Partida Rol por web

Mersem, la Daga Danzarina, tercer dia de primavera.

En la taberna de la daga danzarina se estaba bien. El ambiente era relajante; no habian peleas ni borrachos molestos, quizas influia un poco el hecho de que aun era temprano. Aparte de el, solo habian cuatro clientes mas y por lo menos uno de ellos, prometia bronca antes de que la velada llegara a su fin.
El tabernero, estaba calentando la cena. Esta noche habia sopa y ciervo asado; no era mala cena. En los ultimos dias, la alimentacion no habia sido gran cosa, carne en salazon, queso, pan duro y fruta seca; la dieta de un viajero. Ahora que estaba en la ciudad, se podia permitir algo mejor, no mucho mas, porque no andaba sobrado de dinero, pero si, por lo menos una buena cena.
En el establo, Edron, un joven muy atento, la aseguro que a su caballo no le faltaria de nada. La habitacion no era digna de elogios, una sala pequeña, con una cama llena de pulgas, una silla, un baul roido en los laterales; seguramente por las ratas del lugar y una palancana con agua limpia.
- Lo que un hombre necesita - le dijo el tabernero cuando se la mostro - todo lo demas, son caprichos - termino convencido de sus palabras. Le entrego la llave y volvio a bajar a la barra dejandolo alli solo.

entro en la habitacion, mis pasos suenan con la madera del suelo, reposo mi pesada mochila en el lecho, rebusco una fruta seca y la lanzo a una esquina de la habitacion en ofrenda a mi vecina...-Lo que necesita una rata...Todo lo demas son caprichos- tomo asiento en mi cama y miro desde alli mismo la ventana de mi cuarto, me paro un instante en las batallas del pasado, el calor de la sangre, los amigos perdidos, el dolor causado por combatir por el oro de los señores...-" Aqui sigo yo y el mundo de locos... debo seguir adelante... que remedio"- hace mucho que Klaus guarda luto por los caidos en las batallas en las que participo, se le conoce con el apodo del " Caballero negro"... Infundiendo miedo en todos aquellos que desconocen el porque de tal apodo... guardo mis cosas y me dispongo a bajar con mi espada enfundada y comer algo decente.

A Klauss no se le paso la mirada de desaprobacion del posadero, cuando lo vio bajar con la espada al cinto. Pero no dijo nada.
Cuando se sento en la mesa, una doncella que difrutaba de los placeres de la vida con entusiasmo, sobre todo se estos placeres eran dulces o grasientos. Tan bella como frugal en los placeres de comer, se le acerco - ¿que desea que le sirva? - le pregunto a la vez que le guiñaba un ojo y sonreia con picardia.

Klaus observo los ojos de la doncella, reconocio los gestos de la muchacha, mas de una vez su recompensa en oro por las batallas, se esfumaba en cortejos, vino y juegos...pero al final el olor de la muerte es lo que perdura...respondio con una leve sonrisa a la doncella

-si, cerveza y un poco de ciervo, si no es mucha molestia-

Klaus sabe lo sufrido que es la vida en la posada, siempre sirviendo y mostrando una sonrisa... siempre mostro su agradecimiento en las posada por las que paso, como el dice "ellos ya tienen demasiado con su trabajo"...

La doncella no tardó en servirle la bebida y la cena. La carne estaba algo seca, se notaba que no era del día. La cerveza sabía mejor.
Mientras le duro la cena, la taberna se fue llenando de los habitantes del lugar. Pronto el local estaba cargado hasta los topes y la calor hizo de la sala, una sauna.
Se abrió la puerta y el silencio se extendió a todos cuando vieron a una joven mujer, pequeña, de apenas doce inviernos y esos ya eran echarles años. La joven, entró con paso vacilante, temerosa de aquel lugar, lanzando miradas de desconfianza. Otra persona entró tras ella. Era un escudero, un joven de catorce o quince inviernos. Vestía un jubón de cuero desgastado, un pantalón de tela vieja y unas botas llenas de barro. Siguió a la mujer hasta la barra. Compartió unas palabras con el posadero y los alojó en una mesa no algo alejada. El posadero parecía inquieto, tal vez demasiado...

Despues de cenar tranquilo, pide otra cerveza y coge el libro que cuelga de su cinturon, saca una pipa de una pequeña caja que tiene, mientras lee, de vez encuando hecha un vistazo a los crios cuando entran, "no es lugar para crios... ni tampoco es un arma apropiada para un chico tan joven... maldito el mundo en que habitamos, donde niños portan armas"...Klaus recuerda como empezo su camino de sangre... incluso por un segundo el chico le recuerda sus principios,pero recapacita y piensa "que hacen aqui estos crios... seguro que andan lejos de su casa y pueden ser objeto de abusos o robos", Pero Klaus aprendio hace mucho que ser precavido vale mas oro que cualquier batalla, por esa razon solo los observa, para evitar que cualquier malechor les heche las manos encima.

Las horas fueron pasando. La gente entraba y salía del bar. El tabernero seguía igual de inquieto, echando miradas a la joven y de vez en cuando al Caballero Negro.
Conforme la noche entraba, los parroquianos, después de haber dado su diezmo al que repartía el vino, se iban marchando. Llego un punto en el que solo quedaban, el tabernero, el caballero, la joven y su escudero y dos hombres bebiendo en silencio, mirando con ojos distraídos el crispar del fuego.
El escudero se acercó a la mesa de Ser Klauss - Mi Señora os espera ser - le dijo. Señalo con la mirada a la joven y el caballero se percato de que el posadero estaba temblando.

cerro el libro muy despacio, dio una calada a su pipa y dejo escapar el humo, que sube muy lentamente por su rostro.-Quien dice que soy ser, muchacho...tan solo soy un brazo de armas, como tu- Klaus siempre odio entrar en discusiones largas y estupidas sobre honor  o gloria... sabia que la muerte no hacia distinciones... entonces por que hacerlas el.

