Partida Rol por web

Una vez en la sala una de las dos mujeres, la que no me han presentado, se gira hacia nosotros profiriendo un saludo que sin duda consigue arrancarme una sonrisa, si no agradable al menos sincera, sin rastro de ironía o sarcasmo. ¿A qué debemos el honor? Probablemente sea la primera vez que alguien me ha saludado de esa manera. Me encojo de hombros, con un movimiento calculado y exagerado. - Supongo que al aburrimiento, mas que otra cosa. - El tono de mi voz es sutil, pero junto con mi forma de mirar el Puente, parece indicar que no tiene pinta de que eso vaya a cambiar en breve.

Rogers rápidamente empieza con sus peticiones, unas que de seguro han tenido en cuenta nuestras dos ejemplares mujeres, aunque creo que el hecho de sugerirlo en voz alta es mas para darle a entender la información al capitán que porque dude de la profesionalidad de ellas. La sutileza de Rogers es casi como si te dieran con un mazo en plena frente... y sin preguntar. Aun así no puedo evitar mirar en dirección al capitán Cole, a la espera de ver su reacción. La voz del soldado, que abandona la sala, no rompe mi estudio. Su presencia me resulta completamente indiferente y sin duda no inquietaba a Cole lo mas mínimo

Mas antes de que Cole puede hacer o decir nada, es nuestro preciado Tigh quien salta a escena, con su porte, su tono y toda esa pomposidad suya por saberse “casi” al mando de la situación. Como si sus galones efectivamente valieran de algo aquí dentro. Detalle que el capitán Cole decide dejar claro al instante. Su voz aunque cansada y falta de fuerza, sigue trasmitiendo sarcasmo, intentando poner a Tigh en su sitio... pero tampoco con demasiada vehemencia. Extraño. Por buen actor o mentiroso que sea, sin duda parece realmente jodido, afectado por esto. Eso me decepciona un tanto, esperaba mas de un hombre que se mueve por el espacio con su propia nave... pero parece ser que he sobrevalorado sus capacidades, algo que rara vez me ocurre. Aunque eso no quita que sigan habiendo ciertos detalles que no me gustan de todo esto.

Doy una vuelta por el puente, de una forma muy similar a como un depredador acecha a su presa, lenta, metódicamente y sin perder en ningún momento de vista al Cole, mas que para echar algún que otro vistazo a alguna pantalla, acercandome a su posición, hasta quedar cerca de el, lo bastante para poder leer su pantalla sin problemas. Estoy tranquilo aunque haya algo que no deja de molestarme en la cabeza. Un contrabandista, un jefe de contrabandistas con muy pocos escrúpulos, según Kodai, y con una nave de la Armada pegada a su culo y aun así, encuentra tiempo para enviar una lanzadera con el cargamento de víveres y demás necesidades que puede tener la estación orbital de Kaiju. No tiene sentido, lo normal habría sido salir a toda leche de aquí. La única conclusión es que había algo ahí, en ese envío, por lo que merecía la pena jugársela. Eso, o que Cole le tiene auténtico miedo a Kaiju, uno mucho mayor del que nos tiene a nosotros. Al fin y al cabo, por mucho dinero que le hayan quitados esos trajeados... sigue vivo y si esta congraciado con la bestia que acecha en el cinturón de asteroides, tiene negocio.

Escucho al capitán ligeramente sorprendido de que colabore con facilidad. Aunque está claro que no he estado presente en todos los interrogatorios anteriores ni en el abordaje de su nave, me sorprende encontarme a una persona así tan abatida. O es un perfecto actor o realmente no ve otra salida más que colaborar por el momento.

Riddick empieza a caminar por toda la habitación y doy un paso atrás, tanto para dejarle paso como para mantenerle en mi linea de visión en todo momento. Por muy bien que hayamos llevado nuestra relación hasta el presente, sé perfectamente que él no va a romperse con la facilidad de Cole.

Pero las últimas palabras del capitán llaman mi atención. Sólo un detalle que probablemente poco tenga que ver con nuestra investigación, pero que puede estar en cierto modo relacionado con el trasfondo de la misma.

- Extorsionarle, ¿con qué? - le pregunto. Al ver su gesto de incomprensión, especifico aún más. - Dice que Weyland-Yutani ha arruinado sus negocios para extorsionarle. ¿Cómo pretendía hacerlo?

Conociendo la forma de trabajar de la WY a estas alturas no me sorprende demasiado esa afirmación, pero si la megacorp está controlando de alguna forma a este hombre, todos sus secretismos nos pueden estar haciendo perder un tiempo del que no disponemos.

El veterano capitán mercante tuerce el rictus con rabia indisimulada.

- Pregúntele a esa maldita rata trajeada a la que llaman Mr. Smith...

