Partida Rol por web

Axew seguía con la mirada confundida, pero supo atender a razones, asintiendo a las palabras de su entrenador. Se dirigió hasta Grimer y le intentó golpear con dureza, mientras sus ojos rojos volvian a aparecer en su rostro. Pero era como intentar golpear al aire, Grimer era suficientemente pequeño como para evitar cualquier tipo de golpe.

Entonces Chihiro tomó una sabia decisión. Viendo que su rival estaba confuso y no parecía capaz de golpear a Grimer, le envió a dormir. El pokémon relajó su cuerpo totalmente, olvidándose del combate, y se quedó profundamente dormido. Las heridas que había sufrido se fueron curando hasta quedar en perfecto estado.

Erik puso una mueca que parecía una sonrisa. Esta vez sí, sacó la pokeball de Axew.

¡Axew, te mereces un descanso, vuelve! gritó, mientras el rayo rojo devolvía a la pokéball a su pokémon confundido.

Rápidamente, sacó otra pokéball y la lanzó.

¡Adelante, Glibe!

Chihiro respiró hondo. Erik había usado una sabia estrategia cambiando de pokémon y eligiendo a uno de tipo tierra. Ahora aquel duro rival resultaba más complicado todavía, pero por suerte, Grimer era suficientemente pequeño para tener alguna posibilidad contra Gible. Lo más probable es que crease un fuerte terremoto, así que solo quedaba rezar porque las grietas que formasen no atrapasen a su diminuto pokemon.

Estaba dormido y no podía hacer nada por él. Y no era momento para cambiar de pokémon, debía seguir con su estrategia y confiar en que tarde o temprano podría acabar con él.

No te rindas, Grimer, confío en ti más de lo que piensas.

Erik decidió cambiar de pokémon. Axew había luchado con ferocidad, pero contra Grimer no estaba siendo nada útil. Sus golpes daban al aire en el mejor de los casos, lastimándose con frecuencia debido a que estaba confuso. Gible, por el contrario, podía ser mucho más potente contra su rival, que de momento seguía durmiendo.
 

Gible, que no pueda tocarte ordenó Erik a su pokémon, que estaba fresco como Grimer. Usa Excavar y atacale desde el suelo. El pokémon dragón excavó un agujero en pocos segundos, y se escondió de su rival.

Ver a Gible esconderse bajo tierra hizo que Chihiro supiera cuál era la próxima acción a tomar. Aquello le llevaría algo de tiempo, y si Grimer se despertaba en aquel momento, sería perfecto para volver a hacerse más pequeño y evitar que le siguieran golpeando.

¡Vamos Grimer! ¡Vuelve a hacerte pequeño! ¡Usa de nuevo reducción!  A ver si los espectadores son capaces de encontrarte. Gritó animada Chihiro.

Si estos entrenadores querían jugar al escondite con sus pokémon, lo estaban haciendo realmente bien. Según apareció Gible en escena, en vez de atacar con decisión al maloliente y durmiente Grimer, decidió sumergirse en la tierra, para atacarlo desde abajo. Grimer abrió los ojos, bostezando con tranquilidad. No vió pokémon a la vista, pero sí el agujero que Gible había dejado al inicio de su ataque. La voz de Chihiro era clara, al igual que su estrategia: Otra reducción hizo al pokémon casi invisible. ¿Sería capaz de golpearle Gible?

Erik se cruzó de brazos y esperó. Confiaba en Gible, a pesar de los contínuos reducciones de Grimer. Esperaba que el pequeño dragón consiguiera darle. No sólo eso, esperaba que, de un golpe, acabara con él.

Chihiro respiró profundamente, no sabía cuál podía ser su siguiente movimiento, pero si seguía escondiéndose Gible, a él también le iba a costar mucho derrotarle. Así que prefirió usar una estrategia que dejaría a Gible en una absoluta cuenta atrás.

Grimer, ahora que has conseguido volverte tan pequeño, ya sabes lo siguiente que tienes que hacer. ¡Usa tóxico! ¡No falles y así lograremos derrotarle cuanto antes! Seguro que así dejará de esconderse.

