Partida Rol por web

AÑO 21

MES SÉPTIMO: ÚLTIMO MES DEL INVIERNO, DE OFELYA, PRIMERO DEL VERDUGO, O MEDIO INVIERNO

DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

Para Peñasco el número era una cuestión importante. ¿Cómo afectaría a los humanos ser tan numerosos? Era difícil hipotizarlo. En su caso, pocas eran las ocasiones en las que coincidía con uno como él, no digamos ya una decena. Y contadas con los dedos de una mano, más de ese número.

¿Modificaba ese hecho la manera de ver el mundo? Sin duda, así debía ser. Por otro lado, el número, por sí sólo, ni producía alegría, ni la quitaba. No era la felicidad sino, tal vez, la percepción sobre la propia identidad y la finalidad de la existencia.

Aunque forzoso era decir que si tales hipótesis eran ciertas, no eran sino vectores en una medida mucho más compleja. ¿O acaso por el mero hecho del número variaba la conducta de los humanos? ¿y no era cierto que otras muchas circunstancias eran responsables de las distintas formas de pensar y de sentir de las distintas razas?

Para Peñasco diferenciar a los humanos, unos de otros, exigía cautela y concienzuda observación. Aunque era evidente que aquellas personas se encontraban profundamente abatidas. 

El dolor, pensó para sí mismo, el dolor es una constante en todos los seres vivos y racionales.

- ¿Hay algo que podamos hacer por ellos?- susurró a Karlio Advento, inclinándose lentamente hasta la altura de su señor.

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

- "Sí, mi señor, su carro al interior. Descuide." -

Después, en respuesta a Kanghmer:

- "Pues seguramente bandidos. Hay mucha desesperación por estas tierras. Dicen que al Sur de aquí todo es muerte y desolación, que ya no crece nada y son todo terrenos baldíos." -

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

Karlio sonrió levemente ante las palabras de la mujer, aunque no se molestó en añadir nada. Lo cierto es que tenía un estilo más... Directo, podría decirse, que el del común de los pisaverdes y refinados habitantes de la corte, cosa que algunas personas no solían encajar bien. Pero ya habría momento de que se diera cuenta de ello. Ante la pregunta de Peñasco, sin embargo, la sonrisa desapareció sustituida por un ceño fruncido en gesto de preocupación.

-Aún no lo sé, Peñasco, primero debemos averiguar qué ocurrió. Con ese dato podemos empezar a pensar en como actuar. 

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

Zazer se acercó aún más, tratando de distinguir a quien liderara aquel campamento. En su avance, olisqueó el aire. Conocía aquel olor perfectamente. Era el del miedo. Denso, amargo, picante. Era el aroma que desprendían sus presas justo antes de morir, cuando agonizaban heridas de muerte por una de sus flechas, antes de que su cuchillo acabara con su sufrimiento. Y no le gustó.

Sopesó si seguir adelante o no, si entablar conversación con aquel que pronto supo distinguir de entre la multitud como el jefe de la caravana. En su cinturón bamboleaban las piezas capturadas y la razón se impuso a la premonición. Su trabajo era cazar y vender lo cazado. El resto, no importaba en aquel momento. Unas monedas serían más que bienvenidas y viendo la cantidad de fuegos, sin nada en los mismos cocinándose, no creía que tuviera problemas para que le compraran sus piezas. Unos pocos pasos más y a una distancia prudencial, gritó en la dirección del jefe caravanero, consciente de la presencia de guardias contratados.

-Vendo caza. Conejos y faisanes. ¿Algún interesado?

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

Al escuchar a Zazer, el jefe de caravana y algunos de sus trabajadores se volvieron hacia él con claro interés en sus rostros.

