Partida Rol por web

Steve marcó en su commlink las coordenadas de ese punto. Sería un buen lugar para empezar a buscar. Inmediatamente mandó las coordenadas al resto del equipo.

—Podemos empezar a buscar por ahí. He hecho algunas averiguaciones y justo en ese túnel pierdo la pista del objetivo —escribío—. ¿Cómo vais? Me gustaría que fuéramos hasta allí antes de que se enfríe el rastro. Si vais a tardar me acercaré yo para un primer vistazo. Decirme algo.

Todo estaba listo. Se acercó a la nevera de su apartamento para coger una bebida y miró las noticias durante un rato esperando la contestación del resto del equipo. Si la cosa se dilataba sabía donde ir.

Te ensañas con la cara de Jack y, cuando está suficientemente atontado, sacas tu motosierra. Ves cómo más de una mano se esconde rápidamente bajo su correspondiente chaqueta, seguramente en busca de una pistola por si se te ocurre hacer alguna tontería, pero ignoras los gestos mientras empiezas a destrozar el brazo mecánico con Sutileza. Arrastras al tipo hasta el callejón y, tras hacer una llamada, le tiras, mutilado y malherido, al contenedor que te indicó el barman.

Diriges una mirada de desafío a la chusma que se ha reunido para mirar el espectáculo y haces girar la cadena de tu motosierra antes de colgarla en su sitio. La gente se aparta a tu paso y vuelves a la calle principal. Estás a punto de sacar tu commlink* para localizar a tus compañeros cuando ves con sorpresa cómo Finn aparece al otro lado de la calle.

No deberías tardar demasiado en dejar un sobre, así que te acercas por el Lucky Seven. Sin embargo, no esperabas encontrar lo que ves allí: un corro de gente en la puerta parece estar vitoreando una pelea y, en un momento dado, ves cómo alguno de los espectadores se retira murmurando algo sobre una "escena desagradable". Escuchas retazos de conversaciones "...costar ese ciberbrazo" o "desperdicio", pero hay demasiadas cabezas como para ver nada.

De repente la gente se empieza a mover hacia un callejón próximo, revelando virutas de metal destrozado y manchas de sangre en el lugar donde estaban. Ni siquiera un minuto después, el grupo de gente se abre formando un pasillo y ves aparecer a Jay entre ellos, con un golpe en el lado izquierdo de la cara, que parece haber sangrado ligeramente, pero con una sonrisa arrogante en su rostro.

Vuestros comunicadores (commlinks) se activan con un mensaje de Download, indicando una dirección en un túnel subterráneo.

—Podemos empezar a buscar por ahí. He hecho algunas averiguaciones y justo en ese túnel pierdo la pista del objetivo. ¿Cómo vais? Me gustaría que fuéramos hasta allí antes de que se enfríe el rastro. Si vais a tardar me acercaré yo para un primer vistazo. Decidme algo.

Finn se cruza con Jay saliendo de un callejón aledaño al Lucky seven con un trozo de brazo mecánico en la mano. Parece que ha recibido algunos golpes y le sangra un poco la nariz, pero nada grave.

Al ver al fixer se sorprende un poco -No esperaba verle por allí- Hey! -Le saluda, y con una sonrisa cargada de humor negro, agita la mano metálica como si saludase con ella.

Alrededor del local, algunos clientes están volviendo adentro tras haber estado cotilleando afuera. Jay se acerca a Finn, tirando la mano por ahí bien lejos.

-He acabado un favorcillo a un colega, a ver si me puede sakar algo de info del tio ke buscamo. ¿Cómo lo llevas tu?

El commlink de ambos suena. Jay, sin esperar a la respuesta de Finn, lo mira.

-Bueno, d'puta madre, ya tenemo algo.

Tras saludar rápidamente a Jey, Finn enseño un pequeño sobre que llevaba en el bolsillo.

- Por favor, dime que ese brazo no era del camarero del "Lucky" - dijo sin mucha esperanza...

Sin más se dispuso a entrar en el local, tenía que hacer entrega de aquella misiva.

- Contéstale, dile que estamos ahi enseguida.

─Por supuesto, pero nunca está de más comprobar las cosas

Por un pelo. La sonrisa de Key casi se resquebraja, y si se mantiene neutra es… porque acaba de empezar. Aunque, por otra parte, cierto atisbo de orgullo le da pie a continuar. La forma apática que tenía aquella mujer de tratarla, pensando que se trataba de una enviada de una megacorporación, daba a entender que no le entusiasmaba la idea de ser un mero número en sus expedientes. Alguien de quién sacar provecho.

