Partida Rol por web

Tras un primer momento de sorpresa el grupo se reune en el pasillo.

- ¿Estáis todos bien? ¿Donde está Ian?

-¡Vaya! Me alegro de confirmar que lo que suponíamos es cierto, ¡estáis libres!

Una sonrisa franca acompaña la frase del noble.

-Así es, estamos bien, pero no todos. Irian ha... muerto, si es que ese término puede serle aplicado a... ¡un golem!. No sé si tú lo sabías, Miraze, pero así es, Irian era un ser sintético, que murió víctima de una descarga cuando intentaba visionar el sistema de cámaras de la nave. En realidad lo consiguió, os vio a vosotros tomar el Puente de Mando, y hacia aquí veníamos para ayudaros. Pero enfocó también alguna otra que supongo que, o bien falló, o bien estaba preparada a propósito para proteger algún sector de miradas indiscretas. ¿Es posible que sea la zona donde se encuentra físicamente el Castigo Imperial...?

Ramveer sacudió la cabeza visiblemente apenado. Le importaba un comino que el ingeniero fuera un golem, en realidad se había comportado como un valiente, al margen de sus posibles reticencias, preprogramadas o no.

-Mirar a esa cámara le propinó una descarga que literalmente lo fundió. Bien, y ¿qué ha ocurrido el el Puente? ¿cual es la situación ahora mismo? ¡Ah! Y dinos dónde podemos hacernos con armas, Miraze, ahora mismo somos tan útiles en ese aspecto como burócratas en misión diplomática...

-Un golem eh?. Ya estoy cansado de sorpresas. Lombardi se ha amotinado y quería usar el Castigo Imperial. Ahora no sabemos donde está. Tres de sus secuaces, Runad Ion, Daren y el Padre Gregor intentaron tomar el puente, pero conseguimos reducirlos y encerrarlos en una sala de seguridad contigua al puente. Nos disponíamos a averiguar qué ha pasado con el resto de la tripulación.

>>Por otro lado, la nave ha sido saboteada. Necesito tiempo para repararla y hacerla operativa, pero creo que de momento, atrapar a Lombardi debe ser nuestra prioridad. Será mejor que nos hagamos con algunas armas y nos organicemos para recuperar el control. 

-Bien, de acuerdo. Nosotros no tenemos ninguna, claro está. Fuimos desarmados cuando nos encerraron, y no tenemos ni idea de dónde sacarlas. ¿Alguno de vosotros lo sabe? En cuanto a dónde está Lombardi y sus secuaces... insisto... ¿dónde se encuentra el Castigo Imperial? Imagino que los controles principales deben estar en el Puente de Mando, peo el arma, física, ¿dónde está? es probable que hayan ido allí...

Elgast dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio a Miraze y al auriga. Al menos estaban juntos.

-Siento lo de Ian, Miraze -le dijo al Li-Halan en voz baja-. No tengo ni idea de qué es lo que vio pero fue fulminante. ¿Quizás algún tipo de ataque en respuesta a su intrusión en el sistema de vigilancia? No lo se. ¿Qué hicisteis con los prisioneros? ¿Siguen vivos?

La mente del Decados era un torbellino de preguntas y dudas. Su principal motivo de preocupación era no saber. ¿Quién estaba de su lado? ¿Quién era el enemigo? ¿Dónde se encontraban? ¿Qué pasaba con el equipo de incursión? ¿Y el Castigo Imperial? Demasiadas incógnitas en la ecuación.

-Si están intentando activar el Castigo Imperial creo que nuestra prioridad es detenerlos. ¿Lombardi a dónde se dirige?

-Puede estar en cualquier lado. La verdad es que en medio de toda la refriega, lo perdí de vista. Estaba más preocupado de salir de allí con vida, que del viejo.

Miraze asintió gravemente ante la noticia de la muerte de Ian. Luego contestó a Elgast:

- Los prisioneros están encerrados y desarmados en el compartimento de almacen de la sala de mandos. No sabemos a donde ha podido ir Lombardi... Me preocupa también no saber donde están los demás pasajeros y, lo peor de todo, no saber en quien podemos confiar. Hemos sido atacado por los fanáticos de la Llama Sagrada. Es una facción filial del Templo de Avestas que al parecer se ha infiltrado en Tormenta Azul hasta un punto insospechado. Pero por lo que hemos visto hasta el momento no solo hay fanáticos religiosos entre sus huestes: a Lombardi y a Runard los han comprado con promesas materiales... Lo cual dificulta nuestra labor.

Mira al noble Decados:

- Elgast: tus armas estarán todavía en el ascensor. Será mejor que las recuperemos.

Se gira hacia Justin:

- ¿Cuales son las prioridades para la reparación del puente de mando? ¿Necesitas algún material? Debemos cerrar el puente e impedir que nadie se acerque al Castigo Imperial o tome el control de la nave. ¿Puedes reparar el sistema de comunicaciones para informar a Tormenta Azul y comunicarnos con la gente de abajo?

-Vamos allá -replicó Elgast ante la idea de ir a por las armas. Le tenía demasiado cariño a su espada como para dejarla olvidada en un ascensor.

Se ajustó la capa en un gesto automático y miró a lado y lado, intentando ubicarse. Sus dotes de orientación no eran nada del otro mundo y había prestado poca atención a los planos de la Gilgamesh. Antes de llegar a una conclusión una nueva idea brotó en su mente.

-¿Nos separamos? ¿Vamos todos juntos? No se si es buena idea que cada uno vaya por su lado si no tenemos forma de contactar con nosotros. Yo dispongo de un comunicador personal, si conseguimos más quizás podamos sintonizarlos.

