Partida Rol por web

The Last Blade 2

Capítulo I: Hibiki y Amano

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19/02/2014, 14:04
Director

 

18 de enero de 1866
Alrededores de Kyoto, Japón

El amanecer estaba teñido de rojo. La mañana era fría y la nieve hacía poco que había dejado de cubrir los campos cerca de la capital. El camino imperial estaba libre ahora, y los carros de comerciantes pronto lo recorrerían para llevar sus mercancías a la ciudad. Allí, entre los árboles, vivían aquellos que aún teniendo trabajos relacionados con las gentes de Kyoto, gustaban de alejarse del bullicio de la urbe y de vivir tranquilamente en conexión con la naturaleza.

Genzo Takane era uno de esos hombres. Artesano fabricante de espadas, Genzo era famoso en toda la gran isla de Honshu, prácticamente en todo Japón. Sus katanas tenían fama de ser duras y resistentes, y si se cuidaban podrían llegar a transmitirse de padre a hijo durante muchas generaciones. O al menos eso se decía, pues Genzo aún no era viejo, y ninguna de sus armas era tan antigua.

Genzo vivía junto a su única hija en los bosques, cerca de la ciudad de Kyoto. Los que le conocían bien sabían dónde encontrarle, y con eso era suficiente para el forjador.

Notas de juego

Por favor, no marquéis a vuestro compañero de escena hasta que lo encontréis. ;)

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19/02/2014, 14:12
Director

Hibiki no había dormido casi nada aquella noche. La preocupación y la tos seca de su padre, acostado en su futón desde hacía varios días, la habían consumido. Su única compañía de habitación había sido una vela que había encendido y apagado varias veces, presa del desasosiego.

Su padre estaba enfermo, muy enfermo, y ella no sabía qué podía hacer para ayudarle. Llevaba así casi una semana, debilitándose poco a poco. Sin embargo, había insistido en que el médico no le visitara, y lo que era aún peor... Hibiki había visto con horror cómo su padre perdía la esperanza y las ganas de vivir. No quería ni imaginarse que su padre no superase aquella horrible tristeza que parecía haberse apoderado de él, pero cada día que pasaba empeoraba, y la chica comenzaba a temerse lo peor.

Un nuevo acceso de tos. Genzo se había despertado y parecía pasarlo mal. Lo único que Hibiki podía hacer para ayudarle era llevarle agua y tragarse las ganas de echarse a llorar. Cuando el sol saliera por completo comprobaría el estado de su padre, pero cada mañana le daba más miedo hacerlo. Genzo no dejaba de empeorar...

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19/02/2014, 14:16
Director

Amano se tambaleó un poco por el camino, y esbozó una sonrisa alegre. Estaba claro que había bebido un poco más de la cuenta. ¡Pero es que era invierno, y hacía un frío de mil demonios! Iba vestido como siempre, con aquél kimono rosa que le quedaba tan bien y que le había dado tantos éxitos entre las señoritas de Kyoto. Pero quizá para salir a campo abierto aquella vestimenta era un poco escasa...

Lamentó una vez más la mala suerte que había tenido la noche anterior. Unos indeseables se habían metido con él en una fiesta nocturna en el Hanamachi, y aunque habían recibido su merecido, le habían estropeado su shirasaya. Y Amano le tenía un cariño enorme a aquella arma. Se la había confeccionado expresamente su amigo Genzo Takane, el mejor artesano de espadas de la región, y uno de aquellos brutos había intentado pegarle con una maza de roble. Amano se había cubierto bien del golpe, por supuesto, pero la funda se había abierto ligeramente y la hoja se había mellado un poco.

Después de noquear a aquellos cuatro tontos, Amano había descansado un poco y ahora se dirigía a la casa de su amigo Genzo, para pedirle que le arreglase el arma. Sabía que Genzo le echaría la bronca por estar siempre buscando pelea, pero la verdad era que tenía ganas de verle otra vez. El problema era que el sake que se había tomado para entrar en calor en mitad de una mañana de invierno empezaba a embotarle un poco la mente, y ahora no recordaba muy bien cómo llegar a su casa.

