Partida Rol por web

Mientras ustedes están conversando e intercambiando opiniones acerca de los que les tocaron como compañeros, una de esos malditos dirigibles sobrevuela justo sobre sus cabezas llevando al público la transmisión ininterrumpida de la BTN. Justo en ese momento, estaba dirigiéndose a la nación el candidato de la ultraderecha y más posible futuro Primer Ministro, William Mosley:

- Esta nación ya no es lo que era en el tiempo de nuestros abuelos. Los gobiernos liberales y de izquierda han minado nuestra identidad como ingleses y ya es hora de recuperar nuestro orgullo. Esta es la isla de Alfredo el Grande, de Guillermo el Conquistador, de Ricardo Corazón de León, de la Reina Victoria y muchos otros grandes ingleses que nos llevaron a ser el imperio donde nunca se ponía el sol, pero haora esta llena de judios, musulmanes, hindúes, mafiosos rusos, anarquistas, marxistas, homosexuales, negros y toda clase de indeseables. Pero como si esta colección de escoria no fuera suficiente, también tenemos que lidiar con estas aberraciones de la naturaleza se autoproclaman novas, que envenenan a nuestros pequeños, asolan nuestras calles y traen el caos. Es por ello que deseo llegar a ser primer ministro; para los ingleses volvamos a caminar con orgullo en nuestra isla ¡Soy un inglés temeroso de Dios y no me avergüenzo de ello!.

Ya habían escuchado antes las palabras de ese bastardo, así que no se sentían escandalizados. Sin embargo, ver como transeuntes comunes y corrientes, gente que paseaba con sus hijos y que en nada parecían uno de esos rapados cabezas huecas, le daban la razón a Mosley.

"Así que sólo conoce al grandullón desde esta mañana...eso está bien."

-¿De dónde he salido? Pues a decir verdad...- me quedé un rato pensativa.

"Es verdad, ¿cómo coño he acabado aquí?"

- Pues no tengo ni idea, oye. Fui a husmear por una guardería que salía en las noticias y acabñe luchando a vuestro lado contra fachas mutantes. Y no sé, de golpe parece que me contratan o algo así. Qué locur...

El globo con el político subnormal me interrumpió con su retalía de insultos y memeces. ¿Cómo la gente podía apoyarlo? Entendía que los idiotas anlfabetos sin cerebro lo hicesen, pero el resto...

Me fijé en una mujer mirando con atención al globo y asintiendo mientras cogía mas fuerte de la mano a su hija.

- Sí...usted hágale caso y verá que su hijita acabará entre un montón de fachas machistas humillándola cómo mujer y persona... - dije al pasar a su lado en voz algo baja. - La gente cada día es más imbécil.

EScucho las palabras que ya he escuchado más veces -será gilipollas el tío...-y refunfuño al ver que la gente parece apoyarlo. Sin duda alguna es lo que necesita la gente, alguien a quien enfrentarse para unirse.

Cuando nos separamos un poco del grupo me decido a hablar.

¿Acaso la gente no ha sido imbecil alguna vez?, lo que pasa es que ahora todos nos pueden señalar como enemigo y es muy fácil decir que somos peligrosos no te jode...claro que somos peligrosos...

No me gusta la gente con la que nos cruzamos, tal vez nos miren o tal vez no, pero siempre hay alguien que mira y no es una sensación agradable. Aprieto los puños porque las palabras de Mosley me han dejado mal cuerpo.

-A mi también me pillaron desprevenido y en principio no me queda otra que aceptar este trabajo...pero no se...tal vez no sea más que otra encerrona de la que salir...

 -Ayer era alguien a quien contrataban para hacer trabajos y hoy soy...lo mismo joder...lo mismo pero en otro bando ¿el bando de los buenos o solo un bando distinto?

"Ahí es a dónde quería lelgar yo."

No sabía si era mi naturaleza escéptica o las experiencias pasadas, pero el caso es que yo también creía que esto podía ser una encerrona al final.

- Sé lo que quieres decir. Yo también estaba pensando lo mismo. Bueno, a las malas, podemos hacer una "alianza": si las cosas se tuercen y se giran contra nosotros, nos ayudamos a salvar el culo el uno al otro. ¿Qué te parece? - siempre había sido sincera y en un momento como este no iba a ser menos, no tenía nada que esconder. Al menos no sobre esto. - A mí me ha gustado siempre trabajar sóla, pero visto lo visto, si nuestros..."enemigos" son los que son, sóla voy a tenerlo difícil si todo se complica.