- "¡Conejos y faisanes!" - Iordoeth hizo un gesto son la cabeza a uno de sus hombres, el cual se acercó a Zazer. - "¡Ya os dije que aquí siempre se trata a los viajeros como a reyes! Incluso cuando hay que dormir a la intemperie te facilitan la cena." - Varios de ellos, incluido el hombre que se acerca a Zazer, ríen la broma de su jefe. - "Sólo es una broma, muchacho. La verdad es que es de agradecer. Encendamos una hoguera y saquemos un caldero. Y quizás a cambio de alguna de las piezas alguien nos relate lo que ha ocurrido en Sivero."

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

El hombre bajo las órdenes de Iordoeth se acerca a Zazer.

- "¿Qué pides por ellos?"

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

La hermana de Kanghmer indica que puede ofrecer curaciones como moneda de cambio. Me imagino que ha de ser de un gran valor si hay muchos heridos presentes, aunque temo que si es con el uso de su magia, se expone demasiado a la corrupción con el uso indiscriminado de esas energías.

No profiero comentario al respecto, solo le asiento, demostrando que he entendido el mensaje.

Nos adentramos en el campamento mientras comienzan a situar los carros en la posición que pasaremos la noche. Kanghmer se pregunta qué le habrá sucedido al pueblo de los refugiados. El Cenizo le dice que puede que sean bandidos, pero algo me dice que no es tan simple:

 - "Puede ser, pero puede ser algo peor también. Tanta gente huyendo... Uno simples bandidos tendrían que haber sido encarados y expulsados después del saqueo. Si son personas, debe ser un grupo muy numeroso para llamarlos simples bandidos. Eso, si es que son personas, como dije."

Hay cosas peores reptando por esta parte del mundo. La devastación del sur ha contaminado muchos sectores del mundo y no sabemos qué es lo que puede llegar hasta acá, por osadía o desesperación. 

Un trocalengo se acerca ofreciendo su producto de cacería. El Cenizo le pregunta que qué ofrece, a pesar de que dijo que los "vende". Supongo que querrá duros, pero me gusta mucho la idea de que quizás él sepa algo que nosotros no. Le hablo al momento que desmonto de mi caballo:

 - "Saludos. ¿Cual es tu nombre? ¿Sabes que es lo que sucedió en aquel pueblo de donde vienen los refugiados?"

Me gusta conocer gente nueva y este parece el primer afortunado en despertar mi interés. Siempre he encontrado a los trocalengos como algo fascinante: Esos rasgos que parecen disputarse el derecho a exhibirse, pero enmarcados en un aura de tristeza producto de sus desafortunadas existencias. Creo que son los componentes precisos para forjar criaturas con habilidades interesantes y una gran entereza.

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

Uno de los hombres que están ayudando a mover y colocar la empalizada, voluntario al parecer ya que no lleva ningún tipo de uniforme, y de entre los refugiados, seguramente, dado su estado de visible cansancio y algo triste, escucha la conversación, y sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, habla en alto para que se le escuche.

- "No son bandidos, amigo. Ni siquiera diría que son personas. Lo que atacó Sivero fueron elfos."

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DÍA 13

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ANOCHECER.

Zazer no respondió a la broma del jefe caravanero en modo alguno. Estaba acostumbrado a aquel tipo de comentarios u otros similares, frente a los cuales había aprendido a mostrar una adecuada indiferencia y a mostrar un rostro vagamente amable. Así que cuando le preguntaron por el precio de su caza, alzó los tres conejos y los dos faisanes para que pudieran apreciar su tamaño, al tiempo que evaluaba el precio que podría pedir. 

Eran sin duda para la mesa del jefe, que sería quien dispondría de mayor liquidez. Hasta aquel momento, nadie había dispuesto nada en el fuego, así que de tener algo, sería carne seca o cualquier salazón y algún tubérculo. Pero tampoco era cuestión de propasarse. Posiblemente aquel campamento permanecería algún tiempo más allí y disponer de nueva clientela era siempre algo bueno. Fuera como fuera, siempre debía dejar además un margen al regateo, sin el cual, nada era divertido en el mundo de la oferta y la demanda. 