Llegó a una bifurcación. El camino principal seguía adelante, y otro más pequeño se internaba en el bosque. ¿Sería por ahí o tendría que seguir caminando por la carretera un poco más...?

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19/02/2014, 23:58
Hibiki
Sólo para el director

Cuando mi padre vuelve a dormirse me arrodillo al lado de su futón. Me encuentro desesperada, a cada ataque de tos temo más por la salud de mi padre. Está tan débil... no recordaba haberle visto nunca así, el era un hombre fuerte como exigía su condición de herrero. Pero ahora ya solo quedaba la sombra de mi padre, parecía incluso que había perdido las ganas de vivir.

Solo de volver a ver su aspecto y todo lo que está sufriendo hace que no pueda seguir conteniendo el llanto, las lagrimas comienzan a recorrer mis mejillas. Empiezo a temblar, no sé que hacer, me muerdo el labio, no puedo hacer nada. Contemplo a mi padre entre lagrimas, es lo único que tengo en el mundo... ¡no puedo perderle! Así paso la noche, la incesante preocupación ha espantado al sueño. Recuerdo todos los buenos momentos que hemos pasado los dos, muchos recuerdos felices y algunos tristes, pero con la esperanza de que este no sea el último recuerdo que tengamos juntos.

No soy consciente del tiempo que he pasado arrodillada ante su futón, los primeros rayos de sol que entran en nuestro hogar me hacen volver del mar de recuerdos al mundo real. Debo hacer algo por él, no puedo seguir así mientras la tos le consume. Le estrecho la mano y le susurro:

- Pa... papá, debo ir a Kyoto y... y... encontrar un médico. Pero... pero no puedo dejarte así. Papá, no se que debo hacer.

No puedo evitar que me tiemble la voz, vuelvo a ser incapaz de contener las lagrimas, todo esto me ha superado. Debo encontrar alguien que pueda ayudarnos pero si me voy dejaré a mi padre solo pero... ¿que otro remedio me queda?

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20/02/2014, 11:14
Amano

Amano se paso la mano por la cabeza, alborotandose un poco el pelo, en un intento de que el frío aire le despejara un poco el embotamiento que ese shake tan rico le había dejado de recuerdo al despertarse.

Miró hacia delante, el camino principal, mientras se ajustaba el kimono.

Me pregunto si podrán hacerme una capa que vaya a juego con él, seguro que las muchachas se volverían locas por el exotismo de una capa en tonos rosas.

Se dio cuenta entonces que estaba quieto en medio del camino sonriendo estúpidamente y no pudo evitar mirar a un lado y a otro del camino para asegurarse que nadie le había visto en esa situación.

En fin, al menos por aquí supongo que será más fácil encontrarme con alguien a quien preguntar. - pensó mientras seguía sin desviarse.

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21/02/2014, 14:52
Genzo Takane

Genzo se incorporó ligeramente en su futón cuando notó el contacto de la mano de Hibiki. Cerró los ojos, como haciendo un esfuerzo enorme por tomar aire, y habló con voz débil.

- No, hija... es inútil. Creí que... podría superar esto, pero veo que no hay nada que hacer. Pronto estaré en el Otro Mundo.

Se detuvo un momento para recuperar el aliento. Pronunciar cada palabra parecía costarle muchísimo.

- Necesito que te quedes -continuó, algo más calmado-. Hay algo que debes saber...

Alzó un brazo tembloroso para señalar uno de los armeros que cubrían las paredes de la casa. Todos ellos estaban llenos de katanas y shirasayas exquisitamente confeccionadas por el propio Genzo. Pero había una en la que Hibiki no se había fijado antes, oculta en las sombras. Estaba cubierta por una funda de seda azul, y la joven no la conocía.

- Ve hasta el armero, y tráeme esa funda -pidió su padre-. Nos queda poco tiempo...