Pero eso justamente lo que Key estaba haciendo…

Se distrajo de esa línea de pensamiento examinando con un leve vuelo de ojos el apartamento de Mary. De por sí, no contaba con suficientes pistas para creer que cobijaba a su hermano allí. Encima, justo cuando le dio la boca para seguir con su interrogatorio improvisado, le llegó el mensaje de Download. Qué oportuno. Ese tipo de cosas era de las que tenía que encargarse ella, de colarse en sitios recónditos. De todas formas, ya que estaba allí…

─Ubiqus tiene pensado hacer un nuevo programa reality, basado en las vidas de una familia de nivel medio. Pero antes de hacerlo, necesitamos saber si podría calar, e incluso buscar interesados en participar. Además, si uno de sus miembros trabaja para alguna megacorporación, formar parte del proyecto le acarrearía una serie de beneficios de cara a la empresa...

Era un gancho de mierda, hasta ella lo sabía. Volvió a consultar el mensaje del comunicador. No veía por ninguna parte las respuestas de sus compañeros. La expresión de Rittermann le dejaba bastante claro que no iban a ninguna parte. Que estaba perdiendo el tiempo.

Y eso, en una incursión, significaba meter al equipo en un atolladero. Le hizo un gesto con el dedo a Rittermann, pidiéndole que le diera un segundo para contestar:

«Estoy en ello. Primera búsqueda = inútil. No vayas solo; acabo esto pronto y voy»

¿Aprobaría el grupo lo que estaba a punto de hacer? Posiblemente. ¿Lo haría Vanik? Mejor que no se enterase. Se la estaba jugando, y lo sabía. De la sonrisa artificial ya no quedaba ni rastro, solo una fría careta cuando sacó la pistola con el silenciador y se la puso en la frente a la chica.

─Invítame a pasar, que acabemos esto cuanto antes. Me están esperando.

«Y, por el amor del Átomo, no me obligues a disparar», rogó Key para sus adentros.

La respuesta de Key no se hace esperar;:

«Estoy en ello. Primera búsqueda = inútil. No vayas solo; acabo esto pronto y voy»

Durante unos segundos eternos, los ojos de Key se clavaron en los de Mary como agujas incandescentes, a pesar de mantener el rostro invariable. Por dentro, la mente de la infiltrada era un hervidero. Controlar cada uno de sus movimientos le resultaba una tarea ardua. Las pequeñas gotas de sudor que decoraban su frente daban fe de ello.

Disparar era sencillo. Dejar que el temblor que estaba ocultando saliera. Una leve caricia al gatillo sería suficiente. Y eso era lo que Key no quería hacer. Pero necesitaba convencer a la chica de lo contrario.

Ese duelo de miradas acabó con Rittermann retrocediendo lentamente, sin hacer ruido, y dejandole espacio suficiente para que ella entrase también. Aún así, al tener el arma a plena vista, Key estaba en tensión. Había conseguido entrar, y eso, normalmente, era un éxito. Hacerlo a punta de pistola, desoyendo a su sentido común y sin planificar qué hacer a continuación, era una locura. Pero ahí estaba. Cerró la puerta tras ella, sin dejar de apuntarla, pero permitiendo que el frío metal dejara de besar su frente.

─ Busco a tu hermano. Dime donde está para que nadie salga herido.

Estaba a un par de manzanas de aquel tunel. Un pequeño puesto de cafés para llevar destacaba en aquella esquina. Steve se sentó sobre uno de los taburetes que facilitaba el negocio para tomar uno de esos cafés.

Cogió su terminal y mandó las coordenadas al grupo. "Nuevo punto de encuentro", decía el mensaje.

La zona no estaba demasiado concurrida. Era un barrio residencial y a esas horas mucha gente estaría en sus trabajos y fuera de la circulación habitual de la zona.

El café estaba caliente. Steve lo sujetaba entre sus manos y observaba alrededor. Era importante mantenerse alerta y y retener la zona en la memoria.

El gesto aburrido de la mujer, que estaba a punto de cerrarte la puerta en las narices, cambia bruscamente a uno de terror en cuanto ve aparecer el arma. Da un paso atrás y la sigues hasta el interior del apartamento.

Como te había parecido desde fuera, el salón está demasiado ordenado como para que nadie esté ocupándolo y desde tu posición puedes ver también el dormitorio (la única habitación además del baño y el salón con cocina americana en el que te encuentras). Al igual que el salón, no hay maletas ni ropa desparramada por allí que pueda indicar que alguien esté ocupándolo durante una temporada.

