Partida Rol por web

Jorge estaba de nuevo en el avión. Acababan de salir de Alemania y estaba tomándose una copa con Eduardo y fumándose unos puros. La azafata se acercó a ellos y les dijo que no podían fumar. Poco después una niebla hizo que los minutos pasaran sin darse cuenta y la azafata estaba desnuda tocándose las tetas. Cobos estaba riendo y Eduardo le tiraba billetes de quinientos euros. Cuando Jorge fue a cogerle una teta, se escuchó un ruido en la parte trasera del avión y la azafata se fue corriendo y chillando. Cobos se guró y vio a un montón de personas semipodridas avanzando hacia él. Quería correr pero no podía...le dolía mucho el costado. Se miró y tenía una herida enorme de la cual salían litros y litros de sangre. Miró a Eduardo y estaba a su lado con los ojos blancos y la lengua azul...se había ahogado. Los monstruos avanzaban más y más hacia él. Cobos chillaba y chillaba hasta que los tuvo encima y comenzó a llorar...tras eso se despertó.

Se levantó sobresaltado doblándose sobre sí mismo. Gritó de dolor. Miró y vio que estaba vendado por la zona del costado. Pronto recordó todo: el avión, la gente de la cabina volviéndose loca y el accidente. Se volvió a tumbar mientras sudaba como un cerdo. - Por favor, ¿hay alguien ahí? Necesitaba algunas respuestas.

Diana no tenia heridas aparentes pero tenia tantos golpes y estaba tan cansada que se acurruco en un rincon y se quedo dormida.

Su mente la llevo a su casa, era de nuevo una niña pequeña que correteaba por el jardin con su hermano, su madre les miraba desde la ventana de la cocina sonriendo. Su padre llegaba en su coche familiar y paraba ante la casa. Todo era tranquilo y sereno, el sol brillaba, el cielo era azul...

- Mirando las maravillas del mundo ¿Como negar la existencia del Señor?.- decia su padre mirando feliz su entorno... Estaba tan agusto alli que le dolio abrir los ojos cuando escucho a Jorge gritar. Desperto sobresaltada... por lo menos la camisa horrible ya no existia.

- Estoy aqui Jorge, no te muevas, te haras daño. Estamos a salvo... mas o menos.. por ahora.

Diana le toco la frente a Jorge para ver si tenia fiebre, comprobo que no y le alegro. Lo ultimo que queria era ver morir a otra persona.

- ¿Como te encuentras?

En el interior del yate, Ana buscó alguna botella de agua y algo de comer, lo cierto es que, ahora que se paraba a pensar, hacia mucho tiempo que no se llevaban nada a la boca, pero por lo que parecía los anteriores propietarios del yate no habían salido al mar precisamente para disfrutar de un "día en familia" y lo único que pudo encontrar fue alcohol, refrecos y comida basura. Buscó también algo que sirviera para coser la herida del chico que yacía en la tumbona, pero no encontró nada útil.

Con varios refrescos y algunas bolsas de patatas salió de nuevo a la cubierta donde se encontraban los demás. Sólo he encontrado esto. Dijo colocando lo que llevaba en las manos en el suelo cerca de los demás. No es mucho pero por lo menos nos calmará el hambre.

Se sentó en una de las tumbonas que había libres mientras bebia una lata de coca-cola. Fue entonces cuando Samuel propuso volver a buscar a Jack. Jack... El cansancio acumulado la habia dejado sin fuerzas y en ese momento no podía pensar en qué demonios hacer ahora, se dejó caer en la tumbona pensativa , pero los gritos de Jorge la hicieron incorporarse de nuevo. ¿Está bien? le dijo a Diana que se había aproximado al herido. Durante unos segundos se quedó mirandolos, era increible que hubieran sobrevivido a semejante accidente. ¿Qué os ha pasado? las palabras salieron de su boca sin apenas pensarlas, era obvio lo que les había pasado, pero no pudo más que preguntarlo.

- Me duele la herida, pero al menos ya no creo que me desmaye más. Gracias por preguntar - le dijo a Diana. - ¿Dónde estamos? ¿Quién es esta gente?

