Partida Rol por web

"The Last of Us: Un nuevo comienzo" (+18)

[PRÓLOGO] - When You’re Lost in the Darkness

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18/01/2023, 20:33
Ambientación

Zona de cuarentena de Boston

26 Septiembre de 2033, 6:50 h. de la mañana

Con el amanecer del nuevo día, la decadencia de siempre aflora en las devastadas calles de la ciudad de Boston. Largas e insufribles colas de gente desesperada por conseguir cartillas de racionamiento se apelotonan frente a los pocos puestos habilitados por la Agencia Federal de Respuesta a Desastres (FE.D.R.A.) para tal fin, esperando a su apertura a las 7:00, y como en el día anterior y el anterior a ese, más de un incauto regresará con las manos vacías lamentando su suerte por no haber madrugado más para recibir el pago por sus servicios de la jornada anterior o alguno de los trabajos de mantenimiento de la QZ disponibles para el nuevo día. Cada vez escasean más las raciones, siendo ya varias las semanas que se limitan los víveres y recursos básicos, lo que conlleva el descontento generalizado de la comunidad.

No pasa desapercibida para nadie la alta presencia militar en la zona, con soldados fuertemente armados y apostados en cada esquina, dentro de vehículos o sobre las azoteas circundantes, e incluso sobre las altas murallas que cercan el perímetro, controlando el buen hacer de los transeúntes y realizando chequeos selectivos con los escáneres a los que a su parecer se ven sospechosos de albergar la infección por Cordyceps. Se rumorea desde hace semanas que los Luciérnagas están tramando algo, razón por la cual se ha redoblado por precaución la vigilancia en el lugar, pero pese a todo, nada parece augurar que el nuevo día vaya a romper con la monotonía reinante.

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18/01/2023, 22:59
Mark Dawson

Aguardando en la fila y completamente helados de frío, evitando cualquier problema o encontronazo con los militares, algunos de los rostros presentes os son reconocibles, ya sea por haber trabajado codo con codo con anterioridad en algún encargo o incursión fuera de los muros, o simplemente por haber coincidido dentro de la QZ en el mercado negro o realizando labores de mantenimiento por las calles.

Uno de tantos es Mark Dawson, reconocido violinista antes de la pandemia pero desde hace años solo uno más de los residentes que malviven en la zona 3 de la QZ, quién intercambia palabras con Kyle Sanders, antiguo profesor de historia en la Boston University de Masachusets.

- Maldita sea. Hace un frío del demonio y aquí estoy esperando de pie desde hace casi una hora, solo para que un día más estos p..tos dictadores de m..erda nos den la mitad de las cartillas que nos corresponden... ¡Y ya van más de tres seman...! ¡Ughh! - se quejó abiertamente, levantando la voz más de lo necesario y ganándose un codazo de Sanders en la boca del estómago en respuesta, lo cual le forzó a emitir un gruñido de dolor pero al menos logró su cometido de hacerle callar -Joder, ¿qué haces Sanders?

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19/01/2023, 00:29
Kyle Sanders

- ¿Qué qué hago? Pues salvarte el culo, imbécil... - le expresó contrariado el ex historiador, quién se había percatado de que uno de los guardias rápidamente dirigía la vista en dirección a la cola, buscando entre los presentes al que había tenido la insensatez de proferir semejantes palabras - Shh, cierra la p.ta boca o harás que nos maten.

Por suerte, el soldado simplemente avanzó pasando de largo sin terminar de concretar quién había hablado, aunque dedicando unas miradas furibundas a varios de los transeúntes, que agacharon la cabeza encogidos y tragaron saliva. Contrariar a los soldados de FE.D.R.A. era directamente un suicidio, por muy ciertas que fuesen las palabras de Dawson.

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19/01/2023, 12:14
Ambientación

Las 7:00 h. se cumplieron en el reloj, resonando por los altavoces el sonido familiar de la alarma y recordándoles a todos que residir en la Zona de Cuarentena era equivalente a estar preso en un correccional o penitenciaría. En el mundo que les tocaba vivir, la mayoría detestaban sobrevivir a duras penas encerrados entre las altas murallas que los cercaban, pero el problema real era que en el exterior la situación no era ni por asomo mejor, siempre con el miedo y la inseguridad latentes de poder ser contagiados por infectados, o lo que podía ser peor, asaltados por bandidos, cazadores o asesinos dementes. La ley del más fuerte.

El momento que los allí presentes habían esperado desde que finalizase el toque de queda llegó, siendo abierta con un ruido estridente la verja metálica que daba acceso a las dependencias de FE.D.R.A., y un hombre de mediana edad, vestido de uniforme oscuro y con barba poblada, salió con una caja bajo el brazo. Avanzó con mirada hastiada hasta una mesa central, y después de acomodarse en la silla y maldecir por lo bajo el tener que lidiar con aquellas gentes, inició con el reparto de tarjetas de racionamiento.

- ¡Siguiente! - levantó una y otra vez la voz el funcionario administrativo de FE.D.R.A, cuando le llegaba el turno de acercarse a su posición al siguiente de la larga fila - Kyle Sanders... tres cartillas de racionamiento. - continuó hablando para si mismo, ignorando el hecho de que el ex historiador insistiese en que le pertocaban seis cartillas por sus labores. No es mi problema. Las raciones están reducidas a la mitad por escasez de suministros. Presenta tu reclamación en la oficina central. - comentó como si aquello fuese la muletilla de todos los días, entregándole las tres cartillas e indicándole con un gesto de la mano que se hiciese a un lado, terminando por centrar su vista en el siguiente de la fila. ¡Siguiente!

Notas de juego

Estáis presentes en el lugar John Walker, Barry MacLeod, Arthur Miller, Liam Young y Vika, por lo que etiquetaos solo entre vosotros al postear

Podéis reaccionar libremente a lo sucedido, entablando conversación entre vosotros mismo o con los PNJs, y rolear vuestro propio turno frente al funcionario. Libertad total en ese aspecto. De forma opcional, se puede realizar una tirada de advertir/notar a dificultad 12 para obtener más información del entorno.

