Partida Rol por web

Tetrarch

Caza mayor (Escena 1)

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04/01/2017, 04:59
Asesina confederada

-Cobarde... -susurró cuando mató al soldado de choque.

Los cuchillos estaban bañados en sangre cuando los guardó en la cartuchera. Iba a coger una pistola automática cuando ella disparó y tuvo que esquivar, poniéndose a cubierto detrás de una mesa. Era una cabrona ágil, pero habría que ver si tan ágil como ella.

-Esperad... -dijo a los de fuera- Yo me encargo.

Habló por encima de la mesa, y ella reconoció el tono de voz. Era parecido, aunque no igual, que el de Kara, su némesis personal, también conocida como la Segunda Tetrarca. Debería ser un clon, un nuevo tipo de soldado confederado. ¿Habría heredado el comportamiento sexual desviado de su madre genética? El interrogante le hizo sonreír.

-Creo que sabes lo que soy... Y será un honor para mi someterte. Uno te quiere viva, aunque yo disfrutaría matándote. La traición se debe pagar con sangre.

De momento estaban solas en la sala. Escuchó una pistola amartillarse, y supo que aquello iba a ser un combate de acrobacias y disparo, que posiblemente terminaría en un sano cuerpo a cuerpo. Lástima que se hubiera dejado sus armas en la nave, por que en éste momento su sable de hiperfilo le vendría muy bien.

-¿Estás preparada?

- Tiradas (5)

Notas de juego

Tiradas necesarias:

  1. Acción de Atletismo / Echarse a un lado / Ponerse a cubierto. Dificultad 33+ (Primera acción)
  2. Si no se supera la dificultad, se deberá tirar Esquivar por cada disparo sufrido. El primero dificultad 23+, el segundo 17+ (éstas acciones son gratuitas)
  3. Si deseas atacarla, la dificultad para acertarle es de 26+
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04/01/2017, 05:19
Reegan Emeryx

Cualquier otra persona a esas alturas estaría al borde de la locura pero en su caso, bueno, estaba loca por naturaleza así que quién perdía más era quien no reía al final del cuento. Esperaba ser ella esa que ganara, aunque más no fuera por cansancio. Tuvo que maniobrar para alcanzar una de las armas de los caídos antes de que la asesina llegara hasta ella. Rendirse no estaba en sus genes, en sus huesos, ni nada de eso así que no le quedaba más opción que seguir a pesar de lo que costara. Se estiró cuanto pudo hasta llegar al arma que estaba buscando. Reegan era una especie máquina pero que sentía, así que no todo era tan sencillo como parecía. -Una de las dos va a tener que "morir". Reapuntó el arma hacia la nueva invitada y comenzó a moverse tanto como podía intentando llegar a la atacante y atacar ella, no podía darse el lujo de fallar ningún tiro. Rápidamente aprovechó lo que había conseguido y disparó una segunda vez contra el blanco, en ese momento más que nunca necesitaba de sus habilidades y ni siquiera parpadeaba. Ese era el secreto, mantenerse firme, estar ahí y rogar por un poco de suerte no venía mal.

- Tiradas (8)

Notas de juego

Disparo 1: 23 (fallo)
Disparo 2: 41 -26 = 15 / 3d10 + 2d10 por arma (4d10) = 7d10
Disparo 3: 33 - 26 = 7 / 2d10 + 2d10 por arma (4d10) = 6d10

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05/01/2017, 02:15
Director

El baile mortal fue rápido y acrobático. La asesina saltó detrás de la columna, mientras ella trataba de esquivarla situándose al otro lado. La confederada disparó dos veces, pero Reegan rodó por el suelo esquivando las balas. Mientras lo hacía, disparó a ciegas sin dar a ninguna parte.

Terminada la voltereta, solo tuvo que esperar que su enemiga cayera al suelo. Antes de que pudiera volver a saltar, cuatro tiros le pasaron el pecho, uno cerca del corazón, y dieron con ella en tierra. Sonrió, despacio. No había perdido su toque, después de todo.

