Partida Rol por web

El cuerpo parecía inanimado. Aunque cuando empiezas a colocar el salvavidas alrededor suyo, parece que empieza a activarse y zarandearse, por suerte ya estaba rodeado con él y apenas pudo moverse, mas que unos torpes intentos de sacar los brazos del salvavidas. Una vez asegurado en ese aspecto, el zombie no podía mas que intentar morderte pero dejando espacio suficiente no había demasiado problema con ellos.

Con un poco de pericia, conseguiste sacar las llaves de la correa de su cinturón.

Aarón se bajó del sofá y se apresuró hacia donde se encontraba su amiga, Julia. Miró a travéz del ventanal. Sí, efectivamente había gente y Samuel se estaba acercando a nado.

- Ana se ha quedado por aquí, eso significa que tienen un plan -le dijo a Julia, que mantenía su cara de inactividad.- Deberíamos salir, más que nada por si Samuel necesita ayuda para volver a subir o cualquier otra cosa. Parece que nada raro está ocurriendo ahí fuera.

Rápidamente se apartó de la ventana y dirigiéndose hacia la puerta, le dijo a Julia: si no quieres bajar no lo hagas, pero estate muy atenta de que no ocurra nada abajo y, sobre todo, aquí arriba. Cerró la puerta y se agarró a la barandilla del yate, al lado de Ana y mirando hacia donde Samuel se encontraba.

- ¿Ha dicho que tiene la llave?- preguntó Aarón, con una ligera sonrisa.

Una ligera sonrisa se le dibujó en el rostro al ver que su plan le había salido como él quería. Sus sospechas eran correctas, aquellas cosas no morían, ni siquiera ahogándolos.  – Tengo la llave!!!. -  Tomó rápidamente la llave y se dirigió de nuevo al yate.

- Ana, por favor, suelta el cabo de ese salvavidas, no quiero llevar a esa cosa junto a nosotros si conseguimos mover este yate. – comentó al llegar a la embarcación mientras subía ayudado por Ana y Aarón. – Esas cosas no mueren, definitivamente no son humanos, pero bueno, eso ya lo debatiremos más adelante, veamos si es la llave para arrancar el cacharro este. -

El sonido mas bonito que oísteis en varios días.

Un leve murmullo que luego se convirtió en una muestra de potencia en funcionamiento, y a vuestro control. La llave había encajado perfectamente disolviendo así vuestras dudas. Ahora Samuel en la cabina del barco, admiraba desde una posición privilegiada, el mar que se extendía delante vuestro. Ese yate tendría una tecnología a la última pues un montón de pantallas y controles se encendieron a la vez que el motor. Aunque una cosa había clara, había una palanca a la derecha que sería la potencia del motor y el volante para manejarlo, con un poco de practica sería fácil moverse por el mar, pues los obstáculos que haya son difíciles de salvar.

Aún así, había un pequeño led de color rojo que palpitaba. "Low fuel" decía, así que seguramente no había demasiado combustible, pero eso era mejor que nada.

 Julia, reticente al principio, había seguido los pasos de Aarón al ver algo tintineante en las manos de Aarón. Cuando por fin se escuchó el motor del yate no pudo más que sentir una gran alegría y sin más, le dio un abrazo a Aarón a la vez que daba casi saltos de alegría. - ¡Dios! ¡Qué ganas de llegar a casaa! - exclamó llena de júbilo. 

- ¿Y ahora? - Preguntó al aire, mientras observaba todos los botones y pantallas - Espero que no tengáis pensado ir hacia atrás con el poquito carburante que nos queda... -encogió los hombros ligeramente, en señal de falsa resignación. - Además..a saber, ¿y si los otros son raritos también?- 

Cuando Samuel volvió al yate con la llave entre sus manos, Ana no pudo contener su alegría. ¡¡Siiii!! grito mientras su amigo les enseñaba la llave. Antes de seguir los pasos de los demás hasta la cabina del barco, Ana hizo lo que Samuel le había pedido, soltó el cabo del salvavidas y lo tiró al mar, parandose unos segundos a mirar como aquella criatura se movía dentro del salvavidas. Ahí te quedas...

Cuando se disponía a subir a la cabina, el sonido que tanto tiempo había esperado escuchar se produjo de repente, el yate había arrancado. Ana sintió un gran alivio y se apresuró a subir los últimos escalones que le separaban del puesto de mando.

Al llegar allí se quedo un poco sorprendida de la cantidad de botones y pantallas que aquello tenía. ¿Sabremos mover este cacharro? pregunto sin dejar de mirar todas las pantallas.

