Partida Rol por web

-¡Por el amor de la Fuerza!-dice Jael algo mosca ya, pero sin perder el buen humor.

Miro a Jael cuando responde lo del cañón, no esperaba que dijera semejante insensatez un adulto, que le diera aún más alas a mi hermano pequeño, para meterse en una situación de la cual no saldremos bien parados. Cuando voy a responder un "no le des más alas por favor" salta el panel de comunicación, asomando el rostro de un hombre muy joven para el cargo que parece tener.

"Debe ser competente supongo, si los Jedis le hacen caso". Me encojo de hombros y simplemente observo como se desarrolla la contienda. Reprimo un grito de jubilo cuando estallan varias naves para mantener la compostura, no soy una niña como Achaikos, debo parecer algo más madura, no?

"Y donde estaban esos wookies hace unos años?" no puedo evitar pensar suspicazmente. "Mamá y papá ahora estarían con nosotros si ellos hubieran hecho su trabajo entonces..." es un pensamiento algo amargo pero a veces me acuerdo de ellos y como se sacrificaron por sacarnos de aquel inmundo planeta para que pudieramos tener una vida mejor y mira donde acabamos, viviendo en la calle y pasando hambre!

Dirijo mi mirada de nuevo hacia el General y los segundos que me toma el pensar si responder a esa pregunta, que mi hermano se adelanta en su entusiasmo por la derrota de los esclavistas, que a lo único que me da tiempo es de acompañar la presentación de Achaikos con una de mis sonrisas de cría encantadora.

-No grites Ach, no hace falta dejarnos sordos- le reprendo levemente. No quiero que el tal General se crea que no tenemos educación alguna y que no sabemos comportarnos.

-Bueno eso es fácil, sólo hay que pasarse por Zygerria, está lleno...- musito por lo bajo, algo ofendida con tantas buenas intenciones, o tal vez enfadada justamente por ellas, porque no salvaron a nuestros padres ni a nosotros de la pobreza extrema. Sonrío de nuevo ante las bromas que se hacen entre sí, sólo intento pasar desapercibida como hago en la taberna con los clientes de más alto nivel que van hasta allí para ciertos servicios y hacen negocios delante de mí. En realidad tampoco sé qué responder, porque no tengo muy clara cual sería la respuesta al motivo por el que estamos en esta nave y no en una de las otras, la verdad.

-Somos refugiados- es lo único que se me ocurre finalmente decir como respuesta a la pregunta -Gracias por salvar a toda esa gente de los zyggerianos- añado, con sinceridad. Sé perfectamente el horror que les acaban de ahorrar a todas esas familias que van atestadas en las naves de salvación.

-De nada muchacha, pero es una de las deberes a los que nos dedicamos en la Armada de la Nueva República.- Te sonríe y casi parece un modelo de anuncio propagandístico.

-Ojalá llegue un momento en el que podamos eliminar la lacra de la esclavitud de la galaxia.-

-Jael, Maestra Nara, os he enviado una transmisión con la última información de inteligencia para que la llevéis donde corresponde. Buen viaje.-

Y con ésto su imagen desaparece de las pantallas.

Una vez estáis todos solos, Jael coloca la nave en un curso de escape y gira la silla de piloto hasta que todos estáis en una especie de círculo.

-Bueno, no se si lo habéis adivinado ya, pero tanto Nara y yo pertenecemos a la Nueva Orden Jedi... no, Achaikos, no nos llamamos Ratas-Jedi, sino Jedis a secas.-

-Los Jedi nos dedicamos a bueno, intentar que ésta galaxia sea un lugar mejor, luchando contra piratas y esclavistas, mediando en disputas y en fin, lo que la Fuerza nos diga que hagamos.-

-Todos vosotros tenéis algún talento para la Fuerza, y creo que podríais uniros a nosotros.-

Nara sigue donde Jael terminó.

