Partida Rol por web

Antes de empezar;

Sube el volumen, pon la música y ábrete una birra. Luego comienza a leer.

-Pero qué cojones...??- Un ruido creciente reververa por tu habitación. Mierda, parece que tienes metida la puta guerra de los mundos en tu cerebro. ¿Quién coño se atreve?. Te tapas la cabeza con la almohada cuando la música comienza a subir de volumen. La juerga de ayer debió ser más de lo que esperabas. Las noches son jodidas, aunque si las pasas en el bar con tus colegas... acabas como hoy. 

De pronto un estallido te despierta la mente y el rugido de las masas acompañando la música te hace recordar. Había un concierto programado de la puta Dj Mercy, y te lo estás perdiendo. ¡JODER! ¿porqué nadie te ha despertado?. Miras el reloj y compruebas que ya has dormido suficiente. Echas un vistazo a través de la ventana sin cristal para ver tu ciudad, a lo lejos.

Estás en una zona de guerra, uno de los muchos barrios asolados por los combates hace más de.... y a quién coño le importa. Los edificios que muestran sus luminosos logotipos y productos se encuentran al otro lado, un barrio de lujo al que nunca pertenecerás, no es tu mundo aunque puedas ir y venir. Allí, por mucho que quieran aparentar con sus pisos de lujo, sus cenas elegantes de comida natural no modificada y sus modales, no hay amigos. Estás solo no como en la banda, donde tienes a tus amigos, a tu familia.

La música atrae a la gente como moscas a la miel. El espectáculo de luces y sonido generará suficiente dinero para los crome pistols como para una semana de desenfreno.
Te pones los pantalones, las botas y abres la puerta recorriendo el pasillo hasta la barandilla desde donde se domina el garaje. Las luces violetas y amarillas, verdes y azules revolotean iluminándolo todo. Entoces la ves;

En el centro del escenario se encuentra DJ Mercy, buen cuerpo esculpido con biotecnología de primera y dos grandes ojos Kiroshi Liv modelo 3. Su pelo rosa-violeta revolotea alrededor de su cara mientras sujeta los cascos con una mano sobre su oreja y con la otra teclea frenética en la pantalla táctil de su tablet. Por eso es tan buena, ahora cualquier mindundi puede conectarse mediante un cable a la "mesa" y pinchar a la velocidad de procesamiento neuronal mezclando moralla o metiéndote algo ya pregenerado, no podrías saberlo. Pero la gente quiere ver a Mercy por su habilidad, ver como su mano alcanza la velocidad del sonido moviéndose de aquí para allá con la destreza de una diosa bioesculpida. Además, está buena de cojones y es simpática, criada en la zona norte de combate, sabe moverse por la calle y lo que quiere la gente.

La gente, una masa frenética que salta, se contorsiona y grita soltando adrenalina. Los más fanáticos imitan la ejecución de los movimientos de la mano de la Dj, pero no le llegan ni a la suela de los tacones. 
Desvías tu vista recorriendo el lugar, tu hogar, una vieja nave abandonada que antes era un taller. La planta baja tiene un enorme garaje con varias puertas manulaes de chapa para salida y entrada de vehículos, vosotros mismos tuvísteis que instalarlas, donde se encuentran Steve y Perry cobrando las entradas. Debajo vuestro, al lado de las escaleras de chapa que llevan al "balcón" también de chapa y suelo de rejilla desde donde se domina el garaje, se encuentran las antiguas oficinas, ahora la sala de reuniones y el despacho del jefe. Detrás, donde estaban los repuestos ahora son las habitaciones del jefe, cuarto de armas, sala de póker, despensa, nevera, cerveza y un depósito de dosmil litros de bioalcohol donde repostáis las motos y el coche de la banda. Sale más barato en grandes cantidades.
Arriba están lo que ahora son las habitaciones de los miembros de la banda y el retrete, un lujazo comparado con los que tienen que vivir en una puta caja de cartón comiendo friskies. Malditas corps y su jodido mundo a medida, a medida de ellos.

Vuelves a ver a la gente gozando de la fiesta. Varios miembros de tu banda ligotean con unas jovencitas. Otros beben sin parar de mirar a  Mercy con cara de salidos. Una sonrisa comenzó a asomar a tus labios. A disfrutar de la fiesta se ha dicho.

Un concierto de Hardtechno martilleaba la cabeza de Jax.