Entonces, sintió algo golpear su espalda, y tuvo el tiempo justo para girarse. Había olvidado que su salto la había colocado en el lado de la sala equivocado: cerca de la puerta. El objeto que rebotó contra ella era una de esas granadas sónicas. Solo pudo abrir los ojos, por que estalló antes de caer al suelo. La honda de choque la tiró con violencia hacia las mesas, mientras sentía como su consciencia se apagaba. ¡Odiaba aquellas granadas! Luego cuando despertabas te dolía la cabeza durante horas, a veces días. Eran una puta mierda... pero eran buenas en lo suyo, y ese "algo" era aturdir.

Sintió que perdía el conocimiento, y no quería ni debía perderlo. Alzó las pistolas hacia la puerta, dispuesta a disparar, pero los dedos no apretaron el gatillo a tiempo. Las balas salieron desviadas, y vió varias sombras oscuras moviéndose, rodeándola. Las porras eléctricas cayeron sobre ella, y la hicieron retorcerse de dolor. La electricidad era una hija de puta, por que te hacía perder el control de tus miembros, aún de tus esfínteres... Agradeció venir meada de casa, por que no soportaba hacérselo encima.

-Dejad de jugar, desarmadla y cargadla en la nave -dijo el oficial.
-Ésta zorra ha matado a muchos compañeros. Se merece un castigo.
-No hay tiempo para eso. Uno se enfadará si no la llevamos pronto al acorazado.
-Lástima...

No pudo hacer más que seguir teniendo espasmos y abrir mucho los ojos. Le estaban quitando las pistolas, le daban la vuelta y le colocaban unas esposas de fuerza. Por un momento, temió que los soldados fueran a hacerle algo más. La impotencia era algo que no le gustaba, y es que al ser una supermujer diseñada genéticamente uno se acostumbra siempre a tener la sartén por el mango. Una de aquellas manos le tocó una nalga, aunque no supo si accidentalmente o adrede. En otras circunstancias le habría halagado. Ahora... le daba asco.

-Creo que ésta no puede andar, tendréis que cargarla a hombros.

Las manos se posaron encima suya, desordenándole la ropa, casi arrancándosela a tirones.

-Mantente agachada -dijo Az a través de su comunicador.

Eso no era difícil, ya que apenas podía moverse. Cerró los ojos y trató de resultar pesada, estorbarles la maniobra. Los sonidos parecían lejanos, estaban deformados por su conmoción. Posiblemente, tuviera un daño agudo en los tímpanos, ya que no era muy recomendable que te explotara una de esas cosas a menos de un metro de ti. Creyó escuchar otros sonidos de fondo: paredes reventando, sonido y olor a láser. El láser, normalmente, consume el aire a su alrededor y deja todo chamuscado. Es un olor desagradable, como el del plástico que se funde. Le cayó sangre encima, algunos cuerpos reventados. Escuchó gritos y disparos, y más detonaciones láser que atravesaban las paredes y hacían explotar miembros, órganos y demás. Aquel era el desagradable efecto de utilizar grandes cañones láser, como los de una nave de guerra, contra personas.

Silencio, durante unos instantes que le parecieron eternos. Los cuerpos pesaban, y ella comenzaba a recuperar la movilidad de los miembros. No oía una mierda, solo aquellas campanillas de cuando te explotaba algo cerca y tenías los tímpanos hechos puré. Gritó, o eso creyó ella, e instintivamente buscó un arma con la mano.

Finalmente, salió de debajo de los cuerpos, cubierta de sangre ajena, trozos de hueso y grasa de órganos chamuscados por el láser. Patéticamente, asió sus pistolas recuperadas y arrodillada, apuntó hacia la luz al final de aquel túnel que se había abierto en la pared.

- Tiradas (1)
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05/01/2017, 02:40
Zrepniak el Grande

Fue a disparar, pero se dió cuenta de que había comenzado a levitar. ¿Levitar? Joder... no estaba en el vacío del espacio. Sus pupilas enfocaron mejor, y vió que el túnel no era tal, si que la pared del complejo había sido destruída por el Halcón. Los confederados habían muerto, y el ser que flotaba en su trono antigravitatorio no era otro que su compañero, que la estaba haciendo levitar con sus poderes.

-No me vayas a disparar encima, joder.

Parpadeó, molesto, y le dió un par de vueltas en el aire.

