Partida Rol por web

Intento salvarle la vida a alguien tan desesperado, aunque sería más piadoso que practicáramos el tiro al blanco con él que entregárselo a los de inteligencia para que le saquen información.

Me adelanto apartando el Viejo Gus haciendo evidente que no lo considero una amenaza. – No le disparéis se lo daremos como regalo a los de inteligencia y estos se encargarán que nuestros expedientes no queden manchados por los sucesos de estas últimas horas. Eso si soldado Mcnalley regístralo bien y átalo. Recuerda que debe conservar encima su documentación.

Es evidente que le desaparecerá todo lo de valor, no se meterán los de inteligencia, pero si en el caso de que desaparezcan cosas importantes para ellos.

Los rifles ya apuntaban al arbusto cuando el hombrecillo salió de el, era una suerte que ninguno al ver el uniforme alemán hiciese lo que veníamos haciendo desde que pisamos estas tierras, disparar sobre aquel uniforme gris. Es una suerte que el cabo sea el primero en hablar, rebaja el ánimo que alguno tendría en hacer una descarga contra nuestro prisionero.

- Parece tan maltrecho como nosotros. Aparte de algo de francés que había estudiado en mi juventud y el frances clásico que había tenido que estudiar en la universidad, pocos idiomas mas controlaba. - ¿Que dice?. ¿Alguien lo entiende?.  

A punto de disparar estoy cuando sale de ese arbusto el soldado alemán. Las órdenes de Grimm detienen mi impulso en el justo momento. Un soldado desarmado no debería suponernos demasiado peligro y los disparos posiblemente alertarían a los que estén a unas cuantas millas a la redonda. Puede ser un acierto llevarnos aquél despojo con nosotros. Nos salvará de unas cuantas preguntas y reprimendas.

- ¿Todos los alemanes dicen lo mismo? - no entendí una palabra de lo que decía pero vi reproducida la escena que nos ofreció el mando alemán que encontramos en la trinchera que después de gritarnos unas palabras se voló la cabeza. Por instinto y miedo que sacase alguna arma corta apreté otra vez mi .303 apuntando hacia el desquiciado soldado.

Cuando Mcnalley empezó a registrarlo desplacé un poco mi posición para asegurar un disparo al alemán si se desmadraba.

Anthony agarró el fusil con fuerza al ver salir al soldado alemán, a punto estuvo de disparar hasta que se dió cuenta que no parecía una amenaza. Aunque llevaba tiempo luchando contra los alemanes por un instante se vió reflejado en el alemán, parecía tan sucio como él y su rostro indicaba miedo, el soldado estaba aterrorizado.

Pudo entender perfectamente lo que decía y se lo comunicó a sus compañeros:

-"Que dios me ayude" ha dicho, "los muertos, los muertos...". Creo que no es la primera vez que oímos algo así ¿que cojones les pasa a estos alemanes?. - Dijo esto recordando a otro soldado alemán con el que se habían encontrado anteriormente, solo habían pasado unos días aunque a Anthony le parecía toda una enternidad, el tiempo pasa más lento en la guerra.

- Von welchem ​​Toten redest du, soldat? - Dijo en el mejor alemán que pudo articular.

Richard saboreo el momento con la simple fantasía de clavar su bayoneta en lo profundo de la barriga del soldado alemán y verlo morir muy lentamente. Una idea como esa en un momento como el actual simplemente era el mejor de los placeres. Luego una copa de brandy cambiaría el animo.

- ¿Ehh que? - respondió, algo confuso por la orden del cabo. En realidad esperaba otra cosa, como rajarle un tiro en la sesera. - Si. Ahora. - asintió secamente para comenzar a registrar al soldado.

- Si te mueves un milímetro, boche apestoso, te corto los huevos y te los hago tragar. - dijo a su prisionero luego de registrarlo y atarlo con fuertes nudos.

Luego lo obliga a caminar delante de él, con el rifle calado apoyado en su espalda.

Las divisas de los hombros y las solapas de la guerrera indican que el soldado alemán pertenece al mismo regimiento de la trinchera del claro donde se encontraba la cueva, pero de una compañía diferente.

