Partida Rol por web

Avanzáis con cautela por el piso central, con la poca luz que queda en el horizonte, podéis ver como ese piso hace las funciones de sala de estar y comedor. Entráis con miedo a lo que se os pueda echar encima pero no parecéis notar ninguna presencia en esa estancia. A tientas buscáis algún interruptor, y lo encontráis fácilmente.. de repente se hace la luz.

Se encienden todo tipo de luces, en varios puntos de la sala, dando un aspecto de puro lujo en esa sala. Hay varios sofás y butacas y hasta un televisor de considerable tamaño. Echando una rápida ojeada os dais cuenta que alguien se ha corrido una buena fiesta ahí abajo, pues veis varias botellas de champán abierto, cojines y sabanas revueltas y en una de las mesitas veis como hay otra bolsa con cocaína, esta vez abierta.

La luz hace que os calméis un poco, y respiréis aliviados pues en la mente de todos había pasado la idea de estar a la deriva en un yate así, a oscuras, cosa que a ninguno de vosotros os hacía nada de gracia.

 Julia no puede evitar enarcar ambas cejas al observar la majestuosidad del sitio, y casi instintivamente arrugó la nariz observando detenidamente cada uno de los rincones. - Vale...ahora somos un blanco muy muy fácil. Avanzó al principio cautelosa y finalmente con más decisión para inspeccionar la sala. - Debemos comprobar que no hay más entradas...salidas o lo que sea, y podemos establecer el centro aquí mismo. - dicho esto se giró para ver a sus compañeros. 

- Sigo insistiendo en que lo primero debería de ser buscar cosas para protegernos -volvió a girarse y posó su mirada sobre una de las mesas- eso de ahí - dijo señalando una mesa - si lo desmontamos nos puede valer a modo de bate - refiriéndose a los palos que la sujetaban-. También nos podrían venir bien ropas para ponernos encima..yo que sé, cualquier cosa. 

Julia comenzó a revolver y a abrir armarios con rapidez, tratando de no hacer mucho ruido, en busca de cualquier item que pudiera se de utilidad. Luego salimos a investigar, chicos - dijo cerrando una puerta y abriendo otra a continuación. 

Aarón miraba alrededor de la sala y a la puerta de entrada constanmente, buscando objetivos que pudieran servirles de defensa y, al mismo tiempo, comprobando que nada ni nadie se acercaba a esa puerta. Por más que lo intentaba no lograba concentrarse, así que tuvo una idea. Se acercó rápidamente a una de las mesas que había en aquella sala de estar y la empujó poco a poco hasta la puerta. Dejó de empujar un momento para cerrarla, y poco después volvió en tu tarea, hasta que la mesa logró bloquear el paso. Ahora nadie podría pillarles por sorpresa.

- ¿Qué te parece esta solución, Julia?- preguntó Aarón con una sonrisilla en la cara. Después, comenzó a dar vueltas por aquella estancia, posando su mirada sobre cada rincón en busca de un arma improvisada. Una botella de champán rota podría servir contra una persona viva, pero no sé si tendría algún efecto sobre esas cosas andantes, pensó. Aún así, no estaba de más intentarlo, por lo que comenzó a recolectar todas las botellas que había desperdigadas por la sala y las fue colocando sobre otra de las mesas.

Cuando encendieron la luz, Ana se quedó impresionada por lo lujoso de aquella habitación, después de todo lo que había pasado no esperaba encontrar algo así. Instintivamente dio un rodeo con la mirada a la estancia, aquellos seres podían estar en cualquier parte, pero parecía que allí no había nadie. Suspiro más tranquila, aunque no conseguía dejar de pensar en que podían sorprenderles en cualquier momento.

Siguiendo a Julia comenzó a inspeccionar la sala, no sólo buscando algo para defenderse, sino también intentando encontrar las llaves del yate; pero su mirada volvía una y otra vez a la puerta del aquel salón, no podía concentrarse. Aarón pareció pensar lo mismo y con una de las mesas consiguió bloquear la entrada. Buena idea Aarón. Dijo con una sonrisa.

Siguió buscando por todos los rincones y mientras desarrollaba esta tarea una idea vino a su mente. Por un momento dejó lo que estaba haciendo y miró a sus compañeros. ¿Y si la llave la llevaban en sus ropas alguno de esos que nos han atacado? Era un pensamiento que no le gustaba lo más mínimo, pero dada la suerte que habían tenido, no sería de extrañar que la llave no estuviera en ningún sitio.

Entró en el salón con el resto de sus compañeros y no pudo evitar suspirar algo mas aliviado al ver que había luz y que no había nadie en su interior. Julia tenía razón, era mejor mantener un sitio fuera del alcance de aquellas cosas y éste era idóneo.  Asintió a las palabras de Aarón cuando colocaba la mesa bloqueando la puerta y junto a las chicas comenzó a rebuscar por todos los sitios. Como prioridad a buscar estaban las llaves de la embarcación y después el hallar algo que pudieran usar como arma, por si las moscas.