-Te he visto mucho mejor que hoy, la verdad. Sabía que te gustaba que los varones humanos te echaran sus fluidos encima, pero ésto me parece demasiado. Anda, vamos a casa.

El comunicador sonó, era Az.

-¿La tienes?
-Si, si.
-Métela en la nave y pronto. Estamos llamando la atención de los confederados.
-Ya voy.

Salvada por la campana. Había estado a punto de ser capturada, pues por muy buena que seas peleando, las matemáticas nunca están a favor del que se enfrenta solo a una multitud. En ese momento, agradeció no ser una loba solitaria como antaño y tener unos amigos en los que confiar.

Flotó hasta la bahía de carga de la nave, que se cerró cuando entraron. Súbitamente, el Halcón se puso en marcha haciendo giros muy cerrados mientras ascendía en el cielo. Sonido de láseres, la visión que terminaba de enfocarse. La había dejado tumbada en la camilla de la zona enfermería, sujeta por un campo de fuerza para evitar que cayera.

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05/01/2017, 02:49
Azerty

Pilotaba la nave, que estaba en velocidad de escape hacia el espacio. Su prioridad, su única posibilidad, era saltar al hiperespacio. Pero no podían hacerlo si la computadora no calculaba que estaban en buen sitio y no impactarían con nada. Algo difícil en medio de una batalla espacial apocalíptica con chatarra flotando por doquier. Además, habían atraído la atención de los confederados, que sentían que se les escapaba su presa. Algunos cazas se les acercaron, aunque no tiraron a matar, si no tratando de fastidiar los motores y dejar la nave ingobernable. Las fragatas confederadas se acercaban en rumbo de intercepción, buscando succionarles con sus rayos tractores.

-¿Está a salvo? -preguntó a Zrepniak, que acababa de volver al puente.
-Si, aunque necesita un buen baño y una puesta a punto. Le tiraron un par de sónicas -se amarró sobre una silla- ¿Como vas?
-Estresada. Las naves de la Mancomunidad están cayendo una tras otra. Ahora mismo, somos casi su único enemigo.
-¿No puedes saltar al hiperespacio?
-No con tantas moscas encima.

La nave maniobró, su escudo de energía sufrió un par de impactos y dos cazas confederados explotaron debido a los láseres del Halcón.

-¡Gira, mujer, gira! -dijo la babosa, viendo como se acercaba una de aquellas fragatas.
-No me ayudas nada... Necesitamos a Gabhrac.

La nave se sacudió de arriba a abajo. Uno de los primeros síntomas de un rayo tractor.

-Si pudiéramos pasar al otro lado de ésta nave, podríamos saltar al hiperespacio...

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05/01/2017, 03:05
Zrepniak el Grande

No sabía que podía hacer. Sus armas ni rozarían a aquella mole de acero y sus escudos de plasma. Además, el rayo tractor comenzaba a hacer presa. Tenía poderes, pero no tantos. No podía mover un objeto de aquellas dimensiones ni obrar ningún tipo de milagro. ¿O quizá si?

-Déjate succionar.
-¿Perdonaaa?
-dijo, airada.
-Apaga los motores, joder. Tengo una idea.
-Espero que sepas lo que estás haciendo.
-Yo también...

Se mesó la barba, concentrándose. Azerty apagó los motores, ahogando un suspiro. El rayo tractor empujó e hizo su trabajo, acercándoles a la nave confederada (concretamente, a una de sus bahías de carga). La robot le miró a él, parpadeando.

-Zrep...
-Tu prepara los motores cuando te diga, y el motor FTL.
-No se para qué...
-Mujer...

Ella suspiró. La nave enemiga se hacía cada vez más grande en el visor frontal del Halcón. La bahía de carga se abría lentamente, y los cazas comenzaban a aterrizar allí, pues su misión estaba prácticamente cumplida.

-Ya te tengo, mamonazo.

En la cabina de control del rayo tractor, el oficial confederado parpadeó. Su mirada estaba ahora fija al frente, como ida. Su mente estaba bajo su control. Apagó el rayo, y de hecho lo saboteó con una sobrecarga. El Halcón vibró.

-¿Cómo has...? -le preguntó.
-No pierdas el tiempo y sácanos de aquí.

