Partida Rol por web

El Elfo se incorporó a la marcha, moviendo los labios sin sonido, mientras observaba con su aguda vista los alrededores de la ciudad. Atento a cualquier rastro e indicio de peligro, su movimiento era un gracil deslizarse por el suelo casi sin hacer ruido.

Empezáis vuestro camino con normalidad dirección hacia la torre, el viaje es tranquilo y la verdad es que no encontráis mucho transito que vaya en ninguna dirección.

Suponéis que los rumores de asaltadores y caravanas perdidas tienen parte de la culpa en ello.

El paisaje esta salpicado de casas, colinas y arboles, aunque a medida que avanzáis la casas van desapareciendo y los arboles se agrupan en pequeñas arboledas.

Han pasado varias horas ya y creéis que quizá es el momento de dejar el camino principal y desviaros.

El enano, Grummbar, cree que podéis pasar a través de un bosque mas al noroeste que os permitirá dar un buen rodeo, encontrar cobijo en la noche y evitar encontronazos con asaltantes.

Willen se opone a ello, está convencido que ese bosque es peligroso y que el enano no sabe donde se mete (algo normal para alguien que seguramente se ha tirado toda su vida debajo de una montaña) y que por el contrario deberían seguir por el camino unos kilómetros mas.

Joran se mantiene al margen, ni le va ni le viene a donde ir, mientras haya comida.

Batheus intenta hacer memoria de mapas y geografía local. Determina que el enano no tiene que estar mal encaminado y que el bosque les podría proporcionar esa ventaja. El camino del elfo no debería ser malo de por si, pero encontrar cobijo en la noche puede ser mas difícil si no encuentran ninguna casa.

- Puede que el enano haya pasado más tiempo bajo tierra que encima pero creo que esta vez tiene razón.- aparte de eso no puedo evitar disfrutar llevándole la contraria al elfo - No creo que encontremos ningún hogar acogedor en el camino así que el bosque nos dará mayor cobertura. Maese Grummbar ¿abre usted el paso como siempre?

- Cobertura? He pasado mi vida en el bosque! No solo nuestro avanzar será más lento, sino que no veremos una emboscada a 50 metros de nosotros. Avanzaremos mucho más rápido y seguros por el camino. 

El elfo observó los árboles. No me molesta tomar por aquí, pero el bosque es peligroso y nos retrasará. Aunque claro, esperar que un fanático religioso y alguien que ha pasado su vida en túneles entienda de lógica tal vez es mucho pedir...

Dejando que el elfo pase rumiando para cerrar yo el grupo no puedo dejar de reír:

- Un elfo al que no le gusta andar por el bosque y que teme las emboscadas. ¡Avandra nos guíe!- levanto la voz para que el enano me oiga - ¡Maese Grummbar! ¡Espero que usted no tenga claustrofobia! ¡Un elfo al que no le gusta el bosque! Hehehehe... Cuando se lo cuente al Padre Torontor... hehehehe...

El clérigo había alzado la voz para que yo le oyese, pero realmente no le habría hecho falta. Cuando comentó que tal vez  tendría claustrofobia, yo ya me había detenido y dado la vuelta dirigiéndome al elfo con el ceño tan fruncido que casi me llegaba a la punta de la gruesa nariz.

- ¡¿De qué no entiendo yo?! -exclamé, aunque no había escuchado demasiado bien la perorata de aquél elfo. Sin embargo un enano no tiene que oír mucho para ofenderse-. Escucha, perfumado. A lo mejor no te llego a la cintura, pero la próxima vez que hables de mi ciudad como "túneles" e insinues que no tengo cerebro, te quedarás sin rodillas. Llegaremos más rápido a la torre sin ti y habrá más oro para repartir al final.

Dio un par de amenazadores golpes en el suelo con la cabeza de enorme martillo, escrutando a Willen mientras gruñía. Luego se dio la vuelta para continuar la marcha.

- Perfumado? Limpio, querrás decir...

