Partida Rol por web

"Ah, maldita sea"

La tormenta se desata en el tunel antes siquiera de que seamos conscientes. La cuerda de mi arco entona su triste endecha al arrojar una flecha con mortal precisión sobre uno de los grandes reptiloides. Percibo, por el rabillo del ojo, como tanto Eriador como Weelksy tambien lanzan sus ataques, combinando con mortal eficacia, magia y acero.

El ataque de Eriador el doloroso para el saurión, pero no mortal, es más, ni siquiera parece realmente herido, a pesar de la potente descarga a la que se ha visto sometido. Los demás ataques, fayan a pesar de haberse incrustado en su armadura, lo que os hace pensar que esa armadura es más fuerte de lo que pensabais en un momento.

El saurión lider lanza una jabalina contra Eriador, a una velocidad asombrosa incluso para los miembros de las especies más fuertes. Sin embargo, el escudo mágico de Eriador para el golpe.

Los hombres lagarto Cargan uno contra Weeslksi y otro contra Ghuxter Con hachas de batalla, con cabeza de piedra afilada.

Los otros dos sauriones se quedan en el sitio, sin moverse.

El gnomo da un paso hacia atrás, y apunta con su pistola al hombre lagarto, Y un estruendo de fuego sale del pequeño cañón del gnomo, Sin embargo, pese a su pequeñez, La bala atrabiesa el pecho del hombre lagarto, dejándolo muy débil.

Compruebo que mi descarga eléctrica no es del todo efectiva,con lo que me retiro hasta mis compañeros..

Cambiaré de estrategia... 

 La pelirroja mujer maldice en su idioma materno al ver como los disparos no fueron lo sificientemente precisos como para superar la piel de la criatura. Pero lejos de perder su aplomo, se deliza unos paso para atrás, buscando espacio para disparar de nuevo dos flechas contra la enorme criatura.

 Maldiciendo de nuevo, ve como una de las flechas ni siquiera se clava en las escamas y sale desviada hacia las paredes del alcantarillado, la segunda sí que se clava en la escamosa piel, pero de uevo parece ser que la criatura ni i quiera se inmuta.

"Esto no va bien" Mi rostro se desencaja al comprobar que ninguno de los ataque parece resultar efectivo. "Weelksy y Eriador parecen estar mas que preparados para acabar con el... no debemos descuidar a los pequeños adversarios" Cambio el peso de los pies para poder girar sobre mis caderas y obtener una posicion de tiro adecuada. "No podeis escapar"

El primer saurión conjura un orbe de fuego que lanza contra Alonaira, que le impacta de lleno en el costado derecho, causándole un gran dolor. (+14pg).

Los otros dos sauriones alzan los brazos hacia el techo y desaparecen mágicamente.

Sin embargo los otros dos hombres lagarto atacan de nuevo sin embargo vuelven a fallar.

El pequeño gnomo guarda su pistola en uno de sus numerosos y grandes bolsillos, y ataca con su porra a la cabeza del hombre lagarto Y le tritura el cráneo, haciendo que el monstruo caiga de un golpe seco.

Uno muerto... ¿quien será el siguiente?

 Estos bichos son duros, por lo menos su piel. Dejémonos de juegos.

 La pelirroja guerrera deja caer el arco largo que usaba hasta el momento y de su espalda desenvaina una larga y recia hoja de acero templado. Sin perder ni un momento lo blande contra el lagarto que la está acosando, todo sumiendose en un estado de ira atroz, las facciones se contorsionan en un rictus de ira y rabia.

 Pero la ira desvocada que se apodera de ella le hace precipitar el golpe, no impactando correctamente al lagarto con el filo de la mandoble.

La subita quemazon del fuego hiere mi costado. La pequeña bola ignea ha lamido mi armadura de cuero, haciendo ampollas en la piel expuesta. Suelto un alarido de rabia y dolor y me muerdo el labio para sobreponerme. Mecanicamente disparo otra felcha al objetivo de Weelksy, mientras grito a Eriador...

"¡Argh! ¡Quen-talla S´ye! ¡Eriador, adversarios invisibles! ¡¡Destruyelos!!

Con un chasquido, la flecha parte siseante contra el supuesto lider de los sauriones... para clavarse sin mayor daño en su armadura de piel de lagarto.

 Una vez me encuentro a una distancia considerable,saco uno de mis pergaminos y comienzo a leerlo.Inmediatamente,una esfera de fuego,aparece ,justo,detrás de los lagartos,intentandolos quemar.

Arded,inmundas bestias...!

"¡Mierda!" "¿Donde estan?" "¡Muchachos... acabad con ellos hay que encontrar a los que se han ido antes de que den el aviso!" Echo mano de una de las flechas de mi aljaba, colocandola rápidamente sobre la cuerda del arco y tensandola con un súbito esfuerzo de mis brazos. Guiño el ojo izquierdo para centrar al saurón líder en la punta de mi proyectil.

 La peirroja guerrera lanza mandoblazos contra la enorme criatura, maldiciendo y jurando en iluskano, presa de la ira y la abia, a medida que el lagaro va desviando los impactos ella se va enfureciendo más, haciendo unos ataques más frenéticos.

Rezando para que no impacte a la guerrera pelirroja, que esta luchando a brazo partido con su oponente, suelto la cuerda de mi arco. Este gime al enderezarse y la cuerda rasguea el aire con un lamente mientras la flecha parte hacia su objetivo, silenciosa y letal.

De la Grieta donde antes habían salido los cinco lagartos, sale un niño, de reducido tamaño con una sartén en la mano, y un cacerola en la cabeza puesta a modo de casco, que concuerda con la descripción que había dado el tabernero.

El saurión líder ataca contra Alonaira, esta vez lanza un orbe verde compuesto por ácido que hiere a la elfa sin embargo, el ácido no salpica a los demás.

El hombre lagarto, cae al suelo fulminado, y observais que de la oscuridad de las alcantarillas, una flecha atravesó al lagarto de una punta a otra del cuerpo, sobresaliendo la punta por el pecho de la bestia.

 Dirigo,adoptando una pose defensiva,la esfera flemígera,tratando,así,de quemar,al saurion líder...

A pesar de la aparición del niño,no me sorprendo,ya que estoy totalmente concentrado en el saurion,restante.Sobretodo para que no nos dañe más.

La esfera del mago, aunque reducida por el tiempo que ha estado en uso, resulta ser efectiva, ya que el saurión cae rápido, sin rastro de sangre, completamente muerto,lo que os da a entender que debajo de esa armadura no era más que una lagartija