Partida Rol por web

Culo helado, esa era la frase más escuchada durante estos tres meses de misión, realmente el frío en el exterior e incluso en el interior del barco era realmente insoportable para una tripulación no acostumbrada a él. Pero hoy era diferente, los ánimos entre la tripulación estaban especialmente altos, a fin de cuentas durante el día el capitán anunciaría que la misión se terminaba y volvían a casa.

El equipo científico era muy diferente, se habían quedado sin tiempo y no lo habían encontrado, ellos (los científicos) si sabían el motivo real de la misión. Tenían que encontrar la muestra primigenia del virus, sino, la humanidad estaría perdida, sin embargo, era difícil mantenerlo oculto a las 200 personas que formaban la tripulación del Nathan James.

Era la hora del desayuno en el comedor, se notaba la alegría de los militares y la preocupación de los civiles. Todos sabían que hoy sería la última salida y tendrían que esperar a la hora de comer para poder desplazarse, emprender el viaje a casa.

En el panel de anuncios una lista con los nombres de las personas que irían a tierra, los científicos a buscar en la nieve y hacer análisis, los militares, a vigilar que no les apsara nada y ayudar en las tareas mas pesadas, es decir, cargar cosas. Lo curioso era que los científicos, todos habían sido convocados a realizar la búsqueda

"Tres meses aquí, helándome el culo, sí señor....que ganas tengo de volver al calor y que la gente se desprenda de sus abrigos...tú ya me entiendes..." le dijo Frederick a Peyton, paseando la vista por la espalda de una de las marineras, mientras recogían las bandejas de la comida y se acercaban a una de las mesas.

El día prometía. Todo el mundo decía que el Capitán nos iba a dar la noticia de que hoy terminábamos y nos volvíamos para casa. No estaba especialmente contento por volver, pero sí por lo que representaba. Ascenso, reconocimiento, un sueldo mejor, contactos...Probablemente el primer paso importante que daba en su vida.

Negó con la cabeza mientras se sentaba y mostraba su sonrisa profident, unos dientes blancos, prístinos. Era una de las pocas cosas buenas que había heredado de la familia materna, una dentadura perfecta. La diabetes y el cáncer aún no habían aparecido, y esperaba que no lo hicieran, pero ya se sabe con los genes....

Saludó con la cabeza aquí y allá, y se quedó impresionado, una vez más, con el culo que le marcaba el uniforme a la Dra. Lane. "Vaya, y va y me toca cubrírtelo mientras estemos ahí abajo....si yo te dijera cómo me gustaría cubrírtelo..." pensó el soldado. Tres meses sin sexo, son muchos meses, demasiados para un negro enorme y con tanta testosterona como él.
 

Pero percibió algo en el ambiente...."No parecen muy contentos todos esos frikis...." le dijo a su compañero..."¿acaso quieren quedarse aquí otros tres putos meses?". Señaló con la cuchara hacia uno de los grupos de científicos....

"...amarrar los ultimos arreglos de cable conductor, guardar los imanes y estudiar las ultimas lecturas arrojadas por el ciclotrón..." pensaba Xico mientras se dirigia hacia su laboratorio, de repente se percato de cierta cantidad de personas se reunia frente al panel de anuncios. "Personas destinadas a la expedición en tierra para hoy" leyo Xico, mientras esperaba con todas sus fuerzas no ser de los elegidos, pero al ver que casi todos sus colegas, añadidos a otras personas, estaban en la lista, acepto su suerte. "Tal ves sea una oportunidad para utilizar mi medidor de maleabilidad magnetica en un ambiente mas real" se animo a si mismo.

Camino hacia la cocina con algo de hambre, proporcionada mas que nada por el agujero en el estomago que se le hacia cada que salia de expedicion. Caminando a paso constante y tamborileando los dedos en sus muslos laterales pensaba en cierta frase que su tia le decia cuando estaba en situaciones de nervios: "Miedo ni a satanas, lo que va a pasar que pase".

