- Ambos somos mercaderes camino de Poitain, en el sur de Aquilonia. El Cimmerio y el Hombre de los Reinos Negros son nuestros ... ejem ... escoltas de caravana. El capitán ha sido tan amable de ofrecerse a llevarnos río arriba hasta donde pueda. - Faday muestra una amplia sonrisa - ¡Una gran suerte! ¡Remontando el río en nave ahorraremos muchos días de viaje...! -
Tras el extraño sueño...o visión... Enaku despierta agitado al lado del sacerdote. El suceso le llena primero de temor.. y luego de una profunda furia. Con determinación acude a sus cosas y rebusca en el interior. Encuentra un cuenquito lleno de cal y con cuidado mezcla un poco de su sangre con la misma. Añade agua y hace una pasta de color hueso con la que comienza a pintarse varias lineas en el cuerpo, sobre el corazón, los parpados, los dorsos de las manos y los pies...
...fuerza para encontrar a mi enemigo, ir hasta él y destruirlo... de nuevo un guerrero Gallah se prepara para la guerra y la muerte...
con este solemne juramento se prepara para lo que ha de venir...
...así sea hombre o demonio....
permanecerá hasta la caída del sol velando al sacerdote.
desde este momento Enaku se considera en guerra contra lo que sea que tortura a su amigo el sacerdote y que ha podido intuir en el sueño... a partir de este momento llevará las marcas de guerra que irá repintando siempre que sea necesario y siempre estará armado con su lanza o maza.
-Entonces seremos compañeros de viaje.-dije,con una sonrisa- Estos marinos no ofrecen muy buena compañía, su extraño idioma aún me resulta incomprensible.
El mercenario cimmerio, tras las breves presentaciones, se aleja de la entrada del barco, y camina por la cubierta, examinado la nave. No es un experto en navegación, ni mucho menos, pero si sabe reconocer cuando un trabajo artesanal esta bien hecho, y este barco le sorprendía. Parecía rápido, ideal para un transporte ágil, aunque no estaba seguro de como aguantaría en una batalla o una tormenta.
También aprovechó su caminata por la nave para observar con más detenimiento a la tripulación que les iba a acompañar, así como al Capitán y a Etain.
El alto hombre de negro realiza una elegante, aunque leve reverencia, haciendo ondear sus oscuros ropajes al viento. Su voz, bronca y cascada se pronuncia - Bien. He die irmie. Mis iobliguiaciones mie aguardian. Si me necesutan, iestaré pior aquí. - Se dirige entonces hacia de popa, con largos pasos que resuenan sobre la madera de la cubierta.
Durante el resto del día, la nave remonta lentamente el río. Atravésáis Messantia evitando a otras embarcaciones, generálmente menores, en rumbo nor-nordeste.
Faday y Tito permanecen más o menos juntos en cubierta. Faday no para de comparar Messantia con Shadizar. Insiste en que, a pesar de su fama como puerto, Shadizar es más cosmopolita que Messantia. Un cruce de culturas entre oriente y poniente. No para de hablar de sus esplendorosas torres "cuyas puntas rozan el cielo", sus sensuales mujeres de ojos oscuros y las exquisitas a la vez que exóticas especias que allí se recalan. Según Faday, no hay placer en el mundo que no se pueda esperimentar en la ciudad Zamorana.
El Zamorio, apoyado en la baja barandilla del barco, habla de su patria y, especiálmente, de esa ciudad, con una suerte de añoranza en su mirada. Y así, hablando de su patria, le pasan las horas.
Tito parece escuchar al zamorio pacientemente, mientras de vez en cuando echa un vistazo de reojo a la carreta.
El capitán en cambio, permanece bastante ocupado trabajando junto con sus hombres codo con codo. Al menos, hasta que la nave empieza a salir de la ciudad. Entonces, el tráfico naval se vuelve más fluido, y todos parecen relajarse un poco, dejando algunos marinos de guardia, mientras las velas desplegadas hacen el resto del trabajo. El caspitán parece retirarse entonces a una caseta, situada aproximadamente en el centro de la cubierta de la nave.
El sol declina poco a poco, a medida que anocheche. Pasan las horas, y Enaku, el hombre de color, no da señales de vida, encerrado en el interior de la carreta desde que subiérais al barco. A veces parece oirse del interior su voz, tal vez incluso un cántico amargo.
Al poco, las luces de Messantia se ven ya lejanas, en la noche. Los marinos encienden algunas lámparas de aceite, para iluminar la proa, mientras la nave sigue avanzando lentamente, alejándose de la ciudad, gracias a lso marinos de guardia.