- Pues estamos en mitad del Mediterráneo intentando llegar a tierra... -comenzó a explicar Aarón-. Nos hemos tirado unas cuantas semanas de vacaciones en un velero, el Pomelo. Tuvimos problemas de combustible y también con la vela principal, que se echó a perder -continuaba mientras cogía una de las patatas que había traído Ana-. Unas horas después encontramos este yate a la deriva, y vinimos a explorarlo por si podríamos continuar nuestro viaje con él. Nos encontramos algunos seres extraños, no muy amistosos. Tuvimos que matarles. Pasamos bastante tiempo buscando la llave del yate, hasta que la hemos encontrado en uno de los cuerpos del agua.

Aarón recordó entonces las palabras que, hace unos momentos, había pronunciado Diana.

- Has hablado de infectados... ¿Sabéis qué son esas cosas? Nosotros no tenemos ni idea, sólo que nos hemos tres personas casi muertas y fuera de sí en este barco.

Cobos escuchó pacientemente la explicación de aquel desconocido. Su cuerpo se puso en tensión cuando dijo que "tuvieron" que matar a tres personas. Aquella gente podía estar más loca que los del avión si iba matando a gente por ahí. - Creo que lo mejor sería volver a tierra...por cierto ¿tienen algo de beber? Tengo la boca seca. - Cobos dejó que Diana les hablara de sus infectados...para Jorge no dejaban de ser personas traumatizadas.

 Julia no se había mostrado tan receptiva como sus compañeros con los recién llegados. Apenas había rebuscado en un par de cajones a fin de buscar las provisiones necesarias para paliar sus necesidades y, al poco rato, se había apalancado en uno de los confortables y amplios sillones que tenía el Yate. Acompañó a Ana a por refrescos y snacks  para el resto y, para ella y Aarón, trajo dos botellines de Voll damm, bien heladitas y frías, 

Asintió a cada una de las palabras de Aarón corroborando la historia que acababa de relatar mientras mordisqueaba alguna que otra patata. -- Desde luego, muy amistosos no son. Casi me salen agujetas de endiñarles con el salvavidas...je! - dijo con cierta ironía recordando momentos no tan lejanos. 

Tras esto, se giró en dirección a Samuel con una ceja ligeramente enarcada, sorprendida de que aún siguiera preocupándose por Jack, al cual consideraba que sabía arreglárselas solo- Si algo podemos decir de Jack es que conoce el mar mejor que nosotros. Vamos, que seguro que está ahora mismo tomándose un cubata a nuestra salud en la playa. Deberíamos de intentar llegar a tierra ya de una vez - afirmó con rotundidad. 

Roque escuchó la conversación sentado un poco apartado del resto mientras bebía un poco de su refresco… -pues no, realmente no sabemos lo que pasa- …contestó a la pregunta del muchacho… -pero pensamos que son infectados por algún virus nuevo o algo por el estilo, sea lo que sea, es muy rápido y parece que se ha extendido bastante- …dijo mientras se ponía de pie y se acercaba al pequeño grupo que se había formado en cubierta, luego dio un sorbo al refresco y continuó… -antes de salir de Zúrich dirección a Barcelona, las noticias comentaban algo de una nueva enfermedad y no recomendaban viajar a otros países, pero no parecía nada más grave que cuando la gripe A, pero en el transcurso del viaje alguien parecía haberse puesto enfermo en la parte trasera del avión, poco a poco la cosa se fue descontrolando, hasta el punto de que el segundo de abordo salió a intentar solucionar el problema, con poco éxito claro, ya que volvió a encerrarse en la cabina con alguna que otra herida provocadas por la revuelta que se había formado, luego vimos como algunos pasajeros caían al suelo con lo que parecían mordiscos, la carne desgarrada les colgaba y la sangre emanaba sin parar, así que unos pocos nos atrincheramos en la parte delantera del avión, al poco tiempo el capitán salió aterrorizado de la cabina y el segundo detrás de él intentando agredirle o morderle, pudimos ayudarle encerrando al segundo en los servicios y luego nos encerramos los cinco en la cabina, el resto de pasajeros parecían infectados por esa enfermedad que los volvía locos y agresivos, el resto ya sabéis como acaba- …concluyó bebiéndose lo que quedaba de refresco.

-Ahora que ya sabéis lo que ha pasado, ¿Por qué no ponéis rumbo a tierra?, así podríamos buscar ayuda, aunque por los helicópteros que pasaron antes sin ni siquiera parar, me hacen pensar que en tierra no están las cosas muy bien que digamos, pero mejor que en alta mar sin comida ni agua seguro- ...dijo Roque mientras buscaba algún snack para comer algo.

