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Camino a la Ciudad de Alstand

Alstand es pequeña ciudad de cerca de 500 personas, principalmente humanos. Normalmente solo se viene aqui para parar de camino a otro lugar, y de alguna manera sentis como si en vuestra busqueda del mal os fueseis a encontrar de bruces directamente con el. O tal vez esta sensacion es producto de las historias de un viajero que que proclamaba que esta ciudad estaba en un serio problema y tenia necesidad de ayuda.

En los mapas de Alstand, cada una de las las líneas topográficas que abarca la colina de Vigilante representa un cambio en la elevación de 10 pies. Por lo tanto, esta muy elevada y la parte superior de la colina descansa a una altura de 100 pies. Paseais todavia por campo en vuestro largo camino. Son mediados de otoño y los cielos estan oscuros, los vientos os parecen tenues gemidos aullantes, con niebla que lo llena todo en la madrugada y al atardecer. Por el camino un frio que os llega a los huesos , hace que os esteis tirando de las capas alrededor vuestro cada poco tiempo y el frio se hace un poco más fuerte antes de llegar a la ciudad.

En varios intervalos del pesado camino, veis como sombras oscuras y los ruidos misteriosos que salen de los arboles, que ya han dejado caer sus hojas, y ahora parecen esqueletos desnudos que no pueden protegerse del frío del invierno que viene. A las rafagas de fuerte viento y las nubes grises en el cielo os acompaña el crujir de las hojas secas diseminadas por el suelo. El camino serpentea a través de valles poco profundos y colinas bajas. El grito de un halcón se desplaza desde lo alto acompañandoos, y flota sobre invisibles corrientes de aire, ya que el ave va flotando casi inmóvil mientras os sigue .

En la distancia, apenas visible sobre el paisaje circundantes hay una colina redondeada. Y los restos desmoronados de lo que fue una atalaya de piedra se asienta como un centinela sombrío encima de la rocosa colina. A continuación, una pequeña población se agrupa en el valle. Independientemente de la hora del día, desde una distancia no se ve ninguna actividad. Las ventanas, estan tapadas. Las calles y los alrededores de los campos están vacíos. El camino no lleva ningún ser viviente excepto a vosotros 

     Sir Brom  cabalgaba al paso junto a sus compañeros. El veterano paladín tarareaba una cancioncilla de su Lüstria natal sobre un antepasado suyo.

El mítico animal se detuvo en seco, alzó el morro y bufó sacudiendo las crines que se desbordaban a ambos costados.

-Tranquila Leina- Susurró a su montura. -Normalmente eres tú la que me avisa del peligro- comentó irguiéndose sobre la silla de montar para observar la atalaya.

-Este viejo solo ve unas ruinas...Y ni un alma- Dijo al caer en la cuenta del mutismo que reinaba en Alstand.

El caballero miró hacia el cielo surcado por la rapaz. -Si, a ti tampoco te gusta este recibimiento ¿verdad?- murmuró al pájaro como si este pudiera seguir la conversación desde las alturas.

-Echemos un vistazo desde la atalaya antes de bajar a Alstand.- Sugirió a sus compañeros con voz tranquila y aguardó su respuesta mesándose el bigote, despeinado por la gélida brisa.

El garañón que montaba Nalfeim se mostraba nervioso. Quizá fuera por la falta de habilidad del jinete, quizás fuera algo más. El clérigo tiró de las riendas, para frenar el animal, y apoyándose sobre la perilla de la silla, se irguió sobre los estribos estirándose.

-Este viejo solo ve unas ruinas...Y ni un alma- 

-Parece que Leina también está inquieta, Brom-Dijo viendo como el unicornio bufaba-Me recuerda a Formia. Esa aldea quedó desierta después de la guerra y nadie volvió a asentarse allí, ¿te acuerdas? Todo parece tranquilo, y sin embargo…- Nalfeim dejo la frase en el aire y se llevó la mano al viejo medallón-¿Tú qué opinas?

