Partida Rol por web

Al cabo de algunos minutos (o horas), una luz se hace visible al fondo del tunel. La luz provenía de antorchas colgadas en las paredes, antorchas que producían mas humo que iluminación. El tunel se abrió y el grupo adentró en una cámara tan grande como un barrio de Vectoria. Una niebla gris cubría el lugar, transformando los comerciantes del submundo en siluetas disformes. Existían allí toda clase de edifício y comércio, desde tavernas hasta tiendas de esclavos. Humanoides y humanos de aspecto dudable componían la populación del submundo.

Mientras se cerraba el camino a nuestras espaldas volaron 5 monedas en dirección hasta Glong y antes de que le llegaran se cerro por completo el pasaje. Poco me importaba si se sentía satisfecho o no con eso. Poco a poco mientras bajábamos el calor aumentaba, lamentaba mucho llevar la chaqueta puesta  así que me la quite y me la puse al hombro, quitando eso el resto de mi ropa era bastante fresca, normal en un pirata así que no lo pasaba mal. Al llegar a bajo del todo y abrirse el túnel hacia el lugar llamado Submundo vi que el lugar era tal y como me esperaba o incluso peor.

-De ahora en adelante, no nos tenemos que separar. Sobretodo tu Agnis, aquí habrá mucha gente suelta así que ten mucho cuidado. Si te pasa cualquier cosa grita mi nombre e iré corriendo -mire de reojo el lugar otra vez- Pues tu dirás Elias ¿ahora que? ¿Sabes donde esta la persona que buscamos?

La oscuridad, el calor…es que no podía pedir más. A pesar de lo peligrosa de la encomienda que teníamos por delante el descenso por el túnel lo disfrute sin reparos, con una sonrisita tonta mientras dejaba atrás la humedad y el frio de la noche en esa ciudad voladora, dando pequeños saltos por los escalones arriba y abajo. El rojo de mis ojos un poco más vistoso, la pupila más afilada en comparación a la superficie y con cada paso mis hombros retraídos  retomaban una posición neutral, cómoda, incluso mi disposición tímida y escurridiza parecía más dispuesta casi relajada.

Una vez pisamos fondo repare en los alrededores, lo malo obviamente para mí no era la zona sino los individuos, así que tras escuchar las palabras de Kain nuevamente me vi obligada a asentir, tenía razón el pirata, así que obediente retome mi posición tras sus espaldas. Mis ojos curiosos observaban todo sin perder detalle, a pesar de la oscuridad circundante o el humo o de la empobrecida luz de las antorchas pero nuevamente baje los ojos al suelo sutilmente escondiendo el reflejo carmesí que de ellos emanaba.

Elias era quien tenía un plan forjado, como al pirata, me tocaría esperar a que nuestro oscuro acompañante nos guiara en esta empresa aunque el hombre parecía sumido en el mutismo. Me suponía que esperar en medio de la “calle” o en la entrada al submundo posiblemente atrajera miradas inquisitivas de modo que ligeramente agarre los pliegues de la ropa de mi amigo dándole un leve tironcito.

-¿Elias? Susurré –¿Que hacemos ahora, buscamos al señor Jabamiah y a los demas?

¡Zordoelaran! - Búrax empalideció y uno de sus (muchos) mentones empezó a temblar de forma incontrolable. Mientras Threkor explicaba, Búrax apenas asentía, pero sin prestarle mucha atención a la história. Ni siquiera se le pasó por la cabeza el hecho de como todo aquello parecía increíblemente conveniente.

Al terminar de escuchar a Threkor, Búrax aclaró la garganta y empezó a hablar.

- Ordenes son ordenes. Si Zordoelaran decidió ayudarte, quien soy yo para ponerse en su contra. - Búrax hizo una señal hacia un goblin que allí se encontraba, distribuyendo copas de vino. - ¡Trak, ven aqui! Conduce a este caballero hacia la catedral invertida ¡Son ordenes del comando superior, asi que date prisa! - El goblin rápidamente soltó la bandeja con el vino y vino corriendo hacia donde Threkor estaba.

- Sígueme señor. - Dijo, mientras tiraba del manto de Threkor, un poco assustado.

