ¡Son los matones de Teemo! Sus ojillos saltones parpadean para adaptarse a la penumbra mientras examinan el local buscando algo... Parecen confusos en un primer momento, pero entonces, uno de ellos señala con su hacha en dirección a... Mathus y gruñe en su primitivo idioma. 

Demasiado lento, demasiado lento no paraba de sonar en su cabeza, aunque cuando vio que el lacayo de Teemo se había percatado perfectamente de su presencia y le señalaba amenazante con su arma, ese pensamiento se convirtió en Oh mierda, oh mierda.

Tragó saliva en un instante que le resultó eterno.

Alarmado veo como Shasha se prepara su muralla de cristal. Confirmado!, esta tía no ha salido de la selva en la vida. Ahí fuera está muy bien tener la cobertura de unas hojas de banano. Pero éstas, cuando reciben disparos, no te pueden reventar la cara al estallar! Y si lo que pretende es usarlas al revés, reventarlas ella, sólo le servirán los objetivos están ahí menos de metro o metro y medio a lo sumo. Le llamo la atención y por gestos le indico que las botellas le pueden estallar en la cara, que sería mejor que se mueva un poco o que cuando comience el fregado las tire.
Ya acabaremos llenos de cristalitos tras el tiroteo como para que encima pongamos más metralla delante d nuestros morros.
Que hace ahora!? No pensará comenzar ya pegando tiros. Para que he gastado saliba intentando evitar que nos encuentren? Le indico alarmado que guarde el arma antes que la vean... mierda! Ya han visto a alguien!!
Me tiene... que le daría unos azotes en su bonito culo....

Oskara sigue fija en la mirilla de su carabina mientras los cerditos hacen su entrada. ¿Cuánto tiempo tardarían en darse cuenta de su error?

Poco tiempo... al parecer Mathus estaba algo visible...

[color=#008000]Vaya, tendré que hacerles cambiar de opinión...[/color] -susurra para sus adentros la twi'lek.

Lanza un vistazo al más adelantado de los gamorreanos y decide si disparar al corpachón o alguna de aquellas patazas. Aquellos tipos eran duros, pero si no podían andar, no podían hacer daño, mucho menos seguirles, y no era un blanco tan difícil...

Sasha miró a Pash con asco. - Pero que idiota es este tipo.

Cuando lleguen esta panda de desgraciados, tendrán que atacar sobre el mostrador, y tanto las botellas como sus restos, se lo pondrán más difícil, además, ponerlas no es problema, y lanzarlas, es un tiempo precioso. Empujarlas hacia delante, para que las pisen, se jodan con los cristales, o rulen estas y les hagan perder el equilibrio, siempre es una ventaja. O un problema para ellos.

Esperó el momento en que los "cerditos" apareciesen, y no dudó en gastar munición. Munición que descontaría como gasto, cuando estos desgraciados empiecen a hacer las cuentas de lo que le deben.

Sasha apunta y dispara. El sonido del rifle retumba en la cantina y el proyectil atraviesa en el pecho a uno de los gamorreanos, que cae al suelo, inerte.

Después Sasha empuja con la culata del fusil las botellas del mostrador, que se rompen en mil pedazos al otro lado.

Con el corazón amenazando con escaparse del pecho, Mathus apuntó al primer gamorreano que encabezaba la marcha directamente hacia él. Trató de tomarse unas décimas de segundo hasta que el temblor de la mano que empuñaba el arma hubiera desaparecido, sólo un poco. Cerró los ojos, o eso le pareció, justo antes de apretar el gatillo.

Oskara no dudó. Todo lo que había a su alrededor dejó de tener sentido por unos segundos... todo excepto la cabeza del primer gamorreano que podría llegar a amenazar la vida de sus compañeros. Tal y como había aprendido, se apoyó muy bien contra la pared, respiró hondo y... al soltar el aire apretó el gatillo.

El rayo bláster de la carabina fue a meterse entre ceja y ceja del enorme porcínido. Un disparo entre un millón. El pobre tipo ni lo vió venir... Tampoco es que Oskara tuviera remordimientos: en aquel punto eran ellos o los gamorreanos... y tenía mucho aprecio por su pellejo y por alguno de sus compañeros de viaje.

Viendo como Sasha había despachado a otro de los cuatro gamorreanos, la situación parecía haberse puesto muy a su favor. [color=#008000]¡Ey feos! ¡Vuestro funeral![/color] -provocó con una sonrisa socarrona.

El disparo de Mathus se desvía a la pared. El técnico suspira. Claramente, no es su día.

Oskara por su lado realiza un tiro limpio, de libro, que hace volar la cabeza de uno de los gamorreanos. Su grito de amenaza encoleriza a los matones, y combinado con lo que acaban de ver, deciden cambiar su objetivo hacia la cazarrecompensas.

Después de comprobar cómo mis expeditivas compañeras hacían trizas (junto con las tristes vidas de un par de gamorreanos) mi estupendo plan no tengo otra alternativa que unirme a la fiesta.
- A la mierda!!, me cagüen to!!- grito mientras me incorporo lo suficiente como para mirar por encima de la barra y disparar. Apunto al cerdito que esté más cerca de la salida, pues lo último que quiero es que alguno consiga huir en busca de refuerzos.
Pam!! Otro menos! Solo queda uno.
- Más vale que te rindas gamorreano, y deprisa, o un no tendrás nada que envidiar a un colador!- digo en voz alta, con la tranquilidad y certeza que otorga la presente situación (un único malo, armado con un arma cuerpo a cuerpo contra 3,5 buenos que cuentan con armas a distancia que han demostrado ser muy efectivas (el otro 0.5 que falta de Mathus volverá cuando lo libere el dios d los dados );) con la intención de intimidarle.
A ver si este es un poco listo y me hace caso. Y si éstas dos alocadas no lo acribillan ya sería la ostia!! Con él como rehén podríamos hacerle llamar a sus jefes y que les diga que nos han liquidado, o que nos hemos largado a Mos Espa

¿Cuándo empieza el turno nuevo?

La idea es por la reacción. Si se rinden, apunto y mantengo posición, si no se rinde, ... fuego al siguiente.

Pash dispara con su blaster un certero tiro a la cabeza del gamorreano, que cae al instante.

Su exigencia de rendición parece no afectar al gamorreano. En el fondo de la cabeza de Pash, vagamente recuerda entonces que alguien le dijo una vez que los gamorreanos era una especie guerrera por naturaleza. Nunca se rendían, nunca abandonaban un combate.

El último gamorreano, enfadado y ansioso de sangre, se lanza contra Oskara blandiendo su hacha. El tremendo golpe pasa a pocos centímetros de la cabeza de la cazarrecompensas e impacta contra el suelo con un sonido metálico fuerte.

Puedo entonces dispara al bicho, con sumo cuidado. Me da igual matarlo. Con inutilizarlo me conformo, y sobre todo con no herir a la compañera.