Partida Rol por web

Voltor había recibido un rasguño, eran bastantes soldados y él llevaba demasiado tiempo escondiéndose. Estaba desentrenado. Aun así era lo que tenía que hacer y no se arrepentia.

- Ayudadme, os recompensaré. Llevad el datapad a su destino si caigo.

Tranquila, no vas a caer hoy.

Miró a Eneera un momento antes de volver su atención a los soldados.

Sacala de aquí. Yo os cubro.

El Jedi respiró hondo y dejó que la Fuerza le guiase y le ayudase a protegerse de los disparos de los imperiales.

Todo lo ocurrido debía responder a un plan mayor, la secuencia de hechos los habían llevado hasta aquí por un motivo, y ese motivo, los llevaría hasta el camino que representa su futuro. Tal era la voluntad de la fuerza, tan cargada de secretos y misterios. Se encontraba saliendo del local junto a Liak cuando los disparos comenzaron. Aunque Opal mostró una gran inteligencia al pedirle a Eneera que no hiciera gala de los dones de la fuerza, lo hizo.

Y Voltor recurrió a su sable y sus conocimientos sobre los misterios de la fuerza para proteger a la muchacha desconocida. Estaba claro, honrar el Código era ayudar a aquella mujer. Pero debían actuar con cautela y sabiduría, o aquella estación también sería el final y su tumba de medio millón de toneladas.

Aquellos tipos buscaban a la mujer pelirroja, no a ellos. De alguna forma, le resultaba incluso interesante la forma que la fuerza había tenido de cruzar sus caminos. Lo que no le pareció tan interesante fue la facilidad con la que uno de los soldados había señalado en su dirección al grito de Jedi. De forma incosciente, miró hacia el soldado como si lo hubieran descubierto a él, aunque no era el caso.

Vio a Errol tanteando las puertas del local, y le pareció buena idea la de encontrar un lugar sin gente inocente donde seguir con su via de escape. Y con un poco de suerte, quizás, les podrían despistar. Todo sería una cuestión de de huir de allí como fuera. Las estaciones espaciales siempre eran el peor sitio para ser descubiertos.

- Abriré el camino. - Dijo de forma escueta, para dar un par de pasos antes de un par de largas zancadas atravesando el tiroteo hasta Errol, donde agarró las puertas y comenzó a tirar de ellas para abrirlas usando simplemente, la fuerza bruta.

- ¡Por aquí! - gritó a los demás, por encima del ruido.

Oh ¡Genial! ¿Para qué hacerme caso y curar a la muchacha a cubierto de los disparos? No, ahí a plena vista, se pone a usar sus poderes raros. ¿es que no ha aprendido nada en un año?

Pero es aún peor, el otro...¿cómo defiirlo? ¿Inconsciente? ¿Directamente imbécil?Relájate Opal, estás alterada y seguramente ha hecho lo que pensaba mejor, no le eches la cruz Sin embargo e cuesta no mosquearme con ese Voltor ¡Meter un empujón de esos de La Fuerza! ¡Sacar el sable y agitarlo como si fuese a ayudar a aterrizar a una nave. ¿Es que no son perseguidos los Jedi? ¿No llevan un año ocultándose y pasando desapercibidos? Si lo hacen así... han tenido MUCHA suerte.

Mierda si es que nos falta enviarle una invitación a Lord Vader. "Hola, tío con más mala leche del imperio, ¿Te vienes a tomar el té? Traete las pastas.

Está claro que la discrección no es una opción ya, por ello saco mi vibrocuchillo, preparada para ir a atacar al que tengo más cercano. Y usarlo como escudo contra el blaster del otro de paso. Pero el tercer Jedi, Sajuuk, abre una puerta. Un tanto a lo bestia, pero la abre.

-Bien... ese es el camino... ¡Iré delante!

Corriendo, entro al edificio recien abierto con la idea de atravesarlo y abrir una salida al otro lado mientras los demás entran.

Errol había maniobrado con destreza, eludido a "los malos" y de paso acabado con uno de ellos. ¡Bien por él! Pero quedaban más, y uno sólo de ellos podía convertirse en una amenaza mortal. Había que abatirlos a todos. Y eso se propuso.

-¡Ahhhhh! -gritó, apretando el gatillo de su bláster de bolsillo a toda velocidad, como si no hubiera un mañana.