Llego y se sirvio lo que normalmente se serviria en un dia cualquiera, aunque la comida hoy se veia sin ganas. Camino hacia una mesa donde estaba un grupo de investigadores que no conocia pero que parecian estar murmurando, lo cual fue evidente cuando se sento, pues callaron al instante. No presto mas atencion pues supuso que se trataba sobre cuchicheo acerca de la expedicion. De repente vio como un negro de casi 2 mts le apuntaba con la cuchara que recien habia salido de su boca mientras le decia algo al compañero que tenia a su lado, "Militares los dos de seguro, al menos espero que ese mastodonte nos proteja ahi abajo." penso Xico, mientras comia de su plato y esperaba a que el hueco se desvaneciera, ya fuera por la comida, o por la ansiedad.

Chris se encontraba sentado al lado de Fred. Le resultaba curioso como toda la tripulación maldecía el frío ártico. A él le resultaba agradable. Le hacía recordar el infierno que fueron los tres años en Irak, sudando hasta en la ducha y se reconfortaba pensando que los abrigos no eran demasiado malos. Las pruebas de acceso a los SEAL eran bastante más duras que unas semanas en el polo norte con un equipo completo. Aunque para él todo aquello había quedado muy atrás.

Ahora por fin llegaban a su destino, darían un paseo en una moto de nieve, plantarían una bandera y de vuelta a casa. Lo estaba deseando. Estos últimos tres años abordo del Nathan James habían sido muy buenos, pero deseaba licenciarse. Ahora creía estar listo para ello. Según el psicólogo del barco no quedaban secuelas del estrés postraumático que le impidió disfrutar de su licencia al acabar la guerra de Irak.

La constante amenaza de bombas, de francotiradores, de un atacante encapuchado... Eran demasiado. Veía amenazas por todas partes. La cosa fue demasiado evidente el día que casi mata al perro del vecino por ladrarle a sus hijos.

Ahora era distinto. Ahora todo acabaría de una vez. Que su nombre apareciera en aquella lista no le importaba lo más mínimo. Al contrario, agradecía bajar y pisar tierra firme, aunque fuera una capa inmensa de nieve y hielo.

La voz de Fred le devolvió a la realidad.

-Pues no se... Supongo que prefieren seguir trabajando calentitos en sus laboratorios que bajar a pasear por la nieve. -Un codazo cómplice a las costillas de Fred recalcó lo que decía al tiempo que soltaba una sonora carcajada.

“Bueno, esto se acaba…” piensa Peyton mientras se dirige hacia el tablón. Lo mira por rutina, ya que su cometido en la misión es claro desde hace tres meses en el USS Nathan James: proteger y asistir al equipo de investigación. Su nombre siempre aparece en la lista del personal militar que acompaña a los científicos a tierra. Es su deber y nunca cuestiona una orden.

De camino hacia el comedor van uniéndose sus colegas militares. Se respira un buen ambiente. La incomunicación pronto acabará. Todos tendrán noticias de sus familias. Peyton sabrá cómo le va a sus Broncos.

Esperando su turno en el comedor, piensa en lo primero que hará cuando el capitán Chadler abra otra vez las comunicaciones: llamar a Denver para hablar con sus padres y saber cómo ha ido el chequeo médico de ambos, y llamar al hospital donde trabaja Sarah. Piensa que, por lo menos, estos tres meses pueden haber servido para mejorar algo las cosas entre ellos. La última vez que hablaron se dijeron muchas cosas. Cosas que hicieron daño.

Cita:

-Grandullón, recuérdame que para el almuerzo te eche bromuro en la comida –le dice a Fred con una sonrisa -. Reserva tus energías para el entrenamiento de esta tarde.

Al oír a Fred y Chris hablar sobre los científicos, levanta la cara de su plato y vuelve a sonreir.
-Chicos, son ratas de laboratorio… ¿qué esperabais? – dice mirando al grupo que Fred señala con su cuchara -. Estarían aquí toda la eternidad.

En el laboratorio, Víctor se encontraba ordenando y preparando el material que tendría que transportar en su maletín estanco, cuando bajaran a la nieve. También, aprovechó el tiempo para realizar una revisión, ya bastante rutinaria, de su traje aislante, y de las muestras contenidas en los diferentes tubos de ensayo. Revisaba temperaturas, estanqueidad, humedad de los recipientes, y demás . La seguridad de aquél material era de suma importancia, y no solo para la tripulación. Justo, estaba guardando la última muestra en su maletín, cuando, por un pequeño descuido, se le resbaló uno de los tubos de ensayo, que sujetaba con su mano derecha, chocando contra la pared del maletín metálico.

