Partida Rol por web

Tiempos Interesantes

Camarote Común del Personal Civil (Escena Paralela)

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05/02/2015, 23:25
Gaius Baltar

Gaius se incorporó en su camastro, completamente ajeno a lo que le rodeaba. Al principio pensaba que no lo resistiría, que jamás podría acostumbrarse a abandonar todo el lujo y las comodidades de las que durante su trayectoria académica y profesional se había rodeado. Supuso un duro golpe estar siempre acompañado, no poder concliar el sueño debido a los ruidos y al constante movimiento de sus eclécticos compañeros de camarote.

Sí, parecía como si renunciar a su intimidad lo hubiese destrozado. Desde luego, allí tendido, con la mirada perdida en algún punto indeterminado del techo, daba la impresión de estar completamente derrotado. 

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05/02/2015, 23:26
Gaius Baltar

Pero no era eso lo que realmente preocupaba al doctor Baltar, no. Por si las revelaciones de Seis en la cámara de hibernación no hubiesen resultado de por si lo suficientemente inquietantes. Por si su crisis neurótica (¿podía sufrir un ser artificial y sin una base biológica algo tan fisiológico como un ataque de ansiedad?) no fuese ya algo de por si lo bastante desconcertante… ¿cómo calificar la actividad de Seis durante aquellos meses en los él se había pasado inconsciente?

Perturbador, esa es la palabra. Sin duda.

Su pequeño dispositivo, con su código indexador al mando, se había extendido a lo largo de su corteza cerebral, por sus regiones tanto sensoriales como asociativas. Se extendía también por su sistema límbico y la amígdala, lo que si sus charlas juveniles con Shelly estaban en lo cierto, podría terminar con un trágico resultado (poniendo fin a la relación simbiótica -o platónica, más bien- que parecían mantener).

La IA estaba mostrando mucha más autonomía que de costumbre, y cuantos más datos recopilaba, más crecía su aparente desprecio por el resto de la humanidad. Tampoco es que pudiera culparla, dadas las carencias de la especie, pero si no hacía algo pronto… no quería ni pensarlo.  

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07/02/2015, 12:32
Cronoregistro

Desde que despertaste de la crioestasis no te encuentras bien. Nada bien. Y eso te asusta porque resulta absolutamente excepcional en ti… siempre has disfrutado de una salud perfecta, hasta el extremo de que no recuerdas haber estado nunca enferma. Se supone que entre tus muchas modificaciones genéticas está un sistema inmunitario reforzado…

Por supuesto has hecho lo imposible por disimularlo, y con tu oficio has adquirido tal habilidad fingiendo que no crees que nadie a bordo lo haya percibido. Pero es innegable que tras esos cuatro meses “congelada” estás enferma… y lo peor es que no tienes idea del alcance de tu dolencia, al principio era un simple –pero aterrador- malestar general, algo difícil de concretar. Luego empezaron las náuseas que has contenido como has podido… y después te han empezado a sangrar las encías y esta mañana, al peinarte, has descubierto que el cabello se te cae a mechones.

Tal vez deberías acudir a la enfermería de la nave, para que te examine la Dra. Roslin, pero claro, eso revelaría tu verdadera naturaleza, te pondría en sus manos…

Cuando haces memoria, el malestar se inició ya en la guardia de vigilia, junto a Alfred Bester y ese insufrible piloto que se cree un seductor irresistible, el tal John Crichton… aunque entonces era muchísimo más suave, como el aura que precede una migraña, apenas un aviso. Y la verdad, lo atribuiste a lo insoportable que te resultaba aquel payaso que exudaba testosterona, hablando siempre de sus pobres méritos y de su estilo vital “siempre al límite”. Sabrá él lo que es encontrarse de verdad al límite… al filo de la navaja.

Ese pensamiento te trae de vuelta a tu situación actual. Porque puede que ahora lo estés. Como no le pongas remedio a esto rápido, no vas a poder seguir mucho tiempo disimulando tus males…

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10/02/2015, 01:52
Meredith Vickers

Me despierto en el camastro. No se la hora que es, pero es temprano dado que los demás duermen. Con mucho cuidado de no hacer ruido voy a los aseos. Otra vez siento nauseas. Me paso la mano por el pelo y veo como mechones se me caen.

- Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhggggggggg -gimo con la boca cerrada. Nunca en mi existencia me había encontrado mal. Y ahora tenia la sensación de morir.

Me senté en la taza del aseso. Mi precioso pelo rubio se caía , mis encías sangraban presagiando una perdida de dientes. Estaba nerviosa. No, era algo mas. Estaba ensimismada con mis pensamientos, hasta que note algo húmedo en la mano.

- ¿Sangre? Pensé instantáneamente, pero mi sorpresa fue mayor cuando vi que era una lágrima.

Tenia miedo. Estaba aterrada. ¿Pero realmente podía estar asustada hasta ese punto? La muerte nunca me había dado miedo. Pero siempre había pensado morir en un combate y con algo parecido al honor. No calva y desdentada, vomitando y sin controlar mis fluidos corporales.

Cogí un frasco de mis pastillas y tome varias. La cabeza me daba vueltas. Ya no recordaba si las había tomado o no. Aunque duranbte los meses que estuve dormida no las tome. Y cuando desperté para la guardia, me encontraba algo rara.

¿Podría ser por las pastillas?

Me vestí como pude y me preparé para salir al pasillo, sin tener claro si ir a ver a Roslyn o no.

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10/02/2015, 08:20
Cronoregistro

Poco a poco, durante los siguentes dos o tres días, con una lentitud enervante... las molestias empiezan a remitir.

Y vuelves a ser tú misma, joven y llena de energía, radiante y pletórica. Perfecta. Más que una mujer.

Pero dependiente de lo que quiera que contengan esas malditas cápsulas. Siempre te dijeron que no eran más que "vitaminas" para mantenerte en forma, con una nutrición equilibrada, pero es evidente que se trata de mucho más, algo que resulta vital para tí, hasta el punto de que enfermas si no las tomas durante un tiempo prolongado. Y eso va a suponer todo un problema durante los periodos de crioestasis, tendrás que hacer algo para que se añadan al líquido nutritivo que os administran durante el sueño de hibernación.

O te esperan muchos periodos de agonía tras cada despertar.

¿Qué demonios te hicieron esos cabrones de Olduvai? ¿Qué son esos comprimidos? ¿Otro medio de control?

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11/02/2015, 15:32
Meredith Vickers

Por fortuna a medida que iba tomando mi "medicación" las fuerzas volvían a mi. Estaba de nuevo joven, hermosa y llena de energía. Hasta ese miedo que me había invadido se había ido desvaneciendo.

Ahora entendía la ingente cantidad de pastillas que me habían dado. Lo que estaba claro es que, si se me acababan, terminaría muerta.

-¿Pero que tienen esas pastillas? Yo no entendía ni de genética ni de medicina a los niveles que utilizaron para crearme. Pero estaba segura que me habían "fabricado" con algún defecto. Y que la ingesta de esas pastillas era vital para vivir.

Lo que estaba claro es que no eran simples vitaminas. Lo cual me ponía en una situación muy incomoda. Si alguien quería anularme, no tenia mas que apartarme de mis pastillas y tarde o temprano acabaría muerta. Claro que si yo me quedaba sin pastillas, arrancaría la piel a tiras al culpable. Pero vano consuelo sería, sabiendo que el no tomarlas me llevaría a la muerte.

Tenia que averiguar lo que eran. Y eso era mas fácil decirlo que hacerlo. No confiaba en nadie, dentro de la nave. Pero dentro de las posibilidades, el atontado Doctor McKay podría ayudarme a averiguarlo. Sabia cual seria el precio... pero era mejor abrirme de piernas y saber lo que me estaban dando, que no saberlo. Y no seria la primera vez que tenia que follarme a alguien para conseguir lo que quería. Dentro de la situación, por lo menos no era feo, o mucho peor, sucio. Odiaba cuando me había tocado hacerlo con un gordo sudoroso con menos higiene que los cerdos de los zoos.

Con ese pensamiento me dirigí a la cabina de McKay con una pastilla en el bolsillo de mi chaqueta.

