Partida Rol por web

La joven Lathanderita sonrió ante el elogio de su compañera de fe, y recordó con cariño los momentos vividos con Ramiel, Wido y Gunther.

Palmeó la mano de Mishaan mientras iban al cuarto y dijo - A veces nuestro dios nos pide que hagamos sacrificios a cambio de poder servirlo con más fervor, he tenido mis experiencias como mujer plena, ahora y hasta que Lathander me llame a ser madre debo cumplir con mi promesa. - le dió un beso en la mejilla y aprovechó para susurrarle - Ramiel sabe lo que hace, tienes mi bendición. -  le guiñó un ojo con una sonrisa pícara y luego compuso su gesto. 

Abrió la puerta del cuarto y una vez dentro se relajó, dió un casto pero largo abrazo a Ramiel y le dió un beso en la mejilla, se había encontrado con Wido el día anterior y habían hablado, pero el único contacto que había tenido con Ramiel esa mañana había sido para salvarle la vida. - Como has estado Rami, años sin verte. - dijo tomándolo de las manos con una sonrisa amistosa.

El bárbaro estaba vaciando un balde de agua sobre su cuerpo en ese momento, y empapando una de las alfombras. Para ese momento el bárbaro había terminado su ritual de enfriamiento y lanzaba al ruedo los asuntos que los afectaban. Hizo un gesto al espadachín indicando que no era momento.

- Como bien dices, Wido, a todos nosotros nos han ofrecido escoltar a Helda al Paso de Kelvin, pero ella misma admite que no saldrá de aquí hasta dentro de cinco días, por lo que no lo veo como algo urgente a tratar. - Miró a Hengar - Asumo que tu tienes información sobre esta bruja de hielo, quisiera que nos contaras lo que le contaste a Wido a menos que prefieras que él nos lo cuente. - hizo un gesto para que esperase y sus ojos se enfocaron en Ramiel - Tu ayudante ha desaparecido y te consideras responsable, creo que corresponde que nos digas hace cuanto desapareció, por que crees que eres responsable, y que tiene que ver El Flaco en todo esto... y quién es. Solo se que un comerciante se quejaba hoy de que su ausencia había permitido a uno de los trolls destrozar su negocio. - también le pidió que esperase con un gesto y se encaró a Nahyeeda. - Lo que veníamos a pediros es que nos ayudéis a recuperar un cargamento de uno de los almacenes de Dunavall, Mishann nos ha informado que ayer por la noche quemaron uno de los almacenes pero que la mercadería no estaba allí, lo que hace imperativo que lo hagamos cuanto antes. Los detalles del cargamento y quien está detrás de todo no me corresponde divulgarlos. - miró a la genasi - tu decides que cuentas y que no, mientras más sepan mejor podrán hacer su trabajo, pero sé que es algo sensible.

Había usado un tono pausado y tranquilo, intentando que eso le permitiera al resto ordenar sus pensamientos. Una vez terminó de hablar se sentó en el borde de una de las camas - Según lo veo deberíamos emprender las tareas más urgentes y locales, ya que son las que menos tiempo deberían llevar y las que podrían terminar en tragedia si no lo hacemos, en principio me inclino por buscar a la ayudante de Rami, pero eso dependerá de los detalles. - los miró a todos con una sonrisa y dijo - No importa el orden, cada uno cuente lo que deba y evaluaremos a partir de allí. Comenzad. 

Ramiel se apretó el puente de la nariz con dos dedos. Primero la mención del Flaco y después el puto almacén del que casi no sale con vida. ¿Qué más? Apoyó la espalda en la puerta, no tenía más opciones que confesar lo estúpido que había sido. Aunque tampoco tenía que contar toda la verdad. 