Nota adicional: Recibiréis en cada caso el número de cartillas de racionamiento que os salieron en la tirada previa.  También podéis preguntarle al tipo, de forma opcional (quién así lo quiera), si ofrecen algún trabajo de mantenimiento o similar y así ganaros más tarjetas extras.

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19/01/2023, 17:45
Ambientación

Para la joven Michelle el clima de malestar y tensión que se vive en las calles de la QZ no le resulta nada extraño, experimentando de primera mano en casa, junto a su hermano Barry y su madre, como la reducción de los suministros y víveres por parte de las autoridades van haciendo mella tanto en sus corazones como estómagos. No solo ellos se sienten oprimidos y menoscabados, si no que allá a donde alcanzan a ver sus ojos y a escuchar sus oídos, el resto del vecindario sufre de la misma precaria situación, para nada halagüeña. Ya es indudable el hecho de que más gente estaría dispuesta a apoyar a la milicia revolucionaria de los Luciérnagas para dar el golpe, pero el temor a las duras represalias, y en esencia, a ser expulsados de la QZ o ejecutados públicamente en medio de la plaza de salir mal el intento, les refrena de sus intenciones. 

En cuanto a Martha MacLeod, preocupada por su hijo Barry quién de buena mañana se ha hecho cargo de ir a por las cartillas de racionamiento de ambos hermanos mientras Michelle la atiende, continuamente echa vistazos fugaces por la ventana de su habitación situada en un tercer piso de la calle Benjamin Franklin, o pasea por el salón nerviosa, aguardando el regreso de su vástago. No obstante, y aunque los minutos corren deprisa en el reloj de pared, solo patrullas de FE.D.R.A custodiando las calles de forma marcial, y a penas unos pocos vecinos que se atreven a salir de sus hogares en busca de trabajo u oportunidades, son la tónica constante tras el polvoriento cristal.

- Oye cielo, ¿cuánto hace que Barry salió de casa? ¿No debería estar ya por regresar? - se le escuchó preguntar a lo lejos desde el salón, mientras Michelle preparaba el exiguo desayuno en la cocina - No sabes cuánto me preocupa que tengáis que salir ahí afuera a trabajar o a realizar encargos de esos que hacéis. Debería ser yo la que fu...

Un ruido sordo de un cuerpo caído en el parqué de madera resonó fuertemente, alertando de súbito a la joven MacLeod y forzándola a dejar de lado sus quehaceres, para correr presta junto a su madre.

- Lo siento mi niña. Solo ha sido un calambre, nada por lo que debas... - trató de suavizar la situación y mentirse a si misma, no siendo capaz de acabar la frase antes de prorrumpir en llanto. La quién fueuna extraordinaria enfermera se sentía impotente, una enorme carga para sus dos hijos, no sabiendo como controlar en aquellos instantes sus emociones de pura frustración. Haciendo un esfuerzo sublime para tratar de incorporarse, a duras penas consiguió medio tumbarse en una de las sillas, negando con la cabeza cuando Michelle se preocupó por su estado. 

- Está bien. No es nada. - bufó exasperada, deseando por sus gestos que la muchacha la dejase allí descansando, por muy buenas que fuesen sus intenciones. Solo cuando Michelle dio media vuelta y se disponía a regresar a la cocina, se escuchó un susurro quedo por parte de su madre - Una hija jamás debería ver a su madre en este lamentable estado... Debería estar ya contigo, mi buen Conner. 

 

 

Notas de juego

Eres libre de reaccionar como desees y moverte por la casa, pero solo etiquétate a ti misma, no al resto de jugadores :P

Te dejo una imagen de como se vería el salón ;)

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19/01/2023, 19:37
Ambientación

Aunque la situación en las calles de la QZ es francamente inestable y tensa, redobladas las patrullas y el número de efectivos por parte de FE.D.R.A. apostados en lugares estratégicos, no deja de ser un hecho que dentro de la Escuela Militar Preparatoria los reclutas - en su mayoría jóvenes huérfanos - parecen estar viviendo en una especie de burbuja, ajenos a la realidad que les rodea. Las jornadas siempre empiezan y acaban a la misma hora, las actividades y los protocolos disciplinarios no varían ni un ápice día tras día, y solo en contadas excepciones, cuando cuentan con alguna visita inesperada de algún alto mando o revisiones medicas puntuales por parte del Hospital asociado para verificar su estado de salud, se rompe la rutina.

Aquella mañana no parecía que fuese a ser distinta para Sunny, quién al igual que el resto lamentó profundamente que el instructor jefe irrumpiese en los dormitorios golpeando con dureza los barrotes metálicos de las camas con una porra, no permitiéndoles descansar un par de minutos más bajo las sábanas. Junto a la alarma que sonaba por el altavoz en aquellos instantes, creaba una atmósfera extraña y lúgubre, como si en vez de ser reclutas dentro de la Escuela Militar Preparatoria fuesen más bien jóvenes problemáticos que habían sido encerrados en una especie de correccional por su mal comportamiento.

