Partida Rol por web

La investigación tendría que pasar a un segundo plano después de que Vanik diera la alarma. La saliva se le quedó atorada en la garganta tras ver los uniformes de la avanzadilla. No se manda solo a dos personas a irrumpir en una clínica clandestina. Para esas cosas, se mandan equipos enteros. Se rodea el edificio. Se bloquean las salidas. Ser testigo del desliz hizo que a Key se le cayera el alma a los pies. ¿Cómo no se había cerciorado antes? ¿Cómo no se había esforzado más?

La mente de Key sufrió una repentina convulsión, un estallido eléctrico que borró todo para centrarse en lo que tenía delante. Había escuchado perfectamente a “Ripper”, pero no le respondió. Ella tenía muy claro lo que tenía que hacer después de haber metido la pata de esa manera. No podía dejar que, fuera quien fuera quien intentaba asaltar la clínica, hiciera daño a Vanik.

─ Que alguien vigile la otra entrada por si acaso -Key empuñó un cuchillo en cada mano, contagiándose del frío de la hoja, y preparada para cubrir y secundar la defensa de “Ripper” a poca distancia de él.

Jay se prepara con su recortada en frente de la puerta principal mientras Key sigue dándole vueltas a cómo os han podido seguir. La mujer está convencida de que no había nadie en las proximidades cuando entrasteis en la clínica, así que ¿cómo han podido llegar hasta vosotros? Mientras saca sus cuchillos sigue pensando en que algo no le encaja: si van a por vosotros, ¿por qué son sólo dos?

En seguida le dice a sus compañeros que vigilen las entradas traseras y Vanik le hace un gesto a Finn para que lo acompañe. El instinto de Key no tarda en probarse correcto, cuando una ventana se rompe justo antes de que escuchéis un tintineo metálico. - ¡GRANADA! - Grita Vanik echándose rápidamente al suelo.

Maldecís esperando una explosión que nunca llega. Pero en vez de saltar por los aires la sala no tarda en llenarse de humo. Escucháis cómo Vanik suspira aliviado, sobre todo sabiendo que sus ciberópticos le permiten ver sin ninguna dificultad, pero vosotros no tenéis tanta suerte.

La puerta de la calle empieza a abrirse justo en frente de Ripper y le da la impresión de que una silueta se asoma. Aunque claro, las sombras que genera el humo pueden jugaros una mala pasada.

Siguiendo su máxima de 'dispara primero, pregunta después', Jay se plantó unos metros delante de la puerta, si se hubiera plantado bajo el arco la habría bloqueado prácticamente entera.

La estancia se había llenado de humo, pero poco importaba. En cuanto distinguió una silueta, apuntó a la mitad superior y descargó un disparo, tratando de que los ojos no se le cerrasen a causa del humo.

-Bum, puta.

Dijo con deleite cuando el trueno del disparo en un espacio cerrado comenzaba a disiparse en los tímpanos de todo el mundo.

No era la primera vez que Key se veía al otro lado de esa puerta. Habían pasado lo que le parecían siglos, desde que era ella la que daba la patada a la puerta y… ¿por qué no habían disparado nada más entrar?

─ Nos quieren vivos -llegó a la conclusión en voz alta. O al menos, les interesaba alguno de ellos con vida.

Se tapó la boca con la mano para no respirar el humo, y casi se quedó sorda con la implacable respuesta de Ripper. No podían quedarse allí, necesitaban crear una salida, pero la humareda le impedía ver con claridad. Le lloraban los ojos al intentar dilucidar alguna figura, y de no ser porque sabía que quien tenía al lado era Ripper, le habría atacado a él también. La sangre le hervía en las venas, y solo podía pensar en que tenía que sacar de la línea de fuego a Vanik. Pero éste se encontraba al otro lado, con Finn y Download. Tampoco sabía si podría reconocerle con la escasa visibilidad. Así que su mente estableció automáticamente las prioridades: abrirse camino, buscar a Vanik, y salir de allí. Quedarse a hacerles frente era una tontería. La consulta podía convertirse en una ratonera, y el humo le daba la razón.

Lo malo era que Ripper estaba obstaculizando la entrada. Si atacaba entonces, le podría dar. Además, haberse plantado ahí lo dejaba expuesto. ¿Cómo se podía ser tan suicida? Key agarró del brazo la silueta de su compañero y le dio un fuerte tirón para apartarlo de la línea de fuego, arrojando un cuchillo hacia las figuras desconocidas de la puerta, interfiriendo así con su puntería.