-Un chelín por cada faisán. Su carne dará de comer a varios y puedes comprobar que tienen un buen tamaño y una buena reserva de grasa. Por los tres conejos, otro chelín. Guisados, os durarán varios días. Y si queréis, por cinco ortegs, os daré algunas hierbas que servirán para hacerlo todo más sabroso. 

En aquel punto, la voz de un desconocido a su lado, hizo que desviara levemente la mirada. Lo miró de arriba a abajo, en silencio, brevemente, para volver a fijar su atención en el potencial cliente.

-¿Mi nombre? -una mueca se dibujó en la boca de Zazer-. ¿Y a quién le interesa saberlo? -preguntó a su vez a aquel que exigía nombres pero no ofrecía el suyo. Nada extraño en el mundo de las relaciones entre humanos y los suyos. No obstante, la intervención del aldeano hizo que todo él se envarara. ¿Elfos? Se concentró en el presente y en aquel lugar-. Y bien, ¿qué me dices? ¿Tres chelines y cinco ortegs? ¿Trato hecho?  

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DÍA 13

CAMPAMENTO NORTE. Asentamiento anexado.

ANOCHECER.

- "No son bandidos, amigo. Ni siquiera diría que son personas. Lo que atacó Sivero fueron elfos."

Bashabarana lanza un silbido apreciativo cuando oye esas palabras. Y es que eso eran palabras mayores. Los elfos no tenían muy buen talante y menos cuando una pandilla de brutos se dedicaba a talar sus bosques indiscriminadamente. Estaban más cerca que nadie que conociera del orden natural y prácticamente aseguraría que consideraban a algunos árboles hasta amigos. Esperando que nadie se fijara mucho en el trocalengo, hizo un gesto a Puck.

- Puck querido, haz el favor, prepara una buena hoguera y pide al señor Cenizo un buen perol, es posible que al final sí comamos decentemente en este lugar. -

Luego se acercó a Merkhet y al trocalengo el cual parecía algo reacio a revelar su nombre y trató de hablar con el mestizo.

- Pasa aquí a cubierto de los carros señor cazador, será una noche fría y haremos una buena hoguera. Quién sabe si amenizada por buenas viandas según parece. Dijiste tu precio y ahora escucha mi oferta. ¿Qué te parece si tu mismo disfrutas de tu caza bien preparada y aliñada a la luz de un fuego mientras nos cuentas qué sabes de lo ocurrido en Sivero? Por la charla y las piezas de las que tu mismo disfrutarías me parece un precio justo dos chelines. Fuera aparte de que pasar la noche en nuestro campamento puede que te libre de alguna riña en Hoyt, si es que es verdad que fueron elfos los que atacaron Sivero.

Me llamo Bashabarana-Yaga y se cocinar de un modo aceptable ya que llevo buscándome la vida más tiempo del que puedo recordar, y ese bajito y verde es mi amigo Puck. El que busca una Bruja me conoce como Baba-Yaga, pero en este caso buscamos una cocinera, así que Basha estará bien. ¿Qué dices, tenemos un trato? -

La locuaz mujer no perdía ojo del trocalengo a la espera de su respuesta. Fuera una u otra, esperaba que se quedara por dos motivos. Si rondaba por el campamento era probable que terminara herido o muerto presa de las posibles represalias de los refugiados. Y si trabajaba con los elfos prefería tenerle cerca. En todo caso el paseo podía aplazarse hasta llenar el buche y oír si tenía algo interesante que decir sobre Sivero.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

El trocalengo contesta desconfiado. ¿Como culparlo? De seguro que no está acostumbrado a que se interesen en él. Quizás un par de veces en su vida seguramente, y no para más que hacerle daño de alguna forma. Le sonrío y respondo:

 - "Perdona mi falta de educación. Soy Seragoi y él es mi amigo Kanghmer, hermano de Bashabarana. Tal como dice ella, eres bienvenido si quieres pasar la noche con nosotros."