-El tipo que se hace llamar Flaco se dedica a extorsionar comerciantes a cambio de seguridad. Vinieron a verme ayer por la mañana, dispuestos a ofrecerme protección a cambio, bueno, no lo dijeron, pero no me hicieron una visita agradable, humillaron a Nadja y tuve que bajar la cabeza. Eran al menos seis matones y no quería que mi ayudante sufriera daño alguno por tratar de defenderla. La cuestión es que logré echarles, seguí a uno de ellos, nos enzarzamos en una pelea y la guardia nos pilló. Lo atraparon y a mí me dejaron libre. Esta mañana he ido a buscar a Nadja para darle instrucciones y no estaba en su casa, y tengo miedo de que ese matón al que detuvieron se haya ido de la lengua y le hayan hecho daño a mi ayudante solo para joderme. 

- Bien... - Dijo entonces Wido. Su tono de voz no era tan estruendoso que momentos antes de tirarse la tina de agua sobre la cabeza, pero seguía pisándose la lengua de tanto en cuanto debido a los efectos del alcohol. - Iremos a buscar a la chica. - Le dijo a Ramiel. - Y luego lo del almacén. - Se quedó unos instantes pensativos. - Espero que no nos lleve demasiado tiempo, porque tenemos que partir cuanto antes con Hengar. - Miró entonces a su amigo de pelo rojo. - Cúentaselo, Hengar. - Le animó. - Diles a que viniste a Byrn Shander. Diles lo que sabes. 

Mishann se tomó el comentario de Lilandra sobre Ramiel a guasa.

—¿Qué? ¡No! ¡No estoy interesada en él! —le respondió en el mismo tono bajo.

La sacerdotisa escuchó la historia de Ramiel y apartó algo al rompecabezas.

—Sí, es tal y como Ramiel dice. Hay una banda llegada de Luskan que está extorsionando a los comerciantes de la ciudad. Es la misma banda que...

Miró a Nahyeeda.

—... que perseguía mi contacto, que podría estar muerto —terminó Nahyeeda—. Él pensaba que podría haber licántropos entre sus filas, de modo que había escamoteado un cargamento de de armas de plata en la ciudad. Sospechamos que fueron ellos los responsables de quemar el almacén, anoche, para borrar las huellas del asalto, pero el cargamento que buscaban -las armas de plata-, están en otro edificio del mismo propietario.

Miró a Ramiel.

—Fuiste muy sensato en no enfrentarte a aquellos tipos sin las armas adecuadas —le digo al maestro de esgrima, antes de encogerse de hombros—. A mi me da igual, arden como todos, pero si quieres enfrentarte a ellos con garantías recomendaría hacernos con las armas de plata.

—Concerté un encuentro entre un cazador local, Aglonell, y el contacto de Nahyeeda —intervino Mishann—, pero nunca acudió a la cita: es por eso que pensamos que podrían haberlo asesinado. Los puse en conctacto porque pienso que los bandidos que se encontró Aglonell son las mismas personas que están extorsionando a los honestos comerciantes de Brynn Shander. Creo que podría tener información sobre ellos que podría resultáos valiosa.

—Escucha Rami, lo siento mucho por lo de esa chica, pero este asunto es mucho más grave —terció Hengar, con la voz destemplada por la bebida—. El ataque que ha sufrido vuestra ciudad no es nada comparado con lo que estamos soportando la Tribu del Alce. ¡Hace semanas que nuestros campamentos están siendo atacados por la Bruja del Hielo! Hemos intentado matarla, pero cada vez que la alcanzamos con nuestras flechas o nuestras espadas, se convierte en un charco de nieve y reaparece unos días más tarde para volver a atacarnos.

Alzó un dedo admonitorio.

—¡Y si las Tribus Reghed caen, Diez Ciudades será su siguiente objetivo! ¡Tenéis que ayudarnos!

Lilandra escuchó a todos, lo que había revelado Ramiel estaba relacionado a los Luskanitas y Mishann opinaba lo mismo, de ser así resolver lo de las armas probablemente los llevaría hasta la ayudante del espadachín. El relato que contó Hengar, sin embargo, representaba una amenaza mucho más siniestra aunque menos inmediata para Diez Ciudades... pero crítica para la Tribu del alce.