Finn estaba convencido de que no sabian el número exacto de enemigos a los que se enfrentaban, esa era la única explicación para que solo enviaran a dos o tres personas. O eso, o realmente estaban tendiéndoles una trampa. La granada así lo indicó.

Con la mano en el pecho a causa del dolor, Finn tenía poca libertad de movimientos. Si hubiera estado solo, habria ajustado su ciberoido para poder sacar ventaja en esa situación en la que no habia visibilidad. Pero con el loco de Jay disparando sin cabeza, solo le causaría más dolor que otra cosa. Trató de usar la ventaja que le daba el humo, por mucho que usaran visores especiales, no podian verle si se escondía a tiempo.

Asi que trató de pegarse a una pared, camuflarse un poco con el entorno y esperar a que alguno le pasara cerca para saltarle encima. Era una manera de protegerse de disparos al mismo tiempo que trataba de usar el factor sorpresa. Si alguna silueta se le acercaba, al menos estarian en igualdad de condiciones.

Steve reaccionó de forma instintiva buscando un lugar donde quedarse a cubierto, lejos de cualquier lína de fuego, y conectándose a la matriz con su interfaz neural. No tenía intención de piratear ningún sistema informático de Vanik, pero esperaba que el refugio del fixer tuviera los elementos básicos de un smart-home.

Sonrió al encontrar la red abierta que controlaba el hogar inteligente. Manipular ese tipo de controles desde su consola era tan trivial como hacerlo con un mando a distancia, así que a penas tardó unos segundos en activar el sistema de ventilación de la casa, cerrar las persianas y encender todas las luces con la mayor luminosidad posible: si los asaltantes llevaban sistemas ópticos esperando encontrarse un lugar lleno de humo, probablemente una sala fuertemente iluminada les deslumbrase durante unos segundos y, en la situación en la que estaban, eso podía ser la diferencia entre matar o morir.

Mientras la habitación se llenaba de humo se abrió la puerta delantera. Un ligero movimiento hizo que Ripper descargase una salva de su escopeta a la altura de la cabeza de cualquier hijoputa que se decidiese a entrar. Sin embargo, el humo y la oscuridad le jugaron una mala pasada y había disparado antes de que nadie estuviese a su alcance.

Maldiciendo, Key tiró de su compañero, lanzando un cuchillo por el hueco de la puerta para ganar algo de tiempo. Pero al hacerlo lo único que consiguió fue meterse también en el ángulo de disparo del asaltante, que descargó una ráfaga de su subfusil sobre los dos runners. Al volverse hacia él, maldiciendo, pueden ver los ciberópticos del hombre que acaba de disparar enfocándoles directamente y a su acompañante con una pistola en la mano dispuesto a cubrirle.

Al otro lado del salón, Finn se esconde detrás de un armario próximo a la ventana por la que ha entrado la granada. Una figura con un traje negro y gafas de visión nocturna no tarda en entrar rompiendo los cristales y el fixer salta encima de ella tratando de derribarla.

Veis una silueta en la calle que se dispone a seguir al hombre que acaba de entrar, pero en ese momento escucháis la risa de triunfo de Donwload y las persianas blindadas de las ventanas se cierran bruscamente, impidiéndole el acceso al otro asaltante que llegaba por detrás. La retahíla de tacos que se escucha en la calle queda amortiguada por los motores del sistema de ventilación del edificio, que empiezan a absorber el humo a gran velocidad, aclarando nuevamente el ambiente.

Finn habia conseguido el objetivo, habia saltado encima del hombre (o mujer) y le tenia agarrado del cuello. Intentó llevarse la mano a su arma, pero en la posición que estaba Finn tenia cierta ventaja y la apartó de un golpe. Aquellos dos iban a estar entretenidos un rato. Pero la intención de Finn era apretar lo máximo posible para que perdiera el conocimiento antes de que pudiera hacer nada más.
 

Ripper gruñó cuando sintió los balines en el chaleco blindado. Mientras con una mano descolgaba la motosierra, con la otra se colgaba la escopeta, y con las piernas avanzaba hacia el desgraciado que le había disparado. Iba a tapar con su sangre los agujeros de bala de la chupa. Vaya si lo iba a hacer.

El ruido de la motosierra inundó el espacio de combate, y las volutas de humo se revolvían al paso de la sierra mecánica, que iba directa al entrecejo del desgraciado enemigo de Jay.