Nalfeim asintió en silencio. Desde luego, este pueblo está muerto. Por desgracia no es primero que veo así. Seguramente no sea nada, pero…

-Echemos un vistazo desde la atalaya antes de bajar a Alstand.

Uno no llega a nuestra edad sin hacer caso a las señales, Hermano.

Tras sacudir la cabeza como si negara algo que solo está en su cabeza, Nalfeim golpeó los flancos de la montura, y avanzó hacia la vieja atalaya.

El camino subía formando un alto para luego descender a lo que parecía ser el pueblo Alstand. La visión le resultó aun más lúgubre que la vegetación a su entorno. Conforme se había ido acercando a la localidad, los bosques perdían su verdor y comenzaban a crecer hierbas y vegetación marchita.

Realmente tienen un GRAN problema, asintió la joven, observando que algo sobrenatural se cernía sobre el pueblo causando una ruina evidente. Tal vez aquello quedaba muy por encima de sus aptitudes. Negó con la cabeza imaginándose como podría ayudar a aquella gente cuando oyó el pifiar de unos caballos. A medio centenar de metros, a su derecha, divisó a dos jinetes que parecían observar con igual desaliento el panorama. Entonces vio como comenzaban a dirigir sus monturas hacia un alto, también a su derecha. En lo alto parecía haber una estructura ruinosa. Tal vez un torreón.

La mujer corrió tras los jinetes y al minuto los interceptó, jadeante, a medio camino de la loma.

- Disculpen ¿Son vecinos de este lugar? - preguntó, con la esperanza de que unos lugareños pudieran explicarle el lúgubre aspecto de Alstand y sus alrededores.

Cualquiera diría que los rumores de que este pueblo necesita ayuda no son falsos y aun añadiría que se han quedado hasta cortos .Digo mientras me arrodillo a coger un puñado de tierra para olerla y luego lanzarla al viento que me  azota .Me limpio las manos pegando unas palmada y  prosigo con mi conversación en voz alta .No veo gente por las calles  y el viento no parece traer voces ni sonido de animales , excepto ese halcón  que parece demasiado interesado en mi  .... Vale que no sea una gran ciudad pero no se ve gente trabajando los campos o pastoreando los animales .

Hete aquí que llega gente .Comento al ver aparecer dos jinetes y una muchacha de repente parece ser que fijarme tanto en el halcón me ha distraído de otras cosas mas evidentes .Me  levanto y espero inmóvil junto a la atalaya a que lleguen -

* Nota del DM: Tirada reunir informacion Sheena 17-5 = 12

Conocimiento de bardo

Un bardo puede realizar una prueba de Conocimiento de Bardo para descubrir lo que puede haber oído. Un bardo obtiene toda la información de la DC su chequeo de exito y lo debajo de ello (Un bardo que saque 17 sabra toda la información bajo DC 15 y DC 10). Alternativamente esta información puede ser adquirida por una prueba de habilidad Reunir información +5 más alta que la DC de un chequeo de conocimiento de bardo

DC 10 Alstand debe su nombre a Lord Alstand , un talentoso mago

La mujer corrió tras los jinetes y al minuto los interceptó, jadeante, a medio camino de la loma.

¿Y esta chiquilla quien será?, hmm quizá no sea tan chiquilla, piensa tras fijarse un momento. Mas bien soy yo el que va teniendo años. El clérigo detiene el caballo, mientras se dirige a su compañero- Hermano, esperemos a ver que quiera esa muchacha. y si no sabe nada, al menos es agradable de mirar- termina con una media sonrisa remarcando una antigua broma

Me  levanto y espero inmóvil junto a la atalaya a que lleguen

Nada mas preguntar a su compañero, este le señala la figura que se yergue al la do de la atalaya. Con un suave cabeceo contesta a su amigo- Si parece que tenemos compañía. Y sumamos cuatro. Sería mucha casualidad....