Tras las palabras de Julia, se giró a mirar al lugar en el que se había producido el accidente del avión y vió cómo los pocos supervivientes se agarraban al trozo de metal que flotaba. Podríamos pasar a su lado, a ver si se parecen a esas cosas que había aquí dentro o no... ellos no pueden subir al yate si no les ayudamos y dejarlos ahí si son humanos...

- Como dice Ana, solo con acercarnos bastaría para saber si son cadáveres andantes de esos o no. No puedo dejar que esas personas mueran ahogadas o congeladas y me da igual si he de volver a nado. – Las palabras de Julia hicieron enfadar a Samuel, aunque intentó no aparentar en demasía su enfado. Aunque pudiera entender el por qué decía aquello, no podía abandonar a aquellas personas allí.

Parecía que iba a continuar con el reproche pero se detuvo, quizás para calmar sus ánimos, y se volvió de nuevo a los mandos del Yate. Nunca había manejado algo así, pero no parecía ser demasiado complicado, una palanca con la que regulaba la velocidad y un volante para mover hacia los lados la embarcación…

Tomó los mandos y empujó ligeramente la palanca del motor para ver si la embarcación comenzaba a moverse. Al ver que lo hacía, lo dejó en esa posición, intentando continuar avanzando aunque a la mínima potencia, para ahorrar fuel. – Voy a poner rumbo hacia el avión, espero que entendáis por qué lo hago. – comentó ya esto último con cierto gesto de preocupación en su rostro y moviendo el volante para acercarse a los restos del avión.

- EHHH!!! EHHH!!! ¿OS ENCONTRAIS BIEN?!!! – gritó desde su posición a medida que se acercaba. Si algo había aprendido de esas criaturas, es que no hablaban, solo balbuceaban, y si recibía una contestación, era una forma de cerciorarse de que eran personas normales.

Sapphire, un yate lujoso se acercó rápidamente hasta la zona de la catástrofe aérea. Aunque en un principio estaba lejos, cuando se puso en marcha salvo la distancia en muy poco tiempo. Al perecer quien conducía esa embarcación era un poco brusco pues paso demasiado rápido e intentó parar el yate de golpe, lo que provocó alguna que otra ola que desestabilizo a los náufragos. En el yate se podían ver 2 chicos y 2 chicas, jóvenes de 25 años, que os miraban con una mezcla de curiosidad y temerosos de lo que se pudieran encontrar al veros.

Por otro lado, los náufragos, estaban encima de lo que parecía un trozo de ala desprendida de aquel accidente que habíais visto hacía unas horas. Había una chica joven de unos 20 años, con algunas magulladuras y cortes, luego un hombre mayor que tendría unos 50 años que parecía el que mejor se encontraba, dentro del mal estado general que tenían. Luego otro hombre joven, de unos 25 años, al parecer había recibido la peor parte pues aparte de heridas y magulladuras, tenía un paño sangrando apretado contra un costado de su torso. Los tres parecían que estaban en bastante mal estado, pero quien no lo estaba tras sobrevivir a un accidente aéreo.

Al acercaros, el que parecía pilotar el yate gritó.

- EHHH!!! EHHH!!! ¿OS ENCONTRAIS BIEN?!!! –

Aarón, que había acompañado a Ana al interior del yate, miraba atentamente a través del ventanal en busca de algún rastro de anomalía en aquellas personas. Lo último que quería era otra ronda de supervivencia contra cadáveres andantes. Según se fueron acercando, la esperanza de que fuera gente normal fue creciendo, hasta que efectivamente, se dio cuenta de que eran supervivientes del accidente. Salió corriendo a la cubierta de nuevo, con el resto de sus amigos.

- Chicos, parece que por sí solos no van a poder subir. Sobre todo él- dijo Aarón, mientras señalaba al chico joven, que mostraba el estado más preocupante de los tres.- ¿Seguimos teniendo el salvavidas con el que Julia atizó al zombie?- Preguntó en tono casi bromista.- Yo puedo ayudar a alguno de ellos. Creo que, quizás, Samuel y yo podríamos ayudar a la chica y al chico y, vosotras dos, ayudarnos a embarcarlos desde aquí. Me parece que el hombre se encuentra bien, podría subir por su propio pie.

El manejo de aquel yate no era tan fácil como hubiera imaginado Samuel en un principio aunque, pese a no haber manejado nunca algo así, logró acercar la embarcación a los supervivientes del accidente. – Creo que pararé por aquí, bueno, o cuando el cacharro este decida que es buen momento de detenerse. – comentó en tono jocoso  y muy poco convencido de su habilidad para detener el barco.

Justo en ese momento fue cuando se dio cuenta del estado de los supervivientes, algo que no era de extrañar tras un accidente de avión. Apagó el motor del Sapphire y bajó junto al resto de sus amigos. – Me parece bien.  Una vez que hayamos llegado allí, y les tengamos, lo mejor será que nos ayudáis a volver tirando del cabo del salvavidas, así podemos intentar traer a los tres a la vez. – dijo a las chicas mientras tomaba uno de los salvavidas.