Los motores se encendieron, y la nave pasó rozando el escudo confederado. Los turboláseres trataron de acertarles, pero ganaron el otro lado. Unos misiles nave a nave se lanzaron contra ellos, pero cuando estuvieron a punto de darles, rasgaron la nada: la nave había saltado al hiperespacio.

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05/01/2017, 03:12
Azerty

Gracias a su programación y la IA de libre albedrío, tenía reacciones "femeninas". Así que abrazó a la babosa y le dió lo que podría considerarse como un beso.

-¡Suelta, máquina! -contestó él, molesto.
-Eres un cascarrabias, pero tienes tus momentos -le dijo, separándose.
-Ve a ver como está Reegan, necesita algo de ayuda.
-Si.
-¿A donde vamos, por cierto?
-A Malkkar, a por el jefe. Nos hemos metido en un buen lío, y él sabrá que hacer.
-Bien. Me calentaré algo de comer.

-Claro, a tu ritmo... -dijo, socarrona.

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05/01/2017, 03:29
Cyrox, "Uno"

A bordo del "Devastador", Uno seguía de cerca las operaciones militares. Los espías indicaban que la flota federal había abandonado la base más cercana al espacio de la Mancomunidad. Tenía poco tiempo para marcharse, por que no quería combatir allí, si no llevarles a su propio terreno. En la sala de mando, los oficiales le indicaron el progreso de la operación.

-Los grupos de asalto están terminando de cargar el oro -indicó una oficial.
-Bien, asegúrenlo lo antes posible. Inicien la operación limpieza.
-¿No asimilaremos a los humanoides?
-No hay tiempo para una asimilación. El planeta está muy poblado y plagado de razas no-humanoides. Deben ser purgados.

Los oficiales sabían que una limpieza requería del uso masivo de agentes químicos para la erradicación de las formas de vida en el planeta. Suponía normalmente el genocidio masivo de todas las formas de vida superior. Callaron un momento, y él les miró, alzando una mano.

-Hermanos... es hora de mandar un mensaje a la Federación Xenos. Su pervertida forma de vida toca a su fin. En adelante, los mundos a los que nos enfrentemos sabrán que la rendición, la asimilación a nuestra unidad, será su única posibilidad de supervivencia.

Se golpearon el pecho, casi al unísino.

-¡Unidad a través de la fuerza! -repitieron, a coro.

Conectó con el puente de mando de la Fragata "Impávida". Su capitán parecía nervioso.

-Informe. ¿Tenemos a la prisionera en nuestro poder?

El hombre parpadeo, consciente de que había fracasado. Uno no toleraba la ineficacia entre sus hombres. El capitán comenzó a tartamudear.

-Me... me temo... señor. Cuatro ha... ha escapado.
-Repita eso
-dijo, frío como el hielo.
-Tetrarca Cuatro y su nave mercenaria ha escapado... No se cómo, pero sabotearon nuestro rayo tractor.

Abrió mucho los ojos.

-Queda relevado de su puesto, capitán... Purgará su ineficacia en las tropas de asalto.

Cortó la comunicación antes de que pudiera responder. Se hundió en la silla del puente de mando, mesándose la perilla con aire ausente. Sus naves se replegaban, con el oro a bordo. Los hombres estaban nerviosos, pues sabían que cuanto más tiempo pasaran allí, mayores posibilidades de entablar combate con la flota federal. De repente, tuvo una llamada de una nave vecina. La puso en pantalla.

-¿Problemas, Uno?
-Eso me temo, Kara. Cuatro se nos ha escapado.

La mujer se apartó el pelo de la frente, sonriendo como una loba.

-Siempre fue una muchacha díscola...
-¿Te puedes encargar? Yo tengo una guerra que librar, y no puedo perder el tiempo persiguiendo a una adolescente cobarde.
-Claro que si. Me llevaré a las chicas... ¿Y cómo la quieres?
-Humillada, pero viva. Los arcontes la quieren viva.
-Una lástima.

Alzó un dedo, inquisitivo.

-Nada... de mutilaciones.
-Está bien
-suspiró- Pero déjame jugar con ella.