No escuchó al instante el jaleo del concierto. Sus neuronas estaban teniendo una rave con los resquicios del alcohol del día anterior. Odiaba la resaca, y tenía años sin sufrir una. No en vano, había dejado de beber como en su adultez temprana. Pero lo de ayer había sido épico: el cumpleaños del nuevo de la banda, Tunny. El muy imbécil retó a Jax a beber cerveza, y Jax tuvo que darle su merecido.

La resaca es temporal, pero la gloria es para siempre. Seguro que el cabroncillo estaría muerto a estas alturas.

Entonces lo escuchó. ¡Mierda! Se había quedado en la base en lugar de hacerlo en su piso justamente para no perderse el concierto. Durmió todo el día a propósito para reposar de la certera resaca que sabía iba a llegar indefectiblemente al despertar. DJ Mercy lo ponía más caliente que un cañón de subfusil en automático. Qué buena estaba.

Afortunadamente, Jax aún conservaba su dormitorio en el cuartel general de los Chrome Pistols. Con lo que le generaba de ingresos a la banda, era lo mínimo que podían hacer por él. Se calzó las botas, aseguró su pistola en la cartuchera en la pierna, su tonfa en el cinturón, y su fiel bate de baseball en el bolsillo de la mochila. Luego, salió al concierto.

— Ufff, qué de gente —dijo entre dientes, aunque era difícil para él escuchar su propia voz. Jax era un tipo grande. Años de entrenamiento físico con una buena genética lo hacían rozar los 90 kg de puro músculo, aunque estaban bien disimulados bajo su ropa. Su mirada se fijó inmediatamente en DJ Mercy tras recorrer el sitio y comprobar que todo estaba en orden.

Cómo quería follarla, maldición. De sólo pensarlo, notaba un abultamiento importante en sus joggers. Y estaba bastante seguro de no ser el único. 

—Allí está Ramona. Mírala.— dijo alguien

Ella estaba en la zona de arriba, apoyada en la barandilla. Se había teñido el pelo de azul. Tono eléctrico. Su piel pálida brillaba sintética bajo los reflejos de las luces. Siempre se colocaba en ese sitio. Estaba cerca de la sala de armas y desde allí lo controlaba todo. Detectaba a los clientes chungos conocidos, estudiaba a los que parecían sospechosos y vigilaba a los que marcaba como peligrosos. Hace un rato alguien le preguntó por lo que habia hecho anoche. Ella no respondió. Había estado fuera. Nadie sabía donde, ella se aseguraba de que fuera así. Discreción era su lema y también su seguro de vida. 

Abajo la música sonaba, DJ Mercy se movía en la pista. Los tíos la miraban, gastaban su dinero en bebidas, invitaban a las tías a más bebidas, compraban apomorfina a los vendedores a sueldo.  El negocio resultaría rentable aquella noche. 

Heraclio se despertó. 

Lo peor de que te hagas instalar un cibermodem Hayes TZB-16R en la cabeza es que, cuando te pega la cruda y te despiertas, lo juro, lo que oyes es un interminable sonido interior de conexión dial-up de la internet de los 1990s, si, en la cabeza.  Lo juro.  Si, que así te despiertas, neta.  Trrui-prrr-twoing twoing.  Y que no cesa hasta que conectas...  

¡a la realidad!, carajo, ¡el concierto!

Rápida revisión: pantalones y todo de cuero y lana (como las usa el ranchero), desodorante biotec (microcepas orgánicas que promueve una su amiga), aceitar los cables (nadie sale con un hombre de su edad que tenga óxido en las conexiones), armas cortas, ideas largas, todo en órden, ¡ámonos! 

Bajó con todo y su agenda bajo el brazo.   La idea era ir viendo quienes se querían animar a ir con los bibliotekas a una corrida a la zona contaminada.  Querían tomar muestras y probar algo que habían sacado de nosequechingaos libro que dizque podía descontaminar algo.  Madre, si funcionaba, podrían empezar a expandir su realstate hasta por allá. 

Ahorita, pues, por el momento, y como vía para enganchar, a manear el puesto de "primeros auxilios".  Si que ni qué carnal, lxs Cromaos eran gente de responsabilidad y no podían hostear un evento desta magnitúd sin tener sus filtros de seguridad y su puesto sanitario, ¿verdà?   A que a las otras bandas se les mueran de a 2-3 o 6 cada concierto no era estándar, no señor. No para ellos.   Nimenos que sea por sobredósis y cuchilladas amistosas no atendidas con prontitud, de esas no; puras muertes prevenibles en esta day&age. No pasaría aquí.   Así que, con su pouch lleno de Ska Pastora, su naloxone, y su caja de herramientas que combinaba cosas de taller y de acomodahuesos, se bajó al puesto que ya tenía a su comadre ahí puesta en el puesto. 