- ¡Scheiße! ¡verdammt ungeschickt Hand!¹

Tras su pequeño traspié, volvió a colocar con cuidado el resto de material y cerró, por fin, su maletín estanco. Así, salió de su laboratorio, cerrándolo a cal y canto, y se dirigió al pasillo que daba acceso al resto del barco. Por el camino, antes de llegar al camarote donde pensaba estaría el resto del equipo, se fijó un momento en la lista de tripulantes que le acompañarían a tierra, así como los soldados.

- La doctora Lane, Fred,... - Pensaba interiormente mientras leía.

A la doctora Lane la consideraba una colega, si bien estaba más especializada en medicina, era lo más parecido a "un colega" que había encontrado en el barco. Al ser una persona bastante hermética, a Víctor le costaba hacer piña con el resto de la tripulación, hombres, generalmente fornidos y curtidos en el campo de batalla. En otras circunstancias puede que incluso se hubiese sentido "empequeñecido" al tratar con un tipo como el soldado Frederick Sánchez Brauer, Fred para los amigos. El caso es que ya había tenido la oportunidad de hablar en varias ocasiones con el corpulento soldado y sentía bastante empatía hacía él. Esto se trataba a que tenían en común su procedencia bávara y a que, en cierta ocasión, Víctor compartió un exelente spinatstrudel, que se había procurado antes de realizar el viaje, junto con otros alimentos propios de su tierra natal.

Al entrar en la sala, mantuvo una sonrisa en los labios y asintió con la cabeza al ver al resto de la tripulación, aunque saludó con un movimiento espasmódico de cabeza en primera instancia a la doctora Lane y al enorme Fred, tras lo que saludó en general a todos.

- Buenos días caballerros.²

La misión estaba a punto de terminar y los científicos parecían desanimados. Esta última incursión tenia pinta de ser la última mano que iban a jugar. Poco me importaba si conseguían o no su objetivo. Pero debía estar ahí para verlo. La lista había sido muy fácil de manipular para incluir mi nombre en ella y, si se daban cuenta, sin duda pensarían que había sido un error de alguien. Para entonces yo estaría viendo de primera mano todo el cotarro.

El virus estaba terminado y copiaría todos los informes de los científicos tan pronto terminase la misión para transferirlos por satélite a los servidores seguros de la CIA.

Bueno… vamos a ver si les podemos sacar algo a estos empollones.

Estaba algo cansado después de tantos meses en el barco. No obstante también estaba animado por salir a una misión y porque faltaba poco para terminar el viaje. Me acerco a los científicos, después de todo yo era informático y tenía más en común con ellos que con los militares.

¡Hey! ¿Por qué ese ánimo tan alicaído? ¡Nos vamos de excursión una última vez y después a casa! ¿Habéis tenido algún problema? ¿Puedo ayudaros con algo? Una vez programé un descodificador de ADN para el MIT. A lo mejor puedo echaros un cable…

Owen Allister llegó a la cantina del barco cuando ya muchos estaban sentados... vió el listado de personal que bajaría en la siguiente misión y observó como su nombre aparecía. Era lógico, hasta ahora había colaborado bastante en todas las operaciones que se habían realizado en tierra, no como científico pero sí como responsable de la seguridad del personal científico y también asegurándose de que su trabajo permanecía en secreto, esa era la única orden que había recibido.... nadie le había explicado que hacían aquellos científicos, solo que debía asegurarse de que nadie supiera lo que estaban haciendo.

Se acercó al bufet y se sirvió un abundante plato de Puré de patatas con carne asada... Miró a la sala y se dirigió a una de las mesas donde estaban varios científicos...  Hola señores, dijo dirigiéndose a las personas que estaban sentadas, ¿les importa que les acompañe?.
Owen se sentó y comenzó su comida. Es curioso con la mala fama que tiene la comida americana y he de reconocer que en este barco el rancho es excelente... cuando acabe la misión he de ir a felicitar al cocinero...

