Partida Rol por web

AÑO 21.

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA,  PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

- Si llevas algún arma te aconsejo que la tires ahora mismo. - Amenazó Kanghmer. Pareció relajar un poco su postura, pero no quitaba de encima el ojo al cambiaformas...

Miró a Seragoi un segundo. - Mi hermana sabrá qué hacer con él, y podrá interrogarlo con más facilidad. - Sugirió.

Volvió a mirar al hombrecillo.

- Tira tus armas. Te vienes con nosotros. - No había atisbo de duda en sus ojos. Cada músculo del fornido bárbaro estaba dispuesto a reaccionar a la mínima señal de amenaza... y si ese tipo era remotamente peligroso desearía no haberse encontrado con ellos.

Señaló con su espadón en la dirección que venían. Aunque no se veía desde ahí, el tal Gusano seguro que había visto antes al nutrido grupo que formaba la comitiva de la que se habían separado Kanghmer y Seragoi.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

La verdad es que ya no quepo en mí mismo de la risa que me da la situación. El pobre tipejo es muy gracioso con su transformación a medio completar, así como la preocupación de Kanghmer. Miro ofendido a mi amigo:

 - "Yo también puedo interrogarle. Conozco torturas que a tu hermana harían desmayarse de solo pensarlas. Puedo causarle un dolor tan grande que se arrepentiría de haber nacido y, al morir, jamás desearía volver a tener pulso."

Me acerco al trocalengo y le hablo:

 - "Claro que sabemos que la aldea fue arrasada. ¿Que te hace estar tan seguro de que no fuimos nosotros quienes lo hicimos?"

Guardo mi mandoble y, aprovechando que Kanghmer me está cubriendo, me acerco a registrarlo para quitarle cualquier arma que pueda portar pero realmente estoy interesado en ver más de cerca los vestigios de transformación pues me parece algo tan cómico como interesante. Mis palabras son solo una broma cruel para evaluar tanto sus reacciones como su conocimiento de lo sucedido acá.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Fuera lo que fuera que había ocurrido, no parecía revestir peligro. Eso solo quería decir una cosa: era el momento de marcharse. Hassern no parece querer demorarse más en este lugar, así que simplemente se gira en el caballo para mirar al resto, esperando que no por última vez, y dice:

-Nos veremos pronto. Tened cuidado-para después emprender su camino tras el aldeano. Había jurado protegerle, y hasta que no estuviera a salvo en el lugar donde le había encontrado no daría dicha promesa por cumplida. 

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Tirar las armas no iba a ser muy complicado para Gusano. no las tenía mucho aprecio y tampoco era gran cosa. Ofreció su daga y una cochambrosa honda por si querían guardarlas. El comentario sobre la hermana del rubiales no le chocó hasta que el segundo hombre, el que parecía más simpático, habló de torturas. Al menos sus amenazas iban acompañadas de un movimiento para guardar el temible mandoble.

- Os observaba desde uña distañcia prudeñcial. Ño mucho rato, pero lo suficiente.- Confesó. Se dejó cachear pro el hombre, no le quedaba otra, pero antes de acompañarlos estaba decidido a completar la transformación.

- Dadme uños segundos que pueda cambiar mi aspecto.- Los enormes dientes eran verdaderamente molestos. LE impedían hablar con propiedad y sólo podía pensar en roer algo. Tenía la sensación de que los dientes le atravesarían el cráneo si no roía algo.

- ¡Ñññññññmmmmpfffffff, mmmpppfffff!- El trocalengo apretó los puños y se encorvó un poco. Parecía como si fuera a defecar y todo, del esfuerzo. 

¡PLOF!

Había notado cambios en su cuerpo. ¿Qué demonios estaba pasando? Serían los nervios, pero nunca le había pasado algo igual.

- ¿Ya está? ¿Teñgo aspecto humano de nñuevo?- Preguntó, inocente, a pesar de que seguía sin pronunciar bien. Sin embargo, la cosa había ido a peor. No sólo seguía con los enormes paletos, sino que además de la cola, ahora las orejas eran puntiagudas y le habían salido largos bigotes, haciéndolo aún más parecido a una rata que antes.- ¿Qué pasa?