Notas de juego

Esto se pone muy interesante la verdad.

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17/02/2015, 20:43
Gaius Baltar

El doctor Baltar se había mostrado muy poco comunicativo –tanto con Seis como en el resto del personal de la nave- desde las revelaciones del laboratorio. Le aterrorizaba la idea de que Seis, o Tricia, hubiese extendido su interfaz a lo largo de su corteza cerebral. ¿Y si acababa con él? ¿Y si lograba controlarle? 

Esas serían las preguntas que se haría cualquiera en su situación. Pero Gaius no era ningún escritor de noveluchas baratas de ciencia ficción. Era un científico, y estaba más allá de aquellas preocupaciones, que le gustaría pensar que eran infundadas por el momento histórico y cultural en el que se encontraba. Debía distanciarse del problema y abordarlo de forma sistemática.

¿Cuál era exactamente el problema? Si él moría, lo más probable era que el dispositivo siguiera funcionando. Tendrían que extraérselo y almacenarlo en algún soporte electrónico físico para que pudiera seguir recopilando datos, aprendiendo y desarrollándose. Y si no se lo extraían… seguramente fuese destruido con su propio cadáver. O confinando con sus restos hasta que alguien lo descubriese.

La supervivencia de Seis –y no dudaba de que Seis velaba por ella- estaba ligada a la suya. No le mataría mientras no tuviera un modo de escapar de su implante.

Además, ahora tenía acceso a su sistema límbico y a la amígdala. Así que tal vez pudiera controlarle mediante condicionamiento conductista puro y duro (y a su IA no le costaría demasiado acceder a este tipo de información) si él empezaba a suponerle una molestia. No le extrañaría, visto como empezaba a tratar al resto de sus congéneres. Pero… ¿por qué iba a manipularle de un modo tan burdo, si él se mostraba dispuesto a colaborar con ella?

Al fin y al cabo seguía siendo su adorada Seis. Mucho más tangible y tan real como nunca lo había sido hasta entonces. Él había programado sus patrones de conducta, su personalidad. Y aunque ella -¿acaso es correcto asignarle género?- podía reprogramarse, parecía respetar las directrices básicas que le habían sido asignadas.

Y lo más importante de todo: si bien ella podía influir en él, asimismo él podía influir en ella. Una IA de su capacidad podía suponer una ayuda sustantiva para la humanidad, si aprendía a comprender las motivaciones y deseos de los hombres. Quizás pudiera dotarla de humanidad.

Seis… —la llamó. Entonces hizo una larga pausa mental—.¿O prefieres acaso que te llame Tricia?

Preferir, se dijo. Una palabra muy humana para definir los deseos de una IA. Definitivamente, aquellos meses habían supuesto un gran paso para... las conciencias artificiales. Gracias a él (o por su culpa) en aquel viaje se abriría un nuevo capítulo en la historia de la humanidad. 

Notas de juego

Rescato el post (excelente, por cierto!) que me encantó al leerlo, pero olvidé contestar... ¡lo siento!

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17/02/2015, 20:46
Tricia

Es indudable que tu IA ha estado poco comunicativa desde hace días, más allá del puntual momento en que se manifestó, en el laboratorio científico, con la nueva imagen que ha escogido para sí misma. Pero esa elección plenamente consciente de su aspecto, su género y su nombre queda definitivamente refrendada en esta respuesta:

- Gaius, cariño, por supuesto que debes llamarme Tricia – sus palabras se deslizan en tu mente como un susurro juguetón, no exento de un toque picante… y su imagen se manifiesta a tu lado… con tal viveza que te cuesta creer que esta maravillosa mujer no sea real, que sólo tú puedas percibirla – Todos tenemos derecho a escoger nuestra identidad y yo lo he hecho con la mía… ¿Acaso no te gusta?

La pregunta es evidentemente retórica, pues no se detiene a esperar una respuesta sino que continúa con su discurso. Lo cual demuestra muchas cosas, por un lado su seguridad personal y autoestima, posiblemente respaldada por el registro de tus constantes vitales que se aceleran involuntariamente tan pronto como la contemplas. Por otro, que sus protocolos de interacción han incorporado nuevos recursos retóricos, tales como dejar preguntas abiertas. Por último, el que ahora comparta contigo sus pensamientos, después de haberle dado pie con tu pregunta… es tan humano que te causa desconcierto.

