Partida Rol por web

La mañana transcurrió tranquila, las primeras horas de camino hacia Talin fueron apacible. El camino cubierto de barro dificultaba el paso, pero gracias a los dioses, la lluvia había desaparecido. E su lugar, una débiles nubes encapotaban el cielo, dejando solo unos tenues rayos de sol para calentar vuestras almas.

Al partir de "De Camino", pudisteis ver los cadáveres de los no-muertos que yacían descuartizados entre el barro, pero ninguna señal de los seres que les atacaron.

El bosque marchito que crecía alrededor del camino, esta silencioso, muy silencioso. Ya se acercaba la hora de almorzar, y aun os quedaba una hora de camino hacia las ruinas.

Se que por delante nos espera un duro camino, así que después del desayuno pregunto al posadero si tiene algunas flechas a la venta para completar las que hayamos gastado, no creo que las que se han pasado toda la noche bajo la lluvia nos sirvan de mucho. Eso y una botella del licor de patata... bien que calienta el espíritu en las noches frías aunque no sepa a licor de bayas silvestres.

Después de eso estoy listo para seguir el camino. Al pasar cerca de los cadaveres me fijo en el tipo de heridas han recibido... y porque no... esperando no encontrar alguna cara conocida.

-¿Ciento cincuenta años?- Pregunta Lean, después de acelerar su paso para acompasarlo al del elfo. 

La guardia, que la noche antes hizo con Paul, fue más bien tranquila, la muchacha aprovechó una vez más las circunstancias para hacer sus indagaciones y descubrir si el hombre que buscaba se había dejado caer por aquella posada. Como siempre se llevó una negativa. No hablaron mucho, se hicieron silenciosa compañía mientras iba fumando tranquilamente su pipa sin interrupciones.

Por la mañana, se reunieron aquél extraño grupo y se prepararon para partir tras pagar todos su cuenta.
Al pasar bajo el marco de entrada la viajera vio al sargento, a quién dio las gracias, y le pidió que si veía aquél hombre, cuya descripción ya conocemos, le informara de su paso por allí. También le aconsejó que informara a todo viajante de las noticias que descubrieron para que todo ser viviente pudiera estar preparado.
Hecho esto se despidió con mucho respeto. De eso hace ya algunas horas, las cuales tras pasar en silencio, formula y repite su pregunta:  –¿Estuviste allí hace 150 años?- Según parece aún sigue atónita por el dato, o más bien su mente ha vuelto al tema por otros raudales.

-Perdona que antes no te lo contara, pero hay algo que ayer, cuando nos conocimos, olvidé decirte, sin querer. Concretamente cuando me preguntaste sobre tu gente.- Se muestra algo nerviosa e insegura de lo que va a contar, y de si hacerlo o no. Tras ajustarse y jugar varias veces con las correas del escudo y la mochilla que cuelgan a su espalda, se decide a proseguir.
-Entre tu y yo- dice bajando el tono de voz. -Mi padre me confesó una vez, bueno, más bien fue más de una, que nuestra familia, generación tras generación recibía el custodio de un ser élfico desde las sombras. Y que este los protegía de los infortunios.
Seguramente, no son más que patrañas, al menos, hasta hace poco más de un año... eso pensaba yo. Él lo decía siempre a medio camino de la broma y de ser sincero.
Después seguía hablando con nostalgia de la casa de sus padres, y como esta, entre los escudos y las armas de su comedor, se exhibía un extraño tambor que, según afirmaba, lo había regalado ese ser faérico como prenda de amistad y compromiso.
Mi padre acostumbraba, a dibujar en la arena o en cualquier superficie, la cenefa que aquél instrumento lucia entre manchas de sangre. Era como una costumbre a la que respondía casi de forma inconciente, como cuando se distraía o meditaba. - Lean recoge aire, y da un par de miradas furtivas antes de soltar el siguiente susurro. -Concluía sus divagaciones diciendo que ese ser estuvo allí hace 150 años... ¿Que crees tu, de todo esto? Te juro que no me lo voy inventando.- Y según puede leer Cromvar en sus ojos, así es.

