Partida Rol por web

Finalmente, los Mossos intentan atrapar sin éxito a Marc, que logra escapar. Aún tiene un buen rato por delante hasta llegar a Sagrada Familia sin llamar la atención, pero la cosa mejora.

Aquello había degenerado en algo más parecido al sálvese quien pueda que a una operación táctica planificada. Xavier apretó los dientes y utilizó toda la cobertura disponible para cruzar el campo de juego y luego tiró de su (a estas alturas) consagrada habilidad con las cerraduras para abrir la puerta trasera hacia la calle Valencia.

Conduzco con calma y busco en el GPS algún centro de salud con servicio de urgencias. Me paro a un par de manzanas de mi destino para que Bello pueda bajar. Cojo el móvil y me vuelvo hacia él, con una mano libre para poder desenfundar una pistola en caso de que se tuerzan las cosas.

- Bueno, ahora ya puedes darme tu teléfono... - le digo sonriendo, a pesar de que no va a poder ver el gesto bajo la máscara. Apunto el número y asiento con la cabeza cuando deja su arma en la parte de atrás. - Sí, nos vendrá bien - digo relajándome ahora que va desarmado. - Deja también el teléfono del chino, por si encontramos algo útil.

Tuerzo el gesto ante su humor negro cuando tira atrás el cadaver del conductor. Tal y como quedó la parte delantera, a estas alturas estamos los dos completamente cubiertos de sangre. - Creo que cualquier vieja se espantaría al vernos de todas formas...

Espero a que se baje del vehículo y asiento con la cabeza. - Ojalá hubiera más polis como tú. Tal vez así no habríamos tenido que meternos en esto - le digo con cierta sinceridad. - Ciao, Bello! - me despido con un juego de palabras con su nombre mientras le guiño un ojo.

Arranco por fin la furgoneta y me desvío hacia la base de Talión.

En cuanto me alejo un poco, me pongo en contacto con los demás.

- Ya he dejado a Bello - informo. - Perdía a la policía hace rato... Mochuelo, ¿vosotros cómo vais?

Escucho a Lázaro y levanto una ceja. ¿No me escucharon antes de la persecución?

- Lima, coger un taxi hasta arriba de sangre y con algunos malheridos no es una opción. Como os dije antes, será mejor que nos juntemos en algún sitio con el inhibidor para que no puedan rastrear las fugonetas aunque lleven GPS. ¿Os viene bien acercaros hasta donde dejamos el camión de las chinas? - pregunto por poner un ejemplo de un sitio discreto. - Miguelón, si tenéis que meteros en alguna de las plazas seguras, evacuadla con el equipo lo antes posible hasta que comproblemos que las furgonetas no están buggeadas...

Roger Kalasnikov. Vamos para allá.

Ja! Rió al comentario de Katia. No sé cómo es que no me han echado aún del cuerpo. Supongo que los polis como yo, simplemente dejan de ser polis bastante rápido. Apunta, cariño... Bello da su número de teléfono, y ríe un poco con el juego de palabras de Katia. 

Mientras se marcha, puede ver cómo le hace el gesto de 'llámame' con el meñique y el pulgar, se rié él solo y luego se echa la mano a algo en el pecho que debe haberle dolido con la carcajada.

El último en llegar a la base es Marc, cerca de las cinco de la mañana. Poco antes había llegado Xavier en su moto, y un rato antes, Katia.

Entre los tres primeros se aseguraron que no hubiera localizadores en el furgón de Katia, y cuando llegó Marc con el resto del grupo, hicieron lo propio con el furgón negro. 

Eran las seis de la mañana.

Afortunadamente habían salido todos vivos, pero todavía quedaban muchísimos interrogantes, como cual sería la reacción de las fuerzas del orden o de la opinión pública.

Sin embargo no todo era malo. Además del chino de la ametralladora capturado, habían conseguido una gran cantidad de material.

Dos M60, siete M4 de la policía y los chinos (Una de ellas en mal estado), tres lanzagranadas M203 y un rifle PSG1, además de otras dos granadas de 40mm, tres MP5, seis pistolas Beretta, y otro furgón.

Una vez en la base, y mientras Lázaro se ponía a revisar que la furgoneta no tuviese ningún localizador, yo fui a por los botiquines y demás material necesario para encargarme de las consecuencias de aquella noche, tanto las mías como las de los que fueron llegando a lo largo de la madrugada, y aunque habían algunas heridas, como las de Marc, que iban a necesitar más tiempo y cuidados para curarse, al menos cuando terminé todos estábamos en bastante mejor estado que cuando habíamos llegado a la base.