¡¿Qué haríamos en esta ciudad sin ustedes los Borders without Doctors, y sus visitas a domicilio, eh?!   -Le dijo gritando ya cuando -calculaba- estaba a distancia de que lo oyera y los oyeran.   Una sonrisa bien cromada, un abrazo que hizo sonar el cuero de ambas chaqueta casi como tambor, y otra sonrisa para rematar en los ojos mirando a la Amandita.   Hola mi hermanitx, ¿como va todo?  ¿Nadie se nos ha muerto to'vía?  

-Te digo que está durmiendo, tío-, dijo el primer incauto.

-Y yo te digo que no duerme, macho. Nunca lo hace. Está ahí... reflexionando... O alguna mierda por el estilo-. Replicó un joven de ojos enrojecidos y rostro sudoroso.

-Joder, Spike... ¿Le ves puta pinta de reflexionar?-.

-No sé, macho. Míralo. O sea... Míralo. Está apoyado contra la pared, de brazos cruzados, y con la vista perdida en el horizonte...-.

-Lleva casco, tonto del culo. ¿Cómo coño sabes a dónde mira?-.

No hubo una respuesta inmediata porque, en el fondo, la pregunta tenía su lógica.

Luego vino el respingo, porque aquel siniestro y delgado tipejo ladeó su cabeza oculta tras un casco de motorista y pareció orientarla directamente hacia ellos. También pareció que iba a decir algo.

-...-.

Pareció.

El tipo al que llamaban Buenas Noches daba escalofríos. No se inmutó ante el debate de los dos idiotas. No demasiado. La música estaba tan alta que si susurró algo, sus palabras se perdieron entre aquella vaharada de humo y neón que palpitaba en el interior del local, como lágrimas en la lluvia.

Se puso en movimiento de improviso, como si se hubiese un resorte que le impelía a ponerse en marcha despegando la espalda de la pared en la que parecía observar a la multitud desde las alturas, como una especie de pastor supervisando al ganado... O como un lobo acechando a su próxima presa. Caminaba con aire frío, zancadas largas, manos en los bolsillos. En todo caso, pasó de largo a los dos impresionables jóvenes que pronto se apartaron de su camino. A su espalda, bordadas en rojo fuego y surcando sus omóplatos de lado a lado, una sencilla frase:

NO MORE MR. NICEGUY!

-Mierda, tú... Me he quedado con ganas de preguntarle si era verdad...-, dijo de repente uno de los dos colgaos, sin perder de vista al motero hasta que desapareció escaleras abajo.

-¿El qué?-.

-La pipa... Creo que tiene una pipa guapísima. Como bañada en un negro brillante. Pfffff... Me hubiera gustado verla-.

-¿Ahora quién es el zumbao? Chaval, dicen que ese no saca el hierro de la funda si no es para llevarse tu alma-.

-¡No me jodas! ¿En serio?-.

-Mira, no lo sé. He... He escuchado cosas... Sólo sé que no quiero comprobarlo...-.

* * * * * *

Mr. Goodnights tenía fácil avanzar por el interior del antro. La gente se apartaba a su paso. Sonreía para sus adentros, pero era una sonrisa falsa, efímera. Y es que aquella música era una puta mierda y empezaba a notar el tic en el índice de la diestra. Síndrome del pistolero, lo llamaba él. Cuando no le abría la cabeza a alguien de un balazo entre los ojos tras varias horas, empezaba a agarrotársele el dedo. Memoria muscular.

Encendió su celular y accedió a uno de sus últimos vídeos, una grabación de una escaramuza con un individuo al que los Chromes le habían encomendado que diera matarile hace poco. El vídeo tenía buena calidad y tenía una persecución a pie bastante frenética, además de un tiroteo catártico al final. El headshot que se llevó el infeliz lo había editado para se pudiese verse en slow mo, para delicia de sus admiradores. Todo un auténtico clickbait para sus seguidores en su cuenta en Twitch.