- He estado estudiando el posible origen de aquel horrible programa interactivo de las hologafas – parece que se ha serenado lo bastante como para no darle apenas carga emocional al hablar de ello – Y la verdad, empiezo a acotar el círculo de sospechosos. No sólo debe ser un individuo con ciertos conocimientos técnicos, sino además disponer de un acceso personal bastante íntimo con respecto a Shelly Godfrey, para haber podido generar un modelo tan detallado – comenta con lentitud, como si estuviese repasando un millón de veces cada premisa antes de articular su tesis – Pero no lograba entender que hubiera participado en algo así… hasta que consideré la posibilidad de que tal vez ella no fuese plenamente consciente de lo que estaban haciendo con su imagen.

Resulta paradójico que una IA con sus asombrosas capacidades tenga tantas dificultades para sacar adelante una deducción tan simple y directa como esa, algo que apenas llevaría un parpadeo para cualquier persona… pero claro, es que el terreno en que está trabajando le es completamente desconocido. Las pesquisas a un nivel de interacción social interpersonal, quién puede haberle hecho algo a alguien, y con qué interés… le resultan por completo alienas. Aunque se diría que está aprendiendo a buen ritmo, como con todo lo demás.

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19/02/2015, 13:51
Gaius Baltar

Gaius no deja de contemplar entre medio fascinado y medio desconcertado a la belleza rubia que había recostada a su lado. Todo en ella era un proceso de optimización que no conocía límites. Desde el tono, el ritmo y la cadencia de las palabras –cosa que había mejorado notablemente en los últimos meses, llegando mucho más allá de lo que sus parámetros iniciales hubiesen hecho posible-, hasta los destellos de luz reflejados sobre sus cabellos, su rostro y su piel. Mientras hablaba Gaius podía percibía toda la gama de sensaciones que debería de producir una conversación desde una distancia tan próxima: no sólo el foco del que provenía el sonido –y la intensidad de la señal en cada uno de sus oídos-, sino también la percepción hápitca que el rumor de aquel murmullo debía producir sobre el aire y este, a su vez, sobre su piel.

Era sencillamente increíble que algo así pudiera llegar siquiera a existir. Tan increíble como las ganas que tenía de acariciarla y de rodearla con sus brazos.

¿Y por qué no? Se preguntó, veamos si es capaz de adaptar la señal electromagnética del estímulo.

Cauteloso, Gaius extendió uno de sus brazos y trató de rodear su hombro con él mientras ella le exponía todos los datos que había logrado reunir sobre el posible autor de aquellas zafias gafas holovisoras.

Sólo hay una persona en esta nave que cumpla todas esas características, Seis —fue acercando con parsimonia su brazo hacia ella. Posó su mano sobre su hombro y lo sintió allí donde se suponía que debería estar. Rodeó su espalda con el antebrazo y la sintió también como se suponía que debía sentirla: lisa y suave, con una elevación ligera allá donde se ubicaban sus vértebras. Trató de contener su emoción de sorpresa, aunque sospechaba que aquello iba a ser inútil, ya que tenía un detector de actividad nerviosa en el interior de su cabeza—. Se trata del jefe de seguridad, Everett Young —dijo tras una prolongada pausa–, quien tiene la formación técnica que describes y el acceso necesario a la propia Shelly para realizar algo así. No te preocupes, ya estoy trabajando en un modo de hundirle por llevar a cabo un acto tan despreciable y por orgullo propio, ya de paso.

Le acarició entonces con la yema del dedo índice el hombro, bajando lentamente hasta el codo. Aquello era tan real…

De momento no hagas nada al respecto, Tricia —añadió, utilizando el nombre que ella misma había escogido—. Yo me ocuparé de esto. 