- ¿Mi... mi hermano...? - pregunta titubeando, asustada. - ¡No sé nada de él desde hace semanas! Hablamos de vez en cuando, pero la última vez que lo hicimos fue hace cosa de un mes... Yo... no sé dónde está - dice dando un paso hacia atrás para retirarse de la pistola. - ¡Ya se lo dije a esos hombres!

Obviamente, le preguntas a quién se refiere.

- Hace un par de días vinieron dos tipos... trajeados, uno con un ojo de cromo - dice refiriéndose a su implante. - También me preguntaron por Tom - usa el diminutivo del nombre de su hermano. - Pero hace tiempo que no nos vemos... Se fueron y, bueno, ha habido gente rara por el barrio últimamente... Creo que puedan estar esperando a que venga por aquí...

No has visto nada raro en los alrededores, pero claro, tú no conoces la zona. Estás razonablemente segura de que nadie te ha visto entrar, pero no tanto sobre tu paseo anterior para revisar el edificio. Maldices en silencio, mirando a Mary. No parece que sepa nada más y no tienes mucho tiempo si quieres reunirte con Download, así que va siendo hora de irse.

Key no bajó el arma en ningún momento, ni siquiera cuando registró el apartamento de pasada, con un oído puesto en la declaración de Mary. No se iría de allí con las manos vacías, y lo del ojo de cromo ya era algo por donde empezar. Oteó el rostro de Rittermann para comprobar que no le mentía ni ocultaba nada. La sorpresa de encontrarse encañonada debió de ser suficiente para disuadirla. ¿Podía contentarse con eso? Si, por el momento.

─ Muy bien. Escucha, no puedes quedarte aquí…

Al oír su propio tono de voz, supo que era lo que le estaba inquietando de la situación. La sangre. La maldita sangre que te obliga a hacer tonterías, a caer cuando caía el otro. Vió algo en el miedo de Mary que le recordó al pasado. No podía dejarla así, sin más, cuando sabía lo que le iba a pasar. Con las megacorporaciones, si no eras el objetivo, te convertías en los daños colaterales. Y Mary ni siquiera estaba entrenada.

─ Mira, olvídate de él. ¿Tienes amigos fuera de esta ciudad? Vete. Cuanto más lejos mejor. Que no te arrastre con él. Y, por el amor del Átomo, no te quedes sola.

Dijo esto mientras se acercaba a la ventana más cercana y oteaba sin asomarse al exterior. Tras corroborar que nadie miraba, guardó la pistola en su funda sin perder de vista a Mary, preparándose para salir y acudir al encuentro de Download. En lugar de bajar, escalaría. Podía perderse de vista entre la marabunta de edificios, y no tendría que volver a jugársela con el portero ni las cámaras.

─ Ponte a salvo -le ordenó Key antes de marcharse.

El commlink recibe un mensaje de Jay

"Fin i yo vmos palla en na"

Enseguida llega otro mensaje

"xfa k no mpiezen ls ostias sin mi, k mburro xD"

Finn entra en el Lucky Seven y le entrega la carta que le han pedido al camarero, que la guarda rápidamente bajo su chaqueta. El jaleo que Jay ha montado en el exterior le ha debido venir bien para que los pocos clientes que quedan dentro del local estén más pendientes de la puerta que de un cliente que entra a tomarse un trago rápido.

Jay, por su parte, termina de rascarse la parte baja de la espalda con la mano metálica y la tira a un lado, asegurándose de que nadie los sigue mientras parten hacia el nuevo punto de reunión que ha enviado Download.

Os juntáis en el lugar que propuso Download y ponéis en común vuestras investigaciones:

Finn le ha pedido a un cazador de confianza una lista de lugares donde pueda haberse escondido Rittermann y qué personas podrían haberle ocultado. Jay también ha contactado con su gente para que descubran quién ha estado contratando a alguien que pueda hacer desaparecer a un científico. Ambos recibirán respuestas de sus respectivos contactos al día siguiente.

Key ha visitado a Mary Rittermann: la mujer no sabe nada de su hermano, pero está siendo vigilada por un par de pros, uno de ellos con un ojo cibernético. Steve, por su parte, ha recabado algo de información desde los repetidores telefónicos de la zona: Thomas estaba hablando con un tal Ray Nguyen, el otro científico asesinado, cuando se cortó bruscamente la conexión; pocos minutos después su rastro desaparece en el túnel en cuyo acceso os encontráis.

El lugar tiene bastante tráfico, a pesar de la hora, ya que se encuentra en una importante avenida de comunicación entre la zona industrial próxima a las arcas y barrios más residenciales. No es un lugar tan oscuro como los suburbios que normalmente frecuentáis, pero las luces de neón brillan por todos lados intentando llamar la atención de la gente hacia los distintos comercios de la zona.