La ráfaga de disparos que surgieron de su arma fue abrumador, además de bien dirigidos. Puede que la visión de que fuera un simple tahur, un mimado y un inconsciente no se ajustara del todo a la realidad. Por lo visto se debía haber enfrentado en más de una ocasión al peligro. Y si su presencia allí significaba algo, debía ser que en cada ocasión había vencido o se había acabado sobreponiendo.

-¡Rápido, yo os cubro! ¡No, mierda, el cargador! -exclamó cabreado consigo mismo por haber abusado de la carga de su arma.

Artix que no sabia por donde le venia nada, se limito a proteger a la pelirroja, intentando que se mantuviera a resguardo.
Al rato de estar junto a la mujer y ver como Voltor y Errol acometieron contra aquellos asaltantes, se dispuso a actuar si abandonar a la mujer, pues ponerse de pie para él tampoco suponia un blanco facil.
Llegado a este punto, creo que debemos hacer algo...
Saca su blaster de manera rápida desde donde se encontraba, y apunta con gran percepcion al tipo que se localiza al Sur de la calle...
Despues de apretar el gatillo, Artix penso:
Vaya, parece que las copas de vino afectaron a mi punteria...

Ante la contundente embestida de Sajuuk el cual echó abajo la puerta tras concentrándose en ella mientras la cargaba, lo que le permitió enfocar la Fuerza para sus propósitos, la mayoría del grupo se internó en lo que parecía una simple vivienda. Por suerte por el momento no se escuchó ningún grito atemorizado de ningún ocupante que os pudiera retrasar en vuestro propósito de ganar distancia. El jedi sin embargo había quedado justo en la entrada y de espaldas a los enemigos de modo que el blaster del enemigo de más abajo rugió y logró impactar en la zona alta de su costado haciendo que la carne ardiera.

Opal, Artix, la desconocida, Eneera y Liakbev habían echado a correr hacia el interior. La mujer de cabello rojo a pesar de la sorpresa inicial había reaccionado siguiendo vuestros pasos.

Uno de los imperiales la emprendió contra Voltor con su rifle, lanzando un nuevo haz, directo hacia su pecho. El guardián hubo de girar su blaster esperando desviarlo y así fue, pero el nuevo ángulo no fue lo suficientemente abierto y el rayo le rozó el brazo rasgando con ello su ropa y provocando una punzada de dolor.

Errol había permanecido en el lugar arrojando una rápida salva con su pequeña arma, dos rayos dieron en pleno pecho del tipo que le amenazaba forzando su caída hacia el asfalto. El último de los soldados trató de devolverle el golpe pero el ágil acróbata se agachó justo a tiempo de modo que el disparo pasó justo a pocos centímetros sin embargo aquello fue suficiente para que el calor le causara unas molestias en la vista durante un par de segundos.

- ¡Deteneos ahora o seréis ejecutados por traición!

Exclamó el que seguía arriba, tratando de amedrentaros.

Voltor recibió otro impacto, el cual pudo desviar en parte, pero al menos había atraido el fuego enemigo y no siguieron disparando a la chica. Eso era lo que importaba, salvar a los inocentes en peligro. O al menos la joven parecía ser relevante o por lo menos lo que dijo sobre los datos.
Pero Voltor le había prometido que no iba a caer hoy, y él era un hombre de palabra.

Desde su posición en la puerta pudo ver como uno de los soldados estaba medio escondido tras un deslizador. Seguramente creería que eso le mantendría a salvo de disparos. Y lo mismo era cierto. Pero él era un Jedi, y tenía otras habilidades y armas.

Lanzó el sable en dirección al soldado, éste salió volando y girando. Al llegar al deslizador cortó limpiamente la turbina tras la que se escondia el imperial, y la propia cabeza de éste. El pobre no tuvo ninguna oportunidad.
El sable se detuvo entonces y dio la vuelta todavía girando sobre si. La mano extendida de Volk lo cogió sin dificultades antes de mirar a los otros dos imperiales y entrar a ver cómo estaba la chica.

La nueva sala semejaba una vivienda de pequeño tamaño. Estábais en el recibidor y más adelante una cocina en la que se podía ver una ventana hacia el callejón cercano al tipo 3. A vuestra derecha unas escaleras ascendían. También se podía continuar por el interior de le vivienda.

