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Tierra Muerta

La larga sombra del Héroe (Vast Rahnner, Escena II)

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01/02/2011, 20:23
Director

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04/02/2011, 12:47
Director

Poco a poco, tus sentidos empiezan a reaccionar. Al parecer llevas largo tiempo durmiendo, pues notas una punzada en el estómago que indica con claridad que necesitas probar bocado. Tu cuerpo yace sobre una superficie mullida y cómoda, y unas telas suaves y fragantes cubren tu cuerpo.

Con desconcierto, compruebas que te encuentras en una lujosa habitación, tal vez de un palacio o castillo. Todo está adornado con sumo gusto, y según tu experto criterio, todos los objetos son de buena calidad.

Aun débil, te incorporas de la cama donde dormías. Tus ropas son delicadas, de encajes de oro, seda y terciopelo. El tacto es exquisito, y tu piel nunca había sentido nada tan agradable.

No hay rastro de tus antiguas pertenencias en la lujosa habitación.

Por una pequeña tronera entra la luz del sol, cálida y reconfortante.

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05/02/2011, 01:19
Vast Rahnner

Vast se levantó maravillado. Había visto muchas de las exquiciteces de la habitación, pero siempre en un cofre polvoriento o apilado en las estanterías de un coleccionista.
Puestas de esa manera debía de reconocer que tenían su gracia.

Sus ropajes eran otra de las cosas que le embriagaban. Casi se había olvidado de sus compañeros, como si fueran parte de un sueño. Como si hubiera sido ahora mismo... Si hasta había un hombre-rata y unos elfos cogiendo cosas de un saco...

De repente se centró, tomó conciencia de su posición y se movió rápido. Con la decisión de alguien preparado para todo:

Fué a buscar un espejo para admirar mejor sus vestimentas

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05/02/2011, 12:03
Director

Vast encontró un gran espejo de cuerpo entero, chapado en oro, cerca del cambiador. Una decena de trajes y vestidos se encontraban colgados y pulcramente doblados, todos de una riqueza insultante.

Por la tronera de la habitación, puedes oír una alegre algarabía de gente. Una música de alegres acordes flota hasta tu estancia

De improvisto, unos pasos, ligeros y sutiles, parecen acercarse por el otro lado de la puerta cerrada de tu estancia.

- ¿Estáis levantado ya, mi señor? Una dulce voz femenina se deja oír a través de la noble madera de la puerta.

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06/02/2011, 23:03
Vast Rahnner

Su visión en el espejo hizo que se olvidara incluso del hambre. Por primera vez una prenda de tela le iba perfectamente ceñida al cuerpo. Hasta el momento sólo podía decir lo mismo de sus chalecos de cuero.

La alegría que entraba por la ventana empezaba a preocuparle al bribón. Pese a las maravillas expuestas en la habitación no se olvidaba que esa misma mañana habían llegado a Tallin, la ciudad maldita que inspiraba un sinfín de cuentos para asustar a los niños… y a los mayores.

La voz femenina lo asustó. No había hecho nada malo, todavía no había robado nada…
Pero ¡Por las moradas nalgas de Razia! Si voy vestido con una fortuna, ¡¿qué le voy a decir?!
No supo qué hacer, debía de encontrar un escondrijo… pero, ¡la mujer parecía que sabía que Vast estaba dentro!.
Miró rápidamente a su alrededor en busca de sus malolientes posesiones sin mucha fortuna. Al final, vencido, decidió enfrontarse a la dueña del local
-Errr… Esto… si… estoy… de pié

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07/02/2011, 18:45
Sirvienta

Con reparos y lentamente, una joven entró cabizbaja a tus aposentos. Su indumentaria era claramente de sirvienta, y al parecer ese era su cometido.

- Señor. Dijo sin atreverse casi a levantar la cabeza. - La señora os espera para el desayuno, y me ha mandado a buscarle...

La joven guardó silencio, cabizbaja,  junto al umbral de la puerta, a la espera de tu respuesta.