- Yo no iria a tierra ahora. Al menos no de noche... Cuando intento aterrizar el avion nadie contestaba en la torre de control... las pistas eran un caos y casi nos extrellamos, por eso se tuvo que intentar el amerizaje...

- La enfermedad se extiende muy rapido, debe ser una epidemia y por lo poco que he visto debe contagiarse de un modo similar a la rabia solo que el proceso de incubacion es sumamente corto.

Miro a los presentes despacio y me explico.-Mi hermano mayor estudia medicina, esta en ultimo año....sonrio recordando como le escuchaba repetir sus lecciones y las veces que tenia que preguntarle yo las lecciones. Se encongio de hombros.- Algo se pega, supongo... Mi padre es un ministro del señor, protestante. Se que a los españoles les choca mucho esto... no son como los catolicos.

Diana bajo la cabeza.-El diria que esto estaba escrito... en la parte final de la biblia...

Quizás Julia tenía razón, Jack podría valerse por si mismo y la mar no estaba encabritada. Tenía víveres para poder llegar a puerto y ellos no, quizás lo de ir a buscarle era una mala idea, aunque aun así, Samuel no estaba totalmente convencido. Luego comenzó a escuchar las historias de los nuevos del barco… ¿Infectados? Carallo como en la peli esa de 28 días… Si no hubiera visto con sus propios ojos a aquellas criaturas no lo creería. – Bueno, realmente no los matamos, yo diría que ya estaban muertos, o por lo menos lo parecía. Más bien los echamos al agua para que no nos atacaran. – matizó el comentario de Aarón, el cual siempre parecía demasiado brusco al hablar. – Entonces, - comenzó algo resignado al evitar pensar en su amigo Jack. – Lo mejor será que pasemos la noche en el yate, como ha dicho Diana, y acercarnos mañana a la costa. Si es cierto que esta “epidemia” se expande a tanta velocidad, no me gustaría pasar la noche recorriendo calles llenas de zombis. -

La luna se alzó de nuevo por el horizonte, iluminando tenuamente el mar. Conseguisteis localizar el control de anclaje del yate y conseguisteis anclaros, pues no estabais muy lejos de la costa y la profundidad no era insalvable. El día había sido mas extraño incluso que el anterior, y ahora todos pensabais que al menos estabais vivos, algo que parecía que mucha gente no podría decir esa noche. La brisa marina refrescó un poco el ambiente, aunque sin llegar a hacer frío, pues estabais en medio de la estación estival y la temperatura era muy buena.

Muchos de vosotros no dormisteis bien, pensando en vuestros familiares y amigos. ¿Qué habría sido de ellos? ¿Qué estaba pasando ahí fuera?. A otros os asaltaron pesadillas, con esas criaturas que habíais visto, esa pobre gente que parecía infectada por una especie de virus, que les corroía el cuerpo y los volvía locos. Estabais entre gente que no conocíais de nada, hacia apenas unas horas, y os sentíais una especie de grupo de refugiados, cada uno de vosotros con sus propias historias, pero al fin y al cabo la situación era igual para todos.

Habíais reunido todo lo que se podía comer y beber en ese yate, que no era demasiado y apenas había servidor como una cena para todos, pero al menos os habíais podido llevar algo a la boca esa noche.

Las horas iban pasando poco a poco, y el silencio se iba apoderando de vuestro alrededor. Estaba todo tranquilo, muy tranquilo. Era un silencio natural, un silencio que hacía tiempo que la civilización no había contemplado en mucho tiempo.

Sentada en la tumbona, Ana escuchó atentamente el relato de sus nuevos acompañantes. Lo que contaban parecia imposible, un virus, gente infectada, una epidemia... Eso les debía pasar a la gente de este yate. Todo lo que les estaba sucediendo parecía una horrible pesadilla.  

Pensativa, se quedó unos minutos en silencio, mirando a la lejanía de la costa. Mañana llegaremos a tierra, quien sabe si esa epidemia también ha llegado hasta allí... Agotada se levantó rumbo al interior del yate. Voy a intentar dormir un poco en los sillones del salón, tengo la impresión de que mañana será un día duro.