Desmiento su aparente tranquilidad, Nalfeim suelta la traílla de su maza. Quizá sean ellos, pero mejor no descuidarse, piensa mientras se vuelve hacia la joven

- Disculpen ¿Son vecinos de este lugar?

-Bien hallada, responde el clérigo- No, no somos de por aquí. Solo somos unos viajeros, buscando un alto para descansar nuestros viejos huesos- dice mientras intenta componer su sonrisa mas inocente

Y a ti, ¿que te trae por aquí? por tus palabras no eres de la zona. Continúa a la vez que con la cabeza hace un gesto hacia la atalaya. ¿Es amigo tuyo?

La joven inclinó la cabeza levemente, en respuesta al saludo del hombre. Alzó el rostro y observó detenidamente a su interlocutor.

Embutido en una armadura metálica, cuelga de su cuello un símbolo extraño, tal vez clerical. Mano en mazo, es precavido. Entrado en años, pelo cano, barba no muy cuidada, mirada descarada dirigida a..- la mujer se tapó con la capa su escote, viendo perfectamente a donde se había dirigido la atención inicial del hombre.- ...y está de buen ver. - terminó de pensar, dejando de agarrar la capa, que volvió a abrirse.

Ante la pregunta del jinete la menuda mujer enarcó una ceja de extrañeza. No viendo nada ante la mole del hombre y su caballo, la joven lateralizó su cuerpo curvándose hacia un lado hasta poner su torso casi horizontal, pero sin moverse del sitio. Su cabecita asomó por un flanco del caballo y pudo ver el fondo donde un hombre desconocido para ella parecía aguardarles. Volvió a su postura original y negó con la cabeza.

La explicación que el hombre le dio sobre su origen hizo que la viajera tuviera que hacer un esfuerzo para no comenzar a reírse.

- ¿Unos viajeros, decís? Que casualidad, yo también. ¿Y por qué no descansar en la posada del pueblo? Digo yo que será mucho más cómoda, confortable y segura. Y no un torreón en ruinas abandonado. - dijo la joven con perspicacia, tono sugerente y mirada y sonrisa aviesas, sintiendo haber pillado al hombre en un renuncio -. Y vuestros huesos no se me antojan tan viejos, mi señor. - añadió, negando y con una risita, observando que el hombre aun conservaba porte.

- Respecto a mi, en efecto, no soy de la zona. - apostilló sin añadir nada más, esperando que el hombre o su compañero dieran el siguiente paso en la conversación. Tal vez fueran las personas que le habían referido.

La respuesta es que ninguno somos de aquí y como este es el lugar convenido para reunirme con cierta gente  voy a suponer que sois a los que espero .Digo apoyándome en el muro de la atalaya . y si sois los que creo la plata y el fuego deberían bastar como palabras .Sin esperar la respuesta empiezo a subir por la pared como si tal cosa apoyando solamente las manos y pies hasta llegar  a media altura , a una distancia prudencial en caso de que las cosas se pongan agresivas   .En otro orden de cosas ,¿ese halcón es vuestro?.Lo pregunto  porque empieza seriamente a incordiarme su presencia ya que  siento como si me observase y no quisiera privaros de una mascota .

EL clérigo se otorga un rato para admirar disimuladamente la figura de la joven. Es menuda, pero toda una belleza, desde luego. Cuando la joven se lleva la mano al escote, Nalfeim se da cuenta de que han descubierto su pequeño desliz. Vamos viejo, a lo importante! se recrimina mentalmente, no es momento para relajarse. Y sin embargo no puede evitar sonreir cuando la bella joven vuelve a soltarse el escote

Tras darse cuenta de que la joven no solo era bella, asiente como reconociendo que ha perdido un lance bien jugado. Sigamos jugando a ver que pasa. Supongo que a mi edad se peca de romántico. Me gusta observar la belleza desde lo alto. Dice mientras la mira detenidamente erguido en su garañón. Y el pueblo parece bonito, ¿no? termina, todavía con el pueblo de espaldas a él.