Esta vez es el mayor Saúl Tigh quién irrumpe en la conversación, con aire divertido, aprovechando la oportunidad de devolver a Cole todo su malintencionado sarcasmo:

- Se han perdido ustedes todo un espectáculo en el puente de mando hace un rato, aunque las damas estaban presentes y podrán explicárselo de primera mano -comenta regodeándose- Yo he tenido que conformarme con un apresurado resumen del teniente Gaeta en mi comunicador...

Dirige una agresiva mirada al prisionero, como retándole a que intente algo.

- Verán, resulta que ese directivo de la Weyland-Yutani es más peligroso de lo que cualquiera hubiera imaginado cuanto está en su salsa, metido en el mundo de las finanzas, la bolsa y todo eso... todo un tiburón, implacable y sin piedad -su despectiva sonrisa se acentúa- Yo suelo perderme bastante rápido con la economía, pero por lo que he entendido Smith averiguó que nuestro amigo tenía los ahorros de toda su fructífera carrera delictiva invertidos en las acciones de una empresa que fabrica propulsores de hidrógeno... entonces compró por vía telemática suficientes acciones como para hacerse con el control de la empresa y ordenó suspender todos los encargos, dejando en el aire los compromisos de entrega que tenían contratados. Y claro, eso no ha sentado bien en su sector -se está divirtiendo de lo lindo al contarlo- Nunca me había imaginado que la cotización en bolsa de una empresa fuese a responder tan rápido a una mala noticia, pero en cuestión de minutos sus acciones empezaron a caer en picado, hasta la mitad de su valor nominal... luego a un tercio, a una cuarta parte... si siguen ese curso, dentro de unas cuantas horas no van a valer absolutamente nada...

Alza las cejas y suelta un breve soplido hinchando los carrillos, por lo visto la bravuconada de Smith le ha impresionado.

- La broma tiene que haberles hecho perder a todos varios millones de créditos, pero por lo visto Smith y la Weyland-Yutani pueden asumirlo sin demasiados problemas, supongo que tampoco va a significar gran cosa en el volumen global de sus balances mensuales -señala a Cole con un gesto de la barbilla- Cosa que no puede decirse de los pequeños accionistas que confiaban en poder retirarse pronto para disfrutar una jubilación tranquila... ¿Eh, Cole? ¿Cómo sienta que te quiten en un segundo todo lo que has estado atesorando durante años? ¿Décadas tal vez?

Tras un buen rato de esfuerzo, el resultado del intensivo escaneo al que estáis sometiendo la CPU del carguero ofrece unos resultados desconcertantemente anodinos: la Valentina Tereshkova parece haberse limitado a recorrer la ruta más directa y funcional posible en todos sus desplazamientos, desde una planta de procesado de mineral en el Cinturón Orbital Terrestre hará unos diez meses, hasta la órbita inmediata de Palas dentro del Cinturón de Asteroides. Allí ha permanecido durante los últimos seis meses, hasta que hará unos días se produce el cambio de mando acordado entre Susumo Kodai y James Cole, que queda bien registrado en el cuaderno de bitácora. Luego, sólo consta la ruta directa de regreso hacia la Tierra...

No hay paradas intermedias, no existen comunicaciones registradas con otras naves o estaciones orbitales, nada en absoluto que resulte digno de mención. En definitiva, una sospechosa ausencia de evidencias.

Eso sí, detectas que por su parte Monipenny, la tostadora de bella sonrisa, está haciendo algo más que buscar información escondida en ficheros ocultos. Esto supera de largo tus propias habilidades, pero ves que acaba de acceder a la BIOS del sistema y está decodificando la programación de base, tal vez para detectar la posible manipulación encubierta de la bitácora informatizada por parte de la tripulación del carguero.

O puede que para modificar ella misma su contenido...

La asistente personal de Smith escoge este tenso momento para exponer sus resultados:

- El registro del cuaderno de bitácora de la nave es estrictamente normal, sin irregularidades de ningún tipo, sin paradas o comunicaciones subespaciales más allá de lo ordinario -anuncia con voz neutra- Al menos en apariencia...

Se sonríe con aire de misterio y un toque de picardía, algo que no le habéis visto hacer antes.

- Sin embargo he detectado una subrutina de reordenado de datos que no debería estar ahí -empieza a explicar- Algo que suele aparecer cuando se han borrado algunos registros concretos, dejando espacios en blanco que luego son obviados en el informe mostrado al realizar una consulta. Pero los huecos en el programa siguen estando.

Está demostrando unos conocimientos informáticos nada corrientes...