-Empecemos desde el principio, la Fuerza es un campo de energía que conecta todas las cosas vivas, resuena en las almas espíritus de todos los seres sintientes y conecta toda la realidad.-

-Por ejemplo, cuando vosotros ayudasteis y curásteis al pequeño Teebo, usásteis la Fuerza. Querémos que aprendáis para que podáis usarla para ayudar a mucha más gente.-

-Estamos tratando de resucitar la Orden de Caballeros Jedi, para, en conjunción con la Nueva República, contribuir a crear una galaxia mejor.-

-Pero esto es una oportunidad, no una obligación o una condena. Donde os llevamos también podréis aprender un oficio, sacaros una licencia de vuelo, aprender a reparar droides y maquinaria, u otro montón de trabajos, podéis abandonar o marcharos cuando queráis y estableceros en cualquier sitio de la galaxia.-

La verdad es que soy así... pierdo el interés rápido. Y éso es lo que me sucede con la charla del hombre de la pantalla, que comienza a tirarse flores y a recordar todo lo que han hecho, hacen y harán y... pfff. "Menos charla y más acción". Comienzo a mirar hacia todos lados, de nuevo algo más interesado en la nave y en sus ocupantes, ignorando vilmente al General gracias a Lis. "A veces creo que me entiende y me socorre".

Escucho la presentación -un poco evidente a éstas alturas- de Jael y la charla sobre la Fuerza de Nara, mientras pienso a fondo, sentado en el suelo. Se me ocurre una evidente y necesaria pregunta que sorprende incluso no haberla formulado ya, pero repentinamente me da vergüenza preguntar ante el enorme silencio, mirando a Mizaa, luego a Teebo y finalmente a Lis. Levanto el brazo.

- ¿Entonces el que atacó Raxus iba detrás de vosotros dos? ¿Y por qué huyó cuando aparecisteis?

No tiene lógica, ninguna a decir verdad. Tanta generosidad y libertad de irse cuando uno quiera... a cambio de estar con ellos el tiempo ¡que queramos!... ¿hola? La idea más divertida es que los Jedis estaban aliados con el que atacó Raxus, para que ellos viniesen después y reclutaran a gente. La menos es que, como alguno que he llegado a ver de lejos en el Primer Nivel, tenga que llevar uniforme y cargando libros.

- ¿Cuándo llegaremos? ¿A dónde vamos? ¿Hay más niños? -Bombardeo a preguntas: -¿Qué haremos, si no decidimos tener oficio? ¿Leer?

-No pequeño, el que atacó Raxus está loco. Y lo hizo probablemente por diversión o por dañar a otras personas, hay mucha gente mala en la galaxia. O por comentar la jugada a los Zygerrianos y que se hicieran con unos cuantos esclavos.

-Y huyó cuando apareció el buen General con su flotilla, ya has visto de lo que es capaz, tiene todo un Destructor Estelar con un Ala entera de cazas X, lanzaderas de asalto y escudos calam... y te estoy aburriendo.

-Si, hay más niños.- concluye, esperando las palabras de Lisandra.

Escucho con atención las explicaciones que dan ambos, especialmente las de Nara. Por el modo en que Jael ha cedido la palabra a Nara, casi diria que parece que ella sea su jefa o su superior, "aunque no tengo ni idea de si los Jedis tienen jefes o algo similar, la verdad". Continuo escuchando, intentando entender esa parte tan "técnica" acerca de la Fuerza y todo eso, me cuesta verle un sentido coherente a todo ello.

"Que bien, sólo podemos ser pilotos o mecánicos?! Bueno, ha dicho montón de trabajos, a saber de qué, aunque claro, seguro que es mejor que venderse a tipos borrachos o pasar hambre en la calle, supongo" pienso para mis adentros.

-Y en ese sitio... cuanto vamos a tener que pagar por un sitio donde vivir los cuatro y la comida y todo eso?- esa es la pregunta clave, cuánto nos costará todo ese "futuro" brillante que dicen estar ofreciéndonos, porque no me creo que esto sea de gratis (bueno, de hecho no han dicho nada acerca de si es gratis o lo tenemos que pagar nosotros...).

Cuando oigo las preguntas que hace Achaikos me quedo mirándole con cierta nostalgia "Estás creciendo muy rápido, verdad mi osito dorado?". Sí, esas preguntas no son las que haría un niño pequeño, mi hermanito se está haciendo mayor, "pronto dejará de ser un niño y ya no podré mandonearle tan fácilmente!" me río mentalmente ante semejante tontería, es el histerismo que surge tras haber vivido una situación muy tensa en la que habíamos estado a punto de morir los cuatro. Sé que hemos tenido una suerte tremenda. O eso creo.