- Entiendo la urgencia de tu pedido Hengar, y sé que debemos ayudaros, pero si cargamos hacia vuestras tierras sin saber algo más de esta bruja de hielo tendremos tanto éxito en destruirla como vosotros habeis tenido hasta ahora. - meneó la cabeza - Debemos averiguar lo que sea acerca de esta bruja y de su poder de reencarnarse, y si hay alguna forma de impedir que vuelva a regenerarse, y por otro lado preparar una expedición en forma llevará un par de días que podrámos utilizar en desguazar la organización de los Luzkanitas. - paseó su mirada por los presentes.

- Al menos así lo veo yo, pero soy extranjera en estas tierras y quizá subestime o sobreestime la tarea. - miró a Hengar - ¿Que tan lejos quedan vuestras tierras de la Cumbre de Kelvin? 

El bárbaro buceó la respuesta entre la niebla del alcohol y luchando consigo mismo para no estallar ante las palabras de la citadina - Son veinte millas desde la Cumbre hasta el campamento - dijo y negó con la cabeza - Pero la ruta más corta es ir un dia hacia el norte hasta una de las ultimas villas y desde allí varios días atraves de la tundra. La cumbre no queda ni cerca. 

Lilandra asintió decepcionada, había pensado que si partían con Helga al menos parte del viaje podrían ahorrar el tiempo que tomaría preparar las provisiones necesarias. - Sugiero que hagamos lo posible por recuperar las armas y rescatar a Nadja de forma urgente, no quisiera retornar a un Byrn Shander ocupado por licantropos. Entre tanto alguien tendría que consultar a los expertos acerca de la habilidad de la bruja, quizá sea algo característico y nos sirva para identificarla. - Lilandra sospechaba que era una habilidad divina, y no arcana como hacía pensar el apodo de "bruja". Ya fuera que se regeneraba tras su muerte o que resucitase, el hecho de que aparentemente lo hiciera con todas sus capacidades descartaba la nigromancia arcana.

- Lo de Helga... - Intervino Wido. - Por mi parte queda totalmente descartado. - Dijo apesadumbrado. No le gustaba romper su palabra y menos cuando se había comprometido con una dama, pero había asuntos más urgentes que acompañar a una enana a ver a su tío de la montaña. - Haremos lo que dice Lilandra. Tenemos que prepararnos para partir a la caza de la bruja, pero mientras tanto y si no nos lleva demasiado tiempo, debemos investigar lo de la ayudante de Ramiel y las armas. - Determinó. Entonces miró a Hengar. - ¿Lo entiendes, verdad? Está claro que Ramiel y Lilandra no pueden dejar ese asunto de lado. Les afecta a ambos directamente. Si tú nos ayudas, luego todos te ayudaremos a ti.

-Licántropos -murmuró Ramiel, con la voz un poco más aguda de lo normal-. ¿Me estáis diciendo que mi Nadja podría estar secuestrada por putos licántropos y estamos aquí hablando sobre si rescatarla o no? -casi gritó-. Eso es es incuestionable, me da igual la bruja de hielo y la cumbre de Kelvin, o los entresijos que puedan haber detrás. Flaco me dijo que operaba en la Vista del Norte, es... un burdel, frecuentado por mercenarios y una enorme fuente de información, porque su madame abre líneas de crédito a sus clientes y luego les pide intereses muy abusivos a cambio de no divulgarlo... Joder, tenemos que buscar ese cargamento de plata y luego buscar al Flaco. Lo demás tendrá que esperar.

- ¡Si, buena idea joder! -​​​​​ Exclamó un eufórico Wido. - ¿Has oído Hengar? - Soltó una risotada. - ¡Nos vamos de putas! - Y siguió riendo. 

Segundos después percibió que todos le miraban raro. No era momento para bromear de aquella forma. Estaban tratando asuntos muy importantes en aquella reunión. Wido agotó su risa y adoptó un rictus mucho más serio.

- Era... ¡Era broma, joder! - Dijo con escasa capacidad de convicción. Tan escasa que ni al mismo pudo convencer.

—¿Y cómo cojones vas a investigar a la Bruja desde aquí? —replicó Hengar—. Lo de consultar a los expertos me parece una puta excusa para no mover el culo y venir a ayudarnos. Para cuando hayáis descubierto algo, mi gente estará muerta y vuestra preciosa información no servirá de nada. 