En ese momento el hombre que les observaba desde la cima mientras subía, irrumpe en la conversación

 y si sois los que creo la plata y el fuego deberían bastar como palabras 

Piel broncínea, voz grave, y modales rústicos, si parece que hemos encontrado a uno de ellos

Con cierta pereza desvía la mirada de la joven, y viendo como Brom asiente, el clérigo responde- Si, creo que has encontrado a quien buscabas. Acto seguido señala al caballero con la cabeza, mientras continua- Este es Sir Brom de la casa de Mannelig y yo soy Nalfeim de la casa Do'Imra- Al momento ve como el hombre escala la atalaya, en lo que le parece un alarde de poderes. Ay, los excesos de la juventud, dice en voz baja, mientras sonríe Por mi puedes comerte a ese halcón,... si lo cazas, claro

Y tú, bella joven, eres?... dice mientras se gira hacia el objeto de su curiosidad

Sheena y el jinete se vieron interrumpidos por la intervención del hombre junto a la Atalaya. Fue directo. Al grano. Sin sutilezas ni presentaciones. Pecando, a su ver, de exceso de confianza al revelar cierta información sensible a no ser oída por cualquiera, si saber siquiera si ellos eran a quienes esperaba. Pero, ya fuera por que tuviera gran intuición, en efecto eran las personas que buscaba pues los dos jinetes se mostraron receptivos y afirmaron ser enviados de la Llama de Plata.

Enarcó una ceja con extrañeza cuando observó al hombre trepar con habilidad sobrenatural la vieja atalaya y observó hacia el ave que indicaba. Negó con la cabeza y la giró hacia un árbol cercano, haciendo un gesto con la barbilla. Allí, entre las ramas y escasa vegetación, asomó una blanca y hermosa lechuza que ululó.

- Ella sí viene conmigo. - informó a los presentes. Escuchó como los jinetes se presentaban, afirmando su origen nobiliario -. Mis señores. - sonrió y realizó una leve reverencia en señal de respeto -. Yo soy Sheena. A secas. - se presentó, alzando levemente un hombro. A los pocos instantes una mancha blanca y emplumada aterrizó sobre dicho hombro, sin causar ruido alguno. Inicialmente.

- ¡Uuuu!

- Impaciente, ahora iba a presentarte. - rió la joven -. Esta es la Señora Uuu. Y ese halcón ignoro a quien pertenece. - afirmó alzando la vista y mirando al ave durante unos segundos, calculando su distancia. Posteriormente retomó la amena conversación con el tal Nalfeim. Lo único agradable que le había pasado en semanas.

- La Llama de Plata contactó conmigo hará un mes y me refirió este lugar y posibles aliados. Ni cual es la naturaleza del problema ni el lugar donde hallar a mis compañeros. Es un placer conoceros. - dijo con una sonrisa traviesa.

- La Llama de Plata contactó conmigo hará un mes y me refirió este lugar y posibles aliados. Ni cual es la naturaleza del problema ni el lugar donde hallar a mis compañeros. Es un placer conoceros. - dijo con una sonrisa traviesa.

-Desde luego el placer es todo nuestro. Dijo el clérigo tras bajarse del caballo. Tras enrollar las riendas a una rama y atar la correa del arma, se volvió hacía la joven. Y por favor disculpas mis modales- continuó mientras hacia una elegante reverencia- Los años pasados en el camino me han vuelto suspicaz, incluso ante la mas agradable de las sorpresas

Vaya parece que alguien la ha cagado, esto se complica si no sabemos lo que pasa. Tras observar un rato como su otro compañero escalaba, se dirigió de nuevo a la muchacha. Nosotros tampoco sabemos más. Espero que nuestro hombre araña sepa algo más. Terminó mientras se encogía de hombros mientras señalaba hacia arriba con la barbilla

Lo que si me gustaría es echarle un vistazo al pueblo antes de bajar. Recogiendo su escudo del caballo y echandoselo a la espalda, se dirigió hacía la atalaya. tras dar un par de pasos se volvió hacia la mujer y añadió. Por supuesto, sería un placer mayor si me acompañas a ver lo que nos espera. Seguramente tus jóvenes ojos vean mas que los míos. Tras un instante de silencio añadió- Además me gustaría saber tu opinión del pueblo. Pareces una mujer muy despierta- terminó, adoptando la mejor de sus sonrisas.