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21/02/2014, 14:58
Director

Amano continuó por el camino un poco más. Siempre podía volver atrás si no había más bifurcaciones, y tal vez se encontrara con algún caminante que supiera indicarle por dónde ir. Pero no hizo falta, pues al poco rato empezó a recordar un poco mejor la ruta, y los árboles se hicieron familiares. Tuvo la sensación de que iba por buen camino.

Efectivamente, al cabo de unos minutos, llegó a otro desvío. Y esta vez no tuvo duda alguna de que era el camino a la casa de Genzo Takane, pues un pequeño cartel lo indicaba con unos cuantos kanjis.

"A la forja de Genzo Takane"

Entre los árboles haría aún más fresco, pero Amano sabía que la casa de su amigo no quedaba lejos del camino principal. Pronto estaría a cubierto, y seguro que podría disfrutar de otro sake mientras le contaba al artesano lo que necesitaba.

No había caminado mucho por el sendero entre los árboles cuando distinguió a lo lejos la forja. Y se sorprendió al ver que estaba apagada. Genzo solía estar trabajando ya desde antes de la salida del sol, era tremendamente disciplinado y diligente. Sin embargo, había una tenue y trémula luz que se veía a través de una de las ventanas de la vivienda. Había alguien despierto en casa de Genzo, de eso no cabía duda.

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22/02/2014, 11:25
Hibiki

Me resentí aún más al escuchar las palabras fatalistas de Genzo, ya no podía hacer nada más que cumplir los últimos deseos de mi padre. Es profundamente doloroso aceptar que mi padre no tardaría en agonizar, pero intento evadirme de los sentimientos de tristeza y gran pesar para amenizar sus últimos momentos conmigo en este mundo.

- Sí, padre -no encontraba palabras para decir nada más- Ahora traigo la funda.

Me levanto pesadamente, las fuerzas me traicionaban después de tantas noches descansando poco y la última noche en vela, aun así saco fuerzas de flaqueza para cumplir la voluntad de mi padre. Me dirijo hacía el armero y recojo suavemente la funda azul que me había señalado. Por un instante intento relajarme, no quiero que esta sea la última imagen que tenga de mi cuando deje este mundo.

Pero mi mente aun fatigada sigue inquieta y no deja de hacerse preguntas ¿Cómo ha pasado todo esto? ¿Por qué mi padre tiene que morir? No entiendo nada... Me acerco a mi padre y le tiendo la funda.

- Aquí está, padre.

Notas de juego

EDIT del Master: Cuidado al marcar los destinatarios, que todavía no os habéis encontrado. ;)

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23/02/2014, 12:04
Genzo Takane

Cuando Hibiki le alcanzó la funda de seda, su padre hizo un esfuerzo por incorporarse y se sentó junto a la pared, aún cubierto por el futón. Tosió un par de veces, y respiró para recuperar el aliento. La funda que su hija depositó en sus manos pesaba tanto como una katana, y no quedó ninguna duda de que era un arma cuando Genzo le retiró la seda que la cubría. Era una shirasaya de roble blanco, la más bonita que Hibiki había visto jamás. Y tenía el nombre de la chica escrito en kanjis muy elaborados.

- Hace unos meses... -comenzó su padre-, un hombre llegó a la casa. Tú estabas en Kyoto ese día, en el mercado, y por eso no lo viste. No puedo decir que no me alegrase de que estuvieras fuera, pues inmediatamente tuve la certeza de que era el hombre más malvado que jamás había visto. Era alto, de piel morena y expresión cruel. Su pelo iba recogido en una coleta, blanco como la nieve. Y sus ojos... eran rojos. Jamás había visto unos ojos tan espantosos.

Genzo se estremeció al recordar aquello, pero inmediatamente continuó su relato.

- Ese hombre me encargó una katana. Quería una katana que fuera la más fuerte que jamás hubiera visto el mundo, capaz de soportar los golpes que iba a propinar con ella. Por algún motivo oscuro no pude negarme, lo intenté, pero me fue imposible rechazar su encargo. Estos meses me he dedicado en cuerpo y alma a ese encargo horrible, y cada día que pasaba más notaba que mi corazón se fatigaba.