-Tu leer? Sería bonito ver eso- le saco la lengua a mi hermano Achaikos, como respuesta a su última pregunta. Vuelvo a la realidad cuando Jael habla sobre el tipo que atacó el planeta. Afirmo con la cabeza.

-Completamente loco. Y obsesionado. Creo que sólo atacó el planeta para encontraros, debe odiaros mucho. O eso o le habeis hecho algo muy terrible para querer arrasar un planeta comercial entero. No es una gran estrategia la suya...- me encojo de hombros, ya más calmada y me callo de golpe, tal vez he hablado demasiado.

-Eso, un psicópata- zanjo mi intervención, callándome de golpe, me siento algo fuera de lugar hablando así, como si a unos adultos les pudiera importar o interesar lo que pueda decir una mocosa como yo.

Animados porque vosotros también bromeáis, y sin que al parecer les importe que digáis todo lo que pensáis, tanto Nara como Jael tratan de responder a vuestras dudas.

-No os va a costar nada, queremos formar futuros Jedis, y un poco de comida y educación es una nadería a cambio del bien que puede hacer un solo Jedi para la galaxia.

-El atacante efectivamente está loco, y es una locura peligrosa, no lo hizo para encontrarnos, sino para beneficiarse de los refugiados y de los esclavos. Su estrategia sería ir a medias con los esclavistas. Pero esta vez no le servirá, el General se ha encargado de ello.

Un pitido suena en la pantalla y Jael se da la vuelta, cierra los ojos, introduce unas coordenadas, tira de una palanca y las estrellas que veis a través del transpariacero de la cabina se convierten en estelas cuando la nave salta al hiperespacio.

-Bueno, ya estamos en camino, al menos para salir del sistema. ¿Comemos algo y decidimos? También podéis ir decidiendo que habitaciones queréis, vayamos donde vayamos tardaremos varios días, y tenemos un droide sastre en la bodega, con lo que podemos ofreceros alguna ropa nueva y no esta que tenéis llena de hollín de la carbonilla de los disparos.

Enarco una ceja, aún algo escéptica con el tema de "enseñanzas y comida gratis" que nos ofrecen los dos Jedis, no puedo evitarlo, nunca nadie nos ha dado nada gratis sin pedir luego algo a cambio. Aún así, escucho hasta el final todo lo que nos ofrecen al respecto.

-Entiendo- afirmo con la cabeza. "Pues se ha tomado muchas molestias para conseguir esclavos, además para que anunciar que quería a los Jedis y que los entregaramos? Eso no tiene sentido, pero bueno" pienso para mis adentros. No es una explicación que me satisfaga del todo pero tampoco me importa demasiado la verdad.

-Ehm...- balbuceo- Pero esto tiene "habitaciones"?- no he subido a muchas naves que digamos así que no me cabe en la cabeza que hayan "cuartos" en plural y no simplemente un rincón donde echarse hecho un ovillo, en el suelo de metal."Y ropa!!"

-Bueno, aún tenemos algo de lo que nos trajimos antes de bueno... el incidente, dejamos muchas cosas atrás...- vuelvo a balbucear. "Tuve que sacrificar prácticamente toda la ropa de mi trabajo de alterne para dejar sitio a la comida y la dichosa caja enjoyada, todo no cabía! Aunque tampoco es que tuvieramos gran cosa, la verdad."

-Estaremos muy agradecidos de conseguir ropa limpia- inclino la cabeza respetuosamente, ante el ofrecimiento -Y cualquier cuarto nos irá bien para dormir, estamos acostumbrados a tener "escasas" comodidades, no somos problemáticos- finalizo mi respuesta ante sus ofertas.

¡Oh! ¡Habitaciones! ¿Individuales? Éso ya sería lo más, jamás he tenido una cama para mí sólo... maldición, ¡si nunca he tenido cama! Contento y satisfecho con las explicaciones que nos habían dado, la verdad es que ya no necesito que mi curiosidad sea saciada y dejo todo el peso de la conversación y las preguntas a Lis. A ella siempre se le ha dado mejor (incluso el fingir interés), así que será cuestión de apartarse del medio y dejar "a la profesional".