Aparté de un tirón el manto de las manos del goblin.

No vuelvas a hacer eso si quieres conservar las dos manos.

Sonreí internamente al ver la cara de terror del goblin a mis palabras. La verdad es que me sentía en una posición de poder en aquel momento, aunque no debía pasarme. Había tenido suerte esa vez, y de momento me miraban con otros ojos. Sólo esperaba que no contactaran muy a menudo con el vampiro ese y que pudiera poner en duda mi historia.

Gracias, Búrax. Siempre está bien ayudar a aliados.

Hice una pequeña reverencia con la cabeza en eñal de agradecimiento y seguí al goblin hacia mi destino, con una sensación de emoción en mi interior. Una sensación extraña que había sentido en contadas ocasiones, pero el estar tan cerca de aquella fuente de conocimiento me despertaba sentimientos extraños para mí.

El submundo era un verdadero laberinto, un sistema de túneles tan complejo que 12 y La Inmolada no tardaron en perderse. Para colmo, todo estaba sumergido en aquel denso humo gris, dificultando para los dos discernir detalles sobre las calles por donde cruzaban.

Al cabo de unas horas, se dieron cuenta de que habían vuelto al inicio, a la calle principal que la tienda del enano Tumrag les había llevado.

Pero por fin, pudieron divisar tres personas que les hizo sentir un cierto alivio - Agnis, Kain y Elias. Ya conocían a aquellos tres, aunque La Inmolada no sabía decir si particularmente Jabamiah se llevaba bien con ellos o no.

Los habitantes de aquel sitio mantenía al pequeño grupo siempre atentos ante la posibilidad de hostilidad hacia ellos. Un grupo de elfos negros - una raridad en Arton - de armaduras negras compraban armas de un enano herreros; tres hombres-cabra negros cargaban a un herido ángel desnudo y encadenado; un viejo gritaba cosas sin sentido a plenos pulmones, Agnis reconoció el símbolo de Nimb, el dios del caos, bordado en su manto mugriento.

Pero no todo era sospechoso allí, algunos pocos aventureros también habían bajado al submundo, tal vez buscando alguna misión para llenar los bolsillos o simplemente buscando artefactos que uno no podría encontrar en la superficie. Una cleriga de Thyatis pelirroja, una paladina de los dioses corpulenta y un joven de armadura dorada callejeaban por el lugar, así como un elfo-celeste espadachín y una barda muy bella, que charlaban con un viejo mitad-orc en una esquina.

Entre todos aquellos personajes extraños, el grupo distinguió a 12, el mago bizarro que habían encontrado en el festival y que también buscaba por la espada, seguido por una extraña mujer de muchos brazos.

Empezamos a bajar, lentamente. ¿Quien iba a pensar que al lugar que llamarian el inframundo, su entrada fuera tan identica como la verdadera? Oscura, llena de un calor sofocante y sin final alguno, solo que esta al final si habia salida. Al llegar, inmediatamente empiezo a observar a todos lados de manera disimulada, finalmente habiamos llegado y al entrar, ya sabiamos que no hay mayor vuelta atras, en pos de hacer justicia. Habiamos bajado, y sin duda alguna me encontraba ensimismado, el viaje fue mas complejo de lo que esperaba y me hizo sentir ciertas sensaciones extrañas, sentimientos oscuros empezando a penetrar mi piel, como los de un muerto siendo alejado de la vida. Al sentir que Agnis me hablo, inmediatamente habia vuelto en si.  — Oh... — Dije al observar su rostro fijamente, especificamente sus ojos. Podia notar algo distinto de ella justo en este momento, algo que en la luz no se nota. Que extraño, despues de unos segundos de mirarla a los ojos, volteo hacia el frente, observando todo el panorama, aun en silencio. 

Cerre los ojos por un segundo, y cuando los vuelvo a abrir, ya habia recuperado finalmente la compostura. — Tenemos que encontrar el escondite de Burax, y por lo que sabemos, el tipo es reconocido aqui. Saber sus localizaciones no tiene que ser tan dificil para alguien tan famoso, y si lo encontramos a el, encontramos al elfo, y muchas mas reliquias que podrian haber sido robadas. — Dije hablando suavemente, al percatarme de el mago bizarro junto a una mujer mucho mas bizarra que el. — Lo mejor sera reunirnos con el mago y ver si ha indagado algo, si no, seguiremos nosotros aparte. ¿De acuerdo? — Dije, esperando a ver su decision y proseguir con 12. 