Hikari recordó entonces que su padre había estado casi tres meses trabajando sin descanso, pero por algún motivo no quería decirle en qué. Ahora todo cobraba más sentido.

- Una vez que hube terminado la katana, ese hombre regresó para recogerla. No hizo ademán de pagarme, ni yo hubiera aceptado nada de él. Lo único que quería era que se marchase y que la sombra que se había apoderado de mí se esfumara. Y lo hizo... pero ya ves en qué estado me dejó. Es como si este encargo hubiera succionado toda mi fuerza vital hasta dejarme tan seco como una pasa por dentro.

Tosió un par de veces más, y luego miró la shirasaya que tenía sobre el regazo con una sonrisa.

- Pero aún en la desgracia, saqué fuerzas de flaqueza. Cada gota de alegría y felicidad que sentía pensando en ti, las aprovechaba para forjar otra arma. Este arma, que ahora te regalo, hija mía. No quería que jamás tuvieras que poseer una... pero tengo que pedirte algo importante.

Miró a Hibiki a los ojos con gravedad y tristeza.

- No sé qué pretende ese hombre, ni para qué quiere esa katana. Pero algo dentro de mi alma me dice que es un propósito horrible, y que si lo consigue, se perderá mucho más que una vida. Debes detenerle, hija mía. Odio tener que cargarte con este peso, pero yo ya no podré hacerlo. Y si ese hombre consigue lo que pretende... yo seré en parte responsable por haber forjado ese arma infernal...

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24/02/2014, 11:20
Amano

Amano sonrió cuando vio el cartel que le indicaba que no había cogido el camino equivocado.

Sonrió mucho.

Seguramente si no se encontrase solo, habría hecho algún comentario sobre su buen ojo a la hora de decidir el camino, obviando el hecho de que había sido el puro azar el que le había permitido encontrar un sendero en la niebla de la resaca.

Resaca que, por otra parte, no le impidió soñar con un sake calentito frente al fuego de su amigo.

Sueño que, a su vez, se vio truncado cuando la cosa no fue como esperaba y la forja no estaba vomitando humo al frío aire de la mañana.

Posó su shirasaya en el hombro, a medio camino entre la comodidad y el tenerla a mano, y avanzó por el sendero, atento a la figura que se discernía en el interior.

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24/02/2014, 18:00
Hibiki
Sólo para el director

Según escucho el relato de mi padre todo va teniendo más sentido, la verdad es dolorosa... lo que ha hecho ese malvado hombre a mi padre no puede ser perdonado. Me ha arrebatado lo único que tenía en el mundo para sus oscuros propósitos, pero no dejaré que salga impune. Cuando termina de relatar la historia ya había tomado mi decisión.

- Lo que nos ha hecho ese hombre a esta familia no tiene perdón, te vengare, padre. No dejaré que ese malvado traiga más sufrimiento a este mundo. -sacudo la cabeza hacía los lados en un intento de aclarar mi mente también- Pagara por sus crímenes y no permitiré que vague por el mundo sembrando el mal con una obra tuya.

Nunca había imaginado que nada parecido sucediese, que alguien nos trajera tal mal a mi padre y a mi. La fuerza de voluntad con la que había pronunciado mis últimas palabras empieza a vacilar, la seguridad me abandona mientras nuevas dudas me asaltan ¿Qué le habíamos hecho al mundo para que nos suceda esto? Vivimos tranquilos lejos de Kyoto, no hacemos ni deseamos ningún mal a nadie... pero si el hilo rojo ha traído a ese hombre de oscuros poderes y ojos rojos hasta aquí es para que alguien le detenga ¿Pero... podré hacerlo?

- No... no sé por donde empezar... ¿y si termino fallando? ¿Cómo sabre que hacer para derrotarle? -me muerdo el labio, quiero... no... debo hacer esto pero no sé si podre. Abrazo a Genzo buscando consuelo y digo entres sollozos- Papa, no sé que hacer sin ti. No sé si podré parar a ese hombre.