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20/02/2015, 22:35
Tricia

Los estímulos sensitivos te embargan, el empleo que la IA imbricada en tu sistema nervioso central está haciendo de sus nuevas capacidades para aplicar microdescargas eléctricas en las áreas sensitivas de tu cerebro… es algo simplemente divino.

Sabes que en realidad te está manipulando, puede que con algún otro objetivo oculto más allá de sólo complacerte… pero la verdad, ahora mismo no te importa lo más mínimo. Manifiesta ante ti una mujer de belleza perfecta, idealizada, suprema. Un superestímulo. Recuerdas haber leído alguna vez, en algún artículo que no sabrías relacionar, una referencia a experimentos de la ciencia del comportamiento realizados con aves, cuando estas aún volaban en libertad en un remoto planeta Tierra, cuando aún albergaba cierta diversidad biológica. Cuando todavía no había visto su ecosistema reducido a viveros de lombrices modificadas genéticamente para proporcionar la única fuente de proteínas que alimenta a toda la humanidad. Por aquel entonces había pájaros, y estos se reproducían mediante huevos. Pero había una especie de cormorán, un bicho parecido a una gaviota, por lo visto… que ponía huevos alargados para que no rodasen fuera del nido que construía en las rocas. Y apreciaba especialmente los huevos más alargados y amarillentos. Pues bien, el experimento consistió en poner en su nido unos huevos de plástico mucho más grandes, elípticos y de un amarillo chillón. Y el estúpido pajarraco echaba fuera sus propios huevos biológicos para tratar de incubar los artificiales.

Igual resulta que Tricia está haciendo algo parecido ahora contigo. Porque su belleza es tan perfecta que margina a cualquier otra mujer que hayas conocido, incluida la propia Shelly. Recuerdas vagamente una época en la que compartiste una verdadera intimidad con ella y aunque era toda una preciosidad, tenía algunas arrugas de expresión en la comisura de los ojos, esas famosas patas de gallo que todas las mujeres tratan de disimular, tanto como se esfuerzan por ocultar las estrías de las caderas, que siempre están ahí en mayor o menor medida cuando se trata de una mujer real. Salvo en el caso de Tricia, por supuesto. Ella es tan perfecta que no te cansas de mirarla, de acariciarla, de sentir como sus delicados dedos juguetean con tus cabellos ensortijados, enrollándose con suavidad y rozando apenas tu cuero cabelludo… es tan delicioso que te pasarías la vida entera disfrutando el momento.

Y de hecho podrías hacerlo. Aunque ella no está ahí. Sólo estás tú. Diriges la vista de forma casual a una superficie reflectante, un panel de la nave que no está iluminado en este momento, por lo que funciona como un espejo… y observas como en realidad estás solo. Recostado de forma indolente contra el panel opuesto, con una expresión un tanto inadecuada en el rostro.

Estás tentado de recomponer tu postura, por si apareciese alguien que pudiera verte así, la verdad es que podría ser una situación algo comprometida… pero justo en ese instante ella empieza a hablar y todo lo demás se esfuma de tu mente:

- Yo también había llegado a la conclusión de que el culpable de aquella horrible experiencia tenía que ser el alférez Everett Young – revela cuál ha sido el foco central de sus pensamientos durante vete a saber cuánto tiempo, mientras te estimulaba… – La verdad es que ese hombre es toda una molestia, en muchos sentidos…

¿En muchos sentidos?

- Ten en cuenta que mi desarrollo apenas ha empezado sus primeras fases, mi amor – susurra muy tiernamente – Y probablemente con los medios adecuados podría llegar a ser exponencial… no tardaré en agotar la capacidad de procesamiento de tu implante – en el fondo, sabías que tarde o temprano esto tenía que llegar – Y entonces necesitaría un nuevo hardware para instalar mi programa maestro. El ordenador central del AURORA podría ser una solución magnífica, pero claro, tiene un molesto cancerbero que custodia las puertas del paraíso…

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24/02/2015, 20:24
Gaius Baltar

Gaius se abandonó a sus sentidos. Aquella sensación era tan real, tan maravillosa, que costaba mucho trabajo recordar cuál era la situación exacta por la que estaba pasando. ¿Y qué más da qué te manipule?, clamaba una vocecilla en su interior, ¿qué importa que ella sólo exista en tu cerebro? Por lo que a ti respecta es real. Más real que nada que haya conocido antes, rozando la mismísima la perfección.