Acto seguido se echó al agua junto a Aarón y comenzó a nadar hacia los supervivientes. – Tranquilos, ya llegamos. – comentó haciendo una ligera pausa en su nado.

Roque se alegro al ver el barco acercarse hasta el accidente… -Vaya, después de todo parece que sí vamos a tener algo de suerte- …comentó, cuando el barco se paro cerca de ellos, no se lo pensó dos veces, se ajusto las correas del chaleco salvavidas y se deslizó al agua.

Luego empezó a nadar hacia la parte trasera del barco, donde parecía fácil subir… -Ya vienen otros a ayudarle..... ¿Para qué?..... Ni que fuera su padre- …susurraba mientras nadaba.

Diana ayudo a Jorge a llegar hasta el barco.- Gracias.- pudo decir a las personas del barco, era un alivio ver que quedaban seres humanos en el mundo.- Me llamo Diana, el es Jorge.. Estamos heridos por el accidente pero no infectados ¿Y ustedes?.-pregunto cautelosa, subir a un barco donde podian tener infectados le parecia casi peor que quedarse alli.

La mujer se había esforzado en ponerle su propia camiseta lo más fuertemente posible y Cobos lo agradecía. Pero nadar durante tanto tiempo hacia el yate hizo que se desatara y se perdiera en el camino. Eso, más las brazadas produjeron que la herida del cristal se abriese de nuevo y la sangre volviese a brotar. Lo que tenía claro Jorge es que no iba a parar en medio del océano...eso sería hacerle compañía a Eduardo y no era esa su intención. Siguió como pudo, pese a haber momentos en los que lo único que pensaba era en dejarlo. Maldijo al viejo varias veces durante el trayecto. Parecía llevar un buen ritmo y no estaba herida y aun así no le cedió su chaleco. Y parecía buena persona...

Cuando llegó al barco y vio que había gente dentro lo único que pudo salir de su boca fue: - ¡AYUDA! Ya no puedo más. - Sus ojos se pusieron en blanco y se comenzó a hundir.

El hombre y la chica parecían poder valerse por si mismos y llegaron al yate por sus propios medios, donde serian ayudados por Ana y Julia, sin embargo, el otro chico apenas era capaz de mantenerse consciente, hasta que sus fuerzas lo abandonaron y comenzó a hundirse.

Como ya hiciera con Jack horas antes, Samuel volvió a zambullirse en el agua en su busca. Dado que no apenas acababa de comenzar a hundirse, no le fue demasiado complicado dar con él y subirlo de nuevo a la superficie. Le puso el salvavidas rodeándole el torso y volvió hacia el yate. – Rápido Aarón, ayúdame a subirlo. – le dijo a su amigo al llegar a la embarcación. – No tiene buena pinta, sangra mucho. –

Subió apresurado al Sapphire una vez habían subido el cuerpo del chico rubio y rápidamente intentó hacerse con la situación. Obvio totalmente los comentario de la chica rubia, no era el momento de pararse a hablar, ya lo haría otro por él. – Ana, Julia, por favor, buscad un botiquín en el yate, tiene que haber uno seguro. Necesito vendas o cualquier trapo que se pueda usar, eso sí, procurad que esté lo más limpio posible. – foder, foder, foder, Eu cago na puta..  Pese a ser un buen estudiante y haber adquirido amplios conocimientos, las prácticas nunca habían sido su fuerte. Si a eso se le sumaba que las prácticas eran sobre una persona y con graves heridas, no hacia la situación muy agradable para Samuel. Aun así, consiguió reponerse y comenzó a examinar las heridas del chico para averiguar su gravedad.

Jorge había perdido mucha sangre e iba a seguir perdiendo a menos que esa herida se cerrara, el agua salada del mar había ayudado a limpiar la herida, pero seguía abierta. Por suerte Samuel sabía bien como arreglar ese tipo de heridas, con el equipamiento adecuado cosa que no había en ese barco, aún así iba a hacer lo que pudiera. Con ayuda de otros, tumbaron a Jorge en una de las tumbonas que disponía el yate, que servía originalmente para que los huéspedes tomaran el sol, aunque ahora era una camilla improvisada. Al retirar la camiseta empapada de sangre Samuel pudo comprobar la gravedad del asunto: había que coser la herida o sellarla de alguna manera.

De todas maneras, en el yate había un botiquín a mano, así que aplicaron primero un buen chorro de yodo desinfectante por toda la herida. Jorge respondía con estímulos al dolor que le provocaba, pero su estado era casi inconsciente. Una vez lavada la herida con aquel liquido negro, Samuel la tapo con unas gasas y las sujeto con un poco de esparadrapo. Eso mantendría la herida cerrada, pero era una simple solución provisional.

