Partida Rol por web

Aunque después de escuchar a Rob no se había imaginado un recibimiento con armas apuntándole de entrada, tampoco es que a esas alturas se fuera a sorprender mucho de nada. Pero bueno, dentro de lo malo no era lo peor, o era la primera vez en su vida que le apuntaban con un arma y probablemente tampoco seria la ultima. Sabia que para salir de aquello la respuesta era la diplomacia y mantener la cabeza fría.

   - Estaría bien que se calmase todo el mundo...- Comentó respondiendo al tipo sin ninguna muestra de nerviosismo.- No hemos venido aquí a buscar confrontación alguna, y creo que todos ya tenemos suficientes problemas ahí fuera como para matarnos aquí dentro ¿No creéis?-

Dejando unos segundos para que asimilasen lo que les estaba diciendo, volvió a hablar con el mismo tono tranquilo.

   - Como ha dicho mi compañero, me llamo Kevin, y estamos buscando a mi hija. Se llama Cady y no es de por aquí, vino en un viaje de instituto a pasar unos días en la ciudad.- Señalando a a Rob prosiguió con su explicación.- Tu amigo Rob nos dijo que tu eres el que manda en la comunidad que queda en esta zona de Denver y por eso hemos venido a comprobar si tu o alguno de tus chicos sabían algo al respecto.-

Daryl nunca había renunciado a una gresca, no era de los que se echaban atrás por mucho que le apuntasen con un arma. Aquél tipo estaba retándole y él no se iba a quedar sin decir nada...pero entonces Kevin puso algo de serenidad al asunto. El joven sureño miró al líder de aquella panda con firmeza, no se dejaría achantar

- Bajad las putas armas de una vez - sentenció - Ya sabéis quienes somos y a que venimos, ahora cómo gente educada que sois es hora de que devolváis las presentaciones - Que le apuntasen con un arma disparaba toda su agresividad, por lo que hasta que no viese que estaban bajadas no bajaría la guardia ni se dejaría manipular. ¿Contraproducente? Quizás.. pero Daryl era de ese tipo de personas que se crece ante el peligro

Guillermo, tío, son legales- dice Rob- estaban huyendo de unos caminantes. Les ayudé a escapar de allí y les monté en el coche. Tenían armas pero no hicieron amago de robarme ni nada por el estilo. Se puede confiar en ellos.

Guillermo mira a Rob mientras niega con la cabeza. Hace un rápido gesto y las armas de los hombres que hay bajan- algún día nos vas a meter en un buen lío por traer a gente, Rob.

Aquí puedo asegurarte que no hay ninguna Cady- dice mirando a Kevin- podemos pasar dentro y puedes intentar darme alguna indicación por si puedo ayudarte. Poco mas puedo hacer.

El pequeño de los Dixon respiró relajado cuando bajaron las armas. Ya estaba maquinando alguna manera de sacar la suya y equilibrar las fuerzas, lo que seguramente hubiese acabado mal. La noticia de que Candy no estaba allí la esperaba, pero sabía que sería un golpe en la moral de su compañero.

- Gracias, así está mucho mejor - dijo en un tono mucho mas distendido - nos vendrá bien descansar

Seguidme adentro entonces- os dice Guillermo. 

Os lleva al interior, y camináis por un largo pasillo. Os sorprende lo que veis: las habitaciones tienen como inquilinos a ancianos,... ¡estáis en una residencia! También veis a bastantes chicos de la edad de Guillermo, portando armas, por la zona. Por sus vestimentas, uno diría claramente que han pertenecido a bandas callejeras. Sin embargo allí estaban, cuidando de esos ancianos.

Miráis a Guillermo sorprendido, mas este se encoge de hombros

Cuando la cosa se puso fea, la gente empezó a huir- dice- muchas familias cogieron sus pertenencias e intentaron salir de la ciudad antes de que los caminantes acabaran con sus vidas. Sin embargo, muchas de esas familias abandonaron a su suerte a sus ancianos. Simplemente, consideraron que eran un estorbo al cual no podían llevarse. Los médicos de este lugar los abandonaron también a su suerte. Sin embargo, unos pocos como yo nos quedamos aquí a cuidarlos. 

Los pandilleros, que tenían también aquí a algún familiar suyo, decidieron también quedarse. Así, hemos logrado traer medicinas, comidas, y todo lo necesario para poder sobrevivir aquí. Muchos de los ancianos no podrían vivir si intentamos trasladarlos, así que hemos optado por quedarnos aquí. Y de momento la cosa no nos va nada mal. Tenemos armas, sólidas defensas y por el momento no nos falta comida ni medicinas. No podemos quejarnos.

Os mira- cuando os amenacé lo hice simplemente porque era necesario. No temo a los caminantes, pero si a las personas. Ya hemos tenido algún encontronazo con gente que quiere arrebatarnos nuestras armas y comida. De ahí que tengamos que ser muy precavidos.

Es curioso- añade de repente- dicen que el apocalipsis ha llegado, y el mundo se ha ido irrefrenablemente a la mierda. Yo digo que simplemente sigue igual- mira a los ancianos, y por un instante, sus ojos reflejan tristeza- el débil sigue siendo débil.

Mira esta vez a Kevin- bueno, tu me dirás. Dame mas datos de tu hija. Quizás pueda ayudarte.