Una vez más, estaba comprobado que Ripper no necesitaba ayuda de nadie para armar un estropicio. Key no pudo salvarlo del impacto de algunos proyectiles, pero la respuesta de su compañero fue bastante desproporcionada… y efectiva. Consternada, Key se quedó mirando los dientes de sierra masticar la cabeza del pobre tipo, incluso entre el gas. La sangre era mucho más espesa y clara, sin duda. Verla saltar tan alegremente le hizo darse cuenta, dolorosamente, de que ella también estaba sangrando. Pero el espectáculo había sido tan dantesco que no había sentido la herida hasta entonces, más allá del empujón de la ráfaga, que al principio pensó que se debía a su intento de apartar a Ripper de la línea de fuego.

Ya tendría tiempo para lamerse las heridas. Aún quedaba uno, el que se suponía que tenía que cubrir al que se había ofrecido voluntario para probar la ”Licuadora de Ripper”. Retomó el contacto con dos cuchillos, lanzándolos en dirección a la yugular del superviviente. Los filos silbaron en el aire dejando una estela al cortar la niebla como si fuera mantequilla, con tal fuerza que hicieron tambalearse al objetivo cuando penetraron en la piel hasta más allá del mango.

Ray cambia rápidamente su escopeta por una motosierra y destroza la cabeza del tipo que le acaba de disparar, ojo cibernético incluido. Sonríe con sadismo al ver el charco de sangre en el que cae el cuerpo del hombre. A su lado, Key hace de tripas corazón para cruzarse por la puerta, entre el ejecutor y el hombre que está fuera, lanzándole un par de cuchillos antes de que pueda disparar. Deslumbrado por una luz que no esperaba en el interior y gravemente herido, el hombre se tambalea, incapaz de hacer nada más que agarrar la empuñadura del arma que le ha arrojado la mujer.

En la parte trasera, Finn se agarra con fuerza al cuello del asaltante, impidiendo que saque su arma en el último momento y forcejean durante unos instantes. El hombre está a punto de perder el conocimiento ante el ataque del fixer, pero aún puede dar una última sorpresa antes de caer.

La ventana trasera estalla de golpe cuando el cuarto asesino que se había quedado fuera dispara con su escopeta haciendo reventar la persiana que Finn bajo. Pero el informático se había preparado al otro lado para abrir fuego sobre él. Con lo que no había contado es que todos los cristales y restos de la persiana le impactasen directamente en el rostro antes de poder disparar.

Por suerte, Vanik llega pronto a su lado y dispara a la ventana con su revolver, impidiendo que nadie entre por el momento.

El asesino contra el que luchaba Finn se echa bruscamente hacia atrás, estampándole contra la pared en el proceso. El fixer nota cómo se le vacía el aire de los pulmones, pero mantiene su presa rezando porque no tener una costilla rota. El hombre sigue revolviéndose y consigue lanzarse contra Vanik, que cae al suelo soltando su arma.

Los tres hombres ruedan por el suelo un poco más hasta que el asesino deja de moverse. Finn sigue aguantando su presa un poco más para asegurarse de que está inconsciente antes de soltarle definitivamente.

Ripper recargó la escopeta deslizando rápidamente la corredera sobre el cañón. Antes de que el casquillo cayese al suelo, ya estaba apuntando de nuevo al gilipollas al otro lado de la puerta.

- Ke te follen - dijo mientras apretaba el gatillo.

El disparo mandó al tipo de lado al lado del callejón, dejándolo hecho un amasijo de sangre y visceras, con toda la parte frontal completamente destrozada. Sin embargo, en el tiempo que había dedicado a recargar, el hombre se había arrancado el cuchillo y lo había lanzado hacia el exterminador, clavándoselo en el brazo izquierdo.

- Hijodeputa - gritó Jay arrancándose el cuchillo arrojadizo y dándoselo a Key. - Creo que eso es tuyo... - Mascullando, cerró la puerta de una patada y se volvió hacia el interior. El hombre del callejón no tardaría en largarse corriendo, si tenía dos dedos de frente, pero al menos Finn había capturado a uno de ellos. Desgraciadamente Vanik, el único que iba a poder curarle ese brazo, estaba ahora inconsciente en el suelo.

Key recibió con la mano abierta el cuchillo de regreso, examinando la herida del brazo de “Ripper” y sintiendo una pequeña punzada de culpabilidad que se esfumó tan rápido como el humo. Gajes del oficio.

Con la puerta cerrada entre la amenaza que pudiera llegar de ese lado y ellos, Kay aprovechó la ocasión para echar una mano a los compañeros del otro extremo. Fue entonces cuando les vio en el suelo. Bueno, a los otros no, solo a Vanik. Con eso le bastaba. Recorrió la distancia que los separaba a grandes zancadas, ahogando un siseo entre dientes. Cuando llegó hasta ellos, besó el suelo con una rodilla y le rascó el cuello al asesino con el cuchillo que le acababa de devolver “Ripper”:

─ O le sueltas o te decapito aquí mismo.