- Si eso fuera así, Ana, tendríamos un problema. – Respondió al comentario de Ana sobre las llaves. – Como última opción, podríamos probar a hacer un puente o algo así, en las películas funciona… - esto último lo dijo a modo de comentario jocoso, para quitar hierro al asunto.

 Julia en el interior de los armarios no pareció dar con mucha cosa de utilidad: cubertería, botellas de alcohol alguna que otra manta, prendas de ropa sueltas,... 

- Digo yo que habrá más de una llave, ¿no? - dijo incorporándose y girándose hacia sus compañeros. - No tiene mucho sentido que sólo haya una. Además, ¿cómo narices vamos a mover este trasto? - dijo con los hombros ligeramente encogidos, mirando la estancia, para referirse al barco.

Justo en ese momento clavó su mirada en los cristales que daban al exterior, parecía que había visto algo de sumo interés Emprendió la marcha en esa dirección - Creo que los rieles de las cortinas valdrán. Parecen bastante gorditos y de madera buena - dijo tratando de encaramarse en las escuálidas mesas.

Registráis el salón en busca de algo útil. La llave no aparece por ahí habiéndolo registrado todo. Encontráis mucho alcohol, drogas y comida. También encontráis ropa de mujer y algunos trajes de baño para hombre pero ni rastro de la llave.

Tras unos minutos, parece que no hay ningún altercado mas, el barco está completamente silencioso. De todas maneras os habéis hecho con algunas armas improvisadas para defenderos en cualquier caso.

Ahora la noche es completa, y afuera está todo oscuro, aunque por suerte parece haber corriente en ese yate.

Removió toda la estancia en busca de las llaves, pero no halló ni rastro de ellas. Al fin, rendido, se sentó en el sofá. – Nada, aquí no están. – comentó con cierto tono de cansancio en su voz. – Nos quedaría un piso por revisar, recemos por que estén allí. – La idea de continuar revisando el barco de noche no le había demasiada gracia, pero Jack aun estaba ahí fuera con su barco a la deriva, y no pretendía dejarlo abandonado, no si podía evitarlo.

- ¿Alguno se viene conmigo a inspeccionarla?.-

Después de un buen rato buscando, Ana no encontró las llaves del yate por ningún sitio y parecia que sus compañeros habían tenido la misma suerte. Dejó en el sofá unos cojines que tenía en las manos y fue en ese momento cuando se dio cuenta de lo silencioso que estaba todo. Demasiada tranquilidad... Notó como los pelos de los brazos se le erizaban.

Voy contigo. Dijo tras las palabras de Samuel. A pesar de que aquel yate no le gustaba lo más mínimo y mucho menos vagar a oscuras por él, si iba a buscar las llaves tendría algo que hacer para mantenerse distraida y no pensar en todo lo que les estaba sucediendo.

De repente un ruido muy fuerte empezó a sonar, cada vez se acercaba mas y mas dejándoos sordos y algo confusos. Era un ruido de algo de fuera, no del barco, algo muy grande. Algunos habíais salido afuera a comprobar otro piso y otros simplemente lo visteis por las ventanas del salón de aquel yate.

Un avión, enorme de pasajeros, estaba a poca distancia de vosotros y casi rozando el mar. Sacaba humo y fuego de una de sus aladas y parecía descontrolado. El yate empezó a tambalearse por el oleaje producido por ese avión. Nunca habriais dicho que fueran tan grandes, pero ahora parecía un coloso gigante.

Después de ver esto, os quedasteis paralizados del asombro y del miedo, entonces otra oleada salvaje empezó a tambalear aún mas la embarcación.

Aarón se había quedado con Julia en aquella sala de estar, buscando la llave que les permitiera arrancar los motores del yate, pero parecía que no había suerte. Pronto se percató de un sonido lejano, parecido al que horas antes habían escuchado cuando los helicópteros militares pasaron por encima de sus cabezas. Sin embargo, aquel sonido se iba haciendo cada vez más presente. Miró a Julia extrañado, mientras aquel sonido se iba convirtiendo en ruido, cada vez con mayor volumen. Llegó un momento en que se hizo casi insoportable, fue cuestión de segundos. Miró hacia la ventana y vio a la perfección de lo que se trataba: era un avión comercial que volaba demasiado bajo y parecía fuera de control. Rápidamente se dio cuenta de lo que estaba pasando y de lo que iba a ocurrir.