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Kanghmer enarcó una ceja... Aquel ser era más lastimoso que la impresión que el bárbaro se había llevado en un principio.

- Estás menos humano que antes. - Le espetó sin miramientos. - Pero sigues sin parecer intimidante... Tú anda. - Le indicó mientras el trío comenzaba a andar.

- Habrá tiempo para que nos cuentes tu historia. - Ladeó la cabeza ligeramente, haciendo crujir un poco su cuello.

Era quizá demasiada casualidad que se hubieran topado con este cambiaformas, y justo antes con el otro humano aplastado por el Ogro... Demasiados supervivientes en las cercanías para un pueblo que había sido arrasado por elfos y en el que no habían dejado atrás ni un solo cadáver.

El misterio era intrigante, y el bárbaro sospechó que tarde o temprano darían con el origen del mismo... y no les iba a gustar.

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DÍA 14.

SIVERO.

TARDE AVANZADA

El sol está bajo en el horizonte, cuando los dos hombres a caballo y el ogro, seguidos de Bolduf, abandonan Sivero, mientras a su vez dos dos viejos amigos y una nueva figura regresan junto al resto del grupo.

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DÍA 14.

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TARDE AVANZADA

Seragoi y Kanghmer regresan junto al grupo, y como era de esperar, no lo hacen solos. Lo que no era de esperar es el aspecto del otro ser que les acompaña.

Todos, en menor o mayor medida, habéis tenido alguna vez contacto con algún cambiante, y algunos podéis estar familiarizados con sus habilidades. Sin embargo, posiblemente a todos os sorprende que en esta ocasión haya un hombre tras aquellos grandes y sobresalientes paletos de roedor, esas orejas puntiagudas y peludas, esos restos de pelaje y esa cola.

Dicho ser se encuentra desnudo y desarmado, aunque todos imagináis que sus objetos personales no andarán muy lejos.

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DÍA 14.

SIVERO.

TARDE AVANZADA

Kelnos observa la nueva figura y mirando al grupo exhorta.

Vosotros me encontrasteis debajo de una de esas enormes criaturas atravesada por mi pica y me abrasáis a preguntas y me da la impresión que no os fiais de mí.

¡¡¡Vosotros que vais con un ogro, un bicho sanguinario y ahora esto!!!

¿Qué clase de grupo sois?

Kelnos se pone a la defensiva asiendo su pica.

¿Sois los culpables del ataque y queríais averiguar cuanto sabia?

¿Por qué hacéis esto?

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

La atención de Basha, inicialmente capturada por la imagen de la figura del ser que acompañaba a Seragoi y Kanghmer, so volvió rápidamente hacia el hombre al que acababan de atender y que parecía que se volvía violento por momentos.

— Bueno señor Kelnos, somos la clase de grupo que no ha alzado sus armas contra ti, pero vista tu actitud puede que eso cambie de aquí a un periquete.

Ya te hemos dicho qué hacemos aquí, tratamos de averiguar lo ocurrido en el ataque de Sivero. Tú y ahora ese... ser, sois los únicos que han aparecido vivos por aquí e interrogaros es algo obligado. Excepto esos krankas que puedes ver por ahí muertos, de los que nos hemos ocupado antes de que se te comieran los ojos mientras estabas inconsciente. ¿No te gustan los ogros y los trasgos? Me partes el corazón. Baja tu arma o sigue tu camino, tanto me da. —

Parece que la bruja no ha quitado la  flecha de la cuerda del arco, y si bien no la tiene tendida, parece que vuelve su atención sobre Kelnos, que sostenía su pica con intenciones desconocidas. Se mantiene sobre la grupa de Stajä, preparada para emprender las acciones que sean necesarias.