Le costó bastante rato conciliar el sueño, recuerdos de todo lo que habían vivido en los últimos días regresaban a su mente una y otra vez. Se despertó varias veces, empapada en sudor, presa del pánico de sus sueños. En una de esas ocasiones, decidió salir a cubierta a tomar el aire, no podía seguir durmiendo. Apoyada en la barandilla del yate, permaneció largo rato observando la oscuridad. De repente, un recuerdo apareció en su mente, algo que había olvidado y que en ese momento parecía más importante de lo que antes había sido.

Rápidamente fue hasta donde Samuel se encontraba durmiendo y con unas ligeras sacudidas intentó despertarlo. Samuel, despierta. Le dijo susurrando. Tengo que contarte algo. Cuando su amigo abrió los ojos, Ana prosiguió. Ayer, mientras estabais en el yate y nosotras en el Pomelo intentamos contactar con los guardacostas, pero sólo conseguimos escuchar un mensaje por la radio. Había muchas interferencias y sólo pudimos distinguir dos palabras: abandonen y evacuen... Creo que esa infección también está en tierra y quizás sea peor de lo que imaginamos.

Roque estaba cansado, había sido un día muy movidito y estaba claro que no tomarían tierra hasta que amaneciera, así que la mejor opción era descansar… -¿Quién sabe lo que nos encontraremos en tierra?- …pensó, luego se levanto de donde estaba sentado… -pues yo voy a ver si consigo dormir algo- …dijo mientras observaba a su alrededor en busca de un buen sitio donde dormir… -pero tengo una duda, supongo que este barco tiene una emisora de radio, ¿habéis intentado contactar con alguien?- …preguntó a los allí presentes y esperó una respuesta antes de ir a dormir.

Samuel estuvo un tiempo sentado en cubierta, sumido en sus pensamientos. Lo horrorizaba la idea de pensar que esa enfermedad podría haber llegado a Vivero, el pueblo que le vio nacer, y por consiguiente haber infectado a su familia. Quería hacer todo lo posible para evitar pensar en aquello, pero se le hacía imposible. Escuchaba de fondo las conversaciones de sus compañeros de yate sin inmiscuirse demasiado en ninguna de ellas, hasta que el cansancio acumulado de las ya casi 48 horas sin dormir pudo con él acabó durmiéndose acurrucado en un lateral de la embarcación.

Se sobresaltó al sentir a Ana despertándolo, no podía evitar estar en alerta en todo momento. Abrió los ojos y pudo observar la cara de preocupación en su amiga. – Ana, perdona, estoy algo nervioso. – comentó algo ruborizado a modo de disculpa por su reacción. – Espero que te equivoques Ana, por el bien de nuestras familias y de todas las personas de este país. – Sus temores comenzaban a hacerse cada vez más reales. – Desde luego no tiene ninguna buena pinta todo esto, es como si estuviéramos en una maldita película de serie B. Pero no pienses en eso, no por lo menos hasta averiguar qué es lo que está pasando, lo único que conseguirás es desesperarte y preocuparte más. – Y eso deberías aplicártelo a ti mismo también Samuel… Pensó al terminar la frase.

Estaba sentada en un ricon, con la cabeza entre las rodillas, era el unico sitio donde mas o menos me sentia agusto. Daba pequeñas cabezadas pero enseguida llegaban las pesadillas y los remordimientos, podia haber salvado a aquel hombre si hubiera tenido solo un poco mas de fuerza... Tambien la imagen del piloto atrapado en la cabina, durmiendo bajo el mar, la atormentaba... por si fuera poco no paraba de darle vueltas a lo ocurrido y todos esos pasajeros muertos dos veces, una por la enfermedad que habia terminado con todo rastro de humanidad que habia en ellos... despues destrozados por el accidente.

Intento no pensar y dormir un poco. La pesadilla fue mayor.. los cadaveres del fondo alcanzaban el yate, el mar se llenaba de cuerpos inchados flotando hacia ellos...

Un grito se ahogo en su garganta y abrio los ojos de par en par. La pesadilla no habia terminado pero por el momento podia decir que estaba " a salvo"

- No creo que yo pueda dormir... al menos por ahora... Tal vez seria bueno que hiciera guardia, por si vemos otro barco o pasara... cualquier cosa.- sugirio.

Hacer eso era mejor que no hacer nada despues de todo.

Toda la información de las últimas horas pasaba rápidamente por la mente de Aarón, de forma constante. La historia del accidente de los recién llegados era todo, excepto tranquilizadora. ¿Y si todo lo que conocemos en tierra cambiara? ¿Y si llegamos y han pasado cosas? Cada vez cobraba más sentido la teoría de que los helicópteros militares que habían visto cuando aún se encontraban en el Pomelo se dirigían hacia una misión urgente y, aparentemente, grave.