Me siento junto a Teebo y Mizaa en el suelo, recuperando mi mochila y sacando una de las últimas botellas de fizzyglug, que inconscientemente comparto con ellos dos después de un buen trago. Comienzo a rebuscar en mi mochila, buscando algo con lo que poder entretenerme. La verdad sea dicha: comienzo a agobiarme y, al parecer, quedan días de viaje. Odio los sitios cerrados y sin apenas espacio, ¡yo necesito moverme! ¡Actividad!

- Ehm... -No encuentro nada que pueda distraerme durante demasiado rato, así que me levanto y me dirijo hacia Jael. De los dos, es por el que menos intimidado me siento-. ¿Y los jedis cómo os entretenéis? Me aburro -Mascullo, tirándole de la manga repetidamente-. A mí la habitación me da igual, me acomodo en cualquier parte, ¡pero me agobio si no hago nada!

Jael te mira con una media sonrisa.-¡Yo también me aburro sin nada que hacer en estos viajes tan largos! Por eso traigo un montón de cosas para hacer. Ven que te las enseño. ¡Vamos!-

Jael os guía hacia la bodega otra vez, y de paso os enseña varios cuartos, la nave tiene cuatro habitaciones, tres de ellas dobles. No son muy grandes pero están limpias y nuevas. Las camas están en literas.

-Elegid las que queráis, esta nave está preparada para dos tripulantes y seis pasajeros.-

Una vez en la bodega os enseña al droide sastre, que empieza a tomaros medidas enseguida.

-No tenéis que agradecernos nada, en cuanto tengáis la ropa diseñada podéis pasaros por las duchas de las habitaciones mientras os la fabrica el droide.

-Yo voy a preparar algo de comer en las máquinas, porque si lo prepara Jael comeremos carbón.

-¡Me gusta el carbón!... esto... bueno, Achaikos mira, lo que te decía para que no te aburras...- Te lleva a un lateral de la bodega donde ves un par de cabinas metálicas cerradas, abre la puerta de una y ves un asiento, un panel de instrumentos con controles estándar y unas pantallas.

-Tachaaaan ¡Un simulador de vuelo! ¡Con todo tipo de programas! ¡Puede simular desde un carguero hasta un Ala-X! ¿Quieres atacar la Estrella de la Muerte? Porque tengo el programa.

-Esa máquina me odia.-dice Nara desde el pasillo alejándose.-Siempre me matan.-

-Bueno, no pasa nada ¿Procedemos con la ropa y la cena?. ¿Que os...?

Teebo en ese momento se acaba de meter en una de las cabinas y está despegando en su nave virtual mientras mira la pantalla embobado y Mizaa a su vez acaba de programar al Droide para que le haga 230 vestidos de princesa; el autómata plateado parece bastante azorado, pero se dispone a hacerlo.

... niños?

Sigo a Jael dando saltitos porque, entre tú y yo, tengo unas ganas locas por poder correr un par de horas... echo de menos Raxus y diría que no llevamos ni horas fuera...  y dar saltitos mientras camino es una manera tan correcta como otra de paliar mis ganas de correr (que Lis dice que correr en un sitio cerrado es de mala educación).

Miro una de las habitaciones y, efectivamente, ahí estoy dejando ya mis cosas. Es grande (demasiado incluso), tiene dos camas y un graaaaan refreshmen prácticamente para mí solo. Todo un lujo, la verdad. Sigo a la comitiva y veo al robot sastre tomando las medidas de los demás, colocándome el último de los "voluntarios" a nuevas ropas. Con disimulo, miro mis vestimentas. Sí, es cierto que están llenas de polvo. Sí, también agujeros por todos lados. Y vale, está llena de manchas. ¿¡Pero quién va a hacerme una ropa tan cómoda y práctica como la que llevo!?

- ¿Calzados también hace? -Pregunto, mirando mis viejas deportivas destrozadas. ¡Anda, si hablan! Me saco una para verificar su estado, viendo efectivamente que están rotas. Suspiro y llega mi turno, así que me dejo tomar las medidas. Me siento incómodo mientras el robot pasa por detrás mío y mide lo largo de mi cuerpo, vuelve a girar y lo tengo en un punto muerto de mi visión... no me gusta-. Ropa cómoda y práctica, por favor.

