Partida Rol por web

Joder, pienso mientras Bello deja de nuevo vacío el asiento del conductor para ir a por la M60. Salto por encima de la caja de cambios y me pongo en su sitio.

- Agárrate, nos movemos - digo metiendo nuevamente primera y acelerando hacia la furgoneta que acaban de reventar los chinos.

Acelero para acercarme a ellos, por si alguno necesita subir. - Cubre a mi gente. Creo que detrás del humo había otra furgoneta como esta, pero es posible que alguno necesite transporte. - De momento no le digo nada de los mossos, aunque no me hace mucha gracia dejarles enfrentarse a unos chinos con un lanzacohetes sin intentar prestar algo de ayuda.

   - Hay que joderse.- Gruñó Francisco por quincuagésima vez desde que había comenzado aquel tiroteo.

Bajando de la furgoneta, siguió a Tecnovirus y Marc a la otra furgoneta que previamente él ya había dejado por no funcionar correctamente. Solo esperaba que en aquella ocasión funcionara mejor.

   - Vamos chicos, es hora de salir de este embrollo.- Exhortó a través del comunicador mientras subía a la furgoneta y se ponía a cubierto.- ¡Ábrámonos paso entre esos cabrones y enseñemosles que con los Ases no se juega!-

Katia acelera y rebasa el humo, encontrándose al grupo de élite machacando sin piedad un coche patrulla de los mossos. 

El tipo del rifle _^(R6) está apoyado en el furgón, apuntándole, mientras que desde el asiento, el del M4 _^(R5) asoma con el rifle disparando. El de la ametralladora _^(R7) está tumbado con el arma disparando también al coche. Junto a ellos, el cobarde de antes _^(H5) acaba de recoger el M4 del tipo que atropelló Marc.

Algunos de los compañeros disparan contra la entrada del parking, mientras que Ángel gasta la última bomba de humo para terminar de disuadirles de salir. Lázaro, por su parte, dispara una ráfaga breve al conductor del furgón que pretende huir, acabando con él en el acto con dos balas en la cabeza.

Bello sonrió a Katia tras la ráfaga.

Caramba, esto envicia. Luego la As preguntó sobre cómo habían pillado a Lázaro. Ni idea, la verdad, pero si me entero os lo cuento. Lo que sé es que tienen un equipo de GEO, de los buenos, listo para sacarlos de baile en cuanto diesen con otro de los vuestros.

Bordeo el humo y me tomo a penas un instante para evaluar la situación. Los chinos están acribillando a los mossos y la policía no tardaría mucho más en llegar. Negando con la cabeza, intento pensar cómo acabar con esto lo antes posible y la respuesta la tengo en el asiento de al lado.

Cojo el M203 que arrebaté al tipo que me disparó mientras bajo ligeramente la ventanilla. - ¡Cúbrete, Bello! - le digo a mi improbable compañero de furgoneta, viendo probable que la onda expansiva llegue hasta aquí. - Y luego acaba con los que queden, sobre todo con ese cabrón del lanzagranadas - señalo.

No tengo muy claro cual es la potencia de estas granadas, su radio de acción ni su capacidad de penetración, pero han inutilizado dos furgones blindados de un solo disparo, así que parece claro que no son un juguete. Saco el cañón del arma por la ventanilla y apunto hacia la parte más alejada de su vehículo (y del nuestro), desviando un poco el disparo hacia los dos chinos que se han adelantado.

Aprieto el gatillo de la extensión del rifle y a penas me da tiempo a volver a meter el arma antes de recibir la explosión.

Directa a su blanco a setenta y seis metros por segundo. En poco más de una décima, la granada explota causando un desastre entre el grupo de chinos, matando al del rifle y dejando a dos inconscientes.
Katia pudo cubrirse y la escasa metralla rebotó o se incrustó en el cristal blindado. Bello no tuvo tanta suerte y fue alcanzado. Tras unos parpadeos, sacudió la cabeza, resitiendo, y apuntó la ametralladora al chino superviviente.

¡Tienes derecho a guardar silencio!

Bastante vapuleado, el policía dispara contra la cabina, golpeando varias balas en el conductor, que contra pronóstico sigue vivo, gracias al chaleco y el cristal blindado.

El chino superviviente corre a esconderse a la parte trasera del furgón, completamente a cubierto desde el lado de Katia y Bello. 

El GEO le pisa a fondo en línea recta, pasando de largo, con la intención de salir del lugar cuanto antes.

Lázaro se queda con una sonrisa de satisfacción al ver la magnífica explosión, pero la sonrisa se tuerce al identificar al chino malencarado al que ya disparó al principio del combate _{(hexágono 5)}. Sabe que ha caído pero no quiere dejar al azar la posibilidad de que se levante de nuevo.

- No me gusta dejar las cosas a medias...

De la que pasan a todo gas, se asoma nuevamente a la venta del copiloto y apunta cuidadosamente a su cabeza, con cuidado de no dar a la furgoneta de Katia y Bello que está justo detrás, disparándole con el fusil del GEO.

Tras acabar de disparar y pasar cerca de los mossos, les grita:

- ¡Al fondo a la derecha han quedado media docena de chinos armados escondidos en un garaje!

Marc subió con dificultad y refunfuñando en el asiento de piloto del furgon. A ver si esta Flacucha asiática responde cuando la montas... Vamos Flaca, arranca. 