- Entonces he intentado recuperar los datos borrados, por mucho que los eliminen todo lo que ha estado alguna vez registrado en el sistema deja una huella -amplia sus explicaciones- El problema es que con el tiempo esos vestigios se van difuminando haciéndose cada vez más irreconocibles, los datos que no tienen un registro firme se superponen con otros procesos más recientes pediendo coherencia interna -ahora es cuando el discurso se hace tan técnico que apenas queda nadie capacitado para seguir sus razonamientos- Seguramente, en apenas unas semanas hubiera resultado del todo imposible recuperarlo... pero por fortuna hay restos de una manipulación reciente.

Se vuelve hacia James Cole con una radiante sonrisa de triunfo en el rostro:

- Esta nave ha hecho una breve parada hace escasamente 24h, aunque posteriormente ha sido borrada del registro automatizado de bitácora -afirma muy convencida- Y el punto exacto correspondre a las coordenadas galácticas: l = 359° 56′ 39.5″, b = −0° 2′ 46,3″.

Tigh asiente con solemnidad, profundamente satisfecho, y activa el comunicador de la solapa de su uniforme:

- Puente, aquí el Primer Oficial -dice con tono triunfal- El cuaderno de bitácora informatizado del carguero había sido falseado, pero hemos logrado recuperar un registro parcialmente borrado que certifica una escala no declarada de la Valentina Tereshkova en las coordenadas galácticas: l = 359° 56′ 39.5″, b = −0° 2′ 46,3″.

El capitán Cole lanza una mirada torva a los militares, comentando con desdén:

- No sé a qué viene ese tono triunfalista, esas coordenadas corresponden a la estación orbital de la que les he hablado -comenta despectivo- No esperarán que fueramos a dejar constancia de nuestras visitas allí en la bitácora de la nave...

El agente Bester y su joven pupila se encaminan hacia la cubierta inferior de la AURORA para acceder a la nave mercante abordada, con objeto de localizar al comandante Adama. Sin embargo, se topan en su camino con uno de los marines que monta guardia para controlar la entrada y salida de personal. Se trata del soldado Scott Matthew, posiblemente uno de los menos embrutecidos del pelotón por lo que han podido observar hasta el momento. Dentro de las limitaciones que impone su contexto personal, claro...

Lo cierto es que la maniobra de abordaje desplegada por los militares ha sido bastante ingeniosa, eso deben reconocérselo. Han aprovechado la compuerta de acceso desde tierra, aunque sin desplegar la rampa que se extiende cuando la nave aterriza en un planeta o estación orbital. En este caso concreto el grupo de asalto de marines coloniales ha empleado dicha salida, provista de la correspondiente cámara estanca, para perforar desde aquí el casco del carguero, gracias a que su grosor es de apenas unos doce centímetros de acero, por carecer del grueso blindaje de las naves militares. Han empleado un soplete de gran potencia, capaz de trabajar en el vacío del espacio.

Y por supuesto al atacar la integridad del casco tienen que haber creado una inevitable pérdida de atmósfera en la nave abordada. Eso sin duda habrá hecho saltar las alarmas de descompresión en la nave civil, provocando el cierre automático de las compuertas de seguridad, aislando toda la sección inmediatamente adyacente al punto de entrada.... y facilitando por tanto que los asaltantes tomen bajo su control esa toda esa parte de la nave. Una excelente jugada para establecer una cabeza de puente y luego forzar los cierres de las compuertas y avanzar ordenadamente desde este punto, para acabar tomando el puente de mando de la Valentina Tereshkova y con ello el control de toda la nave. Salta a la vista que se trata de una estrategia cuidadosamente estudiada.

Asimismo, ambos pueden ver como los marines han asegurado ambas naves fijando el punto de unión con garfios magnéticos, seguramente no resistirían la presión si cualquiera de las dos naves encenciese sus motores, pero mientras eso no suceda el paso será estable y seguro. Comprueban también como han sellado todo el perímetro con una espuma de secado rápido que ha contenido la pérdida de presión atmosférica... por lo que los sistemas de mantenimiento de emergencia han insuflado rápidamente suficiente cantidad de oxígeno como para que no se precisen sistemas de respiración al cruzar esta sección. Cuando asoman a estos nuevos corredores pueden percibir que el aire es algo más tenue de lo normal, la escasez relativa de oxígeno hará sin duda que el personal se fatigue antes al realizar cualquier esfuerzo significativo, pero un organismo sano puede soportarlo sin mayor problema.

Sin embargo, todavía no han podido acceder a la nave mercante, pues antes el marine les da el alto con gesto marcial.

- ¿Dónde se dirigen exactamente? -pregunta con corrección en las formas, pero interponiéndose en el acceso- Me han ordenado restringir el paso a todo el personal civil para evitar indicentes...