Sonrió, despacio. Sabía que esas dos se llevaban muy mal. Aunque había pasado mucho tiempo, y en realidad Cuatro era ahora una extraña.

-Que sufra, pero lo justo.
-Siempre tuviste debilidad pero esa zorrita ninfómana.

Estuvo a punto de reírse.

-No... sabes que solo tengo ojos para ti.
-Más te vale, ahora que te dejaré solito...
-dijo, con un parpadeo incitante.
-Basta de cháchara. Tenemos a los federales encima. Confío en tí.
-Te la traeré, no te preocupes. Unidad... hermano.
-Unidad.

La transmisión se apagó, mientras los cruceros de combate lanzaban los misiles cargados de agentes tóxicos sobre la atmósfera de Calixis Prime. Los supervivientes del ataque convencial, escondidos en sus refugios y casan, comenzaron a morir de forma horrible, entre convulsiones. Los animales, las aves... toda forma de vida más compleja que un microorganismo estaba sentenciada a la muerte bajo una nube tóxica. Millones de lamentos se alzaron al cielo, y desaparicieron en pocos minutos. Tras ese silencio, las naves confederadas saltaron de nuevo al hiperespacio.

Quizá Hosniak había muerto, pero habría estado orgulloso de aquel genocidio.

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05/01/2017, 03:50
Azerty

Despertó.

No sabía cuanto había dormido, pero estaba sobre la cama de la enfermería. Le habían quitado lo que quedaba de su ropa, así que estaba desnuda, aunque limpia. No había rastro de la sangre, y si un olor fuerte a desinfectante y jabón. Parpadeó, reaccionando a una presencia y un sonido. Algo zumbó en su oído, algo que dolía y picaba.

Fue a tocarse ahí, pero la mano mecánica la detuvo. Se giró a mirarla, mientras ambos oídos seguían escociendo. El dolor se volvió agudo y le dieron náuseas. Apretó los ojos, al borde del desmayo, hasta que el dolor fue remitiendo. Un líquido viscoso salió de sus oídos, y ella los limpió con una gasa. De pronto, y tras un breve pitido, recuperó la audición.

-Estaban muy dañados, pero el gel de nanobots ha podido reparar tus tímpanos. Nunca dejarán de sorprenderme tus particularidades fisiológicas...

Parpadeó, respirando hondo. Entonces sintió que ella la estaba auscultando, cerciorándose de que no tenía ninguna otra herida. Solo unos cuartos cortes, pequeños, por la metralla. Pero estaba aplicando ya el gel reparador, que se sentía frío como el abrazo de una suegra. Eso hizo, entre otras cosas, que sus pezones se erizaran.

-Debería ponerme unos de esos... No se.

Ella parpadeó, y la robot compuso una breve sonrisa.

-Parece que nos metemos cada vez en un lío más gordo. Estoy reconsinderando tu sugerencia. Quizá... quizá me sentaría bien un software sexual, y un hardware apropiado. No se... Viéndote a ti, creo que me estoy perdiendo muchas cosas en ese sentido.

Había ropa suya en una mesa al lado de la camilla. Era lo que ella solía usar como pijama y "ropa de estar por la nave" durante los viajes largos. Se dió la vuelta, dejando que ella se vistiera, mientras analizaba los datos del escáner médico.

-Creo que nos debes una explicación -dijo, de repente- Antes de que hablemos con Gabhrac. Se que él sabe quien eres realmente, pero creo que nosotros merecemos saberlo ahora. Los confederados te querían viva. Además, Hosniak dijo algo... sobre los tetrarcas. Sobre que fuiste creada por él y su equipo.

La miró, con cierto apunte de orgullo. La verdad es que su pasado les ponía a todos en peligro. Ellos eran mercenarios, y un mercenario perseguido no puede trabajar con seguridad. Ellos debían seguir siendo personas anónimas, capaces de trabajar para uno u otro bando. Pero ahora no podrían, claro.

Sin embargo, había algo más en su mirada. ¿Decepción, quizá? Ella tenía sentimientos, aunque fueran cibernéticos, y la verdad es que la consideraba algo más que una amiga, casi como una hermana. Ser las dos únicas "chicas" de la nave siempre la había unido mucho a ella.

-Eres una tetrarca, ¿Verdad?

