Partida Rol por web

Al notar el peligro al que nos enfrentabamos, más mis compañeros heridos que yo, busque con la mirada si había más goblins emboscandonos.

Me baje del caballo y saque mi espadón, pasando los dedos de la mano por el filo al tiempo que rezaba.

-"Luz Divina, hazme portador de tu justicia y poder"- dije encantando el arma y preparándome para destrozar las cabezas de mis enemigos.

Poniendome en guardia me dispuse a atacar primero al del flanco.

El hechizo no salió, lo note al no ver el brillo de la espada.

Mi fe en el Dios del sol evidentemente no es tan fuerte...

Me adelante a grandes zancadas contra el goblin, procurando lanzar un corte descentende a su cabeza.

Tu mandoble desciende en una trayectoria letal, dirigida a la cabeza del goblin. Éste intenta apartarse del tajo y, aunque no consigue evitar tu acometida, al menos logra salvar su cabeza. Pero tu hoja golpea en el hombro del goblin y le abre una fea herida por la que sangra copiosamente.

Sin saber de donde ha venido, un dolor lacerante recorre tu pierna derecha. Al instante caes en la cuenta de que el otro goblin sigue ahí y te ha atacado a traición, por la espalda. Sin perder la atención, el otro goblin al que has herido, enfurecido y dolorido, con los ojillos inyectados en sangre, arremete contra ti lanzandote una peligrosa estocada al bajo vientre. 

Desde el otro lado del desprendimiento, Alain lanza maldiciones y logras escuchar el chocar del acero contra el acero, que se impone a pesar del repiqueteo del agua de lluvia en tu armadura.

Sentí el dolor del acero entrando en mi carne, pense que mantendría en mi rango de visión al otro goblin, pero me confié demasiado, intente evitar el otro ataque, aunque estas criaturas eran demasiado escurridizas.

Al menos parecía que el dolor funciono para motivarme a usar bien mis poderes, pues tras recibir el golpe, mi espada comenzó a brillar bañandose en luz blanca.

No pude evitar el ataque del goblin y procurando quitarmelos de encima, tomé el mandoble con las dos manos para dar un giro a fin de sacármelos de encima, pero quizás por el dolor no fuí capaz de hacerlo, se sentía raro, me creía más fuerte...

Ya sea por la baja estatura o la gran movilidad de tus enemigos o por que te han pillado con la guardia baja, tu golpe de barrido no llega a dañar a ninguno de los dos goblins. No obstante te posicionas de tal manera que, aunque te estén flanqueando, tienes a ambos goblins vigilados.

Ellos siguen presionando y lanzando tajos contra ti. Al que ya has herido golpea contra las duras placas de tu armadura sin causarte ningún daño. Se nota que tu espadazo lo ha dejado mal herido y sus movimientos empiezan a ser torpes. Pero el otro ha encontrado el punto débil de tu coraza y piensa explotarlo para clavar ahí su afilada espada...

El golpe de barrido no funciono, los goblins atacaron, al menos podía verlos a los dos, necesitaba apurarme.

Sentí un impacto, pero mi armadura me protegió, en cuanto el otro se acercó a mi, puse la espada en el medio, para luego girarla por sobre mi cabeza y bajarla con violencia contra la cabeza de aquel ser...

La espada corta del goblin choca con tu mandoble, arrancanco chispas y con un giro rápido tu espada describe una trayectoria mortal, dibujando una estela de luz a su paso que parte en dos al goblin que ya estaba malherido.

Su compañero no se amedrenta y vuelve blandir la espada corta, buscando el ángulo justo por el que atravesar tu férrea armadura.

Al otro lado del desprendimiento escuchas los gritos desesperados de Alain que se consiguen sobreponer al estruendo de la tormenta - Malditas criaturas cobardes. No os la llevéis!

Una vez descargué el ataque contra el Goblin, note como aquel otro buscaba atacarme, por lo cual me cubrí con la espada, para levantarla luego de parar el golpe, a fin de abrir su guardia y volver a bajar el mandoble buscando partirlo a la mitad como había hecho con su compañero.

El goblin observa atónito cómo paras su golpe y, de forma rápida, contraatacas con un tajo que le resulta imposible evitar. Descargas con todas tus fuerzas el golpe y cortas al goblin en diagonal desde la clavícula izquierda hasta la pierna derecha. La luz que irradia tu arma hace más sencilla la incisión y notas como si estuvieras atravesando una barra de mantequilla en vez de un cuerpo con huesos.

El goblin cae muerto al suelo.

- Aaarg! - escuchas gritar a Alain desde el otro lado, mientras el chocar del acero continúa - Eeeed! Julliaaaan! Por todos los dioses, seguís ahí? Responded!

Al notar como partía en dos al goblin, mis ánimos volvieron, así como la determinación de cumplir con mi deber.

-"Aquí estoy"- dije comenzando a correr y notando las piedras que me impedían llegar a Alain

Al notar las piedras, comencé a escalar a fin de poder pasar a traves de ella y llegar a donde estaba Alain...

A pesar de lo resbaladizas que estaban las piedras, consigues sortear el montículo sin ningún problema. Al otro lado ves a Alain Tyrrel rodeado por dos goblins y un orco de recia figura, alto y musculoso. El caballero consigue mantener su espalda a salvo de los maléficos goblins, que no paran de atosigarlo con estocadas bajas en las piernas y el abdomen mientras que el orco es el que presenta batalla y parece más peligroso. Aunque se defiende bien no te pasa desapercibido que tiene varias heridas abiertas y no sabes cuánto tiempo más podrá aguantar. 

A lo lejos, por el camino, ves a un grupo de orcos y goblins alejándose a toda prisa. Llevan bultos. Un rápido vistazo a tu alrededor indica que en carro destrozado faltan vuestras provisiones, las mantas, los sacos de dormir y... Lysana!

Al ver a Alain siendo rodeado por 3 enemigos, uno que se veía bastante peligroso, me preocupe y tome la espada con ambas manos para lanzarme al combate.

Al ver esa escena, di un grito a fin de llamar la atención de uno de los goblins, necesitaba que dejaran de atacar a Alain y al mismo tiempo aprovecharía que alguno me mirara para atacar al orco.

Apunte la espada contra su pecho, apretando la empuñadura con ambas manos para luego comenzar a correr y lanzarme con una potente estocada contra su pecho, buscando atravesarlo y alejarlo de mi compañero...

Como un relámpago de muerte y desolación cruzas los escasos metros que te separan del orco con tu espada por delante, la cual va dejando una estela de luz sagrada a su paso. El orco que te ve venir trata de interponer su hacha entre él y tu, pero la inercia de tu carga es tan brutal que rompes el hacha por la empuñadura y atraviesas al enemigo, perforando armadura, carne y corazón por igual, clavando la espada hasta la empuñadura y apareciendo la punta de ésta por su espalda. El orco queda empalado y antes de que caiga al suelo ya esta muerto.

Alain te mira sorprendido al ver tal proeza y te guiña un ojo. A continuación se centra en el goblin de su flanco izquierdo, gracias a que el otro goblin se ha girado hacia ti y le da un respiro.

Mientras sacas la espada del cuerpo muerto, el goblin al que has gritado aprovecha que estás indefenso para lanzarte una estocada por el costado. Tu pesada armadura absorbe parte del golpe pero aún así, su espada corta consigue penetrar y sientes un pinchazo en tus carnes.