Al registras al boche compruebas que no porta ningún arma, ni siquiera la bayoneta. Descubre que tiene una herida de aspecto bastante feo en el hombro. Parece que una garra de gran tamaño le a desgarrado la carne formando cinco feos surcos de un centímetro de profundidad y hasta diez de longitud. Puede que haya sido causada por una animal de gran tamaño como un oso o un lobo, o puede que haya sido algo distinto… como los esqueletos de huesos deformes y dedos terminados en garras de la cueva.

Aparte de la documentación en alemán, de la cual no entiendes nada, el pobre diablo solo lleva un par de francos en monedas.

Las divisas de los hombros y las solapas de la guerrera indican que el soldado alemán pertenece al mismo regimiento de la trinchera del claro donde se encontraba la cueva, pero de una compañía diferente.

Las divisas de los hombros y las solapas de la guerrera indican que el soldado alemán pertenece al mismo regimiento de la trinchera del claro donde se encontraba la cueva, pero de una compañía diferente.

Las divisas de los hombros y las solapas de la guerrera indican que el soldado alemán pertenece al mismo regimiento de la trinchera del claro donde se encontraba la cueva, pero de una compañía diferente.

Explica su historia, moviendo las manos y lanzando sus miradas dementes hacia todos lados. El fin del mundo está cerca, seguro. Intentó pararlos. Pero no pudo. Sus hombres caían destrozados, todos sus hombres. Simplemente seguían apareciendo. Él disparaba y disparaba, pero no caían. Apuñale a uno, ¡pero no sangraban! ¡Eran carne muerta! ¡Los muertos caminaban! Pobre Karl, tan joven... El soldado empieza a sollozar y acaba llorando y balanceándose de delante atrás. Sus ojos miran fijamente al vacío, víctima de una posible catatonía.

El soldado alemán estaba completamente ido. Pero en cierta manera era una ventaja. No tenían más que espolearlo para que andara sin temer su fuga o rebelión y llevarlo de vuelta con ellos.

Una vez allí si no había nadie más dispuesto podría intentar sacarlo de ese estado pues algún conocimiento de psicoanalisis tenía. Lo usaron conmigo y logró vovlerme a este mundo...

Sin dejar mi fusil y atento a mi alrededor espero las órdenes del cabo para seguir la marcha. El soldado estaba ocupando toda nuestra atención y, aunque extraña, aquella podía ser una táctica del enemigo para cazarnos.

Tenía ganas de volver, descansar, escribir y dormir aunque fuese en una fría y húmeda trinchera. 

Gracias a Anthony supimos lo que el soldado enemigo tenía que decirnos, si lo que habíamos visto hasta ahora no nos había hecho creer en lo imposible, las locuras que nos cuenta me deja un mal presentimiento. Al no dejar de mirar al prisionero me fijo aun mas en su uniforme y no dudo en contar lo que veo.

- Cabo. ¿Se ha fijado en las marcas del uniforme alemán?. Señalo con el rifle hacia ellas. - Son similares a los de los alemanes que nos emboscaron cerca de la cueva.

Estaba claro que algo mas que la mera lucha sin cuartel que llevábamos contra ellos había dejado afectado al soldado, pero la verdad era que no sabría que decirle para que recuperase la compostura. Igual ya había superado a su máxima resistencia y su mente se había venido abajo. 

-Vaya, este hombre ha perdido la cabeza- Dijo Anthony después de traducir lo que el soldado alemán acababa de decir.-¿los muertos caminaban?... a saber lo que habrá visto. - Dijo pensativo.

 ...Son similares a los de los alemanes que nos emboscaron cerca de la cueva.

Comentó la observación de James:

- Si, este soldado pertenece al mismo regimiento con el que nos topamos en el claro. ¿Qué demonios habrá sucedido?.- Anthony se empezaba a sentir incomodo, inseguro. - Pero ¿Quien les ha atacado? ¿Hemos sido nosotros? ¿Alguna clase de ataque aéreo? ¿gas?...- Las preguntas se agolpaban en su mente mientras veía al soldado alemán babear con la mirada perdida.

- Miradle, joder nosotros hemos visto mucha mierda pero aún somos capaces de aguantar la orina en nuestras putas vejigas. - Anthony trató de calmarse y razonar las cosas de forma lógica, no quería perder los papeles, no era el momento.- Tenemos que volver a retaguardia cuanto antes, esto es un suicidio.

Las palabras de sus compañeros ratifican la idea de Richard y su descubrimiento sobre el origen del soldado alemán, que ademas ha perdido la cabeza.
- ¿Y esto? - se responde a si mismo al descubrir la herida en el hombro del soldado al registrarlo.

