Partida Rol por web

Ryd había estado hablando por lo bajini con Miu todo el rato. Intentaba tranquilizarlo, pues él también estaba algo nervioso, hasta que descubrieron que su perseguidor era el Profesor. Desde entonces, se mantuvo callada, con su mochila entre sus brazos.

Cuando por fin salieron fuera de ese túnel, Ryd miró hacia los lados para ver donde estaban, pero asintió ante el comentario del Profesor.

Subís por la escalera y pasáis por la trampilla del techo uno por uno. El sol os ciega por un momento, y es que por fin habéis salido al exterior tras pasar un buen rato dentro de esa cueva. Miráis a vuestro alrededor, y os dais cuenta de que estáis a las afueras de Menhiss, algo al norte de dicha ciudad, pues la podéis ver ardiendo a lo lejos. Un poco más al norte está otra vez el Valle del Viento.

Os encontráis en campo abierto. La trampilla por la que habéis salido estaba disimulada, cubierta por hierba y tierra. No parece haber nadie cerca...

Bien chicos, deberíamos encontrar un lugar seguro en el que poder descansar y inspeccionar el orbe, alguien conoce la zona? - Digo algo mas tranquilo y soltando un suspiro mientras guardo mi arma y miro a Liz preocupandome un poco por ella - Estas bien Liz os ha pasado algo mientras no estaba?

-Bueno... Nos encontramos a un caballero que parecía bastante peligroso, pero conseguimos esquivarle. ¿Usted no lo vio, profesor? ¿Cómo llegó a encontrarnos en la cueva? ¡Pensé que estaba ya de vuelta en el laboratorio!

Respirar aire fresco me despejó la cabeza, y de pronto me di cuenta de que el profesor habría tenido que pasar por lo mismo que nosotros para encontrarnos: Frederick, el caballero, la habitación del orbe, los tres caminos... ¿Cómo nos había encontrado?

Niego con la cabeza - Decidí que si quería descubrir que había pasado con el meteorito no podía hacerlo metido en el laboratorio así que salí en vuestra búsqueda... Después llegué a Menhiss y vi lo que había pasado allí y temí por tí y por los demás... Que os hubiera pasado algo... Escuche ruidos de batalla en una casa y entré... Allí me encontré con un mayordomo agonizando... Y escuché como unos soldados decían algo de una trampa... El mayordomo me dijo que os avisara... Que buscara el orbe pero murió... Así que me adentre en la biblioteca y seguí vuestros pasos hasta que os encontré...

-¿Y no tuvo que enfrentarse a aquellos soldados, profesor? ¡Debió de ser difícil llegar hasta aquí usted solo! ¿Cómo pudo seguir nuestros pasos en esa oscuridad? -realmente me despertaban la curiosidad todos aquellos detalles.

Empecé a desperezarme como si me acabase de despertar. ¡Pero qué bien sienta el aire fresco! Además, sabía que debíamos partir inmediatamente, y me venía bien estirar un poco las piernas y los brazos. 

Mientras las palabras salían de mi boca, me di cuenta de que había alguien entre nosotros que debía estar pasándolo peor de lo que hubiese podido pasarlo el profesor: Lydia. Su cuidad estaba ardiendo, y su familia... bueno... Y ahora encima la noticia de la muerte del mayordomo. Pensé en, más tarde, dedicarle algunas palabras durante el viaje para intentar animarla.

Conseguí esquivarlos y cogí una antorcha para iluminar el camino hasta vosotros - Digo mientras miro a los demas - Alguien sabe hacía donde dirigirnos ahora?

- Pero deberíamos volver!- dice mirando a los demás. Ryd temía por Lydia. Los padres... No los habían visto, y no podían dejar a la chica de ese modo.- Lea...- gira la cabeza buscando el apoyo de su acompañante y protector.

Se mantiene al lado de Lea. Es verdad que está triste por la muerde de Frederick, pero no pueden volver a la ciudad porque él quería que sacasen el orbe de allí y su sacrificio no caerá en saco roto por la lástima que puedan sentir. Y esa historia que cuenta el profesor no se la cree nadie... incluso parece que Liz se ha dado cuenta de que hay algo que no cuadra. No, no puede dejar que el profesor ponga las manos en el orbe, por seguridad.

-Y cómo explica que nos haya seguido en un sitio en el que se podían dejar huellas y no había marcas? Profesor, creo imposible que haya podido sortear a todos los soldados y a ese caballero que le ha arrebatado la vida a Frederick.

Me quedo bastante confundió por la hostilidad de los presentes, incluso parece que Liz no confía en mi - Simplemente llegue después de que pasara todo - Miro a Liz algo incrédulo de que no confíe en mí - Liz... Sabes lo mucho que hemos pasado juntos... Dime que al menos tú confías en mi...

-¡Pues claro que confío en usted, profesor! ¿Por qué no iba a hacerlo? En ningún momento he desconfiado, simplemente tenía curiosidad por saber cómo llegó hasta aquí, eso es todo ^^

Esto se estaba volviendo algo raro. Es cierto que la historia del profesor era algo rara, pero creo que Lydia se estaba pasando. ¡Era el profesor! ¿Por qué sospechar de él?

Al oir mi nombre miro a Ryd y niego con la cabeza tristemente, volver no solo seria un suicidio, sino que echaria  por la borda cualquier sacrificio hecho por los padres de Lydia y su mayordomo.

--- No vamos a discutir nada, propongo alejarnos lo mas rapido posible de aqui y encontrar refugio para descansar, alli podremos sospechar de quien es quien realmente y el profesor podrá defenderse como es debido ¿ entendido?- digo mirando al grupo, no teniamos otro remedio, estar en medio de ninguna parte y a la vista de todos no era la solución;Dicho esto me pongo en marcha.

Me quedo mirando sorprendido al que ha hablado -Perdona joven de que tengo que defenderme? Creo que os ayudé como pude con la araña y no entiendo a que vienen tantas hostilidades, sólo intento ayudaros, ayudar a Liz, pero si tanto desconfiais podéis seguir vuestro camino sin mi y me vuelvo a mi laboratorio a esperar a que Liz vuelva, si es que vuelve -Sabía que aquellas palabras serían duras para liz pero edtaba empezando a perder la paciencia con tanta hostilidad hacia mi persona

-Será mejor que nos alejemos.

No tiene tiempo para llorar sus pérdidas, quizá más adelante, cuando estén en un lugar seguro, pueda hacerlo, pero ahora hay demasiadas cosas en juego como para ponerse a llorar. Frederick no lo hubiese querido así que tiene que ser fuerte hasta que dejen atrás todo peligro y pueda permitirse el bajar la guardia y llorar.

-Tenemos que ir hacia el Valle del Viento... en dirección contraria a la ciudad.

-Lydia lleva razón. Dejémonos de perder tiempo en sandeces y salgamos de aquí antes de que otra persona nos siga por la cueva. Si el profesor ha podido hacerlo, podría hacerlo también ese caballero. Y olvidemos las tonterías acerca del profesor -dije, mirando a Lydia- ¿de acuerdo? Confío plenamente en él como mi mentor que ha sido y creo que todos deberíais darle un voto de confianza. Ya os hemos ayudado anteriormente, ¿recordáis? Estamos todos juntos en esto.