Esperé unos segundos para dejarle pensar.

- Así que, ¿qué me dices? Entendere si no te fías y dices que no, tal vez en tu lugar yo lo haría. Pero todo lo que he dicho ha sido sincero y sin segundas.

Freno un poco la marcha al escuchar sus palabras.

-Tener a un aliado en esta situación de locos podría estar bien.

-Me parece bien. Yo te cubro las espaldas y tu me cubres a mi.

Me detengo por completo un momento para mirarla fijamente.

-Mira, estoy acostumbrado a que me la intenten jugar y con la agencia me espero cualquier cosa, así que tanto dentro del trabajo como fuera cuenta conmigo y yo haré lo mismo contigo.

Saco una tarjeta con mi número de teléfono.

-No digo que estemos siempre pendientes, pero si nos quieren joder en nuestra casa, así al menos tendremos un aliado.

Comienzo a caminar nuevamente- 

Oye...y si vas a venderme en algún momento...no estaría de más que también me avisaras con antelación.

Negocios...todos los tratos, todas las alianzas son negocios y porque una chica bonita te ofrezca un buen trato, no significa que ese trato nos pueda cambiar en el futuro. Sinceramente me alegraba tener un punto de apoyo para que si las cosas se ponían feas contar con alguien seguro para hacer algo, pero también había visto demasiadas traiciones y a Diana no la conozco aún lo suficiente como para poder estar tranquilo del todo.

Me alegré de haber llegado a un trato con el que parecía el más serio e independiente de todos.

 - Claro - dije cogiendo la tarjeta. - No me gusta mucho dar mi teléfono, no me gusta estar localizable, pero tienes razón, así que tendré que hacer una excepción.

Saqué la libreta y el bolígrafo que llevaba en la mochila y escribí mi número. Acto seguido, se lo di.

- Preferiría que no pusieses mi nombre cuando lo guardes, pon algo en clave, lo que te apetezca. Morena chunga o zorra estúpida, me da igual, algo que sepas que recordarás que soy yo. Pero no mi nombre.

Guardé todo en la mochila de nuevo. Dentro de poco tenía que separarme para ir a mi casa.

- Tranquilo, yo no vendo a nadie. Puedo ser muchas cosas, pero ni mentirosa, ni hipócrita ni traicionera. Sólo espero lo mismo a cambio, sino, te mataré. - dije sin vacilar. - Yo giro en la siguiente calle, así que supongo que nos veremos mañana, ¿cierto? ¿Han dicho alguna hora? Por que no lo recuerdo.

Ustedes estaban cerrando el trato de mutua ayuda cuando algo les llama la atención. Ven a un chicoc corriendo por uno de los callejones y tras de él esos incunfundibles cabezas rapadas con sus camicetas negras, botas y pantalones de militares. Llevan palos y tubos metálicos y por lo visto estaban haciendo una de sus famosas "barridas", donde todo aquel que no les pareciera lo suficientemente "inglés" o "descente" estaba en serio peligro de sufrir una buena golpiza.

-No te preocupes- digo mientras comienzo a memorizar el nombre- nada de nombres.

Guardo el papel en la chaqueta después de haber pensado en un juego de números para no olvidarme por si hace falta.

Me mantengo escuchando sus palabra mientras caminamos y casi llegamos al lugar donde me dirigía.

-La verdad es que no han dicho nada de horarios así que bueno, yo supongo que a las 8 ya estaré por la zona, yo casi he llegado también a mi dest...

La escena de la persecución frena de golpe mis palabras.

No soy ningún héroe...

-¿Vamos a ver lo que pasa con ese chico? esos tipos no me han caído muy bien esta mañana- y tal vez vendría bien algo de información que nos puedan dar...

Las persecución de esos bastardos nos interrumpió en nuestra conversación.

"Gorilas hormonados sin cerebro..."

Me ponían enferma. No, enferma no, lo siguiente. Y encima eran un puñado contra un pobre chaval asustado.

"Mira que son cobardes y malnacidos..."

Sonreí ante las palabras de Ian.

- Estoy algo cansada de esta mañana, pero nunca está de más un poco marcha. Además, a mí tampoco me han caído nada bien, nie sta mañana ni nunca. Y creo que ese chico lo va a pasar más que mal si no hacemos nada.