- Santo cielo, Julia... ¡agárrate a algo, ya! ¡Rápido! - le dijo a su amiga mientras se colocaba de rodillas sobre el sofá, sin dejar de mirar a través de la ventana. Sus manos se clavaron en el respaldo del sofá y, aterrado, observó cómo el avión se sumergía estrepitosamente en el mar. Sólo era cuestión de segundos que el agua reaccionara y comenzase a azotar el yate.- Prepárate, querida. Esto va a ser movidito.- Entonces, intentó mantener el equilibrio lo mejor que pudo.

Ana salió de nuevo a cubierta para dirigirse a inspeccionar el piso que les quedaba, pero antes de que pudiera entrar en él, comenzó a escuchar un fuerte ruido, al principio lejano y cada vez más próximo a ellos. Asustada, pues aquel ruido era cada vez más ensordecedor, miró en todas las direcciones en busca de lo que fuera que estaba causando aquel sonido. De repente lo vio, un enorme avión de pasajeros, a pocos metros del yate, volaba sin control casi rozando el agua del mar.

¡¡SAMUEL!! dijo gritando mientras señalaba el avión. Antes de que pudiera reaccionar, el avión se estrelló contra el mar. ¡¡Dios!! Las olas producidas por el accidente se acercaban rápidamente al yate, era cuestión de segundos que la embarcación comenzará a tambalearse fuertemente. Ana miró a ambos lados en busca de algo a lo que agarrarse, lo más cercano a ella era una de las barandillas del yate, así que fue hasta ella y con las dos manos se agarró todo lo fuerte que pudo.

Agradeció a Ana que se prestara a acompañarlo con tal velocidad, sin duda se trataba de una chica decidida que siempre se prestaba a ayudar, y eso le hacía encontrarse cómodo con ella. Movió de nuevo la mesa para salir al exterior y dirigirse a la segunda planta. – Recordad sellar la puerta de nuevo cuando salgamos, estaremos de vuelta lo antes posible. – comentó al salir.

Pero nada de eso iba a ocurrir, cuando se disponían a enfilas las escaleras de subida a la 2º planta, escuchó el estruendo del avión al pasar por encima de ellos tan cerca. No pudo dejar de mirar como aquella maquina se estrellaba en el mar horrorizado. Los gritos de Ana lo volvieron a hacer reaccionar, había que agarrarse a lo que fuera, la ola que había provocado el golpe del avión contra el agua se venía hacia ellos.

Intentó aferrarse a la barandilla de las escaleras lo mejor posible…

Julia se encontraba encaramada a una de las mesitas a fin de coger uno de los rieles de las cortinas tal y como había indicado. Para ella, protegerse y alejarse de esos bichos era su prioridad. Dadas las circunstancias y la rabia con la que atacaban no podía casi pensar en otra cosa. No obstante, la presencia y el apoyo de su amigo Aarón era en todo momento su punto de cordura, junto al cual trataba de pasar la mayor parte del tiempo posible.

Al oír el estrepitoso ruido... ¿Qué carajo pasa ahora? - Ante las indicaciones de Aarón, trató de agarrarse donde podía, asiéndose como pudo a los ventanales de la sala en los resquicios que quedaban aunque lo cierto es que no eran muchos. -¡Joooooooder!- Lo máximo que tenía a mano eran las cortinas que, con su peso, caerían al suelo con facilidad.  Observando a través de la ventana, ojoplatónica no pudo evitar exclamar - ¡¡Es un puto avión, Aarón!! - Se quedó clavada mirando la ventana, totalmente ajena a la posible sacudida ya.  Aarón, que la conocía bastante, sabía que dada la aprensión que ésta sentía por los aviones su reacción no iba a ser muy buena. 

A causa del espeluznante impacto de aquel avión se levantaron grandes olas que azotaron el yate en el que os encontrábais. Algunos mantuvisteis buen pie ante la súbita andanada otros resbalasteis pero tampoco fue nada grave. Al cabo de unos instantes la situación se normalizó de nuevo. Ahora podíais ver no muy lejos de vuestra posición como aquel avión se iba hundiendo poco a poco. Una de las alas se había desprendido del avión y estaba flotando a la deriva, mientras el resto iba hundiéndose en las profundidades marinas.

Al principio no visteis ninguna actividad, lo que os dio por pensar que no había supervivientes ante tal impacto, pero al cabo de unos minutos, visteis como unas cabezas emergieron de debajo del agua, había 3 o 4 personas que se acercaron nadando y se quedaron tendidas encima de esa ala que flotaba a la deriva.

La embestida de la ola lo hizo resbalar y golpearse con las escaleras de ascenso a la 2º planta. Por suerte para él no fue nada grave, tan solo unas magulladuras. Cuando se recompuso, buscó a Ana en la embarcación. - ¿Estás bien?. - al darse cuenta de que había aguantado bien la embestida y se encontraba bien, alzó la cabeza para observar lo que había ocurrido con el avión y rápidamente se dio cuenta de que había supervivientes.