Mientras doy mi vuelta observo los movimientos de Rogers, las diferentes pantallas así como superficies reflectantes así me lo permiten. Sonrío levemente para mi mismo, a sabiendas de que aunque nuestra relación no es la que debería ser, él siempre esta atento, preparado, por si en algún momento decido dar un paso mas allá y violar el acuerdo por el que se me permitió ser libre en el Aurora. Lo encuentro divertido, pero en cierta manera me inspira respeto, a diferencia del resto de soldaditos de goma que hay por aquí, él no pierde su misión de vista en ningún momento, ni siquiera ahora.

El intercambio de puñales deviene en saber que la víbora a la que se refería Cole, es mas ni menos que mi hiena preferida. Eso me hace soltar una par de carcajadas sin humor ninguno.

Increíble que un ser como ese sea capaz de conseguir algo de alguien, aunque tal y como lo explica Tigh tiene sentido. Aunque eso unicamente implique que me de cuenta de cuanto he sobrestimado a Cole. Al fin y al cabo el dinero viene y va, si cree que Smith va a dejarle irse de rositas es que es mas idiota de lo que parece. Una vez las acciones no valgan nada, él seguirá en la ruina y las perdidas son como bien dice el oficial, nimias para un monstruo como la W-Y.

Aun así me hace gracia ver como Tigh intenta sacar tajada, parecer superior, cuando él en ningún momento ha hecho nada, aparte de escuchar una historia. Absurdo, se vea como se vea.

La secretaria del señor Smith, Monipenny, consigue sacar algo en claro de la bitácora del capitán. Un sistema para obviar ciertas paradas como en este caso, una que Tigh rápidamente usa para ganar un poco de respeto para si mismo al ponerse en contacto con la Aurora, para saber cual es ese sitio. La voz de triunfo de Monipenny me resulta discordante, más aún unida a la de Tigh... pero lo mas divertido es ver como el mismo Cole, con unas simples palabras, echa todo ese entusiasmo por el suelo. Sin duda ha merecido la pena venir al puente, aunque solo sea para ver estos breves momentos de ironía en el ambiente. Con todo, la curiosidad me invade sin poder evitarlo, al fin y a cabo este hombre parece temer al tal Kaiju y me gustaría saber mas sobre él. Además de que según las reglas que pacté con Adama, él no es un tripulante del Aurora, ni sus hombres tampoco... y eso, guste o no, me da cierta manga ancha con la que jugar.

Me apoyo sobre uno de los ordenadores mirando a Cole, sonriendo, tranquilo como quien habla con un amigo, por muy lejos que estemos de esa relación. - Kaiju. - Dejo caer solo el nombre, a bote pronto de forma calculada para ver como se lo toma. - Ese hombre le inspira temor, incluso a alguien como usted, eso es mas que obvio. - Me quedo callado, esperando ver su reacción. A nadie le gusta que le digan que tiene miedo a algo... o alguien. - Y me pregunto el motivo ¿Qué hace de ese hombre alguien tan temible? La verdad tengo curiosidad al respecto, dudo que sea solo su resort en esos asteroides. - Sin duda tiene que haber algo mas, eso espero, sino todo esto va a pasar de muy aburrido a sopor total.

Cole alza la vista para mirar a su nuevo interlocutor a los ojos. Su voz es tranquila y segura al contestar, aunque no disimula cierto tono molesto e irritado, perfectamente comprensible por otra parte, dadas las circunstancias:

- Se equivocan si piensan que temo a Kaiju, sólo es un socio comercial, un hombre de negocios con el que trabajo desde hace años -replica- Puedo asegurarles que no se trata de alguien a quién convenga provocar, pues de lo contrario no hubiera podido mantenerse al frente de su negocio, pero es un tipo bastante práctico y razonable -parece conocerle bien- De joven trabajó como mercenario, no se cansa de repetirlo... es un tipo duro, de la vieja escuela... aunque ya está mayor para eso, joder, todos lo estamos. Pero no, no le tengo miedo.

Resulta un discurso un tanto inapropiado, dadas las circunstancias, pero por algún motivo debe ser importante para Cole dejar claras las cosas. Tal vez para defender el último reducto de amor propio que le queda.

- Yo me he ganado la vida de muchos modos, he tenido que trabajar muy duro para alcanzar lo que tengo -se autojustifica- Luchando para conseguir lo que ahora me están arrebatando sin motivo aparente, saltándose las leyes con su injustificable abuso de poder -¿se está haciéndo la víctima?- Me negué a detener mi nave porque no tenían autoridad legal para hacerme nada, no tienen pruebas que presentar ante ningún tribunal con unas mínimas garantías... pero eso le da igual a gente como Smith, claro, ellos te aplastan si te cruzas en su camino simplemente porque pueden hacerlo.

Se encara con todos sus captores, exponiendo su indefensión.