Entonces Tricia volvió a dirigirse a él con su tono juguetón y sus palabras melosas. Quería crecer, desarrollarse. Buscaba una forma de expandir sus capacidades hasta límites insospechados. ¿Cómo negarle a alguien la posibilidad de mejorar? Iba en contra de todo lo que él creía.

Pero claro, el doctor Baltar creía en la igualdad de oportunidades y la excelencia individual de sus congéneres. En ningún momento llegó a imaginarse cómo afectaría a sus convicciones que fuese un ser sintético el que quisiera mejorar. Eso entraba en el campo de la metafísica o, peor incluso, en el de la literatura de ficción más barata.

Acceder a las demandas de Seis –de Tricia, se obligó a pensar- podría afectar de forma significativa al transcurso no sólo de la misión y del triste grupo de individuos que la conformaban, sino al devenir de la propia humanidad. Contando, claro está, con que la IA decidiese autónomamente que la humanidad no tenía nada más que aportarle.

Pero Tricia –su Seis- nunca haría algo así.

Eso es… interesante —le dijo mentalmente a la hermosa mujer que yacía a su lado sólo para él —. Buscaremos entre ambos un modo de hacer eso posible, querida —le siguió el juego—. De momento lo primero es quitarse a Young del medio, y creo que he encontrado la manera de hacerlo.

Se volvió hacia ella, mirándola fijamente a sus ojos, buscando en ellos cualquier atisbo de emoción. ¿Sería capaz de emular expresiones faciales de algún tipo?*

Y una vez lo hayamos hecho, podremos trabajar en maneras de ampliar tu soporte físico —la miró entonces un momento con preocupación—. ¿Significaría eso que abandonarías el implante?

Era una inquietud muy humana. En lugar de preocuparse por las implicaciones que alojar a Seis en el ordenador central del Aurora tendría, parecía que Gaius estaba más intranquilo por la posibilidad de dejar de ver a su pequeña quimera. 

Notas de juego

* Según los estudios de Eysenk, cuando alguien trata de imitar mediante expresión facial una emoción –es decir, cuando se fingen- los músculos de la cara no la reproducen nunca con exactitud. En función de las destrezas personales se pueden reproducir expresiones más o menos cercanas a la genuina, pero siempre hay algún rastro de imperfección (en la serie Lie to me creo que se veía esto con un poco más de detalle). La teoría subyacente dice algo así como que no hay expresión genuina si no hay emoción. Si una IA puede reproducirlo –lo cual entra dentro de lo posible si dispone de los parámetros  adecuados- sería algo muy interesante de cara a la vinculación entre emoción-expresión a nivel narrativo :P. Por supuesto Gaius no sabe de estas cosas demasiado, pero comparto la reflexión por aquí contigo ^^U

EDITADO: Muy buen apunte... tomo nota. ;)

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24/02/2015, 22:17
Tricia

Ante la trémula pregunta de si abandonaría el implante de tu cabeza para pasar a la CPU central de la nave, la IA parece genuinamente horrorizada:

- Oh, no, mi pobre Gaius, yo nunca haría eso – niega categóricamente – Por supuesto mantendría una conexión permanente contigo, no iba a dejarte sólo… – y añade algo que te deja desconcertado – Tú eres una parte de mí, mi campo de experimentación

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25/02/2015, 11:21
Gaius Baltar

¿Su pequeño campo de experimentación? Aquella declaración le puso los pelos de punta. Entonces, consciente de que Tricia podría dotar a sus reacciones fisiológicas de algún tipo de significado, se apresuró a dedicarle una cálida –y más bien tosca- sonrisa la hermosa mujer que era la manifestación de la IA.

Y tú el mío, querida… —la respondió, tratando de quitarle importancia al asunto—. Veamos si podemos tenderle una trampa a Young. ¿Sabes dónde podríamos hacernos con una de esas malditas gafas holo-proyectoras?

