Partida Rol por web

Habían llegado. 

Tras viajar en un helicóptero que debido a la tormenta de nieve se había estrellado, llevándose al oficial al mando de la misión y al copiloto, atravesar a pie la ventisca y descender por un oscuro y estrecho conducto que a punto había estado de acabar con todos, habían conseguido entrar en la buscada Base 211.

Y la sensación tras echar el primer vistazo fue... que aquel lugar llevaba sin duda setenta años abandonado. 

El agujero que habían excavado era inmenso. Un enorme túnel se abría y extendía por delante y por detrás del grupo hasta donde la oscuridad permitía ver y a cada metro, la esvástica nazi se elevaba en las paredes.

Ningún sonido. 

Ninguna luz.

Solo frío y muerte, porque aquel lugar olía (no literalmente) a muerte.

Por fin habían llegado al final del conducto y se encontraban en la base, pero a un alto precio. Nunca, en sus años de servicio había estado en una misión con un índice de mortalidad tan elevada en sus inicios, y eso era algo que no le gustaba a McQueen, pero si quería sobrevivir tenían que ponerse en marcha y organizarse. Observó el montón de escombros que ocultaban el cuerpo del desafortunado soldado Lannister y acto seguido se dirigió al grupo.

-Ha sido un día largo y tenemos varios heridos, mientras el buen doctor los atiende el resto organizaremos las mochilas, buscando para comenzar una linterna, luego descansaremos unas horas y exploraremos el lugar.

Calló unos segundos

-Dadas las circunstancias y que nos encontramos con heridos y sin un medio de transporte para volver a casa, buscaremos una emisora de radio o lo que sea. Supongo que necesitaremos energía para hacerla funcionar así que también buscaremos un generador o lo que sea e intentaremos ponerlo en marcha, y como no, la maldita salida, que también la debe de haber.

Miró al grupo

-Estamos en un lugar desconocido en circunstancias adversas con varios heridos, si no queremos que el índice de mortalidad del grupo aumente tendremos que ponernos en marcha, pero también es necesario descansar. Un par de horas nos vendrá bien, luego comenzaremos a explorar este maldito lugar.

Observó a cada uno de los presentes

-¿Comentarios u objeciones?

Mi reino por un maldito puro

Si es que la jefa empieza a reír antes de movernos....¡al menos disimula un poco mientras manipulas nuestras vidas a tu antojo! XD

Puso los pies en el suelo, intentando no tropezar con los escombros que sepultaban al bueno de Lannister. Por el poco o nada había que hacer, así que centró su atención en el resto. Escuchó las palabras de McQueen, esperando que terminara. Si, la situación estaba jodida. Incomunicados, en completa oscuridad y sin un equipo de rescata que les pudiera localizar. Lo que viene a ser un picnic de mierda.

- Si alguno necesitais atención médica, dadme un toque. Estaré con Henricks.

Se acercó junto al soldado herido, para comprobar su estado de salud. Sólo entonces se percató de lo lúgubre de la situación, a la vez que un molesto hormigueo le recorría las sienes. ¿Y si no encontraban una radio? ¿Y si se quedaban sin suministros? ¿Y si aquellos misteriosos túneles estaban destinados a convertirse en la tumba que acogería sus huesos? No pudo evitar pensar en sus días en el frente, en la muerte y sufrimiento que había vivido durante años a cambio de una mugrienta medalla y un reconocimiento ante la comunidad. Tragó saliba, sintiendo como un sudor húmedo le recorría las sienes. Aquello le estaba superando, y sólo acababa de comenzar.

- ¿Si... Sientes algo, Herincks? - Preguntó tartamudeando, tanteando la pierna herida. - ¿Alguien puede darme algo de luz?

Thalassa escuchó las palabras del sargento y se sentó sobre una piedra grande que había en mitad de aquel túnel. No dejaba de asombrarla la enorme voluntad de los nazis por superarse, aunque fuese por motivos equivocados. Mientras se daba unas friegas en la pierna, que tenía dolorida por los golpes que había recibido, se dio cuenta de que le temblaba la mano.

Se la miró, cerró el puño... y todo volvió a la normalidad.

Después se acercó a una de las mochilas, sacó una ración de emergencia y empezó a comer. Tenía la sensación de que quizás no dispusieran de mucho tiempo para comer, así que mejor prevenir.

El dolor de la pierna de Henricks, que había desaparecido antes, había regresado, pero con más fuerza. Además, tenía temblores y le dolía mucho la parte baja del vientre.

-Señor, sé... que no lo lograré. Sería mejor que se olvidara de mí...