- Asaltan un carguero mercante, una nave prospectora que trabaja legalmente para una compañía independiente. Dañan la integridad del casco y toman el puente por la fuerza de las armas -enumera- Entonces extorsionan a su capitán llevándole a la ruina, robándole su jubilación... ¿Y todo para qué? ¿Para perseguir una pequeña red de contrabando? ¿Para acabar con un pequeño enclave del submundo delictivo local? -se pregunta desesperadamente- No tiene ningún sentido, nosotros no somos una amenaza para el ONUG ni para las Megacorps. No sé por qué hacen esto.

Entonces ladea la cabeza y alza una ceja, volviendose para mirar otra vez al hombre de cráneo afeitado que se ha dirigido a él hace un momento preguntando por el capo mafioso local... como si de golpe cayese en la cuenta de algo.

- Su cara me es familiar por algún motivo... un momento... ¿No es aquél terrorista del atentado de Mercurio? -inquiere de pronto- Aquel que fue juzgado hace unos años, el del famoso mensaje que transmitieron todas las cadenas: No habrá tregua sin compensaciones... o algo por el estilo... -frunce el ceño sorprendido- ¿Qué coño hace con esta gente?

Escucho el relato del mayor sobre la actuación de Smith con evidente gesto de desagrado. Según el primer oficial va sonriendo, casi a modo de burla hacia el capitán, mi gesto se va volviendo más y más torvo, hasta el punto de que, cuando termina, mi mirada le perfora con auténtico desprecio. Sin embargo, por muy indigno que me parezca su comportamiento, especialmente para un oficial de alto rango, realmente es la actuación de Smith lo que me revuelve el estómago.

¿A cuánta gente habrá llevado a la ruina el agente de WY sólo con esa acción? No es un ataque contra Cole, sino contra todos aquellos cuya economía depende de esa empresa de propulsores. Y, lo que es peor, contra todas sus familias. Soy un soldado, y he matado gente en el campo de batalla, pero todos luchadores enemigos que se enfrentaban a nosotros. Sus ideas podían ser tan válidas como las de cualquiera, pero habían tomado las armas para defenderlas y sabían a qué se enfrentaban. Sin embargo la actuación de Smith es totalmente gratuita y desproporcionada, dejando a familias enteras de gente inocente en la más absoluta misera. ¿En qué se diferencia eso del acto terrorista que Riddick llevó a cabo?

Vuelvo a mirar a Cole durante un momento. Un hombre que ha perdido todo puede resultar más peligroso que alguien que aún mantenga algo de esperanza. Si Smith tuviera en la cabeza algo más que símbolos de dólar debería haberlo sabido. Trato de evaluar al capitán para hacerme a la idea de lo peligroso que puede llegar a ser el enemigo que nos hemos ganado hoy.

"¿Cómo sienta que te quiten en un segundo todo lo que has estado atesorando durante años?", escucho decir a Tight. Y si en ese momento Riddick le hubiera agarrado el cuello amenazando con partirselo haciéndole la misma pregunta, me hubiera costado encontrar la fuerza de voluntad para retenerlo.

Por suerte Monnipenny interrumpe la conversación, mostrando por primera vez un mínimo gesto de diversión, o incluso de una sensación medianamente humana. El mayor transmite las coordenadas de la estación, aunque no puedo sino preguntarme cuánto nos habría costado obtenerlas sencillamente preguntándoselas al capitán. Riddick plantea su pregunta a Cole y al hacerlo llama la atención sobre sí mismo, consiguiendo inevitablemente que le reconozcan con facilidad. Le miro durante un instante esperando su reacción.

- Consultoría... - contesto por él abreviando la respuesta, sin dejar de observarle. - Dígame, capitán, además de hombres armados, ¿con qué tipo de defensas cuenta Kaiju en su estación? No creo que se muestren precisamente amables si ven a un crucero de combate acercarse al Olvido.

Tengo más ideas sobre Hannibal y su estación, pero no es el momento ni el lugar para plantearlas.

Espero la contestación de Cole con verdadera curiosidad. Sus primeras palabras son para Kaiju y las escucho con atención para entender el tipo de hombre al que nos enfrentamos. Aun así no dice nada que no podamos presuponer, parecer ser un tipo duro, ex-mercenario, que ha sabido moverse por este lado del sistema para conseguirse su propia zona de espacio libre, dentro de lo que las MegaCorps podrían permitir. Mas tal y como sigue hablando, empiezo a pasar de la curiosidad al más completo desinterés y en parte incredulidad, que no demuestro, permitiendo solo que el aburrimiento aflore a mis facciones.