Puesto que el ya me había preguntado si ibamos, di por sentado que él vendría si decía que sí.

- Adelante, vamos a ello.

Y acto seguido me dirigí con rapidez hacia el grupo mientras cogía mis cuchillos - ahora son míos-, aún ensangrentados, de mi mochila.

Salimos corriendo hacia los asaltantes y cuando llegamos a una distancia en la que nos puedan escuchar freno mi marcha.

-Eh tíos -grito para llamar su atención- ¿os podemos ayudar con algo?

Me fijo, mientras me sigo acercando, en el chico, si tiene alguna característica especial, se nota que es extranjero o algo por el estilo. Cuando observo que ella tiene los cuchillos cogidos sonrío levemente.

-Sin duda alguna es chica muy interesante...

Cuando ustedes legan a la boca del callejon el chico se encuentra rodeado por tres de esos gorilas y agasapado contra una de las paredes.

Los tipos no se parecen a los que enfrentaron durante la mañana, sino unos tipos más brutos y con menos recursos, pues solo van armados con palos y uno de ellos con cuchillos. No obstante, ustedes tampoco han de verse demasiado amenazantes para esos idiotas. Solo uno de ellos les presta total atención y les dice:

- Oye, grandote, vete de aquí y llevate a tu muñeca. Esto no tiene nada que ver con ustedes.

Como era de esperarse, ese gorila machista se entendía solo con Ian y no se le pasaba por la mente hablar con Diana. Para ellos ustedes solo eran unos tontos que se estaban metiendo en algo demasiado grande para sus posibilidades.

El muy idiota me llamaba muñeca y me creía la perrita de Ian. Gran error, y ni siquiera se había dado cuenta de que iba armada. ¡Estúpido!

Miré a Ian con una sonrisa que ya reveleba mis intenciones, esa sonrisa que me inundaba la cara cuando iba a hacer algo cruel...y divertido.

Me acerqué a uno de los tipos, con las manos a mi espalda, pues aunque no hubiese visto los cuchillos a la primer cuando los tuviera ante sus narices si los notaría (aunque sería demasiado tarde).

- ¿Qué hace un hombre tan fuerte y musculoso como tú pegando a un pobre crío? - negué con la cabeza mientras chasqueba la lengua. - Muy mal. - añadí mirandole a los ojos.

En ese momento el tipo lo entendió todo, pues mis ojos violetas le mostraban lo que iba a pasar, pero era demasiado tarde. En cuando se hubo girado apra quedar frente a mí, mis manos volaron desde mi espalda y clavaron a ambos lados de su cuello los cuchillos. Después de un momento para comprobar que efectivamente había dado en el blanco, saqué los cuchillos con un movimeinto rápido y sin miramientos (total, una herida extra sería ventaja par mí) para dejar al tipo desangrándose poco a poco. Me alejé de un salto para darle paso a Ian y así mientras, activaba mi energía quantum.

Observo como Diana se lanza al ataque directamente. No es mi forma de actuar, pero he de reconocer que es efectiva y cuando observo como utiliza sus cuchillos me alegro de estar en su bando.

Mientras acuchilla al primer matón, avanzo rápidamente para situarme entre ella y el resto de los tipejos con mi cara de pocos amigos.

-mira que llamarla muñeca...

-La habéis cagado tíos- digo mientras observo sus posibilidades de huida y el estado en el que está el chico- ahora quedaría genial una frase así como "ella odia que la llamen muñeca y yo odio verla enfadada"-

-Joder...si ya nos marchábamos a casa -digo mirando a Diana mientras aprieto mis puños y espero a que vengan.

El sujeto herido por Diana retrocede unos pasos y lanza un grito:

- ¡Estos no son gilipollas comunes y corrientes! ¡Son aberrant!.

Luego se desplomó.

Los otros gorilas, hasta ese momento preocupados del flacucho muchacho, se voltean con el rostro lleno de pavor. Por lo visto, no se trataba de los fachos mejor preparados, puede que incluso fueran un grupo de matones de poca monta tratando de ganarse un lugar entre esos cabezas rapadas y solo se atrevían a atacar a chicos con aberraciones visibles pero con poderes poco utiles para pelear.

Lo anterior se hizo más evidente cuendo comenzaron a correr en dirección a unas escaleras de emergencia para subir por ellas y escapar. Fue casi chistoso verlos tropesar entre ellos mientras tratan de alcanzar la escalera y suben como si les persiguiera el diablo.