Al poco, unos marinos os hacen señales, indicando con gestos que "van a comer". Os conducen hacia la caseta central de la nave, en la que entró el capitán. Una vez dentro véis una puerta cerrrada, que debe llevar a otra "estacia" a altura de cubierta. Pero no váis por ahí.
También hay unas escaleras descendentes, por la que los marinos os llevan hasta la única cubierta inferior de la nave. El lugar, situado en proa está repleto de hamacas para descansar y los pertrechos personales de los marinos. Por el sonido y el olor, deducis que más a popa se encuentran los caballos y el espacio de carga.
Los hombres, en su extraña lengua, os ofrecen cuencos con alguna especie de sopa caliente de pescado.
No véis ni a Enaku ni al capitán por ninguna parte.
Atención: Cuidado. Habéis marcado a Enaku como destinatario, cuando ya no estaba en escena.
Las horas pasan mientras realizas tus rituales con exactitud y determinación. Por suerte, nada más parece suceder durante el resto de la tarde. Incluso el rostro de Ikaru parece serenarse. Deja de murmurar, y su respiración se relaja, con sus ojos cerrándose casi por completo. Casi, porque a traves de las rendijas se vislumbran que sus cuencas siguen blancas, como si su iris hubiera desaparecido. La batalla parece haberse suavizado pero sabes que, en su interior, la guerra continúa.
Ignoras si su aparente mejora se ha debido a tu tratamiento, o a otra causa, pero desde tu extraña visión, todo parece calmado.
Mientras la tarde pasaba, se oían las voces de los marinos en el exterior, y el ir y venir de hombres. Pero nadie parece molestarte o interesarse por lo que ocurre en el interior. Finálmente, notas a través de las costuras que la luz del día declina y, poco a poco, se oye cada vez menos barullo en el exterior.
Al poco rato, oyes una voz en el exterior, cerca de la entrada, en esa extraña lengua de los marineros. Dos veces. Parecen llamarte.
Te asomas ligeramente a través de la entrada de pieles, y observas a uno de los marineros, haciendo gestos mímicos. Indica claramente el acto de "comer" y señala para que le sigas.
Ves que la noche ha caído, y vislumbras, en la lejanía, las luces de Messantia. El paisaje es extraño. Aunque sabes que remontáis un río, la oscuridad os rodea por todas partes, salvo, esporadicamente, una lejana luz. Quizá alguna lejana cabaña campestre. El barco está iluminado levemente por lámparas de aceite, sobre todo en proa. Es como si navegaráis volando a través del mismísimo firmamento nocturno. El efecto es producido por las estrellas del cielo reflejándose en las aguas, y que las lejanas orillas del río son indistinguibles de la superficie.
Observas que hay algunos marinos de guardia guiando la nave de noche, aunque el ajetreo es mínimo comparado con el día. Navegan despacio, en el centro de la corriente, evitando ambas orillas.
A pesar de no hablar un idioma común, el marinero que te ha llamado te mira espectante.
Entiendo entonces que a quienes conducen los marinos para ofrecer alimento es a Etain, Faday y a Cymru unicamente, ¿no?
-Tiene un aspecto extraño- digo, refiriéndome a la comida- pero no está mal. Es lo que ellos comen. Despues de tantos días en el mar daría lo que fuese por carne asada.
Rememoro los grandes banquetes en mi aldea, con carne en abundancia y vino a raudales..
Cymru mira socarronamente a la cimmeria, mientras rememora sobre los banquetes de su poblado.
- Pues entonces tuviste suerte en tu aldea, Etain. - comenta mientras examina con mirada algo asqueda el cuenco de sopa que le ofrecen los marinos.
- Nosotros vivíamos más al norte, en la ladera de las montañas. Caza difícil de encontrar, constantes enfrentamientos contra amercenarios... - sorbe algo de sopa, y el olor y sabor de la misma no le hacen mejorar la impresión que un primer vistazo al alimento e habían producido.
- Pero esto es lo que hay... Sólo espero que tomemos pronto tierra...
Enaku mira al marino y le hace un gesto para que espere. Entra en la carreta de nuevo, deja a su amigo arropado y recogiendo sus cosas las sacará de la carreta para alejarlas del Influjo de lo que sea que hay en el cajón. Al salir al exterior deja sus bultos bajo la carreta y recogiendo su maza que coloca suspendida de una correa bajo su hombro izquierdo sigue al marino desperezándose algo cansado.
"El espíritu del rio está silencioso" piensa mientras observa las estrellas en el agua recordando por un segundo el fondo de otro rio en el que se ocultaba aquello de lo que el sacerdote le protegió en el sueño. Con aprensión toca sus colgantes. Irá tras el marino...