Me quito el casco militar y el chaleco. El primero tiene la marca de un disparo que el conductor de la furgoneta pagó muy caro, mientras que debajo de la camiseta el impacto de la bala a penas había llegado a rozarme. Con suerte ni siquiera quedaría un moratón como después del asunto del cuerpo. - Estoy bien, - le digo a Ángel cuando se acerca. - Ocúpate de ellos, mejor - indico a Francisco y Marc. Obviamente ya lo había hecho, pero seguramente merezcan más atención que un simple rasguño.

- Ha estado muy cerca esta vez... - comento mirando el estado de mis compañeros. Todos sabemos que estamos jugando con fuego, pero si no empezamos a planificar las cosas con mucho más cuidado no tardaremos en quemarnos.

Me acerco a Lázaro con gesto serio. - Me alegro de verte por aquí - comento. Aunque parte del mérito de su "rescate" no se debe únicamente a nosotros. - ¿Cómo demonios te cogieron? Se lo pregunté a Bello, pero no tenía ni idea.

Antes de darle tiempo a contestar, me giro hacia Francisco. - Hay que llamar a Salamanca - le digo. - ¿Tienes el móvil que usamos la última vez? - El plan había sido transferir información desde el ordenador, pero parece que todo se ha ido al garete por el camino. - Si no, podemos llamar desde uno de los deshechables como el que le enviamos y ya nos desharemos de la SIM...

Lázaro se sienta en un sillón a descansar un poco y, mientras va encendiendo un televisor y buscando el Canal 24 Horas, contesta:

- Pues no tengo ni idea de cómo pudieron pillarme. Se presentaron dos policías en mi casa para interrogarme, se fueron, y quince minutos después estaban los GEOs entrando por la ventana.

Por cierto ¿Vamos a hacer algo con lo de el hijo de Salamanca?

Me encojo de hombros.

- Primero vamos a llamarle. La idea era que tú fueras a Marruecos en su yate y nos juntásemos contigo allí para rescatarle, pero por lo que dijo a uno de los GEOs el plan se había ido al traste. No me gusta dejar al hijo sin ayuda, pero ahora mismo ni siquiera tenemos la información necesaria.

Espero un momento, pensativa.

- ¿Qué te preguntaron esos policías durante el interrogatorio? Es de esperar que tuvieran algo contra ti para ir a tu casa. ¿No te dijeron nada sobre eso? - Lázaro o el abogado deberían tener algo de información sobre las pruebas que hayan podido recabar en su contra. - De todas formas, va a tener que pasar un tiempo antes de que te dejes ver por la calle...

- Pues me preguntaron por las fechas de alguna de nuestras acciones, y también por las fechas de cierta batalla entre chinos y rumanos, pero me pareció que no tenían nada demasiado claro. Realmente los que más interés tenían en hablar conmigo fueron los mandos policiales, que estaban deseando putearse entre ellos y de paso colgarse alguna medalla.

Sobre lo de salir a pasear, con lo interesante que van a estar los informativos en los próximos días creo que me va a resultar imposible poner un pie fuera de la Batcueva. Supongo que tendré que arreglar con Larrazábal la gestión de mi restaurante.

Francisco estuvo atento a la conversación entre Katia y Lázaro, mientras dejaba que Ángel e encargase de revisar sus heridas. No eran muy graves, poco más que morados y cortecitos, pero mejor dejar los remiendos a un experto.

Asintiendo a Katia sacó el móvil desechable que había preparado antes de iniciar el rescate, por si se hacía necesario llamar al Barbas en algún momento. La verdad es que no se fiaba ni un poquito de aquel corrupto y no le extrañaría ni lo más mínimo que la encerrona que les habían hecho los chinos fuera cosa suya. Pero si no era así… Bueno, eso quería decir que los chinos se la habían jugado a Salamanca y eso eran malas noticias para el hijo del Barbas.

   - Deberías limitar tus contactos con Larrazábal y cualquier persona cercana a ti.- Intervino en la conversación entre sus dos compañeros.- Contactar con ellos podría ponerles en el ojo de mira de las mafias.-

Había guardado en marcación rápida el número del móvil que le habían entregado a Salamanca, así que solo tuvo que apretar un botón para que se iniciara la llamada. 

Xavier llegó exhausto al punto de reunión. Había conseguido esquivar las miradas curiosas de los vecinos y forzar la cerradura de uno de los patios traseros del edificio para coger la moto en la calle Valencia, saliendo a toda velocidad en lo que esperaba fuese una huida limpia.