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08/02/2011, 23:46
Vast Rahnner

-¿La señora? ¡Ah, si!, no quiero hacerla esperar.
Con una expresión casi paternalista y una voz delicadamente modulada escondían a un saco de nervios que instintivamente se golpeaba a su cadera izquierda.
-Por favor… puedes ir tú primero –volvió a palmearse la cadera.

Detrás de la estela de la muchacha, Vast intentaba sonsacarle información mediante una ligera conversa.
-¿Cómo van las cosas por el palacio?, parece que hoy la gente se ha levantado alegre -añadió con otro golpecito en la cadera izquierda… dónde se suponía que debía estar su sable y por lo visto alguien se molestó en quitárselo- Háblame de la señora…

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09/02/2011, 00:25
Sirvienta

- ¿La señora? Miró repentinamente hacia atrás algo zozobra. - Es una gran mujer, mi señor. Desde que llegasteis, está de lo más feliz...Si me permite el atrevimiento. Volyió su vista al frente, guiando a Vast por los pasillos del palacio.

- Todo el mundo habla de vuestras grandes gestas mi señor, y de lo próspero que volverá a ser la ciudad y el reino con este enlace. La chica parecía feliz, y se notaba en su tono de voz.

Descendiendo unas hermosas escaleras, había una gran puerta, y flanqueándola, multitud de servidumbre esperaba cabizbaja. Con disinulo, las joven del servicio que allí estaban, levantaban sus cabezas para poder observar unos segundos el rostro de Vast.

- Hemos llegado señor, la señora le espera al otro lado, en la sala del banquete, junto al resto de la corte, diplomáticos e invitados. ¿Quiera algo más el señor antes que me retire? Añadió la muchacha mientras esperaba humildemente junto a Vast.

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09/02/2011, 17:50
Vast Rahnner

¿Banquete? ¿invitados? ¡Por el forro de Isgar!
Vast esperaba encontrarse con la señora en privado… Y si algo salía mal, esperaba persuadirla. Pero con más gente en medio todo se iba al garete. Pero… quizás los invitados sean sus compañeros de aventuras. ¡Claro! En alguna parte deben de estar. Debimos ser rescatados de Tallin y ahora estamos todos en este castillo.
Ahora más convencido le dio las gracias a la sirvienta. Estaba de buen humor. Le había dicho que han oído de mis gestas. Feliz se acercó a la puerta y la abrió con elegancia (o lo que él entendía por elegancia) dispuesto a recibir un baño de alabanzas.

Así entró Vast en la sala, empujado por las cosas buenas que había dicho la sirvienta. Pero ¡Ay! Qué cabeza tiene el bribón, que no reparó en las cosas no tan buenas, cómo el comentario del enlace, sospechosamente cerca del comentario hacia a su persona. Y en que, lógicamente, las gestas de Vast quizás no se merezcan ovaciones.

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10/02/2011, 15:38
Director

Las grandes puertas se abrieron y dejaron ver a Vast una suntuosa sala con una gran mesa en forma de U llena de gente. Todos eran personas de importancia, pues sus vestidos y joyas así lo mostraban. Al ver al recién llegado, los invitados se pusieron en pie, en claro señal de respeto.

Solamente una persona se mantuvo sentada. Al final del salón, dos tronos de una exquisitez sublime se alzaban por encima de los demás invitados. En el mayor, una hermosa dama esperaba sentada con una sonrisa juvenil y enamorada en los labios. La única silla vacía, era el trono que se encontraba junto al de la hermosa joven. Que por su aspecto parecía una princesa.

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10/02/2011, 15:47
Princesa Mary

- Sed bienvenido amor mio. Sentaos junto a mi, pues tenemos muchas cosas de que hablar. La voz dulce de la joven se dejó oír entre el murmullo de la gente, que guardó absoluto silencio cuando esta pronunció las primeras palabras.

La joven mantenía su compostura, digna de toda una princesa, aunque su rostro mostraba su felicidad. Y en verdad de joven era hermosa como pocas mujeres sobre la tierra, y mucho mas que cualquier mujer que pudiera haber visto Vast con anterioridad. No solamente por su físico, sino por su porte y dignidad.