- ¡FOOOORMEN FILAS! - gritó en voz alta aquella voz tan familiar y estridente - ¡Vamos, vamos, VAMOS! ¿Qué sois, una panda de gandules desagradecidos? ¿Creéis que haciendo el vago vais a llegar a ser buenos soldados para FE.D.R.A?  - les recriminó el instructor jefe Peterson, con acidez y veneno saliendo por sus labios, al tiempo que les dedicaba unas miradas cargadas de mala leche y asco - Aquí solo se quedan los mejores, no somos las hermanitas de la caridad. Sólo hombres y mujeres que serán algo en la vida y no como esa escoria de ahí afuera, esos tristes menesterosos y pordioseros que apestan las calles. En este mundo solo sobreviven los más fuertes, valientes y disciplinados soldados que han sido instruidos por gente como el instructor jefe Mike Peterson - se vanaglorió de forma orgullosa él mismo - y que serán capaces de defenderse y valerse por sí mismos en el futuro. ¿¡Os queda claro!? ¿¡QUÉ SOIS RECLUTAS!? ¿SUPERVIVIENTES FUERTES, VALIENTES Y DISCIPLINADOS O ESCORIA QUE ACABARÁ SIENDO FIAMBRE AHÍ AFUERA? - y tras aguardar la respuesta ("supervivientes fuertes, valientes y disciplinados, señor."), volvió a insistir con más intensidad - ¿¡QUÉ COÑO HABÉIS DICHO? ¡NO OS OIGO, JODER! ("SUPERVIVIENTES FUERTES, VALIENTES Y DISCIPLINADOS, SEÑOR.") ¡EN CINCO MINUTOS OS QUIERO VER A TODOS EN EL PATIO, PERFECTAMENTE ALISTADOS Y CON EL EQUIPO A LOS HOMBROS! ¡DESCANSEN!

Con la arenga motivacional concluida, Mike Peterson salió de los dormitorios para alivio de todos los reclutas adolescentes, iniciando en ese instante una carrera contrarreloj para terminar de vestirse con el uniforme regular de FE.D.R.A. y tomar el equipo colgado de las literas. Ir al patio implicaba el uso de armas en el campo de tiro, algo que para Sunny era equivalente a ir al mismísimo infierno.

 

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19/01/2023, 21:42
Taira Saw

De entre los jóvenes reclutas, Taira Saw era especialmente insidiosa y descarada con Sunny, después de que en una ocasión tiempo atrás esta se viese perjudicada por la pelirroja de ojos claros en una maniobra conjunta. O al menos esa era la razón "oficial" que esgrimía Saw, dado que muchos otros afirmaban a sus espaldas que la verdadera razón de la inquina era que a Taira le gustaba Chad, pero le molestaba profundamente que el chico afroamericano estuviese siempre con Sunny y diese la sensación de sentir algo por ella.

Que Sunny tenía serios problemas con las armas de fuego no era ningún secreto, pero a cada práctica la adolescente rubia se encargaba de recordárselo y hacer sangre de ello.

- ¡Eh, chicos! ¿Con qué creéis que nos deleitará hoy en el campo de tiro nuestra especialista en armas de fuego? Jaja - rio con malicia, con una sonrisa sibilina y con una voz cargada de sarcasmo en cada sílaba - Recordad todos poneros a cubierto, que según el programa toca "escopetas" y un cartucho de esas es suficiente para enterrar a alguien. Ya sabéis que quién avisa no es traidor, ¡y Billy puede dar fe de ello!

Lo cierto es que semanas atrás, Sunny casi le había perforado un pie y levantado la tapa de los sesos al joven Cornet hasta en dos ocasiones, al disparársele involuntariamente el revólver tras amartillarlo con ambas manos, y en una segunda ocasión al disparar a ciegas con los ojos cerrados y errar por mucho el objetivo. Aún con todo, el chico no parecía estar enfadado o molesto con la chica, si no un tanto tímido o precavido, según como se quisiese interpretar.

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19/01/2023, 22:04
Chad Franklin

- Joder, Taira. Sabes perfectamente que aquello no fue con intención... - saltó en su defensa el bueno de Chad, acallando las burlas de la mayoría de los presentes, quienes rápidamente se desentendieron del tema y siguieron a lo suyo, revisando el equipo antes de salir de los dormitorios. Todos conocemos el problema que tiene Sunny con las armas de fuego, pero aún así lo intenta día tras día. ¿Cuándo dejarás de meterte con ella? 

Lejos de suavizar la situación, aquella defensa incondicional de Chad por Sunny enervaba la sangre de Taira y la cabreaba profundamente. Sin embargo, la muchacha de cabellos rubios largos y lacios no respondió, si no que se limitó a tomar el equipo y cargarlo a los hombros, dándoles la espalda y saliendo del lugar. Solo cuando Chad quedó a solas con Sunny, el musculoso joven le revolvió los cabellos de forma cariñosa, como lo haría un hermano mayor a su hermanita pequeña, para terminar transmitiéndole unas cálidas y afectuosas palabras en voz baja.

- Que no te afecte, Sunny. Quizá las armas de fuego no son tu fuerte, pero eres de lejos la más inteligente de todo el grupo. Venga vamos. Si llegamos tarde sí que estaremos jodidos...

Notas de juego

Pues nada, este es tu prólogo de partida :)

Siéntete libre reaccionar a lo sucedido y rolear libremente las acciones de Sunny. Recuerda etiquetarte solo a ti misma y no al resto de jugadores.

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19/01/2023, 22:31
Ambientación

La mañana de Caleb Abbot fue un tanto distinta al de la mayoría de sus conciudadanos de la QZ, al no precisar esperar pacientemente en las largas colas habilitadas para recoger las cartillas de racionamiento. El hombre había recibido expresamente en el día anterior la visita de un soldado uniformado en el Hospital adjunto donde trabajaba, quién le entregó en persona un comunicado oficial de FE.D.R.A. con el sello y firma del Mayor Bryan Lee. La misiva requería de sus servicios como médico en la Escuela Militar Preparatoria de FE.D.R.A. para revisar uno a uno los jóvenes reclutas que se formaban en el complejo y chequear su estado físico, por lo que simplemente debía presentarse a la hora acordada frente a la ventanilla de admisión, donde le franquearían el paso hasta la jefa de Medicina, la doctora Connor.

No era la primera vez que brindaba sus servicios como especialista, aunque sí la primera desde que abandonase las filas de FE.D.R.A., y como ex-militar, abriese por cuenta propia una consulta ejerciendo como médico de campo.