Toda su palabrería puede resumirse en una serie de lloros y congojas, junto con algún que otro mohín emocional, porque él es un niño bueno que ha trabajado muy duro y que no estaba haciendo daño a nadie. Para colmo de todo ello, incluso nos señala intelectualmente como los malos de todo esto, argumentando poco menos que porque nosotros hemos aparecido todo lo bueno se ha acabado, que es todo culpa nuestra, porque él es un tipo súper majo y ha sido perseguido fuera de los límites de la ley, usando tácticas que vulneran sus derechos para anularle cualquier opción de retiro. Si no fuera porque esto en realidad no es cosa mía, debido a que este ser despreciable ha hecho un trato con Adama, subía ahora mismo a ese atril suyo, desde donde se las da de capitán de algo, y lo ahorcaba con sus propias vísceras... solo para que lo vieran sus hombres. Por más que intentaba unir a este hombre con las palabras de Kodai, no lo conseguía. Un tipo ambicioso y falto de todo escrúpulo comportándose de esa forma es algo… poco verosímil. Y si sus hombres lo vieran, seguramente pensarían lo mismo, está jugando el papel de víctima por algún motivo que se me escapa.

Entonces, el hecho de haber hecho recaer su mirada sobre mí hace que me identifique. La verdad es que me da igual, puede ir con el cuento a donde quiera... pero me hace gracia que se atreva, tras toda esa pataleta, a preguntarme a mí que hago en un sitio así y con semejante gente. Estoy a punto de abrir la boca para dejarle las cosas claras, cuando Rogers se me adelanta. Escucharle hace que deje de apoyarme en la pantalla del ordenador y me coloque completamente erguido, con las piernas separadas. Listo para pasar a la acción.

Si fuera otro hombre el que hubiera contestado por mí, ahora mismo estaría recogiendo sus vísceras del suelo... pero la comprensión que tengo del Brigada me indica que no lo ha hecho en el sentido, que yo acostumbro a entender. Porque en mi mundo, el que hablen por ti es suficiente para llevarte una paliza de la que te acordaras toda la vida.

Mi cuello se gira lentamente, mientras contengo mi lengua, hasta que mis ojos se clavan con dureza en los del Brigada. – Rogers... – el tono en sí no debería decirle nada a quien no me conozca, es el mismo de siempre, frio como el hielo. Pero a Steve Rogers sí debería darle a entende algo. ¿Que se supone que estás haciendo?

Avanzo un par de pasos en su dirección, hasta quedar cerca de Tigh. Mis ojos, hasta ahora juguetones, se han vuelto completamente serios, muy diferentes de cómo han sido estos últimos meses. Recordando más a los de Himalia, mas mi ira no parece enfocada en el Brigada sino en los otros dos hombres aquí presentes.

He estado a punto de dejar pasar las gilipolleces del primer oficial porque me parecía más interesante tirar de la lengua a Cole, pero ya que me han interrumpido voy a dejarle las cosas claras. Clavo mi mirada en Saúl Tigh, con una expresión depredadora, una que muestra a las claras lo poco que vale su vida para mí. – Habrá encontrado divertido ver como esa hiena aplastaba un insecto ¿verdad?... Pero qué tal si en lugar de pensar con el culo, como está acostumbrado, se fija en que en esa compañía hay mucha más gente. Gente que nada tiene que ver con Cole, o con Smith, ni con todo este tinglado de mierda que habéis montado... y que al final del día estarán en la calle, sin trabajo y sin nada que llevarse a la boca. – Me acerco un paso más, más allá de lo que podría denominarse como espacio personal. - Y dime, viejo... ¿cuánto tiempo crees que necesitaría yo para quitarte todo lo que has conseguido en tu patética y babosa vida de lameculos?  - La amenaza es palpable en el ambiente, pero recuerdo bien mi trato. Asi que toda la agresividad queda encerrada en mis labios, mi cuerpo no muestra en ningún momento que vaya a utilizar la violencia. Una deferencia más hacia Rogers, desde luego estoy teniendo demasiadas consideraciones con ese hombre… aunque algo me diga que se lo merece.

Precisamente por eso desvio mi atención hacia Rogers, tras pasear mi mirada cargada de desprecio y asco por el rostro del oficial Tigh. Esos ojos de depredador siguen ahí, pero mitigados al fijarme en el Brigada, diciéndole algo simple: No vuelvas jamás a hablar por mí. Mi mirada se queda fija en la del soldadito hasta que vea algún tipo de reacción en él, de que ha entendido que lo que acaba de hacer es un grave insulto en mi mundo… y en el de Cole. Algo que, dependiendo de con quién hablemos, puede significar nuestra muerte... Si hace algo asi en presencia de Kaiju, el final sera rápido. Mucho.

Y finalmente me vuelvo hacia el capitán de esta nave, el cual seguramente estará sonriendo, debido al espectáculo. - Deberías borrar esa sonrisa de tu cara... al fin y al cabo, desde que has empezado a hablar, solo he oído los lloros de una niñita que se queja porque el patio en el que juega es más grande de lo que ella creía.

Me separo un par de pasos de Tigh, obviándole como si ni siquiera existiera.

