Partida Rol por web

- Au'n  vaarth ! Conjurando las energias del Fuego, los dedos del elfo lanzaron un chorro flamígero  hacia las cabezas de los zombies mas cercanos y que se extendió 10 pasos entre la tambalenate turba de no-muertos.

El terrible olor de la carne quemada compitió por momentos contra el hedor de la podredumbre y alivió levemente el olfato de los que querian seguir viviendo.

-¡¿Que?! ¡Ni honor ni leches! ¡Retirémonos y escapemos de esta mierda!
Vast no creía que dejarse matar estúpidamente le sirviera a nadie de nada, por lo que si veía que sus compañeros no entraban en razón se tendría que plantear si seguir en el proyecto de "Somos suicidas y nos da lástima que los muertos pasen hambre".

De momento seguiría peleando para dar tiempo a que el sentido común llegase a sus compañeros

El primero de los zombies que se abalanzaron sobre Vast, fue recibido con un silbante movimiento de preciso acero. La hoja de Vast impactó en el cráneo del desgraciado, desparramando su negra bilis. Un segundo sujeto se abalanzó inmediatamente hacia Vast, intentando agarrar el brazo y desgarrar la sonrosada piel. Con movimiento ágil, el bribón consiguió eludir el forcejeo. Había estado muy cerca.

Despachan a uno, y otro ya esta ocupando a su lugar. Lean no sabe a qué le recuerda eso, ¿quizás a alguna de las historias que le contaba su padre? No importa, tampoco tiene mucho tiempo para pensar en ello, pues eso tiene claras opciones de suponer su final de trayecto. La sensación empeora cuando el Semi-elfo empieza a hablar como quién se despide.

Tras meditarlo lo que apenas supone una fracción de segundo. La joven niega con la cabeza, no lo aceptará sin más, no abrazará su destino sin luchar, sin esperar salir de él hasta su último aliento, hasta la última gota de energía de su brazo. Por esto ha sobrevivido estos últimos años, por eso aquél sueño la retuvo, no sabe rendirse, no conoce lo que es avasallarse, es una guerrera sin oficio, una superviviente. -¡¡De eso nada!! Seguid luchando podemos con ellos. Cargad ¡¡¡CARGAD!!!- Exclama cargando contra otro par que se venían a su encuentro. -¡¡Cubríos las espaldas unos a otros!!- Quizás sea una vida de ver su padre moverse entre soldados y guardianes, pero su voz en combate le sale templada de forma natural.

La espada de Lean impactó de forma precisa, partiendo la cabeza de uno de sus asaltantes. El cuerpo inerte de este calló como un saco viejo al suelo. El golpe del escudo, impactó en el pecho del segundo asaltante. La fuerza del impacto logró apartarlo lo suficiente para que no llegara a agarrar a Lean.

  - Au'n  vaarth ! Conjurando las energias del Fuego, los dedos del elfo lanzaron un chorro flamígero  hacia las cabezas de los zombies mas cercanos y que se extendió 10 pasos entre la tambalenate turba de no-muertos.

El terrible olor de la carne quemada compitió por momentos contra el hedor de la podredumbre y alivió levemente el olfato de los que querian seguir viviendo.

La cosa podía haber salido mal, terriblemente mal. Pero los dioses parecían amar al antiguo elfo. El mismísimo Isgar parecía guiar las acciones de legendario héroe. El fuego mágico prendió la cabeza de los zombies que se aproximaban a Cromvar. Sus cabezas reventaron y se desplomaron al suelo. Con aquel alarde, el elfo había conseguido despejar un par de metros delante suyo. Los cuerpos putrefactos y cocinados al fuego desprendían olor a grasa quemada.

Cromvar había conseguido tener un respiro en aquella infernal refriega.

Viedan sintió una fugaz subida de adrenalina al matar al primer zombie, pero no fué suficiente para llevarse a un segundo por delante. Aunque su espada voló con un objetivo concreto, no resultó suficientemente certera y el tajo se perdió en el aire viciado de la letrina. Frustrado consigo mismo, y después de maldecir en voz baja, se preparó para detener el ataque de los dos engendros que se le tiraban encima.

El colérico golpe de Veidan hendió el aire sin posibilidad alguna de impactar al uno de los dos zombies que se acercaban amenazantes. Por suerte, sus rápidos movimientos fueron precisos y suficientes para desembarazarse de las manos habidas de carne de los muertos, logrando salir indemne de sus dos contrincantes.  El problema era que había más de aquellas criaturas dispuestas a unirse a sus amigos. Si no conseguía deshacerse pronto de alguno de aquellos cadáveres, pronto se vería superado por ellos, aunque solo fuera por cantidad.

