Partida Rol por web

El camino de la izquierda, si no estoy leyendo mal el mapa, debería conducirnos de regreso al túnel principal, como ya indiqué antes. No es una mala elección, aunque dudo que nos encontremos con el resto del grupo. Recordemos que el sargento solo podía ir hacia la derecha y que la señorita Hasan y el señor Ford, aunque han podido hacer el mismo camino, se han encontrado antes con el mismo túnel en el que se quedó aislado el sargento, así que yo pienso que por ahí estaremos solos.

Thalassa guardó el mapa.

Pero al final, eso no importa. somos cuatro, y si tenemos que descubrir los secretos de esta base, cualquier sitio es bueno para empezar. Vayamos a ver ese cuarto cerrado, señor Kleist. A lo mejor conseguimos abrirlo.

Ford cogió esta vez el camino que le llevaba de regreso a lo que parecía ser el túnel principal. Caminaba deprisa, pero alumbrando en todas direcciones, pendiente de cualquier movimiento. Pasó por delante de los dormitorios, en donde suponía seguiría atrapado aquel asqueroso bicho de largas patas y continuó adelante hasta llegar a punto en el cual, ademas de continuar recto, había un desvío hacia su derecha.

McQueen se dirigió por el pasillo opuesto, que corría perpendicular al túnel que había dejado atrás. No parecía que hubiese nada en él, ni otras cabinas ni nadie. Finalmente, llegó a lo que era el final del túnel... y se encontró cara a cara con Ford, que sin duda había llegado del mismo lugar que él pero dando un rodeo.

Ford y McQueen se encontraron cara con cara, cada uno llegando desde un punto diferente; McQueen había retrocedido tras lo que le había sucedido a Victoria, mientras que Ford había regresado por donde había venido, pero en aquellos momentos, los dos estaban en el mismo lugar...

... y McQueen no tenía aspecto de estar en sus cabales.

El grupo volvió siguiendo el camino por donde había llegado Kleist y efectivamente, llegaron a lo que parecía ser de nuevo el túnel principal. Además, casi enfrente, estaba la puerta metálica de la cual había hablado Kleist. Al iluminarla, pudieron ver el cartel que había en él, algo en lo que no se había fijado Kleist.

"Waffenkammer"

Waffenkammer

La linterna de Brochard iluminó el cartel, descubriendo una nueva palabra en perfecto alemán que no le decía absolutamente nada. Aquella parecía ser la misma puerta de la que hablaba Kleist, y efectivamente estaba cerrada a cal y canto. Si Ford y Hasan hubieran pasado por allí, habrían al menos intentado abrirla. Aquello parecía haber permanecido cerrado durante varias décadas. Bastantes.

- No se si quiero ver lo que hay detrás de esto... pero no tenemos otra opción. Kleist, ¿que significa lo que pone aquí? No me gustaría abrir un depósito de desechos biológicos...

El doctor se centró en la puerta, buscando el cierre. Con fortuna sería cómo los que ya habían abierto, por lo que no supondría gran problema. Sin embargo, no movió un dedo. Esperaba que Kleist le contestara antes de intentar abrir nada.

No más sorpresas... por favor...

-Pues todo se está tornando tan extraño en este lugar, que tampoco me confiaría de abrir esa puerta de buenas a primeras- me pongo en frente de aquella puerta mientras me pongo en posición, levanto mi arma recostando la culata sobre mi hombro derecho, con mi dedo muy cerca del disparador.

-Cuando quieran señores, si esto los hace sentir un poco más seguros, solo esperemos que no hayan sorpresas detrás de la puerta número tres- sabía que contra un riesgo biológico de nada serviría un arma, pero si por el contrario, hay algún animal o algo detrás era mejor estar preparados.

-La situación me superó -respondió el historiador a la pregunta de mis compañeros acerca de por qué me había marchado de una manera tan súbita. Su tono volvía a ser pausado y tranquilo, sin un ápice de duda-. Me sentía tan superado que me entraron ganas de buscar una forma de salir de aquí por mi cuenta. Cuando me di cuenta de lo peligrosa que era semejante estupidez, decidí detenerme y regresar sobre mis pasos. Disculpen.