Hengar levantó una mano en dirección a Wido.

—Es evidente que nuestros asuntos no le importan una mierda a esta gente, Wido —dijo mirando con desprecio a Ramiel—. Muy bien, combatid a vuestros licántropos. Si cuando terminéis tenéis un puto ejército llamando a vuestras puertas no digáis que no os avisé.

El bárbaro le dirigió un cabeceo a Wido, como dando por sentado que el tempuriano lo seguiría, antes de dirigirse hacia la puerta.

No habías oído hablar de una magia semejante, y sabías bastante de magia. Así que podías concluir una de estas dos cosas: o bien la Bruja estaba utilizando un conjuro muy poderoso, o bien tenía algún artefacto que le ofrecía ese poder.

Lilandra se paró y llamó al bárbaro antes de que partiera - Espera Hengar, has hecho una pregunta que merece una respuesta. El poder que presenta esa bruja, como la llamas, me resulta desconocido y la convierte en alguien especialmente peligroso, pero probablemente alguno de los sacerdotes o magos que viven en esta región sepan algo y para mi es crucial enfrentarla sabiendo como anularla, porque de otro modo no la detendremos definitivamente. - la joven suspiró - Entiendo la urgencia, y si considerase que estamos preparados para emprender el viaje y enfrentarnos a la bruja consideraría partir. Pero yo al menos necesito tiempo, para comprar provisiones y asegurarme de que llegaremos enteros, y también para consultar con quien pueda darme información o no. Y si, también pienso aprovechar ese tiempo para ayudar a Ramiel y a Nahyeeda, porque estoy aquí y también hay vidas en riesgo.

Se acercó a la puerta y la abrió ella misma - Como dije, entiendo tu urgencia en partir y no te detendré si quieres buscar a alguien más que te ayude, por mi parte tienes mi palabra de que cuando hayamos anulado a los Luzkanitas y tenga lo necesario para llegar a tus tierras iré y ayudaré a detener a la bruja. No puedo ofrecerte nada distinto en éste momento, partir ahora sería suicida para mi. - miró al bárbaro seguidor de Tempus - Por otro lado como ha dicho Wido, si nos ayudas terminaremos antes y antes podremos salir todos juntos.

- Si Hengar... - Afirmó el bárbaro ante las palabras de Lilandra. - Se cómo se las gastan Ramiel y Lilandra. Y también la mujer roja. - Le lanzó una mirada a Nahyeeda. - Vamos a necesitarles. Sobre todo a ella. - Volvió a referirse a Nahyeeda. - El fuego combate al hielo. Todo el mundo lo sabe y esa mujer es puro fuego. - Reprimió una leve sonrisa. - Nosotros confiamos en la palabra de tu inocencia y te salvamos de las garras de la muerte. - Dio un paso hacia su compañero. - Confía en mi ahora. Ayúdame a ayudar a mis amigos y luego nosotros haremos lo mismo por ti. ¿Qué me dices?

Ramiel no era de talante furioso, pero al bárbaro lo habría atravesado con el acero por su impertinencia. Pero, varios puntos, era un bárbaro, estaba nervioso por la seguridad de su pueblo e impaciente por ponerle solución, y no les debía nada. Bueno, en este caso sí que les debía algo, al menos a Ramiel: la vida. Sino hubiese sido por él y por Wido, el bárbaro habría muerto congelado en el cadalso. Pero, ¿eh?, ¿a quién le importaba eso? Se cruzó de brazos, malhumorado, no podía dejar de pensar en la seguridad de Nadja y en la de sus alumnas. A todo esto, si nadie abría la academía... Se llevó una mano a la cabeza y se agitó el pelo.

¡Problemas!

-Sugiero que tomes una decisión bien rápido o estaremos perdiendo un tiempo muy valioso discutiendo qué labor acometer primero. Si quieres ayudar, vamos cuanto antes a investigar. Si prefieres marcharte, hazlo ya y te seguiremos después.