De camino al centro, la estampa que dejaban las calles era decadente y decrépita, con pordioseros mendigando en las esquinas y gente enferma que ignoraba el uso de las mascarillas u otras formas de prevención de contagios, pese a que todavía había carteles metálicos oxidados en las paredes desde que en su día iniciase el brote de Cordyceps. ¿Estaría alguno de tantos contagiado de Cordyceps o todos eran gripes, catarros y resfriados? Difícil preveer. Solo el tiempo lo diría.

- El doctor Abbot, ¿cierto? - confirmó como mero protocolo la mujer afroamericana que atendía la ventanilla de admisión a las dependencias de FE.D.R.A., tras revisar la documentación firmada y sellada por el Mayor Lee - El Mayor Lee le está esperando. Venga conmigo si es tan amable. 

Tras entregarle una tarjeta identificativa que le permitiría recorrer gran parte del complejo, los dos avanzaron por los intrincados pasillos hasta una pequeña salita de recepción. Desde esta se podía ver la sala anexa a través de un cristal, donde al parecer atendían a un pequeño de unos ocho añitos, ofreciéndole un caramelo.(*)

Sin embargo, la atención de Caleb Abbot regresó a su acompañante justo al llegar frente a la puerta de roble con el rótulo "Mayor Bryan Lee".

- Aguarde un momento aquí afuera. En un momento el Mayor Lee le atenderá. - volvió a intervenir la mujer de mediana edad, la cual se despidió y regresó por donde había venido.

Notas de juego

Este es tu post de prólogo en la partida. ¡Bienvenido!

Puedes reaccionar a todos los acontecimientos y decidir que hará tu personaje. Dispones de una acreditación oficial que te permite moverte por el lugar, aunque ahora mismo estás aguardando frente a una puerta a que el Mayor lee te atienda.

(*) Puedes realizar de forma opcional una tirada de advertir/notar a dificultad 10, para ver si observas con más detenimiento la escena de la sala anexa.

Importante: Solo etiquétate a ti mismo, no al resto de jugadores.

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19/01/2023, 23:52
Ambientación

Ajenos a la problemática que sacude a los transeúntes que aguardan en larguísimas filas por trabajos de mantenimiento en el día que amanece o simplemente la entrega de sus cartillas de racionamiento por sus servicios la jornada anterior, Sen y Ryu Athens todavía permanecen dentro de su casa de alquiler, de estilo rústico y destartalada en muchos aspectos, pero que con el tiempo ambos ya empiezan a considerar su verdadero hogar dentro de la zona 3 de la QZ. 

En el caso de Ryu, su trabajo como mecánico le evade de la realidad a tal modo, que es capaz de pasar horas y horas sin ser consciente de lo que le rodea. Olvidando por completo que ha pasado la noche en vela trabajando en la Harley Davidson que está reparando por piezas, encargo expreso del Oso, y que ya son las siete de la mañana, solo la voz de su hermana Sen desde arriba en la cocina le advierte de que ya es un nuevo día, y concluye que quizá debería llevarse algo a la boca de forma urgente.

Sobre la mesa de trabajo conserva el maletín con sus herramientas, todavía por recolocar en sus respectivos huecos, pero dejando aquello por el momento, se apresura a limpiarse la grasa de las manos con un paño, y subir las escaleras de madera que conducen a la casa.

Sen por su parte todavía está somnolienta, rebuscando por la alacena de la cocina los menajes que utilizar para preparar el desayuno. ¿De qué disponen en casa? Media docena de huevos de gallinas de corral, cortesía de la señora Maine a Sen por atenderle y curarle el corte que se hizo en la mano la semana anterior. Un poco de carne seca, queso curado, pan duro y una empanada casera que cambiaron en el mercado negro, amén de algunas frutas y verduras del viejo Alfred, cuya procedencia es todo un misterio.

El extra que da un plus de calidad, y del que Ryu no tenía ni idea hasta hace apenas un minuto, es una botella de vino rosado que la enfermera Oyuki sustrajo de las dependencias de FE.D.R.A., y que tras compartir unos tragos ambas al finalizar la jornada, Sen se llevó a casa tras la insistencia de su compañera. ¿Qué más se podría pedir?

En media hora debería empezar la jornada laboral de Sen en la consulta que comparten ella y el doctor Abbot, más teniendo en cuenta que Caleb llegará tarde al haberle sido entregado un comunicado para acudir a las oficinas de FE.D.R.A, supuestamente para chequear el estado físico y emocional de los pequeños reclutas de las Escuela Militar Preparatoria. Ryu quizá debería visitar al Oso más tarde, para ver si ya ha conseguido por contrabando las últimas piezas para la motocicleta que tiene entre manos.

Aún meditando ambos hermanos que cocinar en el desayuno, quizá la comida más importante del día, un sonido sordo en el jardín trasero y los pasos vivos de alguien corriendo en dirección a la casa los sobresaltaron. ¿Quién podría haberse colado en el lugar? 

Notas de juego

Pues ya tenéis post de inicio de partida! ;)

Podéis reaccionar a todo lo sucedido, y hablar e interactuar entre vosotros con total libertad. Recordad que solo debéis etiquetaros vosotros dos en la escena.

Cualquiera de los dos puede lanzar advertir/notar a dificultad 10 para averiguar qué está sucediendo en el jardín trasero.

 

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20/01/2023, 01:02
Ambientación

Dentro del mercado negro el mundo es completamente distinto a lo que hay afuera, en las lúgubres y decadentes calles de la QZ, más si te haces llamar Jeff Strickland o el Oso. Donde otros inician el nuevo día malviviendo en busca de algún trabajo de mantenimiento, ya sea desescombrando los edificios derruidos, limpiando las alcantarillas o retirando las pintadas de las paredes de la milicia de los Luciérnagas, suplicando por sus servicios unas míseras cartillas de racionamiento, Jeff Strickland y el Oso amanecen en uno de los numerosos locales de Jeff, donde la noche anterior se celebró una extraordinaria timba de póker con más de una docena de contendientes, y que todavía a las siete de la mañana se está por decidir el vencedor.