Los ojos de Zarat relampaguearon llenos de fervor espiritual, casi fanático, cuando una especie de energía penetró y llenó cada rincón de su ser. La fuerza de la Gran Madre estaba con él.

Murmurando oraciones de protección y de ira justiciera, el chaman rápido avanzó maza en mano hacia el cruento combate.

La situación no estaba mejorando y todo parecía apuntar que no lo haría. Intentar vencer a todos los habitantes de Tallin de frente era sumamente estúpido. Lo increíble era que sus compañeros no parecían darse cuenta y estaban obsesionados que esta era su última batalla. ¿De verdad creían que se escribirían histórias de su gesta? "La históra de los Gaviotas, que lucharon mucho y murieron como idiotas"...

-¿POR ESTO NOS HEMOS HECHO CARGO DE LOS REFUGIADOS? ¿PARA DEJARLOS SOLOS EN MENOS DE CINCO MINUTOS? ¡ACEPTADLO MEMOS! ¡POR AQUÍ NO SE PUEDE! -a Vast le empezaba a joder la táctica "pa'lante"- ME IMPORTA UNA MIERDA SI OS QUEREIS SUICIDAR, PERO YO NO OS ACOMPAÑO!¡O NOS VAMOS O ME LARGO!
Aún así el bribón siguió peleando, quizás por la leve esperanza que albergaba que sus compañeros se le despertaran las ganas de vivir

Cuatro cuerpos putrefactos y cargados de odio se abalanzaron sobre el semielfo, pero él, intentando mantener la cabeza fría, calculó las posibilidades que tenía y vió claro que tenía que terminar con alguno o, sencillamente, lo sepultarían. Respirando hondo, dió un paso atrás para coger impulso y, rugiendo, lanzó un espadazo agarrando fuertemente la empuñadura con ambas manos y estirando los brazos para llegar mejor y antes a sus oponentes. El ataque dió sus frutos y dos cabezas cercenadas cayeron pesadamente al suelo, pero tardó más de lo previsto en recuperar el equilibrio y aunque pudo esquivar a un tercer muerto viviente, el último que lo estaba acechando aprovechó la ocasión para atacarlo sibilinamente.

Entre el humo que se alzaba de los cuerpos y el crepitar de carne carbonizada, Cromvar tuvo un momento de respiro, un momento para observar el entorno y pensar en otra opción. - Porqué no? si funcionara...

La estructura del edificio parecia tan deplorable como casi toda la ciudad abandonada, a punto de caer... solo necesitaba un empujoncito

- REAGRUPAROS JUNTO A MI! Lanzó la advertencia antes de que ninguno se adentrara demasiado entre las ruinas. Acto seguido volvió a encerrarse en si mismo. Buscó de nuevo la fuerza màgica para arrasar cuanto pudiera.

Trancurrieron los segundos, mientras sus compañeros luchaban por sus vidas, y finalmente centró los ojos con ígnea determinación

- AU'N VAAARTH ! El grito resonó por encima del combate. Centrando toda su atención en provocar el màximo daño casi falló, pero el chorro de fuego impactó contra la columna que juzgó más deteriorada, de todas las que soportaban el precario techo.

La situación no estaba mejorando y todo parecía apuntar que no lo haría. Intentar vencer a todos los habitantes de Tallin de frente era sumamente estúpido. Lo increíble era que sus compañeros no parecían darse cuenta y estaban obsesionados que esta era su última batalla. ¿De verdad creían que se escribirían histórias de su gesta? "La históra de los Gaviotas, que lucharon mucho y murieron como idiotas"...

-¿POR ESTO NOS HEMOS HECHO CARGO DE LOS REFUGIADOS? ¿PARA DEJARLOS SOLOS EN MENOS DE CINCO MINUTOS? ¡ACEPTADLO MEMOS! ¡POR AQUÍ NO SE PUEDE! -a Vast le empezaba a joder la táctica "pa'lante"- ME IMPORTA UNA MIERDA SI OS QUEREIS SUICIDAR, PERO YO NO OS ACOMPAÑO!¡O NOS VAMOS O ME LARGO!
Aún así el bribón siguió peleando, quizás por la leve esperanza que albergaba que sus compañeros se le despertaran las ganas de vivir

Los rápidos movimientos del bribón con su preciado sable, parecían no tener ningún efecto contra su enemigo no muerto. Por suerte, y sobre todo a ella, la espada se clavó en el segundo zombie que se le acercaba, destrozando su cabeza y todo lo que ella contenía. Los otros dos no muertos, intentaban coger al bribón, que fintaba con mecánicos movimientos.

