Partida Rol por web

"Salamón, Golgo. Comprobad que esta nave aun tiene "Su" Rondar."
"Thar, Jainas. Invocadalgún perro o algun murcielago. Algo que pueda seguir rastros. Aqui habia MIL orcos,no pueden haberse desvanecido porque sí"
"Azula, Khan-Lei, vosotros conmigo. Necesitamos tomar control de El Invencible, Ya sabemos que Rondar no fue destruida sino "Robada". Pero ¿Por qué? Tiene tanto sentido como querer robar un banco, con sus paredes y sus cimientos, en vez de llevarte el dinero"

"Y Azula... ¿Te suena esa mujer? ¿Esa elfa que estaba hablando antes?"

Jainas quedó boquiabierta cuando vio lo que hizo el aliento del dragón.

"Así que teleporta ciudades enteras a un lugar desconocido donde hay una ciudad inmensa esperando", piensa.

- Lo siento Thar... - expresa su sentir al elfo que ha visto su patria esfumarse.

"Hemos vuelto a fallar", piensa exhasperada la joven.

Al ver a otras fortalezas volantes teleportarse por portales menores su perplejidad es absoluta al no ver un portal para la nave donde ellos estan.

- ¿Y por que no hay nadie por aquí? ¿Lo han desalojado por completo? ¿Por que? - se pregunta desconcertada la maga roja.

- Subamos a la torre más alta de esta ciudadela, tal vez veamos algo que responda a todo esto - apremia mientras abandona el hangar y se dirige escaleras arriba. Entonces Razar pide un hechizo de conjuración de criaturas para rastrear la zona. Ella se encoge de hombros y niega con la cabeza. Con su dedo índice se golpea suavemente la aleta de su nariz indicando que no había mas sabuesos que ellos.

- No, para mi era desconocida. Aunque si hablaba con el dragón probablemente fuera una persona importante, alguién tendrá que conocerla.

El elfo cae de rodillas al suelo, NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, el grito se disuelve en un hilo de voz al quedarse Tharlathos sin aliento.

ME LAS VA A PAGAR. AUNQUE SEA LO ULTIMO QUE HAGA

Cuando os dirigís con Jainas a una de las torres mas altas de la ciudad* una voz conocida resuena por todo el barco:

- Venid pacíficamente a los jardines del castillo y prometo no haceros daño.

"Khan... Esto es entre el Laerguidor y nosotros. Tu no tienes por que involucrarte" le digo, mientras mi sangre bulle, y mi espada no deja de gritarme que la embrace y cargue contra ese asesino entre asesinos

Al escuchar la voz Jainas se detiene un instante, frunce el ceño y aprieta los dientes.

"No se si seré capaz de mantener la tranquilidad si te veo", piensa la joven.

- Vamos, por aquí - dice escuetamente la maga roja.

Máster porfi.. Un mapita, te imploro un mapita. Ya estoy demasiado perdido.

La Led Zeppelin era una paterita con un globo
El Invencible 1 era tan grande que podría tapar MEDIO rondar
Hay otros dos "Invencibles" más
Dentro del Invencible está Rondar

Aparte, Nololorun ha desaparecido -supongo que porque era mas grande que Rondar y necesitaban 3 invencibles-

Mirando a la capitana y a Razar sonrío. QUe raro, creo que esta vez me tocara ser la voz de la razón Pensaba mientras seguía a ambos dirección a los jardines.

"Jainas, a la yugular. Thar, su sesera es tuya"
"Yo apuntaré al corazón" digo caminando, bullendo de ira hacia donde nos ha citado nuestro archienemigo

Jainas, dame el artefacto que nos dio Aerinae para atacar a Laerguidor. El elfo sigue hablando y caminando con gesto sombrio. Si alguno ha de caer con el malvado que sea yo.

-Thar, no seas tan egocentrico. Como si fuermos a dejarte caer y quedarte con toda la fama. O caemos todos o no cae nadie.

Jainas niega a Thar su petición. 

- No tan rápido, amigo. Se que tienes miles de motivos para hacerlo, al igual que yo. No quiero que te conviertas en uno mas. Accederé a dártelo si me prometes que no harás nada a no ser que el resto te lo indiquemos o la situación lo exija. Promételo y cumple tu palabra - exige la maga roja.

La lucha interna queda reflejada en la cara del torturado elfo. Noo no, empiza dubitativo no puedo prometerte algo que no pienso cumplir.

Toda mi ciudad, todo lo que he luchado por defender ha sido arrasada y destruida delante de mis ojos. El paso siguiente es sacrificarme para intentar vengar a los mios. El elfo baja la mirada al suelo, tampoco te lo puedo arrebatar por la fuerza, el elfo sacude la cabeza, vamos a ver lo que quiere ese villano, aunque me imagino que se querra pavonear de como arrasa todo lo que se encuentra a su paso. El elfo cabizbajo comienza a caminar hacia la plaza

El camino hacia la plaza se hace eterno y el silencio que lo acompaña hasta duele. Por fín las murallas se hacen cada vez más grandes y al pasar por debajo de ellas por la puerta principal véis a Laerguidor sentado en una esquina de la muralla apoyado tranquilamente en un arbol.

La tensión es evidente y el primer impulso de Jainas es comenzar a lanzar sus conjuros más poderosos contra él. No obstante se controla. Pone un instante su mano sobre el hombro del elfo, rogándole un instante de control. Avanza unos pasos y se dirige al odioso enemigo.

- Laerguidor - casi escupe la palabra - El asesino de inocentes. El traidor a su pueblo. El arrasador de naciones - dice casi como si fueran títulos que le alagarían - El infantil niño de las pataletas. El malcriado y consentido. El imberbe indolente - se mofa con desprecio e ira contenida - El falso Gary. La decepción de Riverdale. El consejero que pudo ser y no fue - se burla ante su fiasco en la ciudad portuaria.

- Dinos un motivo, solo uno, por el cual no debamos intentar acabar contigo. Aquí y ahora - dice mientras, bajo las mangas de su túnica, ocultas en cada mano, tiene preparada la piedra defensiva  y la cajita que les diera la mujer elfa.

- Vaya, larga lista de títulos me he ganado. Todavía espero alguno tuyo - se burla de Jainas. - En cualquier caso ahora mismo no tienes poder como para acabar conmigo y con el dragón que sobrevuela por encima de nosotros - señala hacia el cielo y podéis ver la pata del dragón que se esconde entre las nubes.

- No he venido aqui a intercambiar falacias con un intento de grupo de héroes. He venido aqui a llevarme Rondar ya que ahora me pertenece, sin embargo váis a venir conmigo. - no es una amenaza ni una advertencia. Lo dice con firmeza como si fuera a ser así. Léntamente se levanta y hace un gesto para que el dragón baje. De su espalda empiezan a bajar unos pocos orcos que se dirigen hacia la sala de mandos.

Tharlathos se queda quieto, conteniendose mientras se queda en silencio