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24/02/2014, 21:54
Genzo Takane

Genzo se dejó abrazar por su hija, y la rodeó a su vez con uno de sus brazos. Casi no le quedaban fuerzas, pero la apartó un momento de él y la miró a los ojos. Sonreía.

- Eres fuerte, Hibiki -dijo con voz débil pero tranquila-. Más de lo que piensas. Y estoy orgulloso de que aceptes este destino sin titubear.

Puso la mano sobre la frente de la joven, y respiró hondo.

- Has sido una buena hija -dijo-. La mejor que podría haber soñado tener. Pase lo que pase, estaré velando por ti. Perdóname, Hibiki...

Y tras esas palabras, la mano de Genzo cayó inerte, y sus ojos se cerraron. Dejó de respirar y su rostro quedó cubierto por una máscara de paz.

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24/02/2014, 21:58
Director

Amano avanzó con cuidado por el sendero que llevaba a la casa de su amigo Genzo. Si le había quedado alguna duda de que había alguien dentro, se disipó cuando oyó una voz que venía del interior y parecía sollozar. Era una voz femenina y familiar... ¿sería Hibiki, la hija del artesano? La conocía de haber estado antes por allí, y era una muchacha tímida pero educada y jovial. No era propio de ella llorar de aquella manera.

Inmediatamente, Amano tuvo un mal presentimiento. En aquella casa, algo iba terriblemente mal...

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25/02/2014, 10:18
Amano

En un rápido movimiento, la shirasaya se abrió, mostrando la hoja que, pese a la mella sufrida, seguía teniendo el filo de cualquier pieza que hubiera salido de la forja de Genzo.

Echó a correr, con el rostro serio y la mirada afilada, hacia el interior de la casa sin preocuparse ya del más mínimo disimulo.

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25/02/2014, 17:50
Hibiki
Sólo para el director

Mi padre deja el mundo ante mis ojos pero en sus últimas palabras sentí todo el amor que tenía por mi, que tiene, pues aun vela por mi. Dirijo unas palabras para él antes de que se vaya su espíritu.

- Me alegro que estés orgulloso de mi, papá. Todos estos años he sido muy feliz a tu lado viviendo en esta casa, has sido el mejor padre que he podido desear. Espero que te reúnas con mamá, dila que siempre la he querido y que algún día me gustaría conocerla. -unas lagrimas empiezan a rodar por mis mejillas, no sé si es tristeza o felicidad.- Pero tengo un deber todavía en este mundo... siento que no podamos reunirnos los tres.

Tras estas últimas palabras lloro la muerte de mi padre hasta que se me secan los ojos y solo se escucha un débil sollozo por toda la casa. Me levanto, no sé cuantas horas han transcurrido pero ahora me siento más en calma. Contemplo la serena cara de mi padre... parece tranquilo... sabe que cumpliré con mi deber. Pero debo darle un funeral como se merecen todos los hombres una vez que dejan este mundo.

Me preparo para ir al templo, debo comunicárselo a los monjes para que me ayuden a preparar el funeral. Guardo una pequeña bolsa con un poco del dinero que tenía mi padre ahorrado de todos sus trabajo. Me despido del cuerpo mi padre diciéndole que volveré con los monjes para su funeral, coloco el cartel de cerrado en la puerta y parto para Kyoto. Solo haré una petición a los monjes, que sea enterrado cerca de casa, nosotros siempre hemos vivido allí. Sería lo que Genzo querría.

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26/02/2014, 18:10
Director

Justo cuando Hibiki estaba a punto de abandonar la casa para partir hacia Kyoto, aún con el cartel de "cerrado" en la mano para colocarlo ante la forja, la puerta de entrada se abrió y el aire que entró en la estancia apagó la vela. Amano se quedó de una pieza al encontrar allí sólo a la muchacha, de pie ante Genzo Takane, que estaba acostado en un futón y parecía dormido apaciblemente.

Los dos se quedaron por un momento mirándose a los ojos, paralizados. Aunque se conocían de haberse visto alguna vez allí, no esperaban encontrarse en esa situación. Hibiki sabía que Amano era un luchador muy experto, amigo de su padre, y la shirasaya que ahora llevaba desenvainada había sido confeccionada por él. Pero no esperaba su visita...