Más algo en ella era terriblemente familiar, pues la dulce voz de la joven no le era del todo extraña al valiente y despreocupado Vast.

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11/02/2011, 00:04
Vast Rahnner

¡Qué gente más entregada! ¡Se han levantado por mi aparición!
Vast les sonrió y adoptó una expresión de falsa modestia. Se sentía un héroe. Al final les pidió que se sentaran, simulando estar avergonzado.

Aceptó la invitación de la princesa con agrado. Seguramente quería escuchar sus aventuras de su propia boca. Pero eso de sentarse en el trono… No sé. ¿No están exagerando? El rescate de Gom Molar tampoco fue para tanto. Y aunque la princesa cortaba la respiración –¡Menuda jaca!- su voz lo incomodaba.

Así que se sentó en el trono con un leve dolor de estómago. Algo le incomodaba y no sabía qué.

Notas de juego

Bueno, ya he tenido el baño de masas. Metémonos en lo de sentarse al trono:

¿cuanta gente armada hay en la habitación?

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11/02/2011, 13:04
Princesa Mary

- ¿No os encontráis bien querido? La joven se reclino hacía Vast y con cierta preocupación en el rostro. - ¿Habéis podido descansar estas noche? La princesa hablaba como si entre ambos compartieran un secreto y los demás comensales no debieran escucharlos.

- A mi también me ha costado dormir... Una ligera sonrisa apareció en su rostro, y sus pómulos parecieron sonrojarse. - Estoy nerviosa por lo que ocurrirá mañana, ¿A ti no te ocurre? Los bellos ojos de Mary escrutaban a los de Vast.

- Todo el mundo espera tanto... Y la presencia de Garland en el oficio... Casi no puedo creer que esté ocurriendo esto. Parecía que una luz radiante iluminaba su rostro al hablar de aquello.

Notas de juego

Hay un par de guardias armados y vestidos con las ropas de gala flanqueando las puertas de la sala, así como dos más, uno a cada lateral de los tronos. Los cuatro permanecen mudos e inmutable, parecen hombres curtidos.

Además, entre los comensales puedes ver gente competente. Tal vez generales o capitanes de algún ejercito. Si tienes alguna habilidad, de heráldica o historia, puedes averiguar de donde son por sus escudos de armas.

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11/02/2011, 20:32
Vast Rahnner

Un nombre se impuso en la mente de Vast: ¿Garland? ¿Cuándo murió ese desdichado? Diez o quince años mínimo. Su nudo en el estómago creció, y la princesa no paraba de hablar de cosas raras y mirarlo coquetamente.

La cabeza le empezó a darle vueltas: una habitación brillante que lo deja inconsciente… el hambre… joyas y lujo a mansalva… el impresionante escote de la princesa… el casi olvidado nombre de Garland… el hambre… una fiesta sin borrachos…

Sudando de nuevo y frotándose la frente, Vast decidió preguntar una estupidez… pero necesitaba asegurar lo más básico.
-Emmm… Milady… Estoy un poco confuso, pero… ¿Dónde estamos? ¿qué día es hoy?

Notas de juego

¿heráldica? ¿história? ¿Vast?

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12/02/2011, 12:18
Princesa Mary

- Jajaja, no te burles de mi amor. Un rostro risueño acompañó las palabras de Mary.

- Hoy celebramos el aniversario de la derrota del Demonio, y mañana celebraremos... El rostro de la princesa enrojeció sutilmente.

- Bueno, ya sabes. La sonrisa que dibujaba su rostro era radiante de felicidad, y sus profundos ojos desprendían una belleza hipnótica.

Mary se irguió en su trono, y con un gesto mandó a unos pajes, que permanecían ocultos tras unas cortinas en los laterales de la sala, que sirvieran comida para ella y para Vast.

Las viandas eran suntuosas, y fueron servidas en mesas portátiles, pero de recia construcción, que los pajes colocaron frente a los dos.

- Espero que disfrutes de la comida. Dijo la princesa a Vast mientras le servía una copa de vino.