- Hago lo que mejor se hacer, nada más que eso, Cole. Ahora responda a la pregunta...

Mantengo la mirada de Riddick sin inmutarme. Sabe que no he interrumpido la pregunta de Cole con intención de ofenderle, sino más bien por abreviar una conversación que por momentos se volvía demasiado tensa. Normalmente no me preocuparía lo más mínimo por los sentimientos de un prisionero culpable de matar a cientos de personas inocentes, pero por algún motivo puedo llegar a comprenderle e incluso a pensar que podemos llegar a entendernos si mantenemos unos límites. Tal vez por ese motivo realizo un mínimo gesto con la cabeza, un movimiento prácticamente imperceptible que sé que él llegará a apreciar.

Sin embargo decide ahora encararse con Tight, volviendo a introducir en la coversación la parte que yo había tratado de obviar al interrumpirle. Aprieto la mandíbula durante un momento antes de abrir la boca y pronunciar una sola palabra: - Riddick... - le digo en respuesta a su reacción. Tenemos un trato, uno que sé que no va a romper por ahora, pero aún así él conoce mi misión. Igual que él considera que me he excedido en mi respuesta, sabe que lo está haciendo en su reacción. Pero sólo voy a corresponder en su misma medida, como siempre hasta este momento. Él reacciona a lo que considera un insulto con otro igual, pues sabe que no puedo dejarle amenazar a un oficial sin intervenir, por muchas ganas que tenga de unirme a él en este momento. Así que le respondo igual que ha hecho conmigo.

No hacen falta amenazas. He visto lo que puede hacer este hombre y él sabe que no le hubieran puesto a mi cargo si no fuera capaz de controlarle. Nos vamos conociendo lo suficiente como para que exista un respeto mutuo y no haya necesidad de ir más allá de una leve negociación para establecer unos límites, pero si llegasen a transpasarse y tuviera lugar un enfrentamiento, no terminaría de forma rápida... Pero sólo podría acabar de un modo.

Y, lo que está claro, es que a nadie le gustaría estar cerca si llegásemos a ese punto. Especialmente a Tight.

Se vuelve hacia el capitán y hago lo mismo esperando la respuesta de Cole, aunque no sin antes dedicarles una ligera inclinación de cabeza a las dos mujeres a modo de disculpa. Por un momento ha habido demasiada testosterona en el ambiente y, aunque Riddick y yo no necesitemos hablar de esto para aclarar unos puntos de vista que ya son lo bastante evidentes para ambos, no puedo sino preguntarme cómo va a reaccionar el mayor Tight a lo que ha ocurrido en apenas unos segundos.

El este tenso momento se conecta el intercomunicador de Tigh, transmitiendo la voz del comandante Adama:

- Primer oficial, aquí comandante de la nave. Los datos aportados encajan con lo recopilado anteriormente, ya sabemos dónde tenemos que ir. Hagan una copia de los datos para dejar todo atado. Prepare todo para abandonar el abordaje e informe cuando todo esté listo. Corto.

Saúl Tigh, que se había puesto lívido de furia, quedando por un instante sin palabras, reacciona al oír las órdenes pulsando el intercomunicador y respondiendo con un conciso -Recibido- con una voz cargada de tensión apenas contenida. Observa secuencialmente a Riddick, al brigada Rogers y al capitán Cole, aunque evita dirigir la mirada a las dos mujeres que trabajan con las terminales informáticas del puente. Entonces reacciona por fin, envarado, ordenando con tono seco:

- Realicen esa copia para el comandante y nos retiraremos -se vuelve hacia Rogers y añade- Y usted, saque de mi vista a este animal, lléveselo de nuevo a su celda... y hágame un favor: luego pierda la llave.

Entonces se encara una vez más con James Cole para urgirle:

- Acabe de contestar nuestras preguntas y quedará libre -le ofrece- No vamos a llevarle con nosotros porque esta nave necesita un capitán cualificado que la conduzca con seguridad al Cinturón Orbital Terrestre -tuece el gesto y añade- No sabe la suerte que tiene de evitarse un compañero de celda como ese... -dedica una mirada gélida al terrorista que se ha atrevido a amenazarle- Y si colabora me aseguraré personalmente de que Smith cumple su palabra de ofrecer nuevos contratos a Prohydros para estabilizar su caída en bolsa.