Marc le pisó y la furgoneta arranca con un ronroneo y un salto. Todo va como la seda. Marc sonrie.

Parece que antes no le gustaba tu polla, Fosil. 

Riendo arrancó veloz. Marc se marcó unas maniobras molonguis de gratis, de vacilarle a cualquier chino que estuviera mirando, y la furgoneta voló como el coche de Vettel. 

Marc atravesó el humo al mando del vehículo. Al salir del mismo vió a un chinorri en medio de la calle, y de manera habitual en él, le atropelló con saña.

Bajaos deprisa a por los juguetes, Feriante y Trikinosis, que los chinos vienen de oriente cargados de regalos!

En cuanto Francisco se montó de nuevo arrancó detrás de las otras fuergonetas. 

Lázaro y Marc rematan a los supervivientes del granadazo de la rubia, y mientras Francisco y Tecnovirus recogen la M60 y el M4 con M203, el GEO sigue poniendo asfalto de por medio, con los tres heridos, Lázaro y Ángel a bordo. 

No se aprecia movimiento en el coche de los Mossos. El conductor al menos, parece muerto. El acompañante seguramente también, pero es difícil decirlo.

Bello coge el móvil y la pistola del inmortal chino de la ametralladora, que está inconsciente y gruñendo y la amartilla.

¿Lo queréis para algo, o acabo con él? Pregunta apuntándole a la cabeza con una mano, mientras con la otra trata de desbloquear el móvil. Voy a ver si te puedo apuntar mi número aquí.

¡Salamanca! Pregunta por el intercomunicador mientras conduce. ¡Salamanca, responde! ¿Tenemos otro punto de extracción?

Mira a los dos Ases No responde. ¿Os llevo más lejos, o bajamos a los heridos y os encargáis vosotros?

El chino que sigue vivo en el furgón no ha asomado al ver que saqueábais a sus compañeros muertos.

- Sugiero parar a algún taxi y que os acerque a ti y a los heridos al hospital más cercano. Podríamos ir nosotros directamente pero en los hospitales suele haber policía y cámaras de seguridad, por lo que supongo que preferirás lo del taxi.

Mientras habla se acerca al compartimento del revólver pequeño y se lo guarda discretamente, junto a los 200 € que deberían estar también ahí.

Dado que el GEO parecía haber entendido al fin que lo más indicado era largarse cuanto antes, centré mi atención en su compañero herido. Puede que no corriese riesgo de morir, al menos no antes de que lo llevasen al hospital… pero eso no quería decir que estuviese en buenas condiciones, así que me puse manos a la obra, maldiciendo por las condiciones y por el poco material del que disponía.

Lo ideal sería una camilla en un hospital… pero tendrás que conformarte- murmuré -Claro que tampoco estás en posición de quejarte- añadí, dirigiéndome al poli inconsciente. Rápido pero sin dudas, limpié como pude las heridas, vendándolas después para evitar que siguiese perdiendo más sangre.

Eso será lo mejor- le dije al Geo que conducía en cuanto acabé -Me he encargado de tu amigo como he podido, pero será mejor que no tarde demasiado en ir al hospital… y no como ha dicho, no creo que sea inteligente que os acerquemos nosotros- dije, en referencia a lo que había dicho Lázaro -Así que paremos el primer coche que veamos y que os lleven al hospital- le dije -Eso sí, dejad aquí las armas, así tendrás excusa si te preguntan porque no intentaste pararnos- añadí.

Y de paso os lleváis otro par de M4. Resopla Está bien... Gracias por todo, tíos.

El GEO cruzó el furgón delante del primer vehículo que se encontró, un autobús corto, y bajó del furgón. Afortunadamente apenas habían dos personas en el autobús a esas horas de la noche.

¡Policía! Tenemos tres agentes heridos, necesitamos ese autobús!

El conductor quiso replicar, pero el GEO no parecía estar por la labor de permitírselo. Intimdidado, abrió la puerta. En un momento, los ases y el GEO subieron a los heridos.

-¿También son policías....? ¿Porqué no van en ese furgón? Preguntó el autobusero al ver a Lázaro y Ángel, que por supuesto no iban de uniforme.

Noche loca, mejor no pregunte. Respondió secamente. Al Clínic, echando ostias, vamos!! Cuando las puertas se cerraban, el GEO se despidió con la mano de los Ases. Uno de los pasajeros parecía estar haciendo fotos, o filmando.

- Gracias a ti, hombre, ha sido un privilegio trabajar mano a mano con los GEOs.

Lázaro tiende el revólver prestado al GEO, le limpia un poco las posibles huellas que pudiera tener y sonriendo le dice.

- Por cierto, llévate esta maravilla, que no me parece que sea un arma de dotación y no quiero causar problemas a su legítimo dueño. Además que todavía podría surgirte algún problema de camino al hospital. Un problema como el que por ejemplo podrías tener si ese tipo (señala al pasajero) continúa filmándonos con el móvil.

Hasta la vista... y suerte con el papeleo.

Cuando sus compañeros vuelven al furgón, Marc pone tierra de por medio. le duele absolutamente todo, pero la paliza a los chinos y recuperar a Lazaro ha valido la pena. Ahora "sólo" tienen que escapar antes de que la poli mande refuerzos. 

Tecno deja su carta de visita en la boca del chino que sujetaba el arma que ha "recogido". Guiño, guiño, codo, codo.