Daryl se quedó asombrado ante la visión de todos aquellos ancianos cuidados por pandilleros y gente muy joven. Ahora comprendía porqué eran tan desconfiados, tenían con ellos muchas cosas de valor y cuidaban de los más débiles. Si los zombies habían convertido el mundo en una jungla donde eran el depredador más temido, los seres humanos habían sacado su lado más salvaje, aquél que habían intentado controlar poniendo reglas y estableciendo sociedades. También eran depredadores, sin escrúpulos. Ellos mismos se conducían cada vez más a su fin. Al contrario de lo que pudiese preveerse, ante una situación así, el hombre de a pie no había evolucionado a mejor, colaborando entre sí, apoyándose los unos en los otros, etc.. sino que había evolucionado hacia un ser mas deshumanizado.

Escuchó las palabras del joven, quién preguntó a Kevin por su hija.. suponía que aquello era un palo, pero quizás pudieran ayudarlos.

Antes de poder discutir, uno de los tipos se acerca hacia Guillermo. 

Hemos avistado un pequeño grupo de podridos allá afuera, cerca de nuestra zona. No son muchos, pero vamos salir a matarlos, solo por si acaso.

Guillermo asiente en silencio mientras mira a Daryl- puedes ir con ellos si quieres. Al fin y al cabo, aquí poco vas a poder hacer salvo esperar a que Kevin y yo terminemos de hablar.

Conversar no era lo de Daryl, y la charla sobre la hija de Kevin no era algo que le entusiasmase especialmente, lo suyo no era el diálogo. Por eso la propuesta del líder de aquella comunidad le pareció de lo mas oportuna y recurrida. Matar a unos cuantos de aquellos bichos le relajaría después de la tensión que habían tenido.

El joven sureño sacó la ballesta de su espalda y la cargó con una saeta.

- Ayudaré en lo que pueda - dijo dando un paso al frente.

En tal caso, acompáñanos- te dice el joven. Os alejáis, dejando a Guillermo y Kevin para charlar. 

Sigues al chico hasta llegar de nuevo a la puerta por donde entrásteis. Allí te juntas de nuevo con el chico que os llevó hasta allí. 

Los podridos están cerca de este lugar- dice uno de los tipos- son apróximadamente 8 de esos seres. Debemos actuar con rapidez. Nada de armas de fuego. Somos cinco, un número inferior, pero ellos son lentos, por lo que no tendremos problemas contra ellos. No les deis la espalda y cubrios los unos a los otros. Una mordida de esos seres y se acabo vuestra vida.

Iremos andando... no esta muy lejos de aquí. ¿Alguna pregunta?- mira a Daryl... al fin y al cabo, no le conocían de nada y desconocían sus habilidades.

Daryl tensó el arco de la ballesta, de manera ritual y en silencio. Miró al tipo a la cara y asintió, se mostraba seguro de sí mismo. Es algo que le salía natural, este tipo de 'misiones' le gustaban, se sentía útil.

- Carguémonos a esos caminantes - concluyó

No había mucho mas que decir. Os montáis en el coche y os dirigís hacia donde se encuentran esos caminantes. Te han emparejado con Rob, y os tendríais que coordinar bien para que todo salga perfectamente.

¿Que tal manejas la ballesta?- te pregunta

A Daryl no le disgustó el emparejamiento, a fin de cuentas aquél chico le había salvado la vida. Rob, que así se llamaba, le preguntó como se defendía con la ballesta.

- Me defiendo, no te preocupes - le dije con seguridad

Haremos la estrategia de siempre. Nos acercaremos a ellos e intentaremos hacer que se separen un poco, lo suficiente para atacarles. Dado que tu tienes la ballesta, yo puedo encargarme del podrido de delante mientras tu disparas al de atrás. ¿Te parece bien?

El sureño asintió a las palabras del joven.

- Táctica simple y segura

Asiente- así es, sin complicarnos la vida- dice- eso si, no falles. Mi culo está en tus manos.

No había mucho mas que añadir. Al poco rato el coche paró. A lo lejos, veíais a los podridos caminar hacia vosotros. Bajaís del vehículo y os colocáis en pareja.

Vamos allá- dice Rob. 

Vais hacia ellos, y mientras lo hacéis, ves como vais poco a poco separándoos. Rob lleva un bate de beisbol, al igual que los otros tres. Se han dividido en dos grupos, mientras que otro de los tipos, que lleva una pistola en la cintura, se queda algo mas rezagado. Al parecer, él iba a convertirse en apoyo en caso de que uno de los grupos tuviera problemas.

Daryl, atento- quedaba poco para acercarse- dispara al de delante de nosotros- dice Rob- cuando acabes con él, voy yo a por el siguiente y tu disparas al de atrás.

El pequeño de los Dixon estaba en su salsa, deseoso de matar a alguno de aquellos asquerosos que le habían hecho correr durante un rato. Aparte aún estaba cabreado, le habían apuntado con un arma y tenía que soltar la tensión y violencia acumulada.

La ballesta estaba cargada, así que levantó los brazos parándose en seco, cortó su respiración y apretó el gatillo apuntando al que le había indicado Rob. La saeta cruzó el cielo... sin mirar el resultado volvió a cargarla, dispuesta a disparar otra vez.

El disparo es preciso y perfecto: el virote impacta certeramente en la cabeza del caminante en cuestión, mientras Rob logra golpear perfectamente asestar un buen golpe en la cabeza del caminante. 

Dispara al otro- le dice mientras remata en el suelo al que ha tumbado.