Partida Rol por web

La manada avanzaba silenciosa por los caminos oscuros del bosque, ya todos en forma homínida para facilitarle la marcha a Carlo. Ángela parecía realmente enfadada o irritada, o tal vez las dos cosas. Silvanio se había separado de su lado para conversar con Carlo entre cuchicheos, quizás para darle ánimos.

La noche, ya avanzada, se presentaba fría y calmada, a pesar de todo lo que había ocurrido. El bosque siempre era un lugar apacible, pero desde hacía varios días esa calma se volvía más inquietante según las horas de oscuridad avanzaban. ¿Sería la influencia de Calíope? ¿La presencia de los vampiros? ¿La simple inquietud de los garou por la volatilidad del Velo? Quizás si… quizás no…

La noche era larga, pero las horas mermaban a la vez que las preocupaciones crecían. No había pruebas, no había culpables. No había traicioneros entre los suyos, pero a la vez había uno que los estaba engañando a todos. O dos. O tal vez tres. Había un gran mentiroso y todavía no se había desvelado. Y Ángela, que parecía haber tomado el control de los varones, no parecía dispuesta a aceptar que hubiera un traidor.

¿Por qué?...

No sabía por qué aquel lugar le inquietaba tanto últimamente, lo que le llevó a pensar que quizás aquel sería uno de los lugares clave para explicar lo que había pasado. De todas maneras no era el momento de pensar en ello, pues otro asunto tenía que ser tratado inmediatamente.

- Parad todos. Ahora. Tú también, Ángela. Tengo que hablar contigo... delante de todos. - dijo Mateo, entecerrando un poco los ojos. Se cruzó de brazos, mirando a la rubia y poniendo un tono divertido en su voz. - Las circunstancias son cuanto menos curiosas, y he visto cosas que me han llamado muchísimo la atención. Si estas son tus intenciones... quiero que me las digas. A la cara. ¿Quieres mi puesto en la manada, querida? ¿Quieres convertirte en nuestra Alfa? Porque si es así no te pido, te EXIJO que lo digas aquí y ahora... y me retes en consecuencia. Aquí y ahora, repito. No me importa la situación en la que estemos... ¡vamos, quiero que me retes, quiero que te ganes el puesto que parece que estás deseando tener! -

Mateo descruzó los brazos, abriéndolos como llamándola. - Vamos... ¿qué me dices? -

Ángela se paró en seco y escuchó todo aquello que el Alfa había dicho. Todos notaron cómo la ira de la garou fluía por sus venas haciendo que sus puños se crisparan. Pero si alguien esperaba una pelea, no parecía que fuera a ocurrir entonces.

- Mateo, eres el ser mas estúpido de toda la tierra.- se giró y le miró con los ojos henchidos en rabia- Si piensas que quiero tu puesto es que eres imbécil y no te has enterado de nada. Y si piensas que voy a pelearme contigo por una chorrada como esa vas todavía peor encaminado que el pedazo de carne muerta que me ha atacado antes. ¡Casi te comes a un vampiro! ¿Es que quieres que los Ancianos se echen sobre nosotros? ¿De verdad te importa tan poco tu vida y la de los de tu manada? ¡Pues a mi si me importa tu integridad y la de ellos!- gritó señalando a los demás.

Cualquiera podía darse cuenta de que se debatía entre su deber y su interés.

Drail miró curioso la discusión entre los dos grandes de la manada. "Lo que faltaba...", pensó para sí mismo. Aunque menos mal, que al parecer, las intenciones de Ángela, según ella había dicho, no eran exactamente ésas. Prefirió callar, puesto qe no tenía nada que decir al respecto, y esperar a que Mateo volviese a tomar la palabra.

- ¿Qué? - Mateo alzó los hombros, con una sonrisa entre divertida y sádica - Riccardo dijo que hicieras lo que quisieras con ella... ¡él es libre de hacer lo que quiera con sus chiquillos! ¡Como si nos los pone a todos en bandeja! Bah, lástima, segunda vez que me decepcionas esta noche, primero dejando escapar a Giulia y después no pretendiendo retarme. Seguro que tú serías mucho mejor líder que yo... ¿Y crees que me importa ya mi vida? ¡Pero si me van a separar la cabeza de los hombros dentro de poco más de un día! Creo que tengo derecho a disfrutar un poco antes de eso. -