Desde luego parece que es una incorporación muy interesante. Parece inteligente, así que nos vendrá bien su ayuda. Piensa mientras pasa el dedo por la cicatriz de la cara. A ver que opina Brom de todo esto...

La joven asintió ante las palabras del hombre.

- Sin duda tenéis razón. Aquí arriba no vamos a saber demasiado de los males que afligen a Alstand. Deberíamos bajar, mas.. ¿Os parece bien que nos separemos? Ellos por un lado y nosotros por otro... - argumentó dejando al clérigo pensar sobre la posible debilitación del grupo -... no sé si es bueno que una chica como yo se quede a solas con vos ¿Os portaréis bien conmigo? - terminó preguntando, con una mirada y sonrisa aviesas, riendo la broma finalmente.

- Me abandonaré a vos. Confiaré. - dijo con tono jocoso mientras comenzaba a descender el alto, dirigiéndose hacia la población, seguido por el hombre.

La verdad es que Astland tenía un aspecto cetrino y lúgubre. Trató de ocultar su ansiedad ante aquel panorama con el humor y de relajarse, convenciéndose que Nalfeim le otorgaría cierta seguridad si ocurría cualquier cosa.

- Por cierto. No he podido evitar ver ese símbolo que pende de vuestro cuello. Un símbolo sagrado, diría yo ¿Sois clérigo? ¿De que deidad? - preguntó intrigada.

Y mientras conversaba descendía, prestando atención a todo lo que veía.

Ignoro las elegantes fintas y contrafintas de la muchacha  y el  tal Nalfeim si están en celo allá ellos pero ahora tenemos algo que hacer. Dividir fuerzas quizás no sea lo mas prudente pero no voy a imponer mi criterio , yo me acomodare a lo que digáis .Digo encogiéndome de hombros después de ganar de nuevo tierra firme .Desde arriba tampoco he visto nada nuevo y habrá que descender al pueblo .

Hermano, esperemos a ver que quiera esa muchacha. y si no sabe nada, al menos es agradable de mirar-

Brom observó a la muchacha y asintió mesándose el bigote como si compitiera con su compañero en un concurso de vello facial. -Sabias palabras Nalfeim, sabias palabras- Sonrió.

plata y el fuego deberían bastar como palabras

El jinete asintió. -Somos quienes buscáis señor. Sir Brom Mannelig. Para serviros.- 

El unicornio sobre el que cabalgaba relinchó a continuación como si se sumase a la presentación.

-¿A quién tengo el honor de conocer?-  Preguntó Sir Mannelig tras presentarse con exquisita educación.

Nalfeim se le había adelantado en cortejar a la hermosa Sheena y se vio abocado a hablar con el rudo hombretón de aspecto extraño.

En otro orden de cosas ,¿ese halcón es vuestro?.Lo pregunto  porque empieza seriamente a incordiarme su presencia ya que  siento como si me observase y no quisiera privaros de una mascota .

-Descuidar. No conozco a tal ave.

Sólo os pido un poco de mesura administrando castigo...Pues si obráramos así con todo lo que no conocemos, no tardarían estas tierras en ser un desierto.- Razonó.

- Sin duda tenéis razón. Aquí arriba no vamos a saber demasiado de los males que afligen a Alstand. Deberíamos bajar, mas.. ¿Os parece bien que nos separemos? Ellos por un lado y nosotros por otro... -

-Dama Sheena: Coincido en que sería una buena idea bajar al Alstand, pero no en dividir nuestrras fuerzas.