Se regocijó en la violencia extrema del vídeo y en los comentarios exacerbados de sus admiradores le dedicaban para evitar seguir mirando a la diva Mercy, una mujer que le recordaba que hacía demasiado tiempo que había rebasado la línea y que, habiendo pasado la veintena, cada día se sentía más cromo... menos humano.

-...-. El pistolero se miró el índice de la diestra. Temblaba de modo incontrolable. Pequeños pero incesantes temblores. Espasmos. Pidiendo apretar el gatillo. 

Necesitaba dar las buenas noches a alguien. Pronto.

Sabías que hablaban de tí, pero poca importancia les dabas hasta que un tipo guapo se posicionó a tu lado.

-Me encanta que te hayas teñido el pelo de azul, realza tu blanca piel.- El tío sin duda no sabía dónde se metía.

Amanda, Amandita para los amigos, era una chica alegre de uno pocos 17 años. Aún con su corta edad era toda una veterana de la biblio, ya que fue encontrada abandonada con pocos días de vida y criada desde entonces allí, entre la comuna.

Su sueño, ser médico, aunque tambien era realista y sabía que jamás podría pagarse la carrera, por lo que aprendía todo lo que podía viendo vídeos en Tutube, consultando páginas médicas y mangando de vez en cuando revistas científicas de las consultas veterinarias o del dentista.

-Wiiiiiiiii....- Amanda disfrutaba a lo grande del concierto mientras vigilaba a la gente. -Hey Inge, ¿cómo te va?, Al parecer esta fiesta va aser muy aburrida para el doctor team, nadie se hace daño y los chicos están más atentos a verle las bragas a la Dj que a ver en acción a una verdadera curandera.- Amanda seguía bailando al lado de una mesa de camping plegable, algo oxidada y manchada de todas esas porquerías de desinfectantes que tanto manchaban. Encima de la mesa había una litrona en la cual podía leerse la palabra "desinfectante" en un trozo de esparadrapo, unas gasas en una caja de puros, imperdibles, tiritas de muñequitos que habían conseguido en una tienda de todo un pavo y unas pinzas depilatorias usadas para las intervenciones más atrevidas.

-Oye Heri.- Mal. Cuando alguien de alli te llamaba Heri, es que quería algo. -¿Cuándo vas a ayudarnos con esos gatos callejeros? Podrías instalar unas sirenas en tu camioneta para que pasáramos por veterinarios. Como los equipo trauma. Esas almitas necesitan vacunas.-

Incluso desde el balcón, pudiste oír una carcajada sonora. Era Tunny, el nuevo de la banda que te retó ayer a un duelo de birra, señalándote desde abajo junto a dos chicas.

-Eh, viejales. ¿ya has desayunado tu papilla?.- Dijo dandole un trago a una birra e invitándote a bajar con él.

Tus fans te adoraban. Uno, llamado JycDrem, alababa tu habilidad, pericia con las armas y frialdad. Te llegó a llamar "el Charles Bronson de Night city". Cuando buscaste quién coño era charles bronson no te hizo ni puta gracia. Era feo y con un bigotillo desfasado de feriante, aunque repartía lo suyo en las pelis de antes de la guerra. Jurarias que ese tío quería darte por culo si le dejaras. Mejor que no supiera donde te metías o no te lo quitarías de encima ni con una palanca.

Mirabas el tic de tu dedo. Lo tenías a la altura de tus ojos para que lo pudieras ver bien con el casco y detrás, detrás de tu jodido dedo estaba Dj Mercy, mirándote. Activó un comando en su tablet, que rastreaba el movimiento de su dedo y como si quisiera imitarte, levantó el dado y la música comenzó a golpear a un ritmo salvaje, al ritmo del dedo de la diosa del escenario imitando tus movimientos. 

Aquella zorra mitad humana mitad sintética apareció de repente. Se plantó delante de él y empezó a vacilarle disparando acordes en sus oídos con esa sonrisa esculpida en nácar. Era jodidamente perfecta. Y, quizás por eso, la odiaba.

En ocasiones, Mr. Goodnights se planteaba cómo coño podía llamar tanto la atención un tipo con la cabeza cubierta por un casco. Debía ser una puta erotomanía rara del carajo. Eso antes que pensar que era un jodido sex symbol en aquel local lleno de playboys. Aunque también podía ser que él fuese un weirdo de manual y la nena sintiese malsana curiosidad...