- Parece que lo atacó un oso o un tigre. El tamaño de los cortes es de un animal, o de las garras de la momia de la cueva. ¡Ja,ja,ja! Mierda de imaginación… - advierte el pelirrojo a sus compañeros, aunque al final suelta una broma para quitar las ideas de momias caminantes que atacan soldados.

- Son del mismo puto regimiento. Cabo ¿Le corto una oreja al malnacido? Tal vez este marica fue el que disparo contra nuestros compañeros. - pregunta con malicia al jugar con su bayoneta y apuñalar el aire.

El soldado alemán se mostró impasible ante los empujones y preguntas de Mcnalley. ¿De dónde habrían salido esa extraña herida? Seguía con la mirada perdida y murmurando frases sin sentido. Gott hilf mir... die Toten... die Toten.

El cabo tomo finalmente la decisión de seguir avanzando en dirección a la bolsa, hacia la retaguardia que tanto anhelaba Parks. Pero no tenía ninguna respuesta a sus preguntas. ¿Quién les ha atacado? Tampoco tenía respuesta a las preguntas del deslenguado de Mcnalley. Prefirió callar, antes que sembrar el desconcierto entre sus hombres.

Buena observación Manson. Pero las insignias ahora no nos son de ayuda, y menos en el estado que esta esté maldito desgraciado. No se le puede interrogar. Que coincidieran las identificaciones era algo de poca importancia en mitad del bosque, alcanzaría su debida importancia en el informe que se presentaría a los oficiales competentes.

Mcnalley, no te excedas con el prisionero. Tiene que llegar intacto a los chupatintas de inteligencia.

El prisionero se dejó conducir sin problemas, mantenía la cabeza gacha y de vez en cuando se limpiaba el sudor con las mangas de su destartalada guerrera. El camino por el bosque era duro, había que ir apartando ramas y esquivando raíces, y el equipo de más de 20 kilos a la espalda no hacía más que estorbar.

La patrulla de soldados llego a una cima y desde la que se vislumbraba un claro en el bosque, un reciente campo de batalla. Abajo, en el claro, unos cuantos cadáveres están esparcidos entre varios cráteres y los troncos partidos de los árboles.  Esparcido por el campo de batalla, los cuerpos de algunos alemanes descansan horriblemente mutilados.

La luz del sol se filtraba entre las hojas de los árboles, mientras avanzábamos con lentitud en dirección a nuestras posiciones, si lo que antes nos había empapado era la lluvia, ahora era el sudor del esfuerzo de salir de este puñetero bosque. Los árboles se van separando y con la luz en aumento, sabemos que nos acercamos a un claro. Pero lo que no esperábamos era el campo de batalla al que nos habíamos encaminado, troncos de árboles reventados por explosiones, cuerpos y restos de humanos esparcidos por doquier.

- ¿Cabo?. ¿Buscamos un camino alternativo o seguimos campo través?. La verdad es que no tenía muchas ganas en meterme en semejante preludio del infierno. 

- Cabo, si lo cree conveniente puedo intentar sacar al alemán de su estado catatónico. Tengo alguna experiencia en psicoanálisis. Pero por ahora, yo creo que en este estado es fácil de manejar. Si no fuese por su constante balbuceo le podrían dar la medalla al prisionero del mes. Pero si cree que debemos interrogarlo nosotros antes de entregarlo a los mandos estoy dispuesto a tratarlo.

Al rato de andar nos topamos con un campo de batalla que sembrado de explosiones había dejado un tapiz de cuerpos rotos como ramas después de una poda.

La inercia y la curiosidad hicieron acercarme hasta ellos y observar detenidamente sus heridas y mutilaciones, así como los alrededores de esa masacre.

Anthony avanzaba con los demás en silencio pensando en que querían decir las palabras del alemán. Cuando llegaron al claro Anthony se acercó, junto con Earl, a inspeccionar la zona. Si estaba convencido de que debían regresar a retaguardia esto se lo confirmaba todavía más. 

Su estómago estaba acostumbrándose a lo peor por lo que contempló el desagradable espectáculo sin ninguna náusea. Cuerpos desmembrados de soldados alemanes daban cuenta de lo que había ocurrido, pero ¿habían sido los suyos quienes les habían matado?