Aarón había accedido de nuevo a la sala de estar... Es posible que no durmiera, pero al menos descansaría los ojos, que empezaban a escocerle ligeramente. Seguramente mañana lleguemos a tierra y veremos qué ha sucedido. Odio las incertidumbres... pensó. Estaba inmerso en sus planes cuando escuchó un grito lejano. Se levantó apresuradamente y se asomó, para después escuchar las palabras de Diana. Retrocedió y se fue hacia el armario, donde cogió un par de tazas. Las llenó de agua y las metió en el microondas. Recogió un par de bolsitas de té, del montón de víveres que habían recopilado. Metió ambas en las tazas que había calentado y salió. Acercándose a Diana, le invitó a una.

- Parece que va a ser una noche larga, ¿te hace una taza de té?- dijo intentando ser amable, teniendo en cuenta las circunstancias, mientras estiraba el brazo para ofrecerle la infusión.

Asintio con la cabeza.- Gracias.- dijo Diana aceptando la taza. Intento sonreir y doy un sorbo sosteniendo la taza con ambas manos.- No creo que pueda dormir... no dejo de pensar en esas pobres personas que venian en el avion conosotros... y tambien en mi familia. Tengo familia en españa, venia a visitarlos... tampoco se nada de mi padre y mi hermano.

No se podía negar que aquella gente se había portado muy bien con él. De hecho el chaval, el cual creía recordar que se llamaba Samuel, le había salvado la vida. Parecían todos bastante amables y, sobretodo, normales...no como sus compañeros de avión. El más normal que parecía ser Eduardo había muerto y encima el maldito viejo no había tenido la decencia de dejar en paz su cuerpo. Ese viejo que parecía una buena persona cuando lo conoció y que por poco lo deja morir en el mar. Y la mujer, era una chalada ultrareligios, pero al menos le había ayudado...cosa que le agradecería para siempre.

Mientras pensba en esto la herida comenzó a molestarle de nuevo así que, recordando que alguien había dicho que había bastante alcohol a bordo, se levantó a duras penas y fue a los armarios donde guardaban las botellas. Cogió una de whisky y le dio dos largos tragos antes de llevarla consigo. Sin saber si alguien le estaba mirando, dijo: - Esto es lo mejor para el dolor. - señalándose la herida. Se fue de nuevo hacia su cama improvisada pensando que si en aquel barco hubiese algo de farlopa. Dejó la botella en la cama y echó un vistazo disimuladamente entre los armarios.

Rebuscando por los armarios te empiezas a hacer una idea de los antiguos propietarios de ese yate. Sin duda ere gente con dinero y con muchas ganas de fiesta. Entre algunas pertenencias encuentras dinero, relojes buenos y algunas joyas. En uno de los armarios que ya está abierto, seguramente revisado por algunos de los que ya estaban en el barco puedes ver un par de bolsas con un polvo blanco, seguramente cocaína. Disimulando un poco agarras el paquete y te lo guardas en uno de los bolsillos.

Pasáis la noche con tranquilidad. Aunque estáis algo asustados y expectantes, no sucede nada raro. La mar está tranquila esta jornada y el yate no se tambaleó demasiado, así que conseguisteis dormir unas buenas horas. Cuando el sol se alzó de nuevo la mayoría despiertos, dándoos cuenta en la situación en la que os encontrábais.

La situación era la siguiente, había poco combustible, así hablasteis de volver a tierra, aunque no sabéis en que situación esta todo. Aunque por lo que paso con el avión y la ausencia de rescaté, algo os dice en vuestro interior que las cosas están jodidas a tierra firme. Esos helicópteros militares que pasaron a toda velocidad ni se inmutaron de vuestra presencia, o eso dieron a entender. Los móviles no servían, no daba señal, salía una teleoperadora grabada diciendo que "había problemas en la linea y que lo solucionarían pronto".

No tenéis noticias de vuestras familias y amigos desde hace unos días y parece que no vais a volver a vuestra antigua rutina, al menos pronto, y estabais rodeados de gente desconocida, que no sabíais nada de ellos, si eran de fiar o no.

Aún así, sin duda había gente que había acabado peor, pensasteis algunos recordando los sucesos anteriores en el yate. Otros en el accidente aéreo.