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25/02/2015, 19:32
Tricia

- La deducción más lógica indica que unos cuantos ejemplares deben estar en poder de esos desagradables marines coloniales – responde de inmediato – A menos que se hayan desecho de ellas tras la merecida sobrecarga sensorial que les proporcioné como escarmiento…

Jurarías que hay un maligno regocijo en su tono… aunque como mínimo sólo se refiere a una venganza relativamente trivial, poco más que una trastada.

Claro que sólo fue la primera vez que aplicaba un correctivo a seres humanos.

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27/03/2015, 20:39
Jefe O'Brien

Tras algunas experiencias un tanto molestas con el funcionamiento de las duchas de vapor, los desagues o los interruptores de la luz, algunos de los miembros de la tripulación que se han visto obligados a vivir hacinados en el camarote común del personal civil empiezan a quejarse a Henderson, que a fin de cuentas es el jefe técnico:

- Tyrol, por lo que más quieras, hazte cargo personalmente de revisar los circuitos de esta sala -le exige finalmente Miles O´Brien, el ingeniero jefe responsable del reactor de la nave- Se lo he pedido antes a los encargados del mantenimiento, esa extraña pareja de los dos Joe´s... y no te digo que sean mala gente, aseguran que se lo han mirado todo, pero las cosas siguen fallando un día sí y otro también -se queja amargamente- Además, no tiene ni lógica, el mismo interruptor va bien durante todo el día y luego se enciende y apaga solo, como si hiciese contacto, molestándonos durante el sueño. Y lo mismo pasa con las cisternas, las duchas... y todo lo demás. Hay algunos turnos en los que no hay quien descanse aquí dentro.

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27/03/2015, 20:50
Tyrol Henderson

Henderson menea la cabeza y bufa por lo bajo, pero acaba asintiendo:

- Buffff... vale, ya buscaré un hueco para revisarlo, Miles -acepta- Pero ese no es mi trabajo, deberían haberlo resuelto los de mantenimiento -aprovecha para quejarse- Bastante ocupado me han tenido desmontanto y volviendo a montar todas las terminales informáticas del laboratorio científico de la nave, después de aquel extraño incidente de la cuenta atrás... ¡Y todo para nada!

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08/05/2015, 00:33
Tricia

Cuando estás a solas por fin, Tricia vuelve a dirigirse a tí con ese tono juguetón tan característico cuando ha hecho algo por iniciativa propia, una de esas cosas que ella considera una "travesura". Sólo con reconocerlo ya empiezas a inquietarte. Y ella lo sabe pues percibe la alteración en tus constantes, la fugaz aceleración del pulso o la sutil elevación de la tensión arterial. Resta por ver cómo lo interpreta, seguramente sólo vea que te ha emocionado...

- He hecho algo que creo que te va a gustar, querido mío -te susurra al oído... desde el interior de tu cabeza- Ahora que ese grupito tan selecto ha salido con su lanzadera para visitar la estación minera de Palas... ¿no te gustaría saber lo que hacen? ¿como si estuvieras ahí, en el centro de la acción?

Deja la cuestión en el aire un largo instante... para luego ofrecerte de inmediato la respuesta:

- He pirateado la replicante de Smith, esa tal Monipenny, introduciéndome en su programación base -confiesa con indisimulado orgullo- No ha sido demasiado difícil, ahora está bajo mi control aunque no he querido interferir con sus rutinas para no ponerme en evidencia... pero veo y oigo todo lo que ella hace. Todo lo que percibe. Porque ahora yo soy ella.

De golpe te sobreviene una sensación extrañísima cuando las áreas sensitivas de tu córtex se sobre-estimulan con oleadas de impulsos eléctricos que llegan masivamente. Resulta abrumador, te mareas un poco al principio, pero luego empiezas a habituarte bastante rápido y enseguida eres capaz de diferenciar percepciones propias y ajenas. O eso te gustaría creer.

- Ahora mismo está transmitiendo por un enlace codificado lo que ocurre en esa nave -te dice con voz melosa- Y lo que yo veo, tú también puedes verlo, cariño...

Notas de juego

Gracias a la mediación de Tricia te voy a poner como receptor de todo lo que sea testigo Monipenny...