Ladeó la cabeza mientras Mercy se reía a su costa. Le estaba mirando directamente a él. Calibró si retirarse el visor de su casco para dedicarle una penetrante mirada cibernética a la diosa del local. A punto estuvo de hacerlo, pero al final, quién sabe por qué, llevó su diestra al pecho y se señaló el corazón con tres golpecitos. La DJ captó el mensaje pronto, así que él cumplió su parte. Empezó a sacudirse al ritmo de las ráfagas que le dirigía Mercy, como si lo estuviese tiroteando en mitad de aquel ensordecedor vendaval de pseudomúsica. Primero de forma sutil, luego ya de modo exagerado, incluso cómico. Sólo que el puto Nights estaba en el otro jodido extremo del mundo, en ese en el que el chiste empieza con una bala en el estómago. Ahí es cuando realmente se ve a los tipos con sentido del humor. 

Tras retroceder unos cuantos pasos con su numerito del vaquero acribillado, volvió a erguirse, como si nada hubiese pasado. Miró de nuevo a Mercy, alzó la diestra, levantó el pulgar, extendió su tembloroso índice -ahora fijo, estable, en el blanco-, y efectuó un silencioso y ficticio disparo a la DJ. Entre los ojos. Una cortesía profesional. 

La música a su alrededor pareció apagarse, como si alguien hubiese activado el Pause o, aún mejor, el Mute. Fuera como fuese, centró sus ojos modificados en la artista y sólo pudo escuchar una canción con vívida precisión en su mente.

-...-.

Permaneció un instante más mirándola, ajeno al mundo que latía, saltaba y giraba a su alrededor.

-Hey, tranquilo duftpunk.- Dijo con una sonrisa de loba mientras con su mano hacía girar un disco en la tablet. -No quieras herirme antes de tiempo.- Y su culito se alejó hacia el escenario otra vez, donde la reina del baile había encandilado a todos para que efectuaran tu "bailecito" del dedo y se había vuelto un paso más de aquél baile electronico y de aquella fiesta.

La alarma del móvil sonó... de hecho llevaba un buen rato sonando.
Axwell se sentía como si una banda de elefantes le hubiera pasado por encima.
¿Encima?
Algo tenía encima. Ah... ¿cómo se llamaba? Linda, Cindy, Wendy... joder se le había olvidado. Una de sus fans.
Si Axwell estaba hechopolvo, la pobre... un momento... ¿no la habría palmao? Con cierto tacto la giró y vio que roncaba ligeramente.
Menos mal, sólo le faltaba tener que empezar el día con un cadaver.

Dejó a la morena desnuda en su cama y fue directo a la ducha. En días de resacas salvajes, era el mejor remedio.
Salió tras un buen rato, dándose cuenta de algo... ¿para qué se había puesto la alarma? Mmm... algo tendría que hacer... ¿a esas horas?
Mandó un mensaje a Heraclio para saber qué coño tenían que hacer hoy.

Cuando salió de la ducha, Wendy o como se llamara, andaba manoseando su colección de trofeos y cinturones varios del WXF (World Extreme Fighting). ¡Oh no! ¡Sus tesoros!
¡Eh! ¿Quién te da dicho que puedes tocarlos? le regañó Axwell.

La chica cogió entre risas un cinturón, el que le ganó a Hulk-Luke en aquella épica final. El puto monstruo le había dado mucha faena.
Ahh... ese es de la final de la Black Cage de hace 3 años. dijo orgulloso.

La tipa fue a ponerse el cinturón en su cuerpo desnudo entre risitas, y Axwell sintió ganas homicidas y de sexo a la vez... mierda.
Su móvil sonó y vio el mensaje de Heraclio.
La fiesta en la base, tío.

Ahhh, la fiesta. Joder, no estaba hecho polvo bastante como para tener que ir a otra fiesta. Pero claro, nunca podía decir que no. Le hacían subir su ego.
Oye Wendy, tengo que irme. Deja eso y recoge tus cosas. le dijo serio.

La chica le sacó la lengua.
¡Soy Cindy! Wendy es ella. señaló al sofá, donde una rubia dormía con unos ligueros como única ropa.