El plan de Miraze parecía la mejor forma de enfrentarse a la situación. Solo esperaba que pudieran desactivar el Castigo Imperial, avisar a Tormenta Azul, al equipo de incursión, reducir a los saboteadores y solventar todos los problemas que fueran apareciendo. Cuanto más pensaba en ello más se convencía de que era poco menos que una misión imposible.

Las alternativas no eran mucho mejores.

En el rostro de Valkian se dibujó algo muy parecido a una sonrisa al constatar que Miraze y Justin se encontraban bien. Se mantuvo en silencio, no era necesario hablar, ya sus otros compañeros se habían encargado de responder a las interrogantes del resto por lo que tenía mucho más por añadir.

Había ahora que decidir hacia dónde ir y Justin era el encargado de tomar aquella decisión, así que esperó por ésta.

-Sí, podría ponerme manos a la obra. Desde luego, creo que la prioridad sería encontrar a Lombardi y frenar este absurdo motín. De todos modos, entiendo que como piloto de la nave, me debo centrar en reestablecer los sistemas de la nave. Debemos ir a la bodega de carga para coger las piezas necesarias para reparar el sistema de comunicaciones. Me llevará algún tiempo, pero no debería ser complicado.

-Tampoco sabemos hacia dónde ha ido Lombradi, y por tanto, da lo mismo por donde empecemos a buscarle. Vayamos a la bodega de carga, y mientras buscas las piezas que necesitas, Justin, de paso echamos un vistazo en la zona. Pero hay que encontrar armas, no podemos pasearnos por la nave como si tal cosa.

Ramveer mantenía una expresión algo rígida.

-No es que me guste, no son lo mío, supongo que eso es evidente. Pero, no hay más remedio.

Miraze asintió:

- Creo que al menos uno de nosotros debería quedarse en la cabina de mando para evitar que nadie pudiera acceder al Castigo Imperial o liberar a los prisioneros. Yo mismo podré hacerlo: las comunicaciones internas de la nave parecen funcionar. Valkian no os será de gran ayuda si hay un combate, así que propongo que se quede conmigo.

Le tendió el rifle blaster que había sido de Runad a Ramveer:

- Toma este arma pero ten cuidado: los disparos de blaster en una nave son peligrosos si aciertan en estructuras que puedan dar al exterior. Hay otro rifle blaster y la pistola que lleva Justin. Yo tengo mis propias armas,- dijo acariciando su espada y su pistola - y no pienso abrirle a nadie el puente de mando excepto a vosotros.

Se encaminó hacia el puente:

- ¡El tiempo apremia! ¡Acompañad a Justin a recuperar esas piezas!

Rubenor miró el ascensor que acababa de subir justo después de que Elgast recuperase sus armas. Su mentor y Miraze ya estaban cerrando la válvula iris del puente de mando.

- ¿Vamos a volver a probar suerte en el ascensor o bajamos por las escaleras? Es más rápido el ascensor, desde luego, pero visto lo que sucedió la otra vez...

-Llámame paranoico pero prefiero hacer ejercicio -dijo el Decados sin dudarlo-. Además, así podemos echar un vistazo mientras avanzamos por si acaso hay más saboteadores.

Se ajustó el cinturón nuevamente y desenvainó la espada, examinándola con ojo crítico. Cualquier golpe mal dado podía desequilibrarla y era preferible saberlo antes de que fuera necesario usarla. Con movimientos expertos hizo un par de fintas dejando que la hoja cortara el aire. Una vez satisfecho, volvió a envainarla.

-¡Listo! ¿Bajamos?

-Bajemos, sí, mejor a pie. Espero manejarme bien con el blaster. -dice Ramveer mientras suelta el seguro del arma, bastante hábilmente.- No, mejor... espero no tener que manejarme ni bien ni mal, espero no manejarlo en absoluto.

Y puesto que ya las palabras están de más, se dirige hacia las escaleras a paso ligero, tras lanzar una última mirada a la ya cerrada válvula iris del Puente de Mando.

-Tú guías, Justin.

-De acuerdo. Las piezas que buscamos deberían estar en la bodega de carga 1. ¡¡¡Adelante!!!.

Justin repasó mentalmente el mapa de la nave buscando la bodega de carga y una vez la tuvo localizada, emprendió el camino.

El grupo avanzó a paso rápido por el pasillo principal. Al fondo de la nave estaban las escaleras de servicio que descendían a la bodega principal y luego desde allí, había que cruzar otro pasillo para bajar por unas segundas escaleras, ésta vez de mano, hasta la bodega auxilar de seguridad. 

Las válvulas iris de los camarotes permanecían cerradas. Por el momento, centrados en su misión, el grupo las ignoró. Al llegar a la zona de las escaleras, sin embargo, Rubenor se detuvo bruscamente levantando su rifle blaster.

- ¡Alguien en las escaleras!

Como respondiendo a su alarma un disparo resonó en el pasillo. ¡Alguien armado con un rifle abría fuego desde la cobertura de las escaleras! Por suerte para Rubenor la bala impactó en uno de los paneles del pasillo... y por fortuna para todos era imposible que ninguna bala, en este área, alcanzase un panel vital que diera al exterior.

La figura atacante, que parecía embozada en una especie de hábito de monje que le cubría todo el cuerpo, estaba ahora tumbada sobre las escaleras, aprovechando la cobertura en forma de trinchera que le daban.

Sin pensárselo Rubenor corrió hacia una esquina del pasillo mientras abría fuego con su rifle blaster. Al moverse mientras disparaba sus impactos no hicieron más que quemar el suelo cercano a las escaleras.

- ¡Cubríos!- gritó el guardaespaldas.