Partida Rol por web

Miércoles, 29 de Junio de 2016, 3:25 AM

El grupo había preparado a conciencia el asalto, pues aunque llevaban dos meses luchando contra todo tipo de mafiosos, aquellos enemigos estaban hechos de otra pasta, éstos no dudarían en hacerse reventar y llevarse a los justicieros y a todos los vecinos del edificio con ellos si se veían acorralados, así que los preparativos estaban más que justificados.

Xavier estaba en su puesto de vigilancia un buen rato antes. Desde donde estaba, podía ver que en el piso de arriba, un árabe se había quedado dormido en el sofá viendo la televisión. El comedor del piso de abajo parecía desierto. Con el dron, podía ver que en ambos pisos, en la habitación había gente durmiendo, pero por temor a hacer ruido no se había acercado demasiado a las ventanas*

Los compañeros estaban en posición, y listos para encender el inhibidor y cortar la luz a la orden de Xavier.

Xavier espero para acercar el dron. No quería despertar a ninguno de los magrebíes que dormían, por miedo a que escuchasen a los Ases forzando las cerraduras. A lo peor, si se despertaban lo acercaría para distraer a los objetivos.

Aquí X-ray. Un número indeterminado de objetivos en las habitaciones. Comedor inferior despejado. Un objetivo en el piso de arriba, posiblemente durmiendo. A ese lo tengo en la mira.

Buena caza, Ases.

Con las gafas de visión nocturna preparada para cuando Tecno se encargue de las luces, susurro a Xavier por el comunicador. - Copy. Evita disparar desde tu posición si tienen las ventanas cerradas - advierto al policía. Si se rompe el cristal igual se empieza a despertar la gente de ahí dentro incluso si conseguimos no hacer ruido mientras entramos ejecutando a los terroristas.

- Tango, quedamos a la espera... - le digo a Tecnovirus.

Miro a mis compañeros mientras saco las ganzúas. - ¿Queréis hacer los honores o me encargo yo? - Pregunto. No soy una ladrona experta, pero he aprendido varios trucos gracias a mi trabajo de espionaje.

Mientras espero una respuesta, me acerco a la puerta y escucho con atención, tratando de distinguir algún ruido o sonido de movimiento. Si hay alguien viendo la tele o escuchando algo cuando cortemos la luz seguramente se escuchen voces en el interior.

Lázaro va preparando las ganzúas y tratando de identificar el modelo de cilindro, pero espera a que se de la indicación de comenzar el intento de ganzuado.

Había pasado el día intentando descansar para estar plenamente capacitado por la noche, me había levantado tarde y realicé algo de ejercicio.

A la hora de comer leí en el smartphone la nueva noticia del "as de tréboles", sin duda me llevé una grata sorpresa, estábamos marcando una diferencia.

Una vez llegó el momento empaquetamos todo y aparqué a unas manzanas y después acudimos al edificio. Me pertreché adecuadamente, notaba el peso de francesita en un lado de la pernera, no creo que hoy la fuera a usar pero... ya era como una parte de mi.

Dejamos a los compañeros en el primer piso, subimos al siguiente y nos acercamos a la puerta. Xavier nos indicó que en el piso que debíamos atacar Lázaro, Katia y yo había alguien dormido viendo la tele, era algo problemático ya que el comedor estaba al final del todo, para llegar allí había que atravesar todo el piso. Seguramente guardarían las armas en las habitaciones.

Escuché las conversaciones entre Katia y Xavier sin decir nada. Negué con la cabeza a su sugerencia —no es lo mío —respondí lacónicamente, cuando Lázaro suigirió hacerlo él me encogí de hombros, —poneos de acuerdo —les indico.

Después permanezco atento al gesto de Katia para ver qué oye dentro. Mientras tanto miro de reojos hacia el hueco de la escalera intentando escuchar algo.

Lázaro susurra a Katia.

- Déjame intentarlo y si no lo consigo pruebas tu ¿Vale?

Sigue esperando a que se indique que es el momento de empezar.

Habíamos vigilado a aquellos malnacidos y los pisos durante varios días hasta conocer sus rutinas, estudiado la situación, planificado el asalto y nos habíamos preparado para ello a conciencia. A diferencia de los bastardos habituales, si a esos les dábamos la oportunidad, no dudarían en volarse por los aires para llevarse a cuantos pudieran con ellos.

No se lo permitiremos- pensé

Recibido X-ray- le dije a Xavier cuando nos informó de la situación -Como dice Kilo, intenta evitar disparar… pero si el del comedor se mueve, es todo tuyo- dije, pues al fin y al cabo, aunque el ruido del cristal atravesado podía alertar a alguien, si el tipo se despertaba y empezaba a gritar, las cosas se pondrían feas.