Pero lo importante noera mancharse las manos con esas mierdas, sino el chico tirado en el piso. El parece ileso y separa aun algo asustado, pero con cierta expreción de agradecimiento en sus ojos completamente verdes, sin iris ni blanco. ël les dice:

- Les agradezco la ayuda, hermanos. Seguramente Dios les ha mandado como ángeles protectores.

Sus palabras sonaban como las de una persona muy religiosa.Como las de esos sujetos que predican en las calles.

Me encuentro satisfecho al observar como esos tipejos salen huyendo. Cuando escucho las palabras del chico, le miro con un gesto extrañado.

-Mira chico, ni nos ha mandado Dios, y por lo menos yo no soy un jodido ángel de esos.

Me acerco para echarle una mano para que se levante y en ese momento acerco mi cara un poco más a la suya.

-Y no somos hermanos-digo en tono amenazador. Ya anteriormente habían intentado convencerme de que alguien era mi hermano. Demasiadas veces de hecho y no era algo que me hiciera tener buenos recuerdos.

Habiéndole dejado en pié, me acerco a Diana.

-Deberíamos marcharnos antes de que alguien vea todo esto.

Miré al chico enarcando la ceja mientras nos llamaba ángeles.

"¿Yo? ¿Un ángel? El infierno se congelaría antes."

Escuché las palabras de Ian y me parecieron divertidas. Para acabar de darle el "toque humorístico" a la situación, limpié uno de los filos de los cuchillos con el dedo y después lamí la sangre teatralmente.

"Por Dios Diana, eres una blasfema" - bromeé conmigo misma.

Ni me molesté en contestar al chico tras la respuesta de Ian, simplemente asentí a éste cuándo apuntó a irnos.

- Buena idea, creo que parezco algo sospechosa ahora mismo. - giré la cabeza un momento hacia el chico - Eh, te recomiendo que tú también salgas por patas.

Envolví los cuchillos en un pañuelo apra no manchar demasiado el bolso y los guardé, avanzando ya con cierta rapidez para salir del callejón.

- Bueno, pues estábamos diciédo que buenas noches y hasta mañana ¿cierto? - dije con toda la naturalidad del mundo cuando volvimos a la calle.

Al chico no parecen molestarlo sus comentarios. Es más, parece seruno de esos fanáticos a los que nada molesta.

Se pone de pie, limpia su ropa y se acerca a ustedes antes de se vayan para presentarse:

- Antes me llamaba Ralph Smith, pero el hermano Luz me ha bautizado Azanael. Soy miembro de la Iglesia de San Miguel Arcángel y solo se me está permitido hablar de ella con hermanos novas. Nuestra iglesia solo acepta a los elegidos como nosotros y el Hermano Luz estaría feliz de conocerlos ¿Les gustaría venir a la iglesia?.

Esto es realmente nuevo, pues nunca habían escuchado de algún movimiento religioso entre la comunidad nova. La verdad es que no saben si suena atractivo a aterrador.

Miré al chico con asqueo. Ya le habíamos salvado el culo, ¿no podía ahora irse a su casa o qué? Por que yo es lo que pretendía hacer, irme a mi casa y dormir del tirón toda la noche.

Sus palabras me turbaron y a la vez me pareceron ridículas. Que hubiese grupos de novas me parecía normaml y últil en cierto modo. De hecho, eso era algo que me iteresaba buscar. PEro por otro lado...¿una religión? Los cojones. ¿Qué clase secta estúpida con qué clase de líder lavacerebros tendrían?

- Perdona chico-cómo-te-llames - ni había escuchado bien el nombre ni me importaba - Nunca he sido religiosa de ningún tipo, pero las sectas todavía me dan más urticaria. ¿Qué clase de tonterías te cuenta tu padre, hermano, cuñado o lo que sea? ¿Te dice que somos extraterrestres y la nave nodriza nos vendrá a recoger, o es más de los de cielo e infierno? Mira chico, sea cómo sea no me interesa. Me parece que las religiones y fes son la guía de las personas sin objetivos y sin motivaciones que necesitan qué les digan qué hacer y cómo hacerlo. Y no es mi caso, yo tengo claro qué quiero y estoy segura de que nadie me va a decir cómo hacerlo, porque no le haría caso.