Partida Rol por web

Tiempos Convulsos en Diez Ciudades

De cómo Ramiel conoció a Wido

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01/11/2019, 17:41
Wido Cuervo Blanco

Notas de juego

[1/11 17:18] Ahvin: Pues tú dirás, su vida pirata comenzó hace unos... 10 años
[1/11 17:19] Ahvin: Y a los dos años se asentó con su academia
[1/11 17:19] Ahvin: Hace dos años quiero decir
[1/11 17:20] Ahvin: Mi red estaba en el norte, entre Aguas Profundas y Luskan
[1/11 17:20] Ahvin: A lo mejor estuviste un año de piratería conmigo
[1/11 17:21] Ahvin: O nos pegamos en una taberna porque discutimos sobre algo
[1/11 17:22] Ahvin: Y nos caímos bien
[1/11 17:25] Luis Mate: Y hace dos años nos volvimos a vee
[1/11 17:32] Ahvin: En ese caso debes saber que el barco donde estábamos se llamaba Diosa de la Fortuna, su capitana era Sarah, una mujer sanguinaria y obsesionada con mi pj, lo más seguro es que buscara tirarse a Wido (mi pj no te guarda rencor si lo hiciste, pero esa tía era difícil de manejar, es de las que te rajan al llegar al orgasmo xD). El barco se hundió hace dos años, puede que tu pj pensara que el mío estaba muerto y nos reencontramos

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02/11/2019, 08:18
Wido Cuervo Blanco

VIÑETA 1

Año 1361. Taberna del Oso y el Pato, puerto de Aguas Profundas.

Era la primera vez que Wido salía del Valle del Viento Helado. Había acompañado a su tío Vlad a Aguas Profundas. Vlad era cazador. Uno de los mejores de la tribu de hecho y ese everano había logrado un exceso de pieles que pretendía vender a comerciantes en el puerto. No obstante, hacía dos días que Wido no veía a su tío.

Wido llevaba una borrachera de época, aunque lo cierto era que aparte de cierta mirada desenfocada y de un habla pastosa, no acaban de notárselo demasiado. Había estado hablando con un elfo y una enana o quizas con una elfa y un enano, nunca lo sabría bien. Lo que si sabía era que nunca había estado en presencia de un miembro de cada raza a la vez. En el norte no había muchos orejas picudas.

Fuera como fuera, no recordaba una sola palabra de lo que habló con ellos y por supuesto tampoco sus nombres. Pero si recordaba a ese tipo, un hombre reprobado y con mirada carismática y azul. Supo que era un hijo de perra desde el primer momento en que lo vio y supo también que si se conocían, saltarían las chispas al instante.

Aquel tipo era un verdadero canalla. Ramiel se llamaba, aunque Wido no recordaba el momento en que aquel tipo de le presentó o le fue presentado. Lo único que alcanzaba a recordar tras ver por primera vez a Ramiel, era tenerlo debajo de él, en el suelo de la posada, al lado de una silla caída y varios platos y vasos fracturados en el suelo a punto de asestarle un buen golpe en la cara con una jarra de cerveza aún entera.

Por suerte o por desgracia, un buen golpe en la nuca dejó sin sentido a Wido antes de que desfigurara a aquel tipo para siempre. Despertó minutos después en un charco de sangre. De su propia sangre  y fue entonces cuando llegó la guardia. Ramiel y Wido acabaron en los calabozos y Vlad, el tío de Wido, tuvo que pagar la fianza para que ambos pudieran salir a la calle.

¿Por qué Vlad pagó la fianza de ambos? Es algo que Wido nunca habló con su tío, pero son duda alguna Vlad conocía a su sobrino y sabía que sin duda aquella pelea la había iniciado él. Ramiel no tenía la culpa de estar encerrado... O si, nunca lo sabrían, pues ninguno recordaba muy bien cómo había comenzado aquella pelea de taberna, pero lo cierto fue que Vald le pidió a su sobrino una compensación por el dinero perdido y es que todo lo que ganó con la venta de sus pieles, tuvo que invertirlo en ambas finanzas.

Vlad regresó solo al Valle. Caso hubiera preferido no pedirle el dinero  a su sobrino. ¿Cómo explicarle a sus padres que había sido arrestado y que para pagar la fianza se había enrolado en una nave pirata junto a un tipo peligroso con el que se había peleado en una taberna? 

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08/11/2019, 07:25
Ramiel Gardeniere

Ramiel esperaba a Wido junto a una barcaza, en una cala escondida de la costa. El Diosa de la Fortuna nunca atracaba oficialmente en Aguas Profundas, sino en una de las muchas islas que poblaban las cercanías, había que llegar hasta el navío con la mayor discreción posible. El tipo llegó a la hora señalada, habían estado unas horas encerrados en la misma celda por algo que ni siquiera recordaba y ahora tendría que hacer de niñera mientras el bárbaro se adaptaba a la vida en alta mar. Él no era ni mucho menos alguien que se pegase con otro alguien en una taberna cualquiera. Sí, podía ser súmamente molesto con comentarios sarcásticos, por lo general provocaba siempre a idiotas para divertirse, pero el bárbaro se le había echado encima antes de que pudiera sacar el estoque para ponerlo en su lugar. Había estado muy bebido, no volvería a sucerder.

Subieron a la barcaza y los dos remaron durante una hora para llegar a la isla. A través de las rocas vieron los mástiles del Diosa de la Fortuna, cuyas velas se encontraban plegadas en aquel momento, y la tripulación trajinaba con los cargamentos, bien robados, bien para entregar en algún punto, Ramiel nunca sabía si era botín o contrabando hasta que Sarah lo informaba de ello. Personalmente. Ahora le tendría que explicar por qué llegaba tarde y por qué llegaba con un norteño extra para la tripulación, Wido tendría suerte si no lo arrojaba por la borda nada más verlo.