Le ofrezco la mano aunque no espero que me corresponda. Mi prejuicio es que ha de ser desconfiado, dudo que hubiese vivido mucho si no lo fuera. De todas formas, es un gesto que me nace, que es espontáneo y que disfrutaría de ser correspondido.

La idea de sentarnos a comer un buen guiso de conejo y escuchar las historias que tenga que contar se me antoja aun mejor que una cama de posada para esta noche.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

Zazer se abstuvo de bufar sonoramente que era lo que en verdad le apetecía. Los recién llegados parecían creerse en posesión de alguna verdad indiscutible, amén de parecer saber qué es lo que convenía o no a su persona. Miró a la mujer, la que decía llamarse Bashabarana y después a su hermano, quien finalmente pareció dispuesto a dar su nombre tras una breve y sorprendente disculpa. Ante su oferta inicial, Zazer sintió ganas de reír.

-Zazer -dijo escuetamente para después callar unos segundos en los que se le vio lamerse los dientes bajo el labio superior, midiendo la necesidad o no de seguir hablando. Uno nunca podía permitirse el lujo de ser completamente sincero con los humanos. Callar en su presencia era muchas veces lo más sabio-. Ese es mi nombre. En cuanto a la oferta de dos chelines, mi respuesta es no. Tres chelines y cinco ortegs es un buen precio por la caza. Lo tomáis o lo dejáis. Sois libres de hacer lo que queráis, pero decidid rápido ya que si no os interesa deberé buscar a otros para que me lo compren.

Miró a ambos hermanos, dejando tiempo para que pensaran.

-Y es evidente que no conocéis Hoyt. Ni a mí. Presuponéis que sufriré algún ataque por parte de sus gentes que me conocen bien y son las destinatarias habituales de las pieles y carne de mis piezas, o que simplemente por ser quien soy debo saber algo de ese ataque élfico -una rabia sorda y vibrante pareció estar agazapada en el fondo de sus palabras pero se difuminó rápidamente dando paso a un cansancio mucho más fácil de detectar-. No sé nada. Las gentes de Hoyt no me harán nada. Sé preparar bien mi propia caza.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

Karlio observó a aquel nuevo ser con cierta curiosidad, pues le parecía evidente que si había entrado libremente en aquel lugar, no debía suponer un peligro para sus gentes... Y probablemente, tampoco para ellos. Entre parte de los integrantes de la caravana y el extraño cazador empezó un regateo en el que el noble no tenía intención de verse envuelto. No solo no contaba con un sólo tálero, no digamos ya monedas de inferior valía... Además no tenía ganas de discutir sobre precios tras una larga jornada de viaje. 

Las noticias sobre los elfos sí llamaron más su atención. Era algo realmente preocupante. Si los elfos habían irrumpido de ese modo, ellos podrían tener problemas. ¡Por Prios, seguramente iban a tenerlos quisieran o no!

-Mi nombre es Karlio Advento, encantado, Zazer-replicó al cazador cuando se presentó, las primeras palabras que había pronunciado desde que empezó aquella conversación-ahora, si me disculpas...-dijo, para acercarse al hombre que había mencionado a los elfos.

-Salve amigo, y que Prios te bendiga. Dices que ha sido cosa de los elfos. Dime, ¿sabes algo más? ¿Qué puedes contarnos de todo ese asunto?

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DÍA 13

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ANOCHECER.

La bruja se encoje de hombros mientras muestra una media sonrisa al trocalengo. Parece por sus palabras que es bien conocido en el puesto y lo visita a menudo. No teme por su seguridad, lo cual es algo. Luego hace un gesto a Puck para que detenga sus esfuerzos para con la hoguera y la perola, si es que el muy vagancias llegó a empezar la tarea en algún momento. Después se aparta ligeramente de la conversación con unas rápidas palabras.