Kilo, Lima, que lo haga el que sea, pero decidíos de una vez- les dije al escuchar cómo se ponían a ver quién se encargaba de forzar la cerradura -Tango, aquí grupo 1 listos, a tú señal. X-ray, retira el dron para que podamos conectar el inhibidor- les indiqué mientras preparaba las ganzúas para forzar la puerta.

Miro a Lázaro encogiéndome de hombros.

- Lo siento, chico, pero el bumping aquí haría demasiado ruido - comento conociendo sus técnicas - y cuanto más tiempo nos mantengamos en sigilo, mejor para todos.

Me agacho junto a la cerradura con las pistolas enfundadas, sabiendo que he entrenado para sacarlas rápidamente en caso de ser necesario, y hago un gesto a mis compañeros para que se pongan a los lados, cubriéndome. Con cuidado, introduzco dos finas ganzúas en la cerradura apretando con cuidado cada uno de los pernos antes de hacer girar el cilindro tratando de no hacer ruido.

El grupo se coordina rápidamente. Mientras Tecnovirus corta la luz de los dos pisos, Xavier comienza a apuntar al tipo del sofá.

Se va la luz, y la televisión se apaga. Cuando oyen a Tecnovirus subir por las escaleras hacia el primer piso, Ángel abre con mucho cuidado la cerradura, consiguiendo que ni siquiera se oiga. Con la puerta abierta, se puede ver el pasillo bastante despejado, con algunos zapatos en la entrada, dejados ordenadamente. Hay tres pares de zapatos de mujer y dos pares de zapatos de hombre, y en los colgadores, varias chaquetas La visión nocturna impide reconocer fácilmente los colores o incluso la cantidad exacta de prendas, pero unas cuatro o cinco. Como la puerta de enfrente está abierta, también se puede ver parte de la cocina, no parece haber nadie allí.

En el segundo piso, la cerradura chasquea al terminar de abrirse. Podría haber sido más ruidoso, pero tampoco es que haya sido silencioso. El pasillo está despejado, salvo algunos trastos de limpieza y cuatro pares de zapatos de hombre, con dos chaquetas colgadas en la pared. La puerta de la cocina está cerrada, pero no parece haber ruido en ningún lado. Guiarse por la luz que pudiera salir por debajo de la puerta sería inútil, ya que la electricidad está cortada.

- Bueno, otra vez será...

Lázaro se hace a un lado y espera a que Katia abra la puerta.

La puerta chasquea ligeramente al final, lo que hace que me quede muy quieta, con la mano dispuesta a desenfundar mis armas. Afortunadamente, parece que no hemos llamado la atención o, de hacerlo, no han reaccionado de forma rápida en el interior de la casa.

Retiro las ganzúas y empujo la puerta con cuidado, ya con las pistolas en la mano. A penas doy un paso en la casa, me paro y levanto la mano para que mis compañeros hagan lo mismo. Levanto la cabeza ligeramente, frunciendo el caño bajo las gafas de visión nocturna. "Ese olor... Juraría que hoy no me había pintado las uñas".

Me giro ligeramente mirando a lázaro y susurro una palabra por el comunicador mientras señalo mi nariz con un dedo. - Acetona... - Digo recordando el principal componente de los quitaesmaltes baratos. Si alguien sabe qué usos pueden darle a ese químico unos terroristas, seguro que es el artificiero.

Lázaro frunce el ceño y susurra:

- Probablemente estén fabricando TATP aquí, es un explosivo muy potente que se hace con productos de andar por casa, tiene el aspecto de un polvo blanco cristalino y es muy volátil, así que disparad con precaución.

Seguidamente dice por radio:

- Posible presencia de explosivos caseros, tienen el aspecto de un polvo blanco cristalino y son muy volátiles, así que apuntemos bien.

Aunque sabe que es poco probable que haya nadie en la cocina, es mejor no dejar ninguna habitación sin comprobar detrás para evitar sorpresas como por ejemplo que justo haya alguien en el baño en ese momento.

Dejadme echar un vistazo a la cocina, que supongo que será el taller. Creo que lo mejor será que vayais cada uno a una habitación y yo primero a  la cocina, después al baño y por último a liquidar a la bella durmiente del salón. No creo que haya nadie ni en cocina ni en baño por lo que seguramente llegaré al salón muy rápidamente.

Tras manipular durante unos segundos la cerradura con las ganzúas, un levísimo clic, que más que escuchar, sentí, me indicó que la puerta estaba abierta, por lo que con cuidado, abrí la puerta. El pasillo estaba despejado, así como la parte de la cocina que podíamos ver al estar la puerta de esta abierta, pero no me confié, especialmente tras el aviso de Lázaro.

