Partida Rol por web

Vaya, el soldado no les iba a dejar tirados... ya habia perdido la fe en el, para que engañarse. Pero aun ias, eso no le quitaba la molestia para con el joven guardia. Entre susurros, le reprendio, les debia mucho y se lo iba a cobrar, vaya que si:

-Has tardado demasiado, ya pensabamos que nos ibamos a pudrir aqui...

Y si, estaba molesta..

Se sorprende mucho por las palabras de Kururu... se está ofreciendo a ayudar a los demás... eso es... eso es increible... el, que nunca ha hecho muchas cosas por los demás, se ofrece a ayudar...

Se levanta de la cama y coge sus manos entre las suyas... animada y mostrandole una gran sonrisa.

-Seguro que los demás se ponen muy contentos!

Su cuerpo s epone rígido y su expresión crispada con el contacto de Kara. Sus manos son tas suaves, tan pequeñas y delicadas...
Carraspea, azorado, intentando disimular su sobrecogimeinto.

-Dudo que se alegren de verme... -intenta bromear mientras se pone en pie y avanza hacia la puerta.

Antes de salir se da la vuelta hacia ella, aunque evita mirarla directamente.

-Mejor será darse prisa, a saber en que clase de problemas se habrán metido ya...

-Vale.

Su sonrisa se hace más grande. Quizá ese viaje y la experiencia de una muerte cercana están haciendo que Kururu cambie poco a poco... cree que a mejor... 

-Seguro que se alegran de tener ayuda en este asunto... además, seguro que quieres conocer a la princesa Zelda, verdad?

-La verdad...

Kururu se volvió hacia la chica, de nuevo sonriente.

-... no creo siquiera que lleguemos a verla. ¡Khuuu, khu, khu...!

Kururu salió de la habitación, camino de la salida, dejando tras de sí el rastro de su particular risilla.

Sigue a Kururu hasta alcanzarlo y le da un golpecito en el hombro.

-No hay que ser tan negativos... seguro que llegamos a verla.

Salen del consultorio del doctor. Las calles están muy animadas. Debe de ser cerca del mediodía.

No pasó mucho tiempo cuando la cerradura hizo ese " clink " tan característico, indicaba que sólo quedaban un par de giros de muñeca precisos y la rejilla de la celda quedaría abierta. El simpático comentario de la muchacha hizo que esbozara una sonrisa de lado mientras me guardaba las ganzúas y volvía a coger la antorcha del suelo. Me reincorporé, abriéndoles la celda por completo para que empezaran a salir y siguieran mis instrucciones. -¿Qué tal si ese comentario te lo guardas para chivarselo a la Princesa?. Venga, salgamos de aquí ya.

Me adentré en el interior de la celda, y ví al muchacho algo apartado del resto. Me acuclillé ante él, y le tendí una mano para ayudarle a levantarse.

No os apartéis de mí, ¿de acuerdo?.-

Una vez captaron el mensaje mis pasos me llevaron hasta la escaleras que daban al exterior. Las subí, y asomé la cabeza lo suficiente como para pasar desapercibido y saber si los guardias aún estaban ayudando a Maron. Había que darse prisa.

El joven muchacho toma la mano del soldado y se levanta, movido por la urgencia. Si les pillan, seguramente volver a escapar se volvería complicado. Por ello intenta moverse haciendo el mínimo ruido posible, como tan bien sabe. A pesar de ser alto, es ágil, y se le da bien pasar desapercibido. A veces piensa que es como un gato, si no fuera porque a ellos no les gusta el agua.

- De acuerdo. te seguimos. - respondo casi en un susurro imperceptible al muchacho.
Rapidamente me dispongo a seguir hasta donde sea al guardia novato, intento no distraerme demasiado con curiosear los pasillos del castillo de Hyrule. Kara y Kururu deben estar preocupados, seguro que ya es de noche, deben estar preguntándose si estamos vivos siquiera... pienso, pero ya habrá tiempo de explicaciones si finalmente salimos vivos de esta.

Camino con mucho cuidado aunque agradezco mentalmente que el suelo del castillo sea en su mayoría de piedra. Si lo fuese de madera haríamos bastante ruido con cada pisada aún sin quererlo.

No hay nadie frente a la entrada, ni rastro de los guardias ni de Maron. Seguramente deben haberla acompañado a algún sitio. Parece que los chicos tienen vía libre para salir de las mazmorras.

Ayudé a subir a los muchachos una vez me aseguré de que el camino estaba despejado, aunque desconocía el tiempo que iban a tardar los guardias para volver a ocupar de nuevo el puesto, merecía la pena arriesgarse. Si me veían sacar a esos muchachos probablemente me expulsarían de por vida del Castillo y, no sólo hubiera fallado a la princesa si no a los jóvenes que prometí sacarles de allí.

Dejé la puerta entreabierta y dí media vuelta para fijarme en ellos.

-Vale, está todo despejado...  El camino hacia los aposentos de la Princesa está siempre vigilado. Más adelante es casi seguro tengamos que esquivar algunos guardias, pero no debería de ser un problema si todos vamos juntos. Espero que entiendan el mensaje de que el que separe del grupo será una presa fácil para los ojos del guardia.

Venga, vamos.-

Abrí la puerta por completo, y medio agachado, con paso raudo, fuimos aprovechando cualquier muro para llegar hasta la Princesa.