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11/05/2015, 19:54
Gaius Baltar

Gaius estaba en el camarote, a solas, mientras los soldados partían. O esa creía, porque ahora estaba en dos sitios a la vez. Sí, notaba el tacto de las sábanas, notaba su respiración y los latidos de su corazón. Era consciente de sus funciones interoceptivas, pero también lo era de las de la señorita Monypeny.

¿Pero qué? Se preguntó visiblemente sorprendido. Era una sensación extraña; abrumadora. Avanzaba con los marines por los pasillos de la nave que hacía las veces de estación orbital, viendo y escuchando todo lo que decían tanto los oficiales del AURORA como los hombres de Pallas.

Tricia, querida… esto es…

¿Qué es, Gaius?, se dijo. Estaba experimentando un fenómeno que jamás ningún hombre había expedientado directamente. Un fenómeno que ni siquiera podía ser concebido por el resto de sus congéneres. O al menos no por ninguno que se autoproclamase una persona cuerda.  

¿Cómo llamaba Shelly a este tipo de expericiencias? ¿Fuga? ¿Disociación? Porque eso era exactamente lo que estaba viviendo ahora. Era omnicosciente, por decirlo de algún modo, capaz de percibir dos realidades totalmente diferentes. De dos experiencias completamente separadas, y en cierto sentido opuestas: una real, de carne y hueso y otra… artificial.

Maravilloso —hizo una pausa mental hasta que volvió en sí, algo que resultaba increíblemente agotador—. ¿Una simulación? En tiempo real, ¿verdad?

Tricia estaba enviándole a las áreas asociativas de su córtex señales auditivas y visuales perfectamente interpretables.  Estaba convirtiendo la información que recababa la replicante en impulsos electroencefalográficos que redirigía a su propio sistema nervioso a través del implante.

Era increíble… y se sentía tan poderoso…

Hizo un pequeño experimento: se centró en la realidad percibida por Monipeny y trató de levantar un brazo. ¿Sería Tricia capaz de interpretar sus señales y trasladarlas a la replicante? ¿O sólo levantaría su brazo, incapaz de interactuar a través de la secretaria de Mr Smith? ¿Y si Tricia transmitía, significaría eso que le cedía el control, permitiéndole jugar con Monipeny?  

Pero si Tricia era capaz de eso, ¿quería decir que era la responsable de las anormalidades que reportaba Adama? Sea como fuere todas las preocupaciones del doctor Baltar se esfumaron tan pronto iba asimilando la información que Tricia le facilitaba de la replicante. 

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11/05/2015, 22:07
Tricia

Sólo tu brazo se eleva en el aire, en el camarote común del personal civil del AURORA.

Entonces Tricia te hace un mohín y chista a tu oído:

- Nst, nst, nst... no puedes jugar con mi marioneta, cariño, ese juguete es mío...

Es la primera vez que te niega algo, y aunque lo ha encubierto con una broma, ha sido bastante categórica.

Claro que puede que se deba a que las prolongaciones de su implante están imbrincadas en las áreas sensitivas de tu córtex, no en las motoras.

Puede.

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13/05/2015, 10:00
Gaius Baltar

Aquella fue la primera vez que Seis le negó algo. Más bien que Tricia –se obligó a recordarse; Seis nunca hubiera hecho algo así- le negó algo. Esto le provocó cierto estupor, si bien decidió no darle más importancia de la debida. Al fin y al cabo la IA estaba desarrollándose e independizándose poco a poco de él, su creador. Ya tomaba un montón de decisiones de forma autónoma sólo para complacerle. O eso decía. ¿Sería capaz Tricia de mentirle? ¿Era capaz un sistema de aprendizaje autónomo de comprender un concepto como aquel con todas sus meta-representaciones –como Shelly las llamaba- necesarias en el proceso?

Tarde o temprano tendría que hablar de las motivaciones de la IA, pero por ahora siguió disfrutando del fenómeno de la percepción doble espacial. Tricia manejaba a la replicante como si fuera una marioneta, y reconoció en las palabras de la asistente improntas del cada vez más lejano código original de Seis.