Partida Rol por web

Durante un instante, con el hombro besando el frio acero del suelo, Brochard se quedó paralizado, observando al hombre que, ahora, se encontraba tumbado cerca de él. Su rostro mostraba dolor, y su cuerpo algún que otra fea herida. Debía haberse roto algo, o luzado alguna articulación. Sus gestos así lo indicaban. Alzándose un poco, Brochard miró hacia dónde instantes antes había estado su "creación", para encontrar un montón de trozos de carne y vísceras esparcidos, cubiertos por una pátina de llamas que servío de claro indicativo de lo que había pasado. Había disparado la bengala.

Brochard volvió contra el suelo, para clavar sus ojos en el noruego. Sus ojos, inyectados en sangre, se habían convertido en una piscina roja dónde sus pupilas navegaban, contraidas hasta asemejarse al ojal de una aguja. Con la destrucción de la nueva vida, algo en su interior también había desaparecido. Algo que le había conectado a McQueen, algo que le había relacionado con el resto de la expedición. No podía dejar que volviera a pasar.

De un movimiento rápido, Brochard se abalanzó sobre el herido, expulsando un aterrador grito gutural en un tono qu nunca antes había escuchado. Colocó sus manos alrededor de la cabeza del noruego, haciendo presión con una fuerza que desconocía. Sintió sus huesos crugir y cómo la carne comenzaba a transformarse. Sus dedos dieron lugar a alargados tentáculos que se entornaron con fuerza entorno al cráneo de su presa, es una arremolinada red que amenazaba con contraerse y darle fin a todo. Eso sí, se aseguró con sus ojos fueran visibles. Quería verlo morir.

- Ojo por ojo. - Acertó a decir la cosa que habitaba en Brochard.

Y aquellos fragmentos de carne comenzaron a contraerse con inquietantes pulsaciones, presionando hacia el interior de una cabeza, posiblemente, llena de interrogantes. Ahora no buscaba crear. Quería destruir.

Fugazmente y por unos segundos los percibió, tres cazadores que ya lo debían de tener en el punto de mira. Rápidamente intentó moverse, llegando a desplegar algunos zarcillos como extremidades adicionales para darse más impulso pero pudo ver como de la nada se materializaba un haz de energía.

El rostro de McQueen mostró una hilera de dientes puntiagudos mientras su boca se desencajaba en una mueca horrible de ira y miedo.

La Cosa/McQueen esquivó el disparo con rapidez, evitando quedarse para recibir el impacto del arma de plasma. Pero había tres depredadores y no uno. Al ver que su compañero y líder erraba el disparo, los otros dos depredadores se materializaron, extendieron sus armas de plasma y dispararon también para intentar darle.

Una ráfaga de plasma se dirigió hacia McQueen pero falló al igual que la anterior. El arma del tercer Depredador se atascó, seguramente, debido al frío, el cual solía tener ese efecto en los dispositivos que traían consigo. Como consecuencia de todo ello, McQueen disponía de una pequeña e inesperada ventana para decidir que hacer. 

Rápidamente McQueen intentó huír. Sabía que lo podrían detectar mediante la calor, pero cabía la posibilidad de que el frío del lugar fuese ocultando su rastro. Se dirigió hacia la puerta zigzagueando para evitar que pudiesen fijar sus armas en él.

Sentía rabia y dolor, ya que presumía que sus congéneres estaban muertos.

El copiador era rápido, no había duda. Pese a su apariencia humana, había demostrado unos grandes reflejos para poder esquivar aquellos dos disparos.

Pero no me molestaba. Que se resistiera y huyera solo hacía la cacería aún más divertida y emocionante.

Observé la huida del O'kaintakan y, apuntando con mi guantelete Bhrak-chei en dirección al pasillo por el que el copiador escapaba, decidí dispararle, indicando a mis dos congéneres que hicieran lo mismo. Nuestra presa estaba actuando con inteligencia, moviéndose en zig zag para evitar que le alcanzaran los disparos. Sin embargo, le resultaría difícil evitar que nuestras tres redes terminaran alcanzándolo.

Por pelos no morí abrasado y conseguimos asimilar a Thalassa, lo que hizo que sonriese, pero ahora debíamos de huir-Victoria, deja algo para los demás, eres una glotona-dije imitando un gesto muy divertido de Ford, sacándole la lengua a Victoria.

-Ahora hay que apretar el culo, esas bestias nos darán caza uno a uno hasta liquidarnos. Usan visión calorífica y estamos rodeados de hielo, algo habrá que podamos usar contra ellos, quizás podamos crear alguna distracción..-

McQueen intentaba esquivar a su cazador, pero sabía que disponía de diferentes armas y dispositivos. A su mente vino un recuerdo de un lugar caluroso y húmedo y él atrapado intentando escapar sin lograrlo mientras un cazador se materializaba delante suya.

Desplegó multitud de zarcillos y tentáculos, usaría las extremidades de la criatura humana asimilada pero también sus habilidades originales. Además había asimilado los conocimientos militares del humano, y eso le permitía idear alguna cosa.

Pero de momento se disponía a huír de él y a esconderse para elaborar un plan que le permitiese salir de allí con vida

MCQueen/Cosa zigzagueó con habilidad a lo largo del túnel, mientras oía a su espalda como los depredadores lanzaban sus armas contra él. 

No esperó a ver de qué se trataba, sino que continuó corriendo y esquivando, esquivando y corriendo. Sí que vio como una red se incrustaba en la pared que acababa de dejar a un lado, y que otra pasaba de largo para terminar clavándose en el suelo. Si eran tres, eso significaba que todavía quedaba una más... la cual, afortunadamente, acabó estrellándose también contra el suelo.

McQueen sonrió, exultante, mientras continuaba hacia la bahía de submarinos.

Había vuelto a evitar la muerte.