Recibido- respondí -En silencio y con cuidado- les dije, mientras les hacía una seña a Francisco y a Tecno para avanzar conmigo -Primero pasillo. Luego habitaciones- les indiqué, contando cocina y baño como habitaciones también, tras lo cual avancé despacio y con el arma apunto hasta la esquina del pasillo.

Mientras Katia intenta abrir la puerta miro hacia atrás para ver si tenemos a alguien que pueda estar despitado bajando del piso de arriba o algún otro portal del rellano. Algo impaciente vuelvo la cara hacia la cerradura cuando escucho el "click" que hace ésta. A estas horas de la noche me suena a mi como si se hubiera dado con una maza en un bombo y el corazón me da un bote en el pecho pero acto seguido... nada.

Katia entra primero y yo cierro el grupo colocándome las gafas de visión nocturna. No hemos dado ni un paso cuando Katia detecta un olor que Lázaro informa sirve para fabricar explosivos... Era de esperar, habrá que ir con cuidado con el polvo blanco.

Asiento a las palabras de Lázaro y susurro a Katia —yo voy al dormitorio de la derecha —, trato de andar sigilosamente hasta acercarme a la esquina y asomo la punta del arma y la cabeza simultáneamente por si hay alguien allí... que se llevaría una buena ración de plomo. Antes de dirigirme al dormitorio paso con cuidado por delante del baño con la misma maniobra, primero el arma y luego mirar.

Francisco había estado preparado al lado de la puerta, a la espera de comenzar a proceder. Cuando los del otro grupo se dedicaron a comenzar a decidirse sobre quién podía o no abrir la puerta, no pudo más que mirar a su compañero y poner los ojos en blanco.

No habían ni comenzado y ya estaban teniendo disputas por ver quien abría la jodida puerta…

Por suerte la decisión se tomó rápidamente y Tecno cortó la luz, con lo que la operación dio comienzo. Después de que Ángel abriese la puerta, Francisco le siguió al interior del piso en completo silencio, cubriendo el avance del As en todo momento y preparado para abatir a cualquier enemigo que les saliera al paso.

Xavier se mantuvo en posición. La parte de soldado táctico que había en él añoraba estar en medio de la acción, el ligerísimo temblor producido por la adrenalina de los asaltos. El mero pensamiento lo retrotrajo hasta Afganistán y las operaciones nocturnas en las afueras de Herat. Parecía que había pasado toda una vida desde aquello y en cierto sentido así era.

Aunque si alguien me hubiese dicho hace 5 años que estaría a altas horas apostado como francotirador en una azotea de Barcelona, le habría tomado por loco.

Esto es otra guerra, sólo que mucho más cerca de casa.

El tipo del sofá del segundo piso se remueve un poco. El chasquido le ha desvelado ligeramente, y al ver la tele apagada, se extraña un poco. Soñoliento, comienza a incorporarse, pero no parece en absoluto alarmado.

Marc llega al rincón donde están las tres puertas que dan a las habitaciones y al comedor del tipo que se está levantando, ahora sí puede oler el químico sin lugar a dudas. Las puertas están cerradas, probablemente para que no se oyese la tele desde las habitaciones.

Katia, que ha llegado al baño, lo ha encontrado despejado, sin más novedad.

Lázaro entra a la cocina y el bofetón a acetona es considerable. Aquello no es una cocina, es un laboratorio. Tienen montones de botes de quitaesmalte, lejías, y otros productos químicos por el suelo y sobre el mármol de la cocina. La campana extractora es como la de una cocina de restaurante, grande y potente en lugar de la pequeña extractora de casa. Está lógicamente apagada, pero está abierta, como si hubiese estado funcionando cuando apagaron la luz. Hay mascarillas y guantes colgados a la entrada, un par de ollas con TATP listo, y unos papeles pegados en un corcho, con algo escrito en árable, que incluye números e incluso alguna marca comercial, ésta si escrita en caracteres latinos. Tal y como está la sala, es evidente que no la usan como cocina normal (es decir, no combinan su uso). No hay nevera, y en los estantes no hay nada de comida ni bebestibles.

Mientras tanto, en el piso de abajo, Tecnovirus revisa la cocina. Es una cocina pequeña y abarrotada, pero a simple vista parece una cocina normal y corriente. Francisco, por su parte, revisa el baño, que está despejado, y Ángel llega a la puerta del comedor. 
Quitando unos pósters y banderas con letras en árabe, y una alfombra para rezos en el suelo, todo parece bastante normal, y no hay ningún sospechoso

Tanto Ángel como Francisco, sin embargo... empiezan a oler también ese tufillo a químicos, y pueden oír a dos personas roncar en la habitación de abajo.