Por un lado Ted Petrovsky, contrabandista y mercenario a tiempo completo, y quizá más importante dato, uno de los hombres de confianza de Donovan Peak. Eliminarle traerá serias consecuencias.

Por otro "el Oso", brazo derecho de Jeff Strickland y probablemente el tipo que más mercancía de contrabando mueve en la QZ de Boston. Juega en casa. 

Las balas de grado militar están parejas, y en la última mano ambos han empezado a apostar fuerte, dando por resultado que todo se decida a cara o cruz, al 50-50.

- ¿Qué escondes bajo esas cartas, Oso? ¿Un "as" y un "rey" tal vez? - fija la mirada en el rostro del Oso, tratando de sonsacarle cualquier detalle en sus gestos o expresión corporal. Valorando seriamente la posibilidad de ir "all in" y que la suerte decida, hace rodar entre sus dedos una BGM a la que le tiene especial cariño. Las palabras "Memento mori" aparecen grabadas en la base, y parece que cobran más sentido que nunca en aquellos instantes. Sea. Voy con todo. All in.

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Mientras tanto, justo tras la puerta a la que se accede subiendo la escalera de caracol, Jeff Strickland acaba de levantarse de la cama, preparándose un excelente café, el cual es uno de los bienes más escasos y cotizados dentro de la QZ, y dejando a una despampanante pelirroja desnuda y satisfecha, la cual duerme plácidamente bajo las sábanas. Se trata de Scherezade, una de sus concubinas por las que lleva ya un tiempo encaprichado, no solo por su aspecto físico si o por su personalidad ardiente...

La puerta suena un par de veces, siendo golpeada bruscamente con los nudillos y casi despertando a la fémina, para de pronto abrirse y aparecer el rostro de Dave Beltran. Tiene un mensaje que transmitirle a su jefe, como buen guardaespaldas que es.

- Oiga Jefe... Vengo a comunicarle que... - y advirtiendo que acaba de cagarla al levantar en exceso la voz y golpear rudamente la puerta, baja la voz para terminar con su misión - ...ejem, que el Oso está por despellejar vivo a uno de los hombres de Donovan. Se la juegan en la última mano.

 

 

Notas de juego

¡Pues con este post damos inicio a vuestro prólogo!

Aunque estáis en distintas habitaciones, entiendo por el contexto y la proximidad que ambos debéis postear etiquetándoos. Recordad, solo etiquetaros vosotros dos y no al resto de jugadores.

Oso, puedes lanzar comercio a dificultad 15, pues esto es una transacción en toda regla xDDD

Si tienes éxito en la tirada, puedes rolear libremente que te llevas todas las balas en la mesa. 

¡Sentiros libres de rolear, reaccionando a lo sucedido! En caso de querer hacer alguna acción en concreto, indicádmelo en vuestra escena personal, para que resuelva en caso de precisar alguna tirada enfrentada. :)

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20/01/2023, 03:41
Sen Athens

El día anterior había sido tan difícil como los demás: escasez de recursos, trabajar con lo que mejor se pudiera y tratar de no ser tan cruel con Caleb, pues él era agradable, solo que los hábitos eran difíciles de quitar. Tenían que trabajar juntos y si bien ella no quería apegarse a sus compañeros, tampoco podía serles cruel. En alguna circunstancia, podría necesitarlos para salvar su vida o la de su hermano. Cuando Oyuki se le acercó con esa botella, Sen y ella bebieron a escondidas de los militares y se llevó esta a casa. Insistió en que se la llevara ella, pero Oyuki era persuasiva. Y bueno, podría compartirla con Ryu... aunque le dio un trago más mientras fumaba antes de irse a dormir.

Esa mañana se puso su ropa más limpia encima y se preparó para el hospital, aunque aún bostezaba somnolienta por el descanso. Las bolsas bajo sus ojos ya estaban tatuadas bajo su piel, y todo porque en esos días sus pesadillas se habían vuelto peores: en algunas recreaba cómo tuvieron que matar a sus padres, en otras cambiaba la escena y Ryu era mordido, por lo que este terminaba pidiéndole a su hermana que lo matara y en otras... era ella la que era mordida. Una tras otra. A veces gritaba por la noche, pero solo lo sabía si su hermano lo decía. Además, Sen sospechaba que este le mentía en ocasiones al respecto.

Tras atar su cabello para no ir a arruinar la poca comida que tenían, vio aparecer a su hermano con una sonrisa de medio lado - ¿De nuevo en vela, nii-san? - y le tendió la botella de vino para que tomara un trago para despertarse. No había café, así que se trabajaba con lo que hubiera. Después de eso, volvió a bostezar y siguió sacando una sartén dañada y oxidada que tenía ahí, pero que le servía y miró la comida -. Tal vez la carne seca con huevo y vino... no suena mal, ¿verdad? - y miró a su hermano. Tal vez le reprocharía, pero lo cierto era que casi soñaba beberse esa botella sin remordimiento y quedarse en casa fumando... aunque eso era sinónimo de una vida aún peor. Por eso, era hora de vestirse como médico.

El ruido en el patio la alarmó y, sin pensarlo mucho, tomó uno de los pocos cuchillos de la cocina que aún tenían filo para luego intentar ver de qué se trataba, aunque sin mucho éxito - ¿Ves algo? - dijo en voz baja.

- Tiradas (1)

Notas de juego

T.T.

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20/01/2023, 03:50
El Oso

  Había sido una buena jornada en el negocio. Clientela apoderada y con ganas de jugar, alcohol y putas a por mayor, un itinerario de entregas de mercaderías completo y listo para ser distribuído en algunas horas... y para coronar la noche, un torneo con cartas y apuestas. En el cual Samuel Gobinsky, alias El Oso, había llegado hasta la final contra Ted Petrovsky. Ruso contra polaco, como en las mejores guerras.

Ya te gustaría saberlo, ¿no? Vamos, por toda la carne en el asador. Sin miedo...