La vida de un Wookie siempre era de lo más complicado. Y es que, de repente tan pronto estaba una sentada en una mesa, tomandose algo con gente a la que no conocia de nada, como se veía en medio de un tiroteo y una persecucion, intentando proteger a una señora a la que tampoco conocia de nada y que bien podría ser una asesina en masa de niños. Pero claro, ya se sabe lo que dice el dicho: " El enemigo de mi enemigo es mi amigo", por lo que solo habia necesitado ver como aquellos imperiales la perseguían para que aquella desconocida se ganara mi simpatia.

Y claro, todo el mundo sabe que es mucho mejor caerle bien a un wookie que soliviantarlo, eso estaba claro.

El caso era que, a pesar de las ganas que tenia de practicar el tiro al blanco con aquellos tres que habian decidido impedir que huyeramos, Saajuk no tardo demasiado en abrir una via de escape, por lo que me decidí a huir hacia aquella nueva habitacion, asegurandome de aquella forma  de que aquella mujer salia de alli vivita y coleando.

Rugi, de aprobacion, al ver aquella nueva entrada, y me encarge de revisar aquella estancia, mientras el resto iba pasando. Aquel, sin duda, era un buen momento para desenfundar mi ballesta. Aquellos soldados estaban demasiado cerca como para que no me quemara el arma en las manos.

Y asi, ballesta en mano, esperé a que el resto se uniera a nosotros, preparada para disparar a cualquier enemigo que se pusiera a tiro, mientras me encaminaba hacia las escaleras, apuntando hacia ellas mientras me aventuraba a subir un par de escalones, asegurandome de que all estaríamos a salvo y no habria ninguna emboscada antes de continuar.

-Una puerta, podríamos rodearlos. O salir por ella si entran. Tanto da.

Me coloco ante ella y la abro con cuidado de no llamar la atención, si es posible.*

Lo que tenemos es que llegar a una nave y largarnos cagando ostias de aquí. ¿Sabrá pilotar alguno? Nunca viene mal tener un piloto de reserva por si me pasa algo a mi. Céntrate Opal, primero la puerta y los imperiales. Luego la nave y huir de los destructores y Vader y lo que venga. Mierda, no me estoy ayudando.

Errol estaba haciendo un gran papel en aquella escaramuza, pero su pequeño bláster de bolsillo, pese a las ventajas connaturales a su pequeño tamaño, no es que tuviera un cargador demasiado grande, así que tras la salva que había lanzado contra el segundo imperial, el arma se había quedado "seca".

-¡Maldición, necesito recargar, dadme unos segundos! -exclamó a sus compañeros por encima del ruido de los disparos bláster.

Así que ahí estaba, aplastado contra una pared para ofrecer el menor blanco posible mientras buscaba entre sus ropas un cargador de su pistola, rogando a los dioses, la fuerza y la casualidad, que el próximo disparo imperial no acabara con él.

Conforme os adentrábais en aquél hogar encontrábais que era una pequeña ratonera. Todas las ventanas daban hacia el zona oeste o la sur de manera que la escapatoria no era sencilla.

- Quizá podamos ir por arriba. Os agradezco que me ayudárais.

La mujer tanteaba con la mano la zona que debiera de estar herida y sin embargo no lo estaba.

- Mi nombre es Maya. Necesito llevar a la sección V14 de la estación. Hay una información importante allí que tengo que encontrar. Esos hombres son agentes imperiales que me persiguen. Si me ayudan serán recompensados y si no lo desean, tan sólo márchense porque aquí ya no estarán a salvo.

La mujer mostraba buenos modales y su entonación era muy clara, aquello combinado con unos buenos ropajes indicaba que debía tener buen status social. Justo en ese instante un hombre bajito medio calvo aparecía justo arriba portando una carabina blaster.

- ¡Quiénes son, marchénse o les dispararé! ¡Soy veterano y sé lo que hago!

Lo curioso de aquél asunto era que los hombres de fuera no se habían adentrado para perseguiros.

Al ver que estaban entrando todos y que todavía quedaban dos soldados fuera, Voltor no se lo pensó y salió a su encuentro. No pensaba que el viejo que estaban en la casa que habían allanado sin más fuera a ser mucho problema, y estaba seguro que le compensarían por las molestías y roturas causadas.
Pero alguien se tenía que quedar a lidiar con los guardias.