Linnet se mordio el labio a modo antes de responder... le cantaria las cuarenta a aquel soldaducho...sino estuvieran infiltrandose como vulgares ladrones... aquello no estaba en sus planes, entrar de aquella manera. Ya se vengaria ya... pero tenian una importante msion entre sus manos, suerte que no le habian dicho nada al soldaducho. Menuda suerte la suya, el soldaducho, Kukuru... el mundo estaba lleno de malas personas... pero aun asi le siguio...

Intento no dar importancia al comentario de Linnet. Al final el muchacho estaba cumpliendo con su palabra y eso ya era digno de admirar.
Asintiendo con una amable sonrisa infantiloide a las palabras del guardia novato me puse detrás de él imitando cada paso que daba con mucho cuidado. Parecía que el castillo estaba bien vigilado a pesar de que parecía ser, como mucho temía, de noche.

Espero que se sepa bien el camino y podamos esquivar cualquier patrulla de guardias, no sé si todos tendríamos la suerte de pasar junto a ellos sin ser vistos... pienso tratando de ser positiva pero con pocas ganas de serlo.

¿Acaso tendrá conocimiento ya la princesa de que vamos a verla? ¿No la pillaremos en pleno sueño? Nuestro mensaje es muy importante pero... tal vez la asustemos y nos descubran.

Para sorpresa de todos, aun es de día... quizá no pasan de las 2 de la tarde, por la posición del sol.

Eldar los guía por caminos que ni si quiera pensáis que puedan existir por un castillo... los caminos del servicio a penas están vigilados por los guardías ya que allí no suele haber más que criados del castillo. Aun así, Eldar los guía cuidadosamente... ocultándolos cuando lo cree necesario y haciéndolos avanzar cuando no hay peligro der ser descubirtos.

Tras unos 45 minutos, tras un recorrido más largo del habitual, llegan a la habitación de la Princesa... los guardias de la entrada no les impiden el paso... son guardias de confianza de la Princesa, al igual que lo es Elda.

Yard ha seguido la "expedición" como un felino. A pesar de su altura es ágil, (su cuerpo es capaz de doblarse como un junco para esconderse si fuera necesario). Sin embargo, lo que mejor se le da es el agua. Por eso, aunque ágil, sus movimientos son a veces un poco antiestéticos.

Al ver que los guardias de la puerta ni se inmutan al verlos aparecer, y al pensar que la princesa se encuentra tras esas puertas, se impacienta, no puede aguantar más sus preguntas, que salen a borbotones de su boca:

- ¿Cómo sabíais que veníamos? ¿Lo sabe la princesa? ¿Cuánta gente lo sabe? ¿Por qué no lo saben todos los otros guardias y tenemos que escondernos?

Linnet no lo entendia, era de dia... no podia ser... la unica explicacion posible era que hubiera pasado todo un dia. Solo aquello era posible. Maldito Eldar, habian perdido un dia entero de su vida en aquellas mazmorras. No dijo, solo le siguio... sino estuvieran Falare y Yard alli, y sino tuvieran que ver a la princesa. Y si, las preguntas de Yard eran mas que probables y pertinentes... no añadio nada mas, solo miraba mal a Eldar...

¿Sigue siendo de día? me pregunto sorprendida. Estoy a punto de preguntarle a nuestro guía si ha pasado un día ya pero me contengo sabedora de que puedo fastidiar todo el plan de pasar desapercibidos antes los demás guardias.

Tras un buen rato andando despacito y con cuidado me percato de que la zona por la que estamos es algo diferente de los anteriores pasillos. Y, una vez lelgamos cerca de una puerta, Eldar sale tan campante ante la mirada de dos guardias que le saludan. Entonces es cuando los demás nos dejamos ver, no sin cierto miedo por mi parte, pero los guardias parecen amigables y nos dejan pasar la puerta.

¿Estará la Princesa aquí? ¿Acaso Padre o alguien parecido le ha advertido de nuestra visita y nuestras malas noticias?, me pregunto, inquieta, muy inquieta y nerviosa. Pero es Yard quien abre la boca para preguntar todo lo que yo no me he atrevido.

No fué demasiado complicado al fin y al cabo, pero tampoco nada sencillo. Había conseguido mi objetivo y creo que ya no pintaba nada en esta historia.

-Ya casi estamos... Sonreí, paseando la mirada por los muchachos por que ya eran libres, hasta que me detuve en el rostro de aquella bella elfa. Parece que no solo había cumplido mi promesa a la Princesa, si no que, también me había ganado una enemiga. Sonreí entre dientes de forma divertida al pasar por su lado y saludé a los guardias con confianza, adelatándome al grupo que iba conmigo.

Dí un empujón amistoso al joven muchacho cuando abrió la boca. Aquel gestó indicó que no debía decir nada, nada de aquello. Aunque al instante reconocí que fué culpa mía por no haberles advertido que no dijeran nada a nadie. Ni siquiera a mi.

Vienen conmigo. Debo llevárselos a la Princesa.-

Esperé la confirmación del guardia y, después con un gesto de cabeza les indiqué a los muchachos que me siguieran hasta llegar a Zelda.

Miraba a todos lados y a todo el que nos encontrábamos con una mezcla de nerviosismo y preocupación. Pero tras ver cómo el guardia novato hacía callar a Yard no me qudó más remedio que guardar silencio yo también.

¿Realmente Zelda sabía que veníamos con las nuevas y mandó a buscarnos a este muchacho? ¿No habría habido mejores maneras de hacer esto? Por la puerta principal... como el resto de visitas.

Saludé con un gesto de cabeza y una pequeña sonrisa a uno de los guardias que protegían la habitación de la princesa, o su lado del castillo, al pasar por su lado pegada a la espalda del novato.