 Había confianza absoluta en las palabras de El Oso, mirando sus cartas con goce y cada tanto dejando salir alguna sonrisilla ladina. Como quien sabe que tiene la gloria comprada. Era difícil determinar si todo aquello era una puesta en escena; así de mentiroso era aquel hombre en los juegos de cartas. Sin embargo, a la hora de mostrar los puntos y ver quién tenía las mejores cartas, todo bravuconeria resultó en vano. Ted tenía la mano ganadora.

 Fue casi automático. La sonrisa de El Oso se borró en un instante, así como su mirada se quedó fija en los ojos de Ted. El bravado sobrador de aquel consegliere se intercambió con los puños cerrados y el temple resentido de un mal perdedor. Se estaba controlando porque sabía con quien estaba jugando. Pero en cualquier otra oportunidad y con cualquier otra persona... a El Oso no le gustaba perder, ese era el resúmen.

 Aún así, había que guardar las apariencias. Y viendo que Jeff se asomaba desde su recámara y podía ver en vivo y en directo como su mano derecha perdía un montón de balas, El Oso forzó una sonrisa y festejó el partido. Mientras la pierna derecha le temblaba como terremoto.

- ¡Jeff, tienes que venir a ver esto! La mano de crtas que le ha tocado a este hombre es de no creer... ¡estuvo así de cerca, hombre! 

- Tiradas (1)

Notas de juego

 No puede ser... no puede seeeeer.... primera tirada de la partida y por un puntillooooo...

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20/01/2023, 04:58
Ryu Athens

Los encargos siempre eran agradecidos, más para un recién llegado como él que apenas intentaba abrirse un hueco en la zona de cuarentena. La comida y los recursos cada vez escaseaban más, y todos buscaban lo mismo: sobrevivir; unos de forma más honrada que otros. Pero al fin y al cabo, todos buscaban lo mismo.

Toda la noche anterior se la había pasado con el encargo del Oso. Agradecía cualquier encargo sin importar de dónde viniera, sobre todo porque el Oso era otra fuente de analgésicos y cosas más difíciles a las cuales acceder. Prácticamente toda la madrugada se la pasó maldiciendo de tanto en tanto, algunas veces en inglés, otras con las pocas palabras de japonés que conocía. No estaba siendo un encargo sencillo, pues más que conocimientos le faltaban cosas. Además, esa noche en especial su pierna dolía como los mil demonios a causa del esfuerzo y el frío.

Luego de que Sen lo llamara, el mayor de los hermanos se limpió las manos... más o menos. Aún quedaban bastantes resquicios de grasa y gasolina en sus manos y el mono gastado y sucio que usaba para trabajar, pero en esos tiempos no había mucho espacio para preocuparse de esas cosas, ¿verdad? Subió las escaleras trastabillando con la pierna, cosa que quizá Sen pudo reconocer, limpiando sus manos aún. No se veía de muy buen humor a causa de la moto que estaba dándole algunos problemas, pero sí que lo hizo cuando Sen le tendió la botella. Esa mañana no le reprocharía nada.

-La moto está siendo algo horrorosa -solo le dio un trago a la botella y volvió a tendérsela a su hermana, buscando una cajetilla de cigarrillos a medio acabar que había dejado por ahí, así como algún analgésico. ¿Todavía le quedarían?-. Esta mañana no. Pero no te emborraches demasiado; nos echarán de aquí si alguien va por dolor de estómago y terminas amputándole una pierna -y rio un poco con su propia broma, encontrando los cigarrillos por fin en uno de los gastados muebles que casi se caían.

Mientras se disponía a buscar con qué encender el cigarrillo, escucharon el sonido sordo y los pasos. Ryu miró a su hermana y abrió los ojos, con un chute de adrenalina que llegó casi al instante. Olvidándose del dolor de su pierna, tomó lo primero que vio como arma. En este caso, la sartén oxidada; no serviría de mucho, pero era mejor que los puños limpios. Entonces, con el cigarrillo en la boca aún, le hizo una seña a su hermana con una mano para que guardara silencio, mientras trataba de ver qué estaba sucediendo.

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20/01/2023, 10:05
Barry "Fortuna" MacLeod

Guardar tu lugar en una larga cola resultaba el trabajo más extenuante de la jornada laboral, para todo aquel que tuviera la fortuna de contar con algo más que hacer. Los puestos de FEDRA abrían sus puertas a las siete, pero se amontonaba ante ellas tal cantidad de gente que para asegurarse ser atendidos era necesario llegar varias horas antes y esperar, hiciera frío o calor, un sol de justicia o inclemente lluvia. Y todo para recibir migajas de víveres racionados, por los que era necesario trabajar duro si es que te daban un trabajo que hacer. ¿Y la alternativa? Trabajos bajo cuerda, arriesgados y en muchos casos ilegales, a cambio de algunas cartillas extra. Mientras no supusiera salir fuera de los muros de la Zona de Cuarentena, yo estaba dispuesto a lo que fuera, pero incluso ese tipo de trabajos comenzaban a escasear. El Oso Gorbinsky llevaba un tiempo sin encargarme nada, y entre eso y que mis gastos eran mayores al tener que reservar siempre una parte para mi madre, así había llegado a aquella mañana sin una puta cartilla con la que asegurarme comer algo.

Tan sólo esperaba que Michelle pudiera asegurarle sustento a nuestra madre. El resto podía soportarlo.

En teoría, aquel día debía cobrar por el trabajo del día anterior. Carga y descarga de suministros, en unos almacenes de logística del ejército. La mayoría de maquinaria de transporte no funcionaba, por lo que necesitaban gente que cargase "a pelo", un trabajo duro, aunque no tanto como cargar cadáveres para incinerar. Por eso, precisamente, se pagaba bastante más a la baja. Lo cierto es que había intentado conseguir ese otro curro, pues lamentablemente la muerte ya no me afectaba demasiado con todo lo que había visto, pero ya estaba cerrado el cupo. Así, aquella mañana debían, si todo iba bien, que no siempre era el caso, pagarme dos cartillas de racionamiento. Suficiente para ir tirando. En eso consistía la vida en la Zona de Cuarentena, en ir tirando. Sobrevivir.