Afuera, el cielo seguía clareando y los primeros pájaros de la mañana comenzaban a trinar.

Notas de juego

Ya podéis marcaros ambos en los post. =)

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27/02/2014, 10:38
Amano

Amano abrió ampliamente los ojos y su mirada pasó de Hibiki a Genzo y de Genzo a Hibiki para terminar rascándose la cabeza mientras repasaba la estancia de un vistazo.

Después volvió a mirar Genzo y de nuevo a Hibiki, momento en el que lentamente enfundó su shirasaya, como si no quisiera que nadie notara que la llevaba en posición de combate.

Eeeeeh... - se ajustó el kimono rosa, precioso, por cierto, que llevaba puesto sin saber muy bien en qué posición colocarse. - Vi la forja apagada... - señaló hacia el exterior - Juraría que escuché un sollozo... yo... pensé... y claro...

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27/02/2014, 18:04
Hibiki

No esperaba que nadie entrase, realmente quería que todo pasase rápidamente pero parecía que el tiempo no avanzaba. Miro al hombre que había entrado en la forja extrañada pero no tardo en reconocer que es un conocido de mi padre. Me seco las lagrimas de las mejillas e intento hablar despacio para que no me tiemble la voz.

- Mi... mi padre... ha fallecido esta mañana. -Solo de decirlo siento de nuevo una punzada de dolor.- Debo... debo ir al templo para que los monjes hagan su funeral. -Intento hablar más tranquila para que no titubee mi voz.- A él le hubiese gustado que lo enterrasen cerca de casa, nunca le gusto el bullicio de la ciudad. Tengo que decírselo a los monjes.

No me encuentro bien, estoy cansada y me duele la cabeza. Ni siquiera sé como tratar con este hombre ¿Por qué ha tenido que suceder esto? No es justo, pero no puede seguir lamentando mi infortunio. Tengo un deber que hacer y lo primero es ir al templo.

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28/02/2014, 11:17
Amano

El ruido que provocó al tragar saliva hubiese podido resonar por toda la estancia.

El pobre Amano parpadeó, procesando las palabras de Hibiki.

Solo pudo emitir un sentido Genzo mientras miraba el cuerpo del forjador y contenía el impulso de abrazar a Hibiki pues, aunque sabía el dolor que tenía que estar sufriendo la muchacha, no tenía confianza con ella.

Se irgió y cuadró los hombros, haciendo una pequeña inclinación primero hacia el cuerpo inerte de Genzo y después hacia la muchacha.

Vuestro padre era un gran hombre, siempre acogedor. Que los espíritus guíen su alma con la misma entereza con la que guiabam su martillo. - dijo solemnemente.

Si me lo permitís, - continuó - me gustaría acompañaros al templo.

Alzó una mano e hizo un gesto de negación con ella antes de que Hibiki puediera responder. Ayudaros en este momento es lo menos que vuestro padre se merece.

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01/03/2014, 14:39
Hibiki

En estos momentos tan difíciles agradezco la compañía de alguien, la carga era muy pesada y tengo un largo camino que seguir después de esto. Yo también esperaba que mi padre estuviese en paz con los espíritus, ya todo había pasado y el deber era para los que aun seguimos vivos en este mundo. 

- Muchas gracias por las palabras y tu ayuda, Amano. -digo mientras hago una breve inclinación, miro una última vez a mi padre descansar en paz y me vuelvo de nuevo- Me disponía a partir ya hacía el templo.

Con un gesto de la mano le índico que salga por la puerta, coloco en ella el cartel de cerrado y me aseguro de cerrar bien con llave. Partimos hacía el templo y dejo atrás mi casa. En el camino lo que antes me llenaba de tristeza se empieza a convertir en furia, aprieto los puños pero los brazos no me dejan de temblar por la ira.

- Era un buen padre... un buen hombre... no se merecía esto, ¡lo que ha pasado es imperdonable!