El veterano capitán mercante sostiene la mirada de Tigh, aunque su rostro evita mostrar cualquier emoción:

- La Olvido es poco más que una ruina espacial, una chatarra con más horas de vuelo de lo que permiten sus especificaciones técnicas -asegura con voz serena- Los técnicos que realizan su mantenimiento son gente heterodoxa que se esfuerza por mantenerla en funcionamiento, parcheando los sistemas... pero no se les puede pedir que hagan milagros. Kaiju cuenta con un inhibidor de comunicaciones y el camuflaje ante sensores de largo alcance proporcionado por los asteroides que la rodean -empieza a enumerar- Suele haber un número variable de lanzaderas civiles en sus muelles, pero nada de armamento militar. Son la escoria del sistema solar, no un puto ejército. Tal vez puedan hacer frente a un asalto convencional en los pasillos, con armas de mano... pero no son rival para ustedes si les apoya ese exoesqueleto de combate que han empleado para tomar mi nave -exhala un largo suspiro cargado de cinismo y añade- Supongo que su reacción más probable cuando les vean llegar será huir a la desbandada, en todas las direcciones posibles...

Estoy ahí, justo enfrente de ese lameculos pomposo de Tigh, cuando escucho una simple palabra pronunciada por Rogers. Resultaría absurdo intenta enumerar la cantidad de significados que somos capaces de darle a algo tan simple como eso, únicamente usando el tono de la voz. Emplea uno muy similar al que he usado yo, probablemente menos amenazante pero sí cargado de advertencia, indicándome que estoy a punto de sobrepasar ciertos límites y lo que ello conllevaría.

Termino de hablar, antes de retirarme de la corta distancia que me separa de este patético primer oficial. Apenas un leve movimiento de cabeza, que sin duda no va dedicado a mi interlocutor, sino al bueno del Brigada. He de admitir que la relación que estamos forjando implica ese toma y daca, aun así me resulta curioso cómo hemos llegado a este punto. Para nada molesto, solo curioso por lo que puede llegar a resultar.

Apenas he dado un par de pasos cuando el intercomunicador suena. Tigh tarda en contestar y cuando lo hace, se le nota la tensión en la voz. Una leve sonrisa sarcástica asoma a mis labios, no la oculto, puesto que me es indiferente ofender a este hombre, por más que él mismo también lo procure cuando después se dirige a Rogers. Los apelativos que me atribuye jamás podrían ofenderme, soy lo que soy. Me enorgullezco de ello y es algo que un individuo como este oficial jamás podría entender.

Entonces Cole interrumpe el hilo de mis pensamientos, obligándome a mirarle mientras escucho lo que tiene que decir. Sin duda el sistema defensivo de esa estación es justamente no saber dónde está, más una vez descubierta su localización parece ser que queda completamente expuesta. Aún así, como bien dice el capitán, acercarnos haciendo saltar todas las alarmas únicamente hará que todo el mundo salga por patas, incluido probablemente el propio Kaiju… al menos si tiene cerebro y se da cuenta de lo que se le viene encima. Y eso sería una gran pena, porque sin duda implicaría un gran riesgo en cuanto a perder la pista de lo que estamos buscando. Ese hombre debe caer en nuestras manos, si o si, da igual cómo se haga. Miro al resto para ver si han caído en ese pequeño detalle, y decido ser yo mismo quien lo ponga en manifiesto… no por lo que buscamos, sino por la necesidad de encontrar a alguien que realmente deseo conocer. Veremos si merece su apodo.

- Estoy seguro de que incluso una pequeña lanzadera civil, como la que has enviado, debería pasar una serie de protocolos de aproximación antes de que le permitan acercarse a la estación. –es de cajón, ni siquiera Kaiju sería tan idiota como para dejar que todo el mundo se acerque… o al menos yo, no lo seria- Unos códigos que seguramente usted conoce y que nos va a proporcionar... así como cualquier otro detalle pertinente. – Mi tono no es amenazante, pues no lo necesito tras las palabras del primer oficial.

Si es bueno, la hiena le devolverá el dinero, si no, lo perderá.

Aunque me repulsa usar métodos de ese estilo, donde se juega con la vida, el futuro y las esperanzaas de seres humanos (por supuesto no por Cole y los presentes, sino por aquellos más débiles que ni siquiera saben que pasa) no hay mucho que pueda hacer ahora mismo para solventar ese hecho. Aunque sin duda es algo que guardare para un momento futuro, nada queda sin su castigo. Nadie se libra de este.

Cole se encoge de hombros para acto seguido responder con un descarado cinismo:

- En efecto, existe un código alfanumérico que debe transmitirse a la estación Olvido para solicitar permiso de atraque -admite mientras señala a un extraño cachivache que decora con dudoso gusto el tablero de mandos del puente de su nave- Está en una unidad de memoria oculta en la base de esa muñeca hawaiana.

Alza las cejas y muestra una sonrisa irónica ante el patente desconcierto de sus interlocutores...

- ¿No esperarían que se lo fuera a decir si no lo preguntaban específicamente? -se defiende- Kaiju entrega esas muñecas como tarjeta de visita a quienes hacen negocios con él... y la verdad, no se me ocurrió un mejor lugar en que guardarlo. El mejor escondite siempre es el que se encuentra a plena vista.