Partida Rol por web

Siguió un rato más con la capucha puesta, caendole sobre el rostro y dándole sombra sobre sus grises ojos, incluso de la luz de la antorcha.

El chirrido de la puerta de piedra al cerrarse tras ellos le provocó un escalofrío que recorrió su sistema nervioso.
Los pasos reverberaban a lo largo del pasillo, pero al notar las voces inarticuladas y los lamentos de los muertos haciendose a cada paso más apagados, su sensación de seguridad iba creciendo hasta que dio lugar a susurrarles lo que había llegado a atisbar.
O más bien lo que no, pues no había conseguido ver nada. Era más, al acercarse a ellos su presencia los había espoleado, la cual cosa decía: o bien que eran ellos mismos quienes les incitaban, o bien que otros seres vivos andaban cerca. Tras eso Lean no pronunció palabra alguna.

 ***

Cuando llegan al final del pasillo palpa la fría puerta que se abre frente a ellos y mira a sus compañeros a los ojos: -No hemos llegado aquí para nada ¿verdad?.- les dice con un hilo de voz, pero con firmeza.
Espera ver si hay determinación en sus miradas o si se pronuncian antes de proseguir.

Feliz por haber podido sortear los no-muertos sin problemas, Veidan está impaciente por salir del túnel y dejar de respirar aire viciado, así que no duda ante la propuesta de Lean.

- ¡Yo digo que adelante!- Susurra alzando el puño y con pomposa determinación marcada en su rostro- Por supuesto, con precaución, jeje- añade con énfasis alzando las manos en una silenciosa disculpa y con una risita estúpida.

El semielfo mira a sus compañeros a la espera de la decisión de cada uno.

Master, ¿qué hora es? ¿Ya han pasado 24 horas desde la última vez que han dormido? Porque si ese es el caso, mi personaje se empezará a poner nervioso, jeje

Al ver el ímpetu y los ánimos de Veidan, Lean no puede reprimir una media pero divertida sonrisa. -¡Hu!-.
"Serán arrogantes, estos elfos pero empiezan a caerme bien". Piensa solo para si misma.

puesto que voy el primero en el estrecho túnel, para poder dejarlos pasar a todos hecho una ojeada y busco un lugar al que ocultarme o desde el que observar lo que sucede, si es que es ello posible. En todo caso les indico al resto lo que veo

- Un momento, precipitarse ahora después de tantas molestias no es la mejor  opción, dejad que eche un vistazo

Medio oculto por las sombras del túnel aprovecho para acabar de apagar la antorcha antes de asomarme y actuar.

Cromvar salió del estrecho túnel acto seguido de sus últimas palabras. Sus pasos ligeros cruzaron el umbral de corredor, desapareciendo de la vista de sus compañeros, con la precaución habitual del legendario héroe. 

El sonido incesante del hierro contra la roca resonaba cual implacable compás.

Tras cruzar el umbral del corredor, puedes observar que el camino continua hacia delante. También hay otro camino que sigue paralelo al túnel del que has salido, probablemente el que estaban los no muertos encadenados. 

A la derecha del camino, la pared de roca fría sigue actuando como pared, pero a la izquierda, puedes observar algo que consigue helarte la sangre inmortal. Una enorme cantera que desciende hasta donde te alcanza la vista. Cientos de humanos trabajan afanados y malnutridos picando la dura piedra, mientras cientos de no muertos tiran de carretas llenas de rocas, cual animales de carga. Miles de pobres candiles iluminan aquí y allí a los desolados esclavos humanos. Un ligero olor malsano flota en el ambiente.

Una cantera de ese tamaño y en las profundidades de la tierra, bajo la ciudad de Tanis, ha debido de llevar décadas para construirla. Décadas, y mucha mano de obra.

Tras recobrarte de tu asombro, observas que el camino en el que estás sigue ascendente un centenar de metros, y acaba en una recia puerta. Como mínimo, eso parece desde tu posición, agazapado entre las rocas salientes. Y si tu vista no te engaña, alguien o algo parece custodiar dicha puerta. 

La joven está algo ansiosa, no le gusta quedarse en ascuas mientras otros trabajan, y a decir verdad, ese constante martilleo no ayuda.
Empieza a pensar que a gusto alargaría la mano hacía el carcaj de su espalda buscando un poco de alivio con el tabaco, pero reconoce la insensatez donde la hay e intenta volcar sus pensamientos a destinos más alegres.

Como de todas formas no hay mucho, o nada, que hacer, aparte de esperar, siente que cada segundos se le hace eterno.

El semielfo se limita a esperar las noticias de Crom mientras le da vueltas a la cabeza y susurra un poco mosqueado.

- Veamos si podemos acceder a la ciudad en condiciones desde aquí, espero no tener que dar la vuelta, vaya coñazo de túnel!

Apoya la espalda en la pared y sigue escuchando los rítmicos sonidos metálicos que llegan desde fuera del túnel preguntándose qué narices deben ser.

- vaya! Por los dioses del Bosque Eterno! La visión de la enorme cantera subterranea me deja perplejo por unos instantes.