Pero no estaba contento. Pensaba sobre todo en los policías que habían fallecido (las noticias ya estaban empezando a circular en internet y las redes sociales) y sus familias. Le alegraba haber sacado de circulación a una gran parte de los chinos (incluido el equipo de "control de plagas") pero se había quedado con la impresión general de que la fuga de Lázaro había degenerado en un "sálvese quien pueda" más que una operación táctica perfectamente planificada.

Se adentró en la sala, saludó con un asentimiento de cabeza a todos y le dió un buen abrazo a Lázaro: -Bienvenido de vuelta, amigo.

Luego negó con la cabeza cuando Ángel se acercó a comprobar si estaba herido, se dejó caer en el asiento más cercano disponible y se dispuso a escuchar con atención cuando Francisco marcó el número del Barbas.

Salamanca tarda un poco en descolgar, y cuando lo hace, aún tarda en hablar. Por su respiración, parece que ha tomado aire varias veces antes de responder, como si quisiera calmarse.

¿Se puede saber qué ha pasado allí? El paquete tenía que haber huido, y vosotros retenido a los chinos. ¿Qué... qué demonios ha fallado!? 

Esos cuatro se suponía que no estaban ahí, ahora ellos cuatro, y yo también, estamos comprometidos.

Francisco dejó que el Barbas se desfogara, pero no tenía pensado dejar que le pisoteara. Había estado en muchas negociaciones a lo largo de su vida como empresario, y sabía que cuando las cosas iban mal siempre se buscaban culpables a los que responsabilizar para escurrir el bulto. Los Ases no iban a ser el chivo expiatorio de un corrupto que muy posiblemente les había vendido a las triadas.

   - ¿Qué ha pasado allí? Eso es precisamente lo que queremos preguntarte a ti Salamanca.- Correspondió contraatacando para no perder la iniciativa en la conversación.- Los chinos estaban preparados para nuestra llegada. Francotiradores, lanzagranadas, varios furgones con fuerzas especiales armadas hasta los dientes que nos han atacado por detrás… El doble de efectivos del que nos habías hablado, y todos sabían que íbamos. Todo estaba planeado al milímetro para ser una gran encerrona con la que sacarnos de circulación y solo hay dos posibilidades. O nos la has jugado, o los chinos sabían que ibas a traicionarles y te la han jugado a ti.-

Dejó unos segundos para que Salamanca procesara todo lo que le había dicho y luego prosiguió

   - Así que dinos. ¿Qué es lo que ha pasado allí? ¿Como es posible que los chinos supieran que nosotros estábamos informados de donde y como iban a atacar el furgón?-

Levanté las cejas cuando Lázaro habló de Larranzábal y escuché asintiendo las palabras de Francisco. Ni contactar con su gente ni preocuparse por el restaurante... pensé, sabiendo que Lázaro tendría que dejar de lado todo lo que hubiera sido parte de su vida anterior. Sin embargo no me dio tiempo a decirle nada antes de que la voz del Barbas sonase nuevamente por el auricular.

Escuché a Francisco contraatacar al policía mientras fruncía el ceño sin estar demasiado de acuerdo con lo que exponía. Sin embargo entendía sus motivos, así que le hice un gesto para que me dejase hablar a mí también. "Poli bueno, poli malo", era un juego muy viejo, pero solía funcionar en las negociaciones cuando, después de desahogarse, se imponía la voz de la razón.

- Vale ya - digo con voz seca. - Si uno de nosotros se la hubiera querído jugar al otro, todos estaríamos muertos en la calle como esos chinos... - explico. - Por supuesto que estaban preparados para nosotros. Después de lo del puerto, ¿cómo no iban a preparar una medida de contingencia por si se presentaba Talión? - contesto a Francisco, más para que el policía lo escuche que para explicar lo evidente, pues seguramente el empresario se habrá dado cuenta ya.

- Nada más salir dispararon al furgón con un lanzagranadas - le explico a Salamanca. Seguramente el geo de su equipo ya se lo habrá contado. - El vehículo quedó inutilizado y uno de sus hombres murió en la explosión. Una de las patrullas se largó al ver el percal, y no creo que nadie les culpe. Tuvimos que recoger a los demás para poder largarnos de allí, y para entonces su hombre, el que quedaba en pie, nos dijo que se abortaba el plan... Los cuatro policías heridos deberían estar en algún hospital ahora mismo - añado.

Miro a mi compañero, intentando poner un poco de calma en la conversación.

- Si Salamanca nos la hubiera querido jugar, Lázaro no habría salido nunca de ese furgón, y menos armado. Y si nosotros hubiéramos jugado a dos bandas con usted - le digo al teléfono - habríamos cogido prisioneros a sus hombres para obtener información. A estas alturas todos sabemos que las cosas se torcieron, sin más. O los chinos no se fiaban del policía o se prepararon bien temiendo una intervención nuestra, así que será mejor que mantengamos la calma.