- Si alguno de estos nobles y acaudalados señores quieren pagar tu precio se hará un buen guiso, sino a seguir saqueando el morral. -

Después la mujer se desliza con poca discreción hacia la dirección que ha tomado el espadero. No abre la boca pero escucha atentamente lo que el campesino responda a los avances del ambrio.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

El trocalengo se presenta como Zazer, aunque parece molesto a la vez que desinteresado. Veo su apatía y mi interés en él se desvanece completamente. Así soy yo, las cosas me encantan en un instante pero al siguiente, me parecen tremendamente tediosas. Zazer tuvo su minuto de gloria en mi mente, pero ya lo perdió.

Pongo un gesto de hastío a sus palabras finales y levanto la mano mientras respondo:

 - "Aburrido. No pagaré ese precio desorbitante por un par de pollos salvajes, tres ratas orejonas y mierda de caballo. Pagaría 5 ortegs por cada faisán, 3 ortegs por cada conejo y 1 orteg por esas hierbas, lo que suma... ¡No te sorprendas! ¡2 chelines! ¡Acéptalo o vete a embaucar a otro!"

Saco los dos chelines de mi bolsa y se los muestro, mientras le miro fijamente. Me interesa la conversación que se está dando en el otro lado y no me pienso entretener más tiempo del necesario con alguien que no quiere compartir con nosotros. Miraría a Kanghmer para pasarle los chelines y que finalice él el negocio de darse pero está medio preocupado vigilando a la bruja de su hermana, por lo que no deseo distraerlo más de lo necesario.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

Zazer miró a la pareja con frialdad. Pronto habían puesto al descubierto su verdadera personalidad, antes incluso que la normalidad de los humanos. Su pretendida hospitalidad y su inicial interés pronto se habían disuelto, una vez sabido que ignoraba lo ocurrido en el asalto élfico y su negativa a reducir el precio dada su prepotente actitud. Su única respuesta, acusarlo de saqueador y menospreciar su caza. Se mordió la lengua, tragándose muy a su pesar la respuesta que ambos se merecían. Simples advenedizos capaces de prejuzgar y acusar con total gratuidad cuando sus necesidades no se veían satisfechas. No eran ellos los que se habían levantado al alba para ir al bosque y poner las trampas. Los que habían seguido rastros y aguardado pacientemente. Los que habían vivido la frustración de ver cómo las tres cuartas partes de sus trampas habían saltado sin resultado alguno.

A cambio, se encogió de hombros. Pero estaba cansado. Cansado de un duro día de trabajo. Cansado de tener que bregar por sacarse el jornal. Cansado de humanos idiotas.

-Te equivocas. Tu oferta suma dos chelines y un orteg -respondió-. Súbelo a tres chelines y desollaré los conejos y pelaré las aves ahorrándoos ese trabajo.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

Bufo divertido ante su intento de engaño. No puede esperar que un noble educado como yo falle en aritmética tan básica y usar eso a su favor. Dos faisanes a cinco ortegs cada uno es un chelín. Tres conejos a tres ortegs son nueve, que más un orteg por las hiervas, darían el segundo chelín. Pero su intento es divertido y hace que mi interés se centre nuevamente en el trocalengo.

Le sonrío antes de responderle:

 - "Parece que negocias mucho mejor de lo que sumas. Un chelín por limpiar esta carne es diez veces el valor que se pagaría por algo así. Pero tu audacia me intriga. Te ofrezco dos chelines y cinco ortegs por lo que ofreces y el trabajo de limpiar la carne. Si además me cuentas una historia y resulta interesante, te daré los cinco ortegs restantes. ¿Te parece un buen trato?"

Ahora lo que están preguntando los demás acerca del ataque ya me importa menos pues sé que tarde o temprano sabré lo que sucedió. Una historia, desde el punto de vista de un trocalengo, es algo que me parece mucho más interesante pues me ayudaría a entrar en la cabeza de uno y ver el mundo a través de sus ojos. Con eso me bastaría para pagar ese dinero excesivo.