Observaba con cuidado a cada persona que había a nuestro alrededor, ya que cualquiera podría trabajar para nuestro objetivo. Debía mantener la guardia levantada todo el rato para que no nos cogieran por sorpresa, debido a que era de las pocas cosas útiles que podía hacer aparte de pelear. Cuanto mas avanzaba en este viaje mas me daba cuenta de mi propia inexperiencia, solo me había dedicado a luchar, beber y navegar durante mas de 20 años, tal vez debería empezar a hacer otras cosas.

Mientras seguía mirando a todos lados Elias expuso los que serían nuestro siguientes pasos, aproveche el momento para saludar con un gesto seductor a la barda antes de volver a poner mi atención sobre mis acompañantes.

-El ha estado mas tiempo que nosotros aquí así que será lo mejor. Vamos... veamos quien es su amiga -mire a la mujer que acompañaba a 12 con la esperanza de que formara parte de la banda de Burax

La inmolada se perdio una y otra vez en tal humoroso lugar, tenia claro cual era su lugar donde iria para conseguir la informacion. Pero al parecer,sus piernas o lo que sea que este intefiriendo, hace que solo de mas vuelta y mas vueltas en este hogar de monotonia malvada.Por un momento la inmolada se emociono cuando vio un pequeño terreno, pero al acercarse vio que era el mismo lugar por donde habia alcanzado su libertad. La tiendita del enajo-¡Ohhhhh! ¿Porque siempre hacen todo complicado ? ¡si uno quiere hacer esclavitud y demas fechorias, para que es necesario tanto laberintos ?-Solto enojada dandose de cuenta que ahora haria el camino de regreso,pero durante unos leves minutos pudo ver a la lejania la figura de sus compañeros o mejor dicho, los compañeros de la mascara de Jabarias-¿Que mas da ? Vallamos con ellos, no se como actuaran. Asi que mejor dices que te he ayudado a moverte en el laberinto, no se si le caigan bien mi no-cambio-de-rostro-solo-brazos.-Me acerco al grupo llevando de la manos a 12. No de mi mano derecha obvio que no,voy con   la octava que si no ellos despues piensa cosas raras.-Ah viajeros,¿ nos dan una pequeña ayuda ?

~La mirada viajo entre Cain, a 12, hasta aquella mujer de tantísimos brazos que llegaba llana  y conversadora.
 Un paso atrás de mi parte, no suponía un peligro si el mago de los malabares no parecía herido, pero mejor prevenir después de todo tampoco habia cruzado nunca palabra con ese chico solo un poco de oída su historia. Pero lo que más recelo causaba no era la facha de tan singular fémina que lo acompañaba, sino su forma de hablar tan exuberantemente  paradójica …tan inusualmente familiar.
En la espalda de Elias y asomando la cabeza por detrás del oscuro caballero dedique una suspicaz mirada a los dos que se aproximaban.
-¿y como con qué?
 

En cuanto esa mujer se acerco demasiado di un paso al frente alce mi mano y la mire con la suficiente fiereza como para hacerle entender que se detuviera.

-Te estás tomando demasiada confianza con nosotros, no te conocemos de nada y al chico apenas de vista. Solo dinos que quieres y nos lo pensaremos.

Normalmente habría dicho no de entrada pero tenía conmigo a Agnis y a Elias y no creía que ninguno de los dos estuviera de acuerdo con simplemente ignorarla, al fin y al cabo preguntar no nos haría daño. Pero no por ello mi actitud se relajaba mi postura medio ladeada alzando le mango de mi espada con la posición de mi pierna, mi otra mano a medio camino de ese mango y mi expresión de desconfianza absoluta dejaba claro que a la mínima sospecha les atacaría sin dudarlo. No me gustaba la gente de este lugar por lo que prefería ahorrarme sorpresas y ser yo el desconfiado, en vez del que recibe un golpe por la espalda.