Zzara't se levanto con los primeros rayos del alba. Le gustaba iniciar el dia sumido en un profundo estado de meditacion, mientras recitaba complejas oraciones a su deidad, Gaia, la madre de la naturaleza.  Y a pesar de que habia pasado la tarde del dia anterior y parte de la noche trabajando en la cocina del viejo tabernero, se sentia completamente descansado.

El ratido levanto una marmita de proporciones considerables y contemplo satisfecho el producto de su trabajo: Un liquido de clor esmeralda, elaborado  a bace de hievas y raices, cuidadosamente extraidas de las profundidades del Bosque Perenne, que transmutadas mediante un poderoso ritual druidico  adquirian propiedades curativas. Los misticos de su tribu cuidaban celosamente la receta de su menjunje milagroso, para que no traspasaran las fronteras de sus tierras.

Acontinuacion, el diminuto alquimista agrego el ingrediente final, muerdago y revolvio por ultima vez la poderosa mezcla: Cuatro veces en direccion al reloj y una vez en direccion contraria, tal y como lo habia estado haciendo durante las ultimas horas. Luego cogio cuatro botellas vacias de iguales proporciones y con mucho cuidado,virtio el liquido sobre los recipientes, no queria derramar ni una gota de aquel preciado brebaje.

- ¡Bien! La magia de este liquido nos ayudara a sobrevivir la peligrosa aventura que estamos por emprender... ¡Que Gaia se apiade de nosotros!

Luego, cuando comenzaba a escuchar sonidos que anunciaban el despertar de los otros, busco en la taberna hasta encontrar algunos objetos que nescesitaba: Un par de antorchas, alguna flechas para reponer las gastadas, un cuchillo bien afilado, sendas piedras de yesca, una botella de licor de gran nomeglatura y diversos ingredientes con los que confecciono 6 bombas caseras. (*)

Se guardó bien su bolsa de dinero después de pagar al posadero. Es un oasis enmedio de la mierda, de vuelta estaría bién pasarse otra vez.

Los cadáveres desparramados por el suelo alegraron la vista al bribón, seguro que me seguían desde Talin. Pero los demás no compartían esa alegría, estaban alerta, hablaban esporádicamente y oh... ¡hasta se susurran cosas!
Estaba contento de encontrarse con un nuevo grupo de aventureros bien armados, pero encontraba a faltar las conversas banales de Mikel y Aldan. Pobres diablos.

El silencio era insoportable Y ¿tenían que estarse hasta Talin así de serios? Por los Dioses, iban a rescatar gente -entre otras cosas- era motivo más que suficiente para la alegría. ¡Por el trasero de Razia! voy a dar color a la travesía.
-¡Ey! Veidan, Zzarat ¿Os han explicado jamás las aventuras de Ahmûr, el elfo inoportuno?
A todo el mundo le agradaba escuchar esas histórias ¿Por qué el medioelfo y el rátido no?

- No he oído la historia del elfo inoportuno, humano, aunque tampoco he oído la tuya. Escuchar ambas me placería, dado que Crom y Lean requieren de cierta intimidad, jeje! - Dijo el semielfo con una amplia sonrisa llena de sorna, guiñando un ojo y dando un codazo a Vast.

Veidan había podido descansar decentemente y sin incidentes, lo que le alegró la mañana desde que despertó. Él también pidió al posadero si tenía flechas a la venta para reponer las usadas la tarde anterior y pagó la cama.

- Vamos, rátido, oigamos qué sorprendentes sucesos quiere contanos!

Zzara't habia sido uno de los primeros en levantarse y por lo tanto en pagarle al posadero, por una cama en la que no habia dormido, ya que habia dedicado la mayor parte de su tiempo a trabajar en las cocinas de aquella taberna. ¿Con que motivo? Bueno eso estara por descubrirse a su debido tiempo...