— Creo que este pueblo ya ha dado de si todo lo que tenía y preferiría pasar la noche en el resguardo del Campamento Norte. ¿Os parece si nos vamos con los que ya partieron? ¿Quién traéis ahí, hermano? —

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

El trasgo, que durante aquel breve impasse entre idas y venidas había estado rebuscando aún más entre basura y escombros, se tensó tan pronto escuchó el tono y las palabras del humano al que hacía apenas unos instantes habían rescatado de debajo del cadáver de un ogro. Cualquiera podía llegar a preguntarse por las razones que llevaban a aquel hombre a ofenderse de aquel modo con quienes podían haberle dejado donde le habían encontrado después de haber añadido a su cuerpo algunos agujeros donde nadie sano debía tenerlos.

Con dientes afilados como cuchillos y una mirada igual de acerada, Puck llevó sus manos de largos dedos a la espalda.

- Vaya. El hombre cansado no estaba tan cansado, ama. Oh sí... El hombre cansado ha comido y ahora que tiene la panza llena y la boca vacía, enseña los colmillos.- El trasgo meneó la cabeza mientras chasqueaba la lengua.- Eso no es bueno, ama. Teníais que haber dejado a Puck pinchar al pobre hombre cansado cuando dormía para ver si estaba vivo. Oh, sí, ama. Si Puck le hubiera pinchado entonces, ahora el pobre hombre cansado estaría dormidito y tendríamos más comida para el resto. ¿A que sí, ama?

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DÍA 14.

SIVERO.

TARDE AVANZADA

Gusano llegó junto con los dos enormes hombres encogido como si muriese de frío. Claro, estaba desnudo y eso siempre te deja en una posición inferior. Si además le sumabas que la transformación no había ido como debía y que se había quedado mitad rata y mitad hombre, pues no mejoraba la cosa. Lo bueno es que no necesitaba sus manos para taparse las partes pudendas, pues la larga cola que le salía del trasero tenía un buen matojo de pelos que le ayudaban a tapar su "gusanito". Agradeció que  la atención estuviera fija en otro extraño que el grueso del grupo parecía haber encontrado entre los muertos.

¿Un superviviente?- Ante la mención que la mujer hacía de él, aunque fuera de rebote, Gusano intervino, aunque dirigiéndose a los hombres que lo custodiaban, para no interrumpir.

-Yo ño estaba aquí, sólo pasaba por aquí. Ñi siquiera he visto lo que ha pasado.- Los dientes le dolían una barbaridad. Se agachó para coger un palitroque del suelo y poder hincarle el diente. ¿Cuándo se le pasarían los efectos de la transformación? No quería quedarse así para siempre.

Cuando el hombre asió su pica Gusano negó con la cabeza ligeramente. 

No seas tonto.

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DÍA 14.

SIVERO.

TARDE AVANZADA

Kanghmer había recorrido el pequeño trecho con sus ojos puestos en el cambiante recién encontrado, pero ahora su actitud y sus sentidos se dirigieron al superviviente bajo el ogro.

Habló para su hermana y el resto del grupo, pero su lenguaje corporal se centraba en Kelnos, vigilante.

- Este tipejo es un cambiante. Estaba espiándonos pero le atrapamos. Apenas llevaba nada consigo, y ahora mismo está desarmado. No sabemos si dice la verdad... Lo traíamos para que le interrogaras. - Dijo a Basha.

Luego miró a Kelnos.

- Te has alterado mucho. ¿Conoces a este ser? ¿Formaba parte de los atacantes? - Preguntó con tono muy serio. Llevaba el espadón desenfundado y no pensaba colgarlo a su espalda hasta asegurarse de que no hubiera peligro inminente para ninguno de los presentes.

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DÍA 14.

SIVERO.

TARDE AVANZADA

Mi aldea ha sido arrasada igual que esta por criaturas corrompidas, auténticos monstruos y aberraciones. Llego aquí y con las pocas fuerzas que me quedan, consigo acabar con una de ellas y cuando me despertáis solo veo suspicacia en vosotros, cuando sois vosotros los que vais con seres cuanto menos poco fiables.

¿Como estarías vosotros en mi situación? Y recordad que con vosotros va un trasgo que no para de amenazar con pincharme.