Tras bajar los hombros sacudió la cabeza en un gesto de negativa, chasqueando de paso la lengua. - Qué pena... ni peleas, ni vampiros. Nadie quiere darle una alegría al viejo Mateo Garello. - y tras soltar un rugido lanzó un puñetazo al suelo, quedando agachado con el puño clavado en el suelo, incrustado unos centímetros en éste. Tras ese 'desahogo' Mateo volvió a levantarse, colocando su ropa. - Deacuerdo, entonces. ¿No quieres ser nuestra Alfa? Vale, pues no vuelvas a tomarte esas libertades sin mi permiso, ¿me oyes? -

Entonces el Garou enseñó todos los dientes que pudo durante un par de segundos., en lo que se asemejaba a la 'sonrisa' de un esqueleto. - ...o veras a todos estos amigos míos incrustados en tu yugular. Estás avisada, cariño. -

Entonces dirigió su mirada a Drail y a Carlo, con expresión interrogante. - Estuvisteis en la mansión un rato más, ¿verdad? ¿Qué es lo que ocurrió? ¿Sabéis algo más? - Mateo parecía bastante más sereno que segundos antes, pero conociendo sus cambios de humor era difícil decir algo con seguridad.

Algo de lo que había dicho Mateo irritó a Ángela ¿Qué exactamente? Ni Silvanio se debió de hacer una idea cuando la loba cambió a Galbro y se lanzó contra el Alfa propiciándole un garrazo en el costado que ninguno de los presentes se esperaba.

- ¡Traidor! Eso es lo que eres. ¡Has dejado de luchar por los tuyos y encima me lo echas en cara cuando se te va la cabeza! No mereces ni mi respeto ni el de ninguno de los presentes…

Silvanio abrió los ojos de par en par y se quedó helado ante la reacción de su mentora, incapaz de decir o hacer nada. Era una pelea en toda regla y meterse en medio era ganarse la muerte o el destierro. 

El lobezno gimió angustiado esperando la reacción del Alfa.

Aquello provocó en Mateo la mayor felicidad que había sentido en días. Al fin iba a poder disfrutar... y disfrutaría, de eso no le cabría duda. El Alfa dejó que toda la ira provocada por la ruptura del Pacto se trasmitiera a través de su cuerpo y pasó a forma Glabro, él no se andaba con chiquitas en lo que a duelos se refería. Ni por Ángela ni por nadie, ya no respondía de lo que hacía, era posible que su 'condena' le hubiera pasado ya factura mental.

- JAJAJAJAJAJAJA - rió Garello, ya en forma de hombre lobo. Con un rugido de placer alzó una de sus garras y la descargó contra Ángela.

El garrazo de Mateo impactó de lleno en el pecho de la garou, pero esta ni se inmutó ante la herida superficial. Al contrario, avivó más su rabia.

Ángela rugió y se lanzó de nuevo contra Mateo, esta vez directa al cuello y sin piedad alguna. Parecía que se lo estaba tomando muy en serio. Era todo un peligro encontrarse demasiado cerca de ellos.

Carlo retrocedió un paso. Estaba familiarizado con este tipo de "juegos", pero aun asi el despliegue de fuerzas era sorprendente. No recordaba haber visto a Angela tan enfurecida. Miró a Drail por un instante, preguntandose que iba a pasar ahora...

Mateo volvió a rugir por las incipientes y graves heridas que estaba sufriendo, defendiéndose como podía de Ángela Camilleri. Harto, abrió sus mandíbulas y se lanzó a hundirlas en el cuello de Ángela, haciendo lo que prometió que haría si se volvía a interponer en su camino.

Las fauces de Mateo se cerraron entorno al hombro de Ángela, pero esta se apartó recibiendo solo un rasguño por parte del garou. Parecía que Mateo no estaba muy lúcido, o quizás es que de verdad había llegado la hora de que Ángela tomara posición.

Rabiosa se abalanzó sobre Mateo propiciándole un tercer golpe con sus zarpas que impactó de lleno en el torso del garou.

- ¡PARA YA, MATEO!- rugió la loba amenazante- ¡No me obligues a seguir con esto!

Mateo estaba en las últimas. Bajó los brazos y retrocedió un par de pasos a duras penas por toda la sangre perdida. El dolor era casi insoportable y estaba al bordde del desmayo, pero la chispa de furia no desapareció de sus ojos.

Una vez había retrocedido cuatro o cinco pasos habló, visiblemente desgastado. - Ya veo... veo en qué te has convertido, eres peor que ellos, Ángela. El ansia de abarcar todo lo que puedes, de aprovechar estas situaciones... Eso me da asco, y todos vosotros parecéis seguirles el juego. Traidor... ojalá lo fuera, así podría huir sin mirar atrás. -

- Todo tuyo, Ángela. Ocúpate de ellos tú sola. Pronto verás que no lo consigues y que todo sale mal. Recuerda entonces mis palabras. - Sacó fuerzas de flaqueza y pasó a forma Lupus, girándose para internarse en el bosque en una dirección aleatoria.