Axwell se rascó la cabeza y se preparó para la fiesta.
Le gustaban aquellas galas de antaño, en las que llevaba traje, corbata y una presentadora con más tetas que cerebro le hacía las preguntas que habían acordado con su manager.
Miró sus trajes olvidados en el armario y suspiró. En lugar de eso, se conformó con una camiseta blanca de manga corta, marcando músculo, un colgante con una cruz de plata y unos jeans.
Encima se puso una chaqueta de cuero blanca, en la parte interior ocultó a Lupita, la pistola dorada que se había hecho por encargo igualita a la que llevaba Tracy Johnson, su personaje más famoso.
Y por último, se ajustó Siegel, la espada rara que se había hecho inspirada en Torheim El Vengador, una de sus primeras películas, desconocida para el gran público, y en la que sólo tenía que enseñar las cachas ante la cámara. Pero guardaba un gran recuerdo, y se lo pasó muy bien durante el rodaje... oh esa actriz de reparto... qué tiempos...

Sea como fuera, la espada abultaba lo suyo, por lo que la dejaría en su habitación en la base, no fuera que tuviera necesidad.
Se peinó y perfumó con calma, mirando como Wendy despertaba a Cindy... ¿o era al revés?
¡Daos prisa joder, esto no es un hotel! se quejó por la parsimonia de las chicas.

Finalmente, salieron y se fue a toda prisa hacia la base.
El ambiente era el esperado; ¡¡Partyyyyyy!!
Fue saludando a sus colegas y se agenció una bebida, la cual degustó acercándose al sitio donde pinchaba DJ Mercy. Le lanzó un beso con una risa y se fijó en que por ahí estaba el loco aquel del casco... que ni siquiera tenía nombre.
Goodnights se hacía llamar.
Ese tío tenía algo chungo y le daba mal rollo, pero aún así le saludó.
Heeeey, ¿qué tal tío? ¿Te pones el casco para protegerte de la horrible música de Mercy? bromeó. Bueno... voy a ver a Heri, pásatelo bien, eh! le dijo, pero el loco este no sabía pasárselo bien si no era disparándole a alguien.

Se fue en busca de Heraclio y lo encontró con la chavala esa, Amanda.
Comenzó a tararear la canción... no recordaba dónde coño la había escuchado pero se le había quedado.
Looking in their eyes
I see a memory
I never realized
How happy you made me, oh Mandy... canturreando sonriente le dio una palmada a Heraclio y le cogió del cuello.

Uuuuyyyy... ¿no estarás intentando llevarte a Mandy al catre? Vaya vaya con mi Inge... te gustan jovencitas, ¿eh? le medio susurró y le soltó sonriente.

¿Qué hacéis por aquí, eh? preguntó, dándole un trago a su copa.

Giró los ojos hacia el tipo. Solos los ojos. El resto de su cuerpo estaba quieto. Como una estatua sintética. Escaneó al incauto de arriba a abajo. Luego los ojos volvieron a donde estaban antes.

—Lárgate—

Ese tío tenía algo chungo y le daba mal rollo, pero aún así le saludó.
Heeeey, ¿qué tal tío? ¿Te pones el casco para protegerte de la horrible música de Mercy? bromeó. Bueno... voy a ver a Heri, pásatelo bien, eh! le dijo, pero el loco este no sabía pasárselo bien si no era disparándole a alguien.

Nights salió momentáneamente de su ensimismamiento cuando un playboy se dirigió a él. Había, literalmente, otro par de tíos idénticos a él en el local. Su mente le hizo imaginar que eran Easter Eggs que te daban acceso a una recompensa especial en un videojuego. Sin duda, estaba jodido de la cabeza. Muy jodido.

El guapito llevaba una puta espada. En mitad de una discoteca. Una puta espada enorme. Panda freakies. Sonreía por compromiso, como diciendo "Mierda, me he sentado aquí y no me he dado cuenta de que estabas tan jodidamente cerca, chalado de los cojones". Eso le gustaba a Nights. Le molaba cantidad ese halo creepy que desprendía.

Juntó dos dedos, se los llevó a la sien y saludó al estilo de los aviadores americanos antes de la Guerra. Como única respuesta sonora, el respirador de su casco emitió un característico y metálico sonido de aspiración.

-...-.

Observó marchar al playboy despertando la curiosidad de todas las féminas con las que se topaba. Ingenuas. Fijo que tenía un Mr. Studd^TM implantado. Ella nunca lo sabrá, rezaba el eslogan. ¿Qué coño era auténtico en estos días?

-Vaya, que caracter mas seco.- respondió el playboy. - Afortunadamente tengo la solución a eso, te invito a una copa.- Dijo apoyándose en la barandilla a tu lado. 