Pongo en orden las ideas y vuelvo con el resto, explicandoles lo que he podido ver: - A nuestros pies se halla una basta cantera, donde desdichados vivos y dos veces desdichados no-muertos trabajan para extraer no se bién el qué. Están buscando algún raro mineral o ahondan en la tierra en busca de algo más siniestro, son dudas que cruzan fugazes - El camino tambien asciende hacia una puerta que parece guardada, pero no distingo por que o quien, aunque parece la salida más directa a la superfície.

- Quizás si podemos comunicarnos con algún esclavo nos pueda contar algo, aunque dudo que podamos llegar a alguno. O mejor tiramos para arriba? Ocultos en las sombras del pasillo aún tenemos tiempo de tomar algunas decisiones, pero no podemos estarnos aquí todo el rato. Una vez fuera, sea lo que sea que decidamos, será más difícil de discutir. - Que opinais?

Con la aparición del elfo, Vast se relajó y soltó la empuñadura del sable.
Escuchó con paciencia la explicación de lo que tenían allí fuera y se apoyó con la espalda a la pared. Por fin habían dado con algo. Ahora sólo debían decidir su próximo movimiento.
-Bueno, todo depende hasta qué punto queremos llegar. Si ayudamos a estos prisioneros no tendremos margen para mucho más y tendremos que huir con los supervivientes. –Se hurgó la nariz y siguió- Si queremos avanzar más, será mejor que no nos vean esos pobres diablos, por que se pondrán a gritar y suplicar. – hizo una pausa y habló a la vez que examinaba los frutos de su búsqueda- Si los liberamos y avanzamos… toda Tallin sabrán que estamos aquí.
Se limpió las manos en su armadura. Antes que los demás dieran su opinión dijo la suya:
-Para mí mejor que sigamos adelante y que nadie sepa que hemos pasado por aquí.

Veidan dudó. ¿Y si hubiera por aquí algun druida hecho esclavo...? No puedo dejar pasar la oportunidad de liberarlo, pero el humano tiene razón: si les liberamos, nos delataremos a lo bestia y... se acabó la misión secreta en Tallin.

- Yo no estoy seguro... hemos venido a liberar esclavos y estos son tan buenos como qualquier otros, ¿no? Por otro lado, estan mezclados con no-muertos, ¡a saber si no estan ya contagiados! Y está claro que si los liberamos llamaremos más la atención que un pulpo en una fiesta privada de leones... No sé, chicos...- Al semielfo le costó decidirse- quizá deberíamos ir directamente a la salida pero me siento mal dejando a toda esta gente atrás.

- Pûedo entender tus sentimientos Veidan, pues si yo he llegado hasta aquí también es con la esperanza de encontrar a mi mujer e hijo... aún vivos. De hecho es casi al única razón por la que he venido aquí.
Puede que estén entra toda esta gente, cavando en las profundidades de la tierra, a la vez tan cerca y tan lejos de mi. Aunque si muero inutilmente intentando un rescate en massa tampoco les seré de ayuda. Razón y sentimientos pugnan por saber que camino tomar. - No es que tu visión no sea adecuada, Vast, yo mismo fui instruido en tal cometido; un explorador muerto no sirve para transmitir lo que ha visto. Pero ahora són diferentes motivos. Pero si morimos tan sólo serviremos para cavar más en la tierra con nuestros cuerpos revividos. cabizbajo, los rasgos ocultos bajo la capucha, sigue pensando que hacer...

- Debemos continuar... en las palabras dichas en tono firme se arrastra un deje de tristeza. Os mira directamente a todos, a los ojos, y en los suyos se lee la difícil decisión que ha tomado... una decisión de la que quizás se arrepienta toda su vida. - Si vencemos al mal que domina todo esto, puede que haya una esperanza para todos.

Otra vez Lean había estado un rato absorta, por lo que la conversación que mantenían sus improvisados compañeros era como eco en lejanía, no mucho más apreciable que el repique de los martillos contra la piedra. Y no era para menos, lo que había dicho el legendario elfo era lo que habría cabido esperar pero multiplicado más allá de lo imaginable.
Sin embargo, según calculó, más gente tenía que suponer un control menos estricto, menos cerrado, sobre los esclavos. Llegó a la conclusión cada vez comprendía menos que fuerzas actuaban sobre todo aquello.

Entre sus propios pensamientos se coló el comentario del humano: “-Bueno, todo depende hasta qué punto queremos llegar. Si ayudamos a estos prisioneros no tendremos margen para mucho más y tendremos que huir con los supervivientes.-“ y este se repitió hasta conseguir llamar a la atención.

 -Estoy de acuerdo con Veidan.- Dice la mujer al fin, levanta un poco la voz casi olvidándose de donde se encuentra. -¿Que significa “tener margen para mucho más y tener que huir"?¿A caso no hemos venido a liberar a los prisioneros?... ¿a cuantos más mejor?.- Miró a Vast con cierto reproche.