Llevó la barcaza a la playa y saltó fuera.

-Diosa de la Fortuna -señaló al navío-. Sígueme, no abras la boca. Tenemos que buscar a la capitana. A lo mejor te vas por dónde has venido. O a lo mejor no. Si te pregunta, dile que tienes experiencia matando.

Ramiel fue saludando a la tripulación, pero no presentó a Wido y los demás tampoco preguntaron. Echaron un vistazo al bárbaro, apreciándolo como apreciarian un esclavo al que vender. Buscó a Sarah y la encontró en la cueva de siempre, una gruta que había convertido en su casa provisional y que había decorado como se decoran las guaridas pirata. Estaba inclinada sobre la mesa, mirando un mapa, su sable desenvainado encima. Ramiel se detuvo a una distancia de seguridad y la miró de abajo a arriba, como de costumbre. El ceñido pantalón de cuero resaltaba las piernas y el trasero y le dio un golpe a Wido cuando éste se quedó mirando a la capitana.

-Sarah -llamó Ramiel.

La mujer se dio la vuelta. Llevaba la camisa holgada, sin la armadura y sin dejar nada a la imaginación. El pelo suelto como si acabase de darse un revolcón, una melena roja cuyo tono había utilizado para tintar las velas de su barco. Era bonita, o lo había sido en su más tierna infancia. Ahora tenía la mirada de alguien muy peligroso.

-¿Dónde coño estabas?

-Por ahí. Este es Wido. Tiene una deuda que saldar. He pensado que te interesaría saberlo.

Le hizo una señal al bárbaro para que empezara a hablar.

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08/11/2019, 10:20
Wido Cuervo Blanco

Wido miró extrañado a Ramiel. ¿De qué carajo hablaba ese tipo? ¿Una deuda? ¿Con quien? Si se refería a la pelea por la que ambos acabaron en el calabozo, no había sido su culpa. O eso creía al menos. Cómo mucho había sido una culpa compartida. Dos no se pelean si uno no quiere. Eso había escuchado. Si alguien había pagado alguna fianza, no lo sabía. Pero desde luego no tenía deudas pendientes, no al menos con Ramiel y menos con aquella mujer.

Se la veía imponente la verdad. Era una de esas mujeres que a uno le estrujan hasta sangrar. Wido sabía de lo que hablaba. Era evidente que ostentaba el mando por méritos propios. En una tripulación llena de hombres, que una mujer fuera la líder tenía mérito añadido. Sin duda era una buena zorra.

Wido. - Dijo el norteño. - No sé muy bien que hago aquí. Me propusieron trabajo y me pareció buena idea. 

No necesitamos más putitas abordo... - Respondió ella y una carcajada generalizada de escuchó entre la tripulación. - ¡Fuera de mi vista!

He matado a muchos... - Dijo entonces tratando de seguir el consejo de Wido.

No me interesan tus historias de la escuela... - La capitana le dio la espalda al norteño y empezó a alejarse.

Wido miró a Ramiel y le preguntó de forma muda sobre que era lo que debía hacer. Ramiel le hizo un gesto con la mano, quería que se lo dejase a él.

Capitana, Wido es... - Su intervención fue rápidamente cortada por la capitana, que giró el rostro fulminando a Ramiel con la mirada 

¿Estás cuestionando mis decisiones, Ramiel? - Le espetó. - ¿Por qué quieres que meta a ese picha floja en la tripulación? ¿La chupa bien? ¡Igual tendría que probar a ese lamecoños! - La capitana estaba especialmente iracunda esa mañana. No tenía el mejor de los días. - ¡Si, igual tendría que probar a esa nenaza! ¿Te pondrías celoso Ramiel? ¿No quieres compartir a esa puta barata? - La capitana soltó una carcajada mientras miraba a Wido con desprecio.

Wido no podía creer lo que estaba escuchando. En su tierra era un hombre respetado. Habían bromeado alguna vez sobre su sexo, pero siempre desde el respeto, al menos de forma más respetuosa de lo que lo estaba haciendo aquella perfecta desconocida. La capitana estaba completamente loca y era jodidamente malhablada.

¿O quieres compartir a ese picha corta? ¡Vamos a...!  - No pudo acabar la frase.

El orgullo de Wido había dicho basta. Se abalanzó sobre la capitana y ambos acabaron en el suelo. Rápidamente varias marineros se apresruaron en levantar al agresor de la capitana. Se llevó una buena somanta de palos, pero lo cierto fue, que aquella actitud osada y temeraria debió calar hondo en Sarah, porque Wido vivió pese al final morado que se llevó como recuerdo la capitana.

Lo que tampoco olvidaría nunca Wido, fue lo que pasó después. Al final del día, acabó acostado en el lecho de la capitana en su camarote. Aquella mala puta se aprovechó de él. Le obligó a hacer cosas que nunca antes había hecho. Algo que no repetiría si podía evitarlo, algo que dudaba si seguía en aquella tripulación y a la capitana se le antojaba repetir. 

Lo cierto es que lo disfrutó y eso era lo que más le asustaba. Compartir lecho con aquella mujer fue una experiencia que hubiera pensado tener nunca en su vida. Wido era un corderito entre sus piernas y pero lo más infame que tuvo que sufrir fue cuando su miembro no estaba dentro de ella, sino que era la capitana la que exploraba lugares oscuros. Sólo esperaba que todo aquello no saliera nunca a la luz. Si dependía de él, el secreto se lo llevaría a la tumba.