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13/02/2011, 13:43
Vast Rahnner

-¡Ah, claro! El demonio…
El hombre se acomodó en el trono y degustó lentamente el vino mientras sopesaba la situación. Ahora lo tenía claro:
La mujer estaba loca.

O el loco era él. Debía de reconocer que tenía un lapsus vacio de varias horas, en las que se suponía que estaba en la ciudad maldita de Tallin. No sabía lo que pasaba y esta vez no podía dar las culpas a las setas alucinógenas.
Se sirvió vino otra vez y otra vez vació su copa. A la tercera ya se sentía mejor. Aún tenía el nudo en el estómago, pero ahora parecía no importar. Lo iban a canear, estaba claro. Así que lo mejor era consumir el máximo de vino y aprovecharse de la situación.
-Querida, ¿te gustaría en algún momento que salgamos a pasear a solas? –dijo en susurros mientras se llenaba la cuarta ronda- Para… hablar de Garland, de mañana… y anoche.

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13/02/2011, 20:02
Princesa Mary

- Por supuesto. Dijo la joven sonriendo. - En cuanto termine el banquete podemos ir a pasear por los jardines de Tallin. Son hermosos en esta época del año, verás que bien han quedado después de su reconstrucción.

La princesa parecía animada y contenta con la idea de compartir un rato a solas contigo.

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13/02/2011, 20:06
Director

La velada pasó lentamente, los invitados, después de comer, presentaron uno a uno sus respetos a los anfitriones antes de retirarse.

Ya había pasado la hora de la merienda, cuando el último de ellos se despidió.

Con el estómago lleno, y las dudas en la cabeza, Vast por fin puso estar a solas con la princesa. Claro que era un decir, pues una hueste de carabinas seguían a la pareja.

Los dos paseaban tranquilamente por los espléndidos y verdes jardines.

Mary permanecía callada junto a Vast, con paso digno y noble porte. Pues era evidente que la habían educado así desde pequeña.

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15/02/2011, 16:12
Vast Rahnner

A un ritmo patoso, Vast intentaba seguir el paso de la mujer. Le resultaba difícil avanzar y que no se le notase el nivel de alcohol. Se había hinchado del mosto más exquisito de la zona, aunque eso, poco importaba, pues el paladar del bribón estaba medio muerto después de años bebiendo licores demasiado fuertes para que nadie notase el gusto a la comida.

Su plan original era estar a solas con la muchacha y sacar provecho a su “posición”, sin duda se moría de ganas de dar más de un “cachete” a ese culo. Pero ya no estaba seguro de acertarle a sus posaderas… Además, le seguía su corte de damas y otras cosas más. En un principio creía que nadie los seguía, se llevó un buen susto cuando fue a orinar.

Así que estaban paseando por los jardines de una ciudad infestada de zombies… mañana los casaría un rey que murió hace ya demasiado… algo pugnaba por salir de su estómago… y tanto en pensar en “cachetes” tenía un problema con sus pantalones.
-Dime –dijo improvisando- ¿qué pensaste la primera vez que me vistes?

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16/02/2011, 11:30
Princesa Mary

Una sonrisa se dibujó en el dulce rostro de Mary, y un ligero color apareció en sus mejillas.

- ¿Que clase de pregunta es esa? Dijo divertida. - Sin duda me atrajo vuestra gallardía y valor, aunque he de reconocer... Dijo acercándose un poco más a Vast. - He de reconocer que el olor que hacíais tiraba para atrás. La princesa rió sonoramente, aunque era una risa franca y delicada.

Un murmullo de risas y comentarios contenidos creció a espaldas de la pareja.

- ¿Puedo sincerarme con vos? Y sin dejar que Vast contestara, prosiguió. - Nunca creí que conseguiríais llevar a cabo vuestro cometido, y mi alma sufría por vos. Cuando regresaste a Tanis portando el presente que os había entregado hacia tanto tiempo a tras, supe cual sería nuestro destino. Su mano buscó a tientas a la de Vast. Unas manos suaves, delicadas y, ¿frías?, muy frías.