El elfo sonrió ante el despliegue de bravura del enano. Ya verían quien se reía cuando el "corcho" tuviera que sortear las raices extendidas de los grandes árboles del bosque. Lo positivo sería que si había que huir, él no quedaría el último en el bosque...

Continuáis el camino hasta llegar al bosque y, aunque este empieza con arboles normales, a medida que vais entrando en su interior estos van tomando altura hasta que empequeñecen cualquier árbol que hayáis podido ver nunca.

Para placer de Willen el suelo es bastante irregular y las raíces se extienden enmarañadas y retorcidas acumulando tierra y hojarasca, obligando al enano a realizar un esfuerzo mayor para continuar el camino.

Al menos abandonáis el frío el viento que hacia en las colinas, pues a medida que avanzabais hacia el norte, el clima se iba volviendo mas y mas invernal. Las primeras placas de nieve han quedado atrás y ahora como mucho se puede observar el blanco en la parte superior de los arboles.

Aún así el frío hace su acto de presencia y pequeños copos de nieve bajan lentamente entre las ramas, iluminadas y resaltadas por los rayos de luz y cayendo lentamente en el suelo de esta majestuosa arboleda parecida a una catedral y sus columnas.

Pero el tiempo no pasa en balde, vuestros estómagos protestan y el cielo oscurece ... quizá va siendo hora de que os toméis un merecido descanso.

Había estado refunfuñando a cada segundo del camino, buscando un momento para comer bien, y fui el primero en sugerirlo (por supuesto) 

-Será mejor buscar ese refugio ya; tengo tanta hambre que me comería una cocatriz... O una buena ración de alas de estirge rebozadas... Oh, que manjar. -Miro al trozo de carne seca que tengo entre las manos y pongo cara de asco -He lamido picaportes con mejor sabor... bej.

No hice tantos remilgos a mis vituallas como el mediano, y podría haber seguido recorriendo aquél maldito bosque durante horas si hubiera hecho falta... pero un descanso no vendría mal para llegar hasta el enemigo con las fuerzas plenas. Me senté en una raíz especialmente grande, dejando cerca el martillo, y saqué una pipa corta y gruesa para llenarla con un poco de tabaco.

- Paremos pues... -dije simplemente, marcando la erre. No tenía intención de iniciar una conversación más larga.

El elfo se acomoda entre unas raices, como si de un sillón se tratara, mientras observa los árboles del bosque, sus ramas y grosores. Nunca fue muy ducho en la parte física, pero entre esta compañía casi que se siente ágil. 

- Mi propuesta de guardias sigue siendo la misma.- informo a mis compañeros - Podemos hacer la primera el mediano y yo y la segunda el elfo con el enano. Así tendremos en cada momento a alguien que sepa usar sus armas con otro que... eh... le ayudará a mantenerse despierto.

Dicho lo cual me siento en una raíz y doy cuenta de mis raciones de viaje mientras espero a que mis compañeros confirmen el plan o den alternativas.

Miré al grupo, ceñudo como de costumbre.

- Por mí, haced lo que queráis -dije-. Como si queréis dormir toda la noche, yo aguantaré lo que haga falta.

Tras la bravata típica de orgullo enano, di un par de caladas a la pipa e hice un asentimiento.

- Aunque el plan del humano me parece bueno... No estará de más que alguien vigile al elfo.

Pues yo creo que si subiéramos a los árboles...  - Miro al equipo de escalada en mi espalda -Bah, ya será mala suerte que nos ataquen unos lobos o algo así. -Sonrío y añado -Sería como una de esas historias tan típicas que cuentan los bardos, ¿no? Me encojo de hombros y comienzo a tallar toscamente un trozo de madera con una de las dagas.

- Oye, Batheus, ¿Tu dios que predica? ¿La purificación del alma? ¿El amor fraterno? ¿O es algo más divertido? No sé, algo como la muerte en la batalla... A propósito, ¿Tenéis que guardar celibato? Que mierda, ¿no? Yo conocí a uno que tenía que guardar el celibato ese, mi primo Edmund. El día que le echaron de la orden gastó cosa de cien monedas en compañeras para guardar su cama.