Dejo que los dos hombres piensen un momento antes de preguntar.

- Teníamos un trato, Salamanca, y hasta donde yo sé, ha cumplido su parte... Dijo que su yate estaba vigilado. ¿Cómo podemos ayudar a su hijo? Si tenemos que hacer un trabajo en Marruecos necesitaremos equipo allí y ahora mismo no estamos en condiciones de enviar el nuestro - explico. Parte de la siguiente intervención se basaba en que tanto las armas para Talión como Lázaro fueran hasta Casablanca en el barco del policía. Si eso no es posible y pretenden mantener esa operación de rescate, habrá que pensar otra forma de hacerlo.

El Barbas tomó aire mientras escuchaba a Katia, y se iba escuchando algún ahá.

Mi hijo no coge el teléfono, ni el móvil, ni el fijo, ni el del trabajo, tampoco mi nuera. Yo ya me temo lo peor. El yate tiene chinos vigilándolo, y cuando se den cuenta que he desaparecido, estaré en busca y captura yo también. 

Quizá nos interceptaron las comunicaciones, os siguieron, o tienen a alguien más dentro de la policía que me ha estado vigilando... O simplemente no se fiaban un pelo del plan que tracé con ellos.

Se escucha una especie de altavoz de fondo, como si estuviera en un aeropuerto o estación de tren, y a partir de ese momento se le oye como si andase mientras habla.

Yo ahora me marcho, a ver si puedo hacer algo, aún me deben algunos favores aquí y allá, con un poco de suerte simplemente tiene los teléfonos apagados y está durmiendo. Aún tengo unos cuantos chismes interesantes sobre muuucha gente en mi portátil. Tanto si podéis devolverme el favor como si ya es tarde, volveremos a hablar... Porque no creo que estéis en condiciones de traeros los juguetes a marruecos aunque quisierais.

"Será capullo... tenía que haber dejado que Francisco se lo comiese... ", pienso al escuchar las últimas palabras del policía. - Por lo que se ve, no mucho mejor que usted... - señalo, dejando que el modificador de voz de francisco distorsione la mía por la línea.

Miro a mis compañeros sin entender del todo sus palabras. - ¿Cómo que no contestan al teléfono? Pero... ¿no estaban ya secuestrados?¹ - pregunto. Si incluso le habíamos pedido los planos del lugar donde les retenían.

- ¿Desaparecido? Creo que esa no es su mejor opción, Salamanca. - Yo habría llamado a los chinos desde el mismo momento en el que el GEO de la furgoneta me hubiera avisado de que las cosas se estaban torciendo. - Usted sabrá lo que hace, pero si se queda en la comisaría debería estar lo suficientemente seguro como para ganar tiempo con ellos y preparar alguna vía de escape para su familia.

Miro a mis compañeros, esperando a ver si alguno de ellos quiere intervenir.

- De cualquier forma, si mantiene el USB, sabe cómo ponerse en contacto con nosotros. Ponga la información que quiera darnos en un ordenador con red junto a un fichero que haga referencia a Casablanca, o a alguna película de Bogart, si quiere ser algo más discreto... - digo con la primera idea que me pasa por la cabeza. - Así sabremos que se trata de usted.

No me gusta dejarle en la estacada. Si no podemos llevar armas en su yate, seguramente podamos conseguir algo allí, pero aún así no podremos hacer nada si no nos manda información sobre su hijo, así que está completamente en sus manos el que podamos plantearnos un rescate en otro país.

El Barbas parece algo sorprendido. 
Claro. Bueno, no era un secuestro al uso, porque habría hecho saltar la liebre si mi hijo hubiera estado incomunicado me habrían puesto en tela de juicio y no les serviría para sus propósitos.... pero vamos, ya le enseñé las fotos a su amigo Lázaro. Marruecos es una jungla, no se puede uno andar con tonterías en ese país, ahí si que está la cosa que le pegan a uno un tiro y nadie se gira a ver al muerto.

En cuanto al pendrive... Sí, lo tengo. Seguiremos en contacto. Como te digo... Parece hacer un pequeño esfuerzo físico Esos GEO se suponía que no estaban ni en Barcelona, y los trayectos de los convoys corrían a mi cargo, y traté de mantener a los agentes alejados de vuestra ruta para que no llegasen media docena de furgones y dos helicópteros. Con que sumen dos y dos me meten entre rejas aunque sea por prevención...

Dejó escapar un suspiro como el que deja ir uno al sentarse

Y creo que desde ahí tampoco os sirvo de nada. Ya buscaré la forma de mandaros lo que tengo sobre esos chinos hijos de puta.