A mi llegada a la cola, vi algunos rostros conocidos. Allí estaban Arthur, y Liam. Había currado con ellos alguna vez, y les saludé con un gesto de cabeza, cabizbajo y con las manos en los bolsillos de mi desvencijada chupa, que ya se merecía pasar a mejor vida. También estaba por allí Jhon Walker, otro con el que solía coincidir en curros, pero a quien me acerqué mostrando una breve pero sincera sonrisa fue a Vika. La sonrisa era algo que prácticamente había desaparecido de mi vida, y no pasaba de ser un gesto breve con el que evidenciaba que aún había gente que me importaba en este mundo de mierda. Vika era como de la familia, habríamos sido familia de hecho. Lo habríamos sido si hubiera sido capaz de salvar a su hermana y, como había llegado a plantearme y soñar, me hubiera casado con ella.

- Hola, Vika. ¿Cómo vas? -Le pregunté ligeramente encogido. Al hacer un gesto con los hombros, sentí que mis hombros estaban tirantes y agarrotados, agujetas seguramente de la jornada anterior, nada que no se quitase consiguiendo otro curro.

Aún quedaban unos cuantos turnos antes de que me tocase cobrar, pero ya se oía desde lejos que las raciones habían sido reducidas a la mitad. Resoplé, consciente de que eso significaba que tan sólo me darían una. Tenía que conseguir un curro, lo que fuera. Con suerte, porteando cadáveres. Ahí pagaban medianamente bien.

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20/01/2023, 10:44
Jefferson Strickland

¡Vaya!, excelente mano, señor Petrovsky - dije, mirando por encima las cartas que el tipo había jugado con inteligencia y, porqué no decirlo, con cierta dosis de imprudencia - lástima que aquí a nuestro amigo le pareciera que una simple pareja de sietes bien merecía el riesgo de jugarse esa cantidad. De acuerdo... es libre de hacerlo. Ahora, le tocará doblar turnos, ¿verdad? - añadí, mirando a los ojos a Ted Petrovsky, pero dirigiéndome al Oso.

No soportaba que se perdieran recursos tan a la ligera. Más en este caso, que no había posibilidad de ganar. Si le hubiera destripado, tendríamos a uno de los hombres de Donovan con los huevos hinchados, y con ganas de dar el coñazo, quien sabe si su jefe sería tan comprensivo como yo. Y, como fue el caso, de perder la mano, un buen montón de balas se irían a la competencia. No, definitivamente, no fue una jugada inteligente.

Ahora le tocaría pagar. Y andarse con cuidado.

Si, el Oso era mi mano derecha, mi segundo, mi hombre de confianza... pero, precisamente por ello, debía de dar ejemplo, y no dejarse arrastrar a tales... aficiones.

Venga, Samuel - dije, invitándole a levantarse de la mesa y evitar que cometiera alguna nueva estupidez, mientras le daba un nuevo (y último) sorbo al excelente café.

La mañana había comenzado bien. Despertase junto a la fogosa... Scherezade, era siempre una buena forma de ponerse en pie. Tenía ya sus buenos cuarenta y tantos, y era una de esas mujeres por las que los hombres (y muchas mujeres también) perdían la cabeza. Por fortuna mi fama me precedía, y nadie osaba siquiera mirarla. De hacerlo, bueno... digamos que igual recibían una visita de cierto plantígrado con tanta mala leche como para llenar los depósitos de la COVAP.

Estaba de buen humor. No habría consecuencias por lo ocurrido.

Notas de juego

Post de introducción. Samuel, ¿me sigues un poco el rollo en plan charla para cogerle el ritmo al pj?

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20/01/2023, 10:46
Arthur Miller

Entre la multitud de personas encogidas y en fila india donde no faltan nunca los escalofríos, las quejas y las maldiciones hay un tipo que destaca por no hacer nada de eso. Está erguido y mantiene un gesto neutro con una casi imperceptible sonrisa como si estuviese tranquilamente en la cola de un supermercado como hace ya tanto tiempo esperando a que le toque ser atendido.

No es que sea inmune a las inclemencias o tan ajeno a la realidad que no entiende la gravedad del asunto, si no que la entiende demasiado bien. Sabe lo que es salir de la cuarentena y jugarse la vida por recursos y encima no lograrlo. Tiene muy presente que si hace frió en septiembre habría que esperar a febrero para recordar lo que es el frío realmente cuando una capa de medio metro de espesor te corta el paso.

Así que conoce el valor que tienen esos muros, disponer de gente arma que morirá antes que el si hay problemas, un techo sobre su cabeza y la certeza de que hoy va a comer. Por ello y otros detalles no hace dramas.

En su naturalidad se fija en todo lo que puede, no tiene nada mejor que hacer que pensar y analizar su entorno, ve caras conocidas a las cuales saluda con la mano despreocupadamente. A Walker,  a Vika y Barry que se le acaba de unir y le parece ver también al "Impávido" Liam.

Tras Sander le toca el turno y se reporta frente a la mesa central -Arthur Miller, señor. -Dijo con tono de militar a militar mirándole a los ojos. -Ninguna queja con el racionamiento. -Comentó mientras las tomaba y se las guardaba con una sonrisa. -Me preguntaba si andan escasos de personal o si hay algo en lo que pueda ayudar. Y ganarme el pan honradamente. 

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20/01/2023, 10:05
Sunny

Sunny estaba teniendo un plácido sueño cuando se despertó bruscamente ante la intromisión del Jefe de Instrucción, sobresaltándose en la cama antes de bajarse apresuradamente y formar fila como el resto de compañeros y compañeras. Apenas estaba vestida con una camiseta de tirantes y ropa interior tipo shorts, pero no pareció importarle.