Por el rabillo del ojo, Vast pudo comprobar como dos de aquellas criaturas se aproximaban dispuestas a unirse al festín. Vast, empezaba a tenerlo complicado.

  Lean volvió a manejar de forma diestra y precisa sus armas. La espada cercenó la podrida cabeza de su oponente, mientras con el escudo lograba hundir la mandíbula de otro en su cráneo. Un tercer zombie se abalanzó sobre ella casi por sorpresa, pues Lean no logró verlo a tiempo. Las mandíbulas podridas del muerto atacante se hubieran abierto paso hasta la rosada carne de la joven, de no ser por la fortuna. Pues esta quiso que el desgraciado hincara el diente en la protección de cuero de la muñeca de Lean, haciendo que el ataque se desviara y no pudiera herir a la joven.

A un con tanta suerte, Lean no pudo evitar que dos más de aquellos incansables seres se le unieran en la refriega. Pero a la joven aun podía manejar el asunto… De momento.

Entre el humo que se alzaba de los cuerpos y el crepitar de carne carbonizada, Cromvar tuvo un momento de respiro, un momento para observar el entorno y pensar en otra opción. - Porqué no? si funcionara...

La estructura del edificio parecia tan deplorable como casi toda la ciudad abandonada, a punto de caer... solo necesitaba un empujoncito

- REAGRUPAROS JUNTO A MI! Lanzó la advertencia antes de que ninguno se adentrara demasiado entre las ruinas. Acto seguido volvió a encerrarse en si mismo. Buscó de nuevo la fuerza màgica para arrasar cuanto pudiera.

Trancurrieron los segundos, mientras sus compañeros luchaban por sus vidas, y finalmente centró los ojos con ígnea determinación

- AU'N VAAARTH ! El grito resonó por encima del combate. Centrando toda su atención en provocar el màximo daño casi falló, pero el chorro de fuego impactó contra la columna que juzgó más deteriorada, de todas las que soportaban el precario techo.

Los dioses volvían a sonreír al antiguo elfo. El fuego que manó ente sus dedos, parecía moverse con vida propia, ondulándose en el aire y estrellándose contra la fría roca. El estruendo de impacto hizo retumbar la pesada columna con la que el haz de fuego impactó. Las rocas, antaño compactas por el buen hacer de un olvidado arquitecto, ahora se resquebrajaban, y el polvo caía del techo sobre las cabezas de los innumerables no muertos. Acto seguido, todo pareció gris, pues el polvo centenario se levantó como agitado por un ejército de escobas. El murmullo de las voces de los zombies, dejó paso a un estruendo de roca y madera resquebrajándose impactando contra el suelo.  Por un momento todo quedó en silencio, y entre tinieblas. 

Cuatro cuerpos putrefactos y cargados de odio se abalanzaron sobre el semielfo, pero él, intentando mantener la cabeza fría, calculó las posibilidades que tenía y vió claro que tenía que terminar con alguno o, sencillamente, lo sepultarían. Respirando hondo, dió un paso atrás para coger impulso y, rugiendo, lanzó un espadazo agarrando fuertemente la empuñadura con ambas manos y estirando los brazos para llegar mejor y antes a sus oponentes. El ataque dió sus frutos y dos cabezas cercenadas cayeron pesadamente al suelo, pero tardó más de lo previsto en recuperar el equilibrio y aunque pudo esquivar a un tercer muerto viviente, el último que lo estaba acechando aprovechó la ocasión para atacarlo sibilinamente.

Veidan había logrado acabar con dos de sus contrincantes con certeros movimientos. Sus cadáveres, ahora sin cabeza y por consiguiente, privados de su segunda vida descansaban a sus pies. El tercer zombies se abalanzó contra él, justo en el instante que las rocas del techo caían sobre la multitud de enemigos. El polvo y el estruendo que el ataque flamígero de Cromvar había producido, desconcentró al hábil semielfo. Solo lo justo para perder de vista al cuarto atacante un instante entre el molesto polvo. El que se había abalanzado en primer lugar, herró el golpe, más el otro… El otro logró tomar por sorpresa a Veidan, y clavar sus frías garras sobre él. Como un poseso, el zombie se precipitó sobre Veidan. Lo tenía encima, colgando de su espalda. Sus garras le penetraban la piel en el cuello, y sus mandíbulas buscaban la carne con ansia.