Una vez que llegamos de nuevo frente a la puerta metálica, Friedrich leyó el cartel que figuraba en él y que había pasado completamente por alto al no disponer de una linterna como la que poseía Brochard.

-Waffenkammer no es nada relacionado con peligros biológicos. En alemán, significa "armería" -dijo el historiador, en tono seco-. Si realmente hay algo peligroso en esta base, aparte de esos malditos desprendimientos, puede que nos fuera útil entrar y aprovisionarnos con las armas y munición que pueda haber.

El pasillo parecía tranquilo, pero yo con la mayor de las cautelas avanzaba alumbrando todo lo que se presentaba ante mí. Al moverme más despacio el dolor de mis costillas se mitigaba ligeramente, pero sin analgésicos poco podía hacer. Entonces escuché unos pasos justo ante mí y al alumbrarle lo ví. Era McQueen, su cara estaba desencajada y los ojos perdidos, me detuve en seco y por un momento no supe bien que hacer así que opté por una charla pacífica.

-McQueen, soy Ford ¿cómo se encuentra?-dije con voz temblorosa, aquel hombre había disparado como un loco tan sólo hace unos minutos y no le sería nada dificil matarme ahora mismo, tenía que intentar en la medida de lo posible hacerle entrar en razón, si es que le quedaba algo claro-Ya está todo más tranquilo, pero debemos encontrar una salida...-dije alerta mirándole en todo momento, listo para reaccionar dentro de mis posibilidades si era necesario.

Victoria/"La Cosa" continuó andando por el túnel hasta alcanzar la "famosa" grieta que tantos quebraderos de cabeza les había dado a esos humanos. Su entidad original la había saltado una vez de forma burda pero eficaz. Ella no necesitaba hacer algo así. Victoria se colocó delante de la grieta y empezó a temblar.

Las vísceras de Victoria salieron despedidas con fuerza y atravesaron la grieta sin dificultad, aterrizando al otro lado y acumulándose en el suelo. Cuando todas las "partes" de Victoria estuvieron al otro lado, agrupadas como si se tratase de restos dejados allí mismo por casualidad, volvió a reordenarse y tras unos minutos, Victoria estuvo de nuevo completamente formada.

McQueen corría como un poseso buscando un objetivo cuando una figura apareció ante él. Se detuvo, era Ford. Lo miró con absoluta desconfianza y Ford le habló.

Habla como él.....pero no...no es él. El Ford que conocí era un irónico descreído arrogante

-Claro, una salida, ¡para que puedas escapar de aquí y puedas seguir matando! ¡Habrás acabado con Hasan, habrás acabado con el auténtico Ford!

Levantó su arma

-Pero por Dios todopoderoso que conmigo no lo tendrás tan fácil, ¡criatura nazi del infierno!

Y disparó

Para no matar automáticamente, vamos a darle la oportunidad a Ford para que reaccione, porque además está alerta.

TIRADA DE FORD: PERCEPCIÓN (darse cuenta de las intenciones de McQueen)

TIRADA DE MCQUEEN: ATLETISMO (ser rápido disparando)

Quién gane, decide. Si gana McQueen, tiro a bocajarro. Si gana Ford, puede quitarle el arma y golpearle (otra tirada, esta vez de atletismo).

Estaba como una chota, no atendió a razón ninguna, supe que iba a dispararme así que comencé a moverme en zigzag hacia él intentando acortar distancias lo más rápido que podía. En ese momento y como edperaba comenzó a disparar agaché la cabeza rezando para que no me la volase de un tiro y le envestí, ambos caímos al suelo, McQueen se golpeó en la cabeza y perdió la consciencia al instante.

-Aughhhh, mierda...- mascullé dolorido. ¿Que mierdas más podía pasarme? Me incorporé a duras penas, cogí el arma del soldado busqué cargadores adicionales y comencé a caminar de nuevo, tenía que irme y desaparecer antes de que ese tarado se lanzase a por mí de nuevo.