Le estaba costando mucho contenerse. Lo que realmente quería era darle pasaporte allí y en ese momento, pero no sabían qué era lo que pretendían ni cuántos eran. Solo podía suponer, y las suposiciones no mantenían viva a la gente.

Quedaba un tipo en la parte de detrás pero no era momento de liarse a balazos contra él. Download localizó el nodo de acceso al sistema de seguridad de la casa del vecino, saltó a él e inmediatamente la puerta del garaje que estaba entreabierta comenzó a cerrarse y el sonoro sistema de alarma comenzó a sonar. Eso debería ahuyentar al último tipo. Pronto los cuerpos de seguridad estarían ahí.

—Tenemos cinco minutos —dijo tras desconectarse del sistema—. Que escupa lo que sabe o nos lo llevamos, pero tenemos que volar de aquí. Pronto llegará la policía y tendremos que explicarle esto... ¿alguno tenéis una explicación?

La respuesta era obvia y una nueva sonrisa se dibujó en el rostro de Download que ya se dirigía hacia la puerta.

La alarma empieza a sonar y escucháis unos pasos en el callejón que se alejan corriendo. Tras acabar con tres de sus compañeros, el tipo que estaba fuera no tiene muchas ganas de completar el trabajo que han venido a hacer, así que decide tomar las de Villadiego y asegurarse de salvar el pellejo. Dado que Vanik ya no está cubriendo la ventana, cruza por delante y se aleja hacia la calle principal.

El asesino al que se enfrentaba Finn, agitado por Key, abre los ojos y separa las manos del cuerpo en un gesto de sumisión. Tumbado en el suelo, con el cuchillo de Key en el cuello y Jay con su escopeta (y con Sutileza) que se acerca con los ojos aún inyectados en sangre, tampoco es que tenga muchas oportunidades de enfrentarse él solo a los cuatro.

- Tranquilos, tíos... No vayamos a perder los nervios ahora, ¿eh? - Seguramente ponga un gesto tranquilizador, pero con el rostro cubierto por un pasamontañas, no podríais asegurarlo. - Ya sabéis que esto es sólo trabajo, así que seguro que podemos llegar a un acuerdo en el que yo salga por esa puerta caminando...

Por ahora parece colaborador, pero no sabéis hasta qué punto podéis fiaros de él. Por otro lado, tal y como dice Download, la alarma os asegura que la policía no tardará demasiado en llegar y el dueño del piso está inconsciente a vuestro lado sin que vosotros tengáis, aparentemente, ningún derecho a estar aquí.

- ¿Quienes sois, qué queriais, quién os ha contratado y por cuanto? ¿Qué sabeis de nosotros? ¿Por qué habeis atacado aqui, nos habeis seguido?

- Finn iba haciendo las preguntas una a una, dando tiempo para que el otro las contestara. Mientras lo hacia, iba grabando lo que iba diciendo y tratando de comprobar si lo que decia cuadraba con lo que él pensaba, o con la realidad.

Download se acercó a Finn y le susurró al oído.

—No hay tiempo, nos lo llevamos y que cante un par de manzanas más abajo.

Una vez en la puerta se asomó a los alrededores comprobando alguna mirada indiscreta y tras asegurarse de que no había ninguna dio un paso adelante.

—Vamos, limpiad todo esto, no dejéis ningún rastro y vayámonos —apremió.

“No dejéis ningún rastro”

¿Lo estaba diciendo en serio? Key echó un vistazo al destrozo de su alrededor para corroborar que limpiar todo eso les iba a llevar como mínimo el día entero. Las consecuencias del tiroteo eran cristales rotos y sangre de los tiradores, de los invasores y de ellos mismos. Para rematar, la trifulca entre el rehén y los demás habían tirado por los suelos medicamentos y otros productos químicos de Vanik que apestaban.

Y hablando del rey de Roma…

─ ¿Puedes con él? -se dirigió a Finn.

Dando por hecho que la respuesta sería positiva, Key dejó al rehén en manos de Finn y Download, y acudió a comprobar el estado de Vanik. Agachándose a su lado, se aseguró de que tenía pulso y trato de despertarlo sin agitarle demasiado. Algo de primeros auxilios se le había quedado después de tanto tiempo de convivencia en la clínica:

─ Vanik, tenemos que irnos. Este sitio no es seguro…

No quería llegar a eso, pero a unas malas, tendría que llevarlo a rastras con ella. Y no disponían de mucho tiempo para que la bella durmiente despertase por sí sola...