Friedrich von Kleist se fijó en el lugar donde yacía ahora el cuerpo sin vida de Lannister, el pobre soldado que había muerto inevitablemente al caer por la escalerilla. Otra víctima más de aquel tortuoso viaje que ya había iniciado con varias víctimas mortales. El historiador se agachó junto al cadáver para recoger una de las mochilas.

-Arme unglücklich -murmuró, respirando hondo.

Las temperaturas continuaban siendo bajas en el interior de la base, aunque para Kleist estaban empezando a resultar más soportables. Siguiendo las órdenes del sargento, el historiador abrió la mochila y buscó en ella una linterna. Las órdenes que había dado le resultaban coherentes y coincidía con ellas. Necesitaban buscar una emisora de radio desde la que poder enviar un mensaje de socorro.

Haciendo caso omiso de las palabras de Henricks, von Kleist se sentó en el suelo y comenzó a comer una de las raciones de emergencia al tiempo que trataba de descansar, recostado.

Sus ojos estaban puestos en la esvástica que decoraba las paredes, mientras masticaba el alimento. "Una época distinta" se dijo, pensativo. "Una época... mejor".

-Al fin tierra firme-gruñí soltando un sonoro suspiro mientras me apartaba de la casi trampa mortal que había sido ese puto conducto. Miré el desdichado cuerpo del soldado hecho un muñeco de trapo, que la cabeza la tuviese como la niña del exorcista no suavizaba la escena. En ese momento otro estruendoso temblor sonó sobre nosotros provocando que cascotes y tris del conducto calles en sobre el cuerpo del soldado convirtiéndolo en un uniforme relleno de gelatina rosa.

-¡Joder!- exclamé retrocediendo unos pasos, para luego una vez había cesado la lluvia de cemento comprobé que esa salida ya no era tal.

-¡Ja! Perfecto, maravilloso, esto se acaba de convertir en una tumba- refunfuñé. Mientras escuchaba las palabras de McQueen, asentí-No nos vendría mal descansar un par de horas, nos las hemos ganado y al menos de momento no moriremos de congelación-dije mirando al grupo reparando en el doctor, le vi con cierto nerviosismo mientras comprobaba como se encontraba Henricks que realmente no tenía muy buen aspecto-Además así Doc podrá darnos a todos un repaso, medicamente hablando, claro-mi humor jamás me abandonaba pero algo dentro de mí me hizo temblar. Estábamos allí solos, encerrados e incomunicados en un lugar extraño y claramente inestable ¿Cuánto quedaba para que otro temblor llegase y nos enterrase allí dentro? Intenté alejar esa oscura idea de mi mente cogiendo otra ración para comer algo, me senté apoyado contra una de las paredes del túnel y comencé a masticar pausadamente. Había muchos problemas por delante y desconocía si encontrar las soluciones serviría de algo pero...soy el puto amo y no iba a dejarme vencer por el desánimo tan fácilmente.

Aquel epitafio de Henrick hizo enarcar una ceja a Brochard, el cuál siguió examinando con detenimiento la pierna. La congelación comenzaba a remitir, pero obviamente la lesión seguía ahí. Su avance dependía casi enteramente de las ganas de vivir de Henricks... y que la infección no derivara en gangrena...

- Esto no es Irak, nada nos persigue. Podemos llevarle con nosotros Henricks, no se preocupe por eso.

Brochard aprovechó en momento de calma para abrir su bolsa médica, sacar desinfectante y alcanzar algunas gasas que servirían para, al menos, limpiar la herida. Levantó la pernera para encontrarse con la fractura, con la misma mala pinta que minutos antes. Estaba seguro de que sentiría aquello a causa de la descongelación, pero no dudar en aplicar el desinfectante directamente en la herida. Si sentía el fuerte escozor, era una buena señal. Limpió los alrededores de la herida, y procedió a vendar con cuidado el hueso, a fin de evitar el contacto directo con la pernera. Al terminar, ajustó de nuevo el imrpovisado atablillamiento que se había realizado con el subfusil. Si la infección tenía que llegar, al menos la retrasaría un poco.

Se sacudió la sangre de las manos, a sabiendas que no se limpiaría así como así. Urgó en una de las mochilas que habían arrojado, en busca de un par de raciones. Una para el, otro para "patapalo". Se la cedió en un gesto amable al soldado, mientras que el se acomodaba en una esquina, listo para disfrutar de un breve descanso.

- ¿Van bien esos tobillos? - Dijo en alto, refieriéndose a Ford y Langley. - Si necesitais un vendaje, hacedmelo saber...