No confiais en mi y yo tampoco en vosotros. Además, tampoco es que buscase compañía para vengarme, así que muchas gracias por sacarme de debajo del ogro, pero hasta nunca.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

La bruja se encogió de hombros ante la reacción del hombre que acababan de rescatar. Ya se lo decía su madre, "Ninguna buena acción queda sin castigo".

— No Puck , por el momento no se va a pinchar a nadie.

Haz lo que te plazca Kelnos, nadie aquí quiere hacerte daño. Puck es un poco pesado con sus cuchillos, pero en realidad sufre un grave caso de sobreprotección más que nada. — En realidad Basha creía que Puck era capaz de rematar al hombre, robarle los bolsillos y posiblemente sorber sus ojos, y puede que no en ese orden, pero parecía prudente quitar hierro al asunto del trasgo y sus afiladas hojas.

— En cuanto a ti, — comentó dirigiéndose al recién llegado — espero que tengas algo de ropa por aquí en algún sitio. Vamos a salir de aquí y será mejor que te vistas y que nos cuentes qué hacías aquí. Yo soy Bashabarana Yaga, ¿cuál es tu nombre y porqué pareces estar a medias entre una forma animal y homínida? —

Basha sabía algo sobre transformaciones, y parecía que algo le había salido mal a este remedo de trocalengo que se erguía ante ellos. Pero en algo Kelnos sí había acertado: Encontrar un trocalengo a medio transformar después del ataque de unos elfos despiadados y posiblemente tocados por la Sombra a un lugar como este, era como mínimo sospechoso. Le indicó a su hermano que no le perdiera de vista y la misma impresión le transmitió a Stajä.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Así que ella es la líder de este peculiar grupo.

Cuando la mujer se dirigió expresamente a él, Gusano contestó, dando un titubeante paso al frente y dejando caer el palo que estaba royendo.

- Claro, que teñgo, está allí.- Dijo señalando la dirección por la que le habían traído escoltado.- Voy ahora mismo a por ella, si me dierais permiso.- Como así parecía que era, Gusano se encaminó hacia donde estaban sus ropas. Al regresar la transformación se había completado. No era un trocalengo guapo, ni mucho menos, pero no la aberración que habían podido apreciar antes, mezcla entre una forma animal y homínida, como había bien descrito Basha.

- Encantado.- Dijo lo más educadamente que supo, ya recuperada la compostura a tener las vergüenzas a cubierto.- Se me conoce como Gusano.- Sabía que no era un nombre bonito, pero lo llevaba con una especie de orgullo, como manera de joder a aquellos que se lo habían puesto para humillarlo.- Mi nombre es Dearg, pero ya casi no lo reconozco como tal.- Procedió a explicar cómo había llegado hasta allí y aparecido de aquella peculiar manera. En su forma humana ya hablaba sin el impedimento de los grandes paletos.- Mis pasos, los cuales no siempre tienen un destino fijado, me han llevado hasta el límite occidental de Los Cuervos, tras atravesarlos durante días de norte a sur, para evitar los aledaños de las puertas de Küam Zamok. La extensa meseta de Yndarien, me es familiar y sabía que no muy lejos había una aldea humana. Se estaba levantando tormenta así me pareció buena opción. Al aproximarme vi columnas de humo y, por precaución, decidí acercarme, digamos, con otra forma.- Como trocalengo sabía que sus "artes" no estaban bien vistas, como bien se demostraba con la intolerante aunque comprensiva reacción del humano al que estaban interrogando.- Los perros me olieron así que me puse nervioso y al recuperar mi forma...no sé, nunca me había pasado algo así.- Tampoco es que cambiara de forma muy a menudo. La mujer parecía incluirlo ya en el grupo para salir de allí, así que se apresuró a decir que él podía serles útil. Así puede que lo dejaran en paz.- Puedo ayudar.  Me dedico a la medicina, si hay algún herido...- En aquel campo de batalla en el que se encontraban seguro que había algún necesitado al que poder aplicar sus ungüentos y dudosos métodos de matasanos.

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DÍA 14.

SIVERO.

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Kanghmer hizo caso de las indicaciones de su hermana y mantuvo su vigilancia sobre el tal Gusano.