Ahora bien. Si es la conversación del hermano Nalfeim lo que buscáis,- Dijo recalcando el voto de su compañero -Descuidar que cabalgaré a una distancia prudencial junto con el caballero de piel broncínea-. Aseguró mirando a Draakh.

Bien , si ese el caso  y vamos a caminar juntos  , soy Draakh .Digo a modo de saludo y dando por bueno la idea de dividirnos  porque no parece que vayan a cambiar de opinión .Vamos  y esperemos que que no nos tengamos que arrepentir después .Comento echando a andar hacuia el pueblo .

La joven sonrió ante el saludo de Sir Bromm, justo cuando iba a comenzar a caminar hacia el pueblo.

- Un gusto conoceros, sir. - realizó una leve reverencia ante la nobleza caballeresca -. Y descuidad. Cabalgad junto a nosotros. Estoy segura que a vuestro amigo Nalfeim no le importará que vayamos juntos. A mi lo que es no. - reconoció con sinceridad, sintiéndose más segura -. Vuestra conversación también será bienvenida. - admite con una sonrisa.

Mientras proseguían su andar, el tercer hombre se presentó al fin, pudiendo escuchar su nombre justamente, debido a la distancia.

- Un placer Draakh. - dijo elevando levemente la voz para que pudiera oírla e inclinando la cabeza en señal de saludo. Con un gesto del brazo y una sonrisa lo animó también a juntarse a la avanzadilla. Pasadas las dudas a como reaccionar, los cuatro podrían ir juntos. Era sin duda lo más seguro.

- Tendremos otros momentos, mi señor Nalfeim. - le susurró al clérigo con picardía y una traviesa risita.

Nalfeim no pudo evitar sonreír ante las amables palabras de Sheena. 

- Tendremos otros momentos, mi señor Nalfeim.

- La historia de este medallón merece ser contada. Sin embargo me temo que es una conversación mas adecuada para el calor de la lumbre bajo un manto estrellado. Con un súbito suspiro agito la cabeza, mientras se llevaba la mano inconsciente a la cicatriz de la cara. Viejos recuerdos, perdidas... Ojalá nunca conozca la esclavitud que imponen los dioses

Montó en el viejo garañón y desembrazando su escudo se dirigió a Brom -Hermano, no se hasta que punto podemos confiar en la capacidad de estos dos en una pelea. El clérigo desvió la mirada ambos compañeros, deteniéndose un instante más de lo necesario en la mujer. Si hay que luchar, creo que de momento podemos hacerlo a la vieja usanza, yo me quedaré con ellos y seré el yunque, tu que te mueves más rápido, serás el martillo.

Acto seguido dirigió el caballo hacia Sheena, acercándose por el lado libre de escudo. Sheena, Draakh- dijo dirigiendo la mirada al pueblo- si hay problemas lo mejor es permanecer juntos. Sir Brom es un demonio cuando va montado, pero me temo que yo soy más lento y a vosotros parece gustaros más caminar. Tras un instante de vacilación añadió. Y por El Viejo que no me gusta nada este silencio. ¿No podría la señora Uuu explorar un poco?

- ¿Bajo un manto de las estrellas? Eso suena bien. - dijo alzando su cabeza hacia el jinete y dedicándole una sonrisa aprobatoria.

Sheena hizo acuso de recibo a la propuesta de Nalfeim de enviar a la Sra. Uuu de reconocimiento. No le agradaba exponer en exceso a la pequeña lechuza, pero un reconocimiento aéreo no debería ser problema.

Asintió con la cabeza y luego la alzó a un árbol cercano. Oculta, la lechuza recibió la orden mental de su ama y salió volando hacia la población sin provocar ruido alguno, revoloteándola a cierta altura. Por su parte puso todos sus sentidos alerta ante el antinatural silencio del lugar y la nula movilidad de sus gentes por las vacías calles.

La joven se mantuvo a la espectativa, esperando el informe de su amiga mientras captó el posicionamiento de sus compañeros ante posibles futuras adversidades.