Más taciturno de lo normal, se centró en su comida.

Victoria intentaba recomponerse del susto pasado y de la muerte de aquel soldado. Caminaba detrás de sus compañeros, muy atrás, buscando la mochila suya y rebuscando en esta algún objeto luminoso.  Sin embargo, aquel objeto estaba en los bolsillos de su chaqueta. Encendió la pequeña linterna y volvió a caminar al lado de sus compañeros.

-No volver a beber, Vicky... No volver a beber.

Cita:

Miré hacía la el doctor y me dí cuenta de que todos estaban buscando o sacando linternas lo que me hizo recordas la que yo tenía y las luces químicas, cogí una del bolsillo ya que prefería ahorrar la batería de la linterna, la rompí con un gesto y tras agitarla con fuerza la deje caer a mi lado, generando una luz rosa que iluminaba la mitad de mi cara dándome un aspecto estre cómico y terrorífico. Llevé una de mis manos hacía mi tobillo dolorido y lo palpé, ahora que no hacía tanto frío, la sensibilidad volvía y las molestías habían aumentado, sin duda estaba inflamado, pero era soportable-Bah, me duele, pero aún no necesito morfina, gracias Doc-le miré agradecido desplazando la vista hacia el soldado con la pierna rota.

Sabía que si no encontrábamos ayuda en poco tiempo, posiblemente no saldría vivo de aquel agujero, pero la esperanza es lo último que se pierde ¿no? o quizás lo primero metidos allí abajo. Entonces miré a la pelirroja que pasaba ante mí.

Cita:

La miré con una ligera sonrisa-Vamos señorita Hasan, no intente convencerse de algo que no va a cumplir, lástima que el whisky se nos quedase por el camino, tendremos que conformarnos con agua-junto con las raciones había pequeñas botellas de agua de las cuáles había cogido una y se la ofrecí-Déle un lingotazo a esto, no sabe tan bien, pero al menos la mantendrá hidratada y estando aquí abajo, lo vamos a necesitar-dije frunciendo el ceño pensativo.

-Vamos señorita Hasan, no intente convencerse de algo que no va a cumplir, lástima que el whisky se nos quedase por el camino, tendremos que conformarnos con agua-

En ese momento, Victoria levantó el dedo índice y enarcó una ceja. ¿¡Cómo que ella no iba a cumplir lo que se propusiera!? ¡Qué falta de desinterés! 

-Gracias. -cogió la botella y caminó malhumorada hacia adelante, con el objetivo de encontrarse a la piloto y observar si estaba bien-. 

Ingenieros...

 Sus pasos eran firmes y bruscos. Alguien se había enfadado...

El gesto airado de la pelirroja cogiendo mi botella bruscamente me hizo sonreir-Oh vamos señorita Hasan, no se ofusque, vamos a tener que compartir algún tiempo juntos y tenemos que trabajar codo con codo, no dudo de su tesón pero...bueno, dejémoslo estar-reía para mis adentros, lo que ella no sabía es que yo tenía un as en la manga-Al menos no se la beba toda y dele un sorbo a la piloto que gracias a ella estamos vivos-dije elevando mi mano saludando a la mujer que ahora descansaba.

Desvié la mirada hacia el lado contrario del tunel mirando la oscuridad y elevé levemente una de la comisura de mis labios.

-Pelirrojas,con razón dicen que son hijas del fuego-pensé chasqueando la lengua.

Justo después de que dejáramos el ducto, otro remezón ataca la base y por donde habíamos llegado se reduce a escombros, ocultando parte del cuerpo del soldado, antes de ver aquella escena, aparte mi vista, mientras daba traspiés hacia atrás hasta sentir la helada pared a mi espalda y dejándome caer suavemente por ella, quedo sentada en el suelo.

Todo esto parecía una mala broma, una película de terror donde la naturaleza empezaba a pasarnos factura uno por uno, hasta querer terminar con el grupo por completo, me llevo las manos a la cabeza mientras niego; sé que tengo un gran karma encima, pero no creo que aun sea el momento, un pequeño ataque de pánico comenzaba a tomarme por sorpresa, empecé a respirar hondo y soltando el aire suavemente intentando calmarme.

Cierro mis ojos y comienzo a recordar esas oscuras y calurosas noches en Bagdad, donde el fondo se adornaba con explosiones y disparos de diferentes calibres, -esto está mejor que eso Anika, mil veces, mil veces, tranquila, respira- casi entre dientes decía mientras me frotaba las piernas.