Tampoco es que le hiciera falta mucho aviso, pues ya venía con un ojo pendiente sobre el mismo desde que se lo habían encontrado.

- Bien... Un posible sanador. - Gruñó. Su otro ojo se centraba en Kelnos. Y a él se dirigió con sus siguientes palabras.

- Hasta que averigüemos qué ha pasado aquí, tomaremos precauciones con todos... Con Gusano y contigo. Pero no vamos a culpar a nadie solo por estar presente en un lugar... Las cosas no están siendo lo que parecen. Rara vez lo son. -

Se encogió de hombros.

- También es posible que ambos seáis quien decís ser... Y en ese caso todos somos aliados. -

Miró alrededor en busca de Peñasco y Karlio... no sabía dónde se habrían metido.

- ¿Nos ponemos en marcha? - Preguntó sin dirigirse a nadie en particular.

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SIVERO.

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Nos reunimos con el resto del grupo, solo para ver como el tipo que rescatamos de debajo de un ogro muerto, desconfía de nosotros hasta el punto de alzar su arma. Le resto importancia pues estoy más interesado en el nuevo trocalengo que hemos llevado, que además es un cambiaformas.

Por suerte, el ahora llamado Gusano tenía ropa y eso lo volvía un tipo al que podríamos llevar sin problemas al Campamento Norte. Sonrío cuando se presenta y cuenta su historia, antes de presentarme también como se debe:

 - "Mi nombre es Seragoi y no, no somos los que hicimos esto. Es bueno saber que tú tampoco."

Cosa que he comprobado pues si una criatura tan penosa como esta pudo borrar a todos los humanos de acá, o es demasiado experta en ocultar su poder, o los aldeanos eran increíblemente patéticos. 

Miro entonces a Kelnos y luego a la bruja, a quien le hablo directamente:

 - "El Campamento Norte es un lugar muy aburrido. ¿No pensábamos pasar la noche acá? Quizás tengamos suerte y los atacantes vuelvan."

La verdad es que el miedo no es un sentimiento común en mí y la idea de volver a ese asentamiento a pelear por comida o lugar donde descansar cómodamente es mucho menos atractivo que una buena lucha con hartas probabilidades de morir.

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DÍA 14.

SIVERO.

MEDIA TARDE

Basha observó a Seragoi durante unos segundos antes de encogerse de hombros, guardar su flecha en el carcaj y echarse el arco al hombro. No lo había destensado, lo cual hablaba de que no creía lejano el peligro aún.

— Puedes hacer lo que quieras. Quedarse aquí parece una invitación a un peligroso desenlace y personalmente creo en un descanso apacible. No sé si en el Campamento Norte habrá algo así, pero me parece más acogedor que este horrible lugar. Puck y yo nos marchamos; el que quiera que se una al viaje. Trataremos de alcanzar a los que ya han partido. —

La bruja lanza una significativa mirada a su hermano, una que transmite la hostilidad del lugar que les rodea. Un fuego y calor humano era lo que necesitaban. Y puede que saber qué sacó Hassern de aquella casa.

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DÍA 14.

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Zazer llevaba un rato en silencio. Quizá por la llegada de un segundo trocalengo o quizá porque algo en aquel lugar no le inspiraba confianza. Kanghmer no podía reprochárselo.

Lanzó una mirada a Seragoi. No le importaba acampar ellos dos solos ahí, buscar algún lugar un poco escondido y esperar a ver si regresaba algún elfo o monstruo. Pero eran solo dos, y aquella aldea había sido arrasada por bastantes enemigos. Además, del grupo inicial solo que daba su hermana Basha, que quería regresar junto al resto.

Se encogió de hombros.

- Creo que es mejor no separarse, y regresar con mi hermana al campamento. - Dijo a Seragoi principalmente, pero mirando a todos los demás. Porque aquello iba con todos. Si volvían a disgregarse probablemente acabarían separados y muertos.

Si Seragoi coincidía con él, seguiría los pasos de su hermana. Si por el contrario, Seragoi optaba por quedarse, Kanghmer lo haría. No iba a abandonar a su amigo.