¡Supervivientes fuertes, valientes y disciplinados, señor!— exclamó igual que el resto, como un mantra que realmente sabía que no se aplicaba a ella —¡SUPERVIVIENTES FUERTES, VALIENTES Y DISCIPLINADOS, SEÑOR!— volvió a exclamar alzando más la voz ante la petición de su superior —¡Sí, señor!— añadió cuando les ordenó vestirse, coger el equipo y presentarse para la instrucción.

En cuanto Peterson se marchó, suspiró y empezó a buscar sus cosas. Cuando se estaba poniendo los pantalones escuchó a Taira y torció el gesto, pero no iba a ceder a sus provocaciones. Era los suficientemente inteligente para saber que eso empeoraría la situación. En cambio, sí miró con cierto pesar a Billy, lamentando haberlo herido. Se había disculpado con él decenas de veces y ofrecido ayudarle en lo que hiciera falta para compensarlo en parte.

Como de costumbre, Chad salió en su defensa mientras la pelirroja continuaba vistiéndose y organizando su equipo. El chico se ganó una sutil pero cálida sonrisa de agradecimiento que se convirtió en suave risa cuando le revolvió el cabello —Lo sé— respondió al moreno —. Por eso sigo aquí y no en la calle: hay más formas de sobrevivir sin apretar el gatillo, como la prevención y el conocimiento de saber a qué nos enfrentamos— le dijo, ensanchando su sonrisa. Se ajustó la mochila y salió con él para no llegar tarde a la instrucción.

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20/01/2023, 16:12
Michelle MacLeod

No era la primera vez que vivíamos algo así, una de aquellas rachas en las que la escasez se acentuaba de tal manera que el continuar subsistiendo se volvía aún más duro, y sin embargo, tenía la sensación de que aquella vez se trataba de algo muy diferente. Puede que fuera por la sombra de Los Luciérnagas cerniéndose sobre FEDRA y el consecuente aumento del control militar, o que desde que papá desapareció, Gina falleció, y mamá empeoró, todo se me hacía más cuesta arriba. Fuera como fuese, el ambiente resultaba más asfixiante de lo habitual.

Mientras aquella mañana preparaba algo para desayunar, comenzando por moler o partir en trozos más pequeños algunos cereales, podía escuchar el vaivén de mi madre en el salón. Su caminar parecía nervioso, y lamentaba que tuviera motivos para sentirse así, pues las calles se habían vuelto más peligrosas y mi hermano tardaba en regresar con nuestras cartillas. Entonces, mientras metía aquellos cereales en agua, a fin de que se humedecieran y poder hacer una suerte de gachas, escuché la voz de mi madre provenir del salón.

No me dio tiempo a responder a lo referido a mi hermano, ni tampoco a ella a terminar de hablarme acerca de cuánto le preocupaba que tuviéramos que salir a ganarnos la vida, siendo un ruido sordo cuanto copó mis oídos.

- ¡MAMÁ! – grité, soltando la cacerola y la cuchara de madera para acudir rauda al salón, anticipando lo que había sucedido. - ¡Mamá, ¿estás bien?! - preguntaba ya con preocupación mientras me dirigía a la estancia, escuchando cómo mi madre trataba de tranquilizarme, tan sólo para terminar rompiéndose.

Al adentrarme en el salón, intentaba ya incorporarse, ayudándola en seguida a acomodarse en una de las sillas.

- ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? – pregunté prácticamente de inmediato, rompiéndome el alma verla así, y recibiendo una negativa por su parte. Traté de limpiarle las lágrimas, pero con su escueta respuesta y gestos dio cuenta de que no me quería allí. – Seguro que Barry no tarda en volver, no te preocupes, mamá. – terminé añadiendo, tratando de transmitir menos tristeza de la que verdaderamente sentía, antes de poner rumbo nuevamente a la cocina.

Nada me hubiera gustado más que poder consolarla, pero había dejado claro que quería estar sola, y aquello era algo que podía comprender. Pensaba en lo complicado que debía ser estar en su situación cuando escuché aquel murmullo, hablando directamente con mi padre, insinuando que ella también debía haber muerto ya. Agaché mi cabeza, compungida, y resistí las ganas de golpear algo cuando entré en la cocina. Fueron entonces mis ojos los que se llenaron de lágrimas, tapando mi boca para no emitir ruido alguno que pudiera alertar a mi madre.

Resultaba enormemente doloroso que mi madre tuviera aquel tipo de pensamientos. No era la primera vez, y no sería la última hasta que lográramos una cura para su enfermedad o un tratamiento que le permitiera una mayor calidad de vida, lo que no ayudaba a que me acostumbrara a aquello. Además estaba mi padre… Tampoco lograba a acostumbrarme a que casi todo el mundo hablara de él como si hubiera muerto. No, debía estar en algún lugar. Puede que igualmente no volviera a verle nunca, pero no dejaba de soñar con el día en el que le viera regresar a la zona de cuarentena.

Tan sólo un respiro, eso fue todo lo que me di, secando pronto mis lágrimas para continuar preparando el desayuno. Los distintos cereales se habían empapado ya, y resultaba entonces más sencillo elaborar aquella pasta. Busqué inútilmente algo más que poder añadir a las gachas, hasta que cuando las creí listas regresé al salón sujetando la cacerola con ambas manos.

- ¿Quieres ir desayunando? – pregunté a mi madre mientras posaba la comida en la mesa, aun a sabiendas de que probablemente se negaría a comer antes que nosotros, dirigiéndome después a por tres cuencos y cucharas. – Aunque si Barry tarda mucho más no nos quedará más remedio a ninguna de las dos, - comencé a decir, regresando de la cocina con lo necesario para desayunar.  – como dejemos secar el desayuno se convertirá en piedra. – concluí de manera desenfadada, sonriendo a mi madre.

Mientras ponía la mesa, miré brevemente y de manera discreta por la ventana, preguntándome si todo le iría bien a mi hermano.