Ahora caminaba en silencio mientras que sus ojos examinaban con detalle aquel bosque muerto y desnudo. - Espero que este no sea el futuro del Bosque Perenne. - Se dijo con tristeza...

Si -Dijo agradecido ante los esfuerzos del humano por apartarle de sus lugubres pensamientos- Escuhemos tu historia...

Animado por la curiosidad de Veidan y Zzarat, Vast sonrió y empezó su relato. No tenía una buena voz, ni la tenía entrenada, pero generalmente este tipo de relatos no se juzgan por la habilidad del narrador.

Se movía con conpensados pasos acorde con el ritmo del relato y de tanto en cuando daba una palmada para favorecer el ritmo:

En alguna parte que se deconoce,
Ahmût caminó por largo tiempo,
Con grácil paso para su goze,
y su élfica cabellera al viento;

En el camino paró en un apartado rincón,
el elfo decidió poner fin a su hambre,
Descansó tranquilamente sobre un tocón,
y sacó queso, pan y un poco de fiambre;

Rápidamente descubrió para su sorpresa,
que junto a él habían objetos ajenos,
Alguien se escondía en la floresta espesa,
de gran barba y baja estatura o menos;

Exclamó -¡No teneis por qué esconderos!
Vengo de buena voluntad amigo enano,
Respondió el enano recorredor de senderos,
-Sé que sois amigo, mas no os daré la mano;

Se quejó el faérico, -Qué desfachatez!
-Por favor no me juzgueis, dejadme explicar,
Así que el enano le explicó de una vez
El porqué era maleducado en ese lugar;

-Resulta que os hubiera correspondido,
si hubierias llegado al mismo tiempo
que hubiera llegado o mi camino seguido,
y podría exteriorizar lo que siento;

Mas no ahora mismo, como ya os he comentado,
Pues tengo larga barba y para no herirla,
No he podido evitar aunque lo he intentado,
que sucia ha quedado mi diestra querida;

Así que te cuento por estas contradas,
lo que un enano sólo hace en cuevas ventiladas!

Con una palmada final dió por concluído el relato. Se lo había pasado muy bien, aunque sus oyentes no estuvieran borrachos.
Volvió a recuperar su paso habitual y dejó de dar palmadas, pero le costó ahogar la tímida risa que le venía.

-JA JA JA JA JA! Mi madre, que bueno!!! - A Veidan se le saltaban las lágrimas de los ojos de tanto reirse a carcajadas. Con una mano se enjuagaba el rostro mientras con la otra se sujetaba la barriga, que le producía calambres de tanta risa-  Por Elhonna, humano, necesitaba oír una estupidez semejante para acordarme de que la vida vale la pena! Jajajaja!!!  El puñetero enano estaba cagando y el noble elfo no se había dado cuenta!

El semielfo fue recuperando poco a poco una respiración mas acompasada, pero aún seguía repitiendo algun que otro verso de la historia y riéndose por lo bajini. Al cabo de unos instantes, miró al cielo y habló mas para si mismo que para los otros.

- Solo yo era capaz de hacer reir así a mi hermana Nímloth, ella era bastante seria... pero siempre fué muy noble. ¿Sabíais que pasé la mayor parte de su vida convertido en halcón, siguiéndola a todas partes? Ella me hechizó sin querer y tardó como cien años en aprender a devolverme mi forma original. Muy rápida no fué...- Dijo con media sonrisa-  Murió al poco de deshechizarme. Aún la echo de menos.

Los recuerdos recientes sumieron a Veidan en una indeseada e incómoda tristeza y se dijo a si mismo No otra vez! Estoy vivo gracias a mi hermana, así que mas me vale aprovechar el tiempo que me ha dado.

- Vamos, rátido, cuéntanos tu vida y alégranos el camino!

 Zzara't junto sus palmas después del segundo verso, para así animar al humano, puesto que no existía rátido alguno que no disfrutara de un buen relato, por mas vulgar o banal que fuese. La tradición oral era despues de todo tanto el pilar principal de la educación de los hombres-rata, como el pasatiempo predilecto de su pueblo en los ratos de ocio.