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ANOCHECER.

Kanghmer todavía sostenía en su mano los dos chelines de la oferta inicial de Seragoi al trocalengo.

Miró al tal Zazer de arriba a abajo, como si evaluara si podría ser una amenaza. Estaban en su terreno y Kanghmer sospechaba que sí podría ser peligroso... Pero ahora mismo no le convenía. Cuando creyó que Seragoi estaría a salvo relajó un poco su guardia.

- Creo que es un buen trato, Zazer. - Le dijo al trocalengo. - Tiene pinta de que has visto mucho y alguna historia interesante podrás contarnos. Es más, si vas a cenar con nosotros tanto tú como cualquier otro algo podremos narrar. Estáis regateando por cinco ortegs que te vas a llevar prácticamente en cualquier caso. - Indicó mostrando una leve sonrisa.

- Es más... - añadió girando la cabeza un momento en dirección a sus otros compañeros que se habían congregado alrededor del aldeano - creo que pronto todo el mundo estará tan revolucionado con las historias sobre el ataque elfo... que no habrá tiempo para hablar de mucho más. - 

A Kanghmer saber más sobre ese ataque también le interesaba. Después de todo, estaban en terreno desconocido y era mejor ir prevenidos. Y aunque al bárbaro le encantaba un buen combate, no le gustaba nada que le emboscaran.

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DÍA 13

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ANOCHECER.

Realmente era incomprensible que los humanos hubieran llegado a dominar lo que dominaban. Eran en esencia estúpidos. Poco más que animales beligerantes, agresivos y ambiciosos, con una inteligencia al servicio de su ansia de sangre y de su pretendida superioridad. ¡Y tan fáciles de engañar! Zazer se abstuvo de sonreír ante el comentario acerca de su incapacidad matemática pues nada había mejor que aparentar haberse equivocado involuntariamente en vez de jactarse de haberle tendido un lazo y haber caído en él como un conejo.

Alzó el racimo de piezas cobradas y tendió la mano libre hacia Seragoi, echando un breve vistazo a su compañero y asintiendo a este.

-Tenemos un trato. Dos chelines y medio por adelantado y procederé a limpiar esto de inmediato. Cinco ortegs tras mi historia, contada en la cena que compartiréis conmigo si se mantiene en pie vuestra invitación y que yo mismo prepararé -las llamas de una fogata cercana se reflejaron ambarinas y brillantes en las pupilas doradas del explorador y cualquiera hubiera podido pensar que sonreía con cierta malicia.

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ANOCHECER.

Como el atareado campesino se tomaba su tiempo para responder al espadero ambrio, lo cual era normal dado el esfuerzo de su tarea, Basha observó con el rabillo del ojo y un oído lo que ocurría con las piezas de caza. Finalmente el trocalengo había conseguido la mayor parte del absurdo precio que pedía por las piezas de caza. Por un chelín uno podía pagarse un banquete en una posada decente del Campamento Hoyt y a eso les había vendido cada uno de los faisanes el muy tunante. Ella misma podía forrajear suficiente comida para media docena de bocas si el día se daba bien, así que conocía el valor de la caza.

Estaba claro que el mestizo había pretendido vender sus piezas a gente de fuera de Hoyt, recién llegados además, ya que cualquiera que le conociera del campamento no hubiera pagado ese elevado precio. Basha había apostado por Iordoeth Karaghos para que abriera su sin duda abultada bolsa y que pagara el total, pero al final fue el jefe de su hermano el que optó por despilfarrar, ya fuera por exceso de fondos, pocas luces o quizás una mezcla de ambas. El mestizo había jugado bien sus cartas y había conseguido una suma por encima del valor de su coste por las piezas. Hacerse el sencillo pero salir ganando, la vida era así, siempre había alguien dispuesto a ser engañado y alguien ladino tras el engaño. Basha tenía demasiado mal genio para que alguien le tomara el pelo. Salvo Puck, claro.