Observe completamente extrañado a esa mujer, por alguna razon algo en ella me hacia parecer muy familiar, demasiado familiar. Era ese mismo sentimiento desagradable que habia sentido con Jabamiah, y no solo eso, si no que en si la esencia de ella es mucho mas toxica de lo que pudo haber sido la esencia de el mismo, ¿Seran conocidos, o familia, o algo? En si, obviamente se gano mi desconfianza en un abrir y cerrar de ojos. — Relajense, entiendo su sentimiento pero no es momento de buscar peleas de mas. — Dije observando a aquella mujer a los ojos, en lo que observo a 12. — Joven mago, finalmente nos reencontramos. ¿Has descubierto algo sobre donde pudo haber ido aquel elfo, o sobre el escondite de Burax? — Comente yendo directo al grano, pero sin alzar mucho la voz para no alertar a nadie. 

La inmolada se detuvo ante la no-masculidad-exagerada de Kain y dio un suspiro de resignación. Era el tipico acto de malvado hacia los indefensos y ignorantes viajero, una de las muchos evangelio aburrido y monotonos de la maldad que tanto sus demoniacos compañeros profesaban en sus manos,¡ ABURRIDOS! Sus páginas siempre me hacian dormir,pero en vista que Kain aun mantenía indirectas, la inmolada decidio responderle como si el exagerado fuera el- Bah,si hubiera agarrado mas confianza, te hubiera besado. Aqui es inusual ver hombres guapos como vos ¡ta-dan!-La inmolada termino sus palabras,haciendo un corazon con sus manos.-¿Buroxis? Nosotros lo buscamos, pero el lugar es muy laberínticos. Llegamos al mismo lugar de inicio,ese lago de amor es dificil de encontrar-ahora la inmolada hizo una cara triste con sus manos,esperaba que tal acto de estupidez calmaran en algo sus corazones.

Agnis analizaba en silencio la apariencia de la extraña mujer. Sin duda no era humana, ni de ninguna raza común de Arton, pero Agnis no estaba segura de que clase de criatura podría ser...

Hasta que notó como la parte inferior de su torso estrellado se estiraba en una forma que recordaba vagamente a cola serpentina. ¿Podría ser aquella mujer una especie no conocida de Nagah?

Mientras hablaban fui saliendo de mi escondite tras las espaldas de los chicos, rodeando a Elias y finalmente dejar atrás a Kain. Los dos, cada cual con sus propias formas singulares de afrontar a esta extraña mujer. Yo en la misma manera, inicialmente escondiéndome, buscando aislarme con mi escurridiza naturaleza pero finalmente poco a poco la curiosidad convidándome, llevándome tentadoramente hasta quedar la primera frente al grupo, frente a esa tan exótica forma.

Los aspavientos exagerados  de sus brazos no importaban mucho, tampoco precisamente la conversación sobre Burax, el elfo o la espada. Mi peor pesadilla se materializaba frente a mí.

Estudiaba sin pestañear su cuerpo, sus brazos, su talle, confundida a más. Hablaban y en trance dio un paso adelante, embrollada en las posibilidades que surcaban mi mente, tantas teorías cruzadas tantas raras y cuan más inauditas e inverosímiles conjeturas. Estaba loca, tenía que estarlo a estas alturas, porque nada de esto tenia lógica.

-¿Tu cuerpo…?

Me dirigí a esa mujer en un instante. Dejando a medio terminar mi afirmación, ¿mi pregunta?

Con el índice señalé su cuerpo, más para mi propia sanidad mental que indicando nada a nadie específicamente. La diestra extendida adelante y la izquierda con la palma abierta sobre mi propio estomago sujetando algo invisible. Incluso un buen observador notaria un ápice de miedo invadirme ante la posibilidad que acudía a mi entorpecida mente.

La vestimenta roja a estilo cubre lluvias de la mujer envolvía un poco más allá pero en la obscuridad podría confundir a cualquiera. ¿Sería una ilusión de las sombras? No, no lo era eso lo sabía de sobra, entonces que rayos era lo que veía pero no podía entender. ¿Escamas? ¿Estrellas?

Di un paso atrás confundida y atontada, medio tropezando chocando mi espalda con Kain.