Ramona pareció no reaccionar. Luego hubo un baile en las luces de la pista. Todo se volvió negro. Solo fue un puto segundo. Para Ramona era tiempo más que suficiente. ZAS Se giró hacia el tipo aprovechando la oscuridad. Su mano derecha fue hacia la muñeca izquierda del incauto y la agarró. Un katate-dori perfecto ZAS Ramona dio un paso lateral sin soltar la presa de la muñeca. La luz regresó y ella ya estaba en la espalda del tipo que tenía su brazo retorcido y al borde de la luxación. ¡Aquella zorra pálida se movía rápido! 

—Yo me pago mis copas— 

Tiró del brazo del tipo, el codo le hizo CRACK. No estaba roto. Solo era una ligera luxación. Suficiente para darle un escarmiento. Luego lo soltó y lo empujó lejos de ella.

—No hagas que lo repita— 

Al parecer esta fiesta va aser muy aburrida para el doctor team, nadie se hace daño y los chicos están más atentos a verle las bragas a la Dj que a ver en acción a una verdadera curandera.

Amanita, una fiesta doctoaburrida sería lo mejor que nos podría pasar.   Pero no, ni chance, en las fiestas como esta, la acción sigue un patrón exponencial abrupto.  Mira  -le explicaba, gritando sobre el volumen del sonido, con gestos una gráfica que sólo estaba en su cabeza-   No pasa nada, luego una cosedurita por aquí y por allá, luego una costillita luxada, luego otra rota en el slam, pero nopasanada, se meten y que van de regreso y ya con las gracias te quedas; hasta ahí todo bien, hasta que derrepente...  se nos viene un primer navajeo, luego varios y en un santiamén tenemos un tiroteo y andamos esquivando bala pa'jalar a la gente aquí a la tienda a operarlos demergencia o mandarlos allá donde si lo puedan hacer. 

 Así que, a bailar tú ahorita aquí está todo muy bien, traite a alguien siquieres, pero nosotros en el puesto puestos.  Que cuando comience, que comenzará la curaxión, pues no nos daremos abasto.  Ni siendo la diosa Durga y sus 7 pares de brazos.

-Oye Heri.- Mal. Cuando alguien de alli te llamaba Heri, es que quería algo. -¿Cuándo vas a ayudarnos con esos gatos callejeros? Podrías instalar unas sirenas en tu camioneta para que pasáramos por veterinarios. Como los equipo trauma. Esas almitas necesitan vacunas.-

Doña Amandita Muscaria, - le respondió serio- yo creo que ...  ¡claro que sí!   -sonreía, ¡esta era la gente que le caía bien!-  Ustedes siempre cuenten conmigo para eso y más.   Además, las vacunas creo saber quien nos las podría cordializar de una empresa Farma que está más preocupada por hincharse de eurodolores con los animales genéticamente megaconsentidos de las y los corpos, que de ayudar realmente a donde más se necesita, como dice que hace. 

Ya estaba haciendo planes para un robo solidario.  O así se lo justificaba.

En eso llegó su cuate Axwell. 

catre...jovencitas...

No, mi señor, aquí cada quien su libertad de decisión, y su edad reglamentaria.   Amanditita es mi pupila  -Sonrió mientras se lo decía, finalmente las buenas costumbres latinas aguantaban aún después de la guerra.  de tecnomédica de emergencia.  Y si no se hacía seriamente eso de entrenar a las nuevas generaciones, pues al Inge le preocupaba mucho que sus barrios se quedaran sin gente con las habilidades necesarias.  Por eso doble-serio en el tema.   Los de las Torres no verían por ellos.

Además mi corazón está en otra sala de operación.    Lo dijo sólo porque quería decirlo. Cómo extrañaba a su doctora without borders, Y Axwell se lo recordaba indirectamente.  ¿Donde andará esa méndiga motociclista con el estetoscopio en el cuello y yo aquí tan solito?    Se había ido de caravana con su familia a ayudar a quiensabequechingaos pueblos allá en la orilla del erial atómico. 

¿Tú que?   ¿Le vas a hacer algo de stunteo al show de doña Mercy?    Valdría la pena, eh, para que no te oxides.   Sólo no bebas más de tu D.I.U limit antes de hacerlo, pa'que tus reflejos no te traicionen como tus "amigos" de allá en los estudios lo hicieron.  -Eso, aunque era rudeza inecesara para con su amigo, lo hacía para que ese mensaje se le quedara: La acrobacia y la bebida no deben ir nunca juntas, a menos que quieras que te cargue la chingada de salida.