"Hablan demasiado para lo que hacen" El pensamiento rondaba mi cabeza, mientras deslizaba la cucharilla sobre aquel potaje que los cocineros preparaban. El nombre salió en la lista, supongo que nos llamaban a los que quedábamos sin salir de aquí. No me molestaba la idea d pisar tierra firme, pero entre los soldados habladores y los científicos egocéntricos a mí me agradaba ser de los segundos y haber dejado los primeros.

Me levanté de la mesa, simplemente me aburría la cháchara repetitiva de los 3 últimos meses. Miré a un lado, al otro, 200 personas y nadie que me interesara hablar. "Igual, debíamos buscar algo y no lo habíamos conseguido, seguramente esta es la última oportunidad y no perderé mi tiempo en este lugar...". Entre tanto pensamiento me fui alejando hacia la puerta de la cocina a buscar un poco mas del agua que podíamos beber...

Tras el desayuno los que debían ir de misión se preparan con el equipo adecuado, todos sabían que hacer ya que a fin de cuentas no era la primera vez que salían o en algunos casos habían sido adiestrados para saber qué hacer, sin embargo, son los científicos los que se les notaba preocupados porque saben que se quedan sin tiempo.

El helicóptero les acerca a ellos y al equipo militar a donde aun no habían estado realizando pruebas e investigando, una de las zonas que habían catalogado como posibles donde encontrar lo que buscaban, la cepa primigenia del virus.

Pasan las horas y parecía que no pasaba nada, solo mas y mas frio hasta que los científicos parecen encontrar algo, los datos no dan margen al error, lo han encontrado, la muestra primigenia, la que piensan podrá ser clave para detener el virus o al menos ayudar a crear la vacuna para tan devastador virus, del cual saben pero no tienen permitido decir nada a los militares, un gran alegría puede notarse en los rostros de los científicos que saben que en unos diez minutos la tendrán en sus manos.

Mientras tanto en la radio de los militares la ya familiar vos de la oficial surcoreana Kim Boong Tong suena con su fuerte acento coreano:

- Atención equipo de tierra... tres helicópteros desconocidos se dirigen a su posición, extremen las precauciones, hora de contacto en T- 6 minutos, repito, helicóptero desconocido en su posición en T-6 minutos

...repito, helicóptero desconocido en su posición en T-6 minutos

Al oír a la oficial surcoreana Kim Boong Tong, Brady se queda mirando al resto de militares con el ceño fruncido. 

Después de unos segundos, le responde.

-Oficial, ¿puede contactar con ellos? –pregunta, sospechando ya la respuesta -. Solicitamos al capitán Chadler apoyo aéreo. ¿Es posible?

Apretando su fusil de asalto M16, vuelve a mirar a sus compañeros.

-Caballeros, creo que es hora de volver al barco –le dice a los soldados-.  ¡Recojan todos sus instrumentos! -. Le grita al equipo científico que se haya a cierta distancia.

Al ver que no reaccionan, se desespera.

- ¡Deprisa! –vuelve a gritar, señalando al helicóptero que los ha traído -¡Suban!

No necesitaba demasiadas instrucciones. Había que largase de aquí cuanto antes y no íbamos a llegar tarde por mi culpa. Antes de que Peyton gritase que subiésemos al helicóptero mis piernas ya estaban de camino. Yo no soy un soldado y, aunque lo fuese, no sería de los que se enfrentan en una proporción de tres a uno.

Al menos los científicos han encontrado lo que buscaban. Si logramos salir con vida de esta habrá sido un buen día.

Excelente. En cuanto analicen la muestra y tengan los datos en el sistema encriptare una copia para enviarla lo antes posible. Mis jefes estarán encantados. Quizás debería pedir un aumento…

-¿Se ha conseguido contactar con los helicópteros? -Chris se puso tenso temiendo lo peor, aunque de su mente no escapaba la idea de que tal vez no fueran una avanzadilla hostil- Tal vez no sea una avanzada hostil, o a lo mejor hemos entrado en suelo no internacional. En cualquier caso, no deberíamos demorarnos mucho tiempo. Es mejor que no nos pillen desprevenidos si no vienen con buenas intenciones. -Sin dudar un segundo, Chris busca una buena posición de defensa donde pasar desapercibido gracias al camuflaje y poder ofrecer cobertura a los demás mientras suben al helicóptero.