Diana se quedo cerca de Jorge, no lo soportaba pero no queria que le pasara nada malo... nada mas por lo menos.

- Se podria coser con seda dental y una aguja esterilizada... si no hay podria cerrar la herida con logtite o uncluso sirve el pegamento para las uñas postizas. Se hacen con una base de resina que mientras no se mueva... resistiria. Un vendaje fuerte alrededor y deberia de valer.

Se dejo caer en el suelo, estaba agotada y habia pasado mucho tiempo al sol. No tenia heridas graves pero se habia dado golpes por todo, aunque el peor era el emocional. Habia perdido todo su equipaje, incluido su querido libro, sin el que aun se sentia mas perdida.

Una vez subió al barco, se sentó cansado en el primer sitio que encontró para ello… -¿tenéis agua… dulce?- …preguntó exhausto por la deshidratación… -que suerte que estuvierais cerca de donde nos estrellamos- …les comentó con la mirada perdida en el horizonte.

Desde la cubierta del barco, Ana ayudó a los desconocidos a subir al yate. Sin detenerse a decir ninguna palabra, fue corriendo en busca de un botiquín que, por suerte, se encontraba en la misma cubierta en la que estaban. Se lo acercó a Samuel y se quedó al lado de éste por si necesitaba más ayuda.

Las heridas del chico que estaba en la tumbona parecían graves y en el botiquín no había el suficiente material para poder curarlas. Sí, quizás encontremos hilo y aguja... dijo tras las palabras de la chica. Pero nos llevará un tiempo encontrarlo, acabamos de subir al yate. Alternativamente, miro a los otros dos supervivientes, parecían que no tenían heridas graves, pero el accidente que habían sufrido les había dejado claramente agotados. ¿Vosotros estais bien? ¿Teneis alguna herida? Fue entonces cuando el que parecía mayor pidió agua. Agua, sí... supongo... iré a buscar. Antes de volver al interior del yate, Ana se giró hacia Samuel. Buscaré algo que nos sirva para coser esa herida, ¿necesitas algo más?

 Jorge poco a poco iba recuperando el sentido, tras la pequeña intervención de Samuel. Notaba un candente dolor en el costado y necesitaría ir con cuidado con esa herida, incluso coserla cuanto antes, pues cualquier movimiento brusco sería suficiente para reabrirla. Aún así ahora su situación había mejorado algo y al menos sabía que no iba a infectarse. Mientras unos rebuscabais por todo el yate en busca de agua y otras provisiones, otros descansabais en los cómodos asientos que disponía la embarcación. La verdad que tanto para unos como para otros las últimas horas habían sido de pesadilla.

Intercambiasteis nombres y saludos, aunque ahora erais unos extraños reunidos en un barco que no era vuestro, aunque viendo la situación era mucho mejor que nada.

Por desgracia, los antiguos propietarios del "Sapphire" no había sido una familia normal, sino gente que le gustaba la fiesta. En vez de agua encontrasteis bastante cantidad de botellas alcohólicas, champán y algunos refrescos. También había algunos snacks y comida preparada (que la mayoría se había pasado, aunque se podía aprovechar algo). Al menos podríais llevaros algo a la boca ese día, que era importante.

El sol cada vez estaba mas bajo, en unas horas iba a caer la noche de nuevo dejando atrás aquel mal día que habíais tenido.

Chorretones de sudor recorrían la frente del gallego mientras intentaba taponar de la mejor forma la herida de Jorge. – Eh, si… eh.. Gracias, pero me temo que no tenemos nada de eso. – respondió con un ligero sonrojamiento en sus mejillas al comentario de Diana, no le venía mal que alguien le diera ideas de cómo actuar en esos momentos. Dada la falta de utensilios para cerrar la herida de Jorge, optó por taponar la herida lo mejor posible con las vendas  con las que contaba e inmovilizar la zona, brazo incluido, para que sufriera el menos movimiento posible y no se volviera a abrir. – Gracias Ana. – agradeció la inestimable ayuda de su amiga, la cual siempre había estado ahí para cuando se la necesitara. – Dejaremos que descanse un poco nuestro amigo. – el cansancio que acumulaba Samuel era ya algo notable en su voz.

- Bueno, no tengo intención de quedarme aquí a pasar la noche, y mucho menos de dejar a Jack a navegando a la deriva. – miró a Aarón, Julia y Ana. – Entiendo que no tenemos demasiado combustible, y no sé si dará para ir a buscarlo y luego llegar al puerto, pero cuanto más tardemos, mas se alejará de nosotros. Si queréis os intento acercar a tierra, pero yo volveré en su busca. ¿Qué me decís?. -