Gible salió del interior de la tierra, pero Grimer era tan pequeño que el pokémon dragón no pudo localizarlo y falló en el golpe. El pokémon gruñó, enfadado, y se preparó para recibir el ataque de Grimer... Que nunca llegó. Chihiro ordenó su ataque, pero su lengua se trabó. El pokémon no entedió lo que su entrenadora le pedía, y no pudo hacer el ataque.
 

Erik no entendía cómo un entrenador podía haber fallado en dar la orden a su pokémon. Estaba claro que la corta edad de Chihiro jugaba en su contra, y Erik podría aprovecharse de ello.

Otra vez, Gible. ¡Excavar!

A Chihiro le rechinaron los dientes al comprobar que el ataque de su pokemon había fallado, no podría creerse que ahora fuera a seguir perdiendo el tiempo de aquel modo. Así lo único que iban a conseguir era ver como el combate se alargaba durante más tiempo.

Respiró hondo para relajarse y evitar que su frustración le jugase de nuevo una mala pasada, y una vez ordenó lo mismo a su pokemon. Sabía que ahora iba a fallar, pero tampoco perdía nada por intentarlo.
 

Estaba claro que este combate sería de desgaste. Mientras Grimer soltaba sus toxinas para infectar a Gible, el pokémon dragón excavó a gran velocidad, y se metió bajo tierra, esquivando el ataque del rival. El Tóxico de Grimer no había dado efecto, pero nada aseguraba que el golpe de Gible lo tuviera. Grimer había aumentado su evasión al máximo, y para golpearle el pokémon dragón necesitaba un golpe tremendamente preciso, y eso sería muy complicado.

El público estaba espectante. Glibe podría salir en cualquier momento.

No era necesario dar más instrucciones en ese momento. Gible no tardaría en salir. Con suerte, lanzaría por los aires a Grimer, y le dejaría KO de un golpe. Si la suerte no era buena... Su pokémon acabaría envenenado

Grimer se esperó a que Gible saliera, sabía que desde la profundidad de la tierra no lograría golpearle, así que simplemente tenía que esperar a que saliese del agujero para volver a intentar contaminarle con su venenoso ataque. Una vez que lo lograse, seguro que se planteaba volver a esconderse bajo tierra.

Gible volvía a salir de la tierra, y volvía a fallar. El público exclamó un Ooooh porque consideraban que el combate se hubiese vuelto más interesante si hubiese acertado el golpe.

El pokémon se centró en su rival, intentando focalizarle correctamente para el próximo golpe. Pero no se esperaba el ataque de Grimer, que empezó a extender su cuerpo tóxico, impregnando a Gible con él. Antes de que pudiera esquivarlo, el veneno penetró en su interior, intoxicándole.

Este combate era claramente de desgaste. Si Gible no conseguía golpear a Grimer, estaba perdido. Además, Grimer estaba en desventaja de tipo. ¿Conseguiría aguantar hasta que el rival se debilitara?

Erik frunció el ceño. En todo el torneo, no se había llegado a preocupar. Pero la reducción de Grimer era tan potente que Gible no iba a llegar a golpearle. Y si ahora estaba envenenado... No podía seguir jugando con Excavar.

Gible, aguanta. Centra toda tu furia en un golpe. ¡Usa Enfado!

Al ver que Gible había conseguido golpear el pequeño cuerpo de su pokémon no pudo evitar chasquear la lengua. El golpe iba a ser rompedor y seguramente Grimer no lo aguntaría. Pero por si lograba resistirlo, sabía lo que tenía que hacer. Dejar descansar a su pokémon, y hacer que Gible terminase confundido.

Vamos, Grimer, déjale que muera intoxicado mientras tú te echas un sueñecito. ¡Buenas noches!

Y esta vez, Gible consiguió reunir todo su energía en un golpe con mucha precisión. Grimer no pudo usar la reducción para esquivar el golpe, que le dio de lleno y le dejó bastante herido. Era de los primeros golpes que recibía en ese combate, y había sido muy duro. Los ojos rojos de Gible anunciaban que aún habría más, de los que quizá no saldría tan bien parado.

Su entrenadora, Chihiro, lo sabía, y tomó una sabia decisión. El pokémon empezó a dormir, y sus heridas se cerraron. ¡Grimer estaba como si no le hubiesen rozado siquiera!