Jajaja – Rió por lo bajo, con lo que parecía ser un chillido de roedor, mas que una risa humana- Muy gracioso, nunca en mi vida me he encontrado con un enano, no obstante en mis tierras se cuentan algunas historias de ellos. Claro, ninguna tan “inoportuna” como esta... Jejeje

¿De mi vida? -Musito pensativo, nunca antes se habia dedicado a entretener a otros- A ver... Bueno en realidad no he vivido mucho asi que no tengo muchas cosas que contar. Tengo 7 años y eso me combierte en alguien verdaderamente joven, incluso para un rátido. A duras penas recuerdo la ultima guerra de mi gente, que ayudo a controlar la poblacion y a separar a los fuertes de los debiles. Esto ocurrio hace solo 3 años, yo era tan solo un crio...

Escucho el relato de Lean, intentando no distraerme con el conocido verso de Ahmûl, aunque en otros tiempos hubiera reido tanto como los demás.

- Sí, hace unos 150 años estuve allí, cuando era realmente joven. Lo cierto es que no sé que pensar, desconozco quien entre mi gente se puede haber preocupado por tu linage. De hecho me extraña mucho visto como han actuado los humanos en los últimos decenios. A pocos consideraria yo dignos de tal atención. - Y ninguno de ellos está vivo ya.
Las palabras salen cargadas de cierto tinte de reproche, aunque no sea con Lean sí lo es con la humanidad.
- Alguna cosa buena debió hacer algún ancestro tuyo para merecerlo. Algo se remueve en mi memoria pero los recuerdos de hace tanto tiempo acumulan el polvo de la nostalgia. - En verdad que sois afortunados en vuestra familia si eso es real, y no dudo de tu palabra.

Pensando en que se acerca la hora de comer y en no ser comidos, sigo la conversación con los sentidos puestos en el camino... estamos cerca y mejor verlos venir.

Al borde del camino embarrado, podéis ver un grupo de piedras descantilladas cubiertas de musgo, de lo que antaño pudo ser una casa o granja. Los arboles crecen a su alrededor reclamando lo que antaño les perteneció. Sin duda es señal que la antigua ciudad de Talin no queda lejos.

Lleváis toda la mañana caminando entre el barro, y vuestros cansados pies os agradecerían un descanso, así como vuestros estómagos, pues solo habéis comido un frugal desayuno esta mañana antes de partir de "De Camino"

Solo queda media hora de paso ligero para llegar a las ruinas de Talin. A una decena de metros de las ruinas de la casa, hay un recodo en el camino, y una pronunciada pendiente. Desde ahí, entre unos enormes peñascos, fue cuando vistes a los no muertos entrar en la ciudad, y donde la treintena de zombies os sorprendieron a ti y a tus compañeros ayer mismo.

Por segunda vez en menos de 24 horas, el estomago del ratido volvia a rugir a modo de protesta. El chaman solia tener el mal habito de olvidar sus nescesidades mundanas por andar concentrado en sus obligaciones espirituales. - Creo que deberiamos hacer una pausa para comer, ahora que todavia tenemos tiempo, ademas hay algo que quiero daros. ¿Quien esta conmigo?

- A mi me parece bien un alto en el camino, deberiamos descansar antes de entrar en la ciudad. Secundo al rátido pues creo seria lo conveniente, entrar fatigados y hambrientos no parece la mejor opción.

- Si esas ruinas no parecen peligrosas nos podemos resguardar de la vista allí, aunque habrá que vigilar que no nos caiga un muro de esos encima. Observo las ruinas un rato, mientras nos acercamos, no sea que se vea algo sospechoso.

Lean estaba tan concentrada con la conversación, que ni oyó la divertida historia del humano, ni las risas que merecidamente se ganó. Iba a responder las observaciones del elfo cuando de pronto el rátido divisó las runas de aquella granja y pidió una parada más que lógica. Descansar, comer y quizás también planificar.
El lugar no era nada malo, y a demás, les ofrecía refugio del viento.