Sigo a Jael hasta unas cabinas, sintiendo bastante curiosidad por ver el funcionamiento de ésas máquinas que él llama simuladores. ¡Ah, vale! Son ésas cosas que tienen los ricos de la Zona Alta para entretenerse, ¿no? Nunca he visto uno tan de cerca. Veo entrar a Teebo y la tentación de meterme yo también para eliminarle del juego es demasiado grande y, sin embargo, me giro hacia un perplejo Jael ante las acciones de mis amigos.

- Aún son niños y no saben controlarse -Suspiro, fingiendo indignación por sus comportamientos infantiles-. Ven vestidos y juegos... y como locos -Nuevo suspiro, mirada significativa a Jael y tras encogerme de hombros y esbozar una ancha sonrisa, entro también en el simulador. Las ganas de reventar la nave de Teebo ha podido más que las ganas de tomar una buena ducha.

Sigo a los Jedis, con mis niños y mi hermano pequeño por todo el recorrido turístico por la nave. "Vaya, si que son espaciosas las naves, aunque la verdad es que lo máximo que he visto del interior de una nave es algún rincón mugriento de la zona de carga o de almacén..." pienso para mis adentros. Enarco una ceja al ver los dormitorios y los refreshments, de mayor lujo que los que había en la taberna y sin tener que pagar un alquiler por ellos! "Me pregunto si estará bien mi camarero favorito... Habrá sobrevivido al bombardeo o habrá huido en una de esas naves de rescate colonial?".

-Mizaa y yo nos quedaremos esta misma- señalo una -Y Teebo y Ach, id mejor a esta otra- señalo la que está justo al lado de la que elijo para Mizaa y para mí. Sé que Achaikos es incapaz de elegir una sin más porque eso supone centrarse demasiado tiempo en algo que no aporta diversión así que yo hago el papel de mami responsable, como siempre.

-Uhm... si, una ducha...- murmuro, pensando en lo agradable del momento que está por llegar. No puedo evitar que Teebo y Ach se lancen a destiempo a por los simuladores de vuelo, así que simplemente me encojo de hombros y les dejo hacer, "ya hemos sufrido suficiente por hoy supongo." Me acerco a Mizaa que está volviendo loco al droide con el tema de la ropa.

-Mizaa cariño, deja de pedirle tantos vestidos o le explotará la cabeza al droide!- la reprendo un poco, sonriendo con dulzura y la abrazo y la cojo en brazos un momento y bailo un rato con ella cogida así, como si fueramos princesas en un baile hasta que me llega la hora de tomarme las medidas.

-Con una túnica corta, unos pantalones estrechos, y un guardapolvo de manga larga y ancha ya voy tirando, droide, no necesito más de momento. En todo caso, cuando ya tengas lo de los niños ya te pediré otro modelito, vale?- le pido al droide sastre, en un intento de ser amable con semejante maravilla tecnológica. "Lo bien que me habría ido uno de estos trastos en la taberna...". Sonrío algo maliciosamente al pensar en las utilidades que le habría sacado en mi anterior oficio.

Me giro hacia Jael, sonriendo y encogiéndome de hombros, ante su azoramiento porque nadie le está haciendo caso.

-Lo siento, no estamos acostumbrados a tanto lujo...- trato de disculparme por el caos que hemos montado entre los cuatro, está claro que no debe de estar muy acostumbrado a tratar con niños.

-Puedo ayudar en algo?- sonrío de nuevo, tratando de encontrar un modo de compensar por tanta amabilidad y no parecer una panda de niños maleducados.

Solo os dejan ayudar en tareas menores, y además de ropa, comida y cobijo, os pasan a todos por el agudo examen de un droide médico, que os trata algunas enfermedades menores que teníais. Excepto Teebo que por alguna razón está totalmente sano.

Esa misma noche, o por lo menos en el momento del ciclo horario que se identifica con la noche, con Mizaa y Teebo dormidos en sus camitas, Nara os llama a los dos, y os lleva a la sala común, donde Jael ya está sentado en la mesa.

Todas las luces de la sala están apagadas, excepto una blanca y suave proporcionada por una lamparita en el centro de la mesa, que os ilumina a todos con reflejos claros.

Nara habla en voz baja.-Venid, por favor, ahora os explicaremos que os pasó hace unos días cuando Teebo fue herido. Os explicaremos el poder que atesoráis en vuestro interior, y abriremos vuestra mente a la Fuerza. Confiad en nosotros. Os explicaremos que son los Jedi y qué es la Fuerza.