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07/01/2017, 03:32
Reegan Emeryx

La verdad era que no esperaba abrir los ojos en su nave y a salvo, no porque dudara de sus compañeros sino porque lo había pasado tan mal que prácticamente había creído estar en manos del enemigo. No fue un despertar fácil, tenía dolor pero pronto pudo volver a escuchar y sobre todo, no sentir dolor. Mientras a iba vistiendo escuchaba atenta a As hablar. No era para menos que estuviera preocupada y ella ya no podía mentir o al menos a ellos no.

-Quieres La verdad y te la voy a decir...

Una vez se hubo vestido, se sentó sobre la camilla y miró a su amiga.

-Pues si, soy una tetrarca... Lamento mucho no haberlo dicho antes pero esperaba no tener que repetirlo nunca.

No están orgullosa ciertamente y menos de haberles mentido porque al fin y al cabo eran su familia pero eso les había ayudado muchas veces.

-Supongo que tengo que decirlo a los demás y si deciden que no siga con ustedes, lo entenderé.

No es que eso la fuera a hacer precisamente feliz pero tenia que hacerlo para no ponerles en peligro. Se sentia devastada, había estado estado punto de morir y eso no le gustaba nada.

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07/01/2017, 03:47
Azerty

Cuando ya estuvo vestida la miró. Sus palabras la hicieron reflexionar. O más bien, procesar datos. Ser "humano" significaba pensar despacio sobre un mismo asunto, y darle varias vueltas desde diferentes perspectivas o con arreglo a toda suerte de consideraciones de tipo social. Para una máquina, podía ser una tarea extenuante, debido a que muchos cyborgs preferían una programación más simple, puramente matemática, para dar respuestas rápidas a problemas concretos. Era una forma de hacer las cosas, pero ella pensaba que también era como vivir la vida de un tonto, que se conforma con una respuesta sencilla y vive despreocupadamente sin saber siquiera lo que son los sentimientos.

Tenía que procesar muchas variables, y su programación sentimental, unida a su propia experiencia, la hacía dudar a la hora de enjuiciarla severamente.

-Ahora entiendo muchas cosas, sobre las misiones, y sobre no querer trabajar para los sistemas federados.

Parpadeó, posando dos dedos en su propio mentón.

-Mira... sería injusto decidir algo así yo sola. Es cierto, es peligroso. También nos has salvado la vida en numerosas ocasiones, y hemos trabajado juntas sin ningún problema. Todo eso, creo yo, pesa bastante. Además... cada vez hay menos sistemas independientes, así que de todas formas nuestra forma de vida tiene fecha de caducidad. Y tampoco me apetece irme a otra galaxia menos desarrollada, la verdad. Supongo que algún día tendría que llegar éste momento.

La miró, inquieta.

-¿Que piensas hacer? Imagino que has estado huyendo todo éste tiempo. Pero no van a parar hasta capturarte o matarte.

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07/01/2017, 23:26
Reegan Emeryx

La Tetrarca se quedó pensando en lo que escuchaba y no era algo fácil de entender par a ella pero se imaginaba que era peor para su amiga.

-No se qué hacer... Está claro que ya no puedo huir más.

Y era verdad, estaba cansada de hacerlo, lo que quería era disfrutar un poco y follar hasta que se le olvidara su nombre o algo así pero primero lo primero y en ese caso no tenían tiempo para más.

-Bueno, hablaré con todos ustedes y juntos decidiremos qué hacer. ¿Qué te parece eso?

Al final de cuentas, ya no quería huir y juntos pensaban mejor que solos.

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15/01/2017, 01:34
Director

La discusión se aplazó. Había alguien más que debía decidir sobre todo aquello, y que tenía una opinión mucha más determinante que los otros. Así, enfilaron Malkkar, el agreste mundo que era cuna de la cultura delviana. Una sociedad de guerreros, frugales y espartanos, que vivían en un planeta surcado de montañas nevadas y enormes zonas pantanosas.