Aunque el derrumbe había sepultado a los zombies, y al parecer ninguno más se unía a la refriega, los dos que acechaban a Veidan estaban dispuestos a comérselo. Por desgracia para él, no podía utilizar la espada contra el que se colgaba a su espalda, y entre el polvo y los escombros, a sus compañeros les sería muy difícil encontrarlo y socorrerlo a tiempo. Solo los dioses conocían su destino.

  Por su parte el valiente chamán decapitó con una fuerza sobre humana a uno de los dos zombies que con él estaban, la cabeza de este estalló cual piñata cuando la maza de Zzarat lo alcanzó. Al segundó, logró esquivarlo.

Quizá el semielfo no saliera de aquella, pero lucharía hasta el último aliento.

Sentir el peso, y peor aún, la amenaza que suponía el no muerto a su espalda, le provocaba arcadas e ira a partes iguales, pero sacó fuerzas de flaqueza y se la jugó a una carta. Enfundando la espada, alzó los brazos por encima de los hombros y agarró al engendro fuertemente por la cabeza. Cuando lo tubo bien cogido, afianzó los pies en el suelo y se inclinó hacia delante al tiempo que tiraba del zombie con todas sus fuerzas para hacerlo saltar por encima de él y que al caer golpeara al que tenía delante.

El polvo se había levantado por doquier, y dificultaba la simple tarea de ver a dos palmos de la nariz. Y el fino sedimento que volaba por la sala, se metía en la garganta dificultando la simple respiración. Se podía escuchar como los compañeros luchan por vencer a los últimos zombies que habían escapado el hundimiento.

Si, Vast parecía tenerlo complicado, pues notaba y sabía, que cuatro de aquellos infectos seres rondaban cerca de él, dispuesto a devorar sus entrañas.

El polvo se había levantado por doquier, y dificultaba la simple tarea de ver a dos palmos de la nariz. Y el fino sedimento que volaba por la sala, se metía en la garganta dificultando la simple respiración. Se podía escuchar como los compañeros luchan por vencer a los últimos zombies que habían escapado el hundimiento.

Si, Lean parecía tenerlo complicado, pues notaba y sabía, que tres de aquellos infectos seres rondaban cerca de ella, dispuestos a devorar sus entrañas.

El polvo se había levantado por doquier, y dificultaba la simple tarea de ver a dos palmos de la nariz. Y el fino sedimento que volaba por la sala se metía en la garganta dificultando la simple respiración. Se podía escuchar como los compañeros luchan por vencer a los últimos zombies que habían escapado el hundimiento.

Si, Zzarat parecía tenerlo complicado, pues notaba y sabía, que uno de aquellos infectos seres rondaban cerca de ella, dispuesto a devorar sus entrañas. Aun con todo, su fino olfato y su visón en la oscuridad ayudaban el devoto rátido a detectar a su enemigo entre aquel ambiente tan hostil.

El polvo se había levantado por doquier, y dificultaba la simple tarea de ver a dos palmos de la nariz. Y el fino sedimento que volaba por la sala se metía en la garganta dificultando la simple respiración. Se podía escuchar como los compañeros luchan por vencer a los últimos zombies que habían escapado el hundimiento.

Aun con todo, su visón élfica ayudaban a Cromvar detectar a los enemigo entre aquel ambiente tan hostil.
 

El polvo se había levantado por doquier, y dificultaba la simple tarea de ver a dos palmos de la nariz. Y el fino sedimento que volaba por la sala se metía en la garganta dificultando la simple respiración. Se podía escuchar como los compañeros luchan por vencer a los últimos zombies que habían escapado el hundimiento.

Si, Veidan parecía tenerlo complicado, pues notaba y sabía, que uno de aquellos infectos seres rondaba cerca de ella, dispuestos a devorar sus entrañas, mientras luchaba con otro que pretendía abrirle en la garganta, un nuevo orificio por el que tragar.

Pero el valiente Veidan se revolvió cual bestia acorralada para sacarse de encima la criatura infecta que trataba de comer su carne. Con un violento movimiento, logro desprenderse de ella, haciéndola aterrizar contra el otro zombie que le amenazaba. La había ido de un pelo, pero ahora podría vengarse y cortar los cuellos de aquellos dos no muertos.  Pues lejos de entender la derrota, se incorporaron de nuevo, y entre gemidos, retornaron a la carga.

Después de tener un engendro pegado a la espalda y de haberlo arrojado contra el otro, el semielfo necesitaba un momento para concentrarse, momento del que no dispuso pues se le echaron encima de nuevo. Sus esfuerzos fueron vanos, pues no atinó a herir a ninguno de los dos, pero sus instintos de supervivencia aún debían ser bastante funcionales porque sí que tubo la agilidad necesaria para esquivarlos cuando fueron a por él.