 -E’lan quizás esperáis encontrar aquí vuestra familia... – Lean al decirlo piensa que hasta el momento el elfo no había hablado nada de tener familia perdida. -... sin embargo, no creo que mi padre esté entre estos pobres desgraciados, pues algo me dice que tiene que haber sufrido una suerte mejor, inexplicable si, pero mejor.- Al decirlo algo cálido se enciende en su corazón. -Pero bien puede ser que cualquiera de estos pobres, antes de ser capturado, hubiera coincidido con él, o simplemente puede tener información. ¿no es así?-

 -Si tenemos que seguir hacía adelante que sea por las razones adecuadas, liberarlos a todos, o a los que podamos. Este es mi fin... Nada más. Si no estamos de acuerdo quizás sea el momento de separar nuestros caminos. Y cada uno a su suerte pues ahora que lo sabemos no podemos dejarles atrás.-

El murmullo incesante del entrechocar del metal contra la roca se oye amortiguado en el estrecho corredor en el que os encontráis. La llama de la antorcha que Cromvar sujeta en su mano, parece debilitarse por momentos, pues casi hará una hora que andáis por los corredores bajo la ciudad de Talin.

Tras oir las explicaciones de sus compañeros, el semielfo cierra los ojos con pesar y toma su también difícil decisión.

- Estoy de acuerdo con Crom: Debemos seguir, por mucho que me duela. La lógica y la sabiduría acompañan sus palabras, así como también la visión de futuro. Plantéatelo así, Lean: Si descubrimos el origen de este mal o al menos acabamos con el ente que controla esta ciudad, podremos liberarlos a todos, no solo a estos de la cantera, también a los que quizá encontremos mas allá y que aún no hemos visto. ¿Quién sabe cuantos más hay? ¿Quién sabe en qué grupo o lugar de la ciudad puede estar tu padre? ¿O la familia de Crom? ¿O alguien que pueda ayudarme... nos, ayudarnos? Bueno, no sé, qualquiera merece ser liberado, ¿no?- Explica mientas gesticula con las manos y con renovado vigor. Veidan toma aire antes de seguir con sus ideas- Comprenderé que quieras seguir tu propio camino, humana. Debes seguir luchando mientras quede esperanza de encontrar a tu padre vivo, pero te aconsejo que tomes tu decisión con la cabeza fría y no con el corazón encendido: Si seguimos juntos tenemos más posibilidades que por separado, y así quizá podamos liberar a la cuidad entera...

Ante la mirada gélida de Lean, Vast iba a replicar. Sus deliveraciones parecían insensibles, pero sólo se había limitado a poner la carne sobre el asador -¿Carne asada? Ahora mismo me tomaría unos churrascos a la bra... ¡oh! no, no, no, ahora estamos en Tallin, el estomago más tarde.
Pero el convencimiento de los elfos de acabar con un gran mal y liberar toda la ciudad empezaba a preucuparle. Una cosa era hacer un rescate y ya de paso liberar personas y otra era empezar la invasión de una ciudad maldita.
-¡Eyeyey! Olvidaos de patear el culo al señor del mal, esto es Tallin. La ciudad del Muro de Espinos. Cuentan que ese muro lo construyeron locos diabólicos para colgar a los desgraciados de los espinos. Esta ciudad es insalvable. Si avanzamos es para descubrir algo que le sea útil a los nuestros y rescatar a quien podamos. Y eso no significa -Le devolvió la mirada a Lean- rescatar a los primeros que veamos. De todas maneras si nos separamos y uno se dedica a liarla, tendremos que retirarnos todos o... ponernos en serio con el pico.
Señaló dónde venía el sonido.
-Si vamos juntos como mínimo seremos los primeros en enterarnos.

Lo escucha con la cabeza fría, el juicio que hiciera Veidan de ella, era, como mínimo, erróneo. Si Lean agitaba la pierna sin descanso, no era por su “sangre caliente” sino más bien por sus reservas a fumar.

–Estoy de acuerdo con él. Lo dije ayer y lo mantengo hoy. Salvaré a quién pueda salvar, pero no sirvo para salvar el puñetero mundo.- Justo cuando iba a separarse, le muestran otro camino válido a que seguir. Porque si bien pensaba ella no era un gran héroe ni descendiente de héroes, al menos eso creía saber.
Esta vez había hablado en tono más dulce y amable, pues por segunda vez había juzgado mal al bribón.

- Entonces seguimos, sin rescatar a los prisioneros de esta zona, y avanzamos hasta donde podamos? No sé bien que curso quieren tomar todos, pero retrasarnos mucho aquí nos pone en desventaja si vuelve alguna patrulla - Por otro lado tenemos al guardia de la puerta, creo que hagamos lo que hagamos debemos eliminarlo antes, si no dará la alarma y no habremos conseguido ni una cosa ni la otra. Si una vez eliminado podemos liberar a alguien, mejor, pero sacar a toda esta gente nos llevaría demasiado tiempo... y está el tema de los no-muertos... no sé hasta que punto quieren ser liberados, ni si hay más guardias...