No era el lugar más agradable para irse de vacaciones, la verdad. No había muchos extranjeros allí, y los que había trabajaban normalmente en los espaciopuertos o como operarios o artesanos especializados. A pesar de que el mundo gozaba de un tratado bilateral con la Federación, no pertenecía a ésta. Sus orgullosos guerreros se empleaban como mercenarios y soldados en toda la galaxia y parte de las vecinas. Eran gente dura, seria y poco dada a la risa. Solo se mostraban sociables cuando festejaban, y eso no sucedía muchas veces al año.

Transitaron las calles, abrigados, pues el frío cortaba como agujas y ululaba entre las escarpadas montañas. Los delvianos les miraban al pasar, curiosos y desconfiados. Nadie fue muy amable, pero consiguieron la dirección de Ghabrac. Cuando estaba de vacaciones, él desconectaba el comunicador y no sabían de él hasta que volvía al trabajo. "Se lo debo a mi mujer, y a los niños", solía decir, y otras veces "No hay asunto importante que no pueda esperar unos días". Sin embargo, aquel asunto era bastante apremiante.

En la pendiente escarpada del valle de uno de aquellos ríos, había una casa de piedra, madera y tepe que tenía un pequeño huerto en forma de terraza. Era allí donde vieron a Ghabrac, descamisado, cortando leña con un hacha y ajeno al frío. Su cuerpo estaba preparado para aquellas temperaturas. Estaba de espaldas, así que no les vió hasta que abrieron la cancela de metal y ésta chirrió. Una pequeña figura se asomó por la puerta de la casa. Un niño de su raza, que ella identificó como su hijo menor, que se les quedó mirando.

-Papá, hay gente rara en la puerta -dijo.

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15/01/2017, 01:50
Ghabrac

Reegan no había visitado nunca su planeta. Ella decía que no era quien para meterse en aquel tipo de cosas, y que Malkkar no era un sitio que le gustara demasiado. "Soy una chica de planetas cálidos donde hay humanos guapos", y eso era un hecho. A ella le gustaba tomar el sol en la playa y ligarse a un desconocido en una fiesta. La gente seria y las familias tradicionales no iban mucho con su forma de ser.

Por eso, cuando Ghabrac se dió la vuelta y les vió allí, pensó que debía haber sucedido algo muy importante. Así que cogió el jersey que había en una silla cerca del tocón donde estaba cortando la leña y dejó el hacha apoyada en el susodicho.

-No es gente rara, hijo mío. Son mis compañeros de trabajo. Anda... -dijo, mirándole con gesto serio- Ve a avisar a tu madre de que tenemos invitados.

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15/01/2017, 01:54
Zrepniak el Grande

Flotó cerca de él, mirándole con una media sonrisa.

-Menudo planeta del que procedes. No se si moriré antes de frío o de falta de afecto. Creía que tu eras serio, pero me parece que eres el tío más simpático de éste planeta.

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15/01/2017, 01:56
Ghabrac

Sonrió por lo que dijo, mordaz. Era un gesto muy suyo. Él miraba de vez en cuando a Reegan por que ella estaba algo triste, distante. Y eso no era propio de ella.

-¿Que os trae por aquí? No creía que os fuera mucho éste lugar para hacer turismo. Os hacía tostandoos al sol de las playas de Calixis.

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15/01/2017, 01:57
Azerty

Sus sensores dérmicos indicaban que hacía frío, pero ella no lo sentía. Estaba preparada para soportar bajísimas temperaturas sin congelarse. De hecho, el frío sentaba bien a su procesador y lo hacía trabajar más rápido.

-Calixis ha sido destruida por la Confederación. Han ejecutado un protocolo de exterminación biológica después de sacar el oro de sus bancos. Además, nos hemos enterado de que buscan a Reegan. La buscan por... ya sabes. Por lo que es.

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15/01/2017, 02:00
Naeda

El duro guerrero se quedó algo conmocionado. Con la pérdida de Calixis la galaxia se quedaba si un lugar de luz y civilización. Toda esa gente asesinada vilmente... Él era un guerrero, pero su pueblo jamás había cometido nada parecido a un genocidio. La única manera de matar a alguien era la honorable, con un arma en la mano. Compartió una mirada con Reegan, consciente del trago que había tenido que pasar.

Una figura que les había estado observando desde la puerta habló finalmente. Sus formas femeninas y el tono con el que se expresó dejaba claro que era su mujer.