- ¡Mira Ana, hay supervivientes! – alzó la voz para que también pudieran escucharle Julia y Aarón. – ¡Debemos ayudarles! – volvió a exclamar mientras buscaba en la embarcación un salvavidas y lo tomaba dispuesto a ayudarles. – Voy a ir a por ellos, - comentó a Ana mientras se quitaba la camiseta, - procura que este cabo no se suelte y, una vez los tenga, ayudadme a volver al barco. – comentó esto último mostrando el cabo que unía el salvavidas a la embarcación.

Mientras el yate se tambaleaba a causa de las olas, Ana permaneció fuertemente agarrada a la barandilla consiguiendo mantenerse en pie durante los pocos minutos que duró aquel movimiento. Cuando el yate volvió a estabilizarse, soltó sus manos de la barandilla y buscó a Samuel con la mirada. Estoy bien, ¿y tú? A pesar de que su amigo se había dado un pequeño golpe contra las escaleras parecía estar bien pues enseguida se puso en pie sin ningún daño.

Ante las palabras de Samuel, giró la cabeza hacia el lugar donde el avión se había estrellado y pudo ver lo que su amigo le decía, varias personas nadaban hacia una de las alas que flotaba en el agua. La rápida reacción de Samuel la pilló por sorpresa, pues ella todavía permanecía asombrada de ver que alguien había podido sobrevivir a semejante impacto.

De acuerdo. Dijo mientras agarraba el cabo con ambas manos. No se soltará. Ana sentía una mezcla de miedo y excitación. Ten cuidado Samuel...

Permaneció en su sitio, sin soltar el cabo de entre sus manos, buscando con la mirada otro salvavidas cercano por si las cosas se complicaban.

 Julia consiguió agarrarse a los salientes de los ventanales mientras observaba con suma atención el declive del avión y cuando logró estabilizarse se bajó de la mesa en la que se encontraba. En ese momento, achinó los ojos un poquito, tratando de aguzar la vista, y justo en ese momento le pareció ver movimiento entre los restos del avión. Desde su posición, en el ventanal, podía observar con claridad.

-Eso...¿es... gente? - se giró un segundo hacia Aarón, que se encontraba aferrado al sofá, y con la mano le hizo un gesto para que se acercase rápido. - ¡No puede ser, esto cada vez es máaas raro! - 

En ese momento, escuchó de fondo la voz de Samuel, dispuesto a saltar en busca de lo que parecían unos supervivientes. - Yoo...esperaría a que llegaran ellos...que toda la gente con la que nos hemos encontrado no parecía del todo amistosa - comentó a Aarón, esta vez en un tono más bajo. Dicho esto, encogió los hombros en un gesto de pasividad, queriendo indicar que no tenía muchas intenciones de moverse de allí. 

Aquel accidente estaba lejos y la distancia para ir nadando era larga, aún así Samuel se lanzó decidido para ir a ver que estaba pasando y ayudar a esa gente. A los pocos metros de nado, notaste algo solido en uno de tus brazos, al dar una brazada. Tu rostro se tornó pálido al ver como uno de los cadáveres de uno de los hombres del yate estaba flotando, boca abajo en el agua.

Su cuerpo estaba hinchado y parecía que hasta se movía un poco, quizá era por el oleaje, pero ese hecho no te tranquilizó nada.

Aún así, algo más llamó tu atención, algo brillante y de un color vivo flotaba cerca de aquel cuerpo. Parecía un llavero de esos que flotan en el agua, atado con una pequeña correa al cinturón de aquel cadáver.

Joder, joder, joder… Detuvo su nado y bastante exaltado se alejó varios metros del cadáver. – Carallo!... Hay una de esas cosas aquí. – vociferó para que Ana lo pudiera oír desde la cubierta. – Y parece llevar al cinturón la llave del Yate. – continuó al ver como la llave colgaba del cinturón del cadáver.

Se mantuvo unos instantes quieto, intentando ordenar en su cabeza el que hacer. Los supervivientes del accidente tenían donde agarrarse y, sin duda alguna, si pudieran hacer funcionar el yate, sería mucho mejor para salvarlos. Miro hacia los lados, pero solo había agua, hasta que al fin reparó en el salvavidas. – Ana, llama a Aarón y a Julia, lo mismo necesito ayuda si no me sale bien. –

Tomó el salvavidas en sus manos y lo acercó poco a poco hacia el cadáver con los brazos extendidos, procurando en todo momento que el salvavidas permaneciera entre él y el cadáver. Una vez se había acercado lo suficiente, intentó colocar el salvavidas alrededor del cuerpo del cadáver de modo que le impidiera la movilidad de los brazos. Una vez lo hubiera logrado, intentaría coger las llaves con cuidado y sacándolas del llavero, no le daba buena espina el tirar de él…