Te conduce hacia la caseta central de la nave. Una vez dentro ves una puerta cerrrada, que debe llevar a otra "estacia" a altura de cubierta. Pero no váis por ahí.
También hay unas escaleras descendentes, por la que el marino te lleva hasta la única cubierta inferior de la nave. El lugar, situado en proa está repleto de hamacas para descansar y los pertrechos personales de los marinos. Por el sonido y el olor, deduces que más a popa se encuentran los caballos y el espacio de carga.
Ves que Cymru, Faday, Tito y Etain están aquí con los marineros El hombre que te ha atraido, en su extraña lengua, te ofrece un cuenco con alguna especie de sopa caliente de pescado. Ves que tus compañeros cuentan también con cuencos similares para cenar, así como bastantes de los marineros.
Enaku hace aparición en la cubierta inferior, acompañado por un marinero. El hombre le ofrece un cuenco de comida, al igual que han hecho con vosotros.
Siguiendo al marinero Enaku entra en la bodega. Lleva su maza colgando de una correa del hombro y algunas marcas pintadas, hechas con lo que parece ser cal blanca sobre la piel.Su gesto es serio y haciendo caso a los gestos del marinero se sienta donde este le indique. Tomará un cuenco de sopa mientras queda sumido en silencio en sus propios pensamientos.Parece algo cansado y se limita a cenar mientras manosea los colgantes y abalorios que lleva del cuello con gesto ausente.
Me tomo mi mejunje de pescado escuchando a Cymru, mientras Enaku toma asiento y se nos une en el refrigerio.
-Mi región es la de los bosques, abunda la caza. Mi padre, y el padre de mi padre me enseñaron a respetar y a vivir de los bosques, así que no pasabamos hambre. Por el momento parece que el viaje será largo. Sólo espero que sin incidentes. Lo de no entendernos con la tripulación nos limita bastante..
Cymru mira a ambos lados de soslayo, observando a los marinos que hay cerca.
- Aunque no entendamos su lengua, no es difícil entender a un hombre si se observa su comportamiento.
Susurra en voz baja mientras señala con un mentón a un grupo de marinos.
- Creo que aunque estos hombres son marinos, han sido entrenados para el combate, y son o han sido parte de algún tipo de ejército.
El cimmerio toma otro sorbo de sopa mientras continua hablando: - Sugiero que no descuidemos la vigilancia con ellos...
Enaku asiente a las palabras de Cymru.
Cuando termina de cenar pedirá otro cuenco con sopa y se retirará llevándolo con cuidado...
La intención de Enaku es la de tratar de alimentar un poco al pobre sacerdote en la carreta. Si no conserva el reflejo de tragar por lo menos intentar darle agua o caldo de pescado pues lleva todo el día inconsciente. Tras ayudar como pueda al sacerdote saldrá del carromato y tenderá sus cosas bajo él para dormir...
Tras la cena, los marinos colocaron algunas hamacas para los extranjeros que habían subido a su barco. Enaku desapareció de escena escaleras arriba, y todo parecía apuntar a que el hombre de los Reinos Negros del Sur volvería hacia la carreta para descansar allí.
El capitán noe era visble. A buen seguro, debía descansar en otra parte de la nave, seguramente en aquél cuarto en la caseta de cubierta al que no habían podido entrar. Los marinos descansan con vosotros, salvo Enaku, que había marchado, compartiendo su espacio durmiendo en hamacas bajo la cubierta. A cierta hora tras la cena, se apagaron las luces inferiore y a partir de entonces todo el mundo, salvo los marinos de servicio, se retiraron a dormir. Sólo se oyeron algunos ronquidos y el relajante sonido de la nave al cortar las tranquilas aguas justo al otro lado del casco. Cymru pareció no dormir demasiado en toda la noche, al parecer con un ojo abierto, desconfiante de aquellos marinos de tierras lejanas.
En medio de la noche se produjo cierta interrupción; algunos pasos y voces, pero eran debidos a un cambio de guardia de los marinos. A partir de entonces, el ligero bamboleo de las hamacas junto con los relajantes sonidos ayudaban a conciliar el sueño.
La espigada nave surcaba lentamente las aguas del río Korothas en la noche, rumbo Nor - Noreste. La noche era tranquila, y el viento favorable. Todo parecía pronosticar que sería un viaje tranquilo...
ESCENA I - MESSANTIA
FIN DEL PRIMER CAPÍTILO
(continúa en la ESCENA II - EL RÍO KOROTHAS)