Owen escucha las instrucciones del Barco..... coge su carabina M4, con visor holográfico y desigador laser, es un arma americana, pero con la que está muy familiarizado pues en los tiempos del SAS era la que usaban como carabina de asalto, y se dirige hacia el grupo de científicos.... Bien, Señores... por lo visto tenemos compañía..... recójanlo todo y prepárense para salir de aquí enseguida.... ya se ha pedido al Nathan James que envíen el Seahawk a buscarnos, llegarán en unos minutos... Una vez tengan todo dispérsense, mantengan una separación de al menos 10 metros entre uno y otro.

Tras dar precisas instrucciones a los científicos el Teniente Coronel se dirige al resto del grupo... Caballeros, nuestra misión es proteger a estas personas y su cargamento.... Debemos desplegar un perímetro de seguridad, cuando lleguen los helicopteros debemos estar preparados, no abran fuego, repito, no abran fuego hasta que nos lo autoricen desde el Nathan James.

Ajeno al ajetreo que dominaba el ambiente, Victor continuaba con sus tareas. Estaba desenterrando con un pequeño taladro para encontrar muestras en el permafrost del suelo antártico. Justo había conseguido algunas muestras del virus primigenio en el que estaba trabajando. Era un hallazgo sumamente importante y no podía centrarse en otra cosa que no fuera su tarea científica. Al oír las órdenes de los militares tuvo que disuadirles, sin conocer el peligro.

- Una momento caballerros. Será un trrabajo de ninios acabar. Esperren porr favorr. Serr trrabajo muy importante...

Y continuaba trabajando, colocando las muestras encontradas dentro de tubos de ensayo herméticos, a la vez que los iba depositando con sumo cuidado en el maletín metálico que llevaba encima.

Cuando Xico escucho hablar al Teniente Owen acerca de la "compañia" que pronto tendrian, sus nervios empezaron a elevarse hasta las cejas. Intento hacer caso a las instrucciones pues comenzo a levantar todo, pero era un manojo de tics involuntarios y el frio no ayudaba mucho. Mientras guardaba su detector de permeabilidad magnetica se dio cuenta de que marcaba una lectura MUY extraña, "No mames..." penso Xico mientras se apresuraba a salvar la informacion de la lectura, sus emociones parecian una mezcla no homogenea parecida a la de una composta. "¡LISTO!"."¡TERMINE!" grito, a la vez que corria lo mas rapido posible para cumplir las indicaciones dadas y esperaba que el corazon no se le saliera del pecho por la emoción de poder estudiar la lectura o por la ansiedad de no saber que queria esa dichosa "compañia" con ellos.

Chris escucha atentamente las órdenes de Owen. Durante mucho tiempo estuvo al mando y le tocó a él dar las órdenes, pero agradece declinar la responsabilidad del mando. Con un asentimiento de cabeza y dos rápidos movimientos de mano indica que ha comprendido las órdenes, y señala a los que se encuentran cerca los mejores lugares donde ocultarse para poder preparar una buena defensa.

Luego se tira a tierra, preparando rápidamente un improvisado camuflaje que le esconda de un posible ataque. Prepara el M4 y espera. No es un gran arma contra un ataque aéreo. Si se trata de helicópteros de combate necesitaría disparos muy certeros para poder hacer algo a los pájaros, pero si son helicópteros de reconocimiento o de transporte militar la cosa cambia. Sobretodo si consigue pasar desapercibido hasta estar justo debajo de ellos.

Espera... Espera... Respira despacio... Concéntrate... Se repite a si mismo una y otra vez, concentrándose en el sonido, para averiguar la dirección en la que se acercarán los helicópteros. Recuerda... Blanco grande, fallo grande, blanco pequeño, fallo pequeño... La lección vital aprendida en los SEAL, si apuntas a un botón fallarás por milimetros, si apuntas a una persona fallarás por metros.