Al terminar de hablar, Klaus se levanto sin escuchar ni una de las posibles palabras que podria decir el chico, dirijio sus pasos hacia la citada chiquilla, al llegar escogio un asiento y volvio a fumar de su pipa.-Dicen que me esperabais... bien ya estoy aqui ¿quienes sois?-.Klaus siempre fue directo como su fiel y vieja espada...

Que directo sois - dijo con una dulce y melosa voz - tal vez os gustaría sentaros y compartir mi vino, me llamo Asiri, vengo del oeste, de más* allá del Bosque de Alcebia y tengo una propuesta que haceros - el escudero sirvió vino en las dos copas mientras ella hablaba y se apartó - se acercan tiempos de cambio y buscamos Caballeros de valía que se unan a nuestra causa. Pagamos bien, con quien bien nos sirve

- Dice tener una causa.... ¿cual es y por que necesitan caballeros?...y lo mas importante... ¿de cuanto estamos hablando?- Klaus advierte que puede volver el tiempo de conspiraciones y batallas... De causas ambiguas, deseos de poder y sangre en las calles... Nunca encontro un bando con una causa justa... tan solo encontro la avaricia de los hombres....si uno quiere salir airoso en estos tiempos debe de escojer muy bien su bando... o compartira el mismo destino que su eleccion.

La mujer sonrió al escuchar las palabras del caballero. Tomó otro sorbo de vino y advirtió que el caballero no lo había probado aun. - No debéis estar a la defensiva. No tengo intención de drogaros. - dejo la copa en la mesa - nuestra causa... es ambiciosa y no es recomendable hablar sobre ella donde tanta gente puede acercar su oído.
Sin embargo, si que podemos acordar el precio convenido, si eso es de su agrado, decidme ¿que ambición tenéis?
La mujer sonrió ampliamente, apoyando la espalda sobre el respaldo y dejando cavilar al caballero sobre su oferta.

-Una causa ambiciosa... esas causas notablemente cuestan muchas vidas... Me ofreceis  oro , que es un buen principio, pero aun no me ha dicho de que deberia de encargarme, aun le aviso, nunca levantare mi espada contra indefensos, mujeres o niños, si no son mis enemigos- Klaus advierte un futuro peligro y las intencines ocultas de la joven solo hacen que sospeche aun mas.... "Parece claro, vuelven.... los viejos tiempos"

- Nuestros enemigos no son seres inocentes. Pero tenéis razón en mostraros cautos. Antes de hablar de asuntos mas serios, será mejor que demostréis vuestra destreza, cumplir con un deber y si lo hacéis con presteza y eficacia, nuevos y mejores encargos llegaran a vuestras manos.
Y no temáis, para asuntos deshonrosos, siempre podemos servirnos de otros servicios - la mujer sonrió, tomó un último sorbo, se levantó de la mesa, dejo un sobre sellado con un sello desconocido y abandonó el lugar.

Dentro del sobre:
"Oceley, no es un alma pura. En verdad los son pocos del Templo de Nemie y ese es nuestro principal encargo Limpiar la basura que se acomoda en sus butacas y decide gobernar en sus sombras, dictando que cosas son correctas y cuales deben ser erradicas. No son justos y no sirven al pueblo. No merecen el reconocimiento que tienen.
A simple vista, su apariencia resulta engañosa, Oceley es un anciano y no es Caballero, no participó activamente en ninguna batalla, pero no os dejéis engañar, ese hombre es un poderoso hechicero, que se ha ganado el favor del Templo, a través de difamaciones y traiciones.
El trabajo por el que será contratado, es para que lo encuentre y lo traiga vivo o muerto a Mersem, donde recibirá cien monedas de oro*"

Tras leer la carta, Klaus levantó la vista, pensativo y allí, en silencio, estaba el escudero de la dama, aguardando una respuesta.

"dos años de servicio... seguro que es para que no piense en la posible inocencia de la victima, lo quieren muerto esta claro... mejor yo que cualquier otro carnicero... ¿y quien sabe?la vida da muchas vueltas antes de pararse" - ¿como sabre quien es?- dice Klaus mirando al escudero- Acepto el trabajo esta muy bien pagado , pero,tan solo poseo un nombre, no es mucho con lo que poder trabajar... sientate hombre y tomate una copa- ofreciendole la copa que le sirvieron con anterioridad a el mismo.

El escudero miró a izquierda y derecha, dudando un segundo si se refería a él. Así era y obedeció sin protestar.
- Mi señor, el maestro Oceley, es el sacerdote del Templo de Nemei en Mersem, le será sencillo encontrarlo... solo hay uno.
El joven tomó la copa con las manos y dudando; no era digno de beber de la copa de un caballero, sorbió con timidez. El vino era bueno.

Klaus mirando de reojo al chico le sonrie -Ya esta bien de timidez chico, la vida puede ser muy corta si pierdes el tiempo,disfruta del vino, a mi me gusta mas la cerveza, jeje- Klaus hace un gesto a la camarera y pide una jarra de cerveza y dos vasos..."con el calor del alcohol todos aprenden a hablar... pronto lo aprenderas chico" -decidme , ¿os paga bien vuestra señora?-.