-¿No vas a invitar a tus amigos a pasar? Tendrán frío y querrán comer algo.

Él asintió, despacio, y les indicó con un gesto.

-Bienvenidos a mi humilde morada.
-Te traemos un par de regalos, y vino del bueno
-dijo Zrepniak- El dinero lo seguimos teniendo en la cuenta corriente. Algo es algo.

Su esposa les dejó entrar. A pesar del austero interior, las casas delvianas eran cómodas y calentitas, muy hogareñas.

-Tu debes de ser la famosa Reegan -dijo, con una leve inclinación de cabeza- Mi marido me ha hablado mucho de ti.

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15/01/2017, 03:07
Reegan Emeryx

Ella no estaba como para andar feliz por la vida pero sus amigos se merecían eso y más, por ello cualquier esfuerzo que tuvieran que hacer para llegar a Ghabrac era realmente poco. Finalmente lo consiguieron y no había sido fácil pero seguro valdría la pena. Cuando él los recibió, Reegan bajó un poco la cabeza, tenía vergüenza y no estaba como muy acostumbrada a expresarlo y esa era la verdad. Además, tenía frío y hubiera dado lo que fuera por estar en otros menesteres con algún humano bien dotado pero bueno, no se podía todo.

-Yo... Bueno sí, yo soy Reegan. Es un placer conocerla, señora.

No tenía mucha idea de cómo dirigirse a ella, no estaba acostumbrada más que a tratar con su equipo y con los tipos a los que se follaba, que solían desaparecer bastante rápido de su vida.

-Me disculpo por interrumpir sus vacaciones y su paz, de verdad.

Tenía miedo de que les hicieran algo a ellos, a los que consideraba familia y por eso se removia ansiosa a pesar de estar en un ambiente cálido dentro de la casa.

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22/01/2017, 02:40
Ghabrac

Estaban sentados en el salón, cómodos y calientes frente al fuego. En los hogares del planeta se usaba un tipo de piedras que desprendían mucho calor cuando se las mezclaba con agua salada, provocando una reacción química cuyo subproducto era inofensivo vapor de agua. Con él, se alimentaba la calefacción de aquellas casas.

Les sirvieron algo de comer y beber, mientras ponían al tanto a Ghabrac sobre lo sucedido y su mujer iba y venía de la cocina. Él mostraba cara de preocupación por que sabía que el momento que más temía había llegado. El momento en el que el pasado de Reegan les afectaría a todos ellos.

-Os pido disculpas, pues debí haberlo comentado hace tiempo. Sin embargo, entenderéis que Reegan ha querido escapar durante toda su vida de lo que es. Ella es, sin duda alguna, una tetrarca. La cuarta tetrarca. Cada uno de ellos fue concebido con un propósito, con una habilidad especial. Ella rechazó su destino al mando de la secta de las asesinas y no quiso participar en más matanzas. Huyó y decidió llevar una vida anónima. Y sin embargo, ya sabéis lo que se le da mejor hacer...

Sonrió.

-Creo que no es justo que la echemos del grupo. No sin antes ayudarla como ella nos ha ayudado a nosotros. Conozco a alguien, un científico que participó en su creación. Algo parecido a... su padre. Hace muchos años que mantenemos cierto contacto, pues él se interesa por que Reegan esté bien. Ahora trabaja para la Federación, y me dijo que si éste día llegaba, fuéramos a verle.

Alzó la mano, ya que sabía por donde irían las protestas.

-Se que decidimos no trabajar para los bandos de ésta guerra. Pero como veis, si ésto sigue así habrá cada vez menos sistemas independientes. Entre el estado policial de la Federación o el genocidio confederado, la primera opción parece a día de hoy la más atractiva. El mal menor. Todos sabemos que la propaganda federal está llena de buenas intenciones que terminan torciéndose. Pero quizá ésta vez podamos ayudarles a hacerlo mejor. Si no salvamos la galaxia, no tendremos donde escondernos. Prefiero pelear por preservar la libertad de los pueblos que quedan, por que mi familia pueda vivir a salvo en Malkkar, que huir y desentenderme de todo. Ese, ahora mismo, es un lujo que no nos podemos permitir.