Marchaos en cuanto podáis, yo entretendré a los imperiales. Me reuniré con vosotros más tarde.

Dicho esto salió y se colocó en medio de los dos soldados y trató de eliminar a uno de ellos. Pero su ataque fue del todo errático y lo pudo esquivar sin dificultad alguna.

Puede que de un hombre del tamaño de Sajuuk, una gran capacidad física se le pudiera atribuir. Pero abrir aquellas puertas metálicas con el único uso de sus manos indicaba mucha más fuerza de la que se le pudiera atribuir fisicamente. Por eso, tras abrir aquella puerta, se hizo a un lado para dejar pasar a sus nuevos compañeros. - Vamos, vamos, vamos. - Estaba indicando a sus comapañeros que pasaran cuando una nueva ráfaga de disparos les alcanzó, y él utilizó su propio cuerpo como parapeto de sus compañeros, alcanzandole una de los disparos.

Él no temía la muerte, tenía la Fuerza.

- Yo te daré ese tiempo. - Acabó por ecirle a Errol, cuando pidió tiempo para recargar. Entonces Sajuuk miró al hombre que le había disparado. - Creo que has sido tu el que me disparó. - Pronunció con tranquilidad mientras se adelantaba hasta él, a pasos largos. Y con el único uso de las manos desnudas, lanzó un golpe directamente a la cara del soldado. Su objetivo no era matarlo, simplemente hacerle mucho daño y dejarle incosciente poco después.

El imperial consiguió zafarse del sable láser rodando por el suelo en una maniobra afortunada. El arma de Voltor zumbó sobre él inofensivamente. Como consecuencia logró que el Jedi quedara de lado, momento en el que aprovechó para abrir fuego con el rifle blaster, ¡causando una herida lacerante en su costado!

- Muere, Jedi. ¡Gloria al emperador Palpatine! ¡Instaurador del orden en la galaxia!

Exclamó viendo que los caballeros en efecto eran derrotables. Sajuuk entretanto había caminado hacia el segundo soldado el cual estaba distraído por el enfrentamiento, apuntando a Voltor para tratar de impactarle en cuanto se descuidara. El Jedi llegó hasta su lado y con un suave puñetazo propulsado por la Fuerza, causó que el hombre emitiera un quedo gemido y cayera al suelo, fuera de combate.

Voltor se había centrado tanto en el imperial que no vio al otro que estaba detrás suyo y le alcanzó de lleno. No obstante hacía falta más que eso para eliminarle.

COn un giro de su hoja alcanzó el brazo del arma del soldado. Y seguramente él no tendría tanto aguante como un Jedi de combate. Y menos contra un sable laser capaz de cortarlo todo.

Le habría gustado tomarle el pulso al Imperial que acababa de derribar, para comprobar que seguía vivo, que no le había arrebatado la vida. Por desgracia, el tiempo no jugaba a su favor. Tenían una huída en marcha, y lo demás era opcional. Ahora, debían de darse prisa. Estaba seguro que al menos uno de los soldados había infomado de que Voltor, el único que se había descubierto, era un Jedi.

Pero solo uno era suficiente para llamar la atención del Imperio Galáctico.

Se giró entonces, centrando su vista tanto en Voltor como en el hábil soldado imperial que parecía estar zafándose con una mezcla de habilidad y destreza. Ahora más que nunca, lo que su maestro le había enseñado hace años cobraba más sentido y significado que nunca.

Ahora, en esos tiempos oscuros, era cuando un Jedi debía aferrarse con más fuerza al Código.

En esta ocasión, dio varias largas zandas hacia el Imperial, tomándolo por el flanco y tras el segundo golpe del Jedi, dejando que el arco del sable pasara de largo y no le pudiera alzancar, agarró al Imperial del cuello y lo levantó del suelo, lanzándolo contra la pared con mucha más fuerza de la que se podía esperar de alguien de su tamaño.*

- ¿Estas bien? - Le preguntó a Voltor, al ver sus heridas, y le ofreció la mano por si necesitaba ayuda.

- Debemos marcharnos, los refuerzos no tardarán en llegar. -