Ángela volvió a su forma humana y se mordió el labio inferior hasta hacerse sangre mientras escuchaba a Mateo. Parpadeó varias veces mientras sus ojos se volvían cristalinos y su respiración se aceleraba.

- Es que no lo entiendes, Mateo… ¿Tan jodidamente vacía tienes la cabeza que no lo entiendes? ¿A dónde irás, eh? ¿Irás corriendo a buscar a Calíope? ¿Te vas a tirar en sus brazos? ¿Esa es la solución a todo? Estás huyendo porque no puedes a afrontar lo que te pasa. ¿Te crees que estás solo? 

Al ver que Mateo no paraba la mujer agarró una rama cercana, la partió y la lanzó violentamente en la dirección por donde huía Mateo. Ya las lágrimas eran incontenibles.

- ¡ESCÚCHAME! ¡No quiero tu puesto! No me he peleado contigo por eso, así que no puedes renunciar. ¡Tu me has provocado y yo te he demostrado que no soy débil! Vuelve si tienes huevos y hazte cargo de lo que es tuyo… Sino te entregaré a Donato y que él haga lo que sea oportuno.

 De repente en el bolsillo de tu chaqueta sientes la leve vibración del espejo que te comunica con Elissa. No hace ruido, solo es un leve movimiento. Elissa te está llamando, seguramente esté aprovechando que está sola para hablar contigo. Pero tu estás rodeado de garous y en una situación complicada…

Durante la pelea del Alfa con Ángela, Drail permaneció inmóvil, como en casi todas los disturbios que habían acaecido durante la noche. Pero esto era lo que le faltaba por ver...

- Sigue con Ángela y Silvanio - dijo a Carlo cuando vio que Mateo se marchaba y, pasando a forma de Lupus, comenzó a correr en la dirección por la que el Alfa había salido -.

Silvanio contempló la escena sin llegar a comprender nada de lo que estaba ocurriendo. Se acercó a Ángela, que parecía desolada, y pasó una mano por encima de su hombro.

- Ángela, no llores… Ese cabrón no ha hecho mas que joderla desde el principio. Tu no tienes la culpa…

Pero cuando ella rechazó aquella muestra de cariño se quedó helado, más confuso todavía y sin saber bien qué hacer.

La loba le dio un manotazo a Silvanio gritando.

- ¡Que me dejes en paz!- bramó furiosa.

E imitando al Mateo pasó a forma de lupus y salió corriendo en dirección contraria, dejando a su lobezno allí plantado.

Drail se puso a la altura de Mateo e intentando que el lobo entrase en razón, le gritó:

- ¡¿Pero se puede saber qué haces?! ¡Vuelve a la cordura, Mateo, por Dios! - dando una gran zancada, Drail se situó delante del Alfa, cortándole el paso -. ¿Cómo dudas si quiera de nuestra lealtad, cuando nos estamos debanando los sesos para encontrar al traidor y salvar tu cuello? No abandones la manada, Mateo, al menos, no es éste el momento... Te necesitamos a ti, necesitamos que propongas qué hacer y nos guíes. Todo esto es muy difícil para todos, aunque tu responsabilidad implique algo más de dificultad para ti... - con un tono más sosegado, Drail continuó -. Vamos, Mateo, vuelve, por favor.

Mateo parecía un no-muerto en aquel momento, apenas alzó la cabeza para situar sus ojos a la altura de los de Drail. Sus ojos parecían vacíos, ya sin brillo, y las palabras que dirigió a el Garou que él mismo había creado parecían arrastrase por el suelo, como hacían las zarpas del hombre.

- Ap...ártate de mi camino, Drail, o tendré que apartarte a ti también... - casi podría considerarse un delirio visto cómo había acabado tras el combate contra Ángela, cuando era obvio que con apenas un par de manotazos Drail dejaría a Mateo en el suelo, casi sin esfuerzo. - Yo no valgo para esto. ¿Trai...dor? Ja, jaja... ¿Sabes? Estoy dudando de que exista tal traidor. Yo empiezo a llamarlo complot más que traición... Alguien nos quiere muertos y va a salirse con la suya. ¿Qué más da ya? Está claro que es mejor que nosotros. Ahora te lo repito, Drail. Apártate de mi